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Elección de pareja (sex appeal)
Elegir pareja es casi la decisión más crucial de nuestras vidas y
un proceso altamente complejo. Científicos de la Universidad de
California, afirman que sólo somos conscientes de una parte, el
resto opera fuera de nuestra conciencia, obedeciendo a
la 'secreta' química del amor.
Estudios recientes confirman que hemos evolucionado para que ciertas características
nos resulten universalmente atractivas:
Los hombres tienden a desear a aquellas mujeres con características que sugieran
juventud y fertilidad, lo que incluye una ajustada relación cintura-cadera, labios
carnosos y rasgos faciales suaves.
Las mujeres tienen gran preferencia por la belleza masculina viril, de cuerpos
firmes, amplios hombros, buena piel y rasgos faciales masculinos, todo lo cual
puede indicar potencia sexual y buenos genes.
Pero las mujeres escogen a los hombres no tanto en función de su apariencia como en
función de su posición social, habilidad de adquirir riqueza y voluntad de compartir esos
recursos (especialmente en su elección de una pareja para mucho tiempo ya que
necesitan recursos para criar a sus hijos, y en los varones los recursos suelen ir unidos a
la posición social.).
Las preferencias por estas cualidades: belleza, cerebro y recursos, son universales.

Elementos de atracción menos evidentes
La atracción de pareja podría no estar en las similitudes, sino
en las diferencias. Un interesante trabajo comparativo sobre
genética y elección de pareja de investigadores de
la Universidad de Paraná en Brasil, ha demostrado que cada
uno de nosotros se ve atraído por personas con características
genéticas diferentes a las nuestras.
Las señales que indican a nuestro cuerpo que otra persona es genéticamente diferente,
serían el olor corporal y la estructura de la cara.
El equipo estudió a 152 parejas formadas al azar por un ordenador y a 90
matrimonios. Descubrieron que los matrimonios tenían más diferencias entre sí en un
particular conjunto de genes, conocido como principal complejo de
histocompatibilidad (MHC, son sus siglas en inglés), responsable de la capacidad de
combatir infecciones.
"Nuestra investigación muestra claramente que las diferencias son importantes para
engendrar hijos saludables, y que el inconsciente se guía por ellas al elegir pareja", afirma
María da Graça Bicalho, encargada de la investigación y profesora de inmunología en la
Universidad de Paraná.
El estudio sostiene que las personas tienden a encontrar poco atractivos a quienes tienen
un sistema inmunológico similar al suyo. Lo cual tendría el efecto de evitar la combinación
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de genes parecidos ya que, “los padres con ¨regiones genéticas¨ diferentes podrían
proporcionar a sus hijos una mejor oportunidad de evitar las infecciones porque los genes
de su sistema inmune, son más diversos”.
Para los seres humanos, el impulso inconsciente de tener hijos sanos es importante a la
hora de elegir pareja y las parejas que tienen diferentes complejos de
histocompatibilidad producen descendientes más sanos y con mejores sistemas
inmunológicos.

Excepción
Hay una excepción y es el caso de las mujeres que toman anticonceptivos. Con ellas
sucede lo contrario. Prefieren hombres que tienen genes similares a los propios. Así, las
mujeres que las toman tienen el riesgo de elegir a un compañero que no sea
genéticamente adecuado. Este es un buen ejemplo de cómo la atracción
química puede depender de las circunstancias.
El aborto espontáneo (de embriones muy pequeños) es mucho más común en los
humanos de lo que hasta ahora se había creído, y es especialmente común en parejas
que tiene el MHC parecido. Por lo tanto parece que, después de todo, la elección de una
pareja particular puede reportar ventajas genéticas.
Jan Havlicek, del departamento de antropología y facultad de humanidades de
la Universidad Charles de la Republica Checa, y S. Craig Roberts, del grupo de
investigación en ecología comportamental y psicología evolucionista de la Universidad de
Liverpool de Inglaterra, han realizado una excelente revisión de la literatura sobre el MHC
y la elección de pareja en los seres humanos.
Ellos declaran que el interés por conocer la influencia del MHC
en la elección de pareja va mas allá de lo académico,
porque tener datos sobre cómo afecta el MHC a la elección de
pareja puede informar sobre la salud de la progenie (niños),
relaciones familiares, y observar cómo las prácticas
culturales como el uso de perfumes, cosmética y
fragancias alteran un mecanismo de juicio biológico basado en
el olor (aunque también visual) que ha evolucionado para elegir
a la pareja correcta.
Los humanos hemos usado perfumes desde hace miles de años. Sin embargo, parece
que nuestra elección del aroma debe depender de nuestros genes MHC. "Quizá estos
resultados explican por qué algunos perfumes huelen bien en algunas personas y mal en
otras" (Dra. Sian Griffiths, de la Escuela de Biociencias de Universidad de Cardiff).
Según el estudio, parece que no somos tan libres a la hora de elegir pareja, que
literalmente la elegimos por el olor y que nuestro inconsciente elimina por su cuenta a
parte de los candidatos.

LaAtracción puede fluctuar a lo largo del ciclo
menstrual
Los hombres evalúan los aromas de las mujeres como más atractivos cuando éstas están
cerca de la ovulación y en estudios de la Universidad de California, en Los Ángeles, han
visto que los éstos están más afectivos con sus compañeras a medida que la ovulación se
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acerca.
Asimismo, las preferencias de las mujeres por ciertos aromas masculinos y otras
características de los hombres también cambian a lo largo del ciclo.

Conclusión
El AMOR es parte del proceso de adaptación para asegurar reproducción y supervivencia.
Por tanto, no sólo es recompensante sino conductual y biológicamente ventajoso.
El papel que desempeñan los genes, los neurotransmisores y
las hormonas son base fundamental de las conductas humanas, y, aunque el
amor evolucionó para unirnos y tener descendencia, también evolucionó para ayudarnos
a elegir de manera que no perdamos tiempo y energía enamorándonos de
alguien inalcanzable.
El deseo está también mediatizado por las características psicológicas y la experiencia
personal, coadyuvando entonces en los criterios que una persona utiliza para elegir a su
pareja, por eso tendemos a enamorarnos de alguien que, en atracción, inteligencia y
status, es similar a nosotros.

¿Qué nos hace sexy?

¿Alguna vez te has preguntado qué es realmente el sex appeal? Este término anglosajón
que a todos ya nos resulta tan familiar se identifica de inmediato con la atracción física y
sexual de una persona o con el conjunto de características que hacen que dicha persona
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resulte atractiva física o sexualmente. Pero… ¿cuáles son esas características?, ¿por qué
nos atrae más una persona que otra? Evidentemente, ambas preguntas han sido objeto
de todo tipo de estudios en universidades e instituciones científicas.
Aunque resulta muy difícil llegar a conclusiones 100% acertadas, sí existen ciertos
factores que parecen interferir en el secreto y complejo mundo de la atracción. Entre ellos,
la importancia de apoyarse en las mismas creencias, gustos y valores; la
complementariedad (los matrimonios felices se apoyan en la capacidad de cada uno para
satisfacer las necesidades del otro); el hecho de ser competente; la atracción física
(ciertos estudios indican que las personas de gran belleza física son también percibidas
como psicológicamente atractivas); y la cultura, ya sea entendida como sabiduría
(conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar un juicio crítico) o como
manifestación en que se expresa la vida tradicional de un pueblo determinado. En base a
ello se entiende el hecho de que las personas que viven en países alejados del suyo se
acerquen a aquellos que entienden y comparten su mismo sentir cultural. Ahora bien, no
debemos olvidar que las diferentes culturas también tienen criterios muy diversos sobre lo
que constituye la belleza física, variando incluso con el paso del tiempo. Esto se ha
observado notablemente en relación con la figura de la mujer ideal. Por lo general,
siempre se consideró que la belleza facial era más importante en la mujer que en el
hombre, aunque en los últimos años su peso y la estatura determinan el canon de belleza
por excelencia.
Por otra parte, ciertos autores también consideran que las personas perciben sus
sentimientos en términos de utilidades, es decir, cuanto mayor es la recompensa, mayor
es la atracción. Dicho de otra manera, nuestras actitudes hacia los demás pueden verse
influenciadas por la evaluación de las recompensas que éstos tendrán para nosotros. De
ahí que muchas personas se sientan atraídas por otras de mayor nivel adquisitivo

Los secretos detrás de la elección de pareja
Cómo opera la "química del amor"
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Elegir pareja es la decisión más crucial de nuestras vidas. Gastamos una cantidad
enorme de tiempo y de energía tratando de hallar a ese alguien especial. Nuestro apetito
por relacionarnos alimenta una industria billonaria de servicios de búsqueda de parejas,
avisos de corazones solitarios o citas online.
Aun así, generalmente no resultamos satisfechos. Una encuesta realizada el año pasado
entre más de 900 personas que usaban servicios de citas online mostró que el 75% no
encontró lo que estaba buscando. Pareciera que aún estamos entre tinieblas sobre cómo
hallar a nuestra pareja perfecta.
Como científico que estudio el comportamiento humano en la Universidad de California,
no me sorprende la naturaleza misteriosa que se esconde detrás de cómo elegimos
pareja: es un proceso altamente complejo. Sólo somos conscientes de una parte; el resto
es inherentemente impredecible u opera fuera de nuestra conciencia, lo que hace que
parezca que el amor es una química inefable.
Empecemos por la parte consciente. Existen algunas cosas que encontramos atractivas.
Los hombres tienden a desear a aquellas mujeres con características que sugieran
juventud y fertilidad, lo que incluye una ajustada relación cintura-cadera, labios carnosos y
rasgos faciales suaves. Estudios recientes confirman que las mujeres tienen gran
preferencia por la belleza masculina viril, de cuerpos firmes, amplios hombros, buena piel
y rasgos faciales masculinos, todo lo cual puede indicar potencia sexual y buenos genes.
También sabemos que las mujeres se ven atraídas por los hombres con apariencia de ser
ricos o que tengan la habilidad de adquirir riqueza, y que tanto hombres como mujeres
valoran mucho la inteligencia de la pareja.
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Las preferencias por estas cualidades -belleza, cerebro y recursos- son universales. Los
George Clooney y las Angelina Jolie del mundo son símbolos sexuales por predecibles
razones biológicas.
La evolución del amor
Por supuesto: no todos nos enamoramos de superparejas como éstas. Una persona
promedio que lo hiciera no iría a ninguna parte porque las superparejas son inaccesibles
para todos excepto unos pocos.
Esta posiblemente sea, en parte, la razón por la cual el amor evolucionó: para unirnos
para tener niños, pero también para ayudarnos a elegir de manera que no perdamos
tiempo y energía enamorándonos de alguien inalcanzable. La gente, en cambio, tiende a
enamorarse de alguien que, en atracción, inteligencia y status, es similar a ella.
Eso, en cuanto a las apariencias. ¿Qué pasa con los elementos de atracción menos
evidentes? Un fascinante trabajo sobre genética y elección de pareja ha demostrado que
cada uno de nosotros se ve atraído por personas que poseen un particular conjunto de
genes, conocido como principal complejo de histocompatibilidad, que tiene un papel
crucial en nuestra capacidad para combatir las enfermedades.
Las parejas que tienen diferentes complejos de histocompatibilidad producen retoños más
sanos y con mejores sistemas inmunológicos. Y la evidencia muestra que estamos
inclinados a elegir personas que se nos acomoden en este aspecto: las parejas tienden a
tener complejos de histocompatibilidad mucho más diferentes que si se hubieran unido
por casualidad.
¿Cómo se encuentra la gente que es diferente en su complejo de histocompatibilidad?
Esto no se comprende totalmente, pero sabemos que el olor es un factor importante. La
gente parece literalmente elegir a su pareja por el olor. En algunos estudios, las personas
tendieron a elegir como más atractivas las remeras usadas por otros que tienen un
complejo genético diferente. De esto sólo se trata la "química" sexual.
El mensaje aquí es éste: "Confíe en sus instintos", pero hay una excepción alarmante. Es
el caso de las mujeres que toman anticonceptivos. Con ellas sucede lo contrario.
Prefieren hombres que tienen genes similares a los propios.
Así, las mujeres que las toman tienen el riesgo de elegir a un compañero que no sea
genéticamente adecuado (mejor, primero sentirle el olor y luego tomar la pastilla). Este es
un buen ejemplo de cómo la atracción química puede depender de las circunstancias.
Otro ejemplo: la atracción puede fluctuar a lo largo del ciclo menstrual. Los hombres
evalúan los aromas de las mujeres como más atractivos cuando éstas están cerca de la
ovulación y en nuestros estudios de la Universidad de California en Los Angeles, hemos
visto que los hombres están más afectivos con sus compañeras a medida que la
ovulación se acerca.
Las preferencias de las mujeres por ciertos aromas masculinos y otras características de
los hombres cambian a lo largo del ciclo. Cerca de la ovulación, prefieren los rasgos
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masculinos; en otras fases de su ciclo, prefieren menos sexualidad y más estabilidad.
Todo esto sugiere que el camino hacia el amor es algo casual, particularmente en las
mujeres.
El tener sexo puede también complicar el camino hacia un posible compañero. Luego de
tener sexo, el cerebro libera oxitocina, lo que brinda un sentimiento sociable de amor y la
creación de lazos sociales que facilitan la búsqueda de un hijo. Cuidado: el sexo por
capricho puede llevar a sentimientos de amor por una persona que es completamente
errada para uno.
Un enigma
Por supuesto que el sexo no es amor. Para los científicos, el amor es un enigma: si
estrictamente hablando el deseo sexual tiene en cuenta la reproducción, ¿entonces cuál
podría ser el propósito del amor, especialmente cuando nos hace creer que hemos
encontrado a nuestra verdadera "alma gemela" en un mundo lleno de miles de millones
de alternativas?
¿Cómo les hubiera servido a nuestros ancestros semejante conducta? Una posibilidad es
que los sentimientos de amor actúen como un "freno" que termina con nuestra búsqueda
de otro compañero, aunque sea temporalmente, de manera que nos limitamos a una
persona y nos ocupamos de la tarea de estar en pareja.
Pero esto también nos propone otra pregunta: si los caminos del amor son tan variados y
causales, ¿por qué nos decidimos por una persona en particular? Resulta ahora que el
problema de la elección con incertidumbre puede ser descripta matemáticamente.
Los psicólogos evolutivos Peter Todd de la Universidad de Indiana, en Bloomington y
Geoffrey Miller de la Universidad de Nuevo México utilizaron una estimulación
computarizada para determinar cómo una persona podía elegir mejor, dado un número de
potenciales parejas. La organizaron de manera que la persona primero calculara un
número de opciones antes de decidir qué era lo mejor a lo que podía aspirar en términos
de atracción y luego fuera a la siguiente persona que encontrara y que se ajustara a sus
aspiraciones.
Los investigadores descubrieron que la proporción óptima de posibles parejas para
examinar antes de establecer sus aspiraciones y realizar su elección es sólo del 9%.
Entonces, de un grupo de 100 parejas posibles es mejor estudiar sólo las primeras nueve
que se encuentren al azar antes de elegir.
Si se examinan menos, no se tiene información suficiente para realizar una buena
elección, y al hacerlo por demás se puede dejar pasar la mejor posibilidad. Sin duda, los
modelos presentados subestiman la complejidad real de la elección de pareja, pero la
visión fundamental está clara: no busque indefinidamente antes de hacer su elección, por
no perderse todas las posibilidades o para no quedarse, a la vez, sin tiempo.
De quién nos enamoramos está determinado por una mezcla de factores, de algunos de
los cuales somos conscientes; otros los experimentamos indirectamente. La casualidad
puede desempeñar un papel decisivo, especialmente si encontramos a alguien luego de
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haber establecido nuestras aspiraciones o en algún momento particular de nuestro ciclo
hormonal. Puede existir ese ser especial allá afuera, pero no necesariamente tiene que
ser el único.

GEORGE CLOONEY, EL HOMBRE IDEAL
VIRILIDAD
Las mujeres prefieren a los hombres viriles: musculosos, de espaldas anchas y rasgos
masculinos bien definidos. Estas características son interpretadas como indicadores de
potencia sexual y buenos genes.
RIQUEZA
Otros estudios han sugerido que las preferencias también se inclinan por los que
aparentan poseer riquezas o demuestran la habilidad de obtenerla.
INTELIGENCIA
Las mujeres valoran la inteligencia de la pareja.
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ANGELINA JOLIE, LA MUJER IDEAL
FERTILIDAD
Los varones consideran atractivas a las mujeres con rasgos que sugieren juventud y
fertilidad, como, por ejemplo, una ajustada relación cadera-cintura, labios carnosos y
rasgos faciales delicados.
INTELIGENCIA
Al igual que las mujeres, los varones también valoran la inteligencia de su compañera.
OVULACIÓN
La atracción por la mujer fluctúa con el ciclo menstrual: los varones se ven atraídos
cuando la mujer ovula.
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Sobrepeso y sexualidad: ellos las prefieren... ¿con
curvas?

En medio de la vertiginosa rutina del mundo actual que envuelve al ser humano en un
ritmo de vida cada vez más agitado, exigente y competitivo, con horarios y cargas de
trabajo absorbentes, el estrés está a la orden del día transformando la calidad de vida de
las personas, su sexualidad e, incluso, la forma en que los hombres elijen a su pareja,
según científicos británicos.
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Cuando el estrés pesa en la elección de pareja
Estudio realizado por las universidades de Newcastle y de Londres, publicado en la
revista científica Plos One, aseguró que cuando los hombres están bajo estrés,
encuentran más atractivas a las mujeres curvilíneas o con sobrepeso.
En este sentido, los expertos estudiaron a grupo de hombres expuestos a tareas
demandantes y concluyeron que el estrés puede alterar la percepción sobre
potenciales parejas, pues los resultados indicaron que en un contexto de
mayor estrés los hombres tendían a considerar atractivas a parejas con mayor masa
corporal.
"Si observas contextos donde hay escasez de alimentos, la percepción de las personas
en torno a la masa corporal en una pareja potencial cambia. La preferencia por parejas
con sobrepeso u obesidad parecen ser mayores en comparación con lugares donde hay
abundancia de alimentos y un ambiente más relajado", señala Martin Tovee, de la
Universidad de Newcastle, uno de los autores del estudio.
Sin embargo, no sólo el estrés cambia la percepción de las parejas, también el medio y el
estilo de vida donde uno se desarrolla, pues de acuerdo con Tovee, ciertos factores
pueden combinarse y transformarla. "Cambios en el medio o en el estilo de vida son
factores que pueden revertir lo que uno piensa sobre el cuerpo ideal", concluyó el
científico.

Cómo elegimos pareja (y en qué nos solemos
equivocar)

Los parámetros en los que nos fijamos para elegir a una pareja han evolucionado a lo largo de los años.

Henry Landrú fue un seductor que captó con lucidez qué buscaban las mujeres a las que
quería conquistar. A finales del siglo XIX, las viudas de cierta edad -su ―público‖- se
sentían atraídas por los caballeros respetables. Para detectarlos, usaban parámetros
que ellas consideraban como infalibles: el atractivo físico, la elegancia en el vestir, el porte
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en la gesticulación o la elección de temas de conversación apropiados (no incluir, por
ejemplo, sexo o dinero).
Este personaje aprendió a pasar holgadamente todas esas pruebas. A pesar de ser una
persona rácana y con tendencias morbosas hacia la sangre y las vísceras, consiguió la
apariencia de un buen caballero. Gracias a eso, sedujo a cientos de mujeres. A una
decena de ellas las asesinó con el único fin de quitarles sus –a veces paupérrimos–
ahorros. Su encanto era tan notable que, cuando se le juzgó a principios de los años
veinte, las crónicas de la época olvidaban la brutalidad de sus crímenes para
centrarse en su forma de vestir y en su cautivadora conversación. De hecho, en las
películas que le han dedicado –directores tan conocidos como Charles Chaplin o Claude
Chabrol– el personaje sigue siendo tratado como un individuo galante y cautivador a
pesar de su mugrienta vida de asesino usurero.
Decididamente, nuestra forma de enamorarnos excluye parámetros que creemos
importantes e incluye otros de los que no somos conscientes e influyen decisivamente.
Uno de estos factores inconscientes es la belleza. Aristóteles (un filósofo que solía poner
el dedo en la llaga) decía que ―la belleza física valía más que cualquier carta de
presentación‖. Hay muchas investigaciones acerca de la influencia de esa variable a la
hora de ser objeto de preferencia de los demás. El psicólogo canadiense Michael Efran,
de la Universidad de Toronto, por ejemplo, ha hecho muchos experimentos que muestran
que éste es un factor fundamental a la hora de decidir si prestamos atención a alguien.
Todos ofrecen el mismo resultado: estamos mejor predispuestos hacia los más
guapos, pero no somos conscientes del influjo que tiene el atractivo.

Los patrones que guían nuestra elección
Desde las pioneras teorías de Desmond Morris hasta los escritos recientes de David M.
Buss ha habido muchos científicos que afirman que nuestra selección está guiada por
patrones (hombres musculosos y grandes, mujeres con caderas amplias y pechos
grandes) que aumentan la posibilidad de que nuestros genes se reproduzcan. Desde ese
punto de vista, la razón por la que la belleza es tan importante parece clara: elegimos
determinados rasgos (simetría, piel sin imperfecciones, etc.) porque si la persona los
posee hay más probabilidades de que esté sana y sea una buena apuesta a la hora de
mezclar nuestros genes.

“Nuestra forma de enamorarnos excluye
parámetros que creemos importantes e incluye
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otros de los que no somos conscientes e influyen
decisivamente”
Pero la supuesta homogeneidad que predeciríamos si todos eligiéramos a personas que
nos resulten guapas se diluye, sin embargo, cuando vemos lo que realmente ocurre: hay
millones de personas enamoradas de millones de hombres y mujeres que difícilmente
podrían ser catalogados como tal. Los factores cognitivos entran aquí en juego.
Uno de ellos es la ―etiqueta‖ que le ponemos al futuro de nuestra relación. En una
investigación dirigida por la psicóloga Lynda Boothroyd se mostraba que los seres
humanos predecimos, a partir de una fotografía, si la persona retratada es un buen
candidato para una aventura de una noche o si solo estaría interesado en una relación
más seria. Pues bien: los participantes en el experimento encontraban más atractiva a la
persona que preveían que podía satisfacer sus expectativas. Es decir: aquellos que
buscaban compromiso amoroso evaluaban como más guapos a los que ―tenían pinta de
buscar algo duradero‖ y aquellos que preferían algo puntual puntuaban más alto el
aspecto físico de los que veían como ―posibles candidatos a un rollo de una noche‖.
Este sesgo forma parte de una propensión general de los seres humanos que el
psicólogo Peter Watson denominaba “Tendencia a la autoconfirmación”. Insistimos en
buscar datos que confirmen nuestras ideas y pocas veces atendemos a los hechos que
las refutan para no tener que revisar continuamente nuestros juicios.

Las almas gemelas
Esto ocurre también con los parámetros que utilizamos para saber si una persona
responde a nuestras expectativas amorosas: ―Es muy recatada vistiendo: estoy seguro de
que nunca tendría una aventura con otro‖, ―Este chico no habla casi nunca de sexo y,
además, nunca dice groserías: es que es muy espiritual‖, ―Baila muy bien: seguro que en
la cama también se mueve estupendamente‖… Los seres humanos necesitamos
sensación de control y establecer asociaciones supuestas entre rasgos visibles y otros
que necesitamos inferir nos ayuda a obtenerla. Es lo que, a partir de las investigaciones
de Solomon Asch, se denomina “Teorías Implícitas de Personalidad”: creemos que
ciertos rasgos aparecen siempre unidos y, a partir de ahí, podemos pensar que
conocemos a los demás aunque solo nos muestren lo que ellos quieren que veamos.

