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EL PERDEDOR ROMÁNTICO EN EL SECRETO DE SUS OJOS
Autor: Julio Ernesto Díaz Torres
Normalista Superior con énfasis en Lengua Castellana y Literatura
Estudiante de último semestre de Lic. En Lengua Castellana
Universidad del Tolima
Contacto: juliogato3@hotmail.com

“… el crimen más grave queda
sin resolver. Del mismo modo,
hay en algún lugar de nuestras
vidas un amor sin resolver”

En dedicatoria a un romántico amor:
C. Milena Daza.

Tomas Tranströmer
RESUMEN
Este texto trata de develar una nueva faceta del perdedor, no tratada en las investigaciones de
Ana María Amar Sánchez de los relatos policiales latinoamericanos. Se propone denominar esta
nueva faceta como “Perdedor Romántico”, haciendo alusión al caos emocional y existencial que
vive Benjamín Miguel Chaparro, protagonista de la novela El secreto de sus ojos de Eduardo
Sacheri. A partir de una lectura interpretativa de los textos, se mostrarán varios elementos que
hacen del amor y la escritura actividades humanas y románticas que acercan al hombre social y
político a su humanización, a la exploración de sí mismo. Todo esto, se hace valer cuando cada
persona, dentro del caos interno de su Ser, puede encontrar distinciones entre la razón y el deseo,
aproximándose a la esencia de sí mismo discriminando discursos alienantes y artificiales.
PALABRAS CLAVE: Perdedor romántico, Amor, Escritura, Humanización.

ABSTRACT
This document tries to unveil a new facet of the loser, which is not related into the researches of
Ana María Amar Sánchez done about Latinamerican police stories. It´s proposed to name this
facet as "Romantic Loser", doing reference to the emotional and existential caos that Benjamín
Miguel Chaparro lives, who is the main character of The secret of their eyes novel, written by
Eduardo Sacheri. From an interpretative reading of the texts, it will be shown several elements
that do love and writing human and romantic bringing humanity to social and political man, and
to the reconnaissance of himself. All of this takes worth when each person can find a chaos,
getting close to his essence and discriminating alienated and artificial discourses.
KEY WORDS: Romantic loser, Love, Writing, Humanization.
1. INTRODUCCIÓN

El presente artículo se centrará en encontrar una nueva calidad de “perdedor” distinto a los
posibles tipos o características ya existentes, no discriminando a los otros (como el ético, el
ejemplar, el héroe o anti-héroe…) encontrados en los relatos policiacos de Latinoamérica y
tomados en cuenta de los estudios de Ana María Amar Sánchez, en su libro Instrucciones para la
derrota (2010). En este caso, Eduardo Sacheri en su libro El secreto de sus ojos1, muestra
difuminado entre un conflicto político otra clase de perdedor, que se hace llamativo al poderse
vincular con una faceta que se humaniza por sus caóticas emociones (en este caso, el amor) con
la cual se puede comprender las hazañas de algunos personajes. Para ello, se hace la propuesta de
titular a este nuevo perdedor: Romántico.

La condición de perdedor romántico encontrada en nuestro protagonista Benjamín Miguel
Chaparro, será el punto de partida para mostrar una perspectiva filosófica y existencial,
expresada en la escritura como exploración, catarsis, liberación de sí mismo y como
compensación de todas las condiciones de perdedor que le ha sujetado la vida, a partir de una
lectura hermenéutica (y un poco psicoanalítica), de todos estos elementos que le devuelven la
esencia humana al hombre meramente politizado.

1

Esta novela en una anterior publicación del año 2005, se tituló La pregunta de sus ojos, pues bajo ese título aún
se publica en Argentina. Pero para América Latina y España se publica con este título mencionado.
2. EL PERDEDOR ROMÁNTICO
“Las cosas se revelan a la conciencia
solamente por medio de la frustración
que causan (…) traicionando
su propia naturaleza”
Martin Heidegger.
Hablar del sujeto “perdedor” y del individuo “romántico”, puede resultar una semejanza o
redundancia en cuanto su concepto teórico, que los reúne como aquellos que padecen una
desilusión opresiva de su mundo y de su vida. Pero, aun así, puede ser concordante la unión de
estos dos términos: el “perdedor”, alguien que padece frustraciones de cualquier valía en su vida;
y el “romántico”, alguien que vive desilusiones específicamente en el campo sentimental2. El
interés de no dejar denominar a este individuo que se pretende mostrar simplemente con el
término “romántico”, es porque no se podría identificar a este individuo frustrado en toda su vida
social y política. Y no querer dejarlo simplemente “perdedor”, es porque también hay un
irracional y sensible que se ha fugado del mundo teniendo en mente esperanzas en el amor.

Entonces, he aquí al Perdedor Romántico, la humanización de un ser político, un ser que
sobrevive en medio de un conflicto o sociedad dogmatizada y hasta inhumana. Es así como se
encuentra la posibilidad de que un hombre se centre en su YO, de que “alcanzara una u otra
posición por un camino caprichoso, irracional y nada dialéctico” (Hauser, 2003: p. 178). Es así
como “Frente a la multiplicidad de la visión de la vida ordinaria, se exalta el deseo de retornar
al reino de la individualidad (…) El sueño romántico penetra con particular agudeza los
misterios de la vida y de la muerte” (Azcuy, 1966: p. 81).

2

Aunque se puede ver en el hombre romántico la melancolía de patria o por la realidad de su país, aquí se
intensificará más en la melancolía del amor.
Ahora bien, si se contextualizan estos términos, con anterioridad se ha sabido que muchos de los
románticos resultaron perdedores en algunos de sus aspectos existenciales, y se puede ver aquí
algunos inspiradores amores frustrados: Para Werther de Goethe fue la suficiencia para el
suicidio; para Novalis fue el puente de inspiración para elevar su alma hacia donde su difunta
amada Sofi; para Beethoven fue la necesidad furtiva de un amor prohibido en sus cartas a la
Amada Inmortal; fue la filosofía de la desesperación de Kierkegaard en su Diario íntimo3, estos,
entre otros más4.

Y también, para Benjamín Chaparro (Espósito en la película), fue la fuente de inspiración para
escribir un libro y narrar su memoria tormentosa: una redención de su vida como el perdedor que
se consuela, al menos, con saber que ella, su amada, leería sus páginas. “Si llega a publicarla,
aunque sea pagando de su bolsillo una edición económica, quiere que su nombre aparezca en la
portada, por más ridículo que sea. El motivo es sencillo. Para que Irene lo vea” (Sacheri, 2010:
p. 139). ¿Cómo no romantizar a este gran trabajador (perdedor) de ínfimas causas, perdidas
desde un inicio?

3. EL EXILIO ROMÁNTICO: LA ESCRITURA COMO COMPENSACIÓN

Ahora bien, si se define al perdedor en una instancia ética, Ana M. Amar diría que: “La figura
del perdedor anuda distintas problemáticas, funciona como un núcleo que permite poner en
relación el discurso narrativo con cuestiones de política y ética, en la medida que representa –
3

Kierkegaard, Soren. (2011) Diario íntimo. Blog EL ALFÉIZAR. Recuperado de http://el-alfeizar-dededalus.blogspot.com/2011/07/diario-intimo-kierkegaard.html (Revisado el día 08/12/2011 – 00:27).
4
Y muchos otros más, en los que cualquiera se pueden incluir, como por ejemplo el autor de este escrito.
dramatizados- conflictos analizados y debatidos en otros discursos. El perdedor es una figura
atravesada por la historia, es el resultado de una coyuntura trágica y, a la vez, se constituye a sí
mismo como tal por su decisión política, es decir, deviene perdedor a partir de una consciente
elección de vida.” (Amar, 2010: p. 16), es decir, decisión de exiliarse de la victoria. A esto,
agrega que: “Los humanos hemos pasado una buena parte de nuestra historia proponiendo
utopías maravillosas, padeciendo los resultados y añorando luego – (…) - la antigua tiranía
derrocada” (p. 32).

Entonces, volviendo a la distinción del romántico, podemos hablar de Benjamín Chaparro como
un exiliado del amor, que define su faceta como alguien que se aísla de la derrota de sus dos
matrimonios (Silvia y Marcela), sólo por no hacerle daño a ellas ni a nadie y seguir
contemplando amores platónicos e imposibles, lo que debería ser esto como su ética: Decidió
mejor estar sólo que estar con consuelos, o “mal acompañado”. Ante eso, este protagonista
piensa: “Yo iba a lamentarlo, porque nunca me ha gustado causarles daño a los demás, pero
acababa de entender que le hacía más daño quedándome con ella” (Sacheri, 2010: p. 151). Y
posteriormente a este pensamiento, treinta años, él reposa su corazón y su vida en la idea de
“Declararle su amor a esa mujer (…) ¿No era confesar que se había pasado la vida queriéndola
en la lejanía? (…) Pero en lo más recóndito de su alma Chaparro sabía que nunca había dejado
de amarla, y aunque una mezcla de azar, sentido común y cobardía la habían mantenido
siempre ajena. Era dueño de su silencio” (p. 83-84).

