Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
discernimiento y reglas.pptx
1.
2. ¿Qué es el discernimiento?
El discernimiento espiritual es la búsqueda de
la voluntad de Dios. Es un perpetuo abrirse
plenamente a Dios para reconocer y cumplir la
voluntad del Señor. San Ignacio de Loyola
dedica todo el libro de los Ejercicios
Espirituales (E.E.) a este tema, puesto que es
un camino, una experiencia de Discernimiento
Espiritual (D.E.), para descubrir la voluntad la
divina voluntad.
3. Para poder hacer un buen discernimiento (una
buena elección) es necesario tener en cuenta
algunas nociones básicas de todos los
movimientos espirituales que se nos presentan.
Empezaremos hablando de las mociones.
4. Son los varios movimientos, impulsos y llamados, apelos
y atracciones que experimentamos en nuestra
conciencia. Por ejemplo, veo a alguien necesitado y
“siento” en mi conciencia un apelo para ayudar a esa
persona. El apelo “resuena” en mi conciencia como una
voz que me dice: “ayuda a esa persona”. Este apelo es
una moción, un movimiento interior. Las mociones, en
cuanto tales, son rápidas. Pero puede tener una
resonancia que se prolonga por un determinado tiempo,
estableciendo un “estado interior” de paz o de inquietud,
de alegría p tristeza, de malestar o bienestar, dando lugar
a las Consolaciones o Desolaciones.
6. 1) PROCEDENCIA.
Relación a las causas de
donde proceden.
2) CALIDAD. Bondad o
malicia de las tendencias.
3) DIRECCIÓN. Diversos
movimientos concretos e
individuales considerados
en su unidad genérica
que manifiestan cierta
tendencia o propensión
BUEN ESPÍRITU:
induce hacia el bien sin
mezcla. Confieren al
hombre madurez,
plenitud y libertad en la
búsqueda del bien más
allá de todo otro interés.
MAL ESPÍRITU: Desvían
la correcta dirección o
inducen a la vuelta atrás.
7. Dejar que aparezcan en toda su
potencia y dinamicidad.
Las del Buen Espíritu para dejarse
guiar; las del Mal Espíritu para
rechazar.
Por la capacidad de autoengaño, el discernimiento
se cierra hasta el final: Historizando mociones.
10. Buen Espíritu
MalEspíritu
ACEPTAR/RECHAZAR
Físico
Psíquico
Me
llevan
a Dios La acepto
No me
llevan a
Dios
Larechazo
Buenas
moral-
mente
Malas
moral-
mente
Mal
Esp.
r
Buen
Esp.
Malas
espiri-
tualmente
Caer en la cuenta
Caer en la cuenta
EE: 313
Sentir: Caer en la cuenta, tomar conciencia. No soy yo quien los produce, suceden en mí. Conocer: Ver si estos movimientos son buenos o no. Sime
llevan a Dios o a algo bueno, son buenos; si me apartan, no son buenos. Se causan: de acuerdo a su condición, recibirlas o rechazarlas.
Toda moción moralmente mala, es espiritualmente mala: la venganza: la moral me dice “esto no se puede hacer”; espiritualmente es mala porque yo
debe amar.
No toda moción moralmente buena puede ser espiritualmente buena: Trabajar con niños pobres es bueno, pero ¿quiere Dios que abandone a los
ancianos pobres?
11. son estados interiores y no algo
rápido. Permanecen por un tiempo
notable (tienen una duración de 5
minutos, una hora, un día...)
12. es una experiencia total y totalizante. Se da en
lo profundo del espíritu humano, pero alcanza
todo, alcanza la sensibilidad y el cuerpo. La
consolación tiene referencia explícita a Dios, o
a cualquiera de sus ministerios, con una
presencia interior inconfundible. Puede venir,
por ejemplo, con un impulso para donarse a los
otros y con un sentimiento de que “Esto, sí,
es vida”.
13. También es una experiencia total y totalizante,
alcanza el espíritu humano, la sensibilidad y el
cuerpo (puede provocar nerviosismo y una
depresión generalizada). En la Desolación hay
un sentimiento de ausencia de Dios (lo
contrario de la consolación) y predomina una
visión tétrica de la vida (parece que nada vale
la pena o que ni vale la pena vivir). Puede ser
fuerte, entonces, el pesimismo o tendencias
pesimistas que crecerán desmedidamente.
