A punto de cumplir cinco meses de desplazamiento forzado, muchos de los cuáles hemos permanecido en el viejo Coliseo de la Universidad de Antioquia, lamentamos que nuestra presencia en la Universidad haya incomodado a algunos sectores de la comunidad universitaria; sin embargo, nuestra presencia es INVOLUNTARIA y no es otra cosa que la realidad de nuestro país la que nos obligó a buscar refugio