“Aquellas que buscaban compromiso amoroso
evaluaban como más guapos a los que tenían pinta
de buscar algo duradero”
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Nos olvidamos de las veces que estos criterios han fallado, recordamos las pocas veces
que han funcionado… y nos dirigimos directamente al siguiente error. Si alguien, por
ejemplo, cree que cada vez que encuentra a una persona con quien comparte gustos
(musicales, cinematográficos, literarios…) ha dado con un alma gemela, intentará
reafirmar una y otra vez su hipótesis. Olvidará, por supuesto, que hay una inmensa
cantidad de gente con la que tiene afinidades culturales… y una total incompatibilidad de
caracteres.
Y, además, olvidará que los otros también comparten con nosotros estas Teorías
Implícitas y pueden utilizarlas para fingir -como Landrú- ser lo que no son. Si una mujer
quiere pasar por puritana sabe que tiene que vestir pudorosamente, los hombres que
quieren disimular su obsesión sexual aprenden a hablar de forma delicada, las
personas que quieren seducir con la promesa de ser grandes amantes se apuntan a
cursos de baile… y todos, cuando nos queremos ofrecer como candidatos a alma gemela,
decimos que nos encantan los mismos grupos musicales que a la persona a la que
queremos seducir.

El beso, una selección química para elegir pareja

Un estudio indica que el beso pudo aparecer como mecanismo para seleccionar a la
pareja adecuada. Las mujeres que tienen más posibilidades de quedarse
embarazadas valoran más los besos.
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Besarse no sirve para procrear, no alimenta y puede hacerte contraer enfermedades que
no tenías. No parece una actividad demasiado práctica y, sin embargo, el 90% de las
culturas de la Tierra (y casi el 100% de sus habitantes) la practican. ¿Por qué? ―Bésame y
verás lo importante que soy‖, escribía en sus memorias Sylvia Plath. Y algo parecido han
concluido ahora Rafael Wlodarski y Robin Dunbar, de la Universidad de Oxford. El beso,
además de un acto placentero, pudo aparecer como un sistema para seleccionar a la
pareja adecuada.
En un artículo que se publica en la revista Archives of Sexual Behavior, los autores
plantearon tres hipótesis en torno a la utilidad del beso: Para juzgar a la pareja potencial,
como forma para mantener la pareja una vez formada o para facilitar la excitación antes
del sexo. Después de realizar una encuesta a 902 personas de entre 18 y 63 años,
concluyeron que la última opción no tenía evidencia que la apoyase y las dos anteriores
sí.
Para plantear sus hipótesis, los investigadores parten de un hecho biológico claro: El
metabolismo femenino se hace cargo de gran parte del coste de la reproducción humana,
primero cargando con un ser que se alimenta de sus entrañas durante nueve meses y
después sigue haciéndolo durante años de lactancia. En una especie como la nuestra, en
la que las crías tardan mucho en ser independientes, la presencia de un padre que
además de proporcionar espermatozoides eche una mano con la crianza es un aspecto
muy relevante. Este hecho habría impulsado a las mujeres a ser más selectivas que los
hombres a la hora de buscar una pareja.

“La serotonina liberada durante el beso está
relacionada con el trastorno obsesivo-compulsivo”
A este punto de partida, los investigadores añadieron el hecho de que, según otros
estudios, los hombres y las mujeres que se consideran a sí mismos atractivos o que
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suelen tener más sexo sin compromiso también son más selectivos cuando eligen a sus
parejas.

La encuesta comprobó que, en general, las mujeres valoran más los besos que los
hombres y que las personas atractivas de ambos sexos también tienen en mayor estima
el morreo que las que no se ven tan apetecibles o casi nunca tienen sexo sin compromiso.
Esta conjunción entre los individuos más selectivos escogiendo sus parejas y el gusto por
los besos es lo que hace concluir a los investigadores que existe una relación entre el
beso y el proceso de selección de pareja.

En segundo lugar, los autores del estudio comprobaron que las personas que tienden a
buscar con mayor ahínco relaciones largas —mujeres y personas de ambos sexos sin
inclinación por las relaciones esporádicas—, valoraban más los besos en la etapa en que
la relación de pareja ya estaba en marcha que cuando se estaban empezando a conocer.
Además, descubrieron que estos individuos valoraban los besos de igual manera,
estuviesen o no relacionados con el sexo. Las mujeres, por ejemplo, valoraban más los
besos relacionados con el fortalecimiento de la pareja y alejados de cualquier
circunstancia anterior o posterior a la relación sexual que los hombres. Estos resultados
coincidían con la hipótesis de partida que predecía el valor del beso para crear un vínculo
de pareja.

“La frecuencia de los besos está relacionada con
la satisfacción de la pareja, algo que no sucede
con la penetración”
Los investigadores también pudieron observar la importancia de los besos en las parejas
ya establecidas analizando las respuestas a las preguntas sobre satisfacción dentro de la
relación. La frecuencia de los besos estaba directamente relacionada con la satisfacción
de la pareja, algo que no sucedía con otras actividades como el sexo con penetración.
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La menstruación cambia el sabor del beso
En otro estudio que publican en la revista Human Nature, los mismos autores abundaron
en el conocimiento sobre el beso y nuestras preferencias en el emparejamiento
analizando su relación con la menstruación. Wlodarski y Dunbar descubrieron que, por un
lado, durante la etapa del ciclo menstrual en el que las mujeres tienen más posibilidades
de quedarse embarazadas valoran más los besos que en la etapa en que las
probabilidades de embarazo son menores.
Este hallazgo también aporta información sobre la importancia del beso como método de
selección de pareja. En estudios anteriores, se ha observado que las mujeres en la etapa
más fértil de su ciclo menstrual buscan hombres más masculinos, socialmente
dominantes y con rostros simétricos, todas señales de que los genes del macho son de
buena calidad. La elección, no obstante, es compleja, porque esos buenos genes suelen
venir acompañados de una falta de preocupación por el hijo que los lleva.

“La dopamina que se libera con un primer beso
puede provocar insomnio o falta de apetito”o
Esta variación de las preferencias por uno u otro tipo de hombres a lo largo del ciclo
menstrual y su relación con el gusto por el beso, muestra que, aunque todavía se
desconoce, hay una relación entre esas preferencias y la fluctuación hormonal a lo largo
de ese ciclo. En particular, los investigadores señalan a la progesterona como interruptor
responsable de los cambios de gusto.

Los artículos que presentan hoy los investigadores de la Universidad de Oxford son solo
una parte de los esfuerzos para comprender cómo comenzamos a besarnos y tratar de
explicar la gran importancia que tiene para nuestra especie un acto que podría haber
pasado por algo simplemente cultural. Estudios previos ya han mostrado la enorme
potencia química del beso. La investigadora, Sheril Kirshenbaum, autora del libro La
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ciencia de besar, explicaba cómo la serotonina desprendida cuando juntamos nuestros
labios con los de otra persona es en ocasiones similar a la que se observa en personas
con trastorno obsesivo compulsivo, algo que explicaría algunos comportamientos de los
enamorados. La dopamina es otra de las drogas naturales que se liberan con el beso y
una de las más adictivas. Se libera con las experiencias novedosas, como un primer beso,
y puede causar insomnio o falta de apetito.
El rechazo del mal aliento, producido por bacterias que se acumulan en la boca, o el gusto
por personas con un complejo mayor de histocompatibilidad distinto del nuestro, algo que
favorecería el sistema inmune de nuestros hijos, son otras muestras de proceso químico
de selección al que nos podemos estar sometiendo cada vez que besamos a alguien. La
ciencia parece confirmar la intuición sobre la relevancia del beso de Plath y puede incluso
que justifique un poco la pomposidad de la española, que cuando besa es que besa de
verdad, porque a ninguna le interesa besar por frivolidad.

Ellos compiten, ellas eligen
La lucha por dejar más y mejor descendencia no termina en el apareamiento.
En su teoría de la selección natural expuesta en 1859, Charles Darwin explicó el origen de
la diversidad biológica del planeta señalando que todos los seres vivos enfrentan una
serie de situaciones (promovidas por otras especies biológicas y por factores del medio)
que ponen en riesgo su vida y, en consecuencia, la probabilidad de pasar sus genes a la
siguiente generación. Frente a estas presiones, algunas especies han desarrollado,
durante millones de años, conductas, formas o funciones particulares que les han
permitido adaptarse a su medio ambiente y sobrevivir. Estas características, denominadas
más propiamente adaptaciones, no son algo que el organismo determine de alguna
manera, sino que ocurren gracias a cambios azarosos en su estructura genética.
Especialmente en las últimas tres décadas, la teoría de la selección natural ha sido
ampliamente puesta a prueba y validada. Ahora se acepta como la teoría más coherente
para explicar la diversidad de la vida.
En su trabajo científico, Darwin puso mucho énfasis en describir las diferencias que
hallaba entre los sexos. Notó que los machos de muchas especies son notablemente
distintos de las hembras: en términos muy generales, son más coloridos y llamativos,
tienen conductas más activas, emiten más sonidos, desarrollan estructuras más
conspicuas (por ejemplo, cuernos, plumas, músculos), etc. Estas diferencias
representaban una paradoja para Darwin.
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Si la lucha por la supervivencia era la columna vertebral de la vida, ¿cómo era posible que
los machos desarrollaran características tan complejas que no les dieran mayores
oportunidades de supervivencia, sino que los hicieran más vulnerables? Por ejemplo,
atributos como los cuernos de los ciervos o la cola del pavo real hacen más difícil huir de
un depredador.
En la teoría de la selección natural, Darwin incluyó un apartado que llamó selección
sexual, donde dio su explicación sobre estas diferencias entre sexos. Dijo que la lucha por
la supervivencia no es suficiente, que el mayor logro es tener más y/o mejor progenie.
Darwin aventuró la posibilidad de que las características masculinas pudieron surgir en
esta competencia y concluyó que les conferían mayores ventajas a los machos cuando
éstos luchaban por aparearse con las hembras (competencia masculina) o cuando estas
últimas elegían a los padres de su descendencia (elección femenina). Aquellos machos
con cuernos más grandes, por ejemplo, tendrían más éxito al pelear con otros por
territorios y por las hembras, y también cuando las hembras los evaluaran como pareja.
A partir de la evidencia acumulada en las últimas tres décadas, se ha visto que Darwin
tenía razón. No obstante, en los años sesenta del siglo pasado, los investigadores notaron
algunos hechos interesantes que modificarían parte del planteamiento original de la
teoría, pues en muchas especies las hembras copulan con más de un macho. El hecho de
que en esas especies la paternidad sea diversa (no todos los hijos son del mismo padre)
originó la idea de que la competencia por dejar descendencia no concluye con la cópula.
Primero se pensó que se daba alguna forma de competencia entre machos después de la
cópula. Esta competencia, denominada espermática, se daría cuando los
espermatozoides de más de un macho compiten por fertilizar los gametos de una hembra.
Ahora se sabe que no sólo tiene lugar esta competencia, sino que las hembras
desempeñan un papel activo a la hora de elegir al padre de sus hijos durante la
fertilización de sus óvulos.
La competencia espermática parece ocurrir en prácticamente todos los seres vivos con
reproducción sexual. A lo largo de la evolución, en los machos se han desarrollado
mecanismos que reducen la probabilidad de que sus espermatozoides entren en
competencia con los de otros machos; o si hay competencia, que sus espermatozoides
sean más exitosos que los de otros. En las hembras, por otra parte, se han desarrollado
una serie de adaptaciones que les permiten que su organismo elija los espermatozoides
de los padres de sus hijos.
Al parecer, la competencia espermática ocurre en casi todos los seres vivos con
reproducción sexual
No siempre conviene ser el primero
Algunas de las primeras investigaciones sobre competencia espermática se realizaron
con libélulas (también conocidas como caballitos del diablo). En casi todos los insectos,
las hembras almacenan esperma incluso por varios años, que es el caso de las abejas y
las hormigas, en órganos especializados. Como sucede en muchos animales, las
hembras de los insectos copulan con más de un macho y pueden posponer la fertilización.
Algunos investigadores, intrigados por los planteamientos de la teoría de la competencia
espermática, midieron la cantidad de esperma presente en la hembra de las libélulas
antes, durante y después de la cópula. Encontraron que los órganos almacenadores de
20
esperma estaban llenos antes de la cópula, se vaciaban durante ésta y se llenaban de
nuevo poco antes de que la cópula finalizara. Esto sugería que los machos podrían estar
retirando esperma de otros machos con sus genitales. Investigaciones más detalladas, en
las que se filmó directamente la actividad del órgano copulador masculino dentro de la
ducto reproductivo femenino, confirmaron que, efectivamente, este órgano retiraba el
esperma que la hembra había recibido en cópulas previas. Los machos extraen el
esperma con una serie de espinas pequeñas alrededor del órgano copulador, que atrapan
y sacan los espermatozoides. Después de esto, el macho transfiere su esperma a la
hembra. Investigaciones posteriores han hecho manifiesto que este mecanismo de
extracción es muy generalizado en muchas otras especies de insectos.
El hallazgo de la competencia espermática
Un problema común, asociado a muchas especies animales y vegetales aprovechadas
por el hombre, son las plagas de insectos. En los sesenta se realizaron los primeros
intentos por controlar este problema. Algunos investigadores se plantearon irradiar a os
insectos machos con dosis que inutilizarían la información genética que portan sus
espermatozoides pero no su conducta normal. La idea era que estos machos se
aparearan libremente sin producir descendencia y así controlar la plaga. Este método se
puso en práctica, por primera vez, con una mosca parásita del ganado. Por suerte, y a
diferencia de casi todos los demás insectos, las moscas hembras se apareaban sólo una
vez en su vida y el método resultó muy eficaz. Cuando se repitió el método con otras
plagas, ya no dio resultado, pues las hembras de muchos insectos tienen la capacidad de
almacenar esperma y aparearse más de una vez. Si las hembras se habían apareado
previamente con machos normales no esterilizados, de todas maneras tenían
descendencia. Esto llevó a los estudiosos de la selección sexual a pensar que dentro de
una misma hembra estaban compitiendo espermatozoides de varios machos.
En algunas especies de grillos, moscas y libélulas, los machos, antes o durante la cópula,
estimulan una serie de centros nerviosos que las hembras poseen. La estimulación se
lleva a cabo cuando estructuras masculinas, como el órgano copulador, las patas o las
antenas, frotan los lugares donde están insertados los centros nerviosos. La estimulación
masculina contrae los músculos que controlan los centros nerviosos para que los
espermatozoides obtenidos de cópulas anteriores se desplacen y los del macho con el
que la hembra está copulando, queden en ella. En algunas especies, la estimulación
induce la expulsión del esperma del rival o de los rivales. En otras, logra que el esperma
del macho que está copulando sea llevado a áreas donde sea más probable su uso en la
fertilización.
En mariposas y grillos, y en otros invertebrados, los machos producen una estructura de
gran tamaño, llamada espermatóforo, que aloja a los espermatozoides. En algunas
especies en las que el espermatóforo es directamente transferido a los genitales
femeninos, la hembra tiene que digerir primero la estructura para que los
espermatozoides puedan salir. Ésta ocupa tanto espacio dentro de sus órganos
almacenadores de esperma, que no puede albergar otras y así el macho que transfiera
primero su espermatóforo aumenta su probabilidad de ser el padre de la descendencia.
Insectos: los más interesantes
21
Los insectos son los animales que más se han estudiado y de los que se tiene más
información. Su gran diversidad y abundancia, y la facilidad de manipularlos y
mantenerlos, los ha hecho ideales para los investigadores. Las "soluciones" que grupos
animales distintos de los insectos dan a la competencia espermática parecen ilimitadas.
En los insectos cada nueva especie que se estudia presenta soluciones totalmente
diferentes a las que se conocían. De hecho, no sorprende que mucha gente se vuelque a
trabajar con estos organismos dejando atrás a otros menos prácticos e interesantes
(como las aves y mamíferos). Además, después de más de 30 años de investigación, falta
todavía estudiar muchas especies de insectos cuyas maneras de "resolver" esta
competencia desafían seguramente la imaginación. Un grupo de insectos que va a
resultar fascinante en este sentido es el de los que viven en los trópicos. Dado que
enfrentan situaciones ecológicas muy diversas, sus conductas, morfologías y fisiologías
relacionadas con la competencia espermática deben ser igualmente variadas. Se
necesitan estudiantes con muchas ganas de afrontar estos nuevos retos.
En una gran variedad de insectos y en algunos vertebrados (por ejemplo, roedores), los
machos, después de transferir su esperma, pasan una sustancia que se ubica en la
entrada del ducto reproductor y tiene la propiedad de endurecerse muy rápidamente e
impide o dificulta que la hembra pueda copular nuevamente con otros machos por un
cierto periodo de tiempo. A esta sustancia se le llama tapón nupcial, pues promueve que
la hembra utilice el esperma que ya está adentro, dado que no puede volver a copular.
Espermatozoides de todo tipo
En muchas especies de vertebrados e invertebrados, los espermatozoides se encuentran
embebidos en una serie de compuestos. A éstos y a los espermatozoides se les llama, de
manera general, semen. Curiosamente, los compuestos seminales son químicamente
muy parecidos a algunas de las sustancias que la hembra produce para sus funciones
reproductivas. Por ejemplo, son similares a las usadas para desencadenar la ovulación.
Investigaciones recientes con la mosca de la fruta han puesto de manifiesto que los compuestos seminales tienen en las hembras la doble función de inhibir la disposición de
volverse a aparear y de promover la fertilización y puesta de huevos fertilizados por el
último macho.
La forma y función de los espermatozoides parecen también haberse originado por las
presiones de la competencia espermática. Aunque tenemos la idea general de que los
espermatozoides son una cabeza seguida de un flagelo o cola, esta forma es sólo la de
una mínima parte de la gran variedad de espermatozoides que existen en el reino animal.
En algunas especies los espermatozoides no tienen flagelos, mientras que en otras cada
cabeza tiene más de uno. Incluso en una misma especie las formas de los
espermatozoides varían.
En algunas especies de mariposas, los machos transfieren dos tipos de espermatozoides:
unos con material genético y otros sin él. Aunque la función de estos últimos no es muy
clara, parece que cuando hay varios machos que compiten por la misma hembra, el
primero que lo logra transfiere más espermatozoides sin material genético. Es probable,
entonces, que estos espermatozoides tengan una función parecida a la de los
espermatóforos: ocupar el espacio e impedir el acceso a otros espermatozoides de
cópulas posteriores. Algo parecido se ha argumentado en el caso de algunas moscas, en
las que los machos no transfieren millones de espermatozoides, como ocurre en todos los
22
demás animales, sino sólo dos o tres con un flagelo muy largo, de hasta dos centímetros,
¡los más largos en el mundo animal! Aunque en muchas especies la función del flagelo es
la de dar movimiento al espermatozoide, en estos espermatozoides el flagelo se transfiere
completamente enmarañado, lo cual quizá se deba a que su función sea la de ocupar
mucho espacio dentro de la hembra para impedir la entrada de otros espermatozoides.
Paternidad controlada
Cuando empezó el estudio de la competencia espermática, se hizo énfasis en ilustrar las
adaptaciones masculinas, quizá porque al igual que otras características de los machos
antes de la cópula, son más conspicuas. Esto llevó a varios investigadores a concluir que
las hembras tenían quizá un papel restringido y, como consecuencia, no podían realizar
ningún tipo de elección. Sin embargo, el hecho de que la competencia espermática se
lleve a cabo en su interior, les da una gran capacidad de influir en el resultado de ésta. En
las hembras se han desarrollado las estructuras para almacenar esperma donde la
competencia tiene lugar y éstas pueden determinar quién será el padre de la progenie.
En las libélulas, por ejemplo, los espermatozoides de machos diferentes pueden ser
almacenados en cualquiera de dos estructuras que la hembra posee para este fin:
la bursa y la espermateca. Curiosamente, los machos sólo pueden desplazar el esperma
de la bursa, pero al no poder hacerlo en la espermateca, en ella se incrementa la
diversidad genética si la hembra copula con más machos. Las libélulas hembras pueden
poner huevos después de haber copulado con un macho o sin una cópula previa. Lo
interesante es que en el primer caso usan esperma de la bursa y en el segundo de la
espermateca.
Otro ejemplo extremo es el de las abejas reinas cuyos huevos fecundados se convierten
en hembras mientras que los no fecundados dan lugar a machos. Se sabe que las abejas
reinas pueden controlar con mucha precisión la proporción de sexos de la progenie, lo
cual supone que el control de los espermatozoides debe ser igual de preciso.
Otras adaptaciones más radicales son las que ocurren en mamíferos, aves e insectos en
los que, después de la cópula, la hembra expulsa cantidades variables de esperma sin
que esta conducta sea afectada, aparentemente, por el macho. Algunos investigadores
incluso se han aventurado a proponer que en los mamíferos, situaciones como la falta de
implantación de embriones, la falta de ovulación, el aborto o la terminación prematura de
la cópula pueden ser también mecanismos que las hembras usan para controlar la
paternidad de su progenie. El papel de las hembras en la competencia espermática
apenas empieza a investigarse, pero las evidencias ya se están acumulando.
¿Qué sigue?
Como la competencia espermática es un proceso muy generalizado, los estudios sobre
selección sexual se están centrando en ella. Cada vez se publican más artículos sobre
cómo esta competencia ha afectado la evolución de los seres vivos y las investiga- ciones
han abierto nuevas incógnitas. Entre las más interesantes están las que se refieren a
cómo y en qué grado la competencia espermática afecta a cada sexo y/o especie. Otra
pregunta es si la competencia espermática lleva a que en las poblaciones de una misma
especie evolucionen diferentes mecanismos para evitar o reducir el riesgo de esa misma
competencia y si esto da lu- gar, después de algún tiempo, a diferentes especies. Queda
23
mucho por investigar y no hay duda de que los nuevos descubrimientos serán igual de
fascinantes que los que hasta ahora se han hecho.

