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Revista de Psicología
Universidad de Chile
revpsico@uchile.cl
ISSN (Versión impresa): 0716-8039
CHILE




                                                         2004
                                Alba Zambrano Constanzo / Ricardo Pérez-Luco Arenas
                       “CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD EN JÓVENES INFRACTORES DE LEY, UNA
                                    MIRADA DESDE LA PSICOLOGÍA CULTURAL”
                                   Revista de Psicología, año/vol. XIII, número 001
                                                 Universidad de Chile
                                                    Santiago, Chile
                                                     pp. 115-132




             Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

                            Universidad Autónoma del Estado de México

                                       http://redalyc.uaemex.mx
Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004



 “Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley,
        una Mirada desde la Psicología Cultural”

     Identity Construction in Young Law Offenders from a
               Cultural Psychological Perspective

                                       Alba Zambrano Constanzo1
                                       Ricardo Pérez-Luco Arenas2


                                                   Resumen
       Este artículo aborda el proceso de construcción de identidad delictiva a través de un
       análisis teórico psicocultural que se nutre de distintas fuentes de la psicología con-
       temporánea y otras disciplinas, derivando en el planteamiento de este proceso como
       determinante del surgimiento y consolidación de las conductas delictivas. Se argu-
       menta que la infracción de ley configurada en un patrón de conducta recurrente, en
       el caso de un número importante de jóvenes, es la resultante de un proceso que tiene
       fuertes vinculaciones con un medio social desventajoso, que genera inseguridad,
       estrés, desesperanza y dificultades para resolver necesidades básicas materiales y
       psicológicas. Estos aspectos, entre otros, propician la construcción de una realidad
       social que ubica a determinados jóvenes al margen de los estándares socialmente
       aceptados. Finalmente, a la luz del análisis teórico, se proponen algunas estrategias
       generales para abordar esta dimensión de nuestra realidad.
       Palabras claves: Psicología cultural, Jóvenes infractores de ley, construcción de identidad


                                                   Abstract
       The present article approaches the process of construction of criminal identity through
       a psychocultural theoretical analysis that nourishes itself from different sources of
       contemporary psychology and other disciplines, deriving in the claim that this
       process becomes determinant of the sprouting and consolidation of criminal behavior.
       It is argued that, in the case of an important number of young people, the infraction
       of law turned into a pattern of recurrent behaviour as the result of a process that has
       a strong relationship with disadvantageous social environments, generating
       insecurity, stress, hopelessness and difficulties in the satisfaction of material and
       psychological basic needs. These issues, among others, induce the construction of a
       social reality that locates certain young people off the margins of socially accepted
       standards. Finally, in the light of this theoretical analysis, some general strategies
       are set forth in order to approach this dimension of our reality.
       Keys words: Cultural psychology, transgression by the young, identity construction


1 Psicóloga, Universidad de la Frontera. Email: albaz@ufro.cl
2 Psicóloga, Universidad de la Frontera. Email: perezluc@ufro.cl


                                                                                                               115
Revista de Psicología de la Universidad de Chile



                  Introducción                     presentaciones sociales que están a la base de
                                                   la construcción de identidad psicosocial y que
    Estudios recientes del BID y otras organi-     han sido construidas en un marco cultural
zaciones destacan que América Latina es hoy        concreto, a la vez que, modificaciones objeti-
la segunda zona con más criminalidad en el         vas en el entorno de vida. Proponemos en esta
mundo. Las opiniones centradas en la segu-         perspectiva un abordaje psicoeducativo de
ridad de los ciudadanos indican que un por-        carácter comunitario.
centaje importante de latinoamericanos, es-
pecialmente de las grandes ciudades, se
                                                      Una Aproximación Psicocultural
sienten inseguros, señalando su percepción
acerca del aumento de la delincuencia y la             Los jóvenes con compromiso delictivo que
drogadicción (Kliksberg, 2001).                    viven en condiciones de pobreza se adaptan o
                                                   son afectados como personas, en su dimensión
   Distintas investigaciones constatan que
                                                   individual y social, por sus circunstancias de
parte importante de la delincuencia común es
                                                   vida, sus historias familiares, su ubicación so-
cometida por jóvenes; su tasa asciende pro-
                                                   cial; pero al mismo tiempo, ellos son agentes
gresivamente pasando a formar parte desta-
                                                   activos, contribuyentes a su realidad. Así, asu-
cada de la crónica periodística de todos los
                                                   mimos que la delincuencia es una construcción
días. Aquí cabe preguntarse acerca de ¿qué
                                                   en la vida social, pero también en la biografía
factores han incidido en que en nuestro conti-
                                                   de quienes son denominados delincuentes.
nente, en general y en Chile en particular, este
                                                   Como justificaremos en el desarrollo del artí-
problema esté en franco crecimiento?
                                                   culo, los mecanismos que soportan esta cons-
   En la opinión pública es generalizada la        trucción (aunque complejos) suponen un or-
convicción de que el delincuente actúa en          den y funcionalidad que son necesarios de
forma intencional simplemente por maldad,          comprender, cuestionar y desafiar.
por lo que merece ser castigado. Más aún se
suele establecer una relación mecánica entre       Sistemas Sociales: Cultura y Discurso
delincuencia, juventud y pobreza, por lo que
medidas represivas y estigmatizadoras sue-            Como punto de partida muy general, para
len contar con amplia popularidad.                 luego profundizar el tema de nuestro inte-
                                                   rés, es necesario preguntarnos ¿cómo las per-
   En este artículo argumentaremos que la          sonas logramos reunirnos con cierto nivel de
conducta delictiva que presentan algunos           cohesión (aunque sea mínimo) a pesar de que
jóvenes que viven en condiciones de pobre-         seamos tan extraños? ¿Sobre qué construc-
za, se enmarca en un proceso de inadapta-          ción real o imaginaria se fundamentan las
ción social de mayor alcance. Un proceso que       agrupaciones sociales?
afecta la construcción de identidad sobre la
base de experiencias tempranas marcadas                Una primera aproximación permite seña-
por la vivencia de estar “al margen de” y la       lar que las relaciones entre los seres huma-
consolidación de representaciones sociales         nos son invisibles, cada vez que entramos en
que les ubica culturalmente en un espacio          relación con otro, comienza a actuar “el ima-
social con características particulares.           ginario” compartido; un mundo simbólico
                                                   que hace que los unos y los otros podamos
   Así entendido el fenómeno de la delin-          comunicarnos y sentirnos parte de un todo.
cuencia en jóvenes que viven condiciones de        Esa coherencia y mundo simbólico compar-
vidas desventajosas, demanda de actuaciones        tido están cruzados por el discurso y la ideo-
multinivel de mediano y largo plazo que con-       logía. Sobre esa base se construye la subjeti-
templen el desafío y cuestionamiento de re-        vidad e identidad de las personas.



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Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004



    Al analizar los diversos sistemas sociales             Entenderemos por cultura al sistema de
podemos apreciar que se organizan de modo               conocimientos que nos proporciona un mo-
tal de asegurar su supervivencia, generando             delo de realidad a través del cual damos sen-
ordenamientos que les son propios. La exis-             tido a nuestro comportamiento. Este sistema
tencia de un determinado orden en las ac-               está formado por un conjunto de elementos
ciones y relaciones entre sus miembros hace             interactivos fundamentales, generados y
posible que el quehacer de cada uno no des-             compartidos por el grupo de pertenencia
truya u obstaculice el producto de la activi-           (Aguirre, 2000).
dad de los demás. Este ordenamiento diver-
so e histórico da cuenta de una construcción                La concepción simbólica de la cultura, des-
que cumple funciones particulares para cada             taca que los fenómenos culturales que hacen
sistema social.                                         posible el sentido compartido, al que ya he-
                                                        mos aludido, obedece a fenómenos simbóli-
    La ley es el marco regulador máximo de              cos; a la capacidad de los seres humanos para
la convivencia de una determinada sociedad,             producir y reproducir diversas formas de sím-
pero también existen otros mecanismos nor-              bolos y de acción simbólica (Thompson, 1998).
mativos formales e informales que actúan en             Es necesario agregar a esta perspectiva, como
las diversas dimensiones de la convivencia              lo señalan Glauben y cols. (1993), que el senti-
humana (Martín–Baró, 1989). Lo que es cla-              do compartido hace predecible lo impredeci-
ro es que los sistemas sociales y la normati-           ble, esto es, la constitución de sistemas socia-
va que los regulan, existen previo al indivi-           les que posibilitan, por una parte el entendi-
duo particular, pero éste es un actor activo            miento cotidiano y por otra, el ejercicio des-
en su construcción.                                     igual del poder.

   En esta perspectiva, autores como Berger                Desde una perspectiva estructuralista
y Luckman (1968), subrayan que la formación             John Thompson (1998), planea que la vida
de un orden social determinado es de natura-            social es una cuestión de significado en don-
leza humana. El ser humano en su proceso de             de los sujetos hacen uso del lenguaje en un
adaptación vital es en buena medida un pro-             contexto determinado, estructurado social-
ducto de un orden social, pero siguiendo a              mente. Ello destaca la idea de la comunica-
Martín–Baró (1989) añadimos que en su tra-              ción como un fenómeno que ocurre media-
yectoria vital el ser humano va produciendo,            do por relaciones de poder; la determinación
manteniendo o cambiando ese orden social.               de la estructura social y la posición que ocu-
                                                        pan las personas se verá reflejada en el len-
    La construcción de la normativa social y            guaje constituyéndose una comunicación que
cultural según lo indican Rodríguez y Arnold            tiene como característica central la asimetría.
(1991) se sustenta en el sentido compartido,            Así, en la comunicación social circularían
que siendo una expresión cultural, se mani-             discursos que reflejan las representaciones
fiesta a través del lenguaje en los discursos           sociales que las personas tienen, transmitien-
privados y públicos, pues éstos, en sus re-             do en ellos la ideología que sostienen estas
presentaciones y articulaciones, revelan el             posiciones asimétricas.
orden simbólico. Este orden depende de la
dinámica histórico–social y de los procesos                La ideología es un nivel de significación
de generación y consenso que se van articu-             que puede estar presente en cualquier tipo
lando y desarticulando permanentemente a                de mensaje, desde los científicos hasta los
través de las contingencias temporales que              cotidianos, formando el “horizonte de la rea-
acompañan la vida social y que se expresan              lidad social en la que estamos viviendo”,
tanto en la semántica de las culturas como              puesto que se constituye en un sistema de
en su estructura social.                                reglas semánticas para generar y decodificar


                                                                                                            117
Revista de Psicología de la Universidad de Chile



mensajes. Siendo un concepto polisémico,           ción) las que justifican, por ejemplo, el robo
tiene una función de integración social ten-       como forma válida de acceder a lo que la “so-
diente a la legitimación de las relaciones de      ciedad vitrina” ofrece.
poder. Son sistemas de valores y prácticas
que demarcan posiciones sociales (Vila,               Esto es un ejemplo palpable de que en el
2001), refieren una posición de mundo que          aprendizaje para constituirnos en sujetos so-
trata de imponerse en relaciones que refle-        ciales la matriz de relaciones socioculturales
jan permanentemente conflicto.                     juega un rol fundamental. Pablo del Río
                                                   (1996) agrega a esta idea que cada cultura
   Una concepción ideologizada e ideologi-         genera fórmulas diversas de simbiosis–
zante de la vida cotidiana impide ver y com-       identitarias socioculturales, contando cada
prender las contradicciones y permite la acep-     una de ellas con mecanismos culturales de
tación como única forma posible de vivir.          mediación para hacer conciente y efectivo su
Particularmente para las personas que com-         nivel de identidad. A esta idea nos referire-
parten condiciones de discriminación, como         mos más adelante cuando abordemos el pro-
por ejemplo “las personas pobres” y los “jó-       ceso de socialización.
venes infractores”. Los procesos de ideologi-
zación son muy importantes de analizar para         Cultura, Subcultura y Contracultura
entender la cultura que ellos conforman.
                                                      Para entender como se ubican las perso-
    Ignacio Martín–Baró (1983) y Maritza Mon-      nas en la estructura social en función al gra-
tero (2003) coinciden en plantear que la natu-     do de cercanía o lejanía de los valores y cate-
ralización de ciertas ideas, valores y actitudes   gorías definidas por la cultura mayor o
frente a la realidad, permite muchas veces la      cultura dominante pasaremos a continuación
aceptación de lo inaceptable (como las injus-      a definir lo que Vergara (1996) denomina
ticias sociales, la pobreza, la discriminación,    cultura ideal, subculturas y contraculturas,
entre otros). Sería a través de los mecanismos     ubicando el espacio en que se sitúan las per-
de habituación y familiarización que las situa-    sonas que han sido definidas o que se defi-
ciones anormales son percibidas como parte         nen como delincuentes.
natural de la vida cotidiana (Montero, 1994).
                                                       La cultura ideal puede ser definida como
    Incluso Martín–Baró en su obra Acción e        las normas, valores, actitudes y percepciones
ideología (1983), plantea la relación entre or-    necesarios para el mantenimiento de un or-
den social y estructura psicológica. El alude      den social determinado, implicando una
a una psicología de clase, refiriéndose con        aceptación y legitimación de éste (Vergara,
ello a ciertas formas de pensar, sentir y ac-      1996). Constituiría un núcleo referencial e
tuar que son propias de ciertas personas ubi-      imaginario potenciado por la cultura domi-
cadas en una determinada clase social en un        nante y en relación al cual se posicionan sub-
momento histórico determinado. En las cla-         culturas y contraculturas.
ses sociales que él señala como dominadas,
se podría apreciar además del fatalismo,               Las subculturas se posicionan más cerca-
inmediatismo y desesperanza, el fenómeno           nas a la cultura ideal y constituirían una deri-
de la alienación. En la alienación las perso-      vación del sistema cultural, la relación sería
nas asumirían como propios los valores e in-       no conflictiva, pues los lazos no se rompen y
tereses sociales característicos de la clase so-   la variante es sólo ramificación de la cultura
cial dominante. Este podría ser un referente       global (Vergara, 1996). Entre las subculturas
para entender la inflación de expectativas de      se pueden contemplar aquellas dadas por fac-
consumo que se aprecia en jóvenes infracto-        tores etáreos, religiosos, laborales, de clase
res de ley (y en otros sectores de la pobla-       social, étnicos y de género, entre otros. La es-


