Economía Social vista desde el Trabajo Social -Un enfoque desde la transdiciplina-
1. L
a profesión del Trabajo So-
cial se caracteriza por “el
enfrentamiento de las de-
sigualdades sociales, fortale-
ciendo la autonomía, la partici-
pación y el ejercicio de la ciuda-
danía, en la defensa y conquista
de los derechos humanos y de la
justicia social”, según lo plantea
la Definición de Trabajo Social,
elaborada en el Workshop reali-
zado en Río de Janeiro-Brasil en
el año 2012. Esta propuesta pen-
sada y discutida por el colectivo
de profesionales del Trabajo So-
cial Latinoamericano acompaña
las grandes transformaciones lo-
gradas en los últimos años por
los gobiernos progresistas de la
región.
En este marco, la profesión
está comprometida con la defen-
sa de los intereses de los secto-
res populares de la sociedad,
quienes entre sus estrategias de
sobrevivencia, buscan resolver
Unenfoquehacialainter-trans-disciplina
Continúa en Pág. 2
DOMINGO 16 DE AGOSTO DE 2015
ENFOQUE
“Economía Social vista
desde el Trabajo Social
2. 2 DOMINGO 16 DE AGOSTO DE 2015 | PRIMERA EDICIÓN> enfoque
la reproducción cotidiana de su
existencia. Y aquí, entre las tantas
líneas que actualmente, desde el
propio Estado se implementan, se
encuentra, como una de las al-
ternativas que acompañan los
procesos de restitución de los de-
rechos ciudadanos, la economía
social y solidaria.
Así, se hace necesario revisar
algunas consideraciones en rela-
ción a la economía social y sus di-
ferentes demarcaciones, eco-
nomía popular y solidaria, eco-
nomía del trabajo, entre otras,
puesto que si bien estamos ha-
ciendo referencia a otra forma de
ver y entender la economía, es
decir otra economía, basada en el
sustento del trabajo humano, el
respeto por el medio ambiente,
etc. de acuerdo a las formas dis-
cursivas en que se mencione, po-
demos hablar de economía social
en términos generales o bien en
economía social y solidaria, ha-
ciendo mención a las estrategias
utilizadas por las grandes ma-
yorías populares para lograr su
subsistencia. Esto es, desde la in-
serción en el mercado informal
con proyectos productivos, frutos
de su experiencia y de la relación
con otros emprendedores con los
cuales llevan adelante sus tareas
basadas en lazos de solidaridad
y compromiso mutuo.
En este sentido, es que se reco-
noce el carácter transdisciplinar
en el abordaje de la economía so-
cial, donde intervienen profesio-
nales de distintas disciplinas
tanto de la economía, sociología,
antropología y por supuesto el tra-
bajo social, entre otras. Y bajo
esta premisa es que se están de-
sarrollando las primeras expe-
riencias de trabajo articulado
entre docentes, graduados y estu-
diantes de las carreras de Licen-
ciatura en Trabajo Social y del
Profesorado de Ciencias Econó-
micas de la Facultad de Humani-
dades y Ciencias Sociales, en el
marco del Proyecto de Investiga-
ción denominado “La Relación
entre el Trabajo Social y la Eco-
nomía Social. Un espacio para el
desarrollo de nuevas estrategias”,
dirigido por las docentes de la ca-
rrera de Licenciatura en Traba-
jo Social Mgter. María Elisa De-
llacroce y Mgter. Norma Beatriz
Cuevas. En tanto que los inte-
grantes del equipo son: la Mgter.
Zulma G. Cuevas, el Lic. Daniel
Rivas, la Lic. Belén Herrera y los
profesores en Ciencias Económi-
cas Yanina Gohringer, Renzo Ro-
driguez y Leo Batista, todos de la
Facultad de Humanidades y Cien-
cias Sociales de la Unam.
A continuación se reseñan al-
gunos de los tópicos desarrolla-
dos en esta tarea investigativa:
Un aspecto altamente positivo de
resaltareselhechodearticular
acciones propiciando una gestión
asociada entre la Universidad, las
ONGs, y los diferentes organismos
estatales nacionales y provinciales
queseocupandelatemática,dando
así el marco institucional para que
se puedan llevar adelante diferen-
tesproyectos/actividadesconlasmu-
jeres que participan de los progra-
masdemicrocréditosycadaunade
familias a las cuales pertenecen.
Estasaccionesseenmarcanenlas
áreas de Extensión y Voluntariado
Universitario,asítambiéndesdelas
prácticas pre profesionales de los
alumnosdelacarreradeTrabajoSo-
cial,brindandoelaccesoaespacios
decapacitación,lautilizacióndein-
fraestructura y equipamiento para
lasactividades,etc.Estoposibilitala
optimizacióndelosrecursos,quemu-
chasvecessonescasos,decadauna
delasinstitucionesqueformanparte
de esta articulación, puesto que la
ONG aporta su servicio a través de
laejecucióndelosproyectos,conlos
profesionalesquecoordinanlatarea,
elEstadofacilitalosrecursosfinan-
cieros necesarios y la Universidad
contribuye con los saberes científi-
cosqueseponenenjuegoenlapla-
nificación del trabajo en conjunto,
en la coordinación de las activida-
desdelosalumnos,enlaevaluación
yseguimientodelasacciones,enin-
fraestructura, etc.
