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El Sistema Vascular del perro es una parte fundamental de su anatomía, encargado de
transportar la sangre y los nutrientes a través del cuerpo.
Vasos de la cabeza
Arterias
La sangre arterial llega a la cabeza por medio de las dos
arterias carótidas comunes, izquierda y derecha, que
ascienden desde la cavidad torácica a lo largo del cuello.
Durante su trayecto cervical cada una de las carótidas
discurre dorsolateralmente a la tráquea en el espacio visceral
del cuello (figuras 9a y 11a) donde, rodeada por la vaina
carotídea, va acompañada por el tronco vagosimpático y la
vena yugular interna. Si bien la arteria carótida común emite
a lo largo del cuello pequeñas ramas para la tráquea y el
esófago, la arteria tiroidea craneal es su única rama
destacable. La arteria tiroidea craneal (figura 9b) participa en
la vascularización de la glándula tiroides y de la laringe.
Sobre la pared lateral de la faringe, la arteria carótida
común termina su recorrido bifurcándose para dar lugar a las
arterias carótida externa y carótida interna (figuras 9a y 9b).
La arteria carótida interna, que es la de menor diámetro,
se dirige rostrodorsalmente hacia la cavidad craneana, donde
irrigará el encéfalo. En el lugar de origen de la arteria carótida
interna se encuentran el seno carotídeo y el cuerpo carotídeo.
La arteria carótida externa, de mayor calibre, es la
prolongación de la arteria carótida común (figura 9l). Sus
principales ramas, que participan en la vascularización de
todas las estructuras de la cabeza a excepción del encéfalo,
son las siguientes:
A occipital. Se dirige dorsalmente hacia la parte craneal del
cuello y la región occipital (figura 9m).
A laríngea craneal. Se dirige ventralmente hacia la laringe
(figura 9m).
A auricular caudal (figura 9l). Tiene un diámetro
importante. Además de dirigirse a la oreja, participa en la
vascularización de las glándulas parótida y mandibular, del
músculo temporal e incluso de algunos músculos cervicales.
A lingual. Toma una dirección rostroventral dirigiéndose
hacia la lengua (figuras 9l y 9m).
A facial. Se dirige rostroventralmente (figuras 9l y 9m),
atraviesa la parte caudal del espacio intermandibular, donde
emite la arteria sublingual y, tras cruzar el borde ventral de la
mandíbula, se dispone en la cara. Sus ramas llegan a los
labios y el ángulo de la boca (figuras 9d y 9f).
A temporal superficial. Se dirige en un principio
dorsalmente (figuras 9l y 9m), si bien luego se incurva
rostralmente para disponerse sobre el músculo temporal
(figura 9e), al que irriga, y llegar hasta los párpados. Emite la
arteria auricular rostral, que participa en la vascularización de
la oreja.
A maxilar. Es la prolongación de la arteria carótida externa
una vez que ésta ha emitido la arteria temporal superficial.
De gran calibre, se incurva pasando caudalmente a la
articulación temporomandibular para dirigirse hacia el canal
alar (figuras 1f, 9g y 9m). Antes de atravesar el canal alar la
arteria maxilar emite varias ramas. Las de mayor calibre son
la arteria alveolar inferior y la arteria temporal profunda
caudal. Una vez atravesado el canal alar la arteria maxilar se
sitúa en la fosa pterigopalatina, sobre el vientre del músculo
pterigoideo medial (figura 9g y 9h), donde da lugar
sucesivamente a las arterias oftálmica externa, temporal
profunda rostral, bucal, palatina menor, palatina descendente
e infraorbitaria.
A alveolar inferior (figuras 9g y 9m). A través del agujero
mandibular se introduce en el canal mandibular
(figuras 9i y 9j), atravesando la mandíbula mientras emite
ramas dentarias para los dientes inferiores. En la parte rostral
de la mandíbula, la arteria alveolar inferior continúa formando
las ramas mentonianas, que surgen a través de los agujeros
mentonianos para vascularizar la región del mentón y del
labio inferior (figuras 3b y 9q).
A temporal profunda caudal (figuras 9h y 9m). Se dirige al
músculo temporal.
A oftálmica externa (figuras 9h y 9p). Entra en la periórbita
para dirigirse al globo ocular y sus órganos accesorios.
A temporal profunda rostral. Se dirige al músculo
temporal.
A bucal. Se dirige a la zona de los carrillos.
A palatina menor. Se dirige al paladar.
A palatina descendente. Se bifurca rápidamente dando
lugar a la arteria esfenopalatina, que se dirige a la cavidad
nasal, y a la arteria palatina mayor, que se dirige al
paladar.
A infraorbitaria (figura 9l). Es la continuación de la arteria
maxilar. Penetra a través del agujero maxilar en el canal
infraorbitario, donde da lugar a varias ramas alveolares. Tras
salir del canal por el agujero infraorbitario da lugar a sus
ramas terminales, que son las arterias dorsal y lateral de la
nariz. Ambas llegan hasta las regiones del hocico y del labio
superior.
Venas
La vena yugular externa, que discurre superficialmente a lo
largo del cuello, es la principal responsable de llevar a cabo el
drenaje venoso de la cabeza. Se forma por la unión de las
venas linguofacial y maxilar.
La vena linguofacial se forma por la unión de las venas
lingual y facial. La vena facial, que recorre la cara, se forma
por la confluencia de las venas angular del ojo y de la vena
dorsal de la nariz, y va recibiendo sucesivamente a las venas
lateral de la nariz, labial superior, facial profunda y labial
inferior.
La vena lingual, por su parte, procede de la lengua. Recibe
el arco venoso hioideo, que es un vaso dispuesto
transversalmente que une las venas linguales de ambos lados
corporales.
En la formación de la vena maxilar intervienen el plexo
oftálmico, que participa en el drenaje venoso de las
estructuras de la órbita del ojo, y el plexo palatino, que es el
responsable del drenaje venoso del paladar. Entre sus
tributarias se encuentran las venas temporal superficial y
auricular caudal.
Arterias del miembro torácico
El gran tronco arterial que vasculariza el miembro torácico va
cambiando su denominación conforme va atravesando las
diferentes regiones de la extremidad, de forma que la arteria
subclavia, que es el primer nombre que recibe la arteria, se
va transformando progresivamente en las arterias axilar,
braquial y mediana (figura 2h). La arteria subclavia es la
porción intratorácica de la arteria de la extremidad anterior.
Durante su recorrido en la cavidad torácica la arteria
subclavia emite cuatro ramas (figuras 1n y 1o). Una de ellas,
la arteria cervical superficial, participa en la vascularización
del cuello y, por tanto, de los músculos extrínsecos del
miembro torácico. Las cuatro ramas de la arteria subclavia
son las siguientes:
A vertebral. Se dirige craneodorsalmente hacia el canal
transverso de las vértebras cervicales (figuras 1j y 1o), donde
emite ramas para los músculos de la columna vertebral y
para el canal vertebral. Llega hasta la cavidad craneana,
donde colabora en la vascularización del encéfalo.
