El documento discute el derecho ambiental y su evolución histórica. Menciona que formalmente nace con la Declaración de Estocolmo de 1972, pero que sus orígenes se remontan a antes de esa reflexión filosófica, cuando el hombre primitivo no valoraba sus relaciones con el ambiente. También establece que la Biblia presenta un orden lógico de creación y que el concepto jurídico de contaminación se encuentra en el Digesto del año 533.