Esta es la vida de un exiliado, un amante furtivo de la luz de la verdad. Es Irene la utopía de un
futuro frustrado desde un inicio, conscientemente. Este perdedor se definió más claramente por
su contra partida: los Vencedores. Esta es la víctima de la derrota del destino, son los héroes de la
resistencia. Pero ¿Por qué sigue ahí, envejeciéndose en el mismo estado? Todo se reduce a una
mera platonización, es decir, la divinificación de un sujeto amado haciéndolo inalcanzable.
“Irene lo ata a la vida. Ella es como una deuda que él mantiene con la vida, o que la vida
mantiene con él. No puede morirse sintiendo lo que siente por ella. Como si fuera un desperdicio
que ese amor se desintegre y se haga polvo como su carne y como sus huesos” (p. 136). Es una
“sensación de eternidad; un sentimiento como de algo sin límites ni barreras” (Freud, 1981; p.
3017).

Se quiere, con esto, demostrar cómo la platonización de un enamoramiento es el mínimo
requerido para que alguien resista el umbral del desamor, como buen perdedor, de una manera
romantizada. Es ver a un protagonista reprimido, cuidadoso con sus palabras para no demostrar
que se muere por su amor, evitar que se entere y le corresponda sino con lástima, o como es el
mayor de sus temores: perderla y hacer que se aleje ella con su matrimonio y sus tres hijitas,
pues “declararle su amor a una mujer casada que lleva casi treinta años de matrimonio, más
que ridículo le parece ofensivo” (Sacheri, 2010: p. 137). Irene Hornos es su razón de existir y de
continuar todo este duelo político y legal en la que se centra la historia oficial del libro. Este
amor del perdedor romántico, se concreta en ejemplos como cuando Chaparro se burla de sí
mismo para mostrar humildad a Irene, busca excusas banales para tratar con ella, tales como
tomarse una tasita de café; es acercarse para charlar, no más5. Eso se puede evidenciar en un
capítulo dedicado a esta determinación romántica, llamado “Más café”6.

5
6

Excelente ejemplos de ello se encuentran entre la página 74 y 75.
Capítulo ubicado entre las páginas 224 a la 227.
Por otro lado, si entramos a la realidad existencial de Benjamín Chaparro, se nota que necesita
tremendos auxilios con la preservación de su memoria y de esta vida que para él puede ser
comparada insignificante. Para salir de esta censura, pensó en la redención de su sangre y la
venganza de sus penas en extenderse mortalmente a través de un heredero, pero que como buen
perdedor, lo tiene existencialmente ya frustrado. “Aún hoy me asalta, de tanto en tanto, la
certeza angustiante de que perdí la oportunidad de tener un hijo. Estuve a punto de escribir ‘de
trascenderme en un hijo’ o ‘de perpetuarme’. ¿Eso es tener un hijo? Nunca voy a saberlo. Es
otra de las preguntas que me llevaré, intactas, a la tumba.” (p. 144). Sumando esto, se parte de
la posibilidad de ver el aspecto romántico de Benjamín Chaparro, en la manera de que ni siquiera
pudo extender su vida en un hijo. “El protagonista, a pesar de haber soñado con un descendiente
que asumiera sus mismas ideas (…), que se ocupara del ‘ajuste de cuentas’, retrocederá cuando
(…) retome el camino de la lucha” (Amar, 2010: p. 46).

Pero, aun así, su existencialismo no se queda en este dilema. Lo anterior puede ser anclado con
los pensamientos teóricos de Amar Sánchez, explicando la necesidad de la memoria, visto en el
libro que escribe Chaparro y que es la mayor intención de la historia. Amar S. dice que: “la
búsqueda de la verdad y la lucha contra el olvido sostienen la historia que surge a partir de
unas memorias escritas (…); la novela es el relato de la investigación en busca de los hechos
olvidados y se plantea como una escritura a partir de la pérdida. (…) Expurgar la escritura
para ampliarla, hacerla más completa, entender, sacar a la luz lo que ha permanecido oculto…”
(p. 58-59).
Así también Azcuy (1966: p. 81) explica que: “Al considerar la razón como instrumento
insuficiente para aprender de la Naturaleza [su naturaleza] y penetrar en la intimidad del
fenómeno, se busca un conocimiento unitivo, una verdadera aproximación a la realidad. El arte
se revela entonces como el plano más original y profundo, y dentro de él, los románticos
privilegian la palabra en su dimensión de Logos, de Verbo. (…) A través de su palabra, es
posible acceder a intuiciones primordiales y a una visión ‘abierta’ y ‘porosa’ de la realidad”.
Ya con esto, se explica que la angustia de Chaparro se refugia entonces en la romantización de su
vida, plasmando el arte de su existencia escribiendo con melancolía cada línea. Y en lo que
escribe, describe e incluye otros personajes románticos, tal vez como Ricardo Morales y otros.

Más adelante, se aterriza esta intención con lo que Ana María posteriormente dice: “(…) más allá
de toda razón, también propone a la escritura como reparador de ese olvido, de la omisión de la
historia. La novela que leemos es el resultado de esa voluntad de memoria, es la lucha por
superar la desmemoria que el narrador asume como propia desde el comienzo. (…) una
escritura ‘compensadora’” (Amar, 2010: p. 62). Y con ello, se ejemplifica el momento en que
“atormentarse por el ofrecimiento de llevarle algunos capítulos para que lo lea. ¿De dónde le ha
brotado semejante oferta? De puro atorado, no más. (…) De todos modos, y cosa rara en él, se
da cuenta de que no le preocupa tanto la idea de no ser un escritor serio. Le importa muchísimo
más tomar un café el jueves, con Irene.” (Sacheri, 2010: p. 189).

¿Pero quién es Irene Hornos en todo este lío? Es la razón de ser y de sobrevivir de Benjamín. Es
una razón romántica, en la manera de que un enamorado vive su amor por un solo ser, porque
afirma que “todo lo que es perfecto en su especie debe elevarse por encima de ella y convertirse
en otra cosa, un ser incomparable” (Goethe, citado por Azcuy, 1966: p. 89).

4. PSICOANÁLISIS A UN PERDEDOR ROMÁNTICO
“El lenguaje usual permanece siempre fiel
a una realidad cualquiera, incluso en sus
caprichos. Así designa con el nombre de
«amor» muy diversas relaciones afectivas…”
Sigmund Freud.

Para tener acercamiento a una cuestión complicada que ha sobrevivido a muchas civilizaciones
de la historia, el amor, se requiere de un análisis de la psique de los sujetos que (como dicen
algunos poetas) la padecen. Para ello, no se pretende hacer un análisis profundo (ya que el sujeto
es ficticio), pero se podría efectuar un acercamiento teórico y psicoanalítico de estas instancias
donde el hombre se ve envuelto, transformado y muchas veces frustrado emocionalmente.

Por este enfoque, nuestro eterno Benjamín Miguel Chaparro, es un ejemplo interesante donde
una frustración amorosa muestra una construcción psicoanalítica algo legible que permite a todo
lector poder identificarse. Con ayuda de Freud y de su Psicología de las masas y análisis del Yo
(1921), se podrá determinar cómo un hombre es hipnotizado por una mujer a través del
enamoramiento, hilando toda una cadena de frustraciones románticas.

Y bueno, ¿por qué Chaparro está perdidamente enamorado de Irene Hornos? Para ello, Freud nos
define que “el enamoramiento no es sino un revestimiento de objeto por parte de los instintos
sexuales” (Freud, 1981: p. 2589), es decir, que todo ser humano realiza una fijación (fenómeno
muy común) por un sujeto del sexo contrario, que a partir de dicha fijación del deseo, es
convertido en objeto7 de sus pulsión sexuales básicas. Pero ¿qué hace que este amor no sea un
amor corriente y sensual, convirtiéndose en un melancólico duelo entre pensamientos racionales
y emociones?

Como se sabe, lo que permite estas fijaciones son las constancias edípicas que hacen que un
sujeto fije sexualmente “su primer objeto erótico en su madre (la niña, en su padre)” (p. 2589).
Y posteriormente lo que permite que esta relación permita seguir siendo un vínculo que no
fallezca en una satisfacción incestuosa, es haciendo que la “represión ulterior”, mejor conocida
como manifestación del Súper YO, modifique dicha relación y permanezca su fines sexuales
“coartados en sus fines”, es decir, dejar que el vínculo continúe con la condición de que no
existan contactos sexuales (incestuosos). Esto corroborado también por la amenaza impartida por
su otro progenitor del complejo de castración, un elemento mucho más relacionado con las
actividades culturales.

Benjamín consigue, con éxito en su etapa de madurez, un sustituto edípico que permite hacer
todo un cuadro de conclusiones. Pero enfatizándose en Irene como sustituto edípico, es efectivo
también el complejo de Castración, elemento que hace manifiesta una eterna e ininterrumpida
agonía, dada por la represión o frustración que se hace vigente en esta extensa reflexión: “Se
preguntó –no pudo evitarlo- si valía la pena confesarle la verdad a esa mujer a la que amaba y
se respondió que no, que de ningún modo. Declararle su amor a esa mujer, ¿no era reconocer
que la había amado durante casi treinta años? ¿No era confesarle que se había pasado la vida

7

Cada vez que se habla de “objeto”, se habla de un sujeto convertido por su función, lo utilizado para satisfacer un
deseo.
queriéndola en lejanía? ¡No! Podía contestar con enjundia. De hecho, apenas habían
compartido algún tiempo juntos en esa pochada de tiempo. Pero en lo más recóndito de su alma
Chaparro sabía que nunca había dejado de amarla, y que una mezcla de azar, sentido común y
cobardía la habían mantenido siempre ajena. Era dueño de su silencio. Si hablaba, terminaría
hundido en el pantano de la compasión de ella. Estaba decidió a evitarle y a evitarse cualquier
frase al estilo de ‘pobre Benjamín, yo no sabía…’. De sólo pensarlo a Chaparro se le nublaba la
vista de rabia y de vergüenza. Que su amor muriese con él, pero que no se ensuciara.” (Sacheri,
2010: p. 83).