La ciencia del Sex Appeal
Vídeos sobre La ciencia del Sex Appeal
Discovery Channel
Duración de cada uno 88 min:
http://www.youtube.com/watch?v=TkNDtB4lwh8
Y
http://www.youtube.com/watch?v=eFPp_m5RlI0
El atractivo sexual. ¿Será cuestión de gustos personales o fruto de una compleja
ecuación biológica?
Una nueva generación de investigadores y un numeroso grupo de cobayas humanas nos
desvelan los sorprendentes y, a veces, desconcertantes secretos de la ciencia del sexappeal.
―Para gustos, los colores―, como se suele decir. Pues no, en absoluto, el atractivo sexual
no es cuestión de gustos; es un imperativo biológico: la evolución está detrás de nuestra
elección de pareja y eso es algo que se puede demostrar científicamente.
Estamos programados para interpretar información genética a partir del rostro, la silueta,
el movimiento y la voz. Y al parecer, para las mujeres, la elección es más compleja que
para los hombres.
Hasta ahora, pensábamos que la elección de una pareja se basaba en criterios totalmente
arbitrarios: la es subjetiva. Pero en los últimos años, hay pruebas que indican que,
probablemente, eso no sea así. Hay muchos mecanismos que funcionan de
forma inconsciente e intervienen en nuestra elección: la belleza no es arbitraria. En el
mundo entero, a hombres y mujeres, hay ciertas cosas que les resultan más atractivas y
otras, menos.
Todos actuamos con arreglo a unas reglas genéticas, que nos ordenan emparejarnos con
la pareja más sexy que podamos encontrar y que hace que nos encante estar
enamorados. Resulta que la monogamia e incluso la infidelidad son comportamientos
programados. Todo está preparado para que nuestros hijos tengan los mejores genes y
las mejores perspectivas de sobrevivir.
¿Dónde comienza la ciencia del sex-appeal? En el rostro. Una sola mirada puede desatar
una pasión que dure toda una vida.
A lo largo de los siglos, hay rostros que han pasado a la historia por su magnetismo y su
encanto. Los artistas, científicos y filósofos de todos los tiempos han tratado de averiguar
qué es lo que hace que una cara sea absolutamente irresistible.
24

Los griegos pensaban que el secreto residía en una fórmula matemática. Platón la bautizó
comoproporción áurea, la fórmula de la perfección. Tomamos un segmento y lo dividimos
en dos partes. La proporción áurea se da cuando la relación de la parte menor, con
respecto de la mayor, es la misma que la que existe entre la parte mayor y la longitud total
del segmento: aproximadamente, dos tercios del total.
Y resulta que en la naturaleza hay muchas estructuras que se rigen por este número
áureo, incluido el ser humano. Muchas proporciones anatómicas de las manos, los pies,
los brazos, el torso y la cara se ajustan con bastante precisión a esta medida matemática.
Kendra Schmid trabaja como estadística en la Universidad de Nebraska y emplea la
proporción áurea para medir el atractivo de los rostros.
―Comenzamos pidiéndoles a los participantes que puntuaran unas fotografías en función
de su atractivo. Descubrimos que hay características que son más importantes que otras
para que alguien nos resulte atractivo. Por ejemplo, que el ancho del ojo mida lo mismo
que el espacio entre ambos ojos y que la relación entre el ancho de la boca y el de la
nariz se ajuste a la proporción áurea.‖
Kendra tan sólo tiene que marcar los puntos claves de las orejas, los ojos, la nariz y la
boca de una persona y el programa calcula cuánto se ajusta ese rostro a la proporción
áurea. La imagen de Greta Garbo puntúa un 6,5. El 10 es la perfección, pero cualquier
puntuación por encima de 6 se considera atractiva. Nefertiti obtiene un 6,8. Con más de
un 7, eres irresistible. Kirk Douglas saca un 7.
Ni el programa que usa Kendra ni la proporción áurea hacen distinciones entre la belleza
masculina y la femenina, pero la femineidad y la masculinidad tienen mucho que ver con
el atractivo de una cara.
Lisa DeBruine es una psicóloga que lleva años analizando rostros. Trabaja en la
Universidad de Aberdeen, en Escocia, en el Laboratorio de Investigación Facial más
importante del mundo. Al igual que Kendra Schmid, Lisa descompone el rostro humano en
varios rasgos: los ojos, la nariz, la boca y la piel.
―Estas son las imágenes de una mujer y un hombre medios, generadas a partir de las
fotografías de 60 jóvenes caucásicos de cada uno de los sexos. Con ellas podemos
apreciar cuáles son las diferencias entre un rostro femenino y uno masculino. Los
femeninos tienen una mandíbula más pequeña y afilada, menos cuadrada que la de los
hombres y unas cejas menos pobladas. Por último, el nacimiento del pelo es más recto en
los hombres.‖
Pero el trabajo de Lisa no consiste únicamente en analizar rostros, sino también en crear
caras nuevas exagerando los rasgos de alguien.
25
―Esta es la fotografía de una mujer; a partir de ella, podemos crear una cara más
masculina. Ensanchamos la mandíbula, empequeñecemos los ojos y bajamos las cejas.
O al contrario, la hacemos más femenina, estrechando la mandíbula y elevando las
cejas.‖
DeBruine encuestó a muchos sujetos sobre estas caras masculinizadas, feminizadas y sin
modificar. El 81% de los hombres prefirieron a la mujer más femenina y la mayoría de las
mujeres, al hombre masculinizado.
Las diferencias entre los rostros de hombres y mujeres se deben a la acción de las
hormonas sexuales.
―Durante la infancia, las caras de los niños y las niñas son muy parecidas, pero en la
pubertad empiezan los cambios y a causa de la testosterona las caras de los chicos se
alargan, la mandíbula se les ensancha y las cejas se hacen más pobladas. Que un
hombre tenga una cara muy masculina significa que su concentración de testosterona es
alta y que una mujer tenga una cara muy femenina es indicio de que tiene altas
concentraciones de progesterona y estrógenos y un sistema reproductor sano.‖
Al parecer, a la mayoría de nosotros nos atraen las personas del sexo opuesto que, en la
pubertad, produjeron una gran cantidad de hormonas sexuales. Sus caras dan indicios de
buena salud y fertilidad.
―Cuando decimos que alguien es atractivo, lo que estamos diciendo, en realidad, es que,
probablemente, esa persona tiene buenos genes, que tiene una buena salud
reproductora. Si me emparejo con esa persona y tenemos hijos, a esos niños les irá
bastante bien.‖
Cuando nos fijamos en alguien que nos parece sexy, lo que realmente enciende la chispa
es un análisis vertiginoso de la cara de esa persona que hacemos de forma
subconsciente. Pero el cerebro hace mucho más que valorar los niveles
de hormonas sexuales de una posible pareja. El rostro nos da otra pista fundamental
sobre la salud genética y física del individuo: la simetría.
Imaginemos que pudiéramos separar el rostro por la mitad y suponer un lado sobre el
otro. El resultado serían unos ojos alineados, una sonrisa recta y la nariz, los pómulos y la
frente en un equilibrio perfecto. La simetría de la cara es algo a lo que afectan una serie
de sucesos que se producen antes de nuestro nacimiento.
El feto de un ser humano está diseñado para desarrollarse en dos lados iguales, a partir
del eje central de la columna vertebral, pero eso no siempre ocurre así; la composición del
rostro se puede ver ligeramente alterada por pequeñas anomalías genéticas, una
26

alimentación deficiente o una leve infección, cuya sutil huella queda grabada para
siempre.
Lisa DeBruine ideó un experimento para comprobar qué relación había entre la simetría y
el atractivo sexual. Escogió a un hombre y a una mujer y empezó a modificar sus caras.
―Tengo que repasar los 200 puntos de referencia que tenemos aproximadamente para
determinar dónde estaría la simetría. Después, calculo dónde tendrían que estar situados
para que la cara fuese simétrica y los coloco.
Esta es una fotografía de la misma mujer, con otro peinado y otra ropa; ahora, voy a hacer
un rostro menos métrico, exagerando las diferencias en esos mismos puntos.‖
Lisa colocó las fotografías en la pared de un edificio universitario; a quienes pasaba, les
decía que eran gemelos y quería saber cuál les parecía más atractivo y por qué. Ocho de
cada diez hombres y mujeres prefirieron la cara simétrica. Es una elección subconsciente
basada en unos indicios fundamentales sobre la salud física y genética que quedan
grabados en el rostro ya en el vientre materno.
Pero no nos limitamos a buscar pistas sobre la salud genética de los demás; también nos
preocupamos de promocionar la nuestra.
Uno de los hallazgos más curiosos de los estudios de investigación facial es que los
rostros sufren cambios muy sutiles de un día para otro. Lisa DeBruine ha constatado que
las mujeres se ponen más atractivas cuando están ovulando.
―Hemos hecho estudios sobre cómo cambian las caras de las mujeres a lo largo del ciclo
menstrual y lo hemos comparado con el aspecto que tienen durante la ovulación y con
otros momentos del ciclo en los que esa probabilidad disminuye. Pedimos a los
participantes que eligieran entre ambas caras y con más frecuencia señalaban el rostro
que se correspondía con el período de ovulación como el más atractivo.
Aún no sabemos en qué consiste la diferencia, pero pensamos que las mujeres pueden
tener un aspecto más saludable y radiante cuando están ovulando.‖
Masculinidad, femineidad, simetría y fertilidad, los ingredientes secretos de la atracción.
Pero no hemos hecho más que empezar; el sex-appeal es mucho más que una cara
bonita.
¿Qué hace que un cuerpo sea sexy? A juzgar por las imágenes con las que nos
bombardea la publicidad, la mujer ideal tiene una figura estrecha, caderas redondeadas y
unas piernas largas y esbeltas. En el caso de los hombres, unas espaldas anchas, los
pectorales marcados y unos abdominales de infarto. ¿Pero es esto lo que nos resulta
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atractivo realmente? La ciencia ya nos ha desvelado los secretos de una cara bonita;
ahora, sigamos bajando.
Carrie Johnson trabaja en la Universidad de California, en un estudio sobre los cuerpos
que más despiertan nuestro apetito sexual. Ha fotografiado cientos de cuerpos y ha
entrevistado a cientos de personas para evaluarlo. En su estudio utilizó un dispositivo que
sigue el movimiento de los ojos mientras los sujetos observan los cuerpos.
―El punto aparece en el lugar al que miran los sujetos; cuanto más se detienen en un
lugar, más se ensancha el punto. Como podéis observar, lo repasa todo con la mirada. Se
detiene un poco más en la cara; luego, mira los hombros y sube y baja la mirada por todo
el cuerpo. También observa los pechos de la mujer, lo que es bastante normal; es habitual
que los hombres se fijen más en el pecho que las mujeres.‖
El busto de una mujer indica claramente que ha pasado la pubertad y, probablemente,
sea capaz de reproducirse, así que no es raro que los hombres se fijen en él. Pero no es
lo único que llama la atención de los hombres. Hay avances neurológicos recientes que
sugieren que hay una parte del cerebro que se activa con intensidad cuando miramos un
cuerpo. Carrie Johnson ha investigado qué era lo que estimulaba esa parte del cerebro y
resultó ser una pregunta difícil de responder.
―Cuando miramos a una persona que anda por la calle, hay cosas que pueden distraer
nuestra atención de lo que realmente nos interesa en un estudio científico. Puede que la
persona lleve un vestido muy corto y eso nos hace mirar esa parte del cuerpo o que lleve
alguna joya, y esas son cosas que nos entorpecen a la hora de interpretar qué es lo que
nos parece atractivo o no.‖
Para asegurarse de que lo único que se juzgase fueran los contornos del cuerpo, Carrie
creó una siluetas grises sin rostros, senos, ni adornos, idénticas, salvo en las
proporciones del cuerpo y le pidió a los participantes que dijeran si correspondían a un
hombre o a una mujer.
En seguida Carrie observó que había un patrón: independientemente de la forma que
tuviera la silueta los participantes solían fijarse en las caderas y la cintura.
―No ha dudado; le ha resultado evidente. Ha mirado la cintura y las caderas y ha dicho, de
inmediato, que era una mujer. Ha mirado rápidamente a esa categoría. Este cuerpo es
más ambiguo, así que ha ido pasando de un lado al otro, porque no estaba del todo
seguro.‖
Carrie ha averiguado que todos los seres humanos usamos la cintura y las caderas como
referencia para juzgar el sexo de una persona; eso tiene una explicación muy sencilla: las
hormonas sexuales, que invaden nuestro organismo durante la pubertad, transforman
28

radicalmente el cuerpo femenino. La cintura se estrecha y la silueta se asemeja a un reloj
de arena.
Los investigadores han asignado una cifra a la silueta femenina más sexy: la cintura debe
tener una anchura del 70% con respecto a la medida de la cadera. Las obras de arte que
nos permiten trazar una cronología de esta proporción, cercana a la proporción áurea,
demuestran que ese fue el ideal a lo largo de la historia de la humanidad, incluso en la
Edad de Piedra, que fue cuando se esculpió esta figura de 20.000 años de antigüedad.
―Cuando comenzamos el estudio, la teoría que imperaba sobre el atractivo físico se
basaba en un único rasgo: en lo curvilíneo que fuese el cuerpo. Se pensaba que eso se
debía a que indicaba salud o fertilidad; según esta teoría, las mujeres más atractivas
serían aquellas que están sanas y son capaces de tener hijos.‖
Pero los resultados de la investigación, en principio, parecían contradecir esta teoría:
aunque los hombres encontraban atractiva la proporción del 70%, una cintura del 60, e
incluso del 50% con respecto a la cadera, les parecía aún más atractiva, de modo que la
cintura sería tan estrecha que a la mujer le sería imposible tener hijos.
―Si las zonas del cuerpo fueran indicativas de la salud y de la fertilidad, cabría esperar que
los cuerpos más extremos, que ni siquiera existen en la naturaleza, resultaran menos
atractivos, pero resulta que sucede al contrario: los cuerpos que nos resultan más
atractivos, son los más extremos, los que tienen la cintura más estrecha con respecto a
las caderas, tanto que ni siquiera existe de forma natural, pero los participantes dicen que
es atractiva.‖
Esto parece contradecir la vinculación que los científicos han identificado entre el atractivo
sexual y la salud y la fertilidad. Pero, en realidad, no era así, porque la pieza que nos
faltaba es que el cerebro valora el atractivo del cuerpo en función de cómo se mueve.
―Uno de los primeros estudios que se hicieron sobre el cuerpo en movimiento, en la
década de 1970, fueron los de Johansson. Puso un material reflectante, como pelotas de
pimpón y cinta adhesiva en las principales articulaciones y grabó a los modelos
caminando y saltando, haciendo todo tipo de movimientos. Cuando los participantes en el
estudio veían las grabaciones de esos puntos en movimiento, identificaban, sin dudarlo,
que eran personas y ese fue el gran hallazgo de la investigación. Eso nos dice lo
importante que es el cuerpo y, en particular, el cuerpo en movimiento, para formarnos una
opinión.‖
Carrie animó sus siluetas grises con distintas formas de andar y distintos anchos de
cintura, y les pidió a los participantes que le dijeran cuál les parecía más sexy.
―Cuando evaluamos las respuestas, comprobamos que los cuerpos que resultaban más
atractivos eran los que tenían un torso recto y erguido y balanceaban los hombros con un
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aire masculino. O bien los que tenían forma de reloj de arena, que más movían las
caderas. El resto de las combinaciones no resultaban tan atractivas.‖
Las conclusiones de Johnson indican que usamos un método simplificado para interpretar
los indicios de masculinidad y femineidad. En otras palabras: ―somos vagos, no me hagas
pensar demasiado. ¿Es este un cuerpo con el que me merezca la pena aparearme?‖
―Pensamos que el mecanismo realmente no se basa en la salud o en la fertilidad, sino en
una combinación de indicios que sea muy fácil de entender. Este es un hombre
masculino; es una información fácil de procesar y por eso nos resulta atractivo. Y por otro
lado, una mujer con un cuerpo muy femenino, también es fácil de interpretar y resulta más
atractiva a quienes la miran.‖
Y lo que funciona con el que mira también se aplica al que es objeto de deseo. Carrie le
pidió a unos cuantos sujetos que caminasen en una cinta de correr, mientras les grababa.
A la mitad, les explicó en qué consistía el experimento.
―Queremos que camines sobre la cinta a una velocidad que te resulte cómoda y, luego,
analizaremos la eficiencia de tus movimientos al andar, mediante un algoritmo
informático.‖
Y a la otra mitad, les dio una explicación distinta.
―Te grabaremos caminando y enseñaremos las imágenes a otras personas para que
valoren tu atractivo sexual.‖
Enseguida, Carrie advirtió que las personas que pensaban que se estaba valorando su
atractivo tendían a exagerar sus movimientos y a tratar de parecer especialmente
masculinas o femeninas.
―Cuando observamos a una mujer, vemos que balancea más las caderas de un lado a
otro; en el caso de los hombres y de la forma masculina de andar, los hombres se
mueven un poco más también e incluso saca los brazos un poco hacia fuera, para
aumentar el tamaño visible de su cuerpo.‖
Esta es una mujer caminando con normalidad. Y este es el movimiento de caderas de una
de las mujeres que piensan que se va a evaluar su atractivo. A la izquierda, vemos a un
hombre caminando con normalidad y, a la derecha, el movimiento de hombros de uno de
los que está desplegando sus encantos.
Al parecer, tenemos un mecanismo mental que nos impulsa elegir a las parejas que
caminan de forma atractiva y otro que nos hace andar de forma atractiva, cuando
sabemos que nos están mirando. Es un impulso que procede de los instintos
30

de apareamiento de los primeros seres humanos. Si alguien caminaba de forma irregular,
eso sugería que podría tener debilidades genéticas y una corta esperanza de vida. En
cambio, unos buenos andares reflejaban que se trataba de una persona sana, con
probabilidad de sobrevivir lo suficiente para criar a los hijos.
―La evolución consiste en transmitir los genes a la siguiente generación, así que estamos
muy atentos a los indicios sobre la salud de una persona, sobre la calidad de sus genes.
Estamos dotados de mecanismos para detectar las sutiles características que nos dan
esa información sobre los demás.‖
Pero no todos tenemos una cara o un cuerpo perfectos y esa es la cara oscura del sexappeal. Tenemos 10 hombres y 10 mujeres que van a pelear por conseguir la mejor
pareja para aparearse en pro de la ciencia.
El cerebro está entrenado para calcular rápidamente el atractivo de las caras y cuerpos de
las posibles parejas, en busca de los mejores genes. Pero no todos somos capaces de
pillar una pareja 10; lo hacemos lo mejor que podemos.
Cómo y con quién deberíamos emparejarnos es un enigma que Douglas
Kenrick, psicólogo evolutivo, lleva décadas tratando de resolver.
―Si nos limitáramos a buscar buenos genes, ningún hombre estaría satisfecho si no
acabara con Jennifer o alguna supermodelo… desistirían. Y las mujeres no se
conformarían con nadie por debajo de Brad Pitt o alguien así de atractivo. En la vida real,
la gente tiene que emparejarse con alguien.‖
¿Cómo funciona el mecanismo de emparejamiento? Para averiguarlo, el doctor Kenrick
reunió a 10 mujeres y 10 hombres de atractivo medio, para realizar con ellos unos
cuantos experimentos sobre dinámica social. En primer lugar, eliminó todas las
diferencias posibles entre estas cobayas humanas y las vistió de forma neutral e idéntica.
―Bueno, vamos a hacer un ejercicio de emparejamiento. Como veis, todos lleváis un
número; no podéis ver el vuestro, pero sí el de los demás. Para ofreceros, tendedle la
mano a la otra persona; si os acepta, estaréis emparejados y os retiraréis al fondo. Y no
tendréis que seguir buscando y tender la mano a otra persona. El objetivo es tratar de
conseguir el número más alto posible, pero tenéis que tener en cuenta que vosotros
lleváis un número también, que influye en la elección de los demás.‖
Los números se han asignado de forma arbitraria y representan el atractivo del 1 al 10. En
la vida real, en la que uno no sabe exactamente cuál es su grado de atractivo, tendemos a
aspirar a lo más alto, a conseguir un 10, y a partir de ahí vamos rebajando las
aspiraciones a alguien que nos acepta.
31
―Algunos hacen el ofrecimiento y son rechazados. Los dos con el 5 ya se han emparejado
entre sí. No se ha dado una correspondencia exacta, pero sí que se ha establecido una
correlación. Las personas con los números más altos esperaron y obtuvieron más
ofrecimientos. Quienes tenían los números más bajos no recibieron ofrecimientos; eso es,
más o menos, lo que ocurre en la vida real.‖
El experimento arroja luz sobre lo que ocurre en una mente adolescente, cuando uno aún
no es consciente del propio atractivo.
―Imaginemos a unos adolescentes en el instituto: tenemos a un chico y a una chica y
ambos son dieces; lo que ocurrirá es que van a recibir mucha atención del sexo opuesto
y, pronto, se van a dar cuenta de que van a tener más donde elegir. Si eres un 5 o un 6,
como la mayoría, te vas a dar cuenta también. Es cuestión de observar la actitud de los
demás hacia ti.‖
Es algo que tenemos que aprender y que puede ser un proceso desagradable. Para
ilustrar una versión rápida de este proceso de aprendizaje, el doctor Kenrick le puso
micrófono a la mujer con el número 3 y le pidió que fuese narrando el mecanismo de
elección de pareja.
―Supongo que todas van a ir a por el chico con el 10. 3… 1… 4… 10… Anda, el 10 ya está
cogido. Nadie cruza la mirada conmigo. No estoy acostumbrada a eso. Me gusta ese, sí.
Pero tiene un número demasiado bajo; puedo conseguir algo más. A ver… 1… No. 7…
Igual… Vaya, ya está emparejado. Me temo que llevo un número muy bajo, porque nadie
viene a por mí. Vamos… 2… No, puedo aspirar a más. Ya casi no quedan números. 1…
8… Creo que esto es lo que queda. Vale, me ha tocado el 2.‖
Después de asignar los números de forma arbitraria, el doctor Kenrick quiso saber cómo
serían las cosas si la elección de pareja se hiciese en función del atractivo físico real.
Cuando los voluntarios llegaron y antes de que los hombres y las mujeres pudieran verse
cara a cara, les pidió que valoraran el aspecto físico de los participantes del sexo opuesto,
del 1 al 10. Después, calculó la media de cada persona y los ordenó en función de eso.
En esta segunda prueba, los participantes van a tratar de emparejarse con la persona
más atractiva que puedan.
―Vamos a cambiar un poco las reglas y les vamos a permitir a las chicas que se quiten las
medias de la cabeza. Vale, ahora, los chicos. Bueno, esta vez, guiaos por vuestras
propias preferencias. Y haced como en la prueba anterior: intentad conseguir a la persona
que os parezca más atractiva. Apuntad alto.‖
Tal como Kenrick esperaba, todos ellos se emparejaron con alguien más o menos a un
punto de su propia valoración. ¿Significa esto que, en lo que respecta a nuestro atractivo,
32

la suerte está echada desde el día en que nacemos? Afortunadamente, no. La atracción
física no es el único criterio que rige nuestra elección de pareja.
El sex-appeal tiene muchos más ingredientes que la mera apariencia física.
En Tanzania, viven los hadza, una de las últimas tribus de cazadores y recolectores.
Puede parecer extraño que hayan sido sujetos de un estudio sobre el sex-appeal, pero en
el año 2006, se hizo un estudio con ellos para averiguar cuáles de estos hombres eran
más capaces de conseguir que sus genes pasaran a la siguiente generación. Sus rasgos
más representativos son su tradición oral y sus cánticos. El objetivo del estudio era
comprobar si había alguna relación entre sus voces y su capacidad para atraer a una
pareja.
―Primero, hemos grabado una serie de voces masculinas y hemos anotado cuántos hijos
han tenido esos hombres. Y lo que hemos constatado es que los hombres con un mayor
número de hijos, tendían a tener voces más graves. Y los hombres con voces más
agudas, tendía a tener un menor número de hijos.‖
¿Cómo puede estar relacionado el tono de voz con el número de hijos que engendres?
―Creemos que la importancia del tono de voz de una persona puede estar relacionada con
el hecho de que, durante la mayor parte de la historia evolutiva del ser humano, cuando el
sol se ponía, reinaba la oscuridad y por eso, por la noche, las relaciones interpersonales
más decisivas estaban presididas por los sonidos.‖
Y en el centro de esas interacciones nocturnas, cómo no, se situaban la seducción y el
sexo. Cuando un hombre y una mujer charlan distendidamente en una primera cita, hay
una antena que se pone en funcionamiento para detectar el atractivo sexual que no se
centra en lo que se está diciendo, sino en cómo se está diciendo.
David Feinberg ha estado tratando de averiguar en qué reside el atractivo de una voz.
―Del sonido de una voz sacamos muchas conclusiones sobre esa persona, desde la
primera vez que la escuchamos. Podemos intuir qué edad tiene o en qué estado de ánimo
se encuentra, por ejemplo, pero nuestro estudio se centra en una de las cosas más
interesantes con respecto a la voz: si podemos medir el atractivo de una persona por
cómo suena su voz.‖
Feinberg pidió a varios estudiantes de ambos sexos que valoraran el sex-appeal de varias
voces del sexo opuesto. En general, los hombres eligen a mujeres con voces más bien
agudas.
―Con las voces femeninas, nos puede parecer que a los hombres les gustan las suaves
y sensuales, pero el estudio muestra lo contrario. Una de las principales razones de esto
33