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tructura de las subculturas está compuesta por           de un “error” en el funcionamiento del siste-
un núcleo subcultural determinado y fuerzas              ma, el que debe ser corregido o controlado,
que atraen y repelen de éste. El núcleo lo com-          permitiendo su reestabilización (Glauben y
ponen normas, valores, actitudes y percepcio-            cols, 1993). En el caso de la delincuencia es
nes, jerarquizados y determinados por ele-               fundamentalmente en el sistema jurídico
mentos identificatorios particulares (modos              dónde se buscará el ajuste.
propios de hablar, vestir, etc.). La fuerza que
atrae hacia el núcleo subcultural es el control              En el ajuste y control social la familia cum-
social interno generado por el propio grupo;             ple un rol básico consistente en formar a sus
mientras que las fuerzas que alejan provienen            miembros nuevos para que desarrollen per-
de otras subculturas o contraculturas, así               sonalidades adaptadas, moral y productiva-
como desde la cultura dominante global.                  mente, al sistema. Cuando las familias no
                                                         logran esa adaptación se consideran “fami-
    La contracultura surge como reacción                 lias problemas” y el sistema social genera
negativa al sistema cultural, primando una               mecanismos reguladores que facilitan que
relación antagónica y conflictiva. Posee la              cumpla con el rol esperado o reemplaza al-
misma estructura que las subculturas, pero               gunas de sus funciones. Así, la familia cum-
a diferencias de éstas, suponen un núcleo                ple con transmitir las representaciones socia-
contracultural mucho más definido con mu-                les que facilitarán a hombres y mujeres
cho mayor control social interno; generando              relacionarse armónicamente con otras perso-
mayor cohesión e identificación interna. Así,            nas y otros sistemas sociales, dando continui-
las contraculturas representan insuficiencias            dad a los roles históricos establecidos por la
y fuertes contradicciones en la sociedad y               estructura de poder en la que viven.
deben entenderse como producto de la mis-
ma estructuración social y de ninguna for-                   Sin lugar a dudas las diferencias que se
ma como fenómenos aislados o generados de                pueden apreciar en los distintos grupos so-
un modo autónomo (Vergara, 1996).                        ciales están marcadas por su pertenencia a de-
                                                         terminada clase social. Pero esas diferencias
    En este contexto, la delincuencia puede              como lo indica Pierre Bourdieu (1991) no sólo
ser comprendida como una contracultura,                  obedecen a diferencias en las relaciones eco-
caracterizada por la existencia de códigos               nómicas, por la propiedad de ciertos bienes o
éticos, lenguaje y estratificación característi-         la carencia de ellos, sino que también respon-
cos (Cooper, 1994), que cohesionan y otor-               den a la forma de usar los bienes transformán-
gan identidad a quienes forman parte de ella.            dolos en signos. Las prácticas culturales se-
                                                         rían para este autor un conjunto de “caracte-
    En toda sociedad es de vital importancia             rísticas auxiliares” que a modo de exigencias
la mantención del status quo, por lo que se              tácitas pueden funcionar como principios de
busca situar a los grupos socioculturales en             selección o de exclusión reales sin ser formal-
un plano de consenso social. La cultura do-              mente enunciadas o estipuladas. Allí se ubi-
minante intentará mantener a las subcultu-               can los gustos, las prácticas cotidianas, las for-
ras y contraculturas en un plano consensual,             mas de vestir, entre muchas otras.
acercándolas a través de la persuasión y de
la represión y buscando minimizar las dife-                 En esta perspectiva, la cultura ideal surge
rencias culturales para homogenizarlas con               como un patrón de referencia que posibilita dar
la cultura ideal (Vergara, 1996).                        cuenta del grado de cercanía o alejamiento con
                                                         respecto del mandato social predominante.
   Es así como, desde la perspectiva de la
cultura dominante, la crisis o la desviación                En cada estrato social, las subculturas y
son definidas como eventos que dan cuenta                contraculturas complementan el sostén del



                                                                                                             119
Revista de Psicología de la Universidad de Chile



orden social dominante. La delincuencia            la década del 60’ y ampliamente desarrollado
como contracultura, emerge en este marco           por sus discípulos de allí en adelante.
como desviación indeseable que debe ser
controlada de alguna forma para que el or-             Conceptualmente, representación social
den establecido mantenga su vigencia. Lo           se refiere a la “actividad mental que despliegan
paradójico es que al mismo tiempo la delin-        los individuos y grupos con el fin de fijar su posi-
cuencia es producida y reproducida como            ción en relación con situaciones, acontecimien-
efecto residual de las mismas relaciones de        tos, objetos y comunicaciones que les conciernen
asimetría. Es decir, se la quiere exterminar o     de la vida cotidiana y que se encuentran a la base
al menos controlar, pero el sistema vigente        de la construcción de una realidad social de or-
es impensable sin la desviación como ele-          den consensual” (Jodelet, 1993: 473) son, ade-
mento que justifique las instituciones de con-     más, para Moscovici y Hewstone (1993), teo-
trol social (Foucault, 1995)                       rías basadas en el sentido común y en esta
                                                   función muestran cómo suceden las cosas.
    En síntesis, podemos decir que la fragili-     Dicho de otra forma, tienen por misión des-
dad de los vínculos sociales (mediados por un      cribir, clasificar y explicar; sin embargo, a di-
universo simbólico y por su ubicación en la        ferencia del conocimiento generado a partir
estructura social), pueden dar origen al sur-      de la ciencia, las representaciones sociales
gimiento de la desviación social. En este pro-     rápidamente trasuntan explicaciones acerca
ceso hay una serie de factores psicosociales       de los eventos de la vida cotidiana, explica-
que entran en juego, pero por ahora destaca-       ciones fuertemente arraigadas al minuto de
remos que necesariamente al existir una pres-      contactarse con la realidad social.
cripción normativa se producirían procesos de
desviación normativas en algunas personas o            Según Moscovici (1988), las representacio-
grupos que pueden llegar a constituir sus pro-     nes sociales tienden un puente entre el indivi-
pias culturas, funcionalmente coherentes con       duo, la cultura y la historia, es decir entre la
la estructura social existente, aunque para ella   subjetividad y la vida social de los individuos.
signifiquen tensiones o conflictos.                Se relacionan, consecuentemente con los con-
                                                   tenidos del pensamiento cotidiano, refiriéndo-
                                                   se específicamente a las imágenes y modelos
    Representaciones Sociales y
                                                   explicativos que un determinado grupo social
Construcción Social del Conocimiento               tiene acerca de algún fenómeno de la realidad.
   En la actualidad, muchos investigadores             En lo que a función de las representacio-
comparten como idea que los seres humanos          nes sociales respecta, ellas posibilitan a las
disponemos en la mente de lo que desde di-         personas orientarse y manejar su realidad
ferentes posiciones teóricas se denominan          material y social, facilitando, a su vez, que la
modelos mentales, representaciones, teorías        comunicación tenga lugar entre los indivi-
implícitas, teorías ingenuas, sistemas de es-      duos. Ello ya que proveen a las personas de
quemas, etc. y que a partir de esos modelos        códigos para nombrar o clasificar los diferen-
realizamos las acciones e interpretamos la         tes aspectos de su realidad personal y colec-
realidad (Delval, 1992).                           tiva. Además, participan en la construcción
    Uno de los conceptos que mayor desarro-        de nuestra realidad dando sentido a los ele-
llo ha tenido durante las tres últimas décadas     mentos que emanan de diversas fuentes (me-
es el de representaciones sociales, ofreciendo     dios de comunicación masivos, conversación
una alternativa teórica que ha impulsado la        o encuentros con otras personas) que están
investigación empírica en psicología. Este con-    en continuo movimiento social y cambio,
cepto fue introducido por Serge Mocovici en        transformando lo nuevo en habitual.



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Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004



   Otras funciones específicas, atribuidas por           (Minuchin, 1982; Rodríguez, 1989). Ello por-
Ibáñez (1988) a las representaciones, son que            que el niño(a) siente condicionada la acepta-
permiten que los sujetos integren nuevos ele-            ción de los adultos significativos a la emisión
mentos en el pensamiento social; generan                 de unas conductas por sobre otras.
formas para la toma de posición en situacio-
nes sociales; colaboran en la aceptación de la               La socialización, entonces, transmite al in-
realidad social instituida con la consecuente            dividuo estructuras de interpretación de la
adecuación a la posición social correspon-               realidad social o modelos culturales, que se
diente, y, finalmente, constituyen una de las            encuentran mediatizados por los otros sig-
bases para la conformación de la identidad               nificativos a cuyo cargo se hayan. Estas es-
social y de grupo.                                       tructuras de interpretación son asimiladas
                                                         progresivamente por el individuo, que lue-
   Sin desconocer que las construcciones de              go contribuirá a reproducirlas. Esta interna-
la realidad social ocurren en un escenario               lización de estructuras de interpretación es,
social temporal e histórico y por tanto son              según Rodríguez (1989), la base para la com-
influidas por el ambiente, diversos autores              prensión del otro y del mundo, convirtiendo
desde una perspectiva constructivista, resal-            al sujeto en miembro de la sociedad.
tan el rol activo de los sujetos en esa cons-
trucción. De este modo, el conocimiento cons-                De este modo, el mundo social aparece fil-
truido por el sujeto no es una copia de la               trado por otros significativos en función de
realidad exterior sino que el producto de una            la posición que ocupan en el mundo (clase
elaboración personal, que puede ser facilita-            social y cultura, entre otros) y sus biografías
da por otros (Delval, 1992). La biología y la            individuales. La internalización se completa
cultura cooperarían estrechamente en que                 cuando el sujeto es capaz de identificarse con
esta construcción sea posible.                           los roles y actitudes de las personas más cer-
                                                         canas y adquiere una identidad propia sub-
    Para algunos autores, la actitud receptiva           jetivamente coherente y plausible con el
del medio social, que hace posible el proceso            mundo social específico (Rodriguez, 1989).
de socialización, existiría desde el nacimien-
to, mientras que para otros no habría una                   Proceso de Inadaptación Social: La
actitud social en el ser humano hasta que se               Delincuencia en Contextos de Pobreza
convierte en interlocutor de otros seres hu-
manos mediante el establecimiento de una                    En la vida de cualquier sociedad, sobre
alteridad, cuestión que no ocurre sino hasta             todo en los núcleos poblacionales más gran-
avanzado el desarrollo infantil. Ambos                   des, es relativamente frecuente que aparez-
acercamientos, sin embargo, concuerdan en                can comportamientos contrarios a los valo-
señalar que es la familia, el sistema social más         res y normas del sistema social. Estos com-
próximo y significativo para el niño (espe-              portamientos han sido conceptualizados de
cialmente cuando pequeños), el encargado                 diversas formas, entre los que se cuentan el
central de llevar a cabo el proceso de sociali-          de desviación e inconformismo.
zación, influyendo decididamente en como
los individuos interpretan y se relacionan con               Es posible detectar notorias diferencias en
la realidad social. La lógica propia del amor            la terminología empleada para designar a las
como fundamento de la construcción del sis-              personas que prescinden de las normas so-
tema familiar, le proporciona un rol privile-            ciales o las quebrantan. En el lenguaje técni-
giado en el moldeamiento de las conductas                co, no es lo mismo hablar de delincuencia que
del niño y de su sentido de identidad                    de “desviación social”; de sociopatía que de
                                                         “discordancia normativa”.




