1. DESCONTEXTUALIZACIÓN EN EL PROCESO DE APRENDIZAJE
Prof. Rigoberto Marín C.
Una idea ampliamente generalizada en educación es aquella que dice
relación con el aprendizaje significativo, el cual se lograría en aquellos
contextos cercanos a la experiencia cotidiana del alumno, siendo el
mismo alumno que lo llena de un sentido propio. Esta idea se
sustenta en la teoría del conocimiento contextualizado (Rogoffy Lavé,
1984), en donde se sostiene que el conocimiento es el resultado de
una relación activa entre un agente (alumno) y su entorno
(comunidad local). Según esta teoría, el aprendizaje ocurriría cuando
el alumno está activamente envuelto en un contexto complejo y real
(Young, 1993) y se originaría desde la propia identidad y cultura del
alumno, es decir, desde lo que él conoce y le interesa, y que sea
aplicable en su vida cotidiana.
Debido a esta idea predominante, la didáctica de la enseñanza se ha
organizado y centrado, principalmente, en adaptar espacios o
contextos educativos (Ej. contextos biológicos, tecnológicos, artísticos
y sociales) que simulen situaciones del mundo real. Dichos contextos
despertarían el interés del alumno por aprender, favoreciendo su
disposición positiva hacia el aprendizaje.
Poco se ha discutido en torno a que esta forma de concebir la
enseñanza y el aprendizaje lleva a perpetuar la concepción tradicional
(positivista) y empirista de la educación, donde la enseñanza está
planeada previamente, ejerciendo un gran control sobre “qué”,
“cómo” y “cuándo” enseñar, dejando de lado todas aquellas
necesidades y demandas reales del alumno que aprende y que está
inserto en una comunidad. De la misma forma, con esta concepción
imperante, se reproducen las prácticas pedagógicas informativas e
instruccionistas, con énfasis en procesos rígidos y conductistas, que
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2. prioriza la memorización de hechos o información aislada, generando
un tipo de pensamiento lineal y reduccionista, que limita o restringe
la libertad de pensamiento del alumno. Además, se observa un
enfoque centralizado en la atención de “masas”, la cual concibe a las
personas y a la sociedad como una población amorfa e indiferenciada
que consume información. Los contenidos continuan siendo
compartimentalizados, las metodologías reproductoras de lo que ya
ha sido predeterminado y la evaluación muy poco formativa.
De esta forma, el resultado del proceso formativo coincide con el
concepto de “educación bancaria” que fue introducido por Paulo
Freire, el cual señala que es “productora de seres incompetentes,
incapaces de pensar, de construir y reconstruir conocimientos,
incapaces de enfrentar su propio destino y de posicionarse de forma
autónoma, responsable y crítica frente al mundo y a la vida”.
Frente a la situación descrita, surgen algunas preguntas ¿Cómo se
concibe el proceso de aprendizaje más actualizado? ¿Cómo ayudar a
construir un pensamiento del alumno más reflexivo, crítico, creativo e
innovador? ¿Qué contribución puede hacer el proceso de
descontextualización en el proceso de aprendizaje? ¿De qué manera
se pueden crear ambientes de aprendizaje donde no sólo tenga
espacio la “contextualización”, sino también la
“descontextualización”?
Actualmente, se propone que el aprendizaje se sustenta en la teoría
del aprendizaje de construccionismo donde destaca la importancia de
la acción, es decir, el proceder activo en el proceso de aprendizaje.
Parte del supuesto que para que se produzca aprendizaje, el
conocimiento debe ser construido o reconstruido por el propio sujeto
que aprende a través de la acción. Este proceso se puede entender
como un ciclo continuo que consta de las siguientes acciones: 1)
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3. descripción, 2) ejecución, 3) reflexión, 4) depuración y 5) nueva
descripción. Cada una de estas acciones contribuye al proceso de
construcción del conocimiento (Valente, 1993; 1999 b). Así, esta idea
de ciclo pasa a ser un elemento central en aquellas teorías que
proponen que el aprendizaje es un proceso de construcción del
conocimiento, que acontece en la interacción del sujeto con su medio,
y que, por lo tanto, debemos aceptar que habrá diferentes métodos
de construcción del conocimiento y de posibilidades de mediación
pedagógica.