es que las mujeres más jóvenes, así como las que tienen niveles altos de estrógenos,
tienen la voz más aguda.‖
Y probablemente, no nos sorprenda comprobar que las mujeres elijan a los hombres con
las voces más graves, más masculinas.
―El tono de voz de un hombre está relacionado con la producción de testosterona durante
la pubertad. Los hombres con más testosterona desarrollan voces más graves y los que
hayan producido menos hormonas sexuales tienen voces más agudas, de forma que,
cuando las mujeres las escuchan, aunque no sepan que se debe a la influencia hormonal,
están reaccionando, inconscientemente a esa información.‖
Las mujeres reaccionan ante algo que no sólo está relacionado con el tono de voz; el
aumento de la testosterona durante la pubertad, además de originar una voz atractiva,
también modela un rostro y, a menudo, un cuerpo atractivo. Con las mujeres ocurre lo
mismo: una concentración hormonal alta hace que tengan una cara y una cintura más
atractivas, más pecho y una voz más aguda. Y aquí es donde la historia da un giro
interesante: a medida que la cara de la mujer se hace más atractiva durante la ovulación,
la voz también.
El doctor Gordon Gallup, de la Universidad Estatal de Nueva York, ha estudiado cómo
afectan los niveles de estrógeno al tono de voz de una mujer, a lo largo del ciclo
menstrual.
―La subida hormonal afecta al tono de voz de una persona durante la pubertad, pero eso
sigue ocurriendo en las mujeres adultas, como consecuencia de la variación de la
concentración de hormonas durante el ciclo menstrual.‖
10 hombres se han presentado voluntarios para valorar el atractivo de 10 voces
femeninas. Al final del experimento, el doctor Gallup les revela una información
sorprendente.
―No sé si os habréis dado cuenta o no, pero algunas de estas voces corresponden a la
misma mujer. De hecho, en esta prueba, sólo han intervenido cuatro mujeres, a las que
grabamos en distintas fases del ciclo menstrual.‖
Esta es la voz de una de las mujeres. Y esta es su voz durante una fase distinta del ciclo.
En la segunda grabación, el tono de voz es ligeramente más agudo que en la primera. Se
grabó cuando la mujer estaba ovulando, en sus días más fértiles.
―Cuando las mujeres están en mitad del ciclo, que es cuando son más fértiles y tienen
más probabilidades de concebir, es cuando sus voces resultan más atractivas.‖
34
Una cara bonita, un cuerpo escultural, una voz seductora… todo fruto de las hormonas e
impulsado por la genética. Lo que entendemos como atractivo sexual es el resultado de
una motivación genética para llamar la atención de la pareja más apropiada. ¿Pero hay
alguna forma de cambiar las tornas si la genética juega en contra?
El sex-appeal es toda una trama que se está desarrollando de forma subconsciente en el
cerebro, siguiendo las órdenes de nuestros genes, hasta llegar al punto culminante en el
que nos emparejamos para aparearnos. Y aquí es donde la cosa se pone interesante.
―En el caso de los seres humanos, la elección de la pareja es una decisión muy
importante, porque tenemos un número muy reducido de hijos. En general, se piensa que
tanto a los hombres como a las mujeres, les gusta encontrar parejas atractivas, pero, en
realidad, lo que resulta atractivo en un hombre no es lo mismo que en una mujer.‖
Las diferencias entre lo que ambos sexos buscan en el sexo opuesto se refleja en la
forma en la que nos promocionamos. Las mujeres son el sexo más bello y ornamentado
de la especie humana, una rareza en comparación con el reino animal, donde los machos
son quienes exhiben los adornos más elaborados para atraer la atención de sus posibles
parejas. Los pavos reales machos tienen un plumaje espectacular; los leones, una
magnífica melena.
Los varones no cuentan con ningún adorno anatómico específico, pero sí tienen otras
cosas… llamémoslos ―accesorios‖.
―Un coche dice mucho de ti: te hace parecer más estable, más interesante y atractivo.
Atrae las miradas de las chicas. Eso es así. El coche, de alguna forma, te define, porque
lo que conduces refleja lo que eres.‖
―Los seres humanos, como mamíferos que son, establecen una competencia entre los
machos, porque las mujeres eligen a los machos dominantes. Así que los hombres usan
varias estrategias para lucirse. Es lo mismo que ocurre en otras especies de mamíferos;
en el parque nacional de las Montañas Rocosas se ven esos carneros con una enorme
cornamenta. Antes de que lleguen las hembras, se dedican a embestirse entre ellos; a las
hembras no les interesa la competición en sí, sino cuál ha ganado a los demás.
En cierta forma, los clubes de coches son algo parecido. Los hombres se dedican a
presumir de que los demás les respetan y les admiran y lo que llama la atención de las
mujeres es que seas el hombre con más prestigio en ese círculo. Los hombres son
quienes deciden quién es el que destaca y, entonces, ellas les eligen como pareja.‖
El motivo por el que ellas son más exigentes que ellos es que, en su caso, el sexo puede
tener más consecuencias: un hombre puede acostarse con una mujer y largarse; una
35

mujer puede tener que enfrentarse a nueve meses de embarazo y a muchos años
cuidando un hijo. Las mujeres buscan buenos genes y carteras abultadas.
―Vamos a poner un ejemplo: si vas a salir a cenar esta noche y te vas a gastar 200 euros,
seguro que te leerás primero las opiniones que haya sobre los restaurantes y tendrás
cuidado de elegir bien y no te va a hacer ninguna gracia si no comes bien. Pero si te vas a
gastar cinco euros en cualquier puesto callejero, te conformas con mucho menos.
Desde la perspectiva de la evolución, los hombres tienen la posibilidad de comer por cinco
euros; entre los mamíferos, todos los machos la tienen, pero las hembras, no.‖
El deseo de las mujeres de encontrar a alguien que comparta con ellas esa carga, les
hace buscar algo más que un físico; ellas buscan indicios del prestigio, la riqueza y la
idoneidad de un hombre como pareja en general, que la proteja a ella y a su prole.
Un estudio realizado en Austria ha demostrado que las mujeres pueden cambiar su
percepción sobre un hombre, en función del coche que tenga. En él se les pedía que
valoraran fotografías de coches, como si fueran imágenes de hombres.
―Es como si los coches tuvieran una cara que realmente afectase a la percepción que
tenemos de ellos y a la personalidad que les atribuiríamos. Las mujeres prefieren los
coches que dan una imagen de fuerza y dominio. Lo que también puede que se asocie
con que son más seguros y suelen ser los más caros.‖
―Muchos de los factores que intervienen en la reproducción humana se ven en la
publicidad. Las personas anuncian lo mejor que tienen. Dicen: ―esto es lo que ofrezco‖ y lo
amplifican en cierta medida.‖
―Para los hombres, lo prioritario es el atractivo físico; para las mujeres, que un hombre
tenga una buena posición social puede marcar la diferencia.‖
―La reproducción humana no se basa únicamente en el sexo; elegir una pareja es sólo
parte del juego; luego, hay que conservar esa pareja. Hay que construir un nido, por así
decirlo, con esa persona y criar a los hijos entre los dos. Así que hay mujeres atractivas
que se casan con hombres menos atractivos que ellas, porque lo compensan con otras
características, como los recursos o el compromiso.‖
Con un experimento sencillo, podemos comprobar hasta qué punto la posición social y
económica de un hombre puede cambiar la percepción de una mujer sobre él. En la
prueba de los emparejamientos, se les hicieron fotos a los participantes con ropa normal.
A cada hombre se le atribuyó un trabajo inventado: unos eran dependientes, otros, altos
ejecutivos del mundo de la música… A continuación, se les mostraron las fotos a mujeres
por la calle.
36

En el estudio anterior, basándose sólo en su atractivo físico, a este hombre se le dio un 4
sobre 10. Pero con unos ingresos anuales de 245.000 dólares y un trabajo de prestigio…
―- Yo diría que un 8.
- Digamos que un 7.
- Pues un 6 o un 7.
Por el dinero.‖
Este chico obtuvo un 9 en el experimento, pero, ahora, con un sueldo de 23.500 dólares al
año, en una tienda de material de oficina, ha perdido mucho sex-appeal.
―- Un 5.
- Un 4.‖
Y este chico, que fue el que menor puntuación obtuvo en el experimento, recibió un
empujoncito en su atractivo, gracias a su imaginaria y lucrativa empresa de software
(sueldo 375.000 dólares al año).
―- Un 10.‖
Mientras que a los hombres les basta con una cara seductora y un cuerpo llamativo, a las
mujeres les atraen tanto la salud como la riqueza. Pero esa no es la única diferencia entre
ambos sexos; la exigencia de las mujeres va mucho más allá y está asociada a un radar
que los hombres no son capaces de detectar.
El atractivo sexual es algo que todos estamos seguros de apreciar a simple vista. O al
oírlo. ¿Pero acaso tiene un olor en particular?
Entorno a la idea de que hay ciertos aromas que nos enloquecen y desatan los instintos
sexuales, se ha creado toda una industria. Los científicos llevan años investigando si el
ser humano segregaferomonas, unas sustancias químicas que influyen en la conducta
sexual. Hasta ahora, sólo han encontrado una que se acerca a la descripción: la
androsterona es una hormona que segregan las glándulas apocrinas de los hombres,
situadas donde hay vello corporal. Pero no se puede decir que sea, precisamente, un
elixir de amor.
―Por lo general, a las mujeres les desagrada el olor de los hombres; el olor de la
androsterona es parecido al del almizcle al principio, pero luego va pasando a ser como el
de la orina.‖
Karl Grammer es un especialista en Biología Evolutiva que trabaja en Viena y está a la
vanguardia de los estudios sobre las feromonas humanas. Al comienzo de su
investigación, Grammer descubrió que hay un momento en el ciclo menstrual femenino en
el que a las mujeres no les desagrada el olor acre de la androsterona y empieza a
gustarles.
37
―De pronto, cuando empieza la ovulación, los hombres y, en particular, los hombres
atractivos, huelen bien.‖
Así que la androsterona es un radar muy eficaz para los hombres, a la hora de
emparejarse, puesto que repele a las mujeres que no son fértiles. Pero la relación entre el
interés sexual de una mujer y el olor de un hombre es aún más complejo.
El agua salada del sudor se mezcla con la androsterona, que segrega las glándulas
apocrinas y ambas alimentan a las bacterias que están presentes en la piel. Es el caldo
de cultivo microscópico que confiere a cada hombre su olor característico, un olor con el
que las mujeres sintonizan de forma muy precisa.
Elisabeth Oberzaucher forma parte del equipo de Grammer y ha diseñado un método para
destilar esencia de hombre.
―Primero ponemos a los chicos a correr en las cintas para que suden mucho. Queremos
comprobar si todas las mujeres prefieren específicamente el olor de un hombre en
concreto o si, por el contrario, se producen varios emparejamientos porque una chica
prefiera el olor de un chico y otra el de otro con un olor totalmente distinto.‖
Los hombres dejan las camisetas sudadas impregnadas de un olor que les dice a las
mujeres mucho más de lo que imaginamos.
―En mi opinión, el olor es una señal muy interesante, porque funciona de
forma subconsciente. No podemos intervenir conscientemente en el efecto que causa en
nosotros, en cómo lo percibimos. La forma en la que el cerebro procesa los olores está
muy relacionada con las respuestas emocionales.‖
No sólo con las emocionales, sino también con las genéticas: nuestro olor está muy
relacionado con lo que se conoce como el complejo principal de histocompatibilidad. Este
complejo es una familia de genes del ADN que determina las enfermedades frente a las
que el sistema inmunitario está preparado para protegernos. En esa región del ADN hay
unos 100 genes distintos con múltiples variantes. No hay dos personas con la misma
combinación, por lo que no hay dos personas que huelan igual.
―Todavía no sabemos exactamente de qué modo nuestro olor corporal informa acerca de
nuestro sistema inmunitario, pero sí tenemos pruebas científicas de que están
relacionados. Nuestro sistema inmunitario determina qué bacterias pueden vivir en la piel
y esas bacterias son las que originan el olor del sudor.‖
¿Cómo reaccionarán las mujeres ante las camisetas sudadas? La respuesta inicial es la
que cualquiera esperaría.
―- La verdad es que la mayoría de estos olores no resultan precisamente atractivos.
- A veces, es difícil apreciar diferencias entre ellos.
- Es verdad.‖
38

Pero no todas opinan lo mismo.
―- A mí, ha habido un olor que no me ha desagrado tanto. No era demasiado fuerte, ni
intenso… me ha gustado.‖
―El hecho de que a una de ellas le haya gustado uno de los olores puede deberse a dos
cosas: una, que estuviera en su período fértil y por eso el rechazo a los olores masculinos
se hubiera reducido; o dos, que su complejo principal de esta compatibilidad, es decir, su
sistema inmunitario estuviera muy en consonancia con el de él.‖
Oberzaucher y Grammer descubrieron que a las mujeres sólo les gusta el olor de un
hombre con dos condiciones: que esté a uno o a dos días de la ovulación y que los genes
del complejo principal de histocompatibilidad del hombre sean muy distintos de los suyos.
Desde entonces, varios estudios en el mundo han obtenido estos mismos resultados;
entre ellos, está el de la Universidad de California dirigido por Martie Haselton.
―Las personas preferimos olores corporales diferentes a los nuestros. Heredamos de
nuestros padres su conjunto de genes del complejo principal de histocompatibilidad; si el
conjunto paterno y materno son diferentes, tu sistema inmunitario será más eficaz que si
son iguales.‖
El olfato de las mujeres podría estar ayudándolas a encontrar una pareja adecuada en el
período del ciclo en el que tienen más probabilidades de concebir. Pero el equipo de
Elisabeth tenía el presentimiento de que esa no era su única función; también les sirve
para evitar que les atraigan sus familiares.
Para comprobarlo, hicieron otra versión del experimento de las camisetas sudadas y en
los frascos pusieron una prenda que pertenecía al hermano o al padre de una de las
participantes. Cuando esa mujer olfateó la camiseta de la persona con la que tenía
parentesco, mostró un rechazo particularmente acusado.
―El rechazo al olor de los familiares cercanos es un rechazo de carácter sexual; te hace
repeler sexualmente a la otra persona. Pensamos que la función principal de este rechazo
a los olores similares al propio es evitar el incesto, porque las personas con parentesco
tienen sistemas inmunitarios muy similares y olores muy parecidos.‖
El incesto es una bomba biológica de relojería; los hijos nacidos de esas uniones tienen
un sistema inmunitario muy vulnerable. No es de extrañar que la naturaleza haya
depositado el mecanismo para evitar el incesto en las manos de una esencia tan profunda
que apenas somos conscientes de ella. Los especialistas en Biología Evolutiva creen que
los primeros seres humanos dependían mucho más del olfato que nosotros.
39
―Entre aquellos primeros humanos era difícil saber si uno tenía un parentesco cercano con
los demás. Se vivía en grupos de clanes familiares y había muchas posibilidades de que
estuvieras emparentado con otros individuos sin saberlo. El hecho de detectar a un
familiar no era tan fácil como ahora, que solemos saber perfectamente quiénes son
nuestros hermanos. ¿Y cómo captaban entonces esta información? Pues parece ser que
a través del olor corporal.‖
Las mujeres navegan por las peligrosas aguas de la reproducción sexual guiadas por el
olor corporal de los hombres; el olfato las ayuda a no encallar en las arenas de una pareja
inadecuada genéticamente y dirige su rumbo a la que les vaya a dar hijos sanos. El olor
masculino suele producir rechazo, pero en el caso de las mujeres, la cosa cambia: cumple
una función secreta y sorprendente en lo que respecta al atractivo sexual.
―Cuando los hombres se ven expuestos al olor de las secreciones vaginales, pierden la
capacidad de distinguir el atractivo de las mujeres.‖
Como vemos, hombres y mujeres están al acecho y juegan al gato y al ratón, evaluando
el atractivo del otro, mientras tratan de promocionar el propio. Es el juego de seducción al
que nos referimos cuando hablamos de coquetear o flirtear.
Es un juego al que todos sabemos jugar de forma instintiva y el mejor sitio para observarlo
es en una velada de citas rápidas. Martie Haselton estudió estas citas desde el punto de
vista evolutivo.
―Las citas rápidas son una competición entre mujeres y entre hombres para impresionar a
los miembros más atractivos del sexo opuesto.‖
El objetivo de ambos sexos es encontrar una buena pareja, pero los métodos son muy
diferentes.
―Los hombres hablan de sus profesiones, de sus trabajos y de dónde estudiaron; las
mujeres explotan sus señales de atractivo y juventud.‖
La investigación de Haselton está enfocada a tratar de predecir el resultado de las citas
mediante la observación de las expresiones faciales y ha descubierto que sólo uno de los
sexos muestras sus cartas abiertamente.
―Un mero espectador, que vea la grabación y observe a un hombre interactuando con una
mujer, tiene muchas probabilidades de adivinar si él está interesado en ella realmente,
pero será incapaz de saber si ella está interesada en él.‖
La mayor parte de lo que un hombre necesita saber de una mujer es obvio: su cara y su
cuerpo dan información sobre su salud genética. Pero las mujeres se preocupan por algo
40