Esta cita da, también en otros aspectos, algunas hipótesis de su relación con su madre. Pero lo
que interesa constatar es que este hombre ha convertido su vida en un duelo interno entre el
deseo y la razón, debatiéndose la idea de confesar su amor; resulta así, la conclusión reprimida
en la que se condena a amarla por tanto tiempo, sin tomar la decisión común de liberar su deseo
(acción que haría cualquier persona sana en este sentido). ¿Por qué se cohíbe de hacerlo? Por la
propia decisión, en la que su psique considera su “dignidad social” como elemento viril que
puede ser castrado por juicios culturales, impidiéndole tener un acercamiento con el sustituto de
su madre. De paso, inconscientemente hace que dicho vínculo amoroso sobreviva décadas,
haciendo que “Los sentimientos que desde este punto experimenta hacia tales personas amadas
son calificados de «tiernos». (…) de manera que la corriente total primitiva perdura en cierto
sentido.” (Freud, 1981: p. 2588).

Esta explicación entendible del psicoanálisis, es una buena manera de explicar la fijación
exclusiva y romántica por Irene Hornos. Pero ¿si Chaparro estuvo casado dos veces con dos
mujeres, porqué nunca pudo tener un vínculo amoroso concreto? La sencilla respuesta
provisional que deviene es porque Marcela y Silvia no fueron unas exitosas sustitutas de la
madre, y porque su estimación no se involucra de un deseo más allá del coito. Sucede que “En
los casos menos favorables perduran separadas [los fines sexuales directos] de las direcciones
sentimentales «tiernas» permanentes en calidad de corriente sensual. (…) El hombre muestra
apasionada inclinación hacia mujeres que les inspira un alto respeto, pero que no le incita al
comercio amoroso, y, en cambio, sólo es potente con otras mujeres a las que no «ama», estima
en poco o incluso desprecia.” (p. 2588). Esta es, entonces, una manera de medir el padecimiento
o el grado de enamoramiento de Benjamín Chaparro.

Pero, de todos modos, insiste la pregunta ¿por qué Irene funciona como la mujer ideal para
Chaparro? Esta condición persistente y terca del corazón de este enamorado se determina por la
«superestimación sexual», un fenómeno que hace que el objeto de deseo se sublime, se
divinifique8 como entidad inalcanzable, asignándole un respeto y sustraerlo de toda crítica,
creyéndolo indigno para sí, como si fuese superior el valor de la existencia de ella que la de sí
mismo. “Dada una represión o retención algo eficaz de las tendencias sexuales, surge la ilusión
de que el objeto es amado también sensualmente a causa de sus excelencias psíquicas…” (p.
2589). Dicha ilusión es la materia prima de un estado de enamoramiento, donde se auto-engaña
el sujeto con características idealizadas (por sí mismas) del objeto. De paso, Irene se convierte en
Diosa, ente inmortal y perfecto que no tiene permiso de las fuerzas cósmicas para estar al lado de
un simple mortal. Un contacto sexual con la Diosa sería una ofensa, casi un sacrilegio, por tanto
esta clase de amor reprimido es más que suficiente para complacer en síntesis sus pulsiones

8

Convertir a un sujeto en Dios, o idealizarlos como deidad.
tiernas y sexuales. Es así, como Chaparro se dedica a rogar piedad cuando piensa en esta
frustrada historia de amor.

Freud posteriormente dice que “el objeto sirve para sustituir un ideal propio y no alcanzado por
el YO” (p. 2590). Es así como se manifiesta el revestimiento tratado en un inicio. Cubrirse del
ideal de Irene por sus perfecciones, no es más que una aspiración creada por la “libido
narcisista” de satisfacerse a sí mismo con un individuo que lo complementa a sí mismo, o que en
el peor de los casos, resulta sustituido por sí mismo. Y si ese amor es reprimido por diferentes
factores, como el de un adolescente, se vuelve más apasionado, menos exigente y modesto,
sobrestimando en demasía al objeto y haciéndose más susceptible a su contacto, débil ante su
presencia, o mejor explicado, suprimido por su presencia. ¿Por qué? Porque Freud
contundentemente afirma que “el objeto ha ocupado el lugar del ideal del YO”. “Esto se observa
más particularmente en el amor desgraciado, no correspondido” (p. 2590), situación que no
encuentra algo que frene la creciente sobrestimación, “una especie de parálisis resultante de la
influencia ejercida por una persona omnipotente sobre un sujeto impotente y sin defensa” (p.
2592), freno posible sólo en la satisfacción.

Con lo anterior, se puede tratar el tema de la Hipnosis, ya que todo este proceso crea
artificialmente ese estado. Es una situación que reitera una respuesta a la falta de deseo sexual
por Irene, dejando un doloroso e insondable lazo de cariño. Pues, decir que Benjamín se
encuentra en este estado hipnótico es porque coincide con lo tratado anteriormente, al decir que
“El hipnotizado da, con respecto al hipnotizador, las mismas pruebas de humilde sumisión,
docilidad y ausencia de crítica que el enamorado con respecto al objeto de su amor.
Compruébase asimismo en ambos el mismo renunciamiento a toda iniciativa personal. Es
indudable que el hipnotizador se ha situado en el lugar del ideal del YO (…) El hipnotizador es
para el hipnotizado el único objeto digno de toda atención; todo lo demás e borra ante él. (…)
La relación hipnótica es una abandono amoroso total con exclusión de toda satisfacción
sexual…” (p. 2591).

¿Cómo no separar este enamorado con otros sujetos que se han enamorado a primera vista, y del
mismo modo, tener un amor sin término, en deuda con la vida? Estas relaciones, con deseos
coartados en su fines, es lo que hace que se convierta en una deuda consigo mismo, hasta el
punto de justificar esa existencia sólo para dicha deuda, para dicho amor dotado de una pureza
espiritual y llena de ternura, “incomprendida y de carácter místico”. De esta manera, Chaparro
cuando ve a Irene, “Así como está, de perfil, vuelta casi hacia la ventana, chaparro puede
observarla su antojo. De todos modos se contiene. Sabe por experiencia que, después de un rato
de mirarla, lo gana la angustia de no poder arrebatarla entre sus brazos y besarla minuciosa e
infatigablemente. Termina siendo preferible mirar para otro lado.” (Sacheri, 2010: p. 84). Y
cuando se despide de ella, “le da un bezo lleno y sonoro en la mejilla izquierda. Chaparro siente
el espesor de sus labios, el roce ínfimo de su pelo, la tibieza de su cuerpo inminente y una
maldita fragancia silvestre que se le va directo al cerebro, a la memoria, al deseo de tenerla y a
un insomnio de tres noche con sus días” (p. 85). Y es así como vive repetidamente el dulce dolor
de su frustración.
5. LA EXPLORACIÓN EXISTENCIAL DE SÍ MISMO
"Cuando la necesidad nos
arranca palabras sinceras,
cae la máscara y aparece
el hombre"
Lucrecio.
Más hacia el interior de todos estos elementos, se puede hablar un poco de una exploración
existencial que realiza Benjamín Chaparro de sí mismo, a través de un elemento milenario como
la escritura. En otras palabras, decir que la razón de ser un romántico que sobrevivió en el mundo
de los perdedores, y no quedarse ahí en su estado lamentable, es por un hecho indirecto logrado
en su escritura, o sea, resaltando la esencia y el valor de su vida en una actividad artística como
esta. Es su manera de resistencia.

Hume (1988: p. 23) afirma que “Las bellas letras no son sino un retrato de la vida humana en
diversas actitudes y situaciones. Nos inspira distintos sentimientos de elogio o censura,
admiración o ridículo, de acuerdo a las cualidades del objeto que nos presentan. Un artista está
mejor preparado para triunfar en este aspecto si, además de un gusto delicado y una rápida
aprehensión, posee un conocimiento preciso de la textura interna y las operaciones del
entendimiento, del funcionamiento de las pasiones y de las diversas clases de sentimiento que
distingue vicio y virtud.”.

Y, haciendo referencia a eso interno de la vida de un artista, un escritor como en este caso, se
puede identificar la catarsis9. Este fenómeno es una manifestación subjetiva definida por

9

(Del griego κάθαρσις: purga, purificación). Purificación, liberación o transformación interior suscitados por una
experiencia vital profunda. Diccionario de la Real Academia Española. Vigésima segunda edición. Recuperado de
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?LEMA=catarsis (Revisado el 09-01-212 / 17:25).
Aristóteles como un acto de purificación, en cuanto a las exploraciones del hombre en el arte de
la creación; Nietzsche la figura como una filosofía del conocimiento de sí y para sí mismo,
permitiendo identificarse en el universo; y Freud la utilizó como su método preferido para
acceder al inconsciente y conseguir una terapia.

Eso anterior, puede tomarse en su estado pleno como actividad: la catarsis de las emociones,
como ejercicio que permite la exploración de nosotros mismo. Esto para muchas disciplinas y
para diferentes autores es algo muy tratado, y que, para este caso, es la forma de mostrar una
clase de hombre expuesto a las emociones del amor, aflorando de él las cualidades que lo
identifican como Ser. Es algo en lo que se debatió nuestro Benjamín Chaparro una vez: “¿En qué
ha estado pensando la última media hora? No puede recordarlo. ¿En morales? ¿En Gómez? No.
Ellos ya descansan, Llamativamente desde que ha contado todo, ya no lo asaltan, no lo
perturban, no lo increpan a cada rato.” (Sacheri, 2010: p. 313).

