Este documento resume las ideas centrales de Rousseau sobre el contrato social y la voluntad general. Argumenta que la voluntad general solo puede dirigir el Estado para el bien común. Explica que el interés común es lo que une a la sociedad y que la soberanía, como expresión de la voluntad general, no puede ser representada por nadie más que por el pueblo mismo. Finalmente, señala que las órdenes de los líderes solo pueden considerarse expresión de la voluntad general si el pueblo permanece en silencio y no se opone.