La epidemia se representa como una curva de daño que tiene dos propiedades: la forma, que depende de la genética de la planta, y la velocidad, que depende de la agresividad del patógeno. El ciclo de vida de un patógeno incluye etapas como la germinación, el periodo de latencia, el periodo de incubación y el periodo de generación, cada uno con condiciones ambientales y tiempos de ocurrencia específicos.