Tal vez, esta identificación de cómo Ser se oriente por la curiosidad fundamentada en la libertad
o en la dominación (represión) que ejerce los discursos exteriores sobre el hombre (como los de
cualquier tipo de cultura), o la interpretación de los perfiles ocultos de sí mismo al “analizar las
prácticas con las que los individuos han sido conducidos a prestarse atención a sí mismos, a
descifrarse, a reconocerse y a confesarse como sujetos de deseo, haciendo jugar entre sí mismos
y sí mismos una cierta relación que les permite descubrir en el deseo la verdad de su ser (...)
Resumiendo, se trataba, en esta genealogía, de buscar cómo los individuos han sido conducidos
a ejercer sobre sí mismos y sobre los otros una hermenéutica del deseo” (Foucault, 1986: p. 9).
Qué más, y no de otro modo, esta ser una manera que permita reconocer el arte de la existencia
propia, preguntándose por los juegos de verdad en el ser Humano como hombre de deseo.

Cuando Chaparro se dedica a pensarse a sí mismo, explorar sus emociones por medio del arte (o
en este caso en la escritura de su libro), se integra a las dimensiones que tiene la existencia del
ser humano trasegando sus propios juegos de verdad. En el juego de verdad del hombre de deseo
(que anuncia Foucault), en el temple de su autodescubrimiento, no resulta ser una tarea fácil con
cualquier mirada introspectiva, pues el hombre obstinadamente se ha alejado de sí mismo
perdiendo el rumbo del trabajo crítico de la filosofía, el cual es pensarse a sí mismo en el mundo.
La “satisfacción de los placeres” y sus prácticas durante los tiempos, explica Foucault (1986), ha
sido objeto de preocupación moral, problematizándolas y considerándolas prejuiciosamente
como “faltas graves” y “pecados” por las prácticas “pastorales”, ideologías de la cual Benjamín
siempre estuvo aplastado. Es así, como algunos discursos de poder ejercen un dominio sobre el
ser humano y sobre la Sexualidad como técnica de conducta que demuestra la constitución del
Ser, de su libre existencia. Esto, relacionando el amor como el campo de la manifestación de la
sexualidad del hombre.

Los discursos externos y artificiales, como los: morales, legales, racionales, culturales, y el temor
a todos ellos, fueron los principios que alteraron (o alienaron) la constitución pura del ser
humano, tales como las raíces de su placer inmerso en una sociedad. Así Chaparro pueda ser un
perdedor subyugado por la dominación de todos estos discursos, esto no tiene porqué alienar de
igual modo sus emociones y su pensar el tema del amor, es decir, alterar parte de su esencia
humana. ¿Explorar esto, es encontrar la estética existencial del ser humano? Lógicamente la
respuesta es: No. Pero aun así, dichos discursos y tales reglas de conducta, sirven de arqueología
para interpretar entonces al sujeto de la institución Socio-Cultural, legal, familiar, religioso o a
todo individuo que ha existido en un tiempo con culturas determinadas. Es como una expedición
arqueológica-antropológica de un ser que se desempeña en un mundo.

El impacto benéfico que presenta nuestro protagonista como perdedor romántico en su actividad
de descubrimiento de sí mismo, es el de quitar, por lo menos, los discursos artificiales que
recubren en cascarones la esencia real o natural del “Humano”, de sí mismo, permitiendo una
“elaboración y estilización de una actividad en el ejercicio de su poder y la práctica de su
libertad.” (1986: p. 25).Y dicha labor facilitaría este auto-reconocimiento, prestándose atención a
sí mismo como objeto de conocimiento y de poder, en una tarea de auto-escultura, de autoconstitución acentuada en una finalidad estética.

La ayuda de un develamiento del sentimiento romántico (existencial) en nuestro protagonista, se
enfoca en la manifestación catártica de emociones internas, dotes del caos y el cosmos emocional
y patógeno, pródiga de sus estructuras inconscientes. “Incluso si no se pudiera alcanzar otra
ventaja de estos estudios que la satisfacción de una curiosidad inocente, aun así no se debería
despreciar, al tratarse de una vía de acceso a uno de los placeres seguros e inocuos que han
sido concebidos a la raza humana. El más dulce e inofensivo camino de la vida conduce a través
de las avenidas de la ciencia y el saber.” (Hume, 1988: p. 25).

Como se ha dicho desde un inicio, el Amor ha sido un tema estándar de todas las civilizaciones
que conservan algo de humanidad. Descubrir sus emociones, es toda una actividad hermenéutica,
así como lo enseña Foucault para obtener maneras de resistencia: “el mensaje de Foucault es que
cada uno puede adoptar su propio estilo de vida, es decir, su propia técnica de subjetivación, y
que para ello no hay recetas”10. El hombre resiste refugiado en su humanidad toda hostilidad de
la vida y las sociedades civilizadas, entendiéndose y describiéndose a sí mismo en una actividad
de escritura o con otros ejemplos relacionados con el arte. Porque como dijo Sócrates “gnothi
seauton”11. Todo es una exploración humana para salir de la oscuridad de sí mismo. “La
oscuridad es efectivamente penosa para la mente, como lo es para el ojo, pero sacar la luz de la
oscuridad, por el esfuerzo que sea, ha de ser deleitable y producir regocijo.” (p. 25).

6. A MANERA DE CONCLUSIÓN

Todo esto es la muestra de un perdedor que obra conscientemente en su posición política y en su
mentalidad incorruptible, que se niega a entrar en la decadencia de los triunfadores y la envidia a
los conquistadores. Pero Chaparro, en este caso, opera una gran historia cavilada por las
ocultaciones que tienen los ojos de los personajes: La chica Colotto asesinada con los ojos
abiertos, la mirada perdida y desgastada de Morales, la mirada obsesiva de Gómez, la mirada
perspicaz y ebria de Sandoval, la mirada de incertidumbre de Irene, y por supuesto, la mirada de
un amor secreto de Benjamín por Irene (al igual que, sin saber, el de ella correspondido por
Benjamín, así como se ve en la obra fílmica12). Este es “un perdedor diferente: el protagonista se
ha ‘replegado’ y resiste en un ámbito puramente imaginario. La posibilidad de poseer un

10

Osorio Rojas, Carlos. Foucault: La Ética como Subjetivación (Publicada el 11 de febrero de 1999). Libromanía.
Recuperado de http://www.uprh.edu/humanidades/libromania/foucault/ (Revisado el día 7/12/2011 – 01:31).
11
Conócete a ti mismo.
12
El secreto de sus ojos, 2009. Película argentina dirigida por Juan José Campanella.
secreto, ‘el secreto de su identidad [pues] era hora de tener algo que nadie pudiera quitarle’, es
la única alternativa que le queda” (Amar, 2010: p. 55). Esta es la manera de ver, en El secreto de
sus ojos, los vestigios de un romanticismo de siglos atrás, de los eternos dilemas del amor,
revividos por Eduardo Sacheri.

“No sé, Báez. Supongo que me llamó la atención el modo en que miraba, eso de mirar a una
mujer adorándola a la distancia. No sé –repetí-. Supongo que, cuando no se pueden decir las
cosas, las miradas se cargan de palabras.” (Sacheri, 2010: p. 125).

Además, se puede decir que tener la intención de agregar el elemento romántico, es la necesidad
de distinguir el aspecto irracional, lo ilógico o sentimental del protagonista que lo lleva a vivir
muchos aspectos a diferencia de cualquier otro perdedor, templando su centro existencial en el
YO, su sensible esencia humana y todas sus meditaciones, llegando mucho más allá de toda
politización o deshumanización de los relatos latinoamericanos de hoy en día. Porque “Los
románticos perciben el mundo como una prolongación de sí mismos e intuyen a su propio ser
inserto en el flujo de la vida cósmica” (Azcuy, 1966: p. 88). Es mostrar con todo esto al ejemplar
Benjamín Miguel Chaparro, alguien que quiso luchar contra el sistema político corrompido por
la avara corrupción de la Argentina de los setentas y ochentas, y que si se le cuestiona el por qué,
responderá: por amor a Irene y por compasión con Morales. Meros hechos patógenos, unas
acciones solamente encontradas en un Perdedor Romántico.
7. BIBLIOGRAFÍA

Amar Sánchez, Ana María. (2010) INSTRUCCIONES PARA LA DERROTA Narrativas éticas y
políticas de perdedores. Barcelona – España: Anthropos Editorial.

Azcuy, Eduardo. (1966) El ocultismo y la creación poética. IV Novalis y la creación poética.
Argentina: Monte Ávila Editores.

Bauman, Zygmunt. (2005) Amor líquido, sobre la fragilidad de los vínculos humanos. Buenos
Aries: Fondo de Cultura Económica de Argentina.

Foucault, Michel. (1986) Historia de la sexualidad V. 2: El uso de los placeres. México: Siglo
veintiuno Editores.
Freud, Sigmund. (4ª Ed.) (1981) Obras completas (1916 – 1938) [1945] Tomo 3. El malestar en
la cultura (1929). Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.

_______________. Psicología de las masas y análisis del yo (1921). VIII Enamoramiento e
Hipnosis. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.

Hauser, Arnold. (2003) Historia social de la literatura y el arte. 6 El Romanticismo alemán y el
de Europa Occidental. Barcelona: Editorial Debate.

