1. TRABAJO PRÁCTICO 3:
Resumen de El perdedor
romántico en el secreto de
sus ojos.
María Inés Conci
"INTENTANDO LEER
COMO UNIVERSITARIO"
2. 1. INTRODUCCIÓN
Eduardo Sacheri en su libro El secreto de sus ojos, muestra difuminado entre un conflicto político
otra clase de perdedor, que se hace llamativo al poderse vincular con una faceta que se humaniza
por sus caóticas emociones (en este caso, el amor) con la cual se puede comprender las hazañas de
algunos personajes. Para ello, se hace la propuesta de titular a este nuevo perdedor: Romántico.
La condición de perdedor romántico encontrada en nuestro protagonista Benjamín Miguel
Chaparro, será el punto de partida para mostrar una perspectiva filosófica y existencial, expresada
en la escritura como exploración, catarsis, liberación de sí mismo y como compensación de todas
las condiciones de perdedor que le ha sujetado la vida, a partir de una lectura hermenéutica (y un
poco psicoanalítica), de todos estos elementos que le devuelven la esencia humana al hombre
meramente politizado.
2. EL PERDEDOR ROMÁNTICO
Hablar del sujeto “perdedor” y del individuo “romántico”, puede resultar una semejanza o
redundancia en cuanto su concepto teórico, que los reúne como aquellos que padecen una
desilusión opresiva de su mundo y de su vida. Pero, aun así, puede ser concordante la unión de estos
dos términos: el “perdedor”, alguien que padece frustraciones de cualquier valía en su vida; y el
“romántico”, alguien que vive desilusiones específicamente en el campo sentimental. El interés de
no dejar denominar a este individuo que se pretende mostrar simplemente con el término
“romántico”, es porque no se podría identificar a este individuo frustrado en toda su vida social y
política. Y no querer dejarlo simplemente “perdedor”, es porque también hay un irracional y
sensible que se ha fugado del mundo teniendo en mente esperanzas en el amor.
Entonces, he aquí al Perdedor Romántico, la humanización de un ser político, un ser que sobrevive
en medio de un conflicto o sociedad dogmatizada y hasta inhumana. Es así como se encuentra la
posibilidad de que un hombre se centre en su YO.
Para Benjamín Chaparro (Espósito en la película), fue la fuente de inspiración para escribir un libro
y narrar su memoria tormentosa: una redención de su vida como el perdedor que se consuela, al
menos, con saber que ella, su amada, leería sus páginas. “Si llega a publicarla, aunque sea pagando
de su bolsillo una edición económica, quiere que su nombre aparezca en la portada, por más ridículo
que sea. El motivo es sencillo. Para que Irene lo vea” (Sacheri, 2010: p. 139). ¿Cómo no romantizar
a este gran trabajador (perdedor) de ínfimas causas, pérdidas desde un inicio?
3. EL EXILIO ROMÁNTICO: LA ESCRITURA COMO COMPENSACIÓN
Si se define al perdedor en una instancia ética, Ana M. Amar diría que: “La figura del perdedor anuda
distintas problemáticas, funciona como un núcleo que permite poner en relación el discurso
narrativo con cuestiones de política y ética, en la medida que representa dramatizados- conflictos
analizados y debatidos en otros discursos. El perdedor es una figura atravesada por la historia, es el
resultado de una coyuntura trágica y, a la vez, se constituye a sí mismo como tal por su decisión
política, es decir, deviene perdedor a partir de una consciente elección de vida.” (Amar, 2010: p.
16), es decir, decisión de exiliarse de la victoria.
Podemos hablar de Benjamín Chaparro como un exiliado del amor, que define su faceta como
alguien que se aísla de la derrota de sus dos matrimonios, sólo por no hacerle daño a ellas ni a nadie
y seguir contemplando amores platónicos e imposibles, lo que debería ser esto como su ética:
Decidió mejor estar sólo que estar con consuelos, o “mal acompañado”.
3. Esta es la vida de un exiliado, un amante furtivo de la luz de la verdad. Es Irene la utopía de un futuro
frustrado desde un inicio. Este perdedor se definió más claramente por su contra partida: los
Vencedores. Esta es la víctima de la derrota del destino, son los héroes de la resistencia.
Se quiere, demostrar cómo la platonización de un enamoramiento es el mínimo requerido para que
alguien resista el umbral del desamor, como buen perdedor, de una manera romantizada. Es ver a
un protagonista reprimido, cuidadoso con sus palabras para no demostrar que se muere por su
amor, evitar que se entere y le corresponda sino con lástima, o como es el mayor de sus temores:
perderla y hacer que se aleje ella con su matrimonio y sus tres hijitas. Irene Hornos es su razón de
existir y de continuar todo este duelo político y legal en la que se centra la historia oficial del libro.