Tronco costocervical. Se dirige dorsalmente, dando ramas
para los músculos dorsales del cuello y de la unión
cervicotorácica (figura 1o). Desde el tronco costocervical
surgen también las primeras arterias intercostales dorsales.
A torácica interna. Se dirige caudoventralmente hacia el
suelo del tórax (figura 1o), donde se dispone entre el músculo
transverso del tórax y el esternón (figura 1p). Sus ramas
contribuyen a vascularizar, entre otras estructuras, los
músculos pectorales, las glándulas mamarias torácicas, la
parte ventral de la pared torácica y el diafragma.
A cervical superficial. Se dirige cranealmente (figura 1o)
hacia los músculos superficiales del cuello, entre los que se
encuentran buena parte de los músculos extrínsecos del
miembro torácico (figura 2b). Entre sus ramas se encuentran
(figura 2g):
A supraescapular (figuras 2f, 3c y 3d). Se dispone
acompañando en su trayecto al nervio supraescapular y,
junto a él, llega a los músculos supraespinoso e
infraespinoso. Vasculariza también, entre otras
estructuras, al músculo subescapular.
R acromial (figuras 2f y 2g). Penetra en la cara lateral
del músculo supraespinoso.
R ascendente (figura 2g). Se dirige hacia la cara
medial del músculo cleidocefálico.
R preescapular (figuras 2f y 2g). Es la prolongación de
la arteria cervical superficial. Se dirige dorsalmente
junto al borde craneal de la escápula, llegando hasta los
músculos trapecio, serrato ventral y romboides. El ramo
prescapular se aprecia superficialmente mientras
discurre por el "espacio lateral del cuello", lugar donde
coincide con el nervio accesorio y los nódulos linfáticos
cervicales superficiales.
Tras su breve recorrido por la cavidad torácica, la arteria
subclavia atraviesa la abertura torácica craneal, se incurva
alrededor de la primera costilla y se sitúa en la región axilar,
donde cambia su nombre para pasar a denominarse arteria
axilar (figuras 1j y 1n). Durante su trayecto por la región
axilar, la arteria axilar emite las siguientes ramas:
A torácica externa. Se dirige a los músculos pectorales
(figuras 2b y 2f).
A torácica lateral. Se dirige caudalmente (figuras 2d y 2f),
contribuyendo a vascularizar la pared lateral del tórax y las
glándulas mamarias torácicas.
A subescapular. Esta arteria, que va siguiendo el borde
caudal de la escápula, es la principal rama de la arteria axilar.
Entre sus ramas están las arterias circunfleja humeral caudal
y toracodorsal (figuras 2f, 2i y 2j).
A circunfleja humeral caudal. Contribuye a
vascularizar los músculos flexores del hombro
(figura 3b). Una de sus ramas es la arteria colateral
radial, que acompaña al nervio radial en su recorrido
sobre el vientre del músculo braquial
(figuras 2j, 3e y 5d).
A toracodorsal. Se dirige caudalmente y, acompañando
al nervio toracodorsal, penetra en el músculo dorsal
ancho (figuras 2b, 2i).
A circunfleja humeral craneal. La última rama de la arteria
axilar, de pequeño diámetro, se distribuye por las caras
medial y craneal del brazo (figuras 2i y 2j).
Ya situada en la región del brazo, y una vez sobrepasado el
tendón de inserción de los músculos redondo mayor y dorsal
ancho, la arteria axilar cambia su denominación para pasar a
llamarse arteria braquial. La arteria braquial discurre a lo
largo de la cara medial del brazo donde, acompañada por el
nervio mediano, emite sucesivamente las siguientes ramas
(figuras 2d, 2i y 4c):
A braquial profunda. Se dirige caudalmente hacia el
músculo tríceps braquial (figura 2i).
A bicipital. Se dirige cranealmente hacia el músculo bíceps
braquial (figuras 2i, 4c y 4h). En ocasiones, las arterias
bicipital y braquial superficial surgen conjuntamente desde la
arteria braquial (figura 4c).
A colateral cubital. Se dirige caudodistalmente hacia la
parte distal del músculo tríceps braquial y hacia la región del
olécranon (figuras 2i, 4c y 4h).
A braquial superficial. Se dirige craneodistalmente hacia la
parte craneal del codo (figuras 2i, 4c y 4h). Su continuación
en la región del antebrazo es la arteria antebraquial
superficial craneal, que discurre hacia el autopodo
acompañando a la vena cefálica y a los ramos superficiales
del nervio radial. La arteria antebraquial superficial craneal es
de pequeño calibre y difícilmente identificable en el curso de
la disección.
A transversa del codo. Toma una dirección lateral pasando
cranealmente a la articulación del codo (figuras 2i, 4h y 4j).
Participa en la vascularización del músculo braquial y de la
parte proximal de los músculos extensores del antebrazo
A cubital recurrente. Se dirige caudalmente hacia el grupo
de músculos flexores del antebrazo (figuras 4d y 4j).
A interósea común. Esta arteria, que tiene un calibre
importante, es la última rama de la arteria braquial
(figuras 4j y 4l). Se dirige caudalmente y, tras un corto
trayecto, emite las siguientes ramas:
A cubital. Contribuye a vascularizar los músculos
flexores del antebrazo (figuras 4k y 4l) mientras discurre
acompañando al nervio cubital.
A interósea caudal. Se dirige distalmente entre el
radio y el cúbito (figuras 4l y 4n) y, cubierta por el
músculo pronador cuadrado, llega hasta el carpo, donde
contribuye a vascularizar la cara palmar del autopodo.
A interósea craneal. Atraviesa el espacio interóseo y,
ya en la cara lateral, contribuye a vascularizar los
músculos extensores del antebrazo (figuras 4l y 4n).
La arteria mediana es la arteria del antebrazo
(figuras 2h y 4g). Es la prolongación de la arteria braquial una
vez que ésta emite la arteria interósea común. Situada en la
cara medial del antebrazo y siempre acompañada por el
nervio mediano (figuras 4a y 4e) se dirige distalmente hacia
el canal del carpo, al que atraviesa, para participar en la
vascularización del autopodo (figuras 6b, 6c y 6f). Da lugar, a
lo largo del antebrazo, a las arterias antebraquial profunda y
radial.
A antebraquial profunda. Se dirige caudalmente hacia el
grupo de músculos flexores del antebrazo
(figuras 4e, 4i y 4k).
A radial. Se dirige distalmente junto al borde medial del
radio hasta llegar a la región carpiana, donde participa en la
vascularización del autopodo (figuras 4g, 4i y 4k).
Arterias del autopodo torácico
Al igual que ocurre con la disposición de los nervios, las
arterias de la mano se distribuyen formando un grupo dorsal
y un grupo palmar. En la cara dorsal se encuentran,
superficialmente, las arterias digitales dorsales comunes y,
profundamente, las arterias metacarpianas dorsales. Las
primeras proceden de la arteria antebraquial superficial
craneal, que es la arteria que acompaña a la vena cefálica y a
los ramos superficiales del nervio radial a lo largo de la cara
craneal del antebrazo. Tanto unas como otras son de pequeño
calibre y no se aprecian bien en el curso de la disección.