Hume, David. (1988) Investigación sobre el conocimiento humano. Sección 1. De las distintas
clases de Filosofía. Madrid: El libro de Bolsillo Alianza Editorial.

Sacheri, Eduardo Alfredo. (2010) El secreto de sus ojos. México: Editorial Alfaguara.

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El perdedor romántico en la escritura

  • 1. EL PERDEDOR ROMÁNTICO EN EL SECRETO DE SUS OJOS Autor: Julio Ernesto Díaz Torres Normalista Superior con énfasis en Lengua Castellana y Literatura Estudiante de último semestre de Lic. En Lengua Castellana Universidad del Tolima Contacto: juliogato3@hotmail.com “… el crimen más grave queda sin resolver. Del mismo modo, hay en algún lugar de nuestras vidas un amor sin resolver” En dedicatoria a un romántico amor: C. Milena Daza. Tomas Tranströmer RESUMEN Este texto trata de develar una nueva faceta del perdedor, no tratada en las investigaciones de Ana María Amar Sánchez de los relatos policiales latinoamericanos. Se propone denominar esta nueva faceta como “Perdedor Romántico”, haciendo alusión al caos emocional y existencial que vive Benjamín Miguel Chaparro, protagonista de la novela El secreto de sus ojos de Eduardo Sacheri. A partir de una lectura interpretativa de los textos, se mostrarán varios elementos que hacen del amor y la escritura actividades humanas y románticas que acercan al hombre social y político a su humanización, a la exploración de sí mismo. Todo esto, se hace valer cuando cada persona, dentro del caos interno de su Ser, puede encontrar distinciones entre la razón y el deseo, aproximándose a la esencia de sí mismo discriminando discursos alienantes y artificiales. PALABRAS CLAVE: Perdedor romántico, Amor, Escritura, Humanización. ABSTRACT This document tries to unveil a new facet of the loser, which is not related into the researches of Ana María Amar Sánchez done about Latinamerican police stories. It´s proposed to name this facet as "Romantic Loser", doing reference to the emotional and existential caos that Benjamín Miguel Chaparro lives, who is the main character of The secret of their eyes novel, written by Eduardo Sacheri. From an interpretative reading of the texts, it will be shown several elements that do love and writing human and romantic bringing humanity to social and political man, and to the reconnaissance of himself. All of this takes worth when each person can find a chaos, getting close to his essence and discriminating alienated and artificial discourses. KEY WORDS: Romantic loser, Love, Writing, Humanization.
  • 2. 1. INTRODUCCIÓN El presente artículo se centrará en encontrar una nueva calidad de “perdedor” distinto a los posibles tipos o características ya existentes, no discriminando a los otros (como el ético, el ejemplar, el héroe o anti-héroe…) encontrados en los relatos policiacos de Latinoamérica y tomados en cuenta de los estudios de Ana María Amar Sánchez, en su libro Instrucciones para la derrota (2010). En este caso, Eduardo Sacheri en su libro El secreto de sus ojos1, muestra difuminado entre un conflicto político otra clase de perdedor, que se hace llamativo al poderse vincular con una faceta que se humaniza por sus caóticas emociones (en este caso, el amor) con la cual se puede comprender las hazañas de algunos personajes. Para ello, se hace la propuesta de titular a este nuevo perdedor: Romántico. La condición de perdedor romántico encontrada en nuestro protagonista Benjamín Miguel Chaparro, será el punto de partida para mostrar una perspectiva filosófica y existencial, expresada en la escritura como exploración, catarsis, liberación de sí mismo y como compensación de todas las condiciones de perdedor que le ha sujetado la vida, a partir de una lectura hermenéutica (y un poco psicoanalítica), de todos estos elementos que le devuelven la esencia humana al hombre meramente politizado. 1 Esta novela en una anterior publicación del año 2005, se tituló La pregunta de sus ojos, pues bajo ese título aún se publica en Argentina. Pero para América Latina y España se publica con este título mencionado.
  • 3. 2. EL PERDEDOR ROMÁNTICO “Las cosas se revelan a la conciencia solamente por medio de la frustración que causan (…) traicionando su propia naturaleza” Martin Heidegger. Hablar del sujeto “perdedor” y del individuo “romántico”, puede resultar una semejanza o redundancia en cuanto su concepto teórico, que los reúne como aquellos que padecen una desilusión opresiva de su mundo y de su vida. Pero, aun así, puede ser concordante la unión de estos dos términos: el “perdedor”, alguien que padece frustraciones de cualquier valía en su vida; y el “romántico”, alguien que vive desilusiones específicamente en el campo sentimental2. El interés de no dejar denominar a este individuo que se pretende mostrar simplemente con el término “romántico”, es porque no se podría identificar a este individuo frustrado en toda su vida social y política. Y no querer dejarlo simplemente “perdedor”, es porque también hay un irracional y sensible que se ha fugado del mundo teniendo en mente esperanzas en el amor. Entonces, he aquí al Perdedor Romántico, la humanización de un ser político, un ser que sobrevive en medio de un conflicto o sociedad dogmatizada y hasta inhumana. Es así como se encuentra la posibilidad de que un hombre se centre en su YO, de que “alcanzara una u otra posición por un camino caprichoso, irracional y nada dialéctico” (Hauser, 2003: p. 178). Es así como “Frente a la multiplicidad de la visión de la vida ordinaria, se exalta el deseo de retornar al reino de la individualidad (…) El sueño romántico penetra con particular agudeza los misterios de la vida y de la muerte” (Azcuy, 1966: p. 81). 2 Aunque se puede ver en el hombre romántico la melancolía de patria o por la realidad de su país, aquí se intensificará más en la melancolía del amor.
  • 4. Ahora bien, si se contextualizan estos términos, con anterioridad se ha sabido que muchos de los románticos resultaron perdedores en algunos de sus aspectos existenciales, y se puede ver aquí algunos inspiradores amores frustrados: Para Werther de Goethe fue la suficiencia para el suicidio; para Novalis fue el puente de inspiración para elevar su alma hacia donde su difunta amada Sofi; para Beethoven fue la necesidad furtiva de un amor prohibido en sus cartas a la Amada Inmortal; fue la filosofía de la desesperación de Kierkegaard en su Diario íntimo3, estos, entre otros más4. Y también, para Benjamín Chaparro (Espósito en la película), fue la fuente de inspiración para escribir un libro y narrar su memoria tormentosa: una redención de su vida como el perdedor que se consuela, al menos, con saber que ella, su amada, leería sus páginas. “Si llega a publicarla, aunque sea pagando de su bolsillo una edición económica, quiere que su nombre aparezca en la portada, por más ridículo que sea. El motivo es sencillo. Para que Irene lo vea” (Sacheri, 2010: p. 139). ¿Cómo no romantizar a este gran trabajador (perdedor) de ínfimas causas, perdidas desde un inicio? 3. EL EXILIO ROMÁNTICO: LA ESCRITURA COMO COMPENSACIÓN Ahora bien, si se define al perdedor en una instancia ética, Ana M. Amar diría que: “La figura del perdedor anuda distintas problemáticas, funciona como un núcleo que permite poner en relación el discurso narrativo con cuestiones de política y ética, en la medida que representa – 3 Kierkegaard, Soren. (2011) Diario íntimo. Blog EL ALFÉIZAR. Recuperado de http://el-alfeizar-dededalus.blogspot.com/2011/07/diario-intimo-kierkegaard.html (Revisado el día 08/12/2011 – 00:27). 4 Y muchos otros más, en los que cualquiera se pueden incluir, como por ejemplo el autor de este escrito.
  • 5. dramatizados- conflictos analizados y debatidos en otros discursos. El perdedor es una figura atravesada por la historia, es el resultado de una coyuntura trágica y, a la vez, se constituye a sí mismo como tal por su decisión política, es decir, deviene perdedor a partir de una consciente elección de vida.” (Amar, 2010: p. 16), es decir, decisión de exiliarse de la victoria. A esto, agrega que: “Los humanos hemos pasado una buena parte de nuestra historia proponiendo utopías maravillosas, padeciendo los resultados y añorando luego – (…) - la antigua tiranía derrocada” (p. 32). Entonces, volviendo a la distinción del romántico, podemos hablar de Benjamín Chaparro como un exiliado del amor, que define su faceta como alguien que se aísla de la derrota de sus dos matrimonios (Silvia y Marcela), sólo por no hacerle daño a ellas ni a nadie y seguir contemplando amores platónicos e imposibles, lo que debería ser esto como su ética: Decidió mejor estar sólo que estar con consuelos, o “mal acompañado”. Ante eso, este protagonista piensa: “Yo iba a lamentarlo, porque nunca me ha gustado causarles daño a los demás, pero acababa de entender que le hacía más daño quedándome con ella” (Sacheri, 2010: p. 151). Y posteriormente a este pensamiento, treinta años, él reposa su corazón y su vida en la idea de “Declararle su amor a esa mujer (…) ¿No era confesar que se había pasado la vida queriéndola en la lejanía? (…) Pero en lo más recóndito de su alma Chaparro sabía que nunca había dejado de amarla, y aunque una mezcla de azar, sentido común y cobardía la habían mantenido siempre ajena. Era dueño de su silencio” (p. 83-84). Esta es la vida de un exiliado, un amante furtivo de la luz de la verdad. Es Irene la utopía de un futuro frustrado desde un inicio, conscientemente. Este perdedor se definió más claramente por
