Este documento discute el abordaje efectivo de estudiantes con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en instituciones educativas. Explica que estos estudiantes experimentan problemas de atención, control de impulsos y niveles altos de actividad, y que requieren un ambiente escolar comprensivo y estrategias de enseñanza adaptadas. También enfatiza la importancia de la colaboración entre docentes, padres y la institución educativa para lograr los mejores resultados académicos y
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El Abordaje de Estudiantes con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
Prof. ª Yaritza Rivero
Los Teques, Abril de 2017
Resumen
El presente ensayo tiene como propósito difundir la necesidad del abordaje efectivo
del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en las instituciones educativas. Este
trastorno implica problemas con la atención sostenida, el control de los impulsos y el nivel
de actividad. El ser humano por su conformación biológica se hace dependiente de otros
desde el nacimiento, a partir de ese momento se inicia el proceso de aprendizaje,
poniendo en evidencia la sociabilidad intrínseca como condición natural de todo ser. La
manera cómo se establezcan las relaciones beneficiará o perjudicará el abordaje escolar.
De allí la importancia del desempeño del docente, quién puede desarrollar una actitud
asertiva para generar en sus estudiantes comportamientos que determinarán la
integración escolar.
Palabras clave: Trastorno por déficit de atención e hiperactividad, abordaje escolar,
estudiantes.
Abstrac
This essay aims to disseminate the need for effective approach Disorder Attention
Deficit Hyperactivity Disorder in educational institutions. This disorder involves problems
with sustained attention, impulse control and activity level. Human beings by their
biological formation is dependent on others from birth, from the time the learning process
begins, highlighting the inherent sociability as a natural condition of all being. The way how
relationships are established will benefit or harm the school approach. Hence the
importance of teacher performance, who can develop an assertive attitude to generate in
students behaviors that determine school integration.
Keywords: Attention déficit disorder and hyperactivity, approach, student.
Introducción
La condición social intrínseca del ser humano lo hace dependiente de otros
semejantes desde el momento en que nace. A partir de allí, se inicia un proceso de
socialización y convivencia, el cual se construye, en un inicio, en la familia y luego se
consolida en la escuela, donde el estudiante junto con el docente y compañeros lo afianza
y lo hace propio.
La convivencia es una necesidad imperiosa en toda sociedad y es el camino más
viable para vivir en paz. Implica tolerancia, respeto a la diversidad, a las diferencias que
existen entre las personas, quienes poseen aspiraciones y necesidades básicas por lo
que tienen la misma dignidad y merecen vivir en un ambiente de comprensión y
fraternidad donde se preserve la calidad de vida.
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El conjunto integrado por características, tales como: falta de atención, impulsividad
e hiperactividad no encaja en una institución escolar tradicional, estándar. Esta
personalidad en un estudiante, produce una serie de desajustes en su desempeño
escolar, que puede conducirlo al fracaso si se le mide bajo los mismos parámetros
utilizados con un estudiante promedio.
El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es definida por Soutullo
(2008), como: “un nivel de inatención o de hiperactividad e impulsividad inadecuado para
la edad del niño, cuyos síntomas empiezan antes de los siete años, que produce un
deterioro importante o afecta negativamente al menos en dos ambientes de su vida”. En
las instituciones educativas el ingreso de estos niños se torna difícil cuando ya existe un
precedente o los padres ya tienen un diagnóstico previo y este es comunicado en dicha
institución.
En el abordaje de los estudiantes con trastorno de déficit de atención e
hiperactividad, es necesario que el docente plantee un ambiente participativo y tolerante,
debido a que ellos, por tener características y conductas específicas, necesitan de apoyo
y un modelo a seguir que respete y valore sus derechos de manera evidenciable y así
seguir el modelo de tolerancia y respeto, tanto propio como por los demás.
En la medida que el estudiante con TDAH se sienta cómodo y en ambientes de
tranquilidad, bajará sus niveles de agresividad y de intranquilidad. Por ello, se debe tener
presente que cada niño o niña posee pautas y un ritmo individual de crecimiento que le
son propios, que vienen determinados por su ámbito sociocultural específico y que hacen
posibles las diferencias y la diversidad en un mismo nivel o etapa de desarrollo.
Abordaje de Estudiantes con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
Existen distintos factores que deben considerarse al iniciar el abordaje institucional o
docente, activo y positivo, frente a un estudiante con TDAH. Lo inicial y fundamental, es
conocer el problema, no puede iniciarse una metodología de trabajo, seria y efectiva, si se
desconocen las características de este trastorno y la manera en que afecta al
comportamiento y rendimiento de quien lo padece, porque las consecuencias serán
inevitables.