14. DISCERNIMIENTO
2. Analizar: Mirar
aquellas que
afectan
el núcleo del ser
4. Distinguir:
Buen Espíritu: cómo
Dios me impulsa
Mal Espíritu: el fenómeno
de la tentación.
1. Recoger mociones
17. Treta
s
Demonio: mal.
Satán: El padre de la mentira (Enemigo de la naturaleza humana)
Táctica:
1) Aprovechándose de:
- Nuestros Instintos (Haciéndonos incapaces de manejarlos)
- Nuestra heridas (Agrandándolas, haciéndonoslas sentir con más
dolor para hundirnos en el momento presente)
2) Aprovechándose de:
- Cualidad importante: La saca de quicio, encumbrándonos,
juicios a los demás, criterio de verdad.
- Ver como virtud nuestras compulsiones o mecanismos de
defensa.
18. Todos estos estados
interiores tienen un origen
en la mociones, que
pueden ser del Buen
Espíritu o del Mal Espíritu.
Mociones
Buen o Mal Espíritu Consolación o
Desolación
19.
20. MAL ESPÍRITU
OBJETIVOS:
- Busca alejarnos más de Dios.
- Quiere mantenernos y hundirnos en el pecado.
MEDIOS:
- Hace que el grupo o la persona se sienta a gusto como está.
- Propone placeres vacíos, huecos.
-Hace imaginar deleites y placeres sensuales, para conservarlos y aumentarlos
más en sus vicios y pecados.
BUEN ESPÍRITU
OBJETIVOS:
- Busca acercarnos a Dios.
-Quiere sacarnos del pecado.
MEDIOS:
-Nos crea insatisfacción, inquietud y remordimiento para que la persona o el
grupo caiga en cuenta de su situación de engaño y pecado.
21. en dichas personas el Buen Espíritu actúa de modo
contrario,
•punzándoles yremordiéndoles la conciencia por el
juicio recto de la razón.”
“En las personas que van de pecado mortal en pecado mortal
(descendiendo las gradas), acostumbra comúnmente el enemigo
proponerles
•placeres aparentes, haciéndoles imaginar deleites yplaceres de los
sentidos,
• para conservarlos yhacerlos crecer más en sus vicios y pecados;
Nota: Sedebe leer primero el texto inferior, luego el superior
22. MAL ESPÍRITU
OBJETIVOS:
- Busca estorbar, impedir y dificultar el avance.
MEDIOS:
- Desanima y debilita nuestros buenos propósitos
- Nos llena de pesimismo
- Nos entristece y deprime.
- Nos intranquiliza con falsas razones.
-Impulsa a la persona o grupo a racionalizar su situación y actuación, para que se
contente con lo que ha conseguido hasta el momento y así no siga adelante.
BUEN ESPÍRITU
OBJETIVOS:
- Busca ayudar y facilitar al avance.
MEDIOS:
- Da ánimo y fuerzas.
- Sugiere soluciones, inspira nuevos cambios.
- Nos produce consolación, alegría.
- causa tranquilidad (paz interior)
-Quita TODOS los impedimentos que existen para que la persona o el grupo siga
progresando en el camino del bien.
23. Nota: Sedebe leer primero el texto inferior, luego el super
•iorinquietando con falsas razones para que no pase
adelante
ypropio del Buen Espíritu es dar
• ánimo y fuerzas,
• consolaciones,
• lágrimas,
• inspiraciones y quietud,
•facilitando yquitando todos los impedimentos,
para que siga adelante en el bien obrar”
“En las personas que van intensamente purgando
sus pecados, yde bienen mejor
subiendo en el servicio de Dios nuestro Señor
(subiendo las gradas), sucede de modo contrario al
de la primera regla; porque entonces es propio del
mal espíritu
• morder (con escrúpulos),
• entristecer
• y ponerobstáculos,
24. Tercera regla de
discernimiento: LA
CONSOLACIÓN
La consolación puede tener los siguientes
matices:
Nuestra fe se fortifica y aumenta, lo mismo que la esperanza y
el amor.
Los temores y la dudas se disipan.
Sintiendo alegría, paz, tranquilidad profunda y a veces
inexplicables.