  • 6. su contra partida: los Vencedores. Esta es la víctima de la derrota del destino, son los héroes de la resistencia. Pero ¿Por qué sigue ahí, envejeciéndose en el mismo estado? Todo se reduce a una mera platonización, es decir, la divinificación de un sujeto amado haciéndolo inalcanzable. “Irene lo ata a la vida. Ella es como una deuda que él mantiene con la vida, o que la vida mantiene con él. No puede morirse sintiendo lo que siente por ella. Como si fuera un desperdicio que ese amor se desintegre y se haga polvo como su carne y como sus huesos” (p. 136). Es una “sensación de eternidad; un sentimiento como de algo sin límites ni barreras” (Freud, 1981; p. 3017). Se quiere, con esto, demostrar cómo la platonización de un enamoramiento es el mínimo requerido para que alguien resista el umbral del desamor, como buen perdedor, de una manera romantizada. Es ver a un protagonista reprimido, cuidadoso con sus palabras para no demostrar que se muere por su amor, evitar que se entere y le corresponda sino con lástima, o como es el mayor de sus temores: perderla y hacer que se aleje ella con su matrimonio y sus tres hijitas, pues “declararle su amor a una mujer casada que lleva casi treinta años de matrimonio, más que ridículo le parece ofensivo” (Sacheri, 2010: p. 137). Irene Hornos es su razón de existir y de continuar todo este duelo político y legal en la que se centra la historia oficial del libro. Este amor del perdedor romántico, se concreta en ejemplos como cuando Chaparro se burla de sí mismo para mostrar humildad a Irene, busca excusas banales para tratar con ella, tales como tomarse una tasita de café; es acercarse para charlar, no más5. Eso se puede evidenciar en un capítulo dedicado a esta determinación romántica, llamado “Más café”6. 5 6 Excelente ejemplos de ello se encuentran entre la página 74 y 75. Capítulo ubicado entre las páginas 224 a la 227.
  • 7. Por otro lado, si entramos a la realidad existencial de Benjamín Chaparro, se nota que necesita tremendos auxilios con la preservación de su memoria y de esta vida que para él puede ser comparada insignificante. Para salir de esta censura, pensó en la redención de su sangre y la venganza de sus penas en extenderse mortalmente a través de un heredero, pero que como buen perdedor, lo tiene existencialmente ya frustrado. “Aún hoy me asalta, de tanto en tanto, la certeza angustiante de que perdí la oportunidad de tener un hijo. Estuve a punto de escribir ‘de trascenderme en un hijo’ o ‘de perpetuarme’. ¿Eso es tener un hijo? Nunca voy a saberlo. Es otra de las preguntas que me llevaré, intactas, a la tumba.” (p. 144). Sumando esto, se parte de la posibilidad de ver el aspecto romántico de Benjamín Chaparro, en la manera de que ni siquiera pudo extender su vida en un hijo. “El protagonista, a pesar de haber soñado con un descendiente que asumiera sus mismas ideas (…), que se ocupara del ‘ajuste de cuentas’, retrocederá cuando (…) retome el camino de la lucha” (Amar, 2010: p. 46). Pero, aun así, su existencialismo no se queda en este dilema. Lo anterior puede ser anclado con los pensamientos teóricos de Amar Sánchez, explicando la necesidad de la memoria, visto en el libro que escribe Chaparro y que es la mayor intención de la historia. Amar S. dice que: “la búsqueda de la verdad y la lucha contra el olvido sostienen la historia que surge a partir de unas memorias escritas (…); la novela es el relato de la investigación en busca de los hechos olvidados y se plantea como una escritura a partir de la pérdida. (…) Expurgar la escritura para ampliarla, hacerla más completa, entender, sacar a la luz lo que ha permanecido oculto…” (p. 58-59).
  • 8. Así también Azcuy (1966: p. 81) explica que: “Al considerar la razón como instrumento insuficiente para aprender de la Naturaleza [su naturaleza] y penetrar en la intimidad del fenómeno, se busca un conocimiento unitivo, una verdadera aproximación a la realidad. El arte se revela entonces como el plano más original y profundo, y dentro de él, los románticos privilegian la palabra en su dimensión de Logos, de Verbo. (…) A través de su palabra, es posible acceder a intuiciones primordiales y a una visión ‘abierta’ y ‘porosa’ de la realidad”. Ya con esto, se explica que la angustia de Chaparro se refugia entonces en la romantización de su vida, plasmando el arte de su existencia escribiendo con melancolía cada línea. Y en lo que escribe, describe e incluye otros personajes románticos, tal vez como Ricardo Morales y otros. Más adelante, se aterriza esta intención con lo que Ana María posteriormente dice: “(…) más allá de toda razón, también propone a la escritura como reparador de ese olvido, de la omisión de la historia. La novela que leemos es el resultado de esa voluntad de memoria, es la lucha por superar la desmemoria que el narrador asume como propia desde el comienzo. (…) una escritura ‘compensadora’” (Amar, 2010: p. 62). Y con ello, se ejemplifica el momento en que “atormentarse por el ofrecimiento de llevarle algunos capítulos para que lo lea. ¿De dónde le ha brotado semejante oferta? De puro atorado, no más. (…) De todos modos, y cosa rara en él, se da cuenta de que no le preocupa tanto la idea de no ser un escritor serio. Le importa muchísimo más tomar un café el jueves, con Irene.” (Sacheri, 2010: p. 189). ¿Pero quién es Irene Hornos en todo este lío? Es la razón de ser y de sobrevivir de Benjamín. Es una razón romántica, en la manera de que un enamorado vive su amor por un solo ser, porque
  • 9. afirma que “todo lo que es perfecto en su especie debe elevarse por encima de ella y convertirse en otra cosa, un ser incomparable” (Goethe, citado por Azcuy, 1966: p. 89). 4. PSICOANÁLISIS A UN PERDEDOR ROMÁNTICO “El lenguaje usual permanece siempre fiel a una realidad cualquiera, incluso en sus caprichos. Así designa con el nombre de «amor» muy diversas relaciones afectivas…” Sigmund Freud. Para tener acercamiento a una cuestión complicada que ha sobrevivido a muchas civilizaciones de la historia, el amor, se requiere de un análisis de la psique de los sujetos que (como dicen algunos poetas) la padecen. Para ello, no se pretende hacer un análisis profundo (ya que el sujeto es ficticio), pero se podría efectuar un acercamiento teórico y psicoanalítico de estas instancias donde el hombre se ve envuelto, transformado y muchas veces frustrado emocionalmente. Por este enfoque, nuestro eterno Benjamín Miguel Chaparro, es un ejemplo interesante donde una frustración amorosa muestra una construcción psicoanalítica algo legible que permite a todo lector poder identificarse. Con ayuda de Freud y de su Psicología de las masas y análisis del Yo (1921), se podrá determinar cómo un hombre es hipnotizado por una mujer a través del enamoramiento, hilando toda una cadena de frustraciones románticas. Y bueno, ¿por qué Chaparro está perdidamente enamorado de Irene Hornos? Para ello, Freud nos define que “el enamoramiento no es sino un revestimiento de objeto por parte de los instintos sexuales” (Freud, 1981: p. 2589), es decir, que todo ser humano realiza una fijación (fenómeno
  • 10. muy común) por un sujeto del sexo contrario, que a partir de dicha fijación del deseo, es convertido en objeto7 de sus pulsión sexuales básicas. Pero ¿qué hace que este amor no sea un amor corriente y sensual, convirtiéndose en un melancólico duelo entre pensamientos racionales y emociones? Como se sabe, lo que permite estas fijaciones son las constancias edípicas que hacen que un sujeto fije sexualmente “su primer objeto erótico en su madre (la niña, en su padre)” (p. 2589). Y posteriormente lo que permite que esta relación permita seguir siendo un vínculo que no fallezca en una satisfacción incestuosa, es haciendo que la “represión ulterior”, mejor conocida como manifestación del Súper YO, modifique dicha relación y permanezca su fines sexuales “coartados en sus fines”, es decir, dejar que el vínculo continúe con la condición de que no existan contactos sexuales (incestuosos). Esto corroborado también por la amenaza impartida por su otro progenitor del complejo de castración, un elemento mucho más relacionado con las actividades culturales. Benjamín consigue, con éxito en su etapa de madurez, un sustituto edípico que permite hacer todo un cuadro de conclusiones. Pero enfatizándose en Irene como sustituto edípico, es efectivo también el complejo de Castración, elemento que hace manifiesta una eterna e ininterrumpida agonía, dada por la represión o frustración que se hace vigente en esta extensa reflexión: “Se preguntó –no pudo evitarlo- si valía la pena confesarle la verdad a esa mujer a la que amaba y se respondió que no, que de ningún modo. Declararle su amor a esa mujer, ¿no era reconocer que la había amado durante casi treinta años? ¿No era confesarle que se había pasado la vida 7 Cada vez que se habla de “objeto”, se habla de un sujeto convertido por su función, lo utilizado para satisfacer un deseo.
