Este documento describe los nueve componentes clave de un ministerio de jóvenes efectivo: 1) el poder de Dios, 2) un propósito claro, 3) entender el potencial de la audiencia, 4) crear programas apropiados, 5) guiar a los jóvenes en un proceso de maduración espiritual, 6) promover valores alineados con el propósito, 7) involucrar a los padres, 8) reclutar líderes comprometidos, y 9) mantener la perseverancia.