2. En algunas ocasiones, cuando
nuestras mentes sólo se ven
envueltas en el abismo del
caos moral, es cuando se
puede llegar a pensar en que
el mundo esté prendido en las
llamas de la falta de integridad
y de respeto. No simboliza la
locura, pero el caos es,
perfectamente, una de las
representaciones más
profundas de El Caballero
Oscuro. Los sentimientos se
convierten en auténticas armas
si no se controlan, si se dejan a merced de un sub-consciente incontrolable. Si en
algunos momentos pensamos que el abismo, que el caos moral no está tan lejos, es
porqué hemos dejado de percibir nuestra propia realidad, aquella en la que todos
nuestros actos son controlados por nuestro instinto. Es entonces cuando nos falta
saber que no tenemos voluntad realizable, para caer en esa espiral, sólo definible
como la oscuridad de la mente.
No siempre alcanzamos a ver cuan profundos pueden ser nuestros actos, su
relevancia, pero aún menos alcanzamos a percibir cuan oscuros, fríos y sombríos
pueden ser. Gran parte de la vida suele depender de que sepamos o no distinguir entre
nuestra realidad, y la que se puede formar por no conseguir nuestros objetivos. Ésta
suele ser la principal razón de caer en esa espiral.
Perdemos el control, nos sentimos desprovistos de una sensación de comprensión, y
así conseguimos ver el mundo como una esfera oscura, llena de maldad, cuyos actos
en algunos momentos desbordan algunos límites, e intentamos demostrarlo.
Este sería el pilar sociológico sobre el que se fundamenta la creación de un personaje
como El Joker. No es el reflejo de la locura, es el reflejo de una persona cuyos actos
intentan demostrar la razón de su caída al caos moral, de llegar a perder el control de
su vida...
Christopher Nolan nos vuelve a demostrar cuan fácil y sencillo es aterrizar en los
brazos de la soledad mental cuando nos muestra la corrupción moral del personaje de
Harvey Dent. Aquí también influyen otros factores, pero todo se convierte en el ciclo
que intenta demostrar que la mente es tan frágil como una copa de vidrio, tan fácil de
llenar con esperanzas, como de llantos morales; tan fácil de tomar hacia un camino
sólido, como de dejar caer sobre el más profundo de los infiernos.