  • 11. queriéndola en lejanía? ¡No! Podía contestar con enjundia. De hecho, apenas habían compartido algún tiempo juntos en esa pochada de tiempo. Pero en lo más recóndito de su alma Chaparro sabía que nunca había dejado de amarla, y que una mezcla de azar, sentido común y cobardía la habían mantenido siempre ajena. Era dueño de su silencio. Si hablaba, terminaría hundido en el pantano de la compasión de ella. Estaba decidió a evitarle y a evitarse cualquier frase al estilo de ‘pobre Benjamín, yo no sabía…’. De sólo pensarlo a Chaparro se le nublaba la vista de rabia y de vergüenza. Que su amor muriese con él, pero que no se ensuciara.” (Sacheri, 2010: p. 83). Esta cita da, también en otros aspectos, algunas hipótesis de su relación con su madre. Pero lo que interesa constatar es que este hombre ha convertido su vida en un duelo interno entre el deseo y la razón, debatiéndose la idea de confesar su amor; resulta así, la conclusión reprimida en la que se condena a amarla por tanto tiempo, sin tomar la decisión común de liberar su deseo (acción que haría cualquier persona sana en este sentido). ¿Por qué se cohíbe de hacerlo? Por la propia decisión, en la que su psique considera su “dignidad social” como elemento viril que puede ser castrado por juicios culturales, impidiéndole tener un acercamiento con el sustituto de su madre. De paso, inconscientemente hace que dicho vínculo amoroso sobreviva décadas, haciendo que “Los sentimientos que desde este punto experimenta hacia tales personas amadas son calificados de «tiernos». (…) de manera que la corriente total primitiva perdura en cierto sentido.” (Freud, 1981: p. 2588). Esta explicación entendible del psicoanálisis, es una buena manera de explicar la fijación exclusiva y romántica por Irene Hornos. Pero ¿si Chaparro estuvo casado dos veces con dos
  • 12. mujeres, porqué nunca pudo tener un vínculo amoroso concreto? La sencilla respuesta provisional que deviene es porque Marcela y Silvia no fueron unas exitosas sustitutas de la madre, y porque su estimación no se involucra de un deseo más allá del coito. Sucede que “En los casos menos favorables perduran separadas [los fines sexuales directos] de las direcciones sentimentales «tiernas» permanentes en calidad de corriente sensual. (…) El hombre muestra apasionada inclinación hacia mujeres que les inspira un alto respeto, pero que no le incita al comercio amoroso, y, en cambio, sólo es potente con otras mujeres a las que no «ama», estima en poco o incluso desprecia.” (p. 2588). Esta es, entonces, una manera de medir el padecimiento o el grado de enamoramiento de Benjamín Chaparro. Pero, de todos modos, insiste la pregunta ¿por qué Irene funciona como la mujer ideal para Chaparro? Esta condición persistente y terca del corazón de este enamorado se determina por la «superestimación sexual», un fenómeno que hace que el objeto de deseo se sublime, se divinifique8 como entidad inalcanzable, asignándole un respeto y sustraerlo de toda crítica, creyéndolo indigno para sí, como si fuese superior el valor de la existencia de ella que la de sí mismo. “Dada una represión o retención algo eficaz de las tendencias sexuales, surge la ilusión de que el objeto es amado también sensualmente a causa de sus excelencias psíquicas…” (p. 2589). Dicha ilusión es la materia prima de un estado de enamoramiento, donde se auto-engaña el sujeto con características idealizadas (por sí mismas) del objeto. De paso, Irene se convierte en Diosa, ente inmortal y perfecto que no tiene permiso de las fuerzas cósmicas para estar al lado de un simple mortal. Un contacto sexual con la Diosa sería una ofensa, casi un sacrilegio, por tanto esta clase de amor reprimido es más que suficiente para complacer en síntesis sus pulsiones 8 Convertir a un sujeto en Dios, o idealizarlos como deidad.
  • 13. tiernas y sexuales. Es así, como Chaparro se dedica a rogar piedad cuando piensa en esta frustrada historia de amor. Freud posteriormente dice que “el objeto sirve para sustituir un ideal propio y no alcanzado por el YO” (p. 2590). Es así como se manifiesta el revestimiento tratado en un inicio. Cubrirse del ideal de Irene por sus perfecciones, no es más que una aspiración creada por la “libido narcisista” de satisfacerse a sí mismo con un individuo que lo complementa a sí mismo, o que en el peor de los casos, resulta sustituido por sí mismo. Y si ese amor es reprimido por diferentes factores, como el de un adolescente, se vuelve más apasionado, menos exigente y modesto, sobrestimando en demasía al objeto y haciéndose más susceptible a su contacto, débil ante su presencia, o mejor explicado, suprimido por su presencia. ¿Por qué? Porque Freud contundentemente afirma que “el objeto ha ocupado el lugar del ideal del YO”. “Esto se observa más particularmente en el amor desgraciado, no correspondido” (p. 2590), situación que no encuentra algo que frene la creciente sobrestimación, “una especie de parálisis resultante de la influencia ejercida por una persona omnipotente sobre un sujeto impotente y sin defensa” (p. 2592), freno posible sólo en la satisfacción. Con lo anterior, se puede tratar el tema de la Hipnosis, ya que todo este proceso crea artificialmente ese estado. Es una situación que reitera una respuesta a la falta de deseo sexual por Irene, dejando un doloroso e insondable lazo de cariño. Pues, decir que Benjamín se encuentra en este estado hipnótico es porque coincide con lo tratado anteriormente, al decir que “El hipnotizado da, con respecto al hipnotizador, las mismas pruebas de humilde sumisión, docilidad y ausencia de crítica que el enamorado con respecto al objeto de su amor.
  • 14. Compruébase asimismo en ambos el mismo renunciamiento a toda iniciativa personal. Es indudable que el hipnotizador se ha situado en el lugar del ideal del YO (…) El hipnotizador es para el hipnotizado el único objeto digno de toda atención; todo lo demás e borra ante él. (…) La relación hipnótica es una abandono amoroso total con exclusión de toda satisfacción sexual…” (p. 2591). ¿Cómo no separar este enamorado con otros sujetos que se han enamorado a primera vista, y del mismo modo, tener un amor sin término, en deuda con la vida? Estas relaciones, con deseos coartados en su fines, es lo que hace que se convierta en una deuda consigo mismo, hasta el punto de justificar esa existencia sólo para dicha deuda, para dicho amor dotado de una pureza espiritual y llena de ternura, “incomprendida y de carácter místico”. De esta manera, Chaparro cuando ve a Irene, “Así como está, de perfil, vuelta casi hacia la ventana, chaparro puede observarla su antojo. De todos modos se contiene. Sabe por experiencia que, después de un rato de mirarla, lo gana la angustia de no poder arrebatarla entre sus brazos y besarla minuciosa e infatigablemente. Termina siendo preferible mirar para otro lado.” (Sacheri, 2010: p. 84). Y cuando se despide de ella, “le da un bezo lleno y sonoro en la mejilla izquierda. Chaparro siente el espesor de sus labios, el roce ínfimo de su pelo, la tibieza de su cuerpo inminente y una maldita fragancia silvestre que se le va directo al cerebro, a la memoria, al deseo de tenerla y a un insomnio de tres noche con sus días” (p. 85). Y es así como vive repetidamente el dulce dolor de su frustración.
  • 15. 5. LA EXPLORACIÓN EXISTENCIAL DE SÍ MISMO "Cuando la necesidad nos arranca palabras sinceras, cae la máscara y aparece el hombre" Lucrecio. Más hacia el interior de todos estos elementos, se puede hablar un poco de una exploración existencial que realiza Benjamín Chaparro de sí mismo, a través de un elemento milenario como la escritura. En otras palabras, decir que la razón de ser un romántico que sobrevivió en el mundo de los perdedores, y no quedarse ahí en su estado lamentable, es por un hecho indirecto logrado en su escritura, o sea, resaltando la esencia y el valor de su vida en una actividad artística como esta. Es su manera de resistencia. Hume (1988: p. 23) afirma que “Las bellas letras no son sino un retrato de la vida humana en diversas actitudes y situaciones. Nos inspira distintos sentimientos de elogio o censura, admiración o ridículo, de acuerdo a las cualidades del objeto que nos presentan. Un artista está mejor preparado para triunfar en este aspecto si, además de un gusto delicado y una rápida aprehensión, posee un conocimiento preciso de la textura interna y las operaciones del entendimiento, del funcionamiento de las pasiones y de las diversas clases de sentimiento que distingue vicio y virtud.”. Y, haciendo referencia a eso interno de la vida de un artista, un escritor como en este caso, se puede identificar la catarsis9. Este fenómeno es una manifestación subjetiva definida por 9 (Del griego κάθαρσις: purga, purificación). Purificación, liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda. Diccionario de la Real Academia Española. Vigésima segunda edición. Recuperado de http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?LEMA=catarsis (Revisado el 09-01-212 / 17:25).