Sintiendo claridad y firmeza para lo que tengamos que
emprender.
Sintiendo fuerzas y deseos de superar las actitudes de pecado.
Sintiendo luz intelectual que hace entender de una manera
siempre nueva, lo que es amor a Dios, servir a los demás
o comprender profundamente las verdades de la fe.
Sintiendo deseos de comunicar a alguien, la experiencia
positiva que se vive.
25. Sintiendo impulso de ayudar a los hermanos más
necesitados: los pobres y los marginados.
Sintiendo tristeza por la vida floja de vida y de pecado.
Algunos santos han llorado, ya sea por el amor que
experimentaban, o por el arrepentimiento de sus
pecados.
Sintiendo facilidad y alegría en el diálogo con el Señor
(oración). A veces este diálogo se llena de la
experiencia profunda de que Dios me escucha, e
incluso de que me habla.
Sobre todo sentimos la cercanía de Dios.
La vida y el trabajo de un grupo se hace más
llevadero. Reina la paz, la armonía y el dese de
mejorar.
Otros matices que la persona debe detectar y expresar.
26. Cuarta regla de
discernimiento: LA
DESOLACIÓN
La desolación puede tener los siguientes
matices:
Sentimiento de oscuridad que lleva a la duda y a la falta de fe.
Nos llenamos de miedos sin ningún fundamento.
Caemos en estados de depresión, a veces sin saber por
qué, a veces sabiéndolo o suponiéndolo.
Sintiendo nostalgia, soledad, tristeza, ante la imposibilidad de un
cambio de vida.
Sintiendo inseguridad ante decisiones que tenemos que tomar,
o de estar en lo correcto.
Sintiendo pérdida de confianza en el grupo o comunidad a que
pertenecemos.
No aceptando a las personas como son.
Sintiendo abatimiento, mal humos, disgusto de todo.
27. Sintiendo impulso a vivir en soledad, a aislarnos de
los demás, a encerrarnos en nosotros mismos.
También a vivir despreocupados de los otros, sin importar
los problemas de justicia o explotación que viven los otros.
Sintiendo satisfacción y alegría por la vida floja de vicio y
pecado que estamos llevando.
Sintiendo que nos invade la pereza ante cualquier forma
de trabajo, ante el estudio y el apostolado.
Sintiendo aburrimiento y desánimo de seguir con la
oración, o la falta de confianza en las oraciones de
petición.
No sintiendo gusto por las cosas de Dios.
Sintiendo frialdad ante todo lo que se refiere a Cristo. Verlo
como algo alejado que no afecta para nada mi vida y , a
veces , fastidia.
28. En determinados momentos esto puede llegar a
convertirse en “nausea” de las cosas espirituales, de la
vida, y aun del mismo Dios.
Llegamos a sentir a Dios muy lejos de nuestra vida.
Se da una pérdida de confianza y esperanza, todo se
ve negro, todos los obstáculos se juntan, no se ve
ninguna salida.
La vida se llena de tedio, aburrimiento, hartura y
pesimismo. Si la desolación es de un grupo, se
detecta frialdad, tanto en la relación interpersonal
como en el trabajo.
31. - El grupo o persona que está en desolación,
nunca debe hacer mudanza, es decir que no
debe olvidar ni cambiar los propósitos o
determinaciones u opciones que tomó en un
estado anterior de paz o consolación. Porque
así como en la consolación nos guía y
aconseja el buen espíritu, al revés en la
desolación,
donde lo hace e mal espíritu, con cuyos
consejos nos podemos equivocar y
perder.
32. - Dado que en la desolación no debemos mudar
los primeros propósitos, mucho aprovecha en
intenso mudarse contra la desolación, es
decir: luchar.
Esto lo conseguirás haciendo todo lo contrario de lo
que te proponga la desolación, por ejemplo: si la
desolación me lleva a cortar la oración, pues, me
alargaré en ella un poco más; si la desolación me
conduce al pesimismo, procuraré no entrar en él y
para eso me puedo ayudar de frases que expresen
alegría o confianza en Dios, o de párrafos de la
Escritura que tengan este sentido; si conduce a la
separación y división del grupo, se debe fomentar la
unidad; y así por el estilo
33. El grupo o persona que está en desolación,
debe considerar este tiempo como una prueba
de Dios, para que resista las varias
agitaciones y tentaciones del enemigo. En
medio de la prueba no se olvide que siempre
contará con la fuerza de la gracia para vencer
esa situación,
aunque no lo sienta.
