La arquitectura manierista se desarrolló en Europa entre 1530 y 1610, entre el final del Renacimiento y el comienzo del Barroco. Se caracterizó por formas difíciles y poco naturales, así como por trucos visuales y elementos que desafiaban las normas del Renacimiento. Arquitectos notables como Giulio Romano, Bartolomeo Ammanati y Andrea Palladio ayudaron a definir este estilo que perdió la claridad y solemnidad del clasicismo renacentista.