El aporte sanguíneo al autopodo llega sobre todo por su cara
palmar, que es por donde se distribuyen las principales
arterias. En la región metacarpiana se identifican dos grupos
de arterias. Las arterias digitales palmares comunes (I,
II, III y IV), que son ramas de la arteria mediana, son más
superficiales y de mayor calibre (figuras 6c, 6d y 6f); están
acompañadas por los ramos del nervio mediano, que siguen
un patrón de ramificación muy similar al de las arterias. El
segundo grupo arterial está formado por las arterias
metacarpianas palmares (II, III y IV), que son ramas de la
arteria interósea caudal, más profundas y de menor calibre;
estos vasos discurren entre los vientres de los músculos
interóseos, a los que vascularizan, y se encuentran
acompañados por ramos del nervio cubital
(figuras 6i, 6j y 6l).
Las arterias metacarpianas palmares continúan distalmente y
se anastomosan, cerca ya de las articulaciones
metacarpofalángicas, con las arterias digitales palmares
comunes (figuras 6k y 6l). Cada una de las arterias digitales
palmares comunes da lugar, distalmente a las articulaciones
metacarpofalángicas, a dos arterias digitales palmares
propias (figuras 6j y 6k). Estas vascularizan las caras
adyacentes de los dedos contiguos, y llegan hasta la región
de la falange distal.
Arterias del miembro pelviano
El aporte sanguíneo al miembro pelviano llega desde las
últimas ramas de la aorta abdominal (figuras 10b y 9n).
Sobre todo la arteria iliaca externa, y en menor medida la
iliaca interna, participan en la vascularización del miembro.
Otra rama de la aorta, la arteria circunfleja iliaca profunda,
colabora también en alguna medida en la irrigación del muslo.
A circunfleja iliaca profunda. Esta rama de la aorta
vasculariza la parte caudal de la pared abdominal y las áreas
superficiales de las regiones glútea y craneolateral del muslo
(figuras 11a y 9n). Discurre acompañada por el nervio
cutáneo femoral lateral.
A iliaca externa. El principal aporte sanguíneo al miembro
pelviano llega por un gran tronco arterial que desde la aorta
abdominal, donde comienza, se dirige distalmente hacia el
autopodo (figuras 9n y 10b). A lo largo de su recorrido la
gran arteria va cambiando su denominación conforme va
atravesando las diferentes regiones, de forma que la arteria
iliaca externa, que es el primer nombre que recibe el tronco
arterial, se va transformando progresivamente en las arterias
femoral, poplítea, tibial craneal y dorsal del pie. La arteria
iliaca externa, que tiene su origen en la parte caudal de la
arteria abdominal, es pues la porción intraabdominal de la
principal arteria del miembro pelviano (figuras 9g y 9f). Su
única rama de importancia, que se desprende antes de que la
arteria iliaca externa atraviese la laguna vascular
(figuras 9f y 9k), es la arteria femoral profunda.
A femoral profunda. Se dirige caudalmente. Emite el tronco
pudendoepigástrico antes de dejar la cavidad abdominal. La
arteria circunfleja femoral medial, por otra parte, es la
continuación de la arteria femoral profunda una vez emitido el
tronco pudendoepigástrico (figura 9f).
Tronco pudendoepigástrico. Tras un corto recorrido
se bifurca formando las arterias epigástrica caudal y
pudenda externa (figura 9h). La arteria epigástrica
caudal contribuye a vascularizar el músculo recto del
abdomen (figura 9h). La arteria pudenda
externa atraviesa el canal inguinal
(figuras 9h, 9i, 9j y 8b) para vascularizar estructuras
superficiales de la región inguinal (glándulas mamarias
caudales, etc).
A circunfleja femoral medial. Es la continuación de la
arteria femoral profunda. Participa en la vascularización
de los músculos mediales del muslo
(figuras 10e, 10f y 10h).
La arteria femoral es la continuación de la arteria iliaca
externa una vez abandonada la cavidad abdominal a través
de la laguna vascular (figura 9k). Ya en la parte proximal del
muslo, la arteria femoral se sitúa en el canal femoral, que es
la depresión que se forma entre la parte caudal del músculo
sartorio y el músculo pectíneo. A lo largo de su recorrido por
la cara medial del muslo, donde va acompañada por la vena
femoral y el nervio safeno, la arteria femoral emite
sucesivamente las siguientes ramas (figuras 10a y 10b):
A circunfleja iliaca superficial. Se dirige cranealmente
para vascularizar a los músculos sartorio y tensor de la fascia
lata (figuras 10b, 10e y 11j).
A circunfleja femoral lateral. Se dirige caudolateralmente
para participar en la vascularización del músculo cuádriceps
femoral, de los glúteos y del tensor de la fascia lata
(figuras 10b, 10e y 11j).
A femoral caudal proximal. Se dirige caudalmente para
participar en la vascularización de los músculos mediales del
muslo (figuras 10b y 10e).
A femoral caudal media. Se dirige caudalmente para
vascularizar los músculos aductor y semimembranoso
(figuras 10b, 10e y 12e).
A safena. Acompañada por el nervio safeno y la vena safena
medial, la arteria safena continúa superficialmente por la cara
medial de la pierna (figuras 9c, 10a, 12b, 10b y 12e). En el
tercio proximal de la pierna se divide dando lugar a la rama
craneal, más pequeña, y a la rama caudal, de mayor
calibre. Ambas ramas siguen distalmente hacia el autopodo
(figura 12c).
A descendente de la rodilla. Se dirige craneodistalmente
hacia la cara medial de la rodilla (figuras 12e y 12f).
A femoral caudal distal. La última rama de la arteria
femoral surge una vez que ésta se encuentra ya en la región
poplítea (figura 12g). La arteria femoral caudal distal, que
tiene un calibre considerable, se dirige caudalmente para
ramificarse por las porciones distales del músculo vasto
lateral y de los músculos caudales del muslo, y colabora
también en el aporte sanguíneo a los músculos gastrocnemios
(figuras 11d, 13f y 13g).
La continuación de la arteria femoral más allá del origen de la
arteria femoral caudal distal es la arteria
poplítea (figura 12g). La arteria poplítea se dispone
caudalmente a la rodilla, donde se sitúa primero entre las dos
cabezas del músculo gastrocnemio, para después quedar
cubierta por los vientres de los músculos poplíteo y flexor
digital lateral (figuras 13d y 13g). A lo largo de su breve
recorrido, la arteria poplítea emite pequeñas ramas
destinadas a la rodilla. Una vez alcanzado el espacio interóseo
de la pierna termina bifurcándose en las arterias tibial craneal
y tibial caudal (figura 13h).
A tibial caudal. Esta arteria, que es de pequeño calibre,
vasculariza al músculo flexor digital lateral (figura 13h).