Viene de Tapa
Trabajo en articulación
ONG, Universidad y Estado
3. 3PRIMERA EDICIÓN | DOMINGO 16 DE AGOSTO DE 2015 enfoque <
Lospilaresdelametodologíacre-
diticia aplicada en estos pro-
yectos(segúnlosmanualesdepro-
cedimiento de los programas vi-
gentes)secentranenacompañar
alosactoresintervinientespara
que puedan alcanzar el desa-
rrollodelaconfianzaensímis-
mos y en sus grupos, el valor y
elrespetoporlapalabra,lares-
ponsabilidad compartida de los
proyectosdetrabajo,participación,
mística, entre otros aspectos que
hacen a los valores que sustentan
la metodología.
Enunprimermomentodelain-
vestigaciónlamiradasecentróen
las“microemprendedoras”,deno-
minando así a aquellas mujeres
que se dedican a actividades pro-
ductivas que le permiten obtener
ingresos para la subsistencia a
travésdelacomercializacióndelo
que producen y, en muchos casos,
las que se dedican a la compra y
venta de
artículosvarios.Ensumayoría,no
cuentancontrabajoestableyseca-
racterizan por su posición margi-
nal respecto al mercado laboral
formal.Ellaslograninstalarelmi-
croemprendimientoatravésdela
recepción de un pequeño crédito
otorgado en el marco de los pro-
gramas de microcrédito.
Una vez que reciben el crédito
y comienzan a trabajar en el em-
prendimiento se les van presen-
tando numerosas dificultades,
una de ellas es la escasa pre-
paraciónparallevaradelante
elnegocio,lacomercialización
de sus productos y la insufi-
ciente contención que en-
cuentranpararesolverlospro-
blemas. Estas dificultades son
las que guían el trabajo de los
equipostécnicosacargodelospro-
gramas, que son responsables de
labúsquedadeestrategiasparair
acompañando el proceso de estas
mujeres.Dentrodelasestrategias,
pueden mencionarse la capacita-
ción en gestión, comercialización,
administración, marketing, etc.,
comoasítambiénelasesoramien-
topermanenteylaarticulaciónde
accionescondiferentesinstitucio-
nes públicas y privadas según las
demandasquevayanapareciendo.
Caracterización de la
Asociación Desarrollo
Humano Integral y el
Equipo Técnico
Trabajo Social y Microcréditos
Se visualiza al Trabajo Social
en una relación muy directa
con la línea de trabajo de mi-
crocréditos, y así dan testimonios
los profesionales que tienen a su
cargo la ejecución de los pro-
gramas desde la ONG mencio-
nada. El proceso llevado a cabo
en un lapso de casi diez años con
los mismos grupos poblaciona-
les, permiten visualizar algunos
cambios que son importantes a
nivel personal, familiar, comu-
nitario y económico, que englo-
ban el ejercicio de la ciuda-
danía, la autonomía, lo socioe-
ducativo, lo relacional y tenien-
do como direccionalidad la de-
fensa de los derechos humanos.
Así, puede decirse, que la pro-
fesión del Trabajo Social, a
través de la puesta en marcha de
los Programas como ser Banco
Popular de la Buena Fe y Con-
sorcio de Gestión para el Desa-
rrollo Local, se inserta, en el ám-
bito de las relaciones entre su-
jetos sociales y entre éstos y el
Estado, debido a que estos pro-
gramas se ejecutan en articula-
ción entre organizaciones de la
sociedad civil, que funcionan
como administradoras de recur-
sos (ONGs; Fundaciones, Coope-
rativas), las personas, que son su-
jetos de derecho en torno a los
beneficios que otorgan los pro-
gramas (pequeños montos de di-
nero que van aumentando a
través del tiempo) y el Estado,
que otorga los fondos para la
operatoria en general y aparece
como contralor de la ejecución
de los mismos, en este caso,
desde los Ministerios de Desa-
rrollo Social de la Provincia y de
la Nación, desde las áreas es-
pecíficas relacionadas a la eco-
nomía social.
Los microcréditos plantean
una forma particular de relación
con los sujetos, dado que el di-
nero que se otorga como benefi-
cio, debe ser devuelto por el em-
prendedor en tiempos estipula-
dos y acordados con su grupo y
con el equipo técnico, es decir
que la inversión económica que
se realiza se recupera y permi-
te desarrollar nuevos créditos,
que van aumentando de acuer-
do a las necesidades y el creci-
miento de cada emprendedor en
particular. Todo esto revaloriza
a la persona en cuanto tal, por
su palabra, su presencia y su ca-
pacidad emprendedora para lle-
var adelante, en relación con
otros, su proyecto productivo.