más que los genes; les interesa la posición social y los recursos del hombre, así que
tienen que indagar más.
―Las mujeres tienen que sacar información para evaluar en qué medida ese hombre
puede ser una buena pareja, así que actúan como si estuvieran interesadas y hacen
muchas preguntas. Y la respuesta de los hombres es ―pavonearse‖, por así decirlo.‖
Todos lo hemos visto alguna vez: en muchas ocasiones, cuando un hombre cree que hay
una mujer interesada por él, se equivoca. Pero no se puede culpar a los hombres por
pensar que son un regalo del cielo para las mujeres.
―Si le pides a un hombre que evalúe su grado de interés sexual, tenderá a situarlo en un
nivel medio-alto; si se lo preguntas a una mujer, lo situará en un nivel bajo-medio. La
explicación, en un sentido evolutivo, es que si los hombres infravaloraran el interés sexual
de una mujer por ellos, se perdería esa ocasión para reproducirse y eso tendría un coste
importante para la evolución de la especie.‖
Es mejor que un hombre lo intente y falle a que ni siquiera lo intente. Pero es posible que
la incesante persecución de las mujeres por parte de los hombres no sea culpa suya:
hace más de una década, los primatólogos descubrieron que los monos no le prestan
atención a las hembras estériles en la época de celo, pero si a esas hembras se les
impregnaba con las secreciones sexuales de hembras fértiles, los machos enloquecían
con ellas. Las secreciones tenían un olor característico y una composición química
determinada y los investigadores les dieron un nombre muy ilustrativo: copulinas.
Las mujeres producen unas secreciones similares cuando están ovulando. ¿Son las
copulinas otra de las armas secretas de las mujeres para atraer a los hombres?
―No tienen un olor muy agradable; huelen como a mantequilla rancia.‖
En sus laboratorios de Viena, Karl Grammer y Elisabeth Oberzaucher crearon copulinas
artificiales e idearon un experimento para comprobar sus efectos en los hombres. Les
pidieron a los participantes que puntuaran las fotografías de varias mujeres, mientras
inhalaban una pequeña dosis de copulinas, tan pequeña que ni siquiera eran conscientes
de oler nada en particular. Los resultados fueron sorprendentes.
―Si un hombre mira varias fotografías de mujeres, normalmente puede decir cuáles les
parecen más atractivas y cuáles menos. Pero si están expuestos a las copulinas, pierden
la capacidad de distinguir el atractivo: todas les parecen igual de atractivas.‖
Con sólo olisquear las copulinas, la concentración de testosterona de un hombre aumenta
espectacularmente.
41
―La testosterona hace que no puedas pensar con tanta claridad como de costumbre y la
capacidad cognitiva de un hombre para decidir si una mujer es atractiva, queda anulada.‖
En las discotecas de todo el mundo hay una guerra bioquímica en marcha. Los hombres
segregan androsterona, esa sustancia de olor acre que repele a todas las mujeres que no
están ovulando y las mujeres contraatacan con las copulinas, que hacen que todos los
hombres las vean atractivas. Pero las tácticas biológicas no acaban aquí; los estudios
científicos están destapando un cóctel de sustancias químicas que intervienen en las
distintas fases de la atracción: el flirteo, el deseo sexual y el amor para toda la vida.
La atracción es la verdadera fuerza magnética del ser humano, pero ahora los estudios
científicos están desvelando que la atracción tiene muchas fases y que lo que comienza
como un mero subidón bioquímico puede desencadenar una compleja reacción en
cadena.
―Hay mucho en un beso. Mientras lo das, estás viendo, oliendo, tocando, probando y
oyendo a la otra persona. Intervienen todos los sentidos, así es que no es de extrañar que
mucha gente diga que un beso fue el principio de una relación larga y maravillosa… o el
final.
Los hombres tienen una gran cantidad de testosterona en la saliva, así que cuando un
hombre y una mujer se besan ya reciben la testosterona, que es la hormona del deseo
sexual.‖
La testosterona, el elixir del deseo, impulsa a los hombres a competir por las mujeres para
aparearse con ellas.
―El comportamiento de las mujeres aumenta el nivel de testosterona en los hombres y eso
cambia el comportamiento de los hombres con las mujeres. La testosterona también hace
que ellos sean más competitivos y cuanto más competitivo sea un hombre, más
posibilidades tendrá de aparearse.‖
La testosterona también es fundamental en el apetito sexual femenino, pero sólo sirve
para llevarte a la cama. Las sensaciones que te hacen seguir adelante son consecuencia
de los efectos de otra sustancia: la dopamina.
―La dopamina produce esa sensación de euforia, alegría y vértigo, y te ayuda a estar
concentrado.‖
La dopamina es la sustancia que activa el centro de placer del cerebro. Las drogas
como la cocaína también actúan inundando el cerebro de dopamina. El subidón de
dopamina por el sexo o las drogas es adictivo; nos hace querer más.
42
―Bajo los efectos de la dopamina, estamos rebosantes de energía; produce esa euforia
que nos hace estar toda la noche por ahí.‖
La dopamina, la testosterona, el deseo y la excitación forman un conjunto de elementos
interrelacionados que interactúan y se retroalimentan y los niveles altos de dopamina
parecen aumentar el apetito sexual, incluso en situaciones que no tienen tintes
románticos.
Los deportes extremos, como el goming, también producen un subidón de dopamina. En
la encuesta en la que se estudiaba cómo influía la posición social en la valoración del
atractivo masculino, varias mujeres puntuaron la fotografía de este hombre.
―- Un 5.
- 4.
- 4.‖
¿Cómo le valorará un grupo de mujeres que acabe de saltar?
―- Un 6.
- Un 7.
- Un 9.
- La verdad es que ha sido muy emocionante y la única persona en la que pensaba era en
mi novio; cuando le he visto, era como si fuese la única persona que había ahí y le veía
guapísimo.‖
Nos basta con un chute de dopamina al cerebro para ponernos a tono y luego, con
practicar sexo, para querer más.
―Sí, claro, te sientes eufórico y quieres volver a vivirlo. Vuelves a por más y puede crear
adicción; quieres repetir y buscas la forma de volver a conseguirlo.‖
Si la testosterona es la que despierta el apetito sexual y la dopamina nos hace ser adictos
a los placeres del sexo, ¿será también alguna sustancia química la culpable de que nos
enamoremos?
En 2004, las doctoras Lucy Brown y Helen Fisher comenzaron a escanear la actividad
cerebral de varias parejas jóvenes, en busca de las pruebas físicas del amor.
―Desde que empezamos, yo estaba completamente convencida de que habría un
mecanismo cerebral asociado al amor romántico; no cabía otra posibilidad. Es demasiado
intenso y obvio; la poesía, las canciones, las novelas, los mitos, las leyendas… Tenía que
haber un mecanismo cerebral muy primario que hubiera evolucionado por una razón
importante y estaba segura de que encontraríamos la huella del amor en el cerebro.‖
Elección de pareja
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  • 1. 1 Elección de pareja (sex appeal) Elegir pareja es casi la decisión más crucial de nuestras vidas y un proceso altamente complejo. Científicos de la Universidad de California, afirman que sólo somos conscientes de una parte, el resto opera fuera de nuestra conciencia, obedeciendo a la 'secreta' química del amor. Estudios recientes confirman que hemos evolucionado para que ciertas características nos resulten universalmente atractivas: Los hombres tienden a desear a aquellas mujeres con características que sugieran juventud y fertilidad, lo que incluye una ajustada relación cintura-cadera, labios carnosos y rasgos faciales suaves. Las mujeres tienen gran preferencia por la belleza masculina viril, de cuerpos firmes, amplios hombros, buena piel y rasgos faciales masculinos, todo lo cual puede indicar potencia sexual y buenos genes. Pero las mujeres escogen a los hombres no tanto en función de su apariencia como en función de su posición social, habilidad de adquirir riqueza y voluntad de compartir esos recursos (especialmente en su elección de una pareja para mucho tiempo ya que necesitan recursos para criar a sus hijos, y en los varones los recursos suelen ir unidos a la posición social.). Las preferencias por estas cualidades: belleza, cerebro y recursos, son universales. Elementos de atracción menos evidentes La atracción de pareja podría no estar en las similitudes, sino en las diferencias. Un interesante trabajo comparativo sobre genética y elección de pareja de investigadores de la Universidad de Paraná en Brasil, ha demostrado que cada uno de nosotros se ve atraído por personas con características genéticas diferentes a las nuestras. Las señales que indican a nuestro cuerpo que otra persona es genéticamente diferente, serían el olor corporal y la estructura de la cara. El equipo estudió a 152 parejas formadas al azar por un ordenador y a 90 matrimonios. Descubrieron que los matrimonios tenían más diferencias entre sí en un particular conjunto de genes, conocido como principal complejo de histocompatibilidad (MHC, son sus siglas en inglés), responsable de la capacidad de combatir infecciones. "Nuestra investigación muestra claramente que las diferencias son importantes para engendrar hijos saludables, y que el inconsciente se guía por ellas al elegir pareja", afirma María da Graça Bicalho, encargada de la investigación y profesora de inmunología en la Universidad de Paraná. El estudio sostiene que las personas tienden a encontrar poco atractivos a quienes tienen un sistema inmunológico similar al suyo. Lo cual tendría el efecto de evitar la combinación
  • 2. 2 de genes parecidos ya que, “los padres con ¨regiones genéticas¨ diferentes podrían proporcionar a sus hijos una mejor oportunidad de evitar las infecciones porque los genes de su sistema inmune, son más diversos”. Para los seres humanos, el impulso inconsciente de tener hijos sanos es importante a la hora de elegir pareja y las parejas que tienen diferentes complejos de histocompatibilidad producen descendientes más sanos y con mejores sistemas inmunológicos. Excepción Hay una excepción y es el caso de las mujeres que toman anticonceptivos. Con ellas sucede lo contrario. Prefieren hombres que tienen genes similares a los propios. Así, las mujeres que las toman tienen el riesgo de elegir a un compañero que no sea genéticamente adecuado. Este es un buen ejemplo de cómo la atracción química puede depender de las circunstancias. El aborto espontáneo (de embriones muy pequeños) es mucho más común en los humanos de lo que hasta ahora se había creído, y es especialmente común en parejas que tiene el MHC parecido. Por lo tanto parece que, después de todo, la elección de una pareja particular puede reportar ventajas genéticas. Jan Havlicek, del departamento de antropología y facultad de humanidades de la Universidad Charles de la Republica Checa, y S. Craig Roberts, del grupo de investigación en ecología comportamental y psicología evolucionista de la Universidad de Liverpool de Inglaterra, han realizado una excelente revisión de la literatura sobre el MHC y la elección de pareja en los seres humanos. Ellos declaran que el interés por conocer la influencia del MHC en la elección de pareja va mas allá de lo académico, porque tener datos sobre cómo afecta el MHC a la elección de pareja puede informar sobre la salud de la progenie (niños), relaciones familiares, y observar cómo las prácticas culturales como el uso de perfumes, cosmética y fragancias alteran un mecanismo de juicio biológico basado en el olor (aunque también visual) que ha evolucionado para elegir a la pareja correcta. Los humanos hemos usado perfumes desde hace miles de años. Sin embargo, parece que nuestra elección del aroma debe depender de nuestros genes MHC. "Quizá estos resultados explican por qué algunos perfumes huelen bien en algunas personas y mal en otras" (Dra. Sian Griffiths, de la Escuela de Biociencias de Universidad de Cardiff). Según el estudio, parece que no somos tan libres a la hora de elegir pareja, que literalmente la elegimos por el olor y que nuestro inconsciente elimina por su cuenta a parte de los candidatos. LaAtracción puede fluctuar a lo largo del ciclo menstrual Los hombres evalúan los aromas de las mujeres como más atractivos cuando éstas están cerca de la ovulación y en estudios de la Universidad de California, en Los Ángeles, han visto que los éstos están más afectivos con sus compañeras a medida que la ovulación se
  • 3. 3 acerca. Asimismo, las preferencias de las mujeres por ciertos aromas masculinos y otras características de los hombres también cambian a lo largo del ciclo. Conclusión El AMOR es parte del proceso de adaptación para asegurar reproducción y supervivencia. Por tanto, no sólo es recompensante sino conductual y biológicamente ventajoso. El papel que desempeñan los genes, los neurotransmisores y las hormonas son base fundamental de las conductas humanas, y, aunque el amor evolucionó para unirnos y tener descendencia, también evolucionó para ayudarnos a elegir de manera que no perdamos tiempo y energía enamorándonos de alguien inalcanzable. El deseo está también mediatizado por las características psicológicas y la experiencia personal, coadyuvando entonces en los criterios que una persona utiliza para elegir a su pareja, por eso tendemos a enamorarnos de alguien que, en atracción, inteligencia y status, es similar a nosotros. ¿Qué nos hace sexy? ¿Alguna vez te has preguntado qué es realmente el sex appeal? Este término anglosajón que a todos ya nos resulta tan familiar se identifica de inmediato con la atracción física y sexual de una persona o con el conjunto de características que hacen que dicha persona
  • 4. 4 resulte atractiva física o sexualmente. Pero… ¿cuáles son esas características?, ¿por qué nos atrae más una persona que otra? Evidentemente, ambas preguntas han sido objeto de todo tipo de estudios en universidades e instituciones científicas. Aunque resulta muy difícil llegar a conclusiones 100% acertadas, sí existen ciertos factores que parecen interferir en el secreto y complejo mundo de la atracción. Entre ellos, la importancia de apoyarse en las mismas creencias, gustos y valores; la complementariedad (los matrimonios felices se apoyan en la capacidad de cada uno para satisfacer las necesidades del otro); el hecho de ser competente; la atracción física (ciertos estudios indican que las personas de gran belleza física son también percibidas como psicológicamente atractivas); y la cultura, ya sea entendida como sabiduría (conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar un juicio crítico) o como manifestación en que se expresa la vida tradicional de un pueblo determinado. En base a ello se entiende el hecho de que las personas que viven en países alejados del suyo se acerquen a aquellos que entienden y comparten su mismo sentir cultural. Ahora bien, no debemos olvidar que las diferentes culturas también tienen criterios muy diversos sobre lo que constituye la belleza física, variando incluso con el paso del tiempo. Esto se ha observado notablemente en relación con la figura de la mujer ideal. Por lo general, siempre se consideró que la belleza facial era más importante en la mujer que en el hombre, aunque en los últimos años su peso y la estatura determinan el canon de belleza por excelencia. Por otra parte, ciertos autores también consideran que las personas perciben sus sentimientos en términos de utilidades, es decir, cuanto mayor es la recompensa, mayor es la atracción. Dicho de otra manera, nuestras actitudes hacia los demás pueden verse influenciadas por la evaluación de las recompensas que éstos tendrán para nosotros. De ahí que muchas personas se sientan atraídas por otras de mayor nivel adquisitivo Los secretos detrás de la elección de pareja Cómo opera la "química del amor"
  • 5. 5 Elegir pareja es la decisión más crucial de nuestras vidas. Gastamos una cantidad enorme de tiempo y de energía tratando de hallar a ese alguien especial. Nuestro apetito por relacionarnos alimenta una industria billonaria de servicios de búsqueda de parejas, avisos de corazones solitarios o citas online. Aun así, generalmente no resultamos satisfechos. Una encuesta realizada el año pasado entre más de 900 personas que usaban servicios de citas online mostró que el 75% no encontró lo que estaba buscando. Pareciera que aún estamos entre tinieblas sobre cómo hallar a nuestra pareja perfecta. Como científico que estudio el comportamiento humano en la Universidad de California, no me sorprende la naturaleza misteriosa que se esconde detrás de cómo elegimos pareja: es un proceso altamente complejo. Sólo somos conscientes de una parte; el resto es inherentemente impredecible u opera fuera de nuestra conciencia, lo que hace que parezca que el amor es una química inefable. Empecemos por la parte consciente. Existen algunas cosas que encontramos atractivas. Los hombres tienden a desear a aquellas mujeres con características que sugieran juventud y fertilidad, lo que incluye una ajustada relación cintura-cadera, labios carnosos y rasgos faciales suaves. Estudios recientes confirman que las mujeres tienen gran preferencia por la belleza masculina viril, de cuerpos firmes, amplios hombros, buena piel y rasgos faciales masculinos, todo lo cual puede indicar potencia sexual y buenos genes. También sabemos que las mujeres se ven atraídas por los hombres con apariencia de ser ricos o que tengan la habilidad de adquirir riqueza, y que tanto hombres como mujeres valoran mucho la inteligencia de la pareja.
  • 6. 6 Las preferencias por estas cualidades -belleza, cerebro y recursos- son universales. Los George Clooney y las Angelina Jolie del mundo son símbolos sexuales por predecibles razones biológicas. La evolución del amor Por supuesto: no todos nos enamoramos de superparejas como éstas. Una persona promedio que lo hiciera no iría a ninguna parte porque las superparejas son inaccesibles para todos excepto unos pocos. Esta posiblemente sea, en parte, la razón por la cual el amor evolucionó: para unirnos para tener niños, pero también para ayudarnos a elegir de manera que no perdamos tiempo y energía enamorándonos de alguien inalcanzable. La gente, en cambio, tiende a enamorarse de alguien que, en atracción, inteligencia y status, es similar a ella. Eso, en cuanto a las apariencias. ¿Qué pasa con los elementos de atracción menos evidentes? Un fascinante trabajo sobre genética y elección de pareja ha demostrado que cada uno de nosotros se ve atraído por personas que poseen un particular conjunto de genes, conocido como principal complejo de histocompatibilidad, que tiene un papel crucial en nuestra capacidad para combatir las enfermedades. Las parejas que tienen diferentes complejos de histocompatibilidad producen retoños más sanos y con mejores sistemas inmunológicos. Y la evidencia muestra que estamos inclinados a elegir personas que se nos acomoden en este aspecto: las parejas tienden a tener complejos de histocompatibilidad mucho más diferentes que si se hubieran unido por casualidad. ¿Cómo se encuentra la gente que es diferente en su complejo de histocompatibilidad? Esto no se comprende totalmente, pero sabemos que el olor es un factor importante. La gente parece literalmente elegir a su pareja por el olor. En algunos estudios, las personas tendieron a elegir como más atractivas las remeras usadas por otros que tienen un complejo genético diferente. De esto sólo se trata la "química" sexual. El mensaje aquí es éste: "Confíe en sus instintos", pero hay una excepción alarmante. Es el caso de las mujeres que toman anticonceptivos. Con ellas sucede lo contrario. Prefieren hombres que tienen genes similares a los propios. Así, las mujeres que las toman tienen el riesgo de elegir a un compañero que no sea genéticamente adecuado (mejor, primero sentirle el olor y luego tomar la pastilla). Este es un buen ejemplo de cómo la atracción química puede depender de las circunstancias. Otro ejemplo: la atracción puede fluctuar a lo largo del ciclo menstrual. Los hombres evalúan los aromas de las mujeres como más atractivos cuando éstas están cerca de la ovulación y en nuestros estudios de la Universidad de California en Los Angeles, hemos visto que los hombres están más afectivos con sus compañeras a medida que la ovulación se acerca. Las preferencias de las mujeres por ciertos aromas masculinos y otras características de los hombres cambian a lo largo del ciclo. Cerca de la ovulación, prefieren los rasgos
  • 7. 7 masculinos; en otras fases de su ciclo, prefieren menos sexualidad y más estabilidad. Todo esto sugiere que el camino hacia el amor es algo casual, particularmente en las mujeres. El tener sexo puede también complicar el camino hacia un posible compañero. Luego de tener sexo, el cerebro libera oxitocina, lo que brinda un sentimiento sociable de amor y la creación de lazos sociales que facilitan la búsqueda de un hijo. Cuidado: el sexo por capricho puede llevar a sentimientos de amor por una persona que es completamente errada para uno. Un enigma Por supuesto que el sexo no es amor. Para los científicos, el amor es un enigma: si estrictamente hablando el deseo sexual tiene en cuenta la reproducción, ¿entonces cuál podría ser el propósito del amor, especialmente cuando nos hace creer que hemos encontrado a nuestra verdadera "alma gemela" en un mundo lleno de miles de millones de alternativas? ¿Cómo les hubiera servido a nuestros ancestros semejante conducta? Una posibilidad es que los sentimientos de amor actúen como un "freno" que termina con nuestra búsqueda de otro compañero, aunque sea temporalmente, de manera que nos limitamos a una persona y nos ocupamos de la tarea de estar en pareja. Pero esto también nos propone otra pregunta: si los caminos del amor son tan variados y causales, ¿por qué nos decidimos por una persona en particular? Resulta ahora que el problema de la elección con incertidumbre puede ser descripta matemáticamente. Los psicólogos evolutivos Peter Todd de la Universidad de Indiana, en Bloomington y Geoffrey Miller de la Universidad de Nuevo México utilizaron una estimulación computarizada para determinar cómo una persona podía elegir mejor, dado un número de potenciales parejas. La organizaron de manera que la persona primero calculara un número de opciones antes de decidir qué era lo mejor a lo que podía aspirar en términos de atracción y luego fuera a la siguiente persona que encontrara y que se ajustara a sus aspiraciones. Los investigadores descubrieron que la proporción óptima de posibles parejas para examinar antes de establecer sus aspiraciones y realizar su elección es sólo del 9%. Entonces, de un grupo de 100 parejas posibles es mejor estudiar sólo las primeras nueve que se encuentren al azar antes de elegir. Si se examinan menos, no se tiene información suficiente para realizar una buena elección, y al hacerlo por demás se puede dejar pasar la mejor posibilidad. Sin duda, los modelos presentados subestiman la complejidad real de la elección de pareja, pero la visión fundamental está clara: no busque indefinidamente antes de hacer su elección, por no perderse todas las posibilidades o para no quedarse, a la vez, sin tiempo. De quién nos enamoramos está determinado por una mezcla de factores, de algunos de los cuales somos conscientes; otros los experimentamos indirectamente. La casualidad puede desempeñar un papel decisivo, especialmente si encontramos a alguien luego de
  • 8. 8 haber establecido nuestras aspiraciones o en algún momento particular de nuestro ciclo hormonal. Puede existir ese ser especial allá afuera, pero no necesariamente tiene que ser el único. GEORGE CLOONEY, EL HOMBRE IDEAL VIRILIDAD Las mujeres prefieren a los hombres viriles: musculosos, de espaldas anchas y rasgos masculinos bien definidos. Estas características son interpretadas como indicadores de potencia sexual y buenos genes. RIQUEZA Otros estudios han sugerido que las preferencias también se inclinan por los que aparentan poseer riquezas o demuestran la habilidad de obtenerla. INTELIGENCIA Las mujeres valoran la inteligencia de la pareja.
  • 9. 9 ANGELINA JOLIE, LA MUJER IDEAL FERTILIDAD Los varones consideran atractivas a las mujeres con rasgos que sugieren juventud y fertilidad, como, por ejemplo, una ajustada relación cadera-cintura, labios carnosos y rasgos faciales delicados. INTELIGENCIA Al igual que las mujeres, los varones también valoran la inteligencia de su compañera. OVULACIÓN La atracción por la mujer fluctúa con el ciclo menstrual: los varones se ven atraídos cuando la mujer ovula.
  • 10. 10 Sobrepeso y sexualidad: ellos las prefieren... ¿con curvas? En medio de la vertiginosa rutina del mundo actual que envuelve al ser humano en un ritmo de vida cada vez más agitado, exigente y competitivo, con horarios y cargas de trabajo absorbentes, el estrés está a la orden del día transformando la calidad de vida de las personas, su sexualidad e, incluso, la forma en que los hombres elijen a su pareja, según científicos británicos.
  • 11. 11 Cuando el estrés pesa en la elección de pareja Estudio realizado por las universidades de Newcastle y de Londres, publicado en la revista científica Plos One, aseguró que cuando los hombres están bajo estrés, encuentran más atractivas a las mujeres curvilíneas o con sobrepeso. En este sentido, los expertos estudiaron a grupo de hombres expuestos a tareas demandantes y concluyeron que el estrés puede alterar la percepción sobre potenciales parejas, pues los resultados indicaron que en un contexto de mayor estrés los hombres tendían a considerar atractivas a parejas con mayor masa corporal. "Si observas contextos donde hay escasez de alimentos, la percepción de las personas en torno a la masa corporal en una pareja potencial cambia. La preferencia por parejas con sobrepeso u obesidad parecen ser mayores en comparación con lugares donde hay abundancia de alimentos y un ambiente más relajado", señala Martin Tovee, de la Universidad de Newcastle, uno de los autores del estudio. Sin embargo, no sólo el estrés cambia la percepción de las parejas, también el medio y el estilo de vida donde uno se desarrolla, pues de acuerdo con Tovee, ciertos factores pueden combinarse y transformarla. "Cambios en el medio o en el estilo de vida son factores que pueden revertir lo que uno piensa sobre el cuerpo ideal", concluyó el científico. Cómo elegimos pareja (y en qué nos solemos equivocar) Los parámetros en los que nos fijamos para elegir a una pareja han evolucionado a lo largo de los años. Henry Landrú fue un seductor que captó con lucidez qué buscaban las mujeres a las que quería conquistar. A finales del siglo XIX, las viudas de cierta edad -su ―público‖- se sentían atraídas por los caballeros respetables. Para detectarlos, usaban parámetros que ellas consideraban como infalibles: el atractivo físico, la elegancia en el vestir, el porte