A tibial craneal. Es la continuación de la arteria poplítea y la
principal arteria de la pierna. La arteria tibial craneal, mucho
más gruesa que la tibial caudal, atraviesa el espacio interóseo
(figura 13h) y continúa distalmente por el área craneolateral
de la pierna hacia el autopodo. A lo largo de su recorrido,
donde emite algunas ramas para los músculos del grupo
craneolateral de la pierna, discurre acompañada por el nervio
peroneo profundo y queda cubierta por el músculo extensor
digital largo (figuras 13e y 13ee). La arteria tibial craneal
atraviesa el retináculo extensor de la pierna y, al pasar por la
cara dorsal del tarso, cambia su nombre pasando a
denominarse arteria dorsal del pie, que participa de
manera importante en la vascularización del autopodo
(figuras 14c, 14e y 14d).
Además del gran tronco arterial que es la arteria iliaca
externa, que va recorriendo el miembro en sentido distal con
diferentes denominaciones, un segundo aporte arterial
importante llega al miembro desde la arteria iliaca interna.
La arteria iliaca interna se origina en la parte final de la
aorta abdominal (figura 9n). Las dos ramas terminales de la
arteria iliaca interna son las arterias pudenda interna y glútea
caudal (figuras 9n, 9g y 9h). La arteria pudenda interna se
distribuye por las vísceras de la cavidad pélvica (figura 9a) y
llega también hasta el pene, en el macho, o el clítoris, en la
hembra. La arteria glútea caudal, que es la que ahora nos
interesa, es de mayor calibre y da lugar a ramas que
vascularizan los músculos que conforman las paredes pélvicas
y el grupo de músculos caudales del muslo.
A glútea caudal. La primera parte de su recorrido es
intrapélvica (figura 9h). Sale de la cavidad pélvica pasando
sobre la espina isquiática y termina ramificándose en la parte
proximal de los músculos caudales del muslo
(figuras 11d, 11h y 11i). Antes de dejar la pelvis emite
sucesivamente las siguientes ramas:
A iliolumbar. Abandona la cavidad pélvica pasando
bajo el borde ventral del ilion para dirigirse al grupo de
músculos glúteos (figuras 9f, 9n y 11i).
A glútea craneal. Abandona la cavidad pélvica pasando
sobre la incisura isquiática mayor para dirigirse al grupo
de músculos glúteos (figuras 9f, 9n y 11i).
A caudal lateral. Se dirige hacia la parte lateral de la
cola (figuras 9n y 11i).
Arterias del autopodo pelviano
El aporte sanguíneo al autopodo llega principalmente por
medio de la arteria dorsal del pie (figuras 14c y 14e) y de la
rama caudal de la arteria safena (figuras 12c, 12d y 15a). La
prolongación de la arteria dorsal del pie es la rama
perforante proximal II, que debe su nombre a que pasa de
la cara dorsal a la cara plantar del autopodo atravesando
entre las porciones proximales de los metarsianos II y III
(figura 14d). Pero aunque las fuentes sanguíneas y la forma
de llegar de éstas a la parte distal del miembro pelviano son
diferentes a las del miembro torácico, el esquema general de
la vascularización arterial del autopodo pelviano es, en buena
parte, similar al que tiene lugar en el autopodo torácico. Así,
y al igual que ocurre con la disposición de los nervios, las
arterias del pie se distribuyen formando un grupo dorsal y un
grupo plantar. En la cara dorsal se encuentran,
superficialmente, las arterias digitales dorsales comunes y,
profundamente, las arterias metatarsianas dorsales. Las
primeras proceden de la rama craneal de la arteria safena,
mientras que las segundas derivan de la arteria dorsal del pie.
Tanto unas como otras son de pequeño calibre y no se
aprecian bien en el curso de la disección.
Las principales arterias del pie se encuentran, como en el
miembro torácico, en la cara plantar. Allí se identifican
las arterias digitales plantares comunes II, III y IV, que
proceden de la rama caudal de la arteria safena y son más
superficiales (figuras 15a y 15b), y las arterias
metatarsianas plantares II, III y IV, que proceden de la
rama perforante proximal II, son más profundas y, a
diferencia de lo que ocurre en la mano, de mayor calibre
(figura 15f). Las arterias metatarsianas plantares continúan
distalmente entre los vientres de los músculos interóseos, a
los que vascularizan, y se anastomosan cerca ya de las
articulaciones metatarsofalángicas con las arterias digitales
plantares comunes (figura 15e). Cada una de las arterias
digitales plantares comunes da lugar, distalmente a las
articulaciones metatarsofalángicas, a dos arterias digitales
plantares propias. Éstas vascularizan las caras adyacentes
de los dedos contiguos, y llegan hasta la región de la falange
distal (figura 15e).
Venas
La circulación venosa se distribuye en ambos miembros
formando un grupo profundo y un grupo superficial de venas.
Las venas profundas siguen, en general, el mismo trayecto
que las arterias, de las que se consideran satélites, y
conservan también la misma denominación
(figuras 2a, 9l y 10a). Por estos motivos, no se comentará
aquí la distribución de las venas profundas. Las venas del
grupo superficial, a las que dedicaremos más atención, son,
por lo general, de un mayor diámetro que las venas
profundas, y no discurren acompañadas por arterias. Ambos
grupos de venas, por otra parte, no son independientes, sino
que se encuentran conectados a varios niveles.
La vena cefálica es la mayor vena superficial del miembro
torácico. Tiene su origen en el arco palmar superficial, situado
en la cara palmar de la región metacarpiana (figura 6a).
Discurre después por la cara craneal del antebrazo
(figura 7a), pasa por la cara flexora del codo
(figuras 3a y 5e), cruza bajo el vientre del músculo
braquiocefálico una vez en la región braquial (figura 5b) y
termina desembocando, ya en la región caudal del cuello, en
la vena yugular externa.
V cefálica accesoria. Tiene su origen en la cara dorsal de la
región metacarpiana y se incorpora a la vena cefálica en la
parte distal del antebrazo (figura 7a).
V mediana del codo. Es una conexión entre la vena cefálica
y la vena braquial superficial que discurre por la cara craneal
del codo (figuras 4b y 5e).
V axilobraquial. Es una conexión entre la vena cefálica y la
vena axilar (figuras 3a y 5b).
V omobraquial. Es una vena de pequeño calibre, muy
superficial, que conecta las venas axilobraquial y yugular
externa (figuras 3a y 5b).
Las venas safena lateral y safena medial son las mayores
venas superficiales del miembro pelviano. La vena safena
lateral, que se dispone en la región caudolateral de la pierna,
se forma por la unión de sus ramas craneal y caudal
(figuras 13a y 13b). La rama craneal, que es la de mayor
calibre, se constituye en la cara dorsal de la región
metatarsiana por la unión de las venas digitales dorsales
comunes (figura 14a). Tras su trayecto superficial, la vena
safena lateral se introduce en la fosa poplítea, entre los
músculos bíceps femoral y semitendinoso, y termina
desembocando en la vena femoral caudal distal (figura 13f).
