Las células de las plantas terrestres presentan rasgos similares a los de otros organismos sésiles como los hongos y algunas algas, como la alimentación por absorción y la presencia de paredes celulares resistentes. Estos rasgos convergentes les permiten soportar la tensión interna gracias a la presión osmótica y les otorgan solidez, especialmente en organismos pluricelulares. Además, a diferencia de las células animales, las células vegetales no contienen centriolos en su interior.