El documento contrasta las características arquitectónicas y culturales del periodo románico y gótico en Europa. El románico se caracterizó por soluciones estructurales amplias y sólidas, el latín como idioma dominante y la cultura monástica. El gótico introdujo soluciones más ligeras y estilizadas, nuevos idiomas, universidades y el comercio como fuerza económica, junto con el desarrollo de ciudades.