La vena safena medial, que se sitúa en la cara medial de la
pierna (figuras 12a y 12b), se forma por la unión de sus
ramas craneal y caudal. La rama craneal, que es la de mayor
calibre, procede de la cara dorsal del autopodo, y presenta,
en la cara dorsal del tarso, una gruesa rama anastomótica
con la rama craneal de la vena safena lateral.La vena safena
medial termina desembocando, en la cara medial del muslo,
en la vena femoral .
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  • 1.
  • 2. El Sistema Vascular del perro es una parte fundamental de su anatomía, encargado de transportar la sangre y los nutrientes a través del cuerpo. Vasos de la cabeza Arterias La sangre arterial llega a la cabeza por medio de las dos arterias carótidas comunes, izquierda y derecha, que ascienden desde la cavidad torácica a lo largo del cuello. Durante su trayecto cervical cada una de las carótidas discurre dorsolateralmente a la tráquea en el espacio visceral del cuello (figuras 9a y 11a) donde, rodeada por la vaina carotídea, va acompañada por el tronco vagosimpático y la vena yugular interna. Si bien la arteria carótida común emite a lo largo del cuello pequeñas ramas para la tráquea y el esófago, la arteria tiroidea craneal es su única rama destacable. La arteria tiroidea craneal (figura 9b) participa en la vascularización de la glándula tiroides y de la laringe. Sobre la pared lateral de la faringe, la arteria carótida común termina su recorrido bifurcándose para dar lugar a las arterias carótida externa y carótida interna (figuras 9a y 9b). La arteria carótida interna, que es la de menor diámetro, se dirige rostrodorsalmente hacia la cavidad craneana, donde irrigará el encéfalo. En el lugar de origen de la arteria carótida interna se encuentran el seno carotídeo y el cuerpo carotídeo. La arteria carótida externa, de mayor calibre, es la prolongación de la arteria carótida común (figura 9l). Sus principales ramas, que participan en la vascularización de todas las estructuras de la cabeza a excepción del encéfalo, son las siguientes: A occipital. Se dirige dorsalmente hacia la parte craneal del cuello y la región occipital (figura 9m). A laríngea craneal. Se dirige ventralmente hacia la laringe (figura 9m).
  • 3. A auricular caudal (figura 9l). Tiene un diámetro importante. Además de dirigirse a la oreja, participa en la vascularización de las glándulas parótida y mandibular, del músculo temporal e incluso de algunos músculos cervicales. A lingual. Toma una dirección rostroventral dirigiéndose hacia la lengua (figuras 9l y 9m). A facial. Se dirige rostroventralmente (figuras 9l y 9m), atraviesa la parte caudal del espacio intermandibular, donde emite la arteria sublingual y, tras cruzar el borde ventral de la mandíbula, se dispone en la cara. Sus ramas llegan a los labios y el ángulo de la boca (figuras 9d y 9f). A temporal superficial. Se dirige en un principio dorsalmente (figuras 9l y 9m), si bien luego se incurva rostralmente para disponerse sobre el músculo temporal (figura 9e), al que irriga, y llegar hasta los párpados. Emite la arteria auricular rostral, que participa en la vascularización de la oreja. A maxilar. Es la prolongación de la arteria carótida externa una vez que ésta ha emitido la arteria temporal superficial. De gran calibre, se incurva pasando caudalmente a la articulación temporomandibular para dirigirse hacia el canal alar (figuras 1f, 9g y 9m). Antes de atravesar el canal alar la arteria maxilar emite varias ramas. Las de mayor calibre son la arteria alveolar inferior y la arteria temporal profunda caudal. Una vez atravesado el canal alar la arteria maxilar se sitúa en la fosa pterigopalatina, sobre el vientre del músculo pterigoideo medial (figura 9g y 9h), donde da lugar sucesivamente a las arterias oftálmica externa, temporal profunda rostral, bucal, palatina menor, palatina descendente e infraorbitaria. A alveolar inferior (figuras 9g y 9m). A través del agujero mandibular se introduce en el canal mandibular (figuras 9i y 9j), atravesando la mandíbula mientras emite ramas dentarias para los dientes inferiores. En la parte rostral de la mandíbula, la arteria alveolar inferior continúa formando
  • 4. las ramas mentonianas, que surgen a través de los agujeros mentonianos para vascularizar la región del mentón y del labio inferior (figuras 3b y 9q). A temporal profunda caudal (figuras 9h y 9m). Se dirige al músculo temporal. A oftálmica externa (figuras 9h y 9p). Entra en la periórbita para dirigirse al globo ocular y sus órganos accesorios. A temporal profunda rostral. Se dirige al músculo temporal. A bucal. Se dirige a la zona de los carrillos. A palatina menor. Se dirige al paladar. A palatina descendente. Se bifurca rápidamente dando lugar a la arteria esfenopalatina, que se dirige a la cavidad nasal, y a la arteria palatina mayor, que se dirige al paladar. A infraorbitaria (figura 9l). Es la continuación de la arteria maxilar. Penetra a través del agujero maxilar en el canal infraorbitario, donde da lugar a varias ramas alveolares. Tras salir del canal por el agujero infraorbitario da lugar a sus ramas terminales, que son las arterias dorsal y lateral de la nariz. Ambas llegan hasta las regiones del hocico y del labio superior. Venas La vena yugular externa, que discurre superficialmente a lo largo del cuello, es la principal responsable de llevar a cabo el drenaje venoso de la cabeza. Se forma por la unión de las venas linguofacial y maxilar. La vena linguofacial se forma por la unión de las venas lingual y facial. La vena facial, que recorre la cara, se forma
  • 5. por la confluencia de las venas angular del ojo y de la vena dorsal de la nariz, y va recibiendo sucesivamente a las venas lateral de la nariz, labial superior, facial profunda y labial inferior. La vena lingual, por su parte, procede de la lengua. Recibe el arco venoso hioideo, que es un vaso dispuesto transversalmente que une las venas linguales de ambos lados corporales. En la formación de la vena maxilar intervienen el plexo oftálmico, que participa en el drenaje venoso de las estructuras de la órbita del ojo, y el plexo palatino, que es el responsable del drenaje venoso del paladar. Entre sus tributarias se encuentran las venas temporal superficial y auricular caudal. Arterias del miembro torácico El gran tronco arterial que vasculariza el miembro torácico va cambiando su denominación conforme va atravesando las diferentes regiones de la extremidad, de forma que la arteria subclavia, que es el primer nombre que recibe la arteria, se va transformando progresivamente en las arterias axilar, braquial y mediana (figura 2h). La arteria subclavia es la porción intratorácica de la arteria de la extremidad anterior. Durante su recorrido en la cavidad torácica la arteria subclavia emite cuatro ramas (figuras 1n y 1o). Una de ellas, la arteria cervical superficial, participa en la vascularización del cuello y, por tanto, de los músculos extrínsecos del miembro torácico. Las cuatro ramas de la arteria subclavia son las siguientes: A vertebral. Se dirige craneodorsalmente hacia el canal transverso de las vértebras cervicales (figuras 1j y 1o), donde emite ramas para los músculos de la columna vertebral y para el canal vertebral. Llega hasta la cavidad craneana, donde colabora en la vascularización del encéfalo. Tronco costocervical. Se dirige dorsalmente, dando ramas para los músculos dorsales del cuello y de la unión