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Revista de Psicología de la Universidad de Chile



   En este sentido, cabe distinguir dos pers-      cuente es quien comete un delito contempla-
pectivas opuestas en la concepción del incon-      do en un determinado código penal.
formismo normativo: una califica al incon-
forme como delincuente y la otra perspectiva           En el presente artículo, el enfoque adopta-
lo califica como desviado o discrepante so-        do no se restringe a la consideración judicial
cial (Valverde, 1996)                              de lo delictivo, sino que busca relevar el proce-
                                                   so social, familiar e individual que lleva a un
    Desde la primera perspectiva, el quebran-      determinado individuo a manifestar de una
tamiento de las normas sociales constituye         manera más o menos permanente un tipo de
un fallo de orden moral y supone la altera-        comportamiento que incluye actos que el sis-
ción de las exigencias propias de cualquier        tema social define como delitos. Se considera-
vida humana en sociedad, por consiguiente,         rá la delincuencia como una forma más de in-
se trata de un acto “malo” en sí mismo. En la      adaptación social, pero sin ser la única variable
práctica, la comprensión y el alcance de la        comportamental que define la interacción so-
delincuencia se hacen desde la perspectiva         cial de aquellos individuos que el sistema so-
de la ley. La ley se convierte así en intérprete   cial define o etiqueta como delincuentes.
del bien y del mal; de la normalidad y anor-
malidad; la responsabilidad de los actos               A nuestro entender la situación de des-
delincuenciales, por su parte, reside única-       viación debe reconocerse como un proceso
mente en la persona, cualesquiera sean las         que evoluciona con el tiempo, con la historia
causas que expliquen esos comportamientos          del individuo y las características del entor-
o los factores que lo precipiten (Urra, 2000).     no en donde se desarrolla. Para que exista
                                                   desviación debieran presentarse los tres si-
    Para la segunda perspectiva, el quebra-        guientes elementos (1) existencia de una nor-
miento de las normas sociales consiste en el       ma, (2) un comportamiento de trasgresión de
apartamiento del individuo respecto a las          la norma y (3) un proceso de estigmatización
exigencias de su grupo. De por sí el acto des-     de la conducta.
viado sólo indica una separación del orden
estadístico, una divergencia respecto de lo            De acuerdo a nuestra experiencia en terre-
que hace la mayoría. La comprensión de la          no, el tercer aspecto referido es de crucial re-
desviación se hace desde la perspectiva de         levancia. Este proceso de etiquetación y
la estructura social, del sistema social im-       estigmatización durante el desarrollo de cier-
perante y de sus exigencias concretas. El          tos niños y jóvenes va marcando (en conjunto
quebramiento de las normas supone un acto          con otros sucesos) una construcción de iden-
disfuncional para el sistema en la medida          tidad específica como trasgresor de normas.
que altera el comportamiento normal, lo que        En ello intervienen, desde la familia hasta las
no quiere decir que la disfunción no tenga         instituciones de educación y control social,
funcionalidad a otros niveles. Finalmente,         pero también la opinión pública y los medios
la responsabilidad de la desviación no pue-        de comunicación de masas. Estas instancias,
de atribuirse sólo a la persona, sino que re-      muy tempranamente en función de prejuicios
side tanto en la persona como en el sistema        y expectativas, van demarcando que cierto
social y en cada caso es necesario distinguir      tipo de personas sean desviados sociales.
cuáles son los factores relevantes que dan            Por otra parte, una serie de autores indi-
razón a tal desviación.                            can como factor relevante en la conducta
   La palabra delincuencia deriva del con-         delictiva y su reincidencia, el desarrollo
cepto jurídico de delito, que alude no a una       socioeconómico, la pobreza y la inequidad
conducta, sino a un acto concreto referido a       distributiva (Arias, 1995; Zambrano, 2001 y
figuras legales (Valverde, 1996); así, delin-      Moreno, 2001). De este modo, la delincuen-



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cia se mostraría mayoritariamente en las                transmitiéndose transgeneracionalmente a
grandes ciudades teniendo como principal                través de pautas culturales y mandatos fa-
determinante la acumulación desmedida de                miliares que actúan como freno al potencial
riqueza por pequeños sectores, en detrimen-             de desarrollo individual, familiar y social. La
to de una amplia población que se ubica en              pobreza como un fenómeno complejo, cons-
sectores urbanos marginales o populares. En             tituye un sistema de relaciones sociales, cul-
esta perspectiva, Cooper (1994) indica que en           turales y económicas con un componente
Chile los problemas sociales de la extrema              estructural a dos bandos: uno objetivo–mate-
pobreza y la pobreza se asocian a la delin-             rial, ligado a la carencia de oportunidades y
cuencia común, en un 90% y en un 8% de los              condiciones básicas de vida y otro subjetivo–
casos, respectivamente.                                 relacional que determina particulares formas
                                                        de interpretar la realidad y de relacionarse,
    Se constata, además, que quienes están              como mecanismos de adaptación a circuns-
más expuestos a ser detenidos y recluidos en            tancias adversas (Zambrano, 2003). La pobre-
centros de control social, son los pobres. Así,         za, es así, un obstáculo central para el desa-
no sólo tienen mayor probabilidad de trans-             rrollo de las personas en la medida que
gredir la norma establecida, sino que tam-              transgrede sus derechos más básicos impi-
bién están más expuestos a ser castigados por           diendo el desarrollo pleno de potencialidades.
el sistema social. Como lo destaca claramen-
te Michel Foucault (1995) el poder se hace                  Por ello, muchas familias en condiciones
presente para elegir las formas de castigo              de pobreza, deben acudir a una diversidad de
para los que son entendidos como “anorma-               arreglos estructurales y funcionales que le
les”, para seleccionar a quienes serán rotula-          permiten adaptarse a un sistema que, en tér-
dos como desviados y a los agentes sociales             minos generales, sobrepasa su dominio. De
que operarán en el castigo o rehabilitación.            este modo, se desenvuelve desarrollando ca-
                                                        racterísticas propias, definidas por la exclu-
    Queremos destacar aquí que el fenóme-               sión de muchas oportunidades de desarrollo,
no de la delincuencia se encuentra fuerte-              que le hacen adoptar diversas estrategias o
mente asociado a las condiciones de pobre-              “arreglos” para lograr la subsistencia y adap-
za, pues en ella se ven limitados los recursos          tación a la cultura dominante (Espinoza, 1993).
que permiten integrarse “apropiadamente”                Estas formas de funcionamiento y estructura
al orden social dominante (Pérez-Luco y                 suelen transmitirse mediante socialización a
Alarcón, 1992). Lejos de indicar una explica-           las siguientes generaciones.
ción monocausal de la delincuencia, lo que
se busca es enfatizar que un medio social des-             Las dificultades de subsistencia material
ventajoso reúne condiciones que predispo-               afectan casi inevitablemente el desarrollo
nen a quienes en ese medio se desarrollan, a            personal de sus miembros, por cuanto dichas
desarrollar conductas antisociales en la me-            carencias van modificando la estructura fa-
dida que disponen de menos y más débiles                miliar y generando un ambiente de insegu-
recursos protectores (familia, inserción insti-         ridad y abandono que dificulta la conviven-
tucional, información) frente a riesgos ma-             cia e impide a los adultos crear un espacio
yores (la calle, violencia, carencias materia-          de socialización que satisfaga las necesida-
les y afectivas).                                       des del niño (Rodríguez, 1989). Esto se apre-
                                                        cia en cambios de pareja que exponen a los
   La pobreza de acuerdo a Pérez–Luco                   hijos a figuras parentales itinerantes que im-
(1994) es la resultante de un orden social ex-          ponen (o se acomodan a) estilos de relación
cluyente revelado en una condición de vida              distintos y con los cuales no existe un víncu-
que impregna de carencia y frustración to-              lo definido en relación a la autoridad, las
das las esferas de la experiencia humana,               normas o el afecto.


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    El esquema resalta que algunas familias        dificadas por la propia acción y disminuyen-
ubicadas en estratos socioeconómicos bajos,        do la motivación para intentar mejorarlas.
dadas sus condiciones de subordinación frente      Esta falta de poder objetivo de las personas
al resto de la sociedad no tienen acceso a opor-   sobre su situación vital se perpetúa en la
tunidades ni pueden, en la mayor parte de las      medida que los individuos se paralizan y sólo
ocasiones, desarrollar competencias, habilida-     se movilizan en torno a la sobrevivencia del
des o conocimientos para acceder a ellas por       día a día (Zambrano, 2001).
presentar grandes vacíos educativos. Estos
últimos tienen implicancias en la construcción        Las condiciones de vida precarias, en lo
de identidad ya que el niño al tener dificulta-    material y/o afectivo, imposibilitan a los ni-
des para presentar las conductas esperadas         ños que allí se desarrollan el aprender opor-
para su edad y para interactuar apropiada-         tunamente normas, formas de relación
mente con los otros experimentará la tensión       afectiva, habilidades y competencias que per-
de no responder a las expectativas sociales.       mitan una adecuada integración a la vida so-
                                                   cial, donde la noción de “adecuación” hace
   La dificultad para ejercer control en cues-     referencia a los estándares sociales estableci-
tiones tan vitales como satisfacer necesida-       dos como deseables para la convivencia so-
des básicas para la subsistencia, generan con-     cial. Todo esto redunda a nivel psicológico
secuencias como la sensación de que los            en una baja autoestima, sentimientos de frus-
eventos de la vida son definidos y resueltos       tración y el surgimiento de mecanismos psi-
por otros, perdiéndose la fe en que las con-       cológicos compensatorios de las dificultades
diciones actuales o futuras puedan ser mo-         experimentadas en la relación con los otros.

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    Así, las relaciones afectivas establecidas al        mente intuitivas que oponen rasgos negati-
interior de las familias tienden a seguir un             vos a positivos propuestos por el grupo como
diseño preestablecido en las biografías de los           modelo ideal. Constituye, además un siste-
propios padres. La relación que se da entre              ma socialmente establecido y se expresa en
los niños y los adultos resulta, con frecuencia,         un discurso que implica un sistema de ideas
poco empática, acentuando su asimetría y fa-             relativamente coherentes y que responde a
voreciendo en los niños el desarrollo de senti-          una ideología (Montero, 1987). Es así, que de-
mientos de infravaloración y permutabilidad.             limitar el tipo de representaciones sociales
La individualidad del niño no suele ser con-             que subyacen a la construcción de la identi-
siderada, las cosas no le pertenecen y debe              dad delictiva permitiría comprender aque-
someterse a las altas exigencias impuestas por           llos aspectos simbólicos que conectan y ubi-
los adultos. Los padres y el entorno, van cons-          can como delincuente a un individuo en el
tituyendo entonces para los niños, en gene-              espacio personal y social.
ral, imágenes amenazantes que pasan a for-
                                                            Proponemos que las representaciones so-
mar parte de su mundo interno.
                                                         ciales que construyen los miembros de una
   Los niños, se van transformando en “ni-               familia, se asocian con el estilo de afronta-
ños adultos”, que tienen que hacerse cargo               miento que ellas tienen ante la realidad y vi-
de una rápida acomodación a la realidad a la             ceversa. Ello porque, como lo hemos señala-
que pertenecen, pues quienes son responsa-               do, son las familias en donde fundamental-
bles de su cuidado también tienen múltiples              mente se construye la subjetividad o ideolo-
carencias provenientes de su propia infancia,            gía, en la medida que ellas, a través del len-
las que provocan una sobrecarga psíquica                 guaje, establecen un orden simbólico que re-
que en muchas ocasiones dificulta hacerse                produce el sistema social, cultural, económico
cargo de otro (Pérez-Luco y Alarcón, 1992).              y político dominante (Glauben y Cols., 1993).
Como no logran relacionarse afectivamente                   Puesto que la vida se les presenta a las
con sus propios hijos, es frecuente observar             personas como un verdadero caos, requieren
serios trastornos del vínculo afectivo entre             formarse una interpretación de sí y del mun-
ambas partes (Rubio, 1985; Rodríguez, 1989;              do que les garantice un cierto “orden” y cer-
Barudy, 2001). En esta perspectiva, se puede             tidumbre. La representación de un “orden”
sostener que la pobreza material se transfor-            permite que la persona afirme su identidad
ma en vivencias, relaciones y experiencias               individual como también su identidad colec-
tempranas de carencia que van estructuran-               tiva en su dimensión de clase social, género,
do en las personas que crecen allí, una parti-           minoría, mayoría, etc. Esto supone demar-
cular dinámica psíquica. Este es un proceso              car roles, territorio, rivales, aliados y poner
que se inicia en la niñez temprana y que con-            en juego la dimensión simbólica, institucio-
tinúa en las siguientes etapas evolutivas.               nal y política (Gutierrez– Castañeda, 1994, ci-
                                                         tado en R. Vila 2001).
  Delincuencia Juvenil: Una Mirada
                                                             La teoría de la identidad social propuesta
  desde la Construcción de Identidad                     por Tajfel y Turner (1979), resalta la pertenen-
   La literatura de actualidad señala que las            cia al grupo en la definición de sí mismo, pero
ideas que tienen los individuos acerca de sí             considera la dinámica identitaria en términos
mismo y de su medio social, aspectos cen-                personales, planteando un continuum en que
trales de la construcción de identidad, deter-           los individuos serían tratados como una sin-
minan en gran medida su conducta social.                 gularidad y especificidad individual al mis-
                                                         mo tiempo que, en el otro polo, son tratados
   La identidad social es aprendida a través             como un sujeto que pertenece a un determi-
de un sistema de representaciones relativa-              nado grupo social (Bourkis y Leyens, 1996).