•Losemprendimientosenelmarcodelosmi-
crocréditos constituyen una parte de un pro-
cesoqueexigelineamientospolíticosmásabar-
cativosquesignifiquen,porejemplo,conside-
raralaeconomíacomomásparticipativayque
noscompromete a un trabajo transdisciplina-
rioafindeconstruirestrategiasqueposibiliten
undesarrollosustentabledeestetipodeacti-
vidades.
•Lascaracterísticasdelmercadolaboralactual
exigentrabajadorescadavezmáscalificados,
porlocualestapropuestaposibilitapotenciar
laspropuestasdeautoempleo,yesimportan-
teanalizarenestesentidolosobstáculosypo-
sibilidadesquesepresentanenesteaspecto.
•Sevisualizanpolíticasdedesarrolloqueacom-
pañanesteproceso,porejemplo,lapropues-
tadeMonotributoSocial,quecubriríanáreasde
saludyprevisión,yesimportante analizar los
alcancesylimitacionesdeesaspolíticas.
•Enestemarco,sehacenecesariotrabajarar-
ticuladamente y, a partir del microcrédito, las
otras áreas que atienden cada aspecto de la
vidacotidianadelossujetosqueparticipande
esteproyecto.
Posibilidades
y límites
Mujeres Emprendedoras
La Asociación Civil Desarrollo
Humano Integral (DesHIn) sur-
gió formalmente en 1999, a raíz del
interés de un grupo de trabajado-
res sociales y estudiantes avanza-
dos de la carrera que buscaban ge-
nerarunespacioparaeldesarrollo
de proyectos que fueran surgiendo
según las áreas de interés de las
cualesparticipabancadaunodelos
miembros.
Desdeelaño2005,algunosmiem-
bros de la ONG comienzan a traba-
jarconlacuestiónespecíficadelos
microcréditos,porlocualempiezan
a presentar propuestas en diversos
organismosytienenlaoportunidad
de iniciar la tarea con el aporte
económico de turistas extranjeros
que visitaban la provincia de la
mano de una de las personas que,
enelaño2000,habíaviajadoaBan-
gladesh a recibir la capacitación
sobre la metodología crediticia del
“Grameen”, conocido mundial-
mentecomoelBancodelosPobres.
A partir de ese momento surgen
otras posibilidades con los progra-
mas estatales que continúan vigen-
tes hasta la actualidad.
Comoestrategiainstitucionalesta
ONG,hadefinidonoexpandirsees-
pacialmente en varios lugares, sino
más bien profundizar las acciones
en los dos barrios de Posadas: Pro-
sol II y la zona ubicada alrededor
de la Capilla Medalla Milagrosa de
lazonaOeste,conlosquevienetra-
bajando desde hace varios años.
Estoseproponeconelobjetodeop-
timizar los recursos disponibles y
porque se considera oportuno tra-
bajar varias temáticas que apare-
cen conjuntamente con la tarea en-
marcada en el proyecto de mi-
crocréditos.
4. Pobres, indigentes y
excluidos del paraíso
DOMINGO 28 DE JUNIO DE 2015
ENFOQUE
Pobres, indigentes y
excluidos del paraíso
Pobres, indigentes y
excluidos del paraíso
Págs. 2 y 3
5. 2 DOMINGO 28 DE JUNIO DE 2015 | PRIMERA EDICIÓN> enfoque
•
Colaboración:
Prof. Silvia Carvallo – Máster Beatriz Curtino
C
uando se habla de pobreza
escuchamosenlosmediosde
comunicación polémicas in-
terminables, sea en debates políti-
cos, en artículos periodísticos, en
disertaciones de académicos o en
diálogos entre gente común. Los
participantesseenvuelvenenejer-
cicios de aclaración continua para
precisar el sentido de sus dichos a
travésdereiteradasdeglosasobu-
cles metadiscursivos. La palabra
pobreza se ha convertido en una
gran bolsa significante -un hiperó-
nimo- donde caben muchos térmi-
nos que, ante un análisis más fino,
son bien diferentes. La lista de tér-
minos afines crea un glosario in-
terminable:pobreza,indigencia,pri-
vación, miseria, penuria, necesida-
des básicas, desigualdad, vulnera-
bilidad,padecimientoinaceptable,
marginalidad, discriminación, es-
tigmatización, exclusión, etc, etc.
Pobreza e indigencia
La mayoría de los diccionarios
definen pobreza como “falta, esca-
sez” o bien, “necesidad, estrechez,
carenciadelonecesarioparaelsus-
tento de la vida” y en el dicciona-
rio RAE, en la web, encontramos -
entre otras acepciones no perti-
nentes aquí -que pobre es: necesi-
tado,queposeepoco,notienelone-
cesario para vivir. Pero hoy asisti-
mosaunnuevodesplazamientodel
sentido. Es pobre quien no puede
acceder al consumo de los bienes
básicos necesarios; es decir, no es
pobre porque no puede producir,
sinoporquenopuedeconsumiren
los niveles aceptables requeridos
por su espacio social de pertenen-
cia.
