1. Nombre: Fernando Joaquín
Apellidos: Rosas Galiano
Grado y sección: 4to ¨B¨
Curso: Biología
Profesora: Ysabel Cristina Jayo Huari
Colegio: I.E. 5143 ¨Escuela de Talentos¨
2. Descripción
El Solanum lycopersicum o llamado también tomate, tomatera o jitomate es
una especie de la familia de las solanáceas originaria de América especialmente, de
México y cultivada en todo el mundo para su consumo tanto fresco como procesado
de diferentes modos (salsa, puré, zumo, deshidratado, enlatado).
Es una baya generalmente de forma sub-esférica, globosa o alargada y,
habitualmente, de unos 8 centímetros de diámetro, cortamente glanduloso-pubescente
y verde cuando inmadura y que toma generalmente un color rojo intenso con la
maduración. Las semillas tienen 2,5-3 por 2 mm, son ovoides, comprimidas, lisas o
muy velludas, parduscas y están embebidas en una abundante masa mucilaginosa.
Historia del Tomate
El tomate llegó a Europa a comienzos del siglo XVI de la mano de los conquistadores
españoles. Si bien ambos centros de origen del tomate cultivado, Perú y México, han
sido postulados y se ha proporcionado evidencia en uno u otro sentido, no existen
pruebas concluyentes que apoyen de manera introvertida uno de tales sitios como el
lugar donde el tomate ha sido domesticado a partir de su ancestro silvestre. Más
todavía, puede ser que este cultivo haya sido domesticado independientemente por las
culturas precolombinas que habitaban lo que actualmente es México y Perú.
Existen evidencias arqueológicas que demuestran que el tomate verde una especie
que produce una fruta ácida y de color verde, que se consume todavía en México, fue
usada como alimento desde épocas prehispánicas. Esto hace pensar que el tomate
también fue cultivado y usado por los pueblos originarios mesoamericanos desde
antes de la llegada de los españoles. Es posible que después de la llegada de los
españoles el tomate se cultivara y consumiera más que el tomate verde por su
apariencia colorida y su mayor tiempo de vida después de ser cosechado.
También hay evidencias que sustentan que el tomate tendría como centro de origen
las tierras altas de la costa occidental de Sudamérica, investigaciones diversas
precisaron que esta y otras hortalizas se cultivaron en forma continua por las culturas
que florecieron en la cordillera de los Andes desde tiempos preincaicos (antes de la
formación del Imperio Inca). Estas investigaciones coinciden en asignar el origen del
tomate a esta zona apoyados no solo en la antigüedad de las evidencias
arqueológicas registradas en los ceramios prehispánicos hallados en la zona norte del
actual Perú, sino también a la gran cantidad de variedades silvestres que se pueden
hallar todavía en campos y zonas eriazas de esta parte de Sudamérica.
3. En todo caso, el tomate emigró a América Central por diversos medios. Los mayas y
otros pueblos de la región lo utilizaron para su consumo, y se cultivaba en México
meridional, y probablemente en otras áreas hacia el siglo XVI. Dentro de las creencias
del pueblo, quienes presenciaban la ingestión de semillas de tomate eran bendecidos
con poderes adivinatorios. El tomate grande y grumoso, una mutación de una fruta
más lisa y más pequeña, fue originado y alentado en la América Central. Smith indica
que este es el antepasado directo de algunos tomates modernos cultivados.
Los españoles distribuyeron el tomate a lo largo de sus colonias en el Caribe después
de la conquista de América. También lo llevaron a Filipinas y por allí entró al
continente asiático.
Llegada a Europa
Los españoles llevaron el tomate a Europa en 1540, y creció con facilidad en los
climas mediterráneos. De acuerdo con algunas referencias, los primeros tomates que
se cultivaron en Italia eran de color amarillo.
De acuerdo con Smith, en Gran Bretaña el tomate no se comenzó a cultivar sino hasta
1590. Uno de los primeros cultivadores fue John Gerard, un peluquero-cirujano. El
libro titulado Hierbas, de Gerard, fue publicado en 1597, y fue en gran medida plagiado
de fuentes continentales; es también uno de las referencias más antiguas del tomate
en Inglaterra. Gerard supo que el tomate se consumió tanto en España como en Italia.
