El Manierismo fue una etapa entre 1530-1610 que cerró los logros del Renacimiento y dirigió hacia nuevas formas que desembocarían en el Barroco. Contradice el clasicismo renacentista con formas complejas y superficies recargadas. La arquitectura manierista se caracterizó por espacios longitudinales estrechos, superficies curvas y elementos arquitectónicos multiplicados que compartimentaban las fachadas.