La depresión infantil se origina por un miedo permanente no resuelto en el niño que puede ser causado por rechazo de los padres, maltrato o problemas en la familia. Los signos incluyen cambios de humor, aislamiento, síntomas físicos, y alteraciones del sueño y la concentración. El tratamiento implica evaluar la historia del niño, la situación familiar y aplicar técnicas cognitivo-conductuales para modificar las distorsiones emocionales, con amor y comunicación entre padres e hijos.