  • 6. cervicotorácica (figura 1o). Desde el tronco costocervical surgen también las primeras arterias intercostales dorsales. A torácica interna. Se dirige caudoventralmente hacia el suelo del tórax (figura 1o), donde se dispone entre el músculo transverso del tórax y el esternón (figura 1p). Sus ramas contribuyen a vascularizar, entre otras estructuras, los músculos pectorales, las glándulas mamarias torácicas, la parte ventral de la pared torácica y el diafragma. A cervical superficial. Se dirige cranealmente (figura 1o) hacia los músculos superficiales del cuello, entre los que se encuentran buena parte de los músculos extrínsecos del miembro torácico (figura 2b). Entre sus ramas se encuentran (figura 2g): A supraescapular (figuras 2f, 3c y 3d). Se dispone acompañando en su trayecto al nervio supraescapular y, junto a él, llega a los músculos supraespinoso e infraespinoso. Vasculariza también, entre otras estructuras, al músculo subescapular. R acromial (figuras 2f y 2g). Penetra en la cara lateral del músculo supraespinoso. R ascendente (figura 2g). Se dirige hacia la cara medial del músculo cleidocefálico. R preescapular (figuras 2f y 2g). Es la prolongación de la arteria cervical superficial. Se dirige dorsalmente junto al borde craneal de la escápula, llegando hasta los músculos trapecio, serrato ventral y romboides. El ramo prescapular se aprecia superficialmente mientras discurre por el "espacio lateral del cuello", lugar donde coincide con el nervio accesorio y los nódulos linfáticos cervicales superficiales. Tras su breve recorrido por la cavidad torácica, la arteria subclavia atraviesa la abertura torácica craneal, se incurva alrededor de la primera costilla y se sitúa en la región axilar, donde cambia su nombre para pasar a denominarse arteria axilar (figuras 1j y 1n). Durante su trayecto por la región axilar, la arteria axilar emite las siguientes ramas: A torácica externa. Se dirige a los músculos pectorales (figuras 2b y 2f).
  • 7. A torácica lateral. Se dirige caudalmente (figuras 2d y 2f), contribuyendo a vascularizar la pared lateral del tórax y las glándulas mamarias torácicas. A subescapular. Esta arteria, que va siguiendo el borde caudal de la escápula, es la principal rama de la arteria axilar. Entre sus ramas están las arterias circunfleja humeral caudal y toracodorsal (figuras 2f, 2i y 2j). A circunfleja humeral caudal. Contribuye a vascularizar los músculos flexores del hombro (figura 3b). Una de sus ramas es la arteria colateral radial, que acompaña al nervio radial en su recorrido sobre el vientre del músculo braquial (figuras 2j, 3e y 5d). A toracodorsal. Se dirige caudalmente y, acompañando al nervio toracodorsal, penetra en el músculo dorsal ancho (figuras 2b, 2i). A circunfleja humeral craneal. La última rama de la arteria axilar, de pequeño diámetro, se distribuye por las caras medial y craneal del brazo (figuras 2i y 2j). Ya situada en la región del brazo, y una vez sobrepasado el tendón de inserción de los músculos redondo mayor y dorsal ancho, la arteria axilar cambia su denominación para pasar a llamarse arteria braquial. La arteria braquial discurre a lo largo de la cara medial del brazo donde, acompañada por el nervio mediano, emite sucesivamente las siguientes ramas (figuras 2d, 2i y 4c): A braquial profunda. Se dirige caudalmente hacia el músculo tríceps braquial (figura 2i). A bicipital. Se dirige cranealmente hacia el músculo bíceps braquial (figuras 2i, 4c y 4h). En ocasiones, las arterias bicipital y braquial superficial surgen conjuntamente desde la arteria braquial (figura 4c). A colateral cubital. Se dirige caudodistalmente hacia la parte distal del músculo tríceps braquial y hacia la región del olécranon (figuras 2i, 4c y 4h).
  • 8. A braquial superficial. Se dirige craneodistalmente hacia la parte craneal del codo (figuras 2i, 4c y 4h). Su continuación en la región del antebrazo es la arteria antebraquial superficial craneal, que discurre hacia el autopodo acompañando a la vena cefálica y a los ramos superficiales del nervio radial. La arteria antebraquial superficial craneal es de pequeño calibre y difícilmente identificable en el curso de la disección. A transversa del codo. Toma una dirección lateral pasando cranealmente a la articulación del codo (figuras 2i, 4h y 4j). Participa en la vascularización del músculo braquial y de la parte proximal de los músculos extensores del antebrazo A cubital recurrente. Se dirige caudalmente hacia el grupo de músculos flexores del antebrazo (figuras 4d y 4j). A interósea común. Esta arteria, que tiene un calibre importante, es la última rama de la arteria braquial (figuras 4j y 4l). Se dirige caudalmente y, tras un corto trayecto, emite las siguientes ramas: A cubital. Contribuye a vascularizar los músculos flexores del antebrazo (figuras 4k y 4l) mientras discurre acompañando al nervio cubital. A interósea caudal. Se dirige distalmente entre el radio y el cúbito (figuras 4l y 4n) y, cubierta por el músculo pronador cuadrado, llega hasta el carpo, donde contribuye a vascularizar la cara palmar del autopodo. A interósea craneal. Atraviesa el espacio interóseo y, ya en la cara lateral, contribuye a vascularizar los músculos extensores del antebrazo (figuras 4l y 4n). La arteria mediana es la arteria del antebrazo (figuras 2h y 4g). Es la prolongación de la arteria braquial una vez que ésta emite la arteria interósea común. Situada en la cara medial del antebrazo y siempre acompañada por el nervio mediano (figuras 4a y 4e) se dirige distalmente hacia el canal del carpo, al que atraviesa, para participar en la vascularización del autopodo (figuras 6b, 6c y 6f). Da lugar, a lo largo del antebrazo, a las arterias antebraquial profunda y radial.