Este amor del perdedor romántico, se concreta cuando Chaparro se burla de sí mismo para mostrar
humildad a Irene.
En la realidad existencial de Benjamín Chaparro, se nota que necesita tremendos auxilios con la
preservación de su memoria y de esta vida que para él puede ser comparada insignificante. Para
salir de esta censura, pensó en la redención de su sangre y la venganza de sus penas en extenderse
mortalmente a través de un heredero, pero que como buen perdedor, lo tiene existencialmente ya
frustrado. Se parte de la posibilidad de ver el aspecto romántico de Benjamín Chaparro, en la
manera de que ni siquiera pudo extender su vida en un hijo.
Su existencialismo no se queda en este dilema. Explicando la necesidad de la memoria, visto en el
libro que escribe Chaparro y que es la mayor intención de la historia. Chaparro se refugia en la
romantización de su vida, plasmando el arte de su existencia escribiendo con melancolía cada línea.
Y en lo que escribe, describe e incluye otros personajes románticos, tal vez como Ricardo Morales y
otros.
4. PSICOANÁLISIS A UN PERDEDOR ROMÁNTICO
Se podría efectuar un acercamiento teórico y psicoanalítico de estas instancias donde el hombre se
ve envuelto, transformado y muchas veces frustrado emocionalmente.
Nuestro eterno Benjamín Miguel Chaparro, es un ejemplo interesante donde una frustración
amorosa muestra una construcción psicoanalítica algo legible que permite a todo lector poder
identificarse.
¿Por qué Chaparro está perdidamente enamorado de Irene Hornos? Freud nos define que “el
enamoramiento no es sino un revestimiento de objeto por parte de los instintos sexuales” (Freud,
1981: p. 2589), es decir, que todo ser humano realiza una fijación por un sujeto del sexo contrario,
que a partir de dicha fijación del deseo, es convertido en objeto de sus pulsión sexuales básicas.
Pero ¿qué hace que este amor no sea un amor corriente y sensual, convirtiéndose en un melancólico
duelo entre pensamientos racionales y emociones? Como se sabe, lo que permite estas fijaciones
son las constancias edípicas que hacen que un sujeto fije sexualmente “su primer objeto erótico en
su madre (la niña, en su padre)” (p. 2589).
Lo que permite que esta relación permita seguir siendo un vínculo que no fallezca en una
satisfacción incestuosa.
Benjamín consigue, un sustituto edípico que permite hacer todo un cuadro de conclusiones. Pero
enfatizándose en Irene como sustituto edípico. Este hombre ha convertido su vida en un duelo
interno entre el deseo y la razón, debatiéndose la idea de confesar su amor; la conclusión reprimida
en la que se condena a amarla por tanto tiempo, sin tomar la decisión común de liberar su deseo.
Su psique considera su “dignidad social” como elemento viril que puede ser castrado por juicios
4. culturales, impidiéndole tener un acercamiento con el sustituto de su madre. Inconscientemente
hace que dicho vínculo amoroso sobreviva décadas.
Es una manera de explicar la fijación exclusiva y romántica por Irene Hornos. Pero ¿por qué Irene
funciona como la mujer ideal para Chaparro? Esta condición persistente y terca del corazón de este
enamorado se determina por la «superestimación sexual», un fenómeno que hace que el objeto de
deseo se sublime, se divinifique como entidad inalcanzable, asignándole un respeto y sustraerlo de
toda crítica, creyéndolo indigno para sí, como si fuese superior el valor de la existencia de ella que
la de sí mismo. Irene se convierte en Diosa, ente inmortal y perfecto que no tiene permiso de las
fuerzas cósmicas para estar al lado de un simple mortal. Un contacto sexual con la Diosa sería una
ofensa, casi un sacrilegio, por tanto esta clase de amor reprimido es más que suficiente para
complacer en síntesis sus pulsiones.
Cubrirse del ideal de Irene por sus perfecciones, no es más que una aspiración creada por la “libido
narcisista” de satisfacerse a sí mismo con un individuo que lo complementa a sí mismo, o que en el
peor de los casos, resulta sustituido por sí mismo. Y si ese amor es reprimido, se vuelve más
apasionado, menos exigente y modesto, sobrestimando en demasía al objeto y haciéndose más
susceptible a su contacto, débil ante su presencia. Se puede tratar el tema de la Hipnosis, ya que
todo este proceso crea artificialmente ese estado. Es una situación que reitera una respuesta a la
falta de deseo sexual por Irene, dejando un doloroso e insondable lazo de cariño. Pues, decir que
Benjamín se encuentra en este estado hipnótico es porque coincide con lo tratado anteriormente,
al decir que “El hipnotizado da, con respecto al hipnotizador, las mismas pruebas de humilde
sumisión, docilidad y ausencia de crítica que el enamorado con respecto al objeto de su amor.