                                                                                                             125
Revista de Psicología de la Universidad de Chile



    Identidad es en términos simples, la ima-       relación de la persona con los distintos ám-
gen y el concepto que tenemos de nosotros           bitos de la sociedad y las representaciones
mismos. Cada persona tiene una imagen               sociales (como mecanismo intermedio) en su
consciente o inconsciente de sí mismo que se        dimensiones cognitiva, afectiva y actitudinal,
construye y forma a lo largo de la propia his-      permite a las personas responder a las pre-
toria vital, pero obviamente no es un proce-        guntas básicas que se plantean en el proceso
so en solitario, es una tarea que se efectúa        de construcción de identidad psicosocial.
junto con otros, como la familia, los pares, la
comunidad . Sostenemos que la construcción              Para poder comprender el proceso de cons-
de identidad es un proceso ecológico en la          trucción de identidad en jóvenes infractores de
medida que se desarrolla en interacción con         ley, debemos considerar que la primera etapa
diversos espacios y entidades, añadiendo ade-       de socialización ocurre en un marco de inesta-
más, que la vivencia de ser uno mismo y el          bilidad que se proyecta en los diversos ámbi-
sentimiento de pertenencia a un grupo, como         tos que rodean la vida familiar. En este contex-
la familia, ayudan a mantener la seguridad          to los niños y jóvenes se ubican como especta-
emocional y la capacidad de acción en cohe-         dores de lo que ocurre a su alrededor, experi-
rencia con aquellos valores y normas asumi-         mentando vivencias de “marginación”, “aban-
das como propias (Beristain y Rivera, 1992).        dono”, “desprotección” y “condicionalidad
                                                    afectiva” que pasan a formar parte central de
    Amin Maalouf (2002) resalta el peligro de       su construcción de identidad (Alarcón, Pérez–
favorecer y obligar a las personas a adscri-        Luco y Lucero 1992; Zambrano 2001).
birse a una identidad fija y absoluta, seña-
lando que la identidad está formada por una             Se produce como lo ha indicado Barudy
infinidad de elementos que se corresponden          (2001) un proceso de victimización temprana,
a nuestras múltiples pertenencias sociales          en donde el niño no puede resolver sus necesi-
(familia, nación, religión, etnia, pandilla, gru-   dades, transformándose en muchas ocasiones
po de amigos, entre otros). Estas pertenen-         en “objeto” para resolver necesidades o difi-
cias no tienen la misma importancia en un           cultades de los adultos, tales como situaciones
mismo momento (pueden variar según las              de maltrato, abuso o negligencia. Estas relacio-
circunstancias), pero ninguna de ellas carece       nes tempranas, que comunican de algún modo
totalmente de valor. Agrega además que aun-         al niño su permutabilidad y falta de valor, ta-
que muchas personas compartan un gran               miza la construcción que de sí mismo realiza,
número de elementos, nunca se da la misma           acudiendo a formas de relación que reprodu-
combinación en dos personas distintas, lo           cen, en la mayor parte de las ocasiones, los es-
que hace que cada persona sea singular.             quemas incorporados tempranamente. De este
                                                    modo, la identidad se construye sobre la des-
    Si bien la identidad desde esta perspecti-      confianza, la inestabilidad de las relaciones,
va, es una construcción continua, no fija, está     infravaloración de sí mismo, agresividad y
mediada por los roles sociales, cumpliendo          pasividad como parte de las “opciones” que
una función particular en el orden social. De       adopta para enfrentarse a una realidad que las
este modo, las personas, se ven interpeladas        más de las veces percibe como amenazadora.
a fijar su identidad de un modo rígido cum-
pliendo roles que les impiden desarrollar              En un contexto que no ofrece las oportu-
todo su potencial y riqueza. Este es el caso        nidades para desarrollar recursos, aprendi-
concreto de los jóvenes que presentan pro-          zajes y habilidades compatibles con los re-
blemas de “adaptación social”.                      querimientos sociales y que por el contrario
                                                    obliga a desplegar toda la creatividad en la
   Así, el desarrollo de la identidad perso-        sobrevivencia, las posibilidades de transgre-
nal y familiar permiten que sea posible la          dir la norma son mayores.


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    La preadolescencia y adolescencia son un             interacción con el personal que allí labora una
período evolutivo que asume características              imagen estigmatizada y devaluada de sí mis-
especiales para los jóvenes que se desarrollan           mo, se produce una progresiva personaliza-
en contexto de carencia. La coexistencia de cam-         ción del conflicto. Esto lo conduce a conside-
bios físicos y psicológicos adicionados a las            rarse a sí mismo inadaptado (o delincuente)
presiones ambientales, los hacen susceptibles            y, asumiendo esa etiqueta, tenderá a alejarse
de vivir con especial incertidumbre el período.          progresivamente de las normas convencio-
                                                         nales de conducta y desarrollará pautas de
    La convivencia cercana con grupos con
                                                         comportamientos en consonancia con la diná-
compromiso delictivo, sumado a una familia
                                                         mica conflictiva en que se ve envuelto. En con-
que no es capaz de orientar y disciplinar, inci-
                                                         secuencia, la formalización del inadaptado
den en que el joven termine viviendo en un
                                                         como delincuente se produce a propósito de la
sistema organizado de tal manera que el “me-
                                                         reacción social e institucional brindada como
dio exterior” cercano no afecta sus premisas
                                                         respuesta jurídica a problemas que, como he-
que justifican que se conduzca como violador
                                                         mos examinado, son de otra naturaleza.
de reglas (Fischman, 1989). Como consecuen-
cia de esto, el joven va construyendo una re-                Como lo describe Goffman (1998: 48), bajo
presentación de sí mismo basado en sus com-              el concepto de carrera moral, parte de este
petencias delictivas y su capacidad para                 proceso de socialización secundaria consiste
transgredir eficientemente la norma. Tiene               en que “la persona estigmatizada aprende a in-
dificultades, por tanto, para conectarse con un          corporar el punto de vista de los normales, adqui-
contexto más funcional que saque a la luz sus            riendo así creencias relativas a la identidad de lo
habilidades y recursos no delictivos.                    que significa poseer un estigma particular”.
   De tal modo, la secuencia de conductas, del
                                                             Estas circunstancias promueven un fuerte
niño y adolescente que aparece como inadap-
                                                         proceso de identificación con los pares, en
tado a los ojos de un observador externo, re-
                                                         donde se experimenta cierta libertad e incon-
sultan ser un intento permanente de adapta-
                                                         dicionalidad, obviamente relativa. Así, el rol
ción a las distintas situaciones vitales y es la
                                                         que pasan a cumplir los grupos (pandillas, por
anormalidad de esas situaciones la que deter-
                                                         ejemplo) se potencia en la medida que se cons-
mina la anormalidad de su comportamiento.
                                                         tituye en una instancia de referencia, perte-
    Valverde, en su obra “El proceso de inadap-          nencia, afecto e identificación, lo que favore-
tación social”, define al inadaptado como una            ce el acercamiento de los jóvenes a pautas de
persona tan adaptada que se inadapta para                funcionamiento de carácter delictivo.
poder adaptarse, pero las circunstancias de su
vida y las escasas habilidades sociales que ha               Es en la llamada “carrera delictiva”, en la
podido desarrollar no permiten que sea una               que se ven implicados algunos preadolescen-
adaptación eficaz –al menos mirado desde el              tes y adolescentes, donde comienza a produ-
medio social normalizado– sobre todo cuan-               cirse la definición de sí mismo en base a valo-
do las instituciones de control social enjuician         res y prácticas propias del mundo delictivo. Es
conductas concretas (Valverde, 1996).                    en el continuo ir y venir entre las instituciones
                                                         de protección, rehabilitación, control social y
   Estas conductas desadaptadas provocan                 el medio en el cual se mueve normalmente con
inevitablemente la intervención de las insti-            su grupo de pares donde va aumentando el
tuciones de control social, no sobre el entor-           compromiso delictual (Zambrano, 2001). Con
no, como sería necesario, sino sobre el indi-            todo, es gracias a esta identidad que los jóve-
viduo particular. En la medida que el mu-                nes pueden sentirse “parte de” una cultura
chacho va experimentando las presiones de                propia, en contraposición a la vivencia de sen-
las exigencias institucionales o recoge en la            tirse “demás” en el resto de la sociedad.


                                                                                                             127
Revista de Psicología de la Universidad de Chile



      Propuestas, Comentarios Finales                  Esto sería posible a partir del cuestiona-
                                                   miento, conflicto y desafío de las representa-
    Hemos planteado que la infracción de ley       ciones sociales del mundo. Este cuestionamien-
configurada en un patrón de conducta recu-         to se hace viable cuando el sujeto logra
rrente, en el caso de un número importante         interactuar en ámbitos diversos que amplían y
de jóvenes, es la resultante de un proceso que     enriquecen sus experiencias. Un sujeto que se
tiene fuertes vinculaciones con un medio so-       desenvuelve en un campo o contexto reduci-
cial desventajoso, que genera inseguridad,         do tenderá inevitablemente a reforzar sus re-
estrés, desesperanza y dificultades para re-       presentaciones con “más de lo mismo”, confir-
solver necesidades básicas materiales y psi-       mándolas y fortaleciéndolas de tal modo que
cológicas. A menudo también, se relaciona          aparecen como una realidad que no amerita
con problemas estructurales y funcionales de       ningún reparo. Las instituciones de control so-
la familia, los que aportan en la construcción     cial, especialmente la prisión, adquieren un rol
de un paradigma familiar que se representa         reproductor de la delincuencia en la medida
a sí misma y al resto de la realidad de un         que se transforma en una suerte de sistema
modo particular, redundando finalmente en          cerrado, al que se “acopla” el mundo del ham-
un estilo diferenciado de afrontamiento even-      pa que entra y sale de ella, reproduciendo afue-
tos y relaciones interpersonales cotidianas.       ra los valores y normas que allí se recrean.
Estos patrones de interacción con la realidad
son adaptativos en el contexto en que se dan          De acuerdo, a lo propuesto por Glauben
y resultan ser verdaderos mandatos familia-        y Cols. (1993), las personas al ampliar sus
res enraizados en las representaciones socia-      dominios cognitivos o representacionales, lo
les que los distintos integrantes de la familia    que en principio se expresa en la ampliación
construyen acerca de sí mismos y su mundo.         de su lenguaje (pauta lingüística), desarro-
La recurrencia y carácter compartido de es-        llan mayor autonomía en la elaboración de
tas representaciones sociales otorgarían iden-     distintas respuestas en su vivir cotidiano.
tidad al joven y a su grupo familiar.
                                                      Lo mismo ocurre si a propósito de la am-
    En el contexto descrito, entenderemos por      pliación del repertorio conductual se provo-
identidad delictiva al sentido de sí mismo (ex-    ca una reinterpretación que permita al joven
periencias, sentimientos, capacidades, moti-       con compromiso delictivo (acompañado de
vaciones y anhelos), ante sí y ante los ojos de    otras estrategias) cuestionar y en ocasiones
los demás, que se ha conformado en base a          alejarse de las premisas del sí mismo como
pautas de valoración distanciadas del orden        “violador de norma” o “malo” y desarrollar
social establecido en la cultura global, pero      competencias distintas a la de “ladrón efi-
fuertemente arraigadas y compartidas con un        ciente” o “trasgresor permanente”. De esta
grupo social de referencia que valida y pro-       forma se cuestionarían las representaciones
mueve papeles, reglas y representaciones so-       sociales que le dan coherencia a esa identi-
ciales dentro de una contracultura delictual.      dad delictiva básica.

    Podríamos señalar que al no operar el cues-       Este proceso, obviamente es lento y no
tionamiento sobre las representaciones socia-      exento de frustraciones y debiera estar me-
les que se expresan en la comunicación de la       diado por un terapeuta o educador capaz de
vida cotidiana, las actitudes y conductas se       establecer un lazo afectivo estable y signifi-
hacen recurrentes y consistentes con esas re-      cativo, que también desafíe las experiencias
presentaciones. Entonces, para pensar en el        de inestabilidad, de pérdida y de desconfian-
cambio, es imprescindible que las personas re-     za, revitalizando en el joven el valor de com-
creen representaciones sociales distintas a las    prometerse afectivamente. Esto debiera
que han logrado configurar durante su vida.        acompañarse paralelamente de una habilita-


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ción escolar funcional y de una formación               establezcan, más allá de la relación orientada a
psicosocial y técnica que los prepare para una          la tarea académica, una relación de proximi-
inserción laboral viable.                               dad afectiva, relativizando sus propios valores
                                                        y normas para acercarse a la percepción que el
   Estas tareas pasan por revalorizar el coti-          niño tiene como fruto de su propia biografía y
diano, lo insignificante, lo que se vive irre-          pertenencia cultural. Sólo desde esta compren-
flexivamente por ser “lo natural”. Desde una            sión básica y desde la aceptación, se puede te-
concepción psicoeducativa se trata de que el            ner posibilidades de aportar para que el niño
adulto (operador social) pueda propiciar una            se mantenga significativamente relacionado
“alteridad reflexiva” entre los muchachos,              con la escuela, disminuyendo, al menos par-
entre él y los jóvenes, en donde se puedan              cialmente, el atractivo de “la calle”.
ver reflejados con confianza, y donde pue-
den surgir contradicciones y nuevas pregun-                Nuestra convicción es que se requiere de
tas. Sabemos que la actividad reflexiva a la            intervenciones de corte comunitario, de pro-
que aludimos requiere de ciertos recursos               moción y dinamización en distintos niveles,
que los muchachos y los propios educado-                que aún cuando combine estrategias de ma-
res a veces no han podido actualizar, ello lla-         yor especialización sea inespecífica en el sen-
ma a poner atención en el entrenamiento de              tido de no focalizarse exclusivamente en la
habilidades de estos últimos para actuar de             población que se ha definido como de ries-
dinamizadores de este proceso.                          go. Hacerlo fomenta los componentes de dis-
                                                        criminación y estigmatización. Estrategias
    Una propuesta más cercana a la preven-              integrales, con asiento territorial, flexibles y
ción debiera necesariamente fortalecer a los            multinivel pueden evitar el riesgo de la dis-
grupos familiares, especialmente en los ám-             criminación y estigmatización que fomentan
bitos en que presentan menor experiencia,               identitidades rígidas.
conocimiento o efectividad, particularmente
aquellos que hemos referido como factores de               Todas estas propuestas preliminares ca-
riesgo para el desarrollo de niños que se acer-         recerían de sentido si dejamos de reconocer
can a la desviación social. En el convencimien-         y actuar en la dimensión estructural de la
to de que los padres actúan como actúan por-            sociedad. Es necesario revelarse ante la in-
que no conocen otra forma de hacerlo, un                justicia, frente a la existencia de la pobreza,
proceso de formación en pautas de crianza,              ante las respuestas mediáticas de tipo asis-
comunicación, afectividad, resolución de con-           tencialista (que no hacen otra cosa que reafir-
flictos, es fundamental. Estos son mecanismos           mar el fatalismo, dependencia y externalidad
que pueden aportar a los padres u otros refe-           psicológica), rechazar las ideologías que sus-
rentes adultos a sentirse más competentes en            tentan la negación de la persona del “delin-
su relación con el niño o joven. Recordemos             cuente”. Mientras la ética predominante no
que la escalada de intervenciones sobre las             sea el pleno respeto de los derechos huma-
familias que han sido definidas como “pro-              nos y el compromiso con el cambio social
blema” colabora en la estructuración de un              subversivo (el que rompe la naturalización
sentido de ineficacia que paraliza a los adul-          de las ideologías que favorecen la domina-
tos o les hace mantener patrones cada vez más           ción), la delincuencia tendrá un espacio pri-
rígidos y violentos para ejercer control.               vilegiado para su desarrollo.

