Este documento discute cómo la tecnología afecta a los niños y qué pueden hacer los padres para prevenir problemas. Señala que muchos niños tienen adicciones a la tecnología que pueden llevar a la depresión y que en algunos hogares falta diálogo. También sugiere que la tecnología puede usarse positivamente con educación y control parental, pero que lo más importante es que los padres pasen tiempo de calidad con sus hijos, los observen, hablen con ellos y los guíen en el uso de la tecnología.