  • 12. 12 en la gesticulación o la elección de temas de conversación apropiados (no incluir, por ejemplo, sexo o dinero). Este personaje aprendió a pasar holgadamente todas esas pruebas. A pesar de ser una persona rácana y con tendencias morbosas hacia la sangre y las vísceras, consiguió la apariencia de un buen caballero. Gracias a eso, sedujo a cientos de mujeres. A una decena de ellas las asesinó con el único fin de quitarles sus –a veces paupérrimos– ahorros. Su encanto era tan notable que, cuando se le juzgó a principios de los años veinte, las crónicas de la época olvidaban la brutalidad de sus crímenes para centrarse en su forma de vestir y en su cautivadora conversación. De hecho, en las películas que le han dedicado –directores tan conocidos como Charles Chaplin o Claude Chabrol– el personaje sigue siendo tratado como un individuo galante y cautivador a pesar de su mugrienta vida de asesino usurero. Decididamente, nuestra forma de enamorarnos excluye parámetros que creemos importantes e incluye otros de los que no somos conscientes e influyen decisivamente. Uno de estos factores inconscientes es la belleza. Aristóteles (un filósofo que solía poner el dedo en la llaga) decía que ―la belleza física valía más que cualquier carta de presentación‖. Hay muchas investigaciones acerca de la influencia de esa variable a la hora de ser objeto de preferencia de los demás. El psicólogo canadiense Michael Efran, de la Universidad de Toronto, por ejemplo, ha hecho muchos experimentos que muestran que éste es un factor fundamental a la hora de decidir si prestamos atención a alguien. Todos ofrecen el mismo resultado: estamos mejor predispuestos hacia los más guapos, pero no somos conscientes del influjo que tiene el atractivo. Los patrones que guían nuestra elección Desde las pioneras teorías de Desmond Morris hasta los escritos recientes de David M. Buss ha habido muchos científicos que afirman que nuestra selección está guiada por patrones (hombres musculosos y grandes, mujeres con caderas amplias y pechos grandes) que aumentan la posibilidad de que nuestros genes se reproduzcan. Desde ese punto de vista, la razón por la que la belleza es tan importante parece clara: elegimos determinados rasgos (simetría, piel sin imperfecciones, etc.) porque si la persona los posee hay más probabilidades de que esté sana y sea una buena apuesta a la hora de mezclar nuestros genes. “Nuestra forma de enamorarnos excluye parámetros que creemos importantes e incluye
  • 13. 13 otros de los que no somos conscientes e influyen decisivamente” Pero la supuesta homogeneidad que predeciríamos si todos eligiéramos a personas que nos resulten guapas se diluye, sin embargo, cuando vemos lo que realmente ocurre: hay millones de personas enamoradas de millones de hombres y mujeres que difícilmente podrían ser catalogados como tal. Los factores cognitivos entran aquí en juego. Uno de ellos es la ―etiqueta‖ que le ponemos al futuro de nuestra relación. En una investigación dirigida por la psicóloga Lynda Boothroyd se mostraba que los seres humanos predecimos, a partir de una fotografía, si la persona retratada es un buen candidato para una aventura de una noche o si solo estaría interesado en una relación más seria. Pues bien: los participantes en el experimento encontraban más atractiva a la persona que preveían que podía satisfacer sus expectativas. Es decir: aquellos que buscaban compromiso amoroso evaluaban como más guapos a los que ―tenían pinta de buscar algo duradero‖ y aquellos que preferían algo puntual puntuaban más alto el aspecto físico de los que veían como ―posibles candidatos a un rollo de una noche‖. Este sesgo forma parte de una propensión general de los seres humanos que el psicólogo Peter Watson denominaba “Tendencia a la autoconfirmación”. Insistimos en buscar datos que confirmen nuestras ideas y pocas veces atendemos a los hechos que las refutan para no tener que revisar continuamente nuestros juicios. Las almas gemelas Esto ocurre también con los parámetros que utilizamos para saber si una persona responde a nuestras expectativas amorosas: ―Es muy recatada vistiendo: estoy seguro de que nunca tendría una aventura con otro‖, ―Este chico no habla casi nunca de sexo y, además, nunca dice groserías: es que es muy espiritual‖, ―Baila muy bien: seguro que en la cama también se mueve estupendamente‖… Los seres humanos necesitamos sensación de control y establecer asociaciones supuestas entre rasgos visibles y otros que necesitamos inferir nos ayuda a obtenerla. Es lo que, a partir de las investigaciones de Solomon Asch, se denomina “Teorías Implícitas de Personalidad”: creemos que ciertos rasgos aparecen siempre unidos y, a partir de ahí, podemos pensar que conocemos a los demás aunque solo nos muestren lo que ellos quieren que veamos. “Aquellas que buscaban compromiso amoroso evaluaban como más guapos a los que tenían pinta de buscar algo duradero”
  • 14. 14 Nos olvidamos de las veces que estos criterios han fallado, recordamos las pocas veces que han funcionado… y nos dirigimos directamente al siguiente error. Si alguien, por ejemplo, cree que cada vez que encuentra a una persona con quien comparte gustos (musicales, cinematográficos, literarios…) ha dado con un alma gemela, intentará reafirmar una y otra vez su hipótesis. Olvidará, por supuesto, que hay una inmensa cantidad de gente con la que tiene afinidades culturales… y una total incompatibilidad de caracteres. Y, además, olvidará que los otros también comparten con nosotros estas Teorías Implícitas y pueden utilizarlas para fingir -como Landrú- ser lo que no son. Si una mujer quiere pasar por puritana sabe que tiene que vestir pudorosamente, los hombres que quieren disimular su obsesión sexual aprenden a hablar de forma delicada, las personas que quieren seducir con la promesa de ser grandes amantes se apuntan a cursos de baile… y todos, cuando nos queremos ofrecer como candidatos a alma gemela, decimos que nos encantan los mismos grupos musicales que a la persona a la que queremos seducir. El beso, una selección química para elegir pareja Un estudio indica que el beso pudo aparecer como mecanismo para seleccionar a la pareja adecuada. Las mujeres que tienen más posibilidades de quedarse embarazadas valoran más los besos.
  • 15. 15 Besarse no sirve para procrear, no alimenta y puede hacerte contraer enfermedades que no tenías. No parece una actividad demasiado práctica y, sin embargo, el 90% de las culturas de la Tierra (y casi el 100% de sus habitantes) la practican. ¿Por qué? ―Bésame y verás lo importante que soy‖, escribía en sus memorias Sylvia Plath. Y algo parecido han concluido ahora Rafael Wlodarski y Robin Dunbar, de la Universidad de Oxford. El beso, además de un acto placentero, pudo aparecer como un sistema para seleccionar a la pareja adecuada. En un artículo que se publica en la revista Archives of Sexual Behavior, los autores plantearon tres hipótesis en torno a la utilidad del beso: Para juzgar a la pareja potencial, como forma para mantener la pareja una vez formada o para facilitar la excitación antes del sexo. Después de realizar una encuesta a 902 personas de entre 18 y 63 años, concluyeron que la última opción no tenía evidencia que la apoyase y las dos anteriores sí. Para plantear sus hipótesis, los investigadores parten de un hecho biológico claro: El metabolismo femenino se hace cargo de gran parte del coste de la reproducción humana, primero cargando con un ser que se alimenta de sus entrañas durante nueve meses y después sigue haciéndolo durante años de lactancia. En una especie como la nuestra, en la que las crías tardan mucho en ser independientes, la presencia de un padre que además de proporcionar espermatozoides eche una mano con la crianza es un aspecto muy relevante. Este hecho habría impulsado a las mujeres a ser más selectivas que los hombres a la hora de buscar una pareja. “La serotonina liberada durante el beso está relacionada con el trastorno obsesivo-compulsivo” A este punto de partida, los investigadores añadieron el hecho de que, según otros estudios, los hombres y las mujeres que se consideran a sí mismos atractivos o que
  • 16. 16 suelen tener más sexo sin compromiso también son más selectivos cuando eligen a sus parejas. La encuesta comprobó que, en general, las mujeres valoran más los besos que los hombres y que las personas atractivas de ambos sexos también tienen en mayor estima el morreo que las que no se ven tan apetecibles o casi nunca tienen sexo sin compromiso. Esta conjunción entre los individuos más selectivos escogiendo sus parejas y el gusto por los besos es lo que hace concluir a los investigadores que existe una relación entre el beso y el proceso de selección de pareja. En segundo lugar, los autores del estudio comprobaron que las personas que tienden a buscar con mayor ahínco relaciones largas —mujeres y personas de ambos sexos sin inclinación por las relaciones esporádicas—, valoraban más los besos en la etapa en que la relación de pareja ya estaba en marcha que cuando se estaban empezando a conocer. Además, descubrieron que estos individuos valoraban los besos de igual manera, estuviesen o no relacionados con el sexo. Las mujeres, por ejemplo, valoraban más los besos relacionados con el fortalecimiento de la pareja y alejados de cualquier circunstancia anterior o posterior a la relación sexual que los hombres. Estos resultados coincidían con la hipótesis de partida que predecía el valor del beso para crear un vínculo de pareja. “La frecuencia de los besos está relacionada con la satisfacción de la pareja, algo que no sucede con la penetración” Los investigadores también pudieron observar la importancia de los besos en las parejas ya establecidas analizando las respuestas a las preguntas sobre satisfacción dentro de la relación. La frecuencia de los besos estaba directamente relacionada con la satisfacción de la pareja, algo que no sucedía con otras actividades como el sexo con penetración.
  • 17. 17 La menstruación cambia el sabor del beso En otro estudio que publican en la revista Human Nature, los mismos autores abundaron en el conocimiento sobre el beso y nuestras preferencias en el emparejamiento analizando su relación con la menstruación. Wlodarski y Dunbar descubrieron que, por un lado, durante la etapa del ciclo menstrual en el que las mujeres tienen más posibilidades de quedarse embarazadas valoran más los besos que en la etapa en que las probabilidades de embarazo son menores. Este hallazgo también aporta información sobre la importancia del beso como método de selección de pareja. En estudios anteriores, se ha observado que las mujeres en la etapa más fértil de su ciclo menstrual buscan hombres más masculinos, socialmente dominantes y con rostros simétricos, todas señales de que los genes del macho son de buena calidad. La elección, no obstante, es compleja, porque esos buenos genes suelen venir acompañados de una falta de preocupación por el hijo que los lleva. “La dopamina que se libera con un primer beso puede provocar insomnio o falta de apetito”o Esta variación de las preferencias por uno u otro tipo de hombres a lo largo del ciclo menstrual y su relación con el gusto por el beso, muestra que, aunque todavía se desconoce, hay una relación entre esas preferencias y la fluctuación hormonal a lo largo de ese ciclo. En particular, los investigadores señalan a la progesterona como interruptor responsable de los cambios de gusto. Los artículos que presentan hoy los investigadores de la Universidad de Oxford son solo una parte de los esfuerzos para comprender cómo comenzamos a besarnos y tratar de explicar la gran importancia que tiene para nuestra especie un acto que podría haber pasado por algo simplemente cultural. Estudios previos ya han mostrado la enorme potencia química del beso. La investigadora, Sheril Kirshenbaum, autora del libro La
  • 18. 18 ciencia de besar, explicaba cómo la serotonina desprendida cuando juntamos nuestros labios con los de otra persona es en ocasiones similar a la que se observa en personas con trastorno obsesivo compulsivo, algo que explicaría algunos comportamientos de los enamorados. La dopamina es otra de las drogas naturales que se liberan con el beso y una de las más adictivas. Se libera con las experiencias novedosas, como un primer beso, y puede causar insomnio o falta de apetito. El rechazo del mal aliento, producido por bacterias que se acumulan en la boca, o el gusto por personas con un complejo mayor de histocompatibilidad distinto del nuestro, algo que favorecería el sistema inmune de nuestros hijos, son otras muestras de proceso químico de selección al que nos podemos estar sometiendo cada vez que besamos a alguien. La ciencia parece confirmar la intuición sobre la relevancia del beso de Plath y puede incluso que justifique un poco la pomposidad de la española, que cuando besa es que besa de verdad, porque a ninguna le interesa besar por frivolidad. Ellos compiten, ellas eligen La lucha por dejar más y mejor descendencia no termina en el apareamiento. En su teoría de la selección natural expuesta en 1859, Charles Darwin explicó el origen de la diversidad biológica del planeta señalando que todos los seres vivos enfrentan una serie de situaciones (promovidas por otras especies biológicas y por factores del medio) que ponen en riesgo su vida y, en consecuencia, la probabilidad de pasar sus genes a la siguiente generación. Frente a estas presiones, algunas especies han desarrollado, durante millones de años, conductas, formas o funciones particulares que les han permitido adaptarse a su medio ambiente y sobrevivir. Estas características, denominadas más propiamente adaptaciones, no son algo que el organismo determine de alguna manera, sino que ocurren gracias a cambios azarosos en su estructura genética. Especialmente en las últimas tres décadas, la teoría de la selección natural ha sido ampliamente puesta a prueba y validada. Ahora se acepta como la teoría más coherente para explicar la diversidad de la vida. En su trabajo científico, Darwin puso mucho énfasis en describir las diferencias que hallaba entre los sexos. Notó que los machos de muchas especies son notablemente distintos de las hembras: en términos muy generales, son más coloridos y llamativos, tienen conductas más activas, emiten más sonidos, desarrollan estructuras más conspicuas (por ejemplo, cuernos, plumas, músculos), etc. Estas diferencias representaban una paradoja para Darwin.
  • 19. 19 Si la lucha por la supervivencia era la columna vertebral de la vida, ¿cómo era posible que los machos desarrollaran características tan complejas que no les dieran mayores oportunidades de supervivencia, sino que los hicieran más vulnerables? Por ejemplo, atributos como los cuernos de los ciervos o la cola del pavo real hacen más difícil huir de un depredador. En la teoría de la selección natural, Darwin incluyó un apartado que llamó selección sexual, donde dio su explicación sobre estas diferencias entre sexos. Dijo que la lucha por la supervivencia no es suficiente, que el mayor logro es tener más y/o mejor progenie. Darwin aventuró la posibilidad de que las características masculinas pudieron surgir en esta competencia y concluyó que les conferían mayores ventajas a los machos cuando éstos luchaban por aparearse con las hembras (competencia masculina) o cuando estas últimas elegían a los padres de su descendencia (elección femenina). Aquellos machos con cuernos más grandes, por ejemplo, tendrían más éxito al pelear con otros por territorios y por las hembras, y también cuando las hembras los evaluaran como pareja. A partir de la evidencia acumulada en las últimas tres décadas, se ha visto que Darwin tenía razón. No obstante, en los años sesenta del siglo pasado, los investigadores notaron algunos hechos interesantes que modificarían parte del planteamiento original de la teoría, pues en muchas especies las hembras copulan con más de un macho. El hecho de que en esas especies la paternidad sea diversa (no todos los hijos son del mismo padre) originó la idea de que la competencia por dejar descendencia no concluye con la cópula. Primero se pensó que se daba alguna forma de competencia entre machos después de la cópula. Esta competencia, denominada espermática, se daría cuando los espermatozoides de más de un macho compiten por fertilizar los gametos de una hembra. Ahora se sabe que no sólo tiene lugar esta competencia, sino que las hembras desempeñan un papel activo a la hora de elegir al padre de sus hijos durante la fertilización de sus óvulos. La competencia espermática parece ocurrir en prácticamente todos los seres vivos con reproducción sexual. A lo largo de la evolución, en los machos se han desarrollado mecanismos que reducen la probabilidad de que sus espermatozoides entren en competencia con los de otros machos; o si hay competencia, que sus espermatozoides sean más exitosos que los de otros. En las hembras, por otra parte, se han desarrollado una serie de adaptaciones que les permiten que su organismo elija los espermatozoides de los padres de sus hijos. Al parecer, la competencia espermática ocurre en casi todos los seres vivos con reproducción sexual No siempre conviene ser el primero Algunas de las primeras investigaciones sobre competencia espermática se realizaron con libélulas (también conocidas como caballitos del diablo). En casi todos los insectos, las hembras almacenan esperma incluso por varios años, que es el caso de las abejas y las hormigas, en órganos especializados. Como sucede en muchos animales, las hembras de los insectos copulan con más de un macho y pueden posponer la fertilización. Algunos investigadores, intrigados por los planteamientos de la teoría de la competencia espermática, midieron la cantidad de esperma presente en la hembra de las libélulas antes, durante y después de la cópula. Encontraron que los órganos almacenadores de
  • 20. 20 esperma estaban llenos antes de la cópula, se vaciaban durante ésta y se llenaban de nuevo poco antes de que la cópula finalizara. Esto sugería que los machos podrían estar retirando esperma de otros machos con sus genitales. Investigaciones más detalladas, en las que se filmó directamente la actividad del órgano copulador masculino dentro de la ducto reproductivo femenino, confirmaron que, efectivamente, este órgano retiraba el esperma que la hembra había recibido en cópulas previas. Los machos extraen el esperma con una serie de espinas pequeñas alrededor del órgano copulador, que atrapan y sacan los espermatozoides. Después de esto, el macho transfiere su esperma a la hembra. Investigaciones posteriores han hecho manifiesto que este mecanismo de extracción es muy generalizado en muchas otras especies de insectos. El hallazgo de la competencia espermática Un problema común, asociado a muchas especies animales y vegetales aprovechadas por el hombre, son las plagas de insectos. En los sesenta se realizaron los primeros intentos por controlar este problema. Algunos investigadores se plantearon irradiar a os insectos machos con dosis que inutilizarían la información genética que portan sus espermatozoides pero no su conducta normal. La idea era que estos machos se aparearan libremente sin producir descendencia y así controlar la plaga. Este método se puso en práctica, por primera vez, con una mosca parásita del ganado. Por suerte, y a diferencia de casi todos los demás insectos, las moscas hembras se apareaban sólo una vez en su vida y el método resultó muy eficaz. Cuando se repitió el método con otras plagas, ya no dio resultado, pues las hembras de muchos insectos tienen la capacidad de almacenar esperma y aparearse más de una vez. Si las hembras se habían apareado previamente con machos normales no esterilizados, de todas maneras tenían descendencia. Esto llevó a los estudiosos de la selección sexual a pensar que dentro de una misma hembra estaban compitiendo espermatozoides de varios machos. En algunas especies de grillos, moscas y libélulas, los machos, antes o durante la cópula, estimulan una serie de centros nerviosos que las hembras poseen. La estimulación se lleva a cabo cuando estructuras masculinas, como el órgano copulador, las patas o las antenas, frotan los lugares donde están insertados los centros nerviosos. La estimulación masculina contrae los músculos que controlan los centros nerviosos para que los espermatozoides obtenidos de cópulas anteriores se desplacen y los del macho con el que la hembra está copulando, queden en ella. En algunas especies, la estimulación induce la expulsión del esperma del rival o de los rivales. En otras, logra que el esperma del macho que está copulando sea llevado a áreas donde sea más probable su uso en la fertilización. En mariposas y grillos, y en otros invertebrados, los machos producen una estructura de gran tamaño, llamada espermatóforo, que aloja a los espermatozoides. En algunas especies en las que el espermatóforo es directamente transferido a los genitales femeninos, la hembra tiene que digerir primero la estructura para que los espermatozoides puedan salir. Ésta ocupa tanto espacio dentro de sus órganos almacenadores de esperma, que no puede albergar otras y así el macho que transfiera primero su espermatóforo aumenta su probabilidad de ser el padre de la descendencia. Insectos: los más interesantes
  • 21. 21 Los insectos son los animales que más se han estudiado y de los que se tiene más información. Su gran diversidad y abundancia, y la facilidad de manipularlos y mantenerlos, los ha hecho ideales para los investigadores. Las "soluciones" que grupos animales distintos de los insectos dan a la competencia espermática parecen ilimitadas. En los insectos cada nueva especie que se estudia presenta soluciones totalmente diferentes a las que se conocían. De hecho, no sorprende que mucha gente se vuelque a trabajar con estos organismos dejando atrás a otros menos prácticos e interesantes (como las aves y mamíferos). Además, después de más de 30 años de investigación, falta todavía estudiar muchas especies de insectos cuyas maneras de "resolver" esta competencia desafían seguramente la imaginación. Un grupo de insectos que va a resultar fascinante en este sentido es el de los que viven en los trópicos. Dado que enfrentan situaciones ecológicas muy diversas, sus conductas, morfologías y fisiologías relacionadas con la competencia espermática deben ser igualmente variadas. Se necesitan estudiantes con muchas ganas de afrontar estos nuevos retos. En una gran variedad de insectos y en algunos vertebrados (por ejemplo, roedores), los machos, después de transferir su esperma, pasan una sustancia que se ubica en la entrada del ducto reproductor y tiene la propiedad de endurecerse muy rápidamente e impide o dificulta que la hembra pueda copular nuevamente con otros machos por un cierto periodo de tiempo. A esta sustancia se le llama tapón nupcial, pues promueve que la hembra utilice el esperma que ya está adentro, dado que no puede volver a copular. Espermatozoides de todo tipo En muchas especies de vertebrados e invertebrados, los espermatozoides se encuentran embebidos en una serie de compuestos. A éstos y a los espermatozoides se les llama, de manera general, semen. Curiosamente, los compuestos seminales son químicamente muy parecidos a algunas de las sustancias que la hembra produce para sus funciones reproductivas. Por ejemplo, son similares a las usadas para desencadenar la ovulación. Investigaciones recientes con la mosca de la fruta han puesto de manifiesto que los compuestos seminales tienen en las hembras la doble función de inhibir la disposición de volverse a aparear y de promover la fertilización y puesta de huevos fertilizados por el último macho. La forma y función de los espermatozoides parecen también haberse originado por las presiones de la competencia espermática. Aunque tenemos la idea general de que los espermatozoides son una cabeza seguida de un flagelo o cola, esta forma es sólo la de una mínima parte de la gran variedad de espermatozoides que existen en el reino animal. En algunas especies los espermatozoides no tienen flagelos, mientras que en otras cada cabeza tiene más de uno. Incluso en una misma especie las formas de los espermatozoides varían. En algunas especies de mariposas, los machos transfieren dos tipos de espermatozoides: unos con material genético y otros sin él. Aunque la función de estos últimos no es muy clara, parece que cuando hay varios machos que compiten por la misma hembra, el primero que lo logra transfiere más espermatozoides sin material genético. Es probable, entonces, que estos espermatozoides tengan una función parecida a la de los espermatóforos: ocupar el espacio e impedir el acceso a otros espermatozoides de cópulas posteriores. Algo parecido se ha argumentado en el caso de algunas moscas, en las que los machos no transfieren millones de espermatozoides, como ocurre en todos los
