1. En la época medieval se relaciona los sentimientos, las emociones y
los deseos con la suciedad y la mezquindad, como pecado, como acto
impuro, con lