El documento describe la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén el Domingo de Ramos, cuando la gente lo aclamó como el Hijo de David. Aunque la gente lo reconoció como su Señor en ese momento, cinco días después gritaban "¡Crucifíquenlo!". El documento insta a los lectores a no contentarse con un reconocimiento superficial de Jesús, sino a darle su tiempo, vivir la justicia y la verdad, y aclamarlo mediante la vivencia de los valores evangélicos.