   En el ámbito educacional, los profesores                 La Psicología y otras disciplinas deben
debieran conocer la realidad de estos niños no          recuperar su capacidad de crítica y propues-
ya desde sus representaciones del lado “nor-            ta frente a fenómenos sociales que impiden
mal de la sociedad”, sino desde un acercamien-          el desarrollo humano, eso significa necesa-
to mucho más comprensivo. El desafío es que             riamente transformarse en sujetos políticos.


                                                                                                            129
Revista de Psicología de la Universidad de Chile



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   sión permanente en los sectores margina-                SENAME.
   les. Temuco: Revista Frontera Nº 11 (55-60)
                                                         ZAMBRANO, A.; BALLESTROS, R. Y GALINDO, C.
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                                                                                                             131
Revista de Psicología de la Universidad de Chile



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                                                   Fecha Recepción Artículo:   31 de Marzo 2004
                                                   Fecha Evaluación Final:     02 de Julio 2004


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Construccion de identidad

  • 1. Revista de Psicología Universidad de Chile revpsico@uchile.cl ISSN (Versión impresa): 0716-8039 CHILE 2004 Alba Zambrano Constanzo / Ricardo Pérez-Luco Arenas “CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD EN JÓVENES INFRACTORES DE LEY, UNA MIRADA DESDE LA PSICOLOGÍA CULTURAL” Revista de Psicología, año/vol. XIII, número 001 Universidad de Chile Santiago, Chile pp. 115-132 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx
  • 2. Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004 “Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley, una Mirada desde la Psicología Cultural” Identity Construction in Young Law Offenders from a Cultural Psychological Perspective Alba Zambrano Constanzo1 Ricardo Pérez-Luco Arenas2 Resumen Este artículo aborda el proceso de construcción de identidad delictiva a través de un análisis teórico psicocultural que se nutre de distintas fuentes de la psicología con- temporánea y otras disciplinas, derivando en el planteamiento de este proceso como determinante del surgimiento y consolidación de las conductas delictivas. Se argu- menta que la infracción de ley configurada en un patrón de conducta recurrente, en el caso de un número importante de jóvenes, es la resultante de un proceso que tiene fuertes vinculaciones con un medio social desventajoso, que genera inseguridad, estrés, desesperanza y dificultades para resolver necesidades básicas materiales y psicológicas. Estos aspectos, entre otros, propician la construcción de una realidad social que ubica a determinados jóvenes al margen de los estándares socialmente aceptados. Finalmente, a la luz del análisis teórico, se proponen algunas estrategias generales para abordar esta dimensión de nuestra realidad. Palabras claves: Psicología cultural, Jóvenes infractores de ley, construcción de identidad Abstract The present article approaches the process of construction of criminal identity through a psychocultural theoretical analysis that nourishes itself from different sources of contemporary psychology and other disciplines, deriving in the claim that this process becomes determinant of the sprouting and consolidation of criminal behavior. It is argued that, in the case of an important number of young people, the infraction of law turned into a pattern of recurrent behaviour as the result of a process that has a strong relationship with disadvantageous social environments, generating insecurity, stress, hopelessness and difficulties in the satisfaction of material and psychological basic needs. These issues, among others, induce the construction of a social reality that locates certain young people off the margins of socially accepted standards. Finally, in the light of this theoretical analysis, some general strategies are set forth in order to approach this dimension of our reality. Keys words: Cultural psychology, transgression by the young, identity construction 1 Psicóloga, Universidad de la Frontera. Email: albaz@ufro.cl 2 Psicóloga, Universidad de la Frontera. Email: perezluc@ufro.cl 115
  • 3. Revista de Psicología de la Universidad de Chile Introducción presentaciones sociales que están a la base de la construcción de identidad psicosocial y que Estudios recientes del BID y otras organi- han sido construidas en un marco cultural zaciones destacan que América Latina es hoy concreto, a la vez que, modificaciones objeti- la segunda zona con más criminalidad en el vas en el entorno de vida. Proponemos en esta mundo. Las opiniones centradas en la segu- perspectiva un abordaje psicoeducativo de ridad de los ciudadanos indican que un por- carácter comunitario. centaje importante de latinoamericanos, es- pecialmente de las grandes ciudades, se Una Aproximación Psicocultural sienten inseguros, señalando su percepción acerca del aumento de la delincuencia y la Los jóvenes con compromiso delictivo que drogadicción (Kliksberg, 2001). viven en condiciones de pobreza se adaptan o son afectados como personas, en su dimensión Distintas investigaciones constatan que individual y social, por sus circunstancias de parte importante de la delincuencia común es vida, sus historias familiares, su ubicación so- cometida por jóvenes; su tasa asciende pro- cial; pero al mismo tiempo, ellos son agentes gresivamente pasando a formar parte desta- activos, contribuyentes a su realidad. Así, asu- cada de la crónica periodística de todos los mimos que la delincuencia es una construcción días. Aquí cabe preguntarse acerca de ¿qué en la vida social, pero también en la biografía factores han incidido en que en nuestro conti- de quienes son denominados delincuentes. nente, en general y en Chile en particular, este Como justificaremos en el desarrollo del artí- problema esté en franco crecimiento? culo, los mecanismos que soportan esta cons- En la opinión pública es generalizada la trucción (aunque complejos) suponen un or- convicción de que el delincuente actúa en den y funcionalidad que son necesarios de forma intencional simplemente por maldad, comprender, cuestionar y desafiar. por lo que merece ser castigado. Más aún se suele establecer una relación mecánica entre Sistemas Sociales: Cultura y Discurso delincuencia, juventud y pobreza, por lo que medidas represivas y estigmatizadoras sue- Como punto de partida muy general, para len contar con amplia popularidad. luego profundizar el tema de nuestro inte- rés, es necesario preguntarnos ¿cómo las per- En este artículo argumentaremos que la sonas logramos reunirnos con cierto nivel de conducta delictiva que presentan algunos cohesión (aunque sea mínimo) a pesar de que jóvenes que viven en condiciones de pobre- seamos tan extraños? ¿Sobre qué construc- za, se enmarca en un proceso de inadapta- ción real o imaginaria se fundamentan las ción social de mayor alcance. Un proceso que agrupaciones sociales? afecta la construcción de identidad sobre la base de experiencias tempranas marcadas Una primera aproximación permite seña- por la vivencia de estar “al margen de” y la lar que las relaciones entre los seres huma- consolidación de representaciones sociales nos son invisibles, cada vez que entramos en que les ubica culturalmente en un espacio relación con otro, comienza a actuar “el ima- social con características particulares. ginario” compartido; un mundo simbólico que hace que los unos y los otros podamos Así entendido el fenómeno de la delin- comunicarnos y sentirnos parte de un todo. cuencia en jóvenes que viven condiciones de Esa coherencia y mundo simbólico compar- vidas desventajosas, demanda de actuaciones tido están cruzados por el discurso y la ideo- multinivel de mediano y largo plazo que con- logía. Sobre esa base se construye la subjeti- templen el desafío y cuestionamiento de re- vidad e identidad de las personas. 116
  • 4. Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004 Al analizar los diversos sistemas sociales Entenderemos por cultura al sistema de podemos apreciar que se organizan de modo conocimientos que nos proporciona un mo- tal de asegurar su supervivencia, generando delo de realidad a través del cual damos sen- ordenamientos que les son propios. La exis- tido a nuestro comportamiento. Este sistema tencia de un determinado orden en las ac- está formado por un conjunto de elementos ciones y relaciones entre sus miembros hace interactivos fundamentales, generados y posible que el quehacer de cada uno no des- compartidos por el grupo de pertenencia truya u obstaculice el producto de la activi- (Aguirre, 2000). dad de los demás. Este ordenamiento diver- so e histórico da cuenta de una construcción La concepción simbólica de la cultura, des- que cumple funciones particulares para cada taca que los fenómenos culturales que hacen sistema social. posible el sentido compartido, al que ya he- mos aludido, obedece a fenómenos simbóli- La ley es el marco regulador máximo de cos; a la capacidad de los seres humanos para la convivencia de una determinada sociedad, producir y reproducir diversas formas de sím- pero también existen otros mecanismos nor- bolos y de acción simbólica (Thompson, 1998). mativos formales e informales que actúan en Es necesario agregar a esta perspectiva, como las diversas dimensiones de la convivencia lo señalan Glauben y cols. (1993), que el senti- humana (Martín–Baró, 1989). Lo que es cla- do compartido hace predecible lo impredeci- ro es que los sistemas sociales y la normati- ble, esto es, la constitución de sistemas socia- va que los regulan, existen previo al indivi- les que posibilitan, por una parte el entendi- duo particular, pero éste es un actor activo miento cotidiano y por otra, el ejercicio des- en su construcción. igual del poder. En esta perspectiva, autores como Berger Desde una perspectiva estructuralista y Luckman (1968), subrayan que la formación John Thompson (1998), planea que la vida de un orden social determinado es de natura- social es una cuestión de significado en don- leza humana. El ser humano en su proceso de de los sujetos hacen uso del lenguaje en un adaptación vital es en buena medida un pro- contexto determinado, estructurado social- ducto de un orden social, pero siguiendo a mente. Ello destaca la idea de la comunica- Martín–Baró (1989) añadimos que en su tra- ción como un fenómeno que ocurre media- yectoria vital el ser humano va produciendo, do por relaciones de poder; la determinación manteniendo o cambiando ese orden social. de la estructura social y la posición que ocu- pan las personas se verá reflejada en el len- La construcción de la normativa social y guaje constituyéndose una comunicación que cultural según lo indican Rodríguez y Arnold tiene como característica central la asimetría. (1991) se sustenta en el sentido compartido, Así, en la comunicación social circularían que siendo una expresión cultural, se mani- discursos que reflejan las representaciones fiesta a través del lenguaje en los discursos sociales que las personas tienen, transmitien- privados y públicos, pues éstos, en sus re- do en ellos la ideología que sostienen estas presentaciones y articulaciones, revelan el posiciones asimétricas. orden simbólico. Este orden depende de la dinámica histórico–social y de los procesos La ideología es un nivel de significación de generación y consenso que se van articu- que puede estar presente en cualquier tipo lando y desarticulando permanentemente a de mensaje, desde los científicos hasta los través de las contingencias temporales que cotidianos, formando el “horizonte de la rea- acompañan la vida social y que se expresan lidad social en la que estamos viviendo”, tanto en la semántica de las culturas como puesto que se constituye en un sistema de en su estructura social. reglas semánticas para generar y decodificar 117
  • 5. Revista de Psicología de la Universidad de Chile mensajes. Siendo un concepto polisémico, ción) las que justifican, por ejemplo, el robo tiene una función de integración social ten- como forma válida de acceder a lo que la “so- diente a la legitimación de las relaciones de ciedad vitrina” ofrece. poder. Son sistemas de valores y prácticas que demarcan posiciones sociales (Vila, Esto es un ejemplo palpable de que en el 2001), refieren una posición de mundo que aprendizaje para constituirnos en sujetos so- trata de imponerse en relaciones que refle- ciales la matriz de relaciones socioculturales jan permanentemente conflicto. juega un rol fundamental. Pablo del Río (1996) agrega a esta idea que cada cultura Una concepción ideologizada e ideologi- genera fórmulas diversas de simbiosis– zante de la vida cotidiana impide ver y com- identitarias socioculturales, contando cada prender las contradicciones y permite la acep- una de ellas con mecanismos culturales de tación como única forma posible de vivir. mediación para hacer conciente y efectivo su Particularmente para las personas que com- nivel de identidad. A esta idea nos referire- parten condiciones de discriminación, como mos más adelante cuando abordemos el pro- por ejemplo “las personas pobres” y los “jó- ceso de socialización. venes infractores”. Los procesos de ideologi- zación son muy importantes de analizar para Cultura, Subcultura y Contracultura entender la cultura que ellos conforman. Para entender como se ubican las perso- Ignacio Martín–Baró (1983) y Maritza Mon- nas en la estructura social en función al gra- tero (2003) coinciden en plantear que la natu- do de cercanía o lejanía de los valores y cate- ralización de ciertas ideas, valores y actitudes gorías definidas por la cultura mayor o frente a la realidad, permite muchas veces la cultura dominante pasaremos a continuación aceptación de lo inaceptable (como las injus- a definir lo que Vergara (1996) denomina ticias sociales, la pobreza, la discriminación, cultura ideal, subculturas y contraculturas, entre otros). Sería a través de los mecanismos ubicando el espacio en que se sitúan las per- de habituación y familiarización que las situa- sonas que han sido definidas o que se defi- ciones anormales son percibidas como parte nen como delincuentes. natural de la vida cotidiana (Montero, 1994). La cultura ideal puede ser definida como Incluso Martín–Baró en su obra Acción e las normas, valores, actitudes y percepciones ideología (1983), plantea la relación entre or- necesarios para el mantenimiento de un or- den social y estructura psicológica. El alude den social determinado, implicando una a una psicología de clase, refiriéndose con aceptación y legitimación de éste (Vergara, ello a ciertas formas de pensar, sentir y ac- 1996). Constituiría un núcleo referencial e tuar que son propias de ciertas personas ubi- imaginario potenciado por la cultura domi- cadas en una determinada clase social en un nante y en relación al cual se posicionan sub- momento histórico determinado. En las cla- culturas y contraculturas. ses sociales que él señala como dominadas, se podría apreciar además del fatalismo, Las subculturas se posicionan más cerca- inmediatismo y desesperanza, el fenómeno nas a la cultura ideal y constituirían una deri- de la alienación. En la alienación las perso- vación del sistema cultural, la relación sería nas asumirían como propios los valores e in- no conflictiva, pues los lazos no se rompen y tereses sociales característicos de la clase so- la variante es sólo ramificación de la cultura cial dominante. Este podría ser un referente global (Vergara, 1996). Entre las subculturas para entender la inflación de expectativas de se pueden contemplar aquellas dadas por fac- consumo que se aprecia en jóvenes infracto- tores etáreos, religiosos, laborales, de clase res de ley (y en otros sectores de la pobla- social, étnicos y de género, entre otros. La es- 118