Por otra parte, los trabajos es-
tadísticos rotulan como “indigen-
tes” a los sujetos pobres cuyos in-
gresos no cubren la canasta básica
alimentaria. Es decir, que a la con-
dición de pobreza (carencia o falta
de... ) se suma la de indigencia (au-
sencia de lo necesario para vivir).
Lamiradatradicionalyoccidental,
vincula pobreza con el hambre y
elloestáinstitucionalizadoenelOb-
jetivo de Desarrollo del Milenio
(ODM)delaOrganizacióndelasNa-
ciones Unidas (ONU) “reducir la
pobreza y el hambre”.
La llamada línea de pobreza fue
fijada inicialmente en muchos paí-
sesconelobjetivodereflejarlano-
ción de pobreza basada en el ham-
bre. La actual noción de pobreza
trasciende el hambre y si bien se
mide a partir del ingreso se consi-
dera otros consumos, todos aque-
llos necesarios para cubrir las ne-
cesidades mínimas en alimenta-
ción, vestimenta, educación, salud,
vivienda y recreación. A partir de
1980 Argentina incorpora la medi-
cióndelapobrezaeindigenciapor
ingresos y la metodología de Nece-
sidadesBásicasInsatisfechas-NBI,
cuyo cálculo depende de condicio-
nes de vivienda, educación y sani-
dad. Se llama pobreza estructural
por estar más allá de ingresos cir-
cunstanciales.
Pobreza y estadísticas
Sin dudas, las estadísticas cons-
truyen una realidad simbólica por-
quesurgendeltratamientodedatos
tomados del entorno social inme-
diato. Se construyen con medicio-
nes recortadas por indicadores ob-
servables, para efectuar clasifica-
ciones buscando regularidades y
sobre todo, potencian su eficacia
ocultandolasheterogeneidadesin-
ternas. Se presentan como conjun-
tos de enunciados objetivos e im-
parciales, socialmente valorados;
pero son “algo más que piezas sim-
ples de información, están atrave-
sadas por disputas y consensos,
alianzas entre actores y rupturas,
ideas e intereses sociales y políti-
cos”. (Daniel, C., 2013, p.20). Son so-
lamenteaproximacionesquemiden
condiciones establecidas por con-
vención,borrandodiferencias,cre-
ando generalizaciones homoge-
neizantes. Claro que, aun aplican-
do estadísticas, no es sencillo de-
terminar niveles de pobreza. Más
aúncuandolasestadísticascitadas
tienen dudosa credibilidad o bien,
han sido manipuladas estratégica-
menteparaproducirefectosdesen-
tido previamente definidos.
Noobstanteparahablardelapo-
breza, algunos políticos y analistas
económicos validan sus argumen-
tosodecisiones,apoyándoseenlas
estadísticas, abusan de las cifras y
tablasquesepresentananteellego
como reflejos fieles de la realidad
y a veces como “la realidad
misma”. Sus discursos juegan con
el poder de persuasión de los nú-
meros, bien conocido y estudiado
por la teoría de la argumentación.
Pobreza y vida digna
Amartya Sen, uno de los princi-
palesorientadoresdelenfoquedel
Desarrollo Humano del Programa
de las Naciones Unidas (PNUD),
retoma la idea original de pobreza
como falta de capacidad para pro-
ducir o falta de potencialidades.
Enfoca el análisis en la imposibili-
dad de las personas pobres de al-
canzar un mínimo de realización
vital por verse privadas de las ca-
pacidades, posibilidades y dere-
chos básicos; lo cual es incompati-
ble con una vida digna.
Estasdiscriminacioneshabilitan
la discusión acerca de cuáles son
las formas de pobreza más profun-
das,llamadasabsolutasylasnotan
profundas, llamadas relativas, que
implican escasez y no ausencia
total. Obviamente, determinar el
grado de la carencia siempre de-
pende del contexto social que co-
bija al sujeto. El vocabulario espe-
cializadosemuestraextensoyago-
biante en sus variaciones léxicas
como queda expuesto en el libro
Pobreza:Unglosariointernacional,
de Clacso.
En general los estudios diferen-
cian pobreza absoluta, relativa y
falta de desarrollo humano, enten-
diendo el “desarrollo humano,
como el proceso de ampliación de
las opciones de las personas y de
las capacidades (la diversidad de
cosas que se puede hacer o ser en
la vida).
La palabra pobreza se ha
convertido en una gran
bolsa significante donde
caben muchos términos
que, ante un análisis más
fino, son bien diferentes;
por ejemplo indigencia,
privación, miseria, penu-
ria, necesidades básicas,
desigualdad, vulnerabili-
dad, padecimiento inacep-
table, marginalidad, dis-
criminación, estigmatiza-
ción, exclusión, etc.
6. Pero,cuandolaspersonasy/ogru-
posfamiliaresseencuentranenesta
situacióndevidalimitadaalamera
subsistencia,queimplicaunpatrón
de privaciones sumamente pesado,
negación continua de opciones y
oportunidades, y en la mayoría de
loscasos,padecimientosypenurias
inaceptables,pocohayqueaclarar.