  • 9. A antebraquial profunda. Se dirige caudalmente hacia el grupo de músculos flexores del antebrazo (figuras 4e, 4i y 4k). A radial. Se dirige distalmente junto al borde medial del radio hasta llegar a la región carpiana, donde participa en la vascularización del autopodo (figuras 4g, 4i y 4k). Arterias del autopodo torácico Al igual que ocurre con la disposición de los nervios, las arterias de la mano se distribuyen formando un grupo dorsal y un grupo palmar. En la cara dorsal se encuentran, superficialmente, las arterias digitales dorsales comunes y, profundamente, las arterias metacarpianas dorsales. Las primeras proceden de la arteria antebraquial superficial craneal, que es la arteria que acompaña a la vena cefálica y a los ramos superficiales del nervio radial a lo largo de la cara craneal del antebrazo. Tanto unas como otras son de pequeño calibre y no se aprecian bien en el curso de la disección. El aporte sanguíneo al autopodo llega sobre todo por su cara palmar, que es por donde se distribuyen las principales arterias. En la región metacarpiana se identifican dos grupos de arterias. Las arterias digitales palmares comunes (I, II, III y IV), que son ramas de la arteria mediana, son más superficiales y de mayor calibre (figuras 6c, 6d y 6f); están acompañadas por los ramos del nervio mediano, que siguen un patrón de ramificación muy similar al de las arterias. El segundo grupo arterial está formado por las arterias metacarpianas palmares (II, III y IV), que son ramas de la arteria interósea caudal, más profundas y de menor calibre; estos vasos discurren entre los vientres de los músculos interóseos, a los que vascularizan, y se encuentran acompañados por ramos del nervio cubital (figuras 6i, 6j y 6l). Las arterias metacarpianas palmares continúan distalmente y se anastomosan, cerca ya de las articulaciones metacarpofalángicas, con las arterias digitales palmares comunes (figuras 6k y 6l). Cada una de las arterias digitales
  • 10. palmares comunes da lugar, distalmente a las articulaciones metacarpofalángicas, a dos arterias digitales palmares propias (figuras 6j y 6k). Estas vascularizan las caras adyacentes de los dedos contiguos, y llegan hasta la región de la falange distal. Arterias del miembro pelviano El aporte sanguíneo al miembro pelviano llega desde las últimas ramas de la aorta abdominal (figuras 10b y 9n). Sobre todo la arteria iliaca externa, y en menor medida la iliaca interna, participan en la vascularización del miembro. Otra rama de la aorta, la arteria circunfleja iliaca profunda, colabora también en alguna medida en la irrigación del muslo. A circunfleja iliaca profunda. Esta rama de la aorta vasculariza la parte caudal de la pared abdominal y las áreas superficiales de las regiones glútea y craneolateral del muslo (figuras 11a y 9n). Discurre acompañada por el nervio cutáneo femoral lateral. A iliaca externa. El principal aporte sanguíneo al miembro pelviano llega por un gran tronco arterial que desde la aorta abdominal, donde comienza, se dirige distalmente hacia el autopodo (figuras 9n y 10b). A lo largo de su recorrido la gran arteria va cambiando su denominación conforme va atravesando las diferentes regiones, de forma que la arteria iliaca externa, que es el primer nombre que recibe el tronco arterial, se va transformando progresivamente en las arterias femoral, poplítea, tibial craneal y dorsal del pie. La arteria iliaca externa, que tiene su origen en la parte caudal de la arteria abdominal, es pues la porción intraabdominal de la principal arteria del miembro pelviano (figuras 9g y 9f). Su única rama de importancia, que se desprende antes de que la arteria iliaca externa atraviese la laguna vascular (figuras 9f y 9k), es la arteria femoral profunda. A femoral profunda. Se dirige caudalmente. Emite el tronco pudendoepigástrico antes de dejar la cavidad abdominal. La
  • 11. arteria circunfleja femoral medial, por otra parte, es la continuación de la arteria femoral profunda una vez emitido el tronco pudendoepigástrico (figura 9f). Tronco pudendoepigástrico. Tras un corto recorrido se bifurca formando las arterias epigástrica caudal y pudenda externa (figura 9h). La arteria epigástrica caudal contribuye a vascularizar el músculo recto del abdomen (figura 9h). La arteria pudenda externa atraviesa el canal inguinal (figuras 9h, 9i, 9j y 8b) para vascularizar estructuras superficiales de la región inguinal (glándulas mamarias caudales, etc). A circunfleja femoral medial. Es la continuación de la arteria femoral profunda. Participa en la vascularización de los músculos mediales del muslo (figuras 10e, 10f y 10h). La arteria femoral es la continuación de la arteria iliaca externa una vez abandonada la cavidad abdominal a través de la laguna vascular (figura 9k). Ya en la parte proximal del muslo, la arteria femoral se sitúa en el canal femoral, que es la depresión que se forma entre la parte caudal del músculo sartorio y el músculo pectíneo. A lo largo de su recorrido por la cara medial del muslo, donde va acompañada por la vena femoral y el nervio safeno, la arteria femoral emite sucesivamente las siguientes ramas (figuras 10a y 10b): A circunfleja iliaca superficial. Se dirige cranealmente para vascularizar a los músculos sartorio y tensor de la fascia lata (figuras 10b, 10e y 11j). A circunfleja femoral lateral. Se dirige caudolateralmente para participar en la vascularización del músculo cuádriceps femoral, de los glúteos y del tensor de la fascia lata (figuras 10b, 10e y 11j). A femoral caudal proximal. Se dirige caudalmente para participar en la vascularización de los músculos mediales del muslo (figuras 10b y 10e).
  • 12. A femoral caudal media. Se dirige caudalmente para vascularizar los músculos aductor y semimembranoso (figuras 10b, 10e y 12e). A safena. Acompañada por el nervio safeno y la vena safena medial, la arteria safena continúa superficialmente por la cara medial de la pierna (figuras 9c, 10a, 12b, 10b y 12e). En el tercio proximal de la pierna se divide dando lugar a la rama craneal, más pequeña, y a la rama caudal, de mayor calibre. Ambas ramas siguen distalmente hacia el autopodo (figura 12c). A descendente de la rodilla. Se dirige craneodistalmente hacia la cara medial de la rodilla (figuras 12e y 12f). A femoral caudal distal. La última rama de la arteria femoral surge una vez que ésta se encuentra ya en la región poplítea (figura 12g). La arteria femoral caudal distal, que tiene un calibre considerable, se dirige caudalmente para ramificarse por las porciones distales del músculo vasto lateral y de los músculos caudales del muslo, y colabora también en el aporte sanguíneo a los músculos gastrocnemios (figuras 11d, 13f y 13g). La continuación de la arteria femoral más allá del origen de la arteria femoral caudal distal es la arteria poplítea (figura 12g). La arteria poplítea se dispone caudalmente a la rodilla, donde se sitúa primero entre las dos cabezas del músculo gastrocnemio, para después quedar cubierta por los vientres de los músculos poplíteo y flexor digital lateral (figuras 13d y 13g). A lo largo de su breve recorrido, la arteria poplítea emite pequeñas ramas destinadas a la rodilla. Una vez alcanzado el espacio interóseo de la pierna termina bifurcándose en las arterias tibial craneal y tibial caudal (figura 13h). A tibial caudal. Esta arteria, que es de pequeño calibre, vasculariza al músculo flexor digital lateral (figura 13h). A tibial craneal. Es la continuación de la arteria poplítea y la principal arteria de la pierna. La arteria tibial craneal, mucho más gruesa que la tibial caudal, atraviesa el espacio interóseo (figura 13h) y continúa distalmente por el área craneolateral
  • 13. de la pierna hacia el autopodo. A lo largo de su recorrido, donde emite algunas ramas para los músculos del grupo craneolateral de la pierna, discurre acompañada por el nervio peroneo profundo y queda cubierta por el músculo extensor digital largo (figuras 13e y 13ee). La arteria tibial craneal atraviesa el retináculo extensor de la pierna y, al pasar por la cara dorsal del tarso, cambia su nombre pasando a denominarse arteria dorsal del pie, que participa de manera importante en la vascularización del autopodo (figuras 14c, 14e y 14d). Además del gran tronco arterial que es la arteria iliaca externa, que va recorriendo el miembro en sentido distal con diferentes denominaciones, un segundo aporte arterial importante llega al miembro desde la arteria iliaca interna. La arteria iliaca interna se origina en la parte final de la aorta abdominal (figura 9n). Las dos ramas terminales de la arteria iliaca interna son las arterias pudenda interna y glútea caudal (figuras 9n, 9g y 9h). La arteria pudenda interna se distribuye por las vísceras de la cavidad pélvica (figura 9a) y llega también hasta el pene, en el macho, o el clítoris, en la hembra. La arteria glútea caudal, que es la que ahora nos interesa, es de mayor calibre y da lugar a ramas que vascularizan los músculos que conforman las paredes pélvicas y el grupo de músculos caudales del muslo. A glútea caudal. La primera parte de su recorrido es intrapélvica (figura 9h). Sale de la cavidad pélvica pasando sobre la espina isquiática y termina ramificándose en la parte proximal de los músculos caudales del muslo (figuras 11d, 11h y 11i). Antes de dejar la pelvis emite sucesivamente las siguientes ramas: A iliolumbar. Abandona la cavidad pélvica pasando bajo el borde ventral del ilion para dirigirse al grupo de músculos glúteos (figuras 9f, 9n y 11i). A glútea craneal. Abandona la cavidad pélvica pasando sobre la incisura isquiática mayor para dirigirse al grupo de músculos glúteos (figuras 9f, 9n y 11i). A caudal lateral. Se dirige hacia la parte lateral de la cola (figuras 9n y 11i).