Respecto de la importancia de la contextualización se afirma que el
alumno está inserto en un ambiente social y cultural constituido más
localmente por compañeros, profesores, padres, familia y amigos, es
decir, por la comunidad en la cual vive. Se supone que el alumno
extrae los elementos sociales y culturales como fuentes de ideas y de
información, así como una variedad de tipos de problemas que
podrían ser resueltos. Esta afirmación y supuesto están muy ligados
al concepto predominante de la contextualización en educación; sin
embargo, no se ha prestado demasiada atención al rol que tiene el
proceso de “descontextualización” en el aprendizaje del alumno.
El proceso de aprendizaje debe tener como uno de sus fines el
desarrollar el pensamiento reflexivo, crítico e innovador para que
adquiera significado y sentido para el alumno, demandando así una
formación contextualizada, que contempla lo cotidiano del aula y de
la realidad de la escuela (Almeida, 2000). Se debe hacer notar que
hasta ahora, los procesos de reflexión han sido restringidos a una
realidad particular, cerrada en sí misma. Ahora bien, cuando el
alumno comienza a compartir el conocimiento construido, con otras
personas diferentes a su comunidad más inmediata, entonces puede
avanzar en el grado de profundización del conocimiento ya elaborado
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4. y, junto con ello, comienza a dar tiempo y espacio al proceso de
descontextualización.
La descontextualización consiste en insertar la comprensión local de
un asunto en una comprensión más amplia, más envolvente,
formando una red compleja de aprendizaje, que demanda nuevos
roles a los miembros que participan en dicha red. Entonces, para que
la reflexión, la creatividad, la innovación puedan ocurrir en el marco
del aprendizaje más amplio y global, la dinámica contextualización
/descontextualización no puede ser implementada en situaciones de
formación presencial, ya que no es factible que el profesor pueda
recrear todas las situaciones de aprendizaje que se requieren para el
alumno lleve a cabo la construcción de su propio conocimiento. Sin
embargo, varias investigaciones, señalan que las nuevas tecnologías
digitales pueden constituir herramientas importantes para propiciar
dicha dinámica, contribuyendo al desarrollo de los procesos
constructivos del aprendizaje, la creación de nuevos espacios de
aprendizaje, de nuevas formas de representación de la realidad, la
ampliación de entornos y mayor estímulo a la producción cooperativa
del conocimiento compartido. Con ello, también se quiere favorecer la
racionalidad, la toma de conciencia, la autonomía, la expresión de
sensibilidad y nuevos valores, la imaginación, los diálogos, la
apertura a lo inédito y lo nuevo.
El nuevo contexto de aprendizaje del alumno ya no es su comunidad
local, sino una comunidad virtual, un entorno con espacio y tiempo
virtual, cuyos miembros potenciales podrían ser todas aquellas
personas que habitan en el planeta y que están permanentemente en
conectividad. Aquí las herramientas computacionales permiten crear
ambientes virtuales de aprendizaje, donde se privilegian la
construcción del conocimiento compartido y el desarrollo de procesos
reflexivos y de nuevas interacciones.
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5. Estos entornos de aprendizajes son considerados abiertos, activos,
hipertextuales, cooperativos y socialmente construidos, lo cual da la
posibilidad de construir nuevo conocimiento, donde se conjugue la
contextualización y descontextualización de manera permanente.
Además, es posible vivenciar los valores humanos superiores
asociados a los procesos de construcción del conocimiento, que
pueden colaborar a la transformación del funcionamiento social, la
activación de procesos cognitivos y la construcción de nuevas
representaciones del mundo. Estas articulaciones entre la
contextualización y descontextualización son posibles de vivenciar en
actividades a distancia, pero muy difícil de implementar en una
situación presencial, por lo tanto, se transforma en una posibilidad
educacional real y factible de realizar.
Junto a este nuevo escenario, se requiere un nuevo modelo
educacional, con una mirada más amplia, que compatibilice las
distintas realidades e intereses, las distintas maneras de construir el
conocimiento, con un paradigma ecosistémico, con énfasis en la
organización y auto-organización y que pueda ayudar a la Educación,
entendido como un sistema de alta complejidad.
La Educación que se produce a través de las tecnologías digitales
cambia no sólo las concepciones de tiempo y espacio, sino que
también hace factible la descontextualización, como característica
esencial para que se produzca un nuevo aprendizaje, puesto que el
entendimiento global, amplio y envolvente sólo se logra con el
proceso de descontextualización.
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