Como dice Amartya Sen en una
frase que hemos recogido por su
contundencia:“Hayunnúcleoirre-
ductible de privación absoluta en
nuestraideadelapobreza,quetra-
duce manifestaciones de indigen-
cia, desnutrición y penuria visible
en un diagnóstico de pobreza, sin
tener que indagar primero la esce-
na relativa”. (Sen, 1978).
Porsupuesto,sereconoce“aque-
llosquevivenenlaextremapobre-
za y la escasez se encuentran entre
los más vulnerables” (Informe del
DesarrolloHumano,2014:2).Elcon-
ceptodevulnerabilidadcomolapo-
sibilidad de deterioro de las capa-
cidades y opciones de las personas
se incorpora en el Informe del De-
sarrollo Humano de 2014, con una
especial atención a lo se denomina
vulnerabilidad estructural, resul-
tante de condiciones externas del
individuo, limitando capacidades y
posibilidades de revertir sus con-
diciones de vida.
Pobreza y desigualdad
El tema de la pobreza desde sus
múltiples enfoques conduce a la
temática de la desigualdad y desde
este lugar, a las incidencias direc-
tas de la concentración de la rique-
za sobre los niveles y tipos de po-
breza, a las consecuencias que las
generan,asícomoalasdificultades
de su erradicación. La desigualdad
cadavezmásacentuadaanivelglo-
bal,conunprocesocrecientededi-
ferenciación entre los que más y
menos tienen, se constituye en una
delasbarrerasnosólopara
la erradicación de la po-
breza sino además en un
factor que potencia el con-
flicto social.
Pero ¿es “peligrosa” la
desigualdad para una so-
ciedad?Ensulibro“Daños
colaterales” Bauman (2011)
se refiere a esta cuestión
aclarando que pocas veces la desi-
gualdad o brecha existente entre
lossegmentosaltosybajosdelapo-
blación,esconsideradacomounin-
dicador relevante en las medicio-
nes que se realizan para diagnosti-
car la situación general de una so-
ciedad. La amplitud de la brecha
no es considerada como criterio
para evaluar la acción de los go-
biernos,porlotantosigueteniendo
validez el “promediar para arriba”
considerandocomocriterionocues-
tionado,elingresopromedioolari-
queza media de sus miembros.
A partir de un muestreo de indi-
cadores combinados, el Programa
de las Naciones Unidas para el De-
sarrollo PNUD- calcula anualmen-
te desde 1990 el Índice de Desarro-
lloHumano-IDH-clasificandoalos
paísesenfuncióndelmismo.Apar-
tir del 2014, coincidente con la cre-
ciente preocupación por la desi-
gualdadquenumerososestudios
y mediciones a nivel mundial
dan cuenta, se calcula el Índice
deDesarrolloHumanoajustado
por Desigualdad (IDHD), consi-
derando la desigualdad en
salud, educación e ingreso.
La misma PNUD analiza las
tendenciasglobalesencuantoa
desarrollo, aunque hay progre-
so continuo, reconoce que sigue
persistiendo población en con-
diciones desfavorables, y se pre-
gunta, en el mismo informe del
IDH 2014: “¿de quién es la pros-
peridad que estamos observan-
do?”, teniendo en cuenta como
se distribuyen las mejoras rela-
tivas de bienestar entre indivi-
duos, comunidades y países. Se
remarca así la necesidad de ver
más allá de los promedios.
Pobreza y exclusión
Esta cuestión de la pobreza ex-
trema no deja lugar para otra re-
flexión que no conduzca a la idea
de exclusión. El sentido del prefijo
ex - corresponde a los que están
“afuera”, en este caso fuera del sis-
tema social, no integrados social-
mente, sin protección de ningún
tipo. Son pobres que no producen,
ni siquiera tienen capacidad para
producir, quedan afuera del mode-
lo de consumo dando origen a una
nuevaclasede“desclasados”,clase
marginal o subclase convertida en
la categoría que reúne a todos los
que no cumplen ninguna función
social.
Anteelpasajedelcapitalismode
producción al capitalismo del con-
sumosehacenecesariorepensarla
pobreza, su reproducción, sus cau-
sas, y la consecuente subjetividad
delosindividuossobresucondición
de vida desde una perspectiva di-
3PRIMERA EDICIÓN | DOMINGO 28 DE JUNIO DE 2015 enfoque <
•La desigualdad cada vez
más acentuada a nivel
global, con un proceso
creciente de diferencia-
ción entre los que más y
menos tienen, se constitu-
ye en una de las barreras
no sólo para la erradica-
ción de la pobreza sino
además en un factor que
potencia el conflicto so-
cial.
Artículo elaborado en el marco del pro-
yecto “La pobreza en Misiones. Entre las
estadísticas y la casuística” 2014-2016.