Esas consecuencias, podrían ser a largo plazo: la disminución del rendimiento
académico, el cual desemboca en fracaso escolar; el desarrollo social y emocional del
estudiante, debido a múltiples problemas en las relaciones con sus compañeros por su
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impulsividad, los estudiantes tienden a tener pocos amigos y las relaciones son menos
estrechas; fracasos repetidos en la institución, discusiones con amigos y con los padres
por malas evaluaciones y mal comportamiento.
Por tanto, se requiere que el docente cambe el enfoque del tratamiento de ese tipo
de estudiante, abordando la situación desde una perspectiva profesional tendiente al
equilibrio, que evite los extremos perjudiciales: no considerarlo un enfermo o alguien
diferente (en un sentido peyorativo o discriminador); pero tampoco debe asumirse que, al
tener necesidades distintas a las del resto del grupo, debe asumirse con él una actitud
permisiva o tolerante, aceptando todo lo que haga o diga, por el sólo hecho de no poder
evitarlo.
En otras palabras, al conocer el trastorno, deben aceptarse las dificultades que
implica, pero con actitud activa del docente, dirigida a colaborar en el proceso de mejora
del rendimiento escolar. Por otra parte, es insuficiente que uno o dos docentes inicien una
estrategia pedagógica si no se suman los demás integrantes de la institución educativa.
El estudiante, tal vez, actuará de una manera con ese o esos docentes, ya sea
porque le dedican más atención, disminuyen las situaciones de conflicto o distracción, les
permiten canalizar positivamente su hiperactividad, inatención o impulsividad; pero no con
el resto. Esto, sólo servirá para crear islas dentro de la organización escolar que,
probablemente, incrementen la incomodidad o rechazo, inconsciente o no, del estudiante
hacia las clases o asignaturas de aquellos docentes que no implementen ninguna
estrategia en relación con su problemática.
Por lo tanto, se requiere un abordaje colectivo e integrado de los docentes al
estudiante con TDAH, a fin de generar estrategias de trabajo y de evaluación
homogéneas que faciliten la labor en clase y, en consecuencia, el mejor rendimiento. Un
aspecto realmente clave en toda estrategia institucional radica en llevar a cabo una labor
mancomunada con los padres del estudiante. Es deseable que éstos ya se hubieran
informado adecuadamente sobre la situación de su hijo y/o iniciado un tratamiento
terapéutico al respecto; pero, en caso de no ser así, se requiere de un trabajo integrado y
participativo entre padres y escuela para obtener los mejores resultados posibles.
Vale señalar, que la familia primer agente socializador, representa un factor
importante en la formación, su influencia y responsabilidad permanecen más allá del
ingreso del estudiante con TDAH a la institución. Se constituye, así, en agente social que
genera comportamientos presentes en la vida escolar de ese estudiante y que condiciona
su integración social.
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En ese ámbito, la escuela debe ser, entonces, el complemento del hogar en la
construcción de esquemas, normas y valores que deben seguirse, con la finalidad de
establecer conductas y las mismas serán reforzadas en el hogar. El estudiante vive
inmerso en una sociedad que lo afecta, por lo que el ámbito escolar debe permitir el logro
de dos cosas: un ambiente donde ese tipo de estudiantes pueda desarrollar habilidades
intelectuales y morales y un ambiente donde se manifieste un tipo de relación coherente
entre todos los miembros de la colectividad escolar, lo que en definitiva consolidará la
labor educativa y permitirá un buen desarrollo social, tanto dentro de la escuela como
fuera de esta.
Dentro del ambiente escolar, también debe satisfacerse una serie de necesidades
sociales, como: aprobación por parte de los compañeros y docentes y la búsqueda de
reconocimiento que implica ser tomado en cuenta; además de esto, Maldonado (2.000)
afirma que “el ser humano necesita conocer y establecer sus propios límites”, mientras no
tenga la capacidad de hacerlo ni la madurez suficiente para utilizarlos, alguien se los tiene
que enseñar, a ese alguien se le llama autoridad, la cual es ejercida en primeramente por
los padres, la familia y, posteriormente por el grupo social y por la escuela, en donde el
docente, en su rol de guía y orientador, debe manejar inteligentemente ese principio de
autoridad para no caer en el autoritarismo; esto es, en el mal uso de la autoridad.
