Este documento describe cuatro principios rectores del sistema penal acusatorio en México: el principio de contradicción, que establece que las partes pueden conocer, controvertir y oponerse a las pruebas y alegatos de la otra parte; el principio de concentración, que estipula que las audiencias deben llevarse a cabo en días consecutivos para desahogar todas las pruebas; el principio de continuidad, que requiere que las audiencias se realicen de forma continua y secuencial para agilizar los procesos