Secretaría de Investigación y Postgrado,
Facultad de Humanidades y Ciencias So-
ciales. Unam - Programa de Incentivos
a la Investigación. Ministerio de Educa-
ción.
Resumen técnico del proyecto:
El proyecto analiza estadísticas ofi-
ciales sobre pobreza y su aplicación en
la provincia de Misiones, tomando como
ejes aspectos relacionados con esferas
metodológico-descriptivas y discursivas.
La metodología es cualitativa, con aná-
lisis de discursos sociales, entrevistas
profundas e historias de vida. El estudio
pormenorizado de los aportes y límites
de las estadísticas oficiales se comple-
mentará con las representaciones y re-
sonancias de lo “dicho” y lo “silencia-
do”. Se propone un recorrido dialógico
entre estadísticas y análisis de casos, a
partir del develamiento de redes inter-
discursivas por las que fluyen o resue-
nan, los datos, las valoraciones que im-
plican y los discursos por medio de los
cuales los sujetos representan “su rea-
lidad”.
Equipo constituido por:
Directora: Curtino, Beatriz - beatriz-
curtino@hotmail.com
Co-directora: Carvallo, Silvia - carva-
llosil@yahoo.com
Investigadores:
Bulloni, Carolina; Ibarra, Zulma; Korol,
Sebastian; Muguerza, María Eva; Rivas,
Alicia; Rivas, Roxana; Simón, Gustavo.
ferente. Los pobres, cada vez
más en el margen y criminali-
zados,terminansiendovíctimas
delasdecisionesquetomanal-
gunossectoresdelapoblación,
losquedetentanelpoderyque
afirman “no es posible hacer
unatortillasinromperhuevos”
atribuyéndoselaca-
pacidad de tomar
las decisiones de
cómo hacer la torti-
lla,quéhuevosrom-
per y quienes han
de comerla.
Este capitalismo
de consumo crea
tensión entre la
éticadeltrabajoyla
ética del consumo,
genera conflictos entre cuáles y
qué posibilidades hay en deter-
minados sectores de desarrollar
capacidades para vivir en liber-
tad,paraalcanzareldesarrollohu-
mano. Amartya Sen (2000) ha cen-
trado sus propuestas para erradi-
car la pobreza en las “capacida-
des” que cada persona dispone
para convertir sus derechos en li-
bertadesreales,considerandoque
la principal fuente de privación
de libertad es la pobreza.
Hoy, todo conduce a “encapsu-
lar” el segmento más pobre en la
categoríadenominada“clasemar-
ginal”,quequedafueradetodati-
pología de sectores o clases socia-
les. Esto implica su “no pertenen-
cia” a la sociedad, su carácter de
excluidos. Dice Bauman “la clase
marginal puede estar “en” la so-
ciedadperoclaramentenoes“de”
la sociedad: no contribuye a nada
deloquelasociedadnecesitapara
su supervivencia y su bienestar,
de hecho, la sociedad estaría
mejor sin ella”. Ante la exclusión
delsistemaydelasformasdevida
delmundomoderno,los
pobres, como ironiza
Saskia Sassen (Re-
vista Ñ 26/05/2015),
son los expulsados
del shopping, del
centrocomercial,los
excluidos del paraí-
so.
7. DOMINGO 23 DE AGOSTO DE 2015
ENFOQUE
MURALLA
L
os vecinos de Posadas hemos
descubierto, no sin estupor e
intriga, que nuestro habitual
pasaje hacia el puente internacional
está vedado por una masa de ce-
mento que no sólo impide el paso
sino también cancela la vista de ac-
ceso al bello puente y su conexión
con la otra orilla. Estamos sorpren-
didos, atribulados y por qué no vio-
lentados por la emergencia de este
intempestivo muro que desafía o des-
conoce nuestras memoriosas cos-
tumbres de constantes intercambios
comerciales, vecinales y afectivos con
nuestros hermanos paraguayos.
Cuando las estrategias
geopolíticas de
l a s
cancillerías y los tratados de alto
nivel se proponen avanzar hacia una
“integración” de países a través del
Mercosur, nosotros los de por aquí
nomás, sonreímos con displi-
cencia porque Posa-
das y Encar-
na-
Sigue en pág. 2
Colaboración:
Ana Camblong
Escritora
Producción fotográfica: O. Ibarra/J.C. Marchak
8. 2 DOMINGO 23 DE AGOSTO DE 2015 | PRIMERA EDICIÓN> enfoque
ción, han estado integradas
desde hace mucho por el mero
hecho de cohabitar y compartir
una intensa vida cotidiana. Su-
brayo entonces, antes de enca-
rar otros perfiles del asunto con-
vocante, esta “continuidad ve-
cinal” que nos concierne, que
modela nuestra idiosincrasia
compartida y entreteje vínculos
afectivos de historias muy anti-
guas.
