La princesa Zenobia esperó durante años en una cueva a la llegada del Inca. Su cuerpo comenzó a transformarse, tomando formas de alas y encorvándose. Cuando el Inca finalmente llegó a la aldea, una hermosa ave blanca con una corona de oro voló y se posó en su brazo. Zenobia se había convertido en el ave para estar con el Inca.