  • 22. 22 demás animales, sino sólo dos o tres con un flagelo muy largo, de hasta dos centímetros, ¡los más largos en el mundo animal! Aunque en muchas especies la función del flagelo es la de dar movimiento al espermatozoide, en estos espermatozoides el flagelo se transfiere completamente enmarañado, lo cual quizá se deba a que su función sea la de ocupar mucho espacio dentro de la hembra para impedir la entrada de otros espermatozoides. Paternidad controlada Cuando empezó el estudio de la competencia espermática, se hizo énfasis en ilustrar las adaptaciones masculinas, quizá porque al igual que otras características de los machos antes de la cópula, son más conspicuas. Esto llevó a varios investigadores a concluir que las hembras tenían quizá un papel restringido y, como consecuencia, no podían realizar ningún tipo de elección. Sin embargo, el hecho de que la competencia espermática se lleve a cabo en su interior, les da una gran capacidad de influir en el resultado de ésta. En las hembras se han desarrollado las estructuras para almacenar esperma donde la competencia tiene lugar y éstas pueden determinar quién será el padre de la progenie. En las libélulas, por ejemplo, los espermatozoides de machos diferentes pueden ser almacenados en cualquiera de dos estructuras que la hembra posee para este fin: la bursa y la espermateca. Curiosamente, los machos sólo pueden desplazar el esperma de la bursa, pero al no poder hacerlo en la espermateca, en ella se incrementa la diversidad genética si la hembra copula con más machos. Las libélulas hembras pueden poner huevos después de haber copulado con un macho o sin una cópula previa. Lo interesante es que en el primer caso usan esperma de la bursa y en el segundo de la espermateca. Otro ejemplo extremo es el de las abejas reinas cuyos huevos fecundados se convierten en hembras mientras que los no fecundados dan lugar a machos. Se sabe que las abejas reinas pueden controlar con mucha precisión la proporción de sexos de la progenie, lo cual supone que el control de los espermatozoides debe ser igual de preciso. Otras adaptaciones más radicales son las que ocurren en mamíferos, aves e insectos en los que, después de la cópula, la hembra expulsa cantidades variables de esperma sin que esta conducta sea afectada, aparentemente, por el macho. Algunos investigadores incluso se han aventurado a proponer que en los mamíferos, situaciones como la falta de implantación de embriones, la falta de ovulación, el aborto o la terminación prematura de la cópula pueden ser también mecanismos que las hembras usan para controlar la paternidad de su progenie. El papel de las hembras en la competencia espermática apenas empieza a investigarse, pero las evidencias ya se están acumulando. ¿Qué sigue? Como la competencia espermática es un proceso muy generalizado, los estudios sobre selección sexual se están centrando en ella. Cada vez se publican más artículos sobre cómo esta competencia ha afectado la evolución de los seres vivos y las investiga- ciones han abierto nuevas incógnitas. Entre las más interesantes están las que se refieren a cómo y en qué grado la competencia espermática afecta a cada sexo y/o especie. Otra pregunta es si la competencia espermática lleva a que en las poblaciones de una misma especie evolucionen diferentes mecanismos para evitar o reducir el riesgo de esa misma competencia y si esto da lu- gar, después de algún tiempo, a diferentes especies. Queda
  • 23. 23 mucho por investigar y no hay duda de que los nuevos descubrimientos serán igual de fascinantes que los que hasta ahora se han hecho. La ciencia del Sex Appeal Vídeos sobre La ciencia del Sex Appeal Discovery Channel Duración de cada uno 88 min: http://www.youtube.com/watch?v=TkNDtB4lwh8 Y http://www.youtube.com/watch?v=eFPp_m5RlI0 El atractivo sexual. ¿Será cuestión de gustos personales o fruto de una compleja ecuación biológica? Una nueva generación de investigadores y un numeroso grupo de cobayas humanas nos desvelan los sorprendentes y, a veces, desconcertantes secretos de la ciencia del sexappeal. ―Para gustos, los colores―, como se suele decir. Pues no, en absoluto, el atractivo sexual no es cuestión de gustos; es un imperativo biológico: la evolución está detrás de nuestra elección de pareja y eso es algo que se puede demostrar científicamente. Estamos programados para interpretar información genética a partir del rostro, la silueta, el movimiento y la voz. Y al parecer, para las mujeres, la elección es más compleja que para los hombres. Hasta ahora, pensábamos que la elección de una pareja se basaba en criterios totalmente arbitrarios: la es subjetiva. Pero en los últimos años, hay pruebas que indican que, probablemente, eso no sea así. Hay muchos mecanismos que funcionan de forma inconsciente e intervienen en nuestra elección: la belleza no es arbitraria. En el mundo entero, a hombres y mujeres, hay ciertas cosas que les resultan más atractivas y otras, menos. Todos actuamos con arreglo a unas reglas genéticas, que nos ordenan emparejarnos con la pareja más sexy que podamos encontrar y que hace que nos encante estar enamorados. Resulta que la monogamia e incluso la infidelidad son comportamientos programados. Todo está preparado para que nuestros hijos tengan los mejores genes y las mejores perspectivas de sobrevivir. ¿Dónde comienza la ciencia del sex-appeal? En el rostro. Una sola mirada puede desatar una pasión que dure toda una vida. A lo largo de los siglos, hay rostros que han pasado a la historia por su magnetismo y su encanto. Los artistas, científicos y filósofos de todos los tiempos han tratado de averiguar qué es lo que hace que una cara sea absolutamente irresistible.
  • 24. 24 Los griegos pensaban que el secreto residía en una fórmula matemática. Platón la bautizó comoproporción áurea, la fórmula de la perfección. Tomamos un segmento y lo dividimos en dos partes. La proporción áurea se da cuando la relación de la parte menor, con respecto de la mayor, es la misma que la que existe entre la parte mayor y la longitud total del segmento: aproximadamente, dos tercios del total. Y resulta que en la naturaleza hay muchas estructuras que se rigen por este número áureo, incluido el ser humano. Muchas proporciones anatómicas de las manos, los pies, los brazos, el torso y la cara se ajustan con bastante precisión a esta medida matemática. Kendra Schmid trabaja como estadística en la Universidad de Nebraska y emplea la proporción áurea para medir el atractivo de los rostros. ―Comenzamos pidiéndoles a los participantes que puntuaran unas fotografías en función de su atractivo. Descubrimos que hay características que son más importantes que otras para que alguien nos resulte atractivo. Por ejemplo, que el ancho del ojo mida lo mismo que el espacio entre ambos ojos y que la relación entre el ancho de la boca y el de la nariz se ajuste a la proporción áurea.‖ Kendra tan sólo tiene que marcar los puntos claves de las orejas, los ojos, la nariz y la boca de una persona y el programa calcula cuánto se ajusta ese rostro a la proporción áurea. La imagen de Greta Garbo puntúa un 6,5. El 10 es la perfección, pero cualquier puntuación por encima de 6 se considera atractiva. Nefertiti obtiene un 6,8. Con más de un 7, eres irresistible. Kirk Douglas saca un 7. Ni el programa que usa Kendra ni la proporción áurea hacen distinciones entre la belleza masculina y la femenina, pero la femineidad y la masculinidad tienen mucho que ver con el atractivo de una cara. Lisa DeBruine es una psicóloga que lleva años analizando rostros. Trabaja en la Universidad de Aberdeen, en Escocia, en el Laboratorio de Investigación Facial más importante del mundo. Al igual que Kendra Schmid, Lisa descompone el rostro humano en varios rasgos: los ojos, la nariz, la boca y la piel. ―Estas son las imágenes de una mujer y un hombre medios, generadas a partir de las fotografías de 60 jóvenes caucásicos de cada uno de los sexos. Con ellas podemos apreciar cuáles son las diferencias entre un rostro femenino y uno masculino. Los femeninos tienen una mandíbula más pequeña y afilada, menos cuadrada que la de los hombres y unas cejas menos pobladas. Por último, el nacimiento del pelo es más recto en los hombres.‖ Pero el trabajo de Lisa no consiste únicamente en analizar rostros, sino también en crear caras nuevas exagerando los rasgos de alguien.
  • 25. 25 ―Esta es la fotografía de una mujer; a partir de ella, podemos crear una cara más masculina. Ensanchamos la mandíbula, empequeñecemos los ojos y bajamos las cejas. O al contrario, la hacemos más femenina, estrechando la mandíbula y elevando las cejas.‖ DeBruine encuestó a muchos sujetos sobre estas caras masculinizadas, feminizadas y sin modificar. El 81% de los hombres prefirieron a la mujer más femenina y la mayoría de las mujeres, al hombre masculinizado. Las diferencias entre los rostros de hombres y mujeres se deben a la acción de las hormonas sexuales. ―Durante la infancia, las caras de los niños y las niñas son muy parecidas, pero en la pubertad empiezan los cambios y a causa de la testosterona las caras de los chicos se alargan, la mandíbula se les ensancha y las cejas se hacen más pobladas. Que un hombre tenga una cara muy masculina significa que su concentración de testosterona es alta y que una mujer tenga una cara muy femenina es indicio de que tiene altas concentraciones de progesterona y estrógenos y un sistema reproductor sano.‖ Al parecer, a la mayoría de nosotros nos atraen las personas del sexo opuesto que, en la pubertad, produjeron una gran cantidad de hormonas sexuales. Sus caras dan indicios de buena salud y fertilidad. ―Cuando decimos que alguien es atractivo, lo que estamos diciendo, en realidad, es que, probablemente, esa persona tiene buenos genes, que tiene una buena salud reproductora. Si me emparejo con esa persona y tenemos hijos, a esos niños les irá bastante bien.‖ Cuando nos fijamos en alguien que nos parece sexy, lo que realmente enciende la chispa es un análisis vertiginoso de la cara de esa persona que hacemos de forma subconsciente. Pero el cerebro hace mucho más que valorar los niveles de hormonas sexuales de una posible pareja. El rostro nos da otra pista fundamental sobre la salud genética y física del individuo: la simetría. Imaginemos que pudiéramos separar el rostro por la mitad y suponer un lado sobre el otro. El resultado serían unos ojos alineados, una sonrisa recta y la nariz, los pómulos y la frente en un equilibrio perfecto. La simetría de la cara es algo a lo que afectan una serie de sucesos que se producen antes de nuestro nacimiento. El feto de un ser humano está diseñado para desarrollarse en dos lados iguales, a partir del eje central de la columna vertebral, pero eso no siempre ocurre así; la composición del rostro se puede ver ligeramente alterada por pequeñas anomalías genéticas, una
  • 26. 26 alimentación deficiente o una leve infección, cuya sutil huella queda grabada para siempre. Lisa DeBruine ideó un experimento para comprobar qué relación había entre la simetría y el atractivo sexual. Escogió a un hombre y a una mujer y empezó a modificar sus caras. ―Tengo que repasar los 200 puntos de referencia que tenemos aproximadamente para determinar dónde estaría la simetría. Después, calculo dónde tendrían que estar situados para que la cara fuese simétrica y los coloco. Esta es una fotografía de la misma mujer, con otro peinado y otra ropa; ahora, voy a hacer un rostro menos métrico, exagerando las diferencias en esos mismos puntos.‖ Lisa colocó las fotografías en la pared de un edificio universitario; a quienes pasaba, les decía que eran gemelos y quería saber cuál les parecía más atractivo y por qué. Ocho de cada diez hombres y mujeres prefirieron la cara simétrica. Es una elección subconsciente basada en unos indicios fundamentales sobre la salud física y genética que quedan grabados en el rostro ya en el vientre materno. Pero no nos limitamos a buscar pistas sobre la salud genética de los demás; también nos preocupamos de promocionar la nuestra. Uno de los hallazgos más curiosos de los estudios de investigación facial es que los rostros sufren cambios muy sutiles de un día para otro. Lisa DeBruine ha constatado que las mujeres se ponen más atractivas cuando están ovulando. ―Hemos hecho estudios sobre cómo cambian las caras de las mujeres a lo largo del ciclo menstrual y lo hemos comparado con el aspecto que tienen durante la ovulación y con otros momentos del ciclo en los que esa probabilidad disminuye. Pedimos a los participantes que eligieran entre ambas caras y con más frecuencia señalaban el rostro que se correspondía con el período de ovulación como el más atractivo. Aún no sabemos en qué consiste la diferencia, pero pensamos que las mujeres pueden tener un aspecto más saludable y radiante cuando están ovulando.‖ Masculinidad, femineidad, simetría y fertilidad, los ingredientes secretos de la atracción. Pero no hemos hecho más que empezar; el sex-appeal es mucho más que una cara bonita. ¿Qué hace que un cuerpo sea sexy? A juzgar por las imágenes con las que nos bombardea la publicidad, la mujer ideal tiene una figura estrecha, caderas redondeadas y unas piernas largas y esbeltas. En el caso de los hombres, unas espaldas anchas, los pectorales marcados y unos abdominales de infarto. ¿Pero es esto lo que nos resulta
  • 27. 27 atractivo realmente? La ciencia ya nos ha desvelado los secretos de una cara bonita; ahora, sigamos bajando. Carrie Johnson trabaja en la Universidad de California, en un estudio sobre los cuerpos que más despiertan nuestro apetito sexual. Ha fotografiado cientos de cuerpos y ha entrevistado a cientos de personas para evaluarlo. En su estudio utilizó un dispositivo que sigue el movimiento de los ojos mientras los sujetos observan los cuerpos. ―El punto aparece en el lugar al que miran los sujetos; cuanto más se detienen en un lugar, más se ensancha el punto. Como podéis observar, lo repasa todo con la mirada. Se detiene un poco más en la cara; luego, mira los hombros y sube y baja la mirada por todo el cuerpo. También observa los pechos de la mujer, lo que es bastante normal; es habitual que los hombres se fijen más en el pecho que las mujeres.‖ El busto de una mujer indica claramente que ha pasado la pubertad y, probablemente, sea capaz de reproducirse, así que no es raro que los hombres se fijen en él. Pero no es lo único que llama la atención de los hombres. Hay avances neurológicos recientes que sugieren que hay una parte del cerebro que se activa con intensidad cuando miramos un cuerpo. Carrie Johnson ha investigado qué era lo que estimulaba esa parte del cerebro y resultó ser una pregunta difícil de responder. ―Cuando miramos a una persona que anda por la calle, hay cosas que pueden distraer nuestra atención de lo que realmente nos interesa en un estudio científico. Puede que la persona lleve un vestido muy corto y eso nos hace mirar esa parte del cuerpo o que lleve alguna joya, y esas son cosas que nos entorpecen a la hora de interpretar qué es lo que nos parece atractivo o no.‖ Para asegurarse de que lo único que se juzgase fueran los contornos del cuerpo, Carrie creó una siluetas grises sin rostros, senos, ni adornos, idénticas, salvo en las proporciones del cuerpo y le pidió a los participantes que dijeran si correspondían a un hombre o a una mujer. En seguida Carrie observó que había un patrón: independientemente de la forma que tuviera la silueta los participantes solían fijarse en las caderas y la cintura. ―No ha dudado; le ha resultado evidente. Ha mirado la cintura y las caderas y ha dicho, de inmediato, que era una mujer. Ha mirado rápidamente a esa categoría. Este cuerpo es más ambiguo, así que ha ido pasando de un lado al otro, porque no estaba del todo seguro.‖ Carrie ha averiguado que todos los seres humanos usamos la cintura y las caderas como referencia para juzgar el sexo de una persona; eso tiene una explicación muy sencilla: las hormonas sexuales, que invaden nuestro organismo durante la pubertad, transforman
  • 28. 28 radicalmente el cuerpo femenino. La cintura se estrecha y la silueta se asemeja a un reloj de arena. Los investigadores han asignado una cifra a la silueta femenina más sexy: la cintura debe tener una anchura del 70% con respecto a la medida de la cadera. Las obras de arte que nos permiten trazar una cronología de esta proporción, cercana a la proporción áurea, demuestran que ese fue el ideal a lo largo de la historia de la humanidad, incluso en la Edad de Piedra, que fue cuando se esculpió esta figura de 20.000 años de antigüedad. ―Cuando comenzamos el estudio, la teoría que imperaba sobre el atractivo físico se basaba en un único rasgo: en lo curvilíneo que fuese el cuerpo. Se pensaba que eso se debía a que indicaba salud o fertilidad; según esta teoría, las mujeres más atractivas serían aquellas que están sanas y son capaces de tener hijos.‖ Pero los resultados de la investigación, en principio, parecían contradecir esta teoría: aunque los hombres encontraban atractiva la proporción del 70%, una cintura del 60, e incluso del 50% con respecto a la cadera, les parecía aún más atractiva, de modo que la cintura sería tan estrecha que a la mujer le sería imposible tener hijos. ―Si las zonas del cuerpo fueran indicativas de la salud y de la fertilidad, cabría esperar que los cuerpos más extremos, que ni siquiera existen en la naturaleza, resultaran menos atractivos, pero resulta que sucede al contrario: los cuerpos que nos resultan más atractivos, son los más extremos, los que tienen la cintura más estrecha con respecto a las caderas, tanto que ni siquiera existe de forma natural, pero los participantes dicen que es atractiva.‖ Esto parece contradecir la vinculación que los científicos han identificado entre el atractivo sexual y la salud y la fertilidad. Pero, en realidad, no era así, porque la pieza que nos faltaba es que el cerebro valora el atractivo del cuerpo en función de cómo se mueve. ―Uno de los primeros estudios que se hicieron sobre el cuerpo en movimiento, en la década de 1970, fueron los de Johansson. Puso un material reflectante, como pelotas de pimpón y cinta adhesiva en las principales articulaciones y grabó a los modelos caminando y saltando, haciendo todo tipo de movimientos. Cuando los participantes en el estudio veían las grabaciones de esos puntos en movimiento, identificaban, sin dudarlo, que eran personas y ese fue el gran hallazgo de la investigación. Eso nos dice lo importante que es el cuerpo y, en particular, el cuerpo en movimiento, para formarnos una opinión.‖ Carrie animó sus siluetas grises con distintas formas de andar y distintos anchos de cintura, y les pidió a los participantes que le dijeran cuál les parecía más sexy. ―Cuando evaluamos las respuestas, comprobamos que los cuerpos que resultaban más atractivos eran los que tenían un torso recto y erguido y balanceaban los hombros con un
  • 29. 29 aire masculino. O bien los que tenían forma de reloj de arena, que más movían las caderas. El resto de las combinaciones no resultaban tan atractivas.‖ Las conclusiones de Johnson indican que usamos un método simplificado para interpretar los indicios de masculinidad y femineidad. En otras palabras: ―somos vagos, no me hagas pensar demasiado. ¿Es este un cuerpo con el que me merezca la pena aparearme?‖ ―Pensamos que el mecanismo realmente no se basa en la salud o en la fertilidad, sino en una combinación de indicios que sea muy fácil de entender. Este es un hombre masculino; es una información fácil de procesar y por eso nos resulta atractivo. Y por otro lado, una mujer con un cuerpo muy femenino, también es fácil de interpretar y resulta más atractiva a quienes la miran.‖ Y lo que funciona con el que mira también se aplica al que es objeto de deseo. Carrie le pidió a unos cuantos sujetos que caminasen en una cinta de correr, mientras les grababa. A la mitad, les explicó en qué consistía el experimento. ―Queremos que camines sobre la cinta a una velocidad que te resulte cómoda y, luego, analizaremos la eficiencia de tus movimientos al andar, mediante un algoritmo informático.‖ Y a la otra mitad, les dio una explicación distinta. ―Te grabaremos caminando y enseñaremos las imágenes a otras personas para que valoren tu atractivo sexual.‖ Enseguida, Carrie advirtió que las personas que pensaban que se estaba valorando su atractivo tendían a exagerar sus movimientos y a tratar de parecer especialmente masculinas o femeninas. ―Cuando observamos a una mujer, vemos que balancea más las caderas de un lado a otro; en el caso de los hombres y de la forma masculina de andar, los hombres se mueven un poco más también e incluso saca los brazos un poco hacia fuera, para aumentar el tamaño visible de su cuerpo.‖ Esta es una mujer caminando con normalidad. Y este es el movimiento de caderas de una de las mujeres que piensan que se va a evaluar su atractivo. A la izquierda, vemos a un hombre caminando con normalidad y, a la derecha, el movimiento de hombros de uno de los que está desplegando sus encantos. Al parecer, tenemos un mecanismo mental que nos impulsa elegir a las parejas que caminan de forma atractiva y otro que nos hace andar de forma atractiva, cuando sabemos que nos están mirando. Es un impulso que procede de los instintos
  • 30. 30 de apareamiento de los primeros seres humanos. Si alguien caminaba de forma irregular, eso sugería que podría tener debilidades genéticas y una corta esperanza de vida. En cambio, unos buenos andares reflejaban que se trataba de una persona sana, con probabilidad de sobrevivir lo suficiente para criar a los hijos. ―La evolución consiste en transmitir los genes a la siguiente generación, así que estamos muy atentos a los indicios sobre la salud de una persona, sobre la calidad de sus genes. Estamos dotados de mecanismos para detectar las sutiles características que nos dan esa información sobre los demás.‖ Pero no todos tenemos una cara o un cuerpo perfectos y esa es la cara oscura del sexappeal. Tenemos 10 hombres y 10 mujeres que van a pelear por conseguir la mejor pareja para aparearse en pro de la ciencia. El cerebro está entrenado para calcular rápidamente el atractivo de las caras y cuerpos de las posibles parejas, en busca de los mejores genes. Pero no todos somos capaces de pillar una pareja 10; lo hacemos lo mejor que podemos. Cómo y con quién deberíamos emparejarnos es un enigma que Douglas Kenrick, psicólogo evolutivo, lleva décadas tratando de resolver. ―Si nos limitáramos a buscar buenos genes, ningún hombre estaría satisfecho si no acabara con Jennifer o alguna supermodelo… desistirían. Y las mujeres no se conformarían con nadie por debajo de Brad Pitt o alguien así de atractivo. En la vida real, la gente tiene que emparejarse con alguien.‖ ¿Cómo funciona el mecanismo de emparejamiento? Para averiguarlo, el doctor Kenrick reunió a 10 mujeres y 10 hombres de atractivo medio, para realizar con ellos unos cuantos experimentos sobre dinámica social. En primer lugar, eliminó todas las diferencias posibles entre estas cobayas humanas y las vistió de forma neutral e idéntica. ―Bueno, vamos a hacer un ejercicio de emparejamiento. Como veis, todos lleváis un número; no podéis ver el vuestro, pero sí el de los demás. Para ofreceros, tendedle la mano a la otra persona; si os acepta, estaréis emparejados y os retiraréis al fondo. Y no tendréis que seguir buscando y tender la mano a otra persona. El objetivo es tratar de conseguir el número más alto posible, pero tenéis que tener en cuenta que vosotros lleváis un número también, que influye en la elección de los demás.‖ Los números se han asignado de forma arbitraria y representan el atractivo del 1 al 10. En la vida real, en la que uno no sabe exactamente cuál es su grado de atractivo, tendemos a aspirar a lo más alto, a conseguir un 10, y a partir de ahí vamos rebajando las aspiraciones a alguien que nos acepta.
  • 31. 31 ―Algunos hacen el ofrecimiento y son rechazados. Los dos con el 5 ya se han emparejado entre sí. No se ha dado una correspondencia exacta, pero sí que se ha establecido una correlación. Las personas con los números más altos esperaron y obtuvieron más ofrecimientos. Quienes tenían los números más bajos no recibieron ofrecimientos; eso es, más o menos, lo que ocurre en la vida real.‖ El experimento arroja luz sobre lo que ocurre en una mente adolescente, cuando uno aún no es consciente del propio atractivo. ―Imaginemos a unos adolescentes en el instituto: tenemos a un chico y a una chica y ambos son dieces; lo que ocurrirá es que van a recibir mucha atención del sexo opuesto y, pronto, se van a dar cuenta de que van a tener más donde elegir. Si eres un 5 o un 6, como la mayoría, te vas a dar cuenta también. Es cuestión de observar la actitud de los demás hacia ti.‖ Es algo que tenemos que aprender y que puede ser un proceso desagradable. Para ilustrar una versión rápida de este proceso de aprendizaje, el doctor Kenrick le puso micrófono a la mujer con el número 3 y le pidió que fuese narrando el mecanismo de elección de pareja. ―Supongo que todas van a ir a por el chico con el 10. 3… 1… 4… 10… Anda, el 10 ya está cogido. Nadie cruza la mirada conmigo. No estoy acostumbrada a eso. Me gusta ese, sí. Pero tiene un número demasiado bajo; puedo conseguir algo más. A ver… 1… No. 7… Igual… Vaya, ya está emparejado. Me temo que llevo un número muy bajo, porque nadie viene a por mí. Vamos… 2… No, puedo aspirar a más. Ya casi no quedan números. 1… 8… Creo que esto es lo que queda. Vale, me ha tocado el 2.‖ Después de asignar los números de forma arbitraria, el doctor Kenrick quiso saber cómo serían las cosas si la elección de pareja se hiciese en función del atractivo físico real. Cuando los voluntarios llegaron y antes de que los hombres y las mujeres pudieran verse cara a cara, les pidió que valoraran el aspecto físico de los participantes del sexo opuesto, del 1 al 10. Después, calculó la media de cada persona y los ordenó en función de eso. En esta segunda prueba, los participantes van a tratar de emparejarse con la persona más atractiva que puedan. ―Vamos a cambiar un poco las reglas y les vamos a permitir a las chicas que se quiten las medias de la cabeza. Vale, ahora, los chicos. Bueno, esta vez, guiaos por vuestras propias preferencias. Y haced como en la prueba anterior: intentad conseguir a la persona que os parezca más atractiva. Apuntad alto.‖ Tal como Kenrick esperaba, todos ellos se emparejaron con alguien más o menos a un punto de su propia valoración. ¿Significa esto que, en lo que respecta a nuestro atractivo,