  • 6. Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004 tructura de las subculturas está compuesta por de un “error” en el funcionamiento del siste- un núcleo subcultural determinado y fuerzas ma, el que debe ser corregido o controlado, que atraen y repelen de éste. El núcleo lo com- permitiendo su reestabilización (Glauben y ponen normas, valores, actitudes y percepcio- cols, 1993). En el caso de la delincuencia es nes, jerarquizados y determinados por ele- fundamentalmente en el sistema jurídico mentos identificatorios particulares (modos dónde se buscará el ajuste. propios de hablar, vestir, etc.). La fuerza que atrae hacia el núcleo subcultural es el control En el ajuste y control social la familia cum- social interno generado por el propio grupo; ple un rol básico consistente en formar a sus mientras que las fuerzas que alejan provienen miembros nuevos para que desarrollen per- de otras subculturas o contraculturas, así sonalidades adaptadas, moral y productiva- como desde la cultura dominante global. mente, al sistema. Cuando las familias no logran esa adaptación se consideran “fami- La contracultura surge como reacción lias problemas” y el sistema social genera negativa al sistema cultural, primando una mecanismos reguladores que facilitan que relación antagónica y conflictiva. Posee la cumpla con el rol esperado o reemplaza al- misma estructura que las subculturas, pero gunas de sus funciones. Así, la familia cum- a diferencias de éstas, suponen un núcleo ple con transmitir las representaciones socia- contracultural mucho más definido con mu- les que facilitarán a hombres y mujeres cho mayor control social interno; generando relacionarse armónicamente con otras perso- mayor cohesión e identificación interna. Así, nas y otros sistemas sociales, dando continui- las contraculturas representan insuficiencias dad a los roles históricos establecidos por la y fuertes contradicciones en la sociedad y estructura de poder en la que viven. deben entenderse como producto de la mis- ma estructuración social y de ninguna for- Sin lugar a dudas las diferencias que se ma como fenómenos aislados o generados de pueden apreciar en los distintos grupos so- un modo autónomo (Vergara, 1996). ciales están marcadas por su pertenencia a de- terminada clase social. Pero esas diferencias En este contexto, la delincuencia puede como lo indica Pierre Bourdieu (1991) no sólo ser comprendida como una contracultura, obedecen a diferencias en las relaciones eco- caracterizada por la existencia de códigos nómicas, por la propiedad de ciertos bienes o éticos, lenguaje y estratificación característi- la carencia de ellos, sino que también respon- cos (Cooper, 1994), que cohesionan y otor- den a la forma de usar los bienes transformán- gan identidad a quienes forman parte de ella. dolos en signos. Las prácticas culturales se- rían para este autor un conjunto de “caracte- En toda sociedad es de vital importancia rísticas auxiliares” que a modo de exigencias la mantención del status quo, por lo que se tácitas pueden funcionar como principios de busca situar a los grupos socioculturales en selección o de exclusión reales sin ser formal- un plano de consenso social. La cultura do- mente enunciadas o estipuladas. Allí se ubi- minante intentará mantener a las subcultu- can los gustos, las prácticas cotidianas, las for- ras y contraculturas en un plano consensual, mas de vestir, entre muchas otras. acercándolas a través de la persuasión y de la represión y buscando minimizar las dife- En esta perspectiva, la cultura ideal surge rencias culturales para homogenizarlas con como un patrón de referencia que posibilita dar la cultura ideal (Vergara, 1996). cuenta del grado de cercanía o alejamiento con respecto del mandato social predominante. Es así como, desde la perspectiva de la cultura dominante, la crisis o la desviación En cada estrato social, las subculturas y son definidas como eventos que dan cuenta contraculturas complementan el sostén del 119
  • 7. Revista de Psicología de la Universidad de Chile orden social dominante. La delincuencia la década del 60’ y ampliamente desarrollado como contracultura, emerge en este marco por sus discípulos de allí en adelante. como desviación indeseable que debe ser controlada de alguna forma para que el or- Conceptualmente, representación social den establecido mantenga su vigencia. Lo se refiere a la “actividad mental que despliegan paradójico es que al mismo tiempo la delin- los individuos y grupos con el fin de fijar su posi- cuencia es producida y reproducida como ción en relación con situaciones, acontecimien- efecto residual de las mismas relaciones de tos, objetos y comunicaciones que les conciernen asimetría. Es decir, se la quiere exterminar o de la vida cotidiana y que se encuentran a la base al menos controlar, pero el sistema vigente de la construcción de una realidad social de or- es impensable sin la desviación como ele- den consensual” (Jodelet, 1993: 473) son, ade- mento que justifique las instituciones de con- más, para Moscovici y Hewstone (1993), teo- trol social (Foucault, 1995) rías basadas en el sentido común y en esta función muestran cómo suceden las cosas. En síntesis, podemos decir que la fragili- Dicho de otra forma, tienen por misión des- dad de los vínculos sociales (mediados por un cribir, clasificar y explicar; sin embargo, a di- universo simbólico y por su ubicación en la ferencia del conocimiento generado a partir estructura social), pueden dar origen al sur- de la ciencia, las representaciones sociales gimiento de la desviación social. En este pro- rápidamente trasuntan explicaciones acerca ceso hay una serie de factores psicosociales de los eventos de la vida cotidiana, explica- que entran en juego, pero por ahora destaca- ciones fuertemente arraigadas al minuto de remos que necesariamente al existir una pres- contactarse con la realidad social. cripción normativa se producirían procesos de desviación normativas en algunas personas o Según Moscovici (1988), las representacio- grupos que pueden llegar a constituir sus pro- nes sociales tienden un puente entre el indivi- pias culturas, funcionalmente coherentes con duo, la cultura y la historia, es decir entre la la estructura social existente, aunque para ella subjetividad y la vida social de los individuos. signifiquen tensiones o conflictos. Se relacionan, consecuentemente con los con- tenidos del pensamiento cotidiano, refiriéndo- se específicamente a las imágenes y modelos Representaciones Sociales y explicativos que un determinado grupo social Construcción Social del Conocimiento tiene acerca de algún fenómeno de la realidad. En la actualidad, muchos investigadores En lo que a función de las representacio- comparten como idea que los seres humanos nes sociales respecta, ellas posibilitan a las disponemos en la mente de lo que desde di- personas orientarse y manejar su realidad ferentes posiciones teóricas se denominan material y social, facilitando, a su vez, que la modelos mentales, representaciones, teorías comunicación tenga lugar entre los indivi- implícitas, teorías ingenuas, sistemas de es- duos. Ello ya que proveen a las personas de quemas, etc. y que a partir de esos modelos códigos para nombrar o clasificar los diferen- realizamos las acciones e interpretamos la tes aspectos de su realidad personal y colec- realidad (Delval, 1992). tiva. Además, participan en la construcción Uno de los conceptos que mayor desarro- de nuestra realidad dando sentido a los ele- llo ha tenido durante las tres últimas décadas mentos que emanan de diversas fuentes (me- es el de representaciones sociales, ofreciendo dios de comunicación masivos, conversación una alternativa teórica que ha impulsado la o encuentros con otras personas) que están investigación empírica en psicología. Este con- en continuo movimiento social y cambio, cepto fue introducido por Serge Mocovici en transformando lo nuevo en habitual. 120
  • 8. Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004 Otras funciones específicas, atribuidas por (Minuchin, 1982; Rodríguez, 1989). Ello por- Ibáñez (1988) a las representaciones, son que que el niño(a) siente condicionada la acepta- permiten que los sujetos integren nuevos ele- ción de los adultos significativos a la emisión mentos en el pensamiento social; generan de unas conductas por sobre otras. formas para la toma de posición en situacio- nes sociales; colaboran en la aceptación de la La socialización, entonces, transmite al in- realidad social instituida con la consecuente dividuo estructuras de interpretación de la adecuación a la posición social correspon- realidad social o modelos culturales, que se diente, y, finalmente, constituyen una de las encuentran mediatizados por los otros sig- bases para la conformación de la identidad nificativos a cuyo cargo se hayan. Estas es- social y de grupo. tructuras de interpretación son asimiladas progresivamente por el individuo, que lue- Sin desconocer que las construcciones de go contribuirá a reproducirlas. Esta interna- la realidad social ocurren en un escenario lización de estructuras de interpretación es, social temporal e histórico y por tanto son según Rodríguez (1989), la base para la com- influidas por el ambiente, diversos autores prensión del otro y del mundo, convirtiendo desde una perspectiva constructivista, resal- al sujeto en miembro de la sociedad. tan el rol activo de los sujetos en esa cons- trucción. De este modo, el conocimiento cons- De este modo, el mundo social aparece fil- truido por el sujeto no es una copia de la trado por otros significativos en función de realidad exterior sino que el producto de una la posición que ocupan en el mundo (clase elaboración personal, que puede ser facilita- social y cultura, entre otros) y sus biografías da por otros (Delval, 1992). La biología y la individuales. La internalización se completa cultura cooperarían estrechamente en que cuando el sujeto es capaz de identificarse con esta construcción sea posible. los roles y actitudes de las personas más cer- canas y adquiere una identidad propia sub- Para algunos autores, la actitud receptiva jetivamente coherente y plausible con el del medio social, que hace posible el proceso mundo social específico (Rodriguez, 1989). de socialización, existiría desde el nacimien- to, mientras que para otros no habría una Proceso de Inadaptación Social: La actitud social en el ser humano hasta que se Delincuencia en Contextos de Pobreza convierte en interlocutor de otros seres hu- manos mediante el establecimiento de una En la vida de cualquier sociedad, sobre alteridad, cuestión que no ocurre sino hasta todo en los núcleos poblacionales más gran- avanzado el desarrollo infantil. Ambos des, es relativamente frecuente que aparez- acercamientos, sin embargo, concuerdan en can comportamientos contrarios a los valo- señalar que es la familia, el sistema social más res y normas del sistema social. Estos com- próximo y significativo para el niño (espe- portamientos han sido conceptualizados de cialmente cuando pequeños), el encargado diversas formas, entre los que se cuentan el central de llevar a cabo el proceso de sociali- de desviación e inconformismo. zación, influyendo decididamente en como los individuos interpretan y se relacionan con Es posible detectar notorias diferencias en la realidad social. La lógica propia del amor la terminología empleada para designar a las como fundamento de la construcción del sis- personas que prescinden de las normas so- tema familiar, le proporciona un rol privile- ciales o las quebrantan. En el lenguaje técni- giado en el moldeamiento de las conductas co, no es lo mismo hablar de delincuencia que del niño y de su sentido de identidad de “desviación social”; de sociopatía que de “discordancia normativa”. 121