Ese autoritarismo, según lo plantea Casamayor (1989), "produce sumisión y
amaestramiento, ignora al individuo como tal, inhibe el diálogo y la cooperación, sujeta al
niño en la escuela y lo hace apto para sujeciones futuras". El problema comienza y se
magnifica cuando se aborda la resolución del conflicto por medio del ejercicio de la
autoridad y del castigo, provocando un clima de tensión en el niño que el docente no sabe
resolver; ello tiene como consecuencia que el caso quede latente en las relaciones
interpersonales y en el clima de la institución y, más allá de eso, queda enmarcado en la
conducta del niño con TDAH, quien en vez de mejorar, sólo empeorará.
En la escuela, el docente es el principal actor en el proceso educativo de los
estudiantes y, a la vez, es el modelo a seguir de las personas a quien educa; por tanto, su
desempeño debe ser lo más eficiente posible, de manera que pueda así lograr una
eficacia y eficiencia en su trabajo y en los resultados del mismo. De ahí que, el sólo
dominio de la disciplina, no aporta los elementos para el desempeño de la docencia de
manera profesional; es necesario hacer énfasis en los aspectos metodológicos y prácticos
de la enseñanza, así como en los sociales y psicológicos que van a determinar las
características de los grupos en los cuales se ejerce la profesión.
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Al igual que el docente, el estudiante constituye un agente determinante dentro del
proceso educativo, él es sujeto y objeto dentro del proceso, está influenciado por la
comunidad, la familia, los medios de comunicación, sus compañeros de clase y,
especialmente, por la actuación y estilo de liderazgo del docente, con el cual mantiene
una estrecha y constante interrelación, generando en el estudiante un determinado tipo de
comportamiento. De ese modo, las funciones ejecutivas constituyen el punto de partida
fundamental para la comprensión y entendimiento de muchas de las manifestaciones
conductuales de los niños que padecen TDAH.
Debe Tenerse en cuenta, que la falta de atención es un término normalmente
utilizado por padres y docentes para designar la conducta que manifiesta el niño al no
prestar atención cuando se le habla o indican instrucciones. No obstante, al analizar el
término, se entiende que falta de atención implica ausencia o carencia de atención.
Al respecto, Barkley (1997), afirma: “los niños con TDH refieren importantes
alteraciones en las funciones ejecutivas relacionadas del lóbulo frontal ocasiona
perturbaciones en los procesos de atención y concentración”; entonces, se puede
determinar que más que una ausencia se habla de inatención. Por consiguiente, los
estudiantes están pendientes de todos los eventos que suceden a su alrededor, se
distraen con facilidad, cualquier cosa que suceda les llama la atención y por ende pierden
la concentración de la tarea que esté realizando.
Por lo general, niños con TDAH son catalogados por el docente y sus padres como
distraídos y que parecen no escuchar cuando se les está hablando, por lo que no captan
detalles de las tareas o actividades que se les asignan. Es importante saber que aún
cuando se distraen con facilidad, son capaces de lograr la concentración cuando algo es
de su real interés. Este déficit de atención puede incrementarse en situaciones que para
el niño se presenten monótonas, aburridas o rutinarias.
Esa situación se presenta con frecuencia en las aulas de clase, puesto que hay
docentes que, por desconocimiento de la problemática, realizan actividades rutinarias y de
escasa motivación a los niños, lo que conlleva a que éste se sienta frustrado por no poder
satisfacer sus necesidades e intereses del momento.
Es de recordar que, la intranquilidad se denomina también hiperactividad o actividad
motora excesiva. Los estudiantes con TDAH, son potencialmente energéticos, no paran
de moverse o agitarse, presentan nerviosismo y molestan a los compañeros. Cabe
destacar que esta es una característica normal en todo niño, porque es el medio utilizado
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para explorar y conocer el entorno, aun cuando existe diversidad, unos niños pueden ser
más tranquilos que otro.
Esa exploración del medio ambiente, realizada por el estudiante por medio de su
intranquilidad, debería ser supervisada o mediada por un adulto significativo para él, ya
sea el docente o los padres, con la finalidad de establecer normas y valores que permitan
a niño formarse con disciplina, respeto por los otros y por sí mismo, orden, valoración por
el trabajo entre otros. De ocurrir lo contrario, la intranquilidad de los estudiantes, los
problemas en el aula se suscitan cuando los docentes colocan actividades sedentarias y
de fácil ejecución, los niños con TDAH las terminan rápidamente en comparación con los
demás; es allí donde el comienza a molestar a otros, pasearse por el salón.
En el mismo marco, la impulsividad, conjuntamente con la intranquilidad, presenta
niveles de impulsividad. Ser impulsivo consiste en actuar sin pensar, en otras palabras es
una dificultad que tiene el estudiante en retardar una respuesta ante un determinado
estimulo.