Sin embargo, él afirmaba que era tóxico (las hojas y los tallos del tomate
contienen glicoalcaloides tóxicos, pero la fruta es segura). Los puntos de vista de
Gerard eran influyentes, y el tomate se consideró no apto para ser consumido (aunque
no necesariamente tóxico) durante muchos años en Gran Bretaña y sus colonias
norteamericanas. Sin embargo, en el siglo XVIII el tomate se consumió extensamente
en Gran Bretaña, y antes del fin de ese siglo la Enciclopedia Britannica indicó que el
tomate era de uso diario en sopas, caldos y aderezos.
4. Composición y valor nutricional
El tomate es un alimento con escasa cantidad de calorías. De hecho, 100 gramos de
tomate aportan solamente 18 Kcal. La mayor parte de su peso es agua y el segundo
constituyente en importancia son los hidratos de carbono. Contiene azúcares simples
que le confieren un ligero sabor dulce y algunos ácidos orgánicos que le otorgan el
sabor ácido característico. El tomate es una fuente importante de ciertos minerales
(como el potasio y el magnesio).
De su contenido en vitaminas destacan la B1, B2, B5 y la C. Presenta
también carotinoides como el licopeno (pigmento que da el color rojo característico al
tomate). La vitamina C y el licopeno son antioxidantes con una función protectora del
organismo humano. Durante los meses de verano, el tomate es una de las fuentes
principales de vitamina C. En la tabla de la derecha se provee información sobre los
principales constituyentes nutritivos del tomate.
Beneficios del consumo del tomate
Fuente abundante de antioxidantes: el tomate contiene gran cantidad de licopeno,
un antioxidante muy eficaz contra los problemas del cáncer que causan los radicales
libres. Este beneficio se puede obtener incluso de productos de tomate procesados
con calor, incluyendo la salsa de tomate.
Reduce el colesterol y protege el corazón: El licopeno en el tomate previene la
oxidación de lípidos séricos, ejerciendo así un efecto protector contra las
enfermedades cardiovasculares. El consumo regular de tomate ha demostrado que
disminuye los niveles de colesterol LDL y los triglicéridos en la sangre. Estos lípidos
son los principales culpables de las enfermedades cardiovasculares ya que dan lugar
a la deposición de grasas en los vasos sanguíneos.
Fuente de vitaminas y minerales: Un tomate puede aportar alrededor del 40% del
requerimiento diario de vitamina C. La vitamina C es un antioxidante natural que actúa
contra el cáncer que causan los radicales libres. También contiene vitamina A y
abundante potasio, así como hierro. El potasio juega un papel vital en el
mantenimiento de la salud del nervio y el hierro es esencial para mantener la salud de
la sangre. La vitamina K, que es esencial en la coagulación de la sangre y controla el
sangrado es abundante en los tomates.
5. Contrarresta el efecto del tabaco: Los dos componentes principales de los tomates,
el ácido cumárico y el ácido clorogénico, son esenciales en la lucha contra las
nitrosaminas que se producen en el cuerpo al fumar y que son los principales agentes
cancerígenos en el humo del cigarrillo.
Mantiene el intestino sano: El tomate mantiene el sistema digestivo saludable y
previene contra el estreñimiento y la diarrea. También previene la ictericia y elimina
eficazmente las toxinas del cuerpo.
Reduce la hipertensión: El consumo diario de tomate reduce el riesgo de desarrollar
hipertensión.
Alivia la diabetes: Un estudio realizado por Diario de la Asociación Médica de Estados
Unidos muestra que el consumo diario de tomate reduce el estrés exudativo en la
diabetes tipo 2.
Para la piel sana: El tomate ayuda en el mantenimiento de dientes sanos, huesos, pelo
y piel. La aplicación tópica de jugo de tomate se utiliza para curar quemaduras. El
consumo diario de tomate protege la piel contra los rayos UV. El tomate ocupa un
lugar destacado en la preparación de productos contra el envejecimiento.
Previene las infecciones del tracto urinario: la ingesta de tomate también reduce la
incidencia de infecciones del tracto urinario, así como el cáncer de vejiga.
Previene los cálculos biliares: El consumo regular de tomate también ayuda a disolver
los cálculos biliares.