34. - El grupo o la persona que está en desolación,
trabaje por ser paciente, esta virtud es
contraria (es decir se opone), a las vejaciones
(pruebas) que le vienen, y piense que muy
pronto será consolado, por supuesto, si pone
por obra la indicación de la regla sexta,
especialmente aumentar los ratos de oración,
la frecuencia de
los sacramentos y la orientación con
el acompañante.
35. - Tres pueden ser las causas
principales de la
desolación:
Por ser tibios, perezosos o negligentes es
llevar nuestra vida espiritual: oración, examen
de conciencia, frecuencia de sacramentos,
etc.
Las que permite Dios para probarnos hasta
cuánto somos capaces de servirlo sin el
premio de la consolación.
Para que el hombre caiga en cuenta de que la
consolación no es el logro de un voluntarismo,
sino una gracia especial de Dios.
36. EN TIEMPO DE CONSOLACIÓN
El grupo o la persona que está en consolación, no
debe hacer tantas cosas como los que están en
desolación, pero es muy grave no cumplir en la
consolación con las siguientes sugerencias porque
podemos caer en la presunción, y eso es preanuncio
de la próxima desolación.
- El que se halla en consolación, acostúmbrese
a dar gracias a Dios y a pedirle fuerzas para
el tiempo de la desolación que después
vendrá.
37. - El que se halla en consolación,
procure recordar lo flojo, débil y
cobarde que es durante las
desolaciones, cuando le faltan las
consolaciones. Por el contrario el
que está en desolación piense, que
con la gracias que nunca le falta,
puede resistir a todos sus
Así como en la desolación es recomendable no
cambiar de propósitos, en la consolación crecida
tampoco se debe hacer opciones importantes. Es
mejor anotar los sentimientos y pensamientos para
que, en un tiempo más equilibrado de emociones,
la decisión sea más objetiva.
38. El enemigo se comporta como:
Mujer
Débil ante la fuerza,
fuerte ante la
debilidad
Vano enamorado
Mantener en secreto,
no ser descubierto
Caudillo
Ataca por la
parte más
débil
39. El enemigo se hace como mujer, que puede ser fuerte o
débil según el caso. Ya sabemos que la mujer cuando riñe
con algún varón, pierde mucho el ánimo y se bate en retirada
cuando el hombre la encara de manera decidida; por el
contrario, si el varón comienza a huir perdiendo ánimo, la ira,
venganza y ferocidad de la mujer es grande y desmedida.
De la misma manera el enemigo, se debilita, desanima y huye
con sus tentaciones cuando la persona que se ejercita en las
cosa espirituales pone “mucho rostro” (enfrenta) las
tentaciones del enemigo, haciendo lo diametralmente
opuesto[1]; y por el
contrario, si la persona que se ejercita comienza a tener miedo,
y a desanimarse de no poder soportar las tentaciones, no hay
bestia tan fiera sobre la faz de la tierra como el enemigo, hasta
conseguir su perversa intención con gran maldad.
[1] En latín: oppósito per diametrum
40. Así mismo, se hace como un seductor, queriendo
mantenerse en secreto y no ser descubierto. Porque así
como el seductor cuando emplea sus artes con una
mujer casada o una hija, quiere que su palabras o
sugerencias sean mantenidas en secreto. Y por el
contrario le disgusta mucho el que la hija al padre o la
mujer al marido descubra sus palabras e intención
depravada, porque fácilmente saca la conclusión que no
podrá salirse con la suya.
De la misma manera obra el enemigo, cuando trae sus
astucias y mentiras al hombre, quiere y desea que sean
recibidas y mantenidas en secreto para que tenga más
confusión estando en soledad, mas cuando las
descubre a su asesor espiritual o a una persona
entendida, que conozca de sus engaños y malicias,
mucho le pesa, porque se da cuanta que no podrá salirse
con la suya, por quedar descubiertos sus engaños.
41. Así mismo, se hace como un mal caudillo (jefe de una
banda de ladrones) que, cuando quiere entrar en algún
sitio, antes estudia bien la situación y planea la acción,
buscando los puntos más débiles del lugar que piensa
asaltar.
De la misma manera obra el enemigo, busca los
puntos más débiles de nuestra personalidad
para atacarnos: el egoísmo, la sensualidad, la
codicia del dinero, la impaciencia, la soberbia, el
orgullo, la vanidad, la pereza, etc.: y por ahí
busca abatirnos.
44. La primera: es propio de Dios y
de sus ángeles, en sus
mociones, dar verdadera
alegría y gozo espiritual,
quitando toda tristeza y
turbación, a las que el
enemigo induce; del cual es
propio guerrear contra esa
alegría y consolación
espiritual, trayendo razones
aparentes, sutilezas y
continuos engaños.
45. La segunda: sólo es de
Dios nuestro Señor dar
consolación al alma sin
causa precedente, porque
es propio del Criador
entrar, salir, hacer moción
en ella, elevándola toda en
amor de su divina
majestad. «Sin causa»
quiere decir sin ningún
previo sentimiento o
conocimiento de algún
objeto por el que venga esa
consolación mediante su
acto de entendimiento y
voluntad.
46. La tercera: «con causa»
puede consolar al alma
así el ángel bueno como
el malo por fines
contrarios: el ángel
bueno para provecho del
alma, para que crezca y
suba de bien en mejor; y
el ángel malo para lo
contrario, y
posteriormente para
traerla a su dañina
intención y malicia.
47. La cuarta: es propio del
ángel malo, que se
disfraza de ángel de luz,
entrar con lo que gusta al
alma devota y salir con el
mal que él pretende; es a
saber, traer
pensamientos buenos y
santos conforme a esa
alma justa; y después,
poco a poco, procura
salirse con la suya,
trayendo al alma a sus
engaños cubiertos y
perversas intenciones.
48. La quinta: debemos advertir
mucho el curso de los
pensamientos; y si al principio,
medio y fin es todo bueno,
inclinado a todo bien, es señal de
ángel bueno; pero si el curso de
los pensamientos que trae acaba
en alguna cosa mala o
distractiva, o menos buena que
la que antes el alma había
propuesto, o la debilita, inquieta
o conturba, quitándole la paz,
tranquilidad y quietud que antes
tenía, es señal clara de que
procede del mal espíritu,
enemigo de nuestro provecho y
salvación eterna.
49. La sexta: cuando el enemigo
de la naturaleza humana fuere
sentido y conocido por su cola
serpentina y el mal fin a que
induce, aprovecha a la persona
que fue tentada por él, mirar
luego el curso de pensamientos
que le trajo, y el principio de
ellos, y cómo poco a poco
procuró hacerla descender de
la suavidad y gozo espiritual
en que estaba, hasta traerla a
su intención pervertida, para
que, sacando experiencia de
este conocimiento, en adelante
se guarde de sus engaños
acostumbrados.
50. La séptima: a los que proceden de bien en
mejor, el ángel bueno toca al alma dulce, leve
y suavemente, como gota de agua que entra
en una esponja, y el ángel malo toca
agudamente y con ruido e inquietud, como
cuando la gota de agua cae sobre la piedra. A
los que proceden de mal en peor, los dichos
espíritus tocan de modo contrario; la causa
de esto es que la disposición del alma es
contraria o semejante a los dichos espíritus.
Porque cuando es contraria entran con
estrépito, sensible y perceptiblemente; y
cuando es semejante entran con
silencio, como en propia casa a puerta
abierta.
51. La octava: cuando la consolación es «sin causa».
Aunque en ella no haya engaño por ser de Dios
nuestro Señor sólo, como está dicho, sin embargo, la
persona espiritual a quien Dios da esa consolación
debe mirar con mucha vigilancia y atención dicha
consolación, y discernir el tiempo propio de la actual
consolación, del tiempo siguiente en que el alma
queda caliente con el fervor y favorecida con los
efectos que deja la consolación pasada; porque
muchas veces en este segundo tiempo por su propio
discurrir relacionando conceptos y deduciendo
consecuencias de sus juicios, o por el buen espíritu o
por el malo, forma diversos propósitos y pareceres que
no son dados inmediatamente por Dios nuestro Señor;
y por tanto hay que examinarlos muy bien antes de
darles entero crédito o ponerlos por obra.