En ese orden de ideas, Barkley (1990) planteó que el estudiante con TDAH puede
entrar de lleno a un problema y tratar de resolverlo antes de planear el primer paso;
realizar actividades peligrosas sin hacer caso de lo que se le advierte o interrumpir a los
demás cuando están realizando algunas tareas. Consecuentemente, este tipo de
comportamiento referido por parte de padres y docentes ocasiona que se juzgue al
estudiante como descuidado, perezoso y mal educado.
De igual manera, esos estudiantes invierten gran cantidad de energía en
preocuparse por eventos próximos; esto es, están potencialmente orientados hacia el
futuro, por lo que, cotidianamente son catalogados como niños ansiosos o nerviosos. En
la medida en que el docente conozca mejor los procesos y desarrollos de estudiantes con
TDAH, tendrá mayor posibilidad de brindarles un ambiente donde se logren aprendizajes
significativos, por medio de la exploración, observación y contacto socio afectivo.
Es de reconocer que, en la mayoría de los casos, el desempeño del docente se
traduce en una actuación punitiva, frente a los comportamientos descritos en los
estudiantes con TDH, sancionándolos de diversas maneras: enviando citación al
representante, propinando amenazas, descalificando oralmente, con amonestación escrita
en el cuaderno, gritos constantes, evaluaciones negativas, suspensión de recreo, retraso
en la salida de la escuela para el hogar, exceso de tareas y caligrafías punitivas.
A lo anterior, se suman los métodos de enseñanza centrados en los contenidos,
donde no se permite al estudiante con TDAH la participación y el trabajo, actividades
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propias de la metodología activa, imponiendo un silencio y una tranquilidad, a veces
ficticia, en el aula. Ese ambiente que no propicia la convivencia e impide al docente
innovar y reforzar aprendizajes significativos. En muchas ocasiones la integración es
sustituida por incluir a los niños con TDAH en el aula; pero, no se les integra realmente.
Esa problemática amerita que se realicen estudios profundos que permitan avanzar en la
optimización de los procesos de integración y abordaje escolar de esa población
estudiantil.
Reflexiones finales
Se desprende de la argumentación anterior, la necesidad que, tanto padres como
docentes, trabajen en conjunto para proporcionar al niño con TDAH un contexto donde se
pueda estimular la reflexión, la creatividad y el descubrimiento de nuevas experiencias; no
sólo para mejorar el desarrollo de sus potencialidades, sino también para respetar sus
características individuales y hacerle sentir que es una persona valiosa y, por lo tanto,
merece ser respetada y comprendida por su individualidad como ser humano.
Finalmente, se considera importante que los docentes fomenten actividades que
promuevan el contacto social y el conocimiento de reglas y normas, por medio de la
aplicación de juegos dinámicos y en correspondencia con los intereses de los niños y
niñas. Esto con la finalidad de desarrollar la formación de hábitos, respeto por las reglas y
normas, en función de una óptima y exitosa integración del niño y la niña en la sociedad a
la cual pertenece.
Esa integración, permitirá al estudiante con TDAH un desenvolvimiento satisfactorio
con las personas que le rodean; que tenga conciencia moral; ser crítico y reflexivo de sus
acciones y las de los demás. Una manera de lograr mejoras es conocer realmente cómo
el niño con TDAH se desarrolla, su proceso cognitivo, afectivo, social y moral entre otros;
también, siendo un docente sensible a los problemas y dificultades que puedan presentar
ese tipo de niños durante su desarrollo.
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Referencias
A. Miranda, S. Jarque, M. Soriano. (1999).Trastorno de hiperactividad con déficit de
atención: Polémicas actuales acerca de su definición, epidemiología, bases
etiológicas y aproximaciones a la intervención. Revista de Neurología [Revista en
línea],23. Disponible: http://tdahcantabria.es/documentos/Basicodownload.pdf.
[Consulta: 2017, Marzo 25]
M. Fernández Pérez, M. M. López Benito.(2004). Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad: ¡al abordaje! Revista pediatría de atención pediátrica [Revista en
línea], 28. Disponible: http://sid.usal.es/idocs/F8/ART13756/TDAH_al_abordaje.pdf.
[Consulta: 2017, Abril 04]
José Antonio Rabadán Rubio, Ana María Giménez-Gualdo. (2012). Detección e
intervención en el aula de los trastornos de conducta Revista Educación XX1
[Revista en línea],15 Disponible:http://revistas.uned.es/index.php/educacionXX1/
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