Dicho esto, registro que los
medios masivos han tomado el
tema y han puesto en circula-
ción diversas facetas de la cues-
tión. Por un lado, se señalan los
perjuicios comerciales, la pér-
dida de ventas, de alquileres, de
empleos y de movimientos en
las arterias adyacentes. Tam-
bién se ha planteado el trata-
miento discriminativo a la
“gente de a pie” que se ve com-
pelida a realizar tremendos e
inútiles rodeos. Por otra parte,
se han presentado argumenta-
ciones jurídicas que con va-
riados enfoques denuncian el
problemático emplazamiento
de este ostensivo obstáculo al
ejercicio efectivo de derechos
civiles y ciudadanos. Los va-
riados aspectos que se quie-
ran examinar, convergen y de-
sembocan en una batería de
interrogaciones políticas:
¿Quién ha tomado esta deci-
sión? ¿Qué jurisdicción se
hace cargo de esta “obra de
arte”? ¿Quién o quiénes son
los autores? ¿Cómo se ensam-
bla la responsabilidad sobe-
rana provincial y municipal
con los mandatos nacionales?
¿Es esto un nuevo ninguneo a
nuestra dignidad federal? Hay,
qué duda cabe, una “gestión
política” que debería dar ex-
plicaciones y justificación
acerca de tal opción porque
los vecinos se lo merecen y
porque la enormidad del es-
perpento se instala al menos,
como un “estorbo” o una “in-
terferencia” en la dinámica de
nuestra acostumbrada convi-
vencia vecinal.
Cada cual hará su análisis,
ponderación y comentario
desde su tarea, desde su lugar
y desde su conveniencia; así, tal
vez los agentes de migraciones
encuentren que ese muro faci-
lita su trabajo; tal vez las fuer-
zas armadas de custodia fronte-
riza (gendarmería y prefectura),
consideren que la medida re-
sulta útil para los controles; tal
vez el diseño y la ingeniería de
obra, hayan resuelto esta cons-
trucción ciclópea como res-
puesta a solicitudes de distintos
sectores. Todas son conjeturas
y dudas, lucubraciones que no
sabemos si se ajustan a las ver-
daderas motivaciones, si son vá-
lidas, si tienen sustento. Tam-
poco sabemos si al decidir ta-
maño emprendimiento, se pensó
en los habitantes de esta vecin-
dad, ¿nos tuvieron en cuenta?
¿Existimos para los funciona-
rios de instituciones estatales?
Mis comentarios no pretenden
discutir las razones, quizá co-
rrectamente aducidas y funda-
das desde diferentes estamen-
tos, simplemente necesito com-
prender por qué nos ocurre
esto, en mi condición de vecina,
vieja-vecina de Posadas. Asi-
mismo, me parece pertinente
hacer algunas consideraciones
desde mi perspectiva profesio-
nal en el campo de la Semióti-
ca, disciplina que estudia las
significaciones y los sentidos de
las acciones humanas, dema-
siado humanas.
De arranque estaré pues, in-
terrogando: ¿Qué significacio-
nes podrían surgir de la pre-
sencia de esta muralla? Y más
aún, yendo al fondo de la cues-
tión, pregunto: ¿Qué sentido
tendrá esto? Las respuestas e
interpretaciones pueden ser in-
terminables o infinitas pero al
menos bosquejaré algunas apro-
ximaciones para que los lecto-
res lo tomen como disparadores
de sus propias opiniones y re-
flexiones, no para coincidir ni
para avenirse a mis propuestas,
sino para decir lo propio: cuan-
to más plural sea nuestra inte-
racción, mayor será la riqueza
de nuestras posibilidades de
compartir.
La memoria colectiva trae de
inmediato la constatación feha-
ciente de que las “murallas”
existieron desde los albores
históricos y su significación más
rotunda e inequívoca es la de
diferenciación y resguardo de
un territorio determinado. Las
encontramos en culturas anti-
quísimas y de todos los tiempos,
pero podemos recordar el em-
blema inigualable de la “mura-
lla China”, monumento del es-
fuerzo titánico, soberbio e inú-
til, una lección material acerca
de los desaforados intentos del
hombre por dividir, apropiarse
y mandar, dejando fuera a “los
otros”.
Esta maniobra antropológica
y semiótica de la especie hu-
mana se viene repitiendo una y
otra vez con insensato fervor y
con ancestrales exigencias,
tanto en los imperios, como en
el barrio, en la propia casa
como en las demás distribucio-
nes socioculturales; las frases
comunes lo manifiestan de mil
maneras, p.e. “no pises más mi
casa”, “este es mi lugar”, “aquí,
No se trata de estimular
una guerrita, ingenua y
por qué no de mala fe,
“muralla sí” o “muralla
no”, como si en esta
episódica y descontex-
tualizada polémica es-
tuviéramos resolviendo
algo principal.
Viene de Tapa
9. en este barrio, mandamos noso-
tros” y un extenso etcétera. Hoy
mismo, los dominios y los demo-
nios territoriales de la política,
nos muestran y demuestran que
el sentido primario de las mar-
caciones tiene plena vigencia.