  • 9. Revista de Psicología de la Universidad de Chile En este sentido, cabe distinguir dos pers- cuente es quien comete un delito contempla- pectivas opuestas en la concepción del incon- do en un determinado código penal. formismo normativo: una califica al incon- forme como delincuente y la otra perspectiva En el presente artículo, el enfoque adopta- lo califica como desviado o discrepante so- do no se restringe a la consideración judicial cial (Valverde, 1996) de lo delictivo, sino que busca relevar el proce- so social, familiar e individual que lleva a un Desde la primera perspectiva, el quebran- determinado individuo a manifestar de una tamiento de las normas sociales constituye manera más o menos permanente un tipo de un fallo de orden moral y supone la altera- comportamiento que incluye actos que el sis- ción de las exigencias propias de cualquier tema social define como delitos. Se considera- vida humana en sociedad, por consiguiente, rá la delincuencia como una forma más de in- se trata de un acto “malo” en sí mismo. En la adaptación social, pero sin ser la única variable práctica, la comprensión y el alcance de la comportamental que define la interacción so- delincuencia se hacen desde la perspectiva cial de aquellos individuos que el sistema so- de la ley. La ley se convierte así en intérprete cial define o etiqueta como delincuentes. del bien y del mal; de la normalidad y anor- malidad; la responsabilidad de los actos A nuestro entender la situación de des- delincuenciales, por su parte, reside única- viación debe reconocerse como un proceso mente en la persona, cualesquiera sean las que evoluciona con el tiempo, con la historia causas que expliquen esos comportamientos del individuo y las características del entor- o los factores que lo precipiten (Urra, 2000). no en donde se desarrolla. Para que exista desviación debieran presentarse los tres si- Para la segunda perspectiva, el quebra- guientes elementos (1) existencia de una nor- miento de las normas sociales consiste en el ma, (2) un comportamiento de trasgresión de apartamiento del individuo respecto a las la norma y (3) un proceso de estigmatización exigencias de su grupo. De por sí el acto des- de la conducta. viado sólo indica una separación del orden estadístico, una divergencia respecto de lo De acuerdo a nuestra experiencia en terre- que hace la mayoría. La comprensión de la no, el tercer aspecto referido es de crucial re- desviación se hace desde la perspectiva de levancia. Este proceso de etiquetación y la estructura social, del sistema social im- estigmatización durante el desarrollo de cier- perante y de sus exigencias concretas. El tos niños y jóvenes va marcando (en conjunto quebramiento de las normas supone un acto con otros sucesos) una construcción de iden- disfuncional para el sistema en la medida tidad específica como trasgresor de normas. que altera el comportamiento normal, lo que En ello intervienen, desde la familia hasta las no quiere decir que la disfunción no tenga instituciones de educación y control social, funcionalidad a otros niveles. Finalmente, pero también la opinión pública y los medios la responsabilidad de la desviación no pue- de comunicación de masas. Estas instancias, de atribuirse sólo a la persona, sino que re- muy tempranamente en función de prejuicios side tanto en la persona como en el sistema y expectativas, van demarcando que cierto social y en cada caso es necesario distinguir tipo de personas sean desviados sociales. cuáles son los factores relevantes que dan Por otra parte, una serie de autores indi- razón a tal desviación. can como factor relevante en la conducta La palabra delincuencia deriva del con- delictiva y su reincidencia, el desarrollo cepto jurídico de delito, que alude no a una socioeconómico, la pobreza y la inequidad conducta, sino a un acto concreto referido a distributiva (Arias, 1995; Zambrano, 2001 y figuras legales (Valverde, 1996); así, delin- Moreno, 2001). De este modo, la delincuen- 122
  • 10. Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004 cia se mostraría mayoritariamente en las transmitiéndose transgeneracionalmente a grandes ciudades teniendo como principal través de pautas culturales y mandatos fa- determinante la acumulación desmedida de miliares que actúan como freno al potencial riqueza por pequeños sectores, en detrimen- de desarrollo individual, familiar y social. La to de una amplia población que se ubica en pobreza como un fenómeno complejo, cons- sectores urbanos marginales o populares. En tituye un sistema de relaciones sociales, cul- esta perspectiva, Cooper (1994) indica que en turales y económicas con un componente Chile los problemas sociales de la extrema estructural a dos bandos: uno objetivo–mate- pobreza y la pobreza se asocian a la delin- rial, ligado a la carencia de oportunidades y cuencia común, en un 90% y en un 8% de los condiciones básicas de vida y otro subjetivo– casos, respectivamente. relacional que determina particulares formas de interpretar la realidad y de relacionarse, Se constata, además, que quienes están como mecanismos de adaptación a circuns- más expuestos a ser detenidos y recluidos en tancias adversas (Zambrano, 2003). La pobre- centros de control social, son los pobres. Así, za, es así, un obstáculo central para el desa- no sólo tienen mayor probabilidad de trans- rrollo de las personas en la medida que gredir la norma establecida, sino que tam- transgrede sus derechos más básicos impi- bién están más expuestos a ser castigados por diendo el desarrollo pleno de potencialidades. el sistema social. Como lo destaca claramen- te Michel Foucault (1995) el poder se hace Por ello, muchas familias en condiciones presente para elegir las formas de castigo de pobreza, deben acudir a una diversidad de para los que son entendidos como “anorma- arreglos estructurales y funcionales que le les”, para seleccionar a quienes serán rotula- permiten adaptarse a un sistema que, en tér- dos como desviados y a los agentes sociales minos generales, sobrepasa su dominio. De que operarán en el castigo o rehabilitación. este modo, se desenvuelve desarrollando ca- racterísticas propias, definidas por la exclu- Queremos destacar aquí que el fenóme- sión de muchas oportunidades de desarrollo, no de la delincuencia se encuentra fuerte- que le hacen adoptar diversas estrategias o mente asociado a las condiciones de pobre- “arreglos” para lograr la subsistencia y adap- za, pues en ella se ven limitados los recursos tación a la cultura dominante (Espinoza, 1993). que permiten integrarse “apropiadamente” Estas formas de funcionamiento y estructura al orden social dominante (Pérez-Luco y suelen transmitirse mediante socialización a Alarcón, 1992). Lejos de indicar una explica- las siguientes generaciones. ción monocausal de la delincuencia, lo que se busca es enfatizar que un medio social des- Las dificultades de subsistencia material ventajoso reúne condiciones que predispo- afectan casi inevitablemente el desarrollo nen a quienes en ese medio se desarrollan, a personal de sus miembros, por cuanto dichas desarrollar conductas antisociales en la me- carencias van modificando la estructura fa- dida que disponen de menos y más débiles miliar y generando un ambiente de insegu- recursos protectores (familia, inserción insti- ridad y abandono que dificulta la conviven- tucional, información) frente a riesgos ma- cia e impide a los adultos crear un espacio yores (la calle, violencia, carencias materia- de socialización que satisfaga las necesida- les y afectivas). des del niño (Rodríguez, 1989). Esto se apre- cia en cambios de pareja que exponen a los La pobreza de acuerdo a Pérez–Luco hijos a figuras parentales itinerantes que im- (1994) es la resultante de un orden social ex- ponen (o se acomodan a) estilos de relación cluyente revelado en una condición de vida distintos y con los cuales no existe un víncu- que impregna de carencia y frustración to- lo definido en relación a la autoridad, las das las esferas de la experiencia humana, normas o el afecto. 123
  • 11. Revista de Psicología de la Universidad de Chile El esquema resalta que algunas familias dificadas por la propia acción y disminuyen- ubicadas en estratos socioeconómicos bajos, do la motivación para intentar mejorarlas. dadas sus condiciones de subordinación frente Esta falta de poder objetivo de las personas al resto de la sociedad no tienen acceso a opor- sobre su situación vital se perpetúa en la tunidades ni pueden, en la mayor parte de las medida que los individuos se paralizan y sólo ocasiones, desarrollar competencias, habilida- se movilizan en torno a la sobrevivencia del des o conocimientos para acceder a ellas por día a día (Zambrano, 2001). presentar grandes vacíos educativos. Estos últimos tienen implicancias en la construcción Las condiciones de vida precarias, en lo de identidad ya que el niño al tener dificulta- material y/o afectivo, imposibilitan a los ni- des para presentar las conductas esperadas ños que allí se desarrollan el aprender opor- para su edad y para interactuar apropiada- tunamente normas, formas de relación mente con los otros experimentará la tensión afectiva, habilidades y competencias que per- de no responder a las expectativas sociales. mitan una adecuada integración a la vida so- cial, donde la noción de “adecuación” hace La dificultad para ejercer control en cues- referencia a los estándares sociales estableci- tiones tan vitales como satisfacer necesida- dos como deseables para la convivencia so- des básicas para la subsistencia, generan con- cial. Todo esto redunda a nivel psicológico secuencias como la sensación de que los en una baja autoestima, sentimientos de frus- eventos de la vida son definidos y resueltos tración y el surgimiento de mecanismos psi- por otros, perdiéndose la fe en que las con- cológicos compensatorios de las dificultades diciones actuales o futuras puedan ser mo- experimentadas en la relación con los otros. 124
  • 12. Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004 Así, las relaciones afectivas establecidas al mente intuitivas que oponen rasgos negati- interior de las familias tienden a seguir un vos a positivos propuestos por el grupo como diseño preestablecido en las biografías de los modelo ideal. Constituye, además un siste- propios padres. La relación que se da entre ma socialmente establecido y se expresa en los niños y los adultos resulta, con frecuencia, un discurso que implica un sistema de ideas poco empática, acentuando su asimetría y fa- relativamente coherentes y que responde a voreciendo en los niños el desarrollo de senti- una ideología (Montero, 1987). Es así, que de- mientos de infravaloración y permutabilidad. limitar el tipo de representaciones sociales La individualidad del niño no suele ser con- que subyacen a la construcción de la identi- siderada, las cosas no le pertenecen y debe dad delictiva permitiría comprender aque- someterse a las altas exigencias impuestas por llos aspectos simbólicos que conectan y ubi- los adultos. Los padres y el entorno, van cons- can como delincuente a un individuo en el tituyendo entonces para los niños, en gene- espacio personal y social. ral, imágenes amenazantes que pasan a for- Proponemos que las representaciones so- mar parte de su mundo interno. ciales que construyen los miembros de una Los niños, se van transformando en “ni- familia, se asocian con el estilo de afronta- ños adultos”, que tienen que hacerse cargo miento que ellas tienen ante la realidad y vi- de una rápida acomodación a la realidad a la ceversa. Ello porque, como lo hemos señala- que pertenecen, pues quienes son responsa- do, son las familias en donde fundamental- bles de su cuidado también tienen múltiples mente se construye la subjetividad o ideolo- carencias provenientes de su propia infancia, gía, en la medida que ellas, a través del len- las que provocan una sobrecarga psíquica guaje, establecen un orden simbólico que re- que en muchas ocasiones dificulta hacerse produce el sistema social, cultural, económico cargo de otro (Pérez-Luco y Alarcón, 1992). y político dominante (Glauben y Cols., 1993). Como no logran relacionarse afectivamente Puesto que la vida se les presenta a las con sus propios hijos, es frecuente observar personas como un verdadero caos, requieren serios trastornos del vínculo afectivo entre formarse una interpretación de sí y del mun- ambas partes (Rubio, 1985; Rodríguez, 1989; do que les garantice un cierto “orden” y cer- Barudy, 2001). En esta perspectiva, se puede tidumbre. La representación de un “orden” sostener que la pobreza material se transfor- permite que la persona afirme su identidad ma en vivencias, relaciones y experiencias individual como también su identidad colec- tempranas de carencia que van estructuran- tiva en su dimensión de clase social, género, do en las personas que crecen allí, una parti- minoría, mayoría, etc. Esto supone demar- cular dinámica psíquica. Este es un proceso car roles, territorio, rivales, aliados y poner que se inicia en la niñez temprana y que con- en juego la dimensión simbólica, institucio- tinúa en las siguientes etapas evolutivas. nal y política (Gutierrez– Castañeda, 1994, ci- tado en R. Vila 2001). Delincuencia Juvenil: Una Mirada La teoría de la identidad social propuesta desde la Construcción de Identidad por Tajfel y Turner (1979), resalta la pertenen- La literatura de actualidad señala que las cia al grupo en la definición de sí mismo, pero ideas que tienen los individuos acerca de sí considera la dinámica identitaria en términos mismo y de su medio social, aspectos cen- personales, planteando un continuum en que trales de la construcción de identidad, deter- los individuos serían tratados como una sin- minan en gran medida su conducta social. gularidad y especificidad individual al mis- mo tiempo que, en el otro polo, son tratados La identidad social es aprendida a través como un sujeto que pertenece a un determi- de un sistema de representaciones relativa- nado grupo social (Bourkis y Leyens, 1996). 125