  • 14. Arterias del autopodo pelviano El aporte sanguíneo al autopodo llega principalmente por medio de la arteria dorsal del pie (figuras 14c y 14e) y de la rama caudal de la arteria safena (figuras 12c, 12d y 15a). La prolongación de la arteria dorsal del pie es la rama perforante proximal II, que debe su nombre a que pasa de la cara dorsal a la cara plantar del autopodo atravesando entre las porciones proximales de los metarsianos II y III (figura 14d). Pero aunque las fuentes sanguíneas y la forma de llegar de éstas a la parte distal del miembro pelviano son diferentes a las del miembro torácico, el esquema general de la vascularización arterial del autopodo pelviano es, en buena parte, similar al que tiene lugar en el autopodo torácico. Así, y al igual que ocurre con la disposición de los nervios, las arterias del pie se distribuyen formando un grupo dorsal y un grupo plantar. En la cara dorsal se encuentran, superficialmente, las arterias digitales dorsales comunes y, profundamente, las arterias metatarsianas dorsales. Las primeras proceden de la rama craneal de la arteria safena, mientras que las segundas derivan de la arteria dorsal del pie. Tanto unas como otras son de pequeño calibre y no se aprecian bien en el curso de la disección. Las principales arterias del pie se encuentran, como en el miembro torácico, en la cara plantar. Allí se identifican las arterias digitales plantares comunes II, III y IV, que proceden de la rama caudal de la arteria safena y son más superficiales (figuras 15a y 15b), y las arterias metatarsianas plantares II, III y IV, que proceden de la rama perforante proximal II, son más profundas y, a diferencia de lo que ocurre en la mano, de mayor calibre (figura 15f). Las arterias metatarsianas plantares continúan distalmente entre los vientres de los músculos interóseos, a los que vascularizan, y se anastomosan cerca ya de las articulaciones metatarsofalángicas con las arterias digitales plantares comunes (figura 15e). Cada una de las arterias digitales plantares comunes da lugar, distalmente a las articulaciones metatarsofalángicas, a dos arterias digitales plantares propias. Éstas vascularizan las caras adyacentes
  • 15. de los dedos contiguos, y llegan hasta la región de la falange distal (figura 15e). Venas La circulación venosa se distribuye en ambos miembros formando un grupo profundo y un grupo superficial de venas. Las venas profundas siguen, en general, el mismo trayecto que las arterias, de las que se consideran satélites, y conservan también la misma denominación (figuras 2a, 9l y 10a). Por estos motivos, no se comentará aquí la distribución de las venas profundas. Las venas del grupo superficial, a las que dedicaremos más atención, son, por lo general, de un mayor diámetro que las venas profundas, y no discurren acompañadas por arterias. Ambos grupos de venas, por otra parte, no son independientes, sino que se encuentran conectados a varios niveles. La vena cefálica es la mayor vena superficial del miembro torácico. Tiene su origen en el arco palmar superficial, situado en la cara palmar de la región metacarpiana (figura 6a). Discurre después por la cara craneal del antebrazo (figura 7a), pasa por la cara flexora del codo (figuras 3a y 5e), cruza bajo el vientre del músculo braquiocefálico una vez en la región braquial (figura 5b) y termina desembocando, ya en la región caudal del cuello, en la vena yugular externa. V cefálica accesoria. Tiene su origen en la cara dorsal de la región metacarpiana y se incorpora a la vena cefálica en la parte distal del antebrazo (figura 7a). V mediana del codo. Es una conexión entre la vena cefálica y la vena braquial superficial que discurre por la cara craneal del codo (figuras 4b y 5e). V axilobraquial. Es una conexión entre la vena cefálica y la vena axilar (figuras 3a y 5b).
  • 16. V omobraquial. Es una vena de pequeño calibre, muy superficial, que conecta las venas axilobraquial y yugular externa (figuras 3a y 5b). Las venas safena lateral y safena medial son las mayores venas superficiales del miembro pelviano. La vena safena lateral, que se dispone en la región caudolateral de la pierna, se forma por la unión de sus ramas craneal y caudal (figuras 13a y 13b). La rama craneal, que es la de mayor calibre, se constituye en la cara dorsal de la región metatarsiana por la unión de las venas digitales dorsales comunes (figura 14a). Tras su trayecto superficial, la vena safena lateral se introduce en la fosa poplítea, entre los músculos bíceps femoral y semitendinoso, y termina desembocando en la vena femoral caudal distal (figura 13f). La vena safena medial, que se sitúa en la cara medial de la pierna (figuras 12a y 12b), se forma por la unión de sus ramas craneal y caudal. La rama craneal, que es la de mayor calibre, procede de la cara dorsal del autopodo, y presenta, en la cara dorsal del tarso, una gruesa rama anastomótica con la rama craneal de la vena safena lateral.La vena safena medial termina desembocando, en la cara medial del muslo, en la vena femoral . https://es.slideshare.net/ManuelSaldivia/irrigacin-y-drenaje-del-abdomen- interno-en-caninos