5. LA EXPLORACIÓN EXISTENCIAL DE SÍ MISMO
Se puede hablar de una exploración existencial que realiza Benjamín Chaparro de sí mismo, a través
de un elemento milenario como la escritura. Decir que la razón de ser un romántico que sobrevivió
en el mundo de los perdedores, y no quedarse ahí en su estado lamentable, es por un hecho
indirecto logrado en su escritura, resaltando la esencia y el valor de su vida en una actividad artística
como esta. Es su manera de resistencia.
Esta identificación de cómo Ser se oriente por la curiosidad fundamentada en la libertad o en la
dominación que ejerce los discursos exteriores sobre el hombre, o la interpretación de los perfiles
ocultos de sí mismo.
Chaparro se dedica a pensarse a sí mismo, explorar sus emociones por medio del arte, se integra a
las dimensiones que tiene la existencia del ser humano trasegando sus propios juegos de verdad.
En el juego de verdad del hombre de deseo, en el temple de su autodescubrimiento, no resulta ser
una tarea fácil con cualquier mirada introspectiva, pues el hombre obstinadamente se ha alejado
de sí mismo perdiendo el rumbo del trabajo crítico de la filosofía, el cual es pensarse a sí mismo en
el mundo.
Los discursos externos y artificiales, como los: morales, legales, etc. fueron los principios que
alteraron la constitución pura del ser humano. Así Chaparro pueda ser un perdedor subyugado, esto
no tiene porqué alienar de igual modo sus emociones y su pensar el tema del amor, es decir, alterar
parte de su esencia humana. El impacto benéfico que presenta nuestro protagonista como perdedor
romántico en su actividad de descubrimiento de sí mismo, es el de quitar, los discursos artificiales
que recubren en cascarones la esencia real o natural del “Humano”.
5. La ayuda de un develamiento del sentimiento romántico en nuestro protagonista, se enfoca en la
manifestación catártica de emociones internas, dotes del caos y el cosmos emocional y patógeno,
pródiga de sus estructuras inconscientes.
El Amor ha sido un tema estándar de todas las civilizaciones que conservan algo de humanidad. El
hombre resiste refugiado en su humanidad toda hostilidad de la vida y las sociedades civilizadas,
entendiéndose y describiéndose a sí mismo en una actividad de escritura o con otros ejemplos
relacionados con el arte. Todo es una exploración humana para salir de la oscuridad de sí mismo.
6. A MANERA DE CONCLUSIÓN
Todo esto es la muestra de un perdedor que obra conscientemente en su posición política y en su
mentalidad incorruptible, que se niega a entrar en la decadencia de los triunfadores y la envidia a
los conquistadores. Pero Chaparro, en este caso, opera una gran historia cavilada por las
ocultaciones que tienen los ojos de los personajes: La chica Colotto asesinada con los ojos abiertos,
la mirada perdida y desgastada de Morales, la mirada obsesiva de Gómez, la mirada perspicaz y
ebria de Sandoval, la mirada de incertidumbre de Irene, y por supuesto, la mirada de un amor
secreto de Benjamín por Irene. Este es “un perdedor diferente: el protagonista se ha ‘replegado’ y
resiste en un ámbito puramente imaginario. La posibilidad de poseer un secreto, ‘el secreto de su
identidad [pues] era hora de tener algo que nadie pudiera quitarle’, es la única alternativa que le
queda” (Amar, 2010: p. 55). Además, se puede decir que tener la intención de agregar el elemento
romántico, es la necesidad de distinguir el aspecto irracional, lo ilógico o sentimental del
protagonista que lo lleva a vivir muchos aspectos a diferencia de cualquier otro perdedor,
templando su centro existencial en el YO, su sensible esencia humana y todas sus meditaciones,
llegando mucho más allá de toda politización o deshumanización de los relatos latinoamericanos de
hoy en día. Es mostrar al ejemplar Benjamín Miguel Chaparro, alguien que quiso luchar contra el
sistema político corrompido por la avara corrupción de la Argentina de los setentas y ochentas, y
que si se le cuestiona el por qué, responderá: por amor a Irene y por compasión con Morales. Meros
hechos patógenos, unas acciones solamente encontradas en un Perdedor Romántico.