  • 13. Revista de Psicología de la Universidad de Chile Identidad es en términos simples, la ima- relación de la persona con los distintos ám- gen y el concepto que tenemos de nosotros bitos de la sociedad y las representaciones mismos. Cada persona tiene una imagen sociales (como mecanismo intermedio) en su consciente o inconsciente de sí mismo que se dimensiones cognitiva, afectiva y actitudinal, construye y forma a lo largo de la propia his- permite a las personas responder a las pre- toria vital, pero obviamente no es un proce- guntas básicas que se plantean en el proceso so en solitario, es una tarea que se efectúa de construcción de identidad psicosocial. junto con otros, como la familia, los pares, la comunidad . Sostenemos que la construcción Para poder comprender el proceso de cons- de identidad es un proceso ecológico en la trucción de identidad en jóvenes infractores de medida que se desarrolla en interacción con ley, debemos considerar que la primera etapa diversos espacios y entidades, añadiendo ade- de socialización ocurre en un marco de inesta- más, que la vivencia de ser uno mismo y el bilidad que se proyecta en los diversos ámbi- sentimiento de pertenencia a un grupo, como tos que rodean la vida familiar. En este contex- la familia, ayudan a mantener la seguridad to los niños y jóvenes se ubican como especta- emocional y la capacidad de acción en cohe- dores de lo que ocurre a su alrededor, experi- rencia con aquellos valores y normas asumi- mentando vivencias de “marginación”, “aban- das como propias (Beristain y Rivera, 1992). dono”, “desprotección” y “condicionalidad afectiva” que pasan a formar parte central de Amin Maalouf (2002) resalta el peligro de su construcción de identidad (Alarcón, Pérez– favorecer y obligar a las personas a adscri- Luco y Lucero 1992; Zambrano 2001). birse a una identidad fija y absoluta, seña- lando que la identidad está formada por una Se produce como lo ha indicado Barudy infinidad de elementos que se corresponden (2001) un proceso de victimización temprana, a nuestras múltiples pertenencias sociales en donde el niño no puede resolver sus necesi- (familia, nación, religión, etnia, pandilla, gru- dades, transformándose en muchas ocasiones po de amigos, entre otros). Estas pertenen- en “objeto” para resolver necesidades o difi- cias no tienen la misma importancia en un cultades de los adultos, tales como situaciones mismo momento (pueden variar según las de maltrato, abuso o negligencia. Estas relacio- circunstancias), pero ninguna de ellas carece nes tempranas, que comunican de algún modo totalmente de valor. Agrega además que aun- al niño su permutabilidad y falta de valor, ta- que muchas personas compartan un gran miza la construcción que de sí mismo realiza, número de elementos, nunca se da la misma acudiendo a formas de relación que reprodu- combinación en dos personas distintas, lo cen, en la mayor parte de las ocasiones, los es- que hace que cada persona sea singular. quemas incorporados tempranamente. De este modo, la identidad se construye sobre la des- Si bien la identidad desde esta perspecti- confianza, la inestabilidad de las relaciones, va, es una construcción continua, no fija, está infravaloración de sí mismo, agresividad y mediada por los roles sociales, cumpliendo pasividad como parte de las “opciones” que una función particular en el orden social. De adopta para enfrentarse a una realidad que las este modo, las personas, se ven interpeladas más de las veces percibe como amenazadora. a fijar su identidad de un modo rígido cum- pliendo roles que les impiden desarrollar En un contexto que no ofrece las oportu- todo su potencial y riqueza. Este es el caso nidades para desarrollar recursos, aprendi- concreto de los jóvenes que presentan pro- zajes y habilidades compatibles con los re- blemas de “adaptación social”. querimientos sociales y que por el contrario obliga a desplegar toda la creatividad en la Así, el desarrollo de la identidad perso- sobrevivencia, las posibilidades de transgre- nal y familiar permiten que sea posible la dir la norma son mayores. 126
  • 14. Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004 La preadolescencia y adolescencia son un interacción con el personal que allí labora una período evolutivo que asume características imagen estigmatizada y devaluada de sí mis- especiales para los jóvenes que se desarrollan mo, se produce una progresiva personaliza- en contexto de carencia. La coexistencia de cam- ción del conflicto. Esto lo conduce a conside- bios físicos y psicológicos adicionados a las rarse a sí mismo inadaptado (o delincuente) presiones ambientales, los hacen susceptibles y, asumiendo esa etiqueta, tenderá a alejarse de vivir con especial incertidumbre el período. progresivamente de las normas convencio- nales de conducta y desarrollará pautas de La convivencia cercana con grupos con comportamientos en consonancia con la diná- compromiso delictivo, sumado a una familia mica conflictiva en que se ve envuelto. En con- que no es capaz de orientar y disciplinar, inci- secuencia, la formalización del inadaptado den en que el joven termine viviendo en un como delincuente se produce a propósito de la sistema organizado de tal manera que el “me- reacción social e institucional brindada como dio exterior” cercano no afecta sus premisas respuesta jurídica a problemas que, como he- que justifican que se conduzca como violador mos examinado, son de otra naturaleza. de reglas (Fischman, 1989). Como consecuen- cia de esto, el joven va construyendo una re- Como lo describe Goffman (1998: 48), bajo presentación de sí mismo basado en sus com- el concepto de carrera moral, parte de este petencias delictivas y su capacidad para proceso de socialización secundaria consiste transgredir eficientemente la norma. Tiene en que “la persona estigmatizada aprende a in- dificultades, por tanto, para conectarse con un corporar el punto de vista de los normales, adqui- contexto más funcional que saque a la luz sus riendo así creencias relativas a la identidad de lo habilidades y recursos no delictivos. que significa poseer un estigma particular”. De tal modo, la secuencia de conductas, del Estas circunstancias promueven un fuerte niño y adolescente que aparece como inadap- proceso de identificación con los pares, en tado a los ojos de un observador externo, re- donde se experimenta cierta libertad e incon- sultan ser un intento permanente de adapta- dicionalidad, obviamente relativa. Así, el rol ción a las distintas situaciones vitales y es la que pasan a cumplir los grupos (pandillas, por anormalidad de esas situaciones la que deter- ejemplo) se potencia en la medida que se cons- mina la anormalidad de su comportamiento. tituye en una instancia de referencia, perte- Valverde, en su obra “El proceso de inadap- nencia, afecto e identificación, lo que favore- tación social”, define al inadaptado como una ce el acercamiento de los jóvenes a pautas de persona tan adaptada que se inadapta para funcionamiento de carácter delictivo. poder adaptarse, pero las circunstancias de su vida y las escasas habilidades sociales que ha Es en la llamada “carrera delictiva”, en la podido desarrollar no permiten que sea una que se ven implicados algunos preadolescen- adaptación eficaz –al menos mirado desde el tes y adolescentes, donde comienza a produ- medio social normalizado– sobre todo cuan- cirse la definición de sí mismo en base a valo- do las instituciones de control social enjuician res y prácticas propias del mundo delictivo. Es conductas concretas (Valverde, 1996). en el continuo ir y venir entre las instituciones de protección, rehabilitación, control social y Estas conductas desadaptadas provocan el medio en el cual se mueve normalmente con inevitablemente la intervención de las insti- su grupo de pares donde va aumentando el tuciones de control social, no sobre el entor- compromiso delictual (Zambrano, 2001). Con no, como sería necesario, sino sobre el indi- todo, es gracias a esta identidad que los jóve- viduo particular. En la medida que el mu- nes pueden sentirse “parte de” una cultura chacho va experimentando las presiones de propia, en contraposición a la vivencia de sen- las exigencias institucionales o recoge en la tirse “demás” en el resto de la sociedad. 127
  • 15. Revista de Psicología de la Universidad de Chile Propuestas, Comentarios Finales Esto sería posible a partir del cuestiona- miento, conflicto y desafío de las representa- Hemos planteado que la infracción de ley ciones sociales del mundo. Este cuestionamien- configurada en un patrón de conducta recu- to se hace viable cuando el sujeto logra rrente, en el caso de un número importante interactuar en ámbitos diversos que amplían y de jóvenes, es la resultante de un proceso que enriquecen sus experiencias. Un sujeto que se tiene fuertes vinculaciones con un medio so- desenvuelve en un campo o contexto reduci- cial desventajoso, que genera inseguridad, do tenderá inevitablemente a reforzar sus re- estrés, desesperanza y dificultades para re- presentaciones con “más de lo mismo”, confir- solver necesidades básicas materiales y psi- mándolas y fortaleciéndolas de tal modo que cológicas. A menudo también, se relaciona aparecen como una realidad que no amerita con problemas estructurales y funcionales de ningún reparo. Las instituciones de control so- la familia, los que aportan en la construcción cial, especialmente la prisión, adquieren un rol de un paradigma familiar que se representa reproductor de la delincuencia en la medida a sí misma y al resto de la realidad de un que se transforma en una suerte de sistema modo particular, redundando finalmente en cerrado, al que se “acopla” el mundo del ham- un estilo diferenciado de afrontamiento even- pa que entra y sale de ella, reproduciendo afue- tos y relaciones interpersonales cotidianas. ra los valores y normas que allí se recrean. Estos patrones de interacción con la realidad son adaptativos en el contexto en que se dan De acuerdo, a lo propuesto por Glauben y resultan ser verdaderos mandatos familia- y Cols. (1993), las personas al ampliar sus res enraizados en las representaciones socia- dominios cognitivos o representacionales, lo les que los distintos integrantes de la familia que en principio se expresa en la ampliación construyen acerca de sí mismos y su mundo. de su lenguaje (pauta lingüística), desarro- La recurrencia y carácter compartido de es- llan mayor autonomía en la elaboración de tas representaciones sociales otorgarían iden- distintas respuestas en su vivir cotidiano. tidad al joven y a su grupo familiar. Lo mismo ocurre si a propósito de la am- En el contexto descrito, entenderemos por pliación del repertorio conductual se provo- identidad delictiva al sentido de sí mismo (ex- ca una reinterpretación que permita al joven periencias, sentimientos, capacidades, moti- con compromiso delictivo (acompañado de vaciones y anhelos), ante sí y ante los ojos de otras estrategias) cuestionar y en ocasiones los demás, que se ha conformado en base a alejarse de las premisas del sí mismo como pautas de valoración distanciadas del orden “violador de norma” o “malo” y desarrollar social establecido en la cultura global, pero competencias distintas a la de “ladrón efi- fuertemente arraigadas y compartidas con un ciente” o “trasgresor permanente”. De esta grupo social de referencia que valida y pro- forma se cuestionarían las representaciones mueve papeles, reglas y representaciones so- sociales que le dan coherencia a esa identi- ciales dentro de una contracultura delictual. dad delictiva básica. Podríamos señalar que al no operar el cues- Este proceso, obviamente es lento y no tionamiento sobre las representaciones socia- exento de frustraciones y debiera estar me- les que se expresan en la comunicación de la diado por un terapeuta o educador capaz de vida cotidiana, las actitudes y conductas se establecer un lazo afectivo estable y signifi- hacen recurrentes y consistentes con esas re- cativo, que también desafíe las experiencias presentaciones. Entonces, para pensar en el de inestabilidad, de pérdida y de desconfian- cambio, es imprescindible que las personas re- za, revitalizando en el joven el valor de com- creen representaciones sociales distintas a las prometerse afectivamente. Esto debiera que han logrado configurar durante su vida. acompañarse paralelamente de una habilita- 128
  • 16. Construcción de Identidad en Jóvenes Infractores de Ley..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 115-132. 2004 ción escolar funcional y de una formación establezcan, más allá de la relación orientada a psicosocial y técnica que los prepare para una la tarea académica, una relación de proximi- inserción laboral viable. dad afectiva, relativizando sus propios valores y normas para acercarse a la percepción que el Estas tareas pasan por revalorizar el coti- niño tiene como fruto de su propia biografía y diano, lo insignificante, lo que se vive irre- pertenencia cultural. Sólo desde esta compren- flexivamente por ser “lo natural”. Desde una sión básica y desde la aceptación, se puede te- concepción psicoeducativa se trata de que el ner posibilidades de aportar para que el niño adulto (operador social) pueda propiciar una se mantenga significativamente relacionado “alteridad reflexiva” entre los muchachos, con la escuela, disminuyendo, al menos par- entre él y los jóvenes, en donde se puedan cialmente, el atractivo de “la calle”. ver reflejados con confianza, y donde pue- den surgir contradicciones y nuevas pregun- Nuestra convicción es que se requiere de tas. Sabemos que la actividad reflexiva a la intervenciones de corte comunitario, de pro- que aludimos requiere de ciertos recursos moción y dinamización en distintos niveles, que los muchachos y los propios educado- que aún cuando combine estrategias de ma- res a veces no han podido actualizar, ello lla- yor especialización sea inespecífica en el sen- ma a poner atención en el entrenamiento de tido de no focalizarse exclusivamente en la habilidades de estos últimos para actuar de población que se ha definido como de ries- dinamizadores de este proceso. go. Hacerlo fomenta los componentes de dis- criminación y estigmatización. Estrategias Una propuesta más cercana a la preven- integrales, con asiento territorial, flexibles y ción debiera necesariamente fortalecer a los multinivel pueden evitar el riesgo de la dis- grupos familiares, especialmente en los ám- criminación y estigmatización que fomentan bitos en que presentan menor experiencia, identitidades rígidas. conocimiento o efectividad, particularmente aquellos que hemos referido como factores de Todas estas propuestas preliminares ca- riesgo para el desarrollo de niños que se acer- recerían de sentido si dejamos de reconocer can a la desviación social. En el convencimien- y actuar en la dimensión estructural de la to de que los padres actúan como actúan por- sociedad. Es necesario revelarse ante la in- que no conocen otra forma de hacerlo, un justicia, frente a la existencia de la pobreza, proceso de formación en pautas de crianza, ante las respuestas mediáticas de tipo asis- comunicación, afectividad, resolución de con- tencialista (que no hacen otra cosa que reafir- flictos, es fundamental. Estos son mecanismos mar el fatalismo, dependencia y externalidad que pueden aportar a los padres u otros refe- psicológica), rechazar las ideologías que sus- rentes adultos a sentirse más competentes en tentan la negación de la persona del “delin- su relación con el niño o joven. Recordemos cuente”. Mientras la ética predominante no que la escalada de intervenciones sobre las sea el pleno respeto de los derechos huma- familias que han sido definidas como “pro- nos y el compromiso con el cambio social blema” colabora en la estructuración de un subversivo (el que rompe la naturalización sentido de ineficacia que paraliza a los adul- de las ideologías que favorecen la domina- tos o les hace mantener patrones cada vez más ción), la delincuencia tendrá un espacio pri- rígidos y violentos para ejercer control. vilegiado para su desarrollo. En el ámbito educacional, los profesores La Psicología y otras disciplinas deben debieran conocer la realidad de estos niños no recuperar su capacidad de crítica y propues- ya desde sus representaciones del lado “nor- ta frente a fenómenos sociales que impiden mal de la sociedad”, sino desde un acercamien- el desarrollo humano, eso significa necesa- to mucho más comprensivo. El desafío es que riamente transformarse en sujetos políticos. 129
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