La arquitectura manierista se desarrolló en Italia entre 1530 y 1610, combinando elementos del Renacimiento y el Barroco. Se caracteriza por alterar la correspondencia entre las partes y el conjunto del edificio, prefiriendo espacios longitudinales estrechos que favorecen la perspectiva y perdiendo las coordenadas axiales y la simetría renacentistas. Algunos de sus exponentes más importantes fueron Miguel Ángel, Giulio Romano y Giorgio Vasari.