Los muros separan, cobijan,
excluyen/incluyen, determinan
espacios diferenciados en los
que se ejerce el poder de alguien
o de algunos sobre los habitan-
tes del lugar señalizado y sim-
bolizado. Así podríamos tomar
otro ejemplo muy ilustrativo: las
“ciudades amuralladas”, en la
Edad Media, destinadas a de-
fender militar y políticamente
las posesiones, jerarquías y po-
deres feudales. Esta estrategia,
efectiva y adecuada en aquellos
tiempos, se supone que hoy re-
sulta anacrónica, pero sobre
todo, resulta bastante inocua y
casi estrafalaria. El “Muro de
Berlín” se levantó como un co-
loso duro y cruel de la posgue-
rra y cayó como un Goliat venci-
do, ícono de una nueva era. En
lo que va del siglo XXI, quien
quiera vigilar sus fronteras, uti-
liza radares y sofisticados dis-
positivos electrónicos, antes que
robustas paredes. Se podrá
argüir que los cercos, tabiques y
hasta murallas, se siguen cons-
truyendo defensivamente en los
límites del Primer Mundo; es
cierto, pero como se separan y
se cuidan de nosotros, no pare-
ce atinado tomar su ejemplo, ¿no
es así? Por otra parte, se supone
que pretendemos proteger nues-
tros límites del contrabando, del
narcotráfico, de los malvivien-
tes, mas no de nuestros vecinos
afincados, “habitantes-de-fron-
tera”.
Al parecer “no está bueno”
(como se dice ahora), vivir en una
“ciudad amurallada” cual si ri-
giera un orden feudal… ¿o acaso
es así? ¿O acaso, padecemos to-
davía algunas condiciones me-
dievales y no nos dimos cuenta?
(“No se dio en cuenta, mismo”,
acota nuestro modismo colo-
quial). Exagero la interpretación,
por supuesto, sin otra finalidad
que poner en relieve lo siguien-
te: más allá de las funciones asig-
nadas a este “enigmático muro”,
su faraónica contundencia pro-
voca una rara incomodidad ur-
bana para la mirada contem-
poránea, se podría decir que nos
resulta un tanto anticuado.
En efecto, la velocidad y el vér-
tigo del dinamismo que caracte-
riza las culturas complejas, ci-
bernéticas y globalizadas, lla-
madas “culturas líquidas”, nos
involucran en un ritmo de época
en el que los flujos comunicati-
vos solicitan la mayor agilidad y
flexibilidad posible en los in-
tercambios. Por esta vía, pare-
ciera que nuestra estrategia polí-
tica, comunicacional, económi-
ca y hasta estética, respecto de
la ciudad que tenemos “aquí en-
frente” tendría que orientarse
hacia la apertura, la integración
y una fluidez cada vez más fácil
de transitar y simple de resolver.
Estimo que deberíamos aspirar
a formar un “nodo integrado” de
ambas ciudades como un verda-
dero “corazón del Mercosur”,
compartiendo de manera inteli-
gente y fraterna una “ubicación
de borde” que podría convertir-
se en un “centro estratégico” en-
samblado, dinámico, de ida y
vuelta, potenciando nuestras al-
ternativas de crecimiento de ma-
nera integral.
La “muralla” en esta circuns-
tancia, no es más que una anéc-
dota, pero no pierde en su con-
creta desmesura la “pesadez
simbólica” de una actitud que
sigue sin comprender la real in-
tegración latinoamericana. Con
esto me gustaría indicar que no
es la “presión globalizante” a la
que quiero obedecer y seguir,
por el contrario, intento consi-
derar nuestra propia experien-
cia de vida, nuestro propio posi-
cionamiento “local” respecto del
resto del mundo. No se trata de
estimular una guerrita, ingenua
y por qué no de mala fe, “mura-
lla sí” o “muralla no”, como si en
esta episódica y descontextuali-
zada polémica estuviéramos re-
solviendo algo principal. Se trata
más bien de pensar “entre nos”,
es decir incluyendo en la con-
versación a “los de enfrente”,
una estrategia conjunta que nos
potencie y nos fortalezca res-
pecto de los “centros poderosos”
que nos tienen a maltraer y nos
vienen perjudicando histórica-
mente desde hace demasiado
tiempo.
Estimados “vecinos de por
aquí nomás” (Posadas y Encar-
nación juntas), tendríamos que
poner de una buena vez las neu-
ronas en movimiento y el cuer-
pito ubicado en su espacio de su-
pervivencia para diseñar planes
bien integrados y con miras a ha-
cernos fuertes en estos bordes
del mapa: hacer de la frontera
un “bastión” que no necesita
“murallas”, sino inteligencia y
posicionamiento político sobe-
rano.
Los muros separan, co-
bijan, excluyen/inclu-
yen, determinan espa-
cios diferenciados en
los que se ejerce el
poder de alguien o de
algunos sobre los habi-
tantes del lugar señali-
zado y simbolizado.
3PRIMERA EDICIÓN | DOMINGO 23 DE AGOSTO DE 2015 enfoque <
Producción fotográfica: O. Ibarra/J.C. Marchak