  • 32. 32 la suerte está echada desde el día en que nacemos? Afortunadamente, no. La atracción física no es el único criterio que rige nuestra elección de pareja. El sex-appeal tiene muchos más ingredientes que la mera apariencia física. En Tanzania, viven los hadza, una de las últimas tribus de cazadores y recolectores. Puede parecer extraño que hayan sido sujetos de un estudio sobre el sex-appeal, pero en el año 2006, se hizo un estudio con ellos para averiguar cuáles de estos hombres eran más capaces de conseguir que sus genes pasaran a la siguiente generación. Sus rasgos más representativos son su tradición oral y sus cánticos. El objetivo del estudio era comprobar si había alguna relación entre sus voces y su capacidad para atraer a una pareja. ―Primero, hemos grabado una serie de voces masculinas y hemos anotado cuántos hijos han tenido esos hombres. Y lo que hemos constatado es que los hombres con un mayor número de hijos, tendían a tener voces más graves. Y los hombres con voces más agudas, tendía a tener un menor número de hijos.‖ ¿Cómo puede estar relacionado el tono de voz con el número de hijos que engendres? ―Creemos que la importancia del tono de voz de una persona puede estar relacionada con el hecho de que, durante la mayor parte de la historia evolutiva del ser humano, cuando el sol se ponía, reinaba la oscuridad y por eso, por la noche, las relaciones interpersonales más decisivas estaban presididas por los sonidos.‖ Y en el centro de esas interacciones nocturnas, cómo no, se situaban la seducción y el sexo. Cuando un hombre y una mujer charlan distendidamente en una primera cita, hay una antena que se pone en funcionamiento para detectar el atractivo sexual que no se centra en lo que se está diciendo, sino en cómo se está diciendo. David Feinberg ha estado tratando de averiguar en qué reside el atractivo de una voz. ―Del sonido de una voz sacamos muchas conclusiones sobre esa persona, desde la primera vez que la escuchamos. Podemos intuir qué edad tiene o en qué estado de ánimo se encuentra, por ejemplo, pero nuestro estudio se centra en una de las cosas más interesantes con respecto a la voz: si podemos medir el atractivo de una persona por cómo suena su voz.‖ Feinberg pidió a varios estudiantes de ambos sexos que valoraran el sex-appeal de varias voces del sexo opuesto. En general, los hombres eligen a mujeres con voces más bien agudas. ―Con las voces femeninas, nos puede parecer que a los hombres les gustan las suaves y sensuales, pero el estudio muestra lo contrario. Una de las principales razones de esto
  • 33. 33 es que las mujeres más jóvenes, así como las que tienen niveles altos de estrógenos, tienen la voz más aguda.‖ Y probablemente, no nos sorprenda comprobar que las mujeres elijan a los hombres con las voces más graves, más masculinas. ―El tono de voz de un hombre está relacionado con la producción de testosterona durante la pubertad. Los hombres con más testosterona desarrollan voces más graves y los que hayan producido menos hormonas sexuales tienen voces más agudas, de forma que, cuando las mujeres las escuchan, aunque no sepan que se debe a la influencia hormonal, están reaccionando, inconscientemente a esa información.‖ Las mujeres reaccionan ante algo que no sólo está relacionado con el tono de voz; el aumento de la testosterona durante la pubertad, además de originar una voz atractiva, también modela un rostro y, a menudo, un cuerpo atractivo. Con las mujeres ocurre lo mismo: una concentración hormonal alta hace que tengan una cara y una cintura más atractivas, más pecho y una voz más aguda. Y aquí es donde la historia da un giro interesante: a medida que la cara de la mujer se hace más atractiva durante la ovulación, la voz también. El doctor Gordon Gallup, de la Universidad Estatal de Nueva York, ha estudiado cómo afectan los niveles de estrógeno al tono de voz de una mujer, a lo largo del ciclo menstrual. ―La subida hormonal afecta al tono de voz de una persona durante la pubertad, pero eso sigue ocurriendo en las mujeres adultas, como consecuencia de la variación de la concentración de hormonas durante el ciclo menstrual.‖ 10 hombres se han presentado voluntarios para valorar el atractivo de 10 voces femeninas. Al final del experimento, el doctor Gallup les revela una información sorprendente. ―No sé si os habréis dado cuenta o no, pero algunas de estas voces corresponden a la misma mujer. De hecho, en esta prueba, sólo han intervenido cuatro mujeres, a las que grabamos en distintas fases del ciclo menstrual.‖ Esta es la voz de una de las mujeres. Y esta es su voz durante una fase distinta del ciclo. En la segunda grabación, el tono de voz es ligeramente más agudo que en la primera. Se grabó cuando la mujer estaba ovulando, en sus días más fértiles. ―Cuando las mujeres están en mitad del ciclo, que es cuando son más fértiles y tienen más probabilidades de concebir, es cuando sus voces resultan más atractivas.‖
  • 34. 34 Una cara bonita, un cuerpo escultural, una voz seductora… todo fruto de las hormonas e impulsado por la genética. Lo que entendemos como atractivo sexual es el resultado de una motivación genética para llamar la atención de la pareja más apropiada. ¿Pero hay alguna forma de cambiar las tornas si la genética juega en contra? El sex-appeal es toda una trama que se está desarrollando de forma subconsciente en el cerebro, siguiendo las órdenes de nuestros genes, hasta llegar al punto culminante en el que nos emparejamos para aparearnos. Y aquí es donde la cosa se pone interesante. ―En el caso de los seres humanos, la elección de la pareja es una decisión muy importante, porque tenemos un número muy reducido de hijos. En general, se piensa que tanto a los hombres como a las mujeres, les gusta encontrar parejas atractivas, pero, en realidad, lo que resulta atractivo en un hombre no es lo mismo que en una mujer.‖ Las diferencias entre lo que ambos sexos buscan en el sexo opuesto se refleja en la forma en la que nos promocionamos. Las mujeres son el sexo más bello y ornamentado de la especie humana, una rareza en comparación con el reino animal, donde los machos son quienes exhiben los adornos más elaborados para atraer la atención de sus posibles parejas. Los pavos reales machos tienen un plumaje espectacular; los leones, una magnífica melena. Los varones no cuentan con ningún adorno anatómico específico, pero sí tienen otras cosas… llamémoslos ―accesorios‖. ―Un coche dice mucho de ti: te hace parecer más estable, más interesante y atractivo. Atrae las miradas de las chicas. Eso es así. El coche, de alguna forma, te define, porque lo que conduces refleja lo que eres.‖ ―Los seres humanos, como mamíferos que son, establecen una competencia entre los machos, porque las mujeres eligen a los machos dominantes. Así que los hombres usan varias estrategias para lucirse. Es lo mismo que ocurre en otras especies de mamíferos; en el parque nacional de las Montañas Rocosas se ven esos carneros con una enorme cornamenta. Antes de que lleguen las hembras, se dedican a embestirse entre ellos; a las hembras no les interesa la competición en sí, sino cuál ha ganado a los demás. En cierta forma, los clubes de coches son algo parecido. Los hombres se dedican a presumir de que los demás les respetan y les admiran y lo que llama la atención de las mujeres es que seas el hombre con más prestigio en ese círculo. Los hombres son quienes deciden quién es el que destaca y, entonces, ellas les eligen como pareja.‖ El motivo por el que ellas son más exigentes que ellos es que, en su caso, el sexo puede tener más consecuencias: un hombre puede acostarse con una mujer y largarse; una
  • 35. 35 mujer puede tener que enfrentarse a nueve meses de embarazo y a muchos años cuidando un hijo. Las mujeres buscan buenos genes y carteras abultadas. ―Vamos a poner un ejemplo: si vas a salir a cenar esta noche y te vas a gastar 200 euros, seguro que te leerás primero las opiniones que haya sobre los restaurantes y tendrás cuidado de elegir bien y no te va a hacer ninguna gracia si no comes bien. Pero si te vas a gastar cinco euros en cualquier puesto callejero, te conformas con mucho menos. Desde la perspectiva de la evolución, los hombres tienen la posibilidad de comer por cinco euros; entre los mamíferos, todos los machos la tienen, pero las hembras, no.‖ El deseo de las mujeres de encontrar a alguien que comparta con ellas esa carga, les hace buscar algo más que un físico; ellas buscan indicios del prestigio, la riqueza y la idoneidad de un hombre como pareja en general, que la proteja a ella y a su prole. Un estudio realizado en Austria ha demostrado que las mujeres pueden cambiar su percepción sobre un hombre, en función del coche que tenga. En él se les pedía que valoraran fotografías de coches, como si fueran imágenes de hombres. ―Es como si los coches tuvieran una cara que realmente afectase a la percepción que tenemos de ellos y a la personalidad que les atribuiríamos. Las mujeres prefieren los coches que dan una imagen de fuerza y dominio. Lo que también puede que se asocie con que son más seguros y suelen ser los más caros.‖ ―Muchos de los factores que intervienen en la reproducción humana se ven en la publicidad. Las personas anuncian lo mejor que tienen. Dicen: ―esto es lo que ofrezco‖ y lo amplifican en cierta medida.‖ ―Para los hombres, lo prioritario es el atractivo físico; para las mujeres, que un hombre tenga una buena posición social puede marcar la diferencia.‖ ―La reproducción humana no se basa únicamente en el sexo; elegir una pareja es sólo parte del juego; luego, hay que conservar esa pareja. Hay que construir un nido, por así decirlo, con esa persona y criar a los hijos entre los dos. Así que hay mujeres atractivas que se casan con hombres menos atractivos que ellas, porque lo compensan con otras características, como los recursos o el compromiso.‖ Con un experimento sencillo, podemos comprobar hasta qué punto la posición social y económica de un hombre puede cambiar la percepción de una mujer sobre él. En la prueba de los emparejamientos, se les hicieron fotos a los participantes con ropa normal. A cada hombre se le atribuyó un trabajo inventado: unos eran dependientes, otros, altos ejecutivos del mundo de la música… A continuación, se les mostraron las fotos a mujeres por la calle.
  • 36. 36 En el estudio anterior, basándose sólo en su atractivo físico, a este hombre se le dio un 4 sobre 10. Pero con unos ingresos anuales de 245.000 dólares y un trabajo de prestigio… ―- Yo diría que un 8. - Digamos que un 7. - Pues un 6 o un 7. Por el dinero.‖ Este chico obtuvo un 9 en el experimento, pero, ahora, con un sueldo de 23.500 dólares al año, en una tienda de material de oficina, ha perdido mucho sex-appeal. ―- Un 5. - Un 4.‖ Y este chico, que fue el que menor puntuación obtuvo en el experimento, recibió un empujoncito en su atractivo, gracias a su imaginaria y lucrativa empresa de software (sueldo 375.000 dólares al año). ―- Un 10.‖ Mientras que a los hombres les basta con una cara seductora y un cuerpo llamativo, a las mujeres les atraen tanto la salud como la riqueza. Pero esa no es la única diferencia entre ambos sexos; la exigencia de las mujeres va mucho más allá y está asociada a un radar que los hombres no son capaces de detectar. El atractivo sexual es algo que todos estamos seguros de apreciar a simple vista. O al oírlo. ¿Pero acaso tiene un olor en particular? Entorno a la idea de que hay ciertos aromas que nos enloquecen y desatan los instintos sexuales, se ha creado toda una industria. Los científicos llevan años investigando si el ser humano segregaferomonas, unas sustancias químicas que influyen en la conducta sexual. Hasta ahora, sólo han encontrado una que se acerca a la descripción: la androsterona es una hormona que segregan las glándulas apocrinas de los hombres, situadas donde hay vello corporal. Pero no se puede decir que sea, precisamente, un elixir de amor. ―Por lo general, a las mujeres les desagrada el olor de los hombres; el olor de la androsterona es parecido al del almizcle al principio, pero luego va pasando a ser como el de la orina.‖ Karl Grammer es un especialista en Biología Evolutiva que trabaja en Viena y está a la vanguardia de los estudios sobre las feromonas humanas. Al comienzo de su investigación, Grammer descubrió que hay un momento en el ciclo menstrual femenino en el que a las mujeres no les desagrada el olor acre de la androsterona y empieza a gustarles.
  • 37. 37 ―De pronto, cuando empieza la ovulación, los hombres y, en particular, los hombres atractivos, huelen bien.‖ Así que la androsterona es un radar muy eficaz para los hombres, a la hora de emparejarse, puesto que repele a las mujeres que no son fértiles. Pero la relación entre el interés sexual de una mujer y el olor de un hombre es aún más complejo. El agua salada del sudor se mezcla con la androsterona, que segrega las glándulas apocrinas y ambas alimentan a las bacterias que están presentes en la piel. Es el caldo de cultivo microscópico que confiere a cada hombre su olor característico, un olor con el que las mujeres sintonizan de forma muy precisa. Elisabeth Oberzaucher forma parte del equipo de Grammer y ha diseñado un método para destilar esencia de hombre. ―Primero ponemos a los chicos a correr en las cintas para que suden mucho. Queremos comprobar si todas las mujeres prefieren específicamente el olor de un hombre en concreto o si, por el contrario, se producen varios emparejamientos porque una chica prefiera el olor de un chico y otra el de otro con un olor totalmente distinto.‖ Los hombres dejan las camisetas sudadas impregnadas de un olor que les dice a las mujeres mucho más de lo que imaginamos. ―En mi opinión, el olor es una señal muy interesante, porque funciona de forma subconsciente. No podemos intervenir conscientemente en el efecto que causa en nosotros, en cómo lo percibimos. La forma en la que el cerebro procesa los olores está muy relacionada con las respuestas emocionales.‖ No sólo con las emocionales, sino también con las genéticas: nuestro olor está muy relacionado con lo que se conoce como el complejo principal de histocompatibilidad. Este complejo es una familia de genes del ADN que determina las enfermedades frente a las que el sistema inmunitario está preparado para protegernos. En esa región del ADN hay unos 100 genes distintos con múltiples variantes. No hay dos personas con la misma combinación, por lo que no hay dos personas que huelan igual. ―Todavía no sabemos exactamente de qué modo nuestro olor corporal informa acerca de nuestro sistema inmunitario, pero sí tenemos pruebas científicas de que están relacionados. Nuestro sistema inmunitario determina qué bacterias pueden vivir en la piel y esas bacterias son las que originan el olor del sudor.‖ ¿Cómo reaccionarán las mujeres ante las camisetas sudadas? La respuesta inicial es la que cualquiera esperaría. ―- La verdad es que la mayoría de estos olores no resultan precisamente atractivos. - A veces, es difícil apreciar diferencias entre ellos. - Es verdad.‖
  • 38. 38 Pero no todas opinan lo mismo. ―- A mí, ha habido un olor que no me ha desagrado tanto. No era demasiado fuerte, ni intenso… me ha gustado.‖ ―El hecho de que a una de ellas le haya gustado uno de los olores puede deberse a dos cosas: una, que estuviera en su período fértil y por eso el rechazo a los olores masculinos se hubiera reducido; o dos, que su complejo principal de esta compatibilidad, es decir, su sistema inmunitario estuviera muy en consonancia con el de él.‖ Oberzaucher y Grammer descubrieron que a las mujeres sólo les gusta el olor de un hombre con dos condiciones: que esté a uno o a dos días de la ovulación y que los genes del complejo principal de histocompatibilidad del hombre sean muy distintos de los suyos. Desde entonces, varios estudios en el mundo han obtenido estos mismos resultados; entre ellos, está el de la Universidad de California dirigido por Martie Haselton. ―Las personas preferimos olores corporales diferentes a los nuestros. Heredamos de nuestros padres su conjunto de genes del complejo principal de histocompatibilidad; si el conjunto paterno y materno son diferentes, tu sistema inmunitario será más eficaz que si son iguales.‖ El olfato de las mujeres podría estar ayudándolas a encontrar una pareja adecuada en el período del ciclo en el que tienen más probabilidades de concebir. Pero el equipo de Elisabeth tenía el presentimiento de que esa no era su única función; también les sirve para evitar que les atraigan sus familiares. Para comprobarlo, hicieron otra versión del experimento de las camisetas sudadas y en los frascos pusieron una prenda que pertenecía al hermano o al padre de una de las participantes. Cuando esa mujer olfateó la camiseta de la persona con la que tenía parentesco, mostró un rechazo particularmente acusado. ―El rechazo al olor de los familiares cercanos es un rechazo de carácter sexual; te hace repeler sexualmente a la otra persona. Pensamos que la función principal de este rechazo a los olores similares al propio es evitar el incesto, porque las personas con parentesco tienen sistemas inmunitarios muy similares y olores muy parecidos.‖ El incesto es una bomba biológica de relojería; los hijos nacidos de esas uniones tienen un sistema inmunitario muy vulnerable. No es de extrañar que la naturaleza haya depositado el mecanismo para evitar el incesto en las manos de una esencia tan profunda que apenas somos conscientes de ella. Los especialistas en Biología Evolutiva creen que los primeros seres humanos dependían mucho más del olfato que nosotros.
  • 39. 39 ―Entre aquellos primeros humanos era difícil saber si uno tenía un parentesco cercano con los demás. Se vivía en grupos de clanes familiares y había muchas posibilidades de que estuvieras emparentado con otros individuos sin saberlo. El hecho de detectar a un familiar no era tan fácil como ahora, que solemos saber perfectamente quiénes son nuestros hermanos. ¿Y cómo captaban entonces esta información? Pues parece ser que a través del olor corporal.‖ Las mujeres navegan por las peligrosas aguas de la reproducción sexual guiadas por el olor corporal de los hombres; el olfato las ayuda a no encallar en las arenas de una pareja inadecuada genéticamente y dirige su rumbo a la que les vaya a dar hijos sanos. El olor masculino suele producir rechazo, pero en el caso de las mujeres, la cosa cambia: cumple una función secreta y sorprendente en lo que respecta al atractivo sexual. ―Cuando los hombres se ven expuestos al olor de las secreciones vaginales, pierden la capacidad de distinguir el atractivo de las mujeres.‖ Como vemos, hombres y mujeres están al acecho y juegan al gato y al ratón, evaluando el atractivo del otro, mientras tratan de promocionar el propio. Es el juego de seducción al que nos referimos cuando hablamos de coquetear o flirtear. Es un juego al que todos sabemos jugar de forma instintiva y el mejor sitio para observarlo es en una velada de citas rápidas. Martie Haselton estudió estas citas desde el punto de vista evolutivo. ―Las citas rápidas son una competición entre mujeres y entre hombres para impresionar a los miembros más atractivos del sexo opuesto.‖ El objetivo de ambos sexos es encontrar una buena pareja, pero los métodos son muy diferentes. ―Los hombres hablan de sus profesiones, de sus trabajos y de dónde estudiaron; las mujeres explotan sus señales de atractivo y juventud.‖ La investigación de Haselton está enfocada a tratar de predecir el resultado de las citas mediante la observación de las expresiones faciales y ha descubierto que sólo uno de los sexos muestras sus cartas abiertamente. ―Un mero espectador, que vea la grabación y observe a un hombre interactuando con una mujer, tiene muchas probabilidades de adivinar si él está interesado en ella realmente, pero será incapaz de saber si ella está interesada en él.‖ La mayor parte de lo que un hombre necesita saber de una mujer es obvio: su cara y su cuerpo dan información sobre su salud genética. Pero las mujeres se preocupan por algo
  • 40. 40 más que los genes; les interesa la posición social y los recursos del hombre, así que tienen que indagar más. ―Las mujeres tienen que sacar información para evaluar en qué medida ese hombre puede ser una buena pareja, así que actúan como si estuvieran interesadas y hacen muchas preguntas. Y la respuesta de los hombres es ―pavonearse‖, por así decirlo.‖ Todos lo hemos visto alguna vez: en muchas ocasiones, cuando un hombre cree que hay una mujer interesada por él, se equivoca. Pero no se puede culpar a los hombres por pensar que son un regalo del cielo para las mujeres. ―Si le pides a un hombre que evalúe su grado de interés sexual, tenderá a situarlo en un nivel medio-alto; si se lo preguntas a una mujer, lo situará en un nivel bajo-medio. La explicación, en un sentido evolutivo, es que si los hombres infravaloraran el interés sexual de una mujer por ellos, se perdería esa ocasión para reproducirse y eso tendría un coste importante para la evolución de la especie.‖ Es mejor que un hombre lo intente y falle a que ni siquiera lo intente. Pero es posible que la incesante persecución de las mujeres por parte de los hombres no sea culpa suya: hace más de una década, los primatólogos descubrieron que los monos no le prestan atención a las hembras estériles en la época de celo, pero si a esas hembras se les impregnaba con las secreciones sexuales de hembras fértiles, los machos enloquecían con ellas. Las secreciones tenían un olor característico y una composición química determinada y los investigadores les dieron un nombre muy ilustrativo: copulinas. Las mujeres producen unas secreciones similares cuando están ovulando. ¿Son las copulinas otra de las armas secretas de las mujeres para atraer a los hombres? ―No tienen un olor muy agradable; huelen como a mantequilla rancia.‖ En sus laboratorios de Viena, Karl Grammer y Elisabeth Oberzaucher crearon copulinas artificiales e idearon un experimento para comprobar sus efectos en los hombres. Les pidieron a los participantes que puntuaran las fotografías de varias mujeres, mientras inhalaban una pequeña dosis de copulinas, tan pequeña que ni siquiera eran conscientes de oler nada en particular. Los resultados fueron sorprendentes. ―Si un hombre mira varias fotografías de mujeres, normalmente puede decir cuáles les parecen más atractivas y cuáles menos. Pero si están expuestos a las copulinas, pierden la capacidad de distinguir el atractivo: todas les parecen igual de atractivas.‖ Con sólo olisquear las copulinas, la concentración de testosterona de un hombre aumenta espectacularmente.
  • 41. 41 ―La testosterona hace que no puedas pensar con tanta claridad como de costumbre y la capacidad cognitiva de un hombre para decidir si una mujer es atractiva, queda anulada.‖ En las discotecas de todo el mundo hay una guerra bioquímica en marcha. Los hombres segregan androsterona, esa sustancia de olor acre que repele a todas las mujeres que no están ovulando y las mujeres contraatacan con las copulinas, que hacen que todos los hombres las vean atractivas. Pero las tácticas biológicas no acaban aquí; los estudios científicos están destapando un cóctel de sustancias químicas que intervienen en las distintas fases de la atracción: el flirteo, el deseo sexual y el amor para toda la vida. La atracción es la verdadera fuerza magnética del ser humano, pero ahora los estudios científicos están desvelando que la atracción tiene muchas fases y que lo que comienza como un mero subidón bioquímico puede desencadenar una compleja reacción en cadena. ―Hay mucho en un beso. Mientras lo das, estás viendo, oliendo, tocando, probando y oyendo a la otra persona. Intervienen todos los sentidos, así es que no es de extrañar que mucha gente diga que un beso fue el principio de una relación larga y maravillosa… o el final. Los hombres tienen una gran cantidad de testosterona en la saliva, así que cuando un hombre y una mujer se besan ya reciben la testosterona, que es la hormona del deseo sexual.‖ La testosterona, el elixir del deseo, impulsa a los hombres a competir por las mujeres para aparearse con ellas. ―El comportamiento de las mujeres aumenta el nivel de testosterona en los hombres y eso cambia el comportamiento de los hombres con las mujeres. La testosterona también hace que ellos sean más competitivos y cuanto más competitivo sea un hombre, más posibilidades tendrá de aparearse.‖ La testosterona también es fundamental en el apetito sexual femenino, pero sólo sirve para llevarte a la cama. Las sensaciones que te hacen seguir adelante son consecuencia de los efectos de otra sustancia: la dopamina. ―La dopamina produce esa sensación de euforia, alegría y vértigo, y te ayuda a estar concentrado.‖ La dopamina es la sustancia que activa el centro de placer del cerebro. Las drogas como la cocaína también actúan inundando el cerebro de dopamina. El subidón de dopamina por el sexo o las drogas es adictivo; nos hace querer más.
  • 42. 42 ―Bajo los efectos de la dopamina, estamos rebosantes de energía; produce esa euforia que nos hace estar toda la noche por ahí.‖ La dopamina, la testosterona, el deseo y la excitación forman un conjunto de elementos interrelacionados que interactúan y se retroalimentan y los niveles altos de dopamina parecen aumentar el apetito sexual, incluso en situaciones que no tienen tintes románticos. Los deportes extremos, como el goming, también producen un subidón de dopamina. En la encuesta en la que se estudiaba cómo influía la posición social en la valoración del atractivo masculino, varias mujeres puntuaron la fotografía de este hombre. ―- Un 5. - 4. - 4.‖ ¿Cómo le valorará un grupo de mujeres que acabe de saltar? ―- Un 6. - Un 7. - Un 9. - La verdad es que ha sido muy emocionante y la única persona en la que pensaba era en mi novio; cuando le he visto, era como si fuese la única persona que había ahí y le veía guapísimo.‖ Nos basta con un chute de dopamina al cerebro para ponernos a tono y luego, con practicar sexo, para querer más. ―Sí, claro, te sientes eufórico y quieres volver a vivirlo. Vuelves a por más y puede crear adicción; quieres repetir y buscas la forma de volver a conseguirlo.‖ Si la testosterona es la que despierta el apetito sexual y la dopamina nos hace ser adictos a los placeres del sexo, ¿será también alguna sustancia química la culpable de que nos enamoremos? En 2004, las doctoras Lucy Brown y Helen Fisher comenzaron a escanear la actividad cerebral de varias parejas jóvenes, en busca de las pruebas físicas del amor. ―Desde que empezamos, yo estaba completamente convencida de que habría un mecanismo cerebral asociado al amor romántico; no cabía otra posibilidad. Es demasiado intenso y obvio; la poesía, las canciones, las novelas, los mitos, las leyendas… Tenía que haber un mecanismo cerebral muy primario que hubiera evolucionado por una razón importante y estaba segura de que encontraríamos la huella del amor en el cerebro.‖