  • 16. Aristóteles como un acto de purificación, en cuanto a las exploraciones del hombre en el arte de la creación; Nietzsche la figura como una filosofía del conocimiento de sí y para sí mismo, permitiendo identificarse en el universo; y Freud la utilizó como su método preferido para acceder al inconsciente y conseguir una terapia. Eso anterior, puede tomarse en su estado pleno como actividad: la catarsis de las emociones, como ejercicio que permite la exploración de nosotros mismo. Esto para muchas disciplinas y para diferentes autores es algo muy tratado, y que, para este caso, es la forma de mostrar una clase de hombre expuesto a las emociones del amor, aflorando de él las cualidades que lo identifican como Ser. Es algo en lo que se debatió nuestro Benjamín Chaparro una vez: “¿En qué ha estado pensando la última media hora? No puede recordarlo. ¿En morales? ¿En Gómez? No. Ellos ya descansan, Llamativamente desde que ha contado todo, ya no lo asaltan, no lo perturban, no lo increpan a cada rato.” (Sacheri, 2010: p. 313). Tal vez, esta identificación de cómo Ser se oriente por la curiosidad fundamentada en la libertad o en la dominación (represión) que ejerce los discursos exteriores sobre el hombre (como los de cualquier tipo de cultura), o la interpretación de los perfiles ocultos de sí mismo al “analizar las prácticas con las que los individuos han sido conducidos a prestarse atención a sí mismos, a descifrarse, a reconocerse y a confesarse como sujetos de deseo, haciendo jugar entre sí mismos y sí mismos una cierta relación que les permite descubrir en el deseo la verdad de su ser (...) Resumiendo, se trataba, en esta genealogía, de buscar cómo los individuos han sido conducidos a ejercer sobre sí mismos y sobre los otros una hermenéutica del deseo” (Foucault, 1986: p. 9).
  • 17. Qué más, y no de otro modo, esta ser una manera que permita reconocer el arte de la existencia propia, preguntándose por los juegos de verdad en el ser Humano como hombre de deseo. Cuando Chaparro se dedica a pensarse a sí mismo, explorar sus emociones por medio del arte (o en este caso en la escritura de su libro), se integra a las dimensiones que tiene la existencia del ser humano trasegando sus propios juegos de verdad. En el juego de verdad del hombre de deseo (que anuncia Foucault), en el temple de su autodescubrimiento, no resulta ser una tarea fácil con cualquier mirada introspectiva, pues el hombre obstinadamente se ha alejado de sí mismo perdiendo el rumbo del trabajo crítico de la filosofía, el cual es pensarse a sí mismo en el mundo. La “satisfacción de los placeres” y sus prácticas durante los tiempos, explica Foucault (1986), ha sido objeto de preocupación moral, problematizándolas y considerándolas prejuiciosamente como “faltas graves” y “pecados” por las prácticas “pastorales”, ideologías de la cual Benjamín siempre estuvo aplastado. Es así, como algunos discursos de poder ejercen un dominio sobre el ser humano y sobre la Sexualidad como técnica de conducta que demuestra la constitución del Ser, de su libre existencia. Esto, relacionando el amor como el campo de la manifestación de la sexualidad del hombre. Los discursos externos y artificiales, como los: morales, legales, racionales, culturales, y el temor a todos ellos, fueron los principios que alteraron (o alienaron) la constitución pura del ser humano, tales como las raíces de su placer inmerso en una sociedad. Así Chaparro pueda ser un perdedor subyugado por la dominación de todos estos discursos, esto no tiene porqué alienar de igual modo sus emociones y su pensar el tema del amor, es decir, alterar parte de su esencia humana. ¿Explorar esto, es encontrar la estética existencial del ser humano? Lógicamente la
  • 18. respuesta es: No. Pero aun así, dichos discursos y tales reglas de conducta, sirven de arqueología para interpretar entonces al sujeto de la institución Socio-Cultural, legal, familiar, religioso o a todo individuo que ha existido en un tiempo con culturas determinadas. Es como una expedición arqueológica-antropológica de un ser que se desempeña en un mundo. El impacto benéfico que presenta nuestro protagonista como perdedor romántico en su actividad de descubrimiento de sí mismo, es el de quitar, por lo menos, los discursos artificiales que recubren en cascarones la esencia real o natural del “Humano”, de sí mismo, permitiendo una “elaboración y estilización de una actividad en el ejercicio de su poder y la práctica de su libertad.” (1986: p. 25).Y dicha labor facilitaría este auto-reconocimiento, prestándose atención a sí mismo como objeto de conocimiento y de poder, en una tarea de auto-escultura, de autoconstitución acentuada en una finalidad estética. La ayuda de un develamiento del sentimiento romántico (existencial) en nuestro protagonista, se enfoca en la manifestación catártica de emociones internas, dotes del caos y el cosmos emocional y patógeno, pródiga de sus estructuras inconscientes. “Incluso si no se pudiera alcanzar otra ventaja de estos estudios que la satisfacción de una curiosidad inocente, aun así no se debería despreciar, al tratarse de una vía de acceso a uno de los placeres seguros e inocuos que han sido concebidos a la raza humana. El más dulce e inofensivo camino de la vida conduce a través de las avenidas de la ciencia y el saber.” (Hume, 1988: p. 25). Como se ha dicho desde un inicio, el Amor ha sido un tema estándar de todas las civilizaciones que conservan algo de humanidad. Descubrir sus emociones, es toda una actividad hermenéutica,
  • 19. así como lo enseña Foucault para obtener maneras de resistencia: “el mensaje de Foucault es que cada uno puede adoptar su propio estilo de vida, es decir, su propia técnica de subjetivación, y que para ello no hay recetas”10. El hombre resiste refugiado en su humanidad toda hostilidad de la vida y las sociedades civilizadas, entendiéndose y describiéndose a sí mismo en una actividad de escritura o con otros ejemplos relacionados con el arte. Porque como dijo Sócrates “gnothi seauton”11. Todo es una exploración humana para salir de la oscuridad de sí mismo. “La oscuridad es efectivamente penosa para la mente, como lo es para el ojo, pero sacar la luz de la oscuridad, por el esfuerzo que sea, ha de ser deleitable y producir regocijo.” (p. 25). 6. A MANERA DE CONCLUSIÓN Todo esto es la muestra de un perdedor que obra conscientemente en su posición política y en su mentalidad incorruptible, que se niega a entrar en la decadencia de los triunfadores y la envidia a los conquistadores. Pero Chaparro, en este caso, opera una gran historia cavilada por las ocultaciones que tienen los ojos de los personajes: La chica Colotto asesinada con los ojos abiertos, la mirada perdida y desgastada de Morales, la mirada obsesiva de Gómez, la mirada perspicaz y ebria de Sandoval, la mirada de incertidumbre de Irene, y por supuesto, la mirada de un amor secreto de Benjamín por Irene (al igual que, sin saber, el de ella correspondido por Benjamín, así como se ve en la obra fílmica12). Este es “un perdedor diferente: el protagonista se ha ‘replegado’ y resiste en un ámbito puramente imaginario. La posibilidad de poseer un 10 Osorio Rojas, Carlos. Foucault: La Ética como Subjetivación (Publicada el 11 de febrero de 1999). Libromanía. Recuperado de http://www.uprh.edu/humanidades/libromania/foucault/ (Revisado el día 7/12/2011 – 01:31). 11 Conócete a ti mismo. 12 El secreto de sus ojos, 2009. Película argentina dirigida por Juan José Campanella.
  • 20. secreto, ‘el secreto de su identidad [pues] era hora de tener algo que nadie pudiera quitarle’, es la única alternativa que le queda” (Amar, 2010: p. 55). Esta es la manera de ver, en El secreto de sus ojos, los vestigios de un romanticismo de siglos atrás, de los eternos dilemas del amor, revividos por Eduardo Sacheri. “No sé, Báez. Supongo que me llamó la atención el modo en que miraba, eso de mirar a una mujer adorándola a la distancia. No sé –repetí-. Supongo que, cuando no se pueden decir las cosas, las miradas se cargan de palabras.” (Sacheri, 2010: p. 125). Además, se puede decir que tener la intención de agregar el elemento romántico, es la necesidad de distinguir el aspecto irracional, lo ilógico o sentimental del protagonista que lo lleva a vivir muchos aspectos a diferencia de cualquier otro perdedor, templando su centro existencial en el YO, su sensible esencia humana y todas sus meditaciones, llegando mucho más allá de toda politización o deshumanización de los relatos latinoamericanos de hoy en día. Porque “Los románticos perciben el mundo como una prolongación de sí mismos e intuyen a su propio ser inserto en el flujo de la vida cósmica” (Azcuy, 1966: p. 88). Es mostrar con todo esto al ejemplar Benjamín Miguel Chaparro, alguien que quiso luchar contra el sistema político corrompido por la avara corrupción de la Argentina de los setentas y ochentas, y que si se le cuestiona el por qué, responderá: por amor a Irene y por compasión con Morales. Meros hechos patógenos, unas acciones solamente encontradas en un Perdedor Romántico.
  • 21. 7. BIBLIOGRAFÍA Amar Sánchez, Ana María. (2010) INSTRUCCIONES PARA LA DERROTA Narrativas éticas y políticas de perdedores. Barcelona – España: Anthropos Editorial. Azcuy, Eduardo. (1966) El ocultismo y la creación poética. IV Novalis y la creación poética. Argentina: Monte Ávila Editores. Bauman, Zygmunt. (2005) Amor líquido, sobre la fragilidad de los vínculos humanos. Buenos Aries: Fondo de Cultura Económica de Argentina. Foucault, Michel. (1986) Historia de la sexualidad V. 2: El uso de los placeres. México: Siglo veintiuno Editores. Freud, Sigmund. (4ª Ed.) (1981) Obras completas (1916 – 1938) [1945] Tomo 3. El malestar en la cultura (1929). Madrid: Editorial Biblioteca Nueva. _______________. Psicología de las masas y análisis del yo (1921). VIII Enamoramiento e Hipnosis. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva. Hauser, Arnold. (2003) Historia social de la literatura y el arte. 6 El Romanticismo alemán y el de Europa Occidental. Barcelona: Editorial Debate. Hume, David. (1988) Investigación sobre el conocimiento humano. Sección 1. De las distintas clases de Filosofía. Madrid: El libro de Bolsillo Alianza Editorial. Sacheri, Eduardo Alfredo. (2010) El secreto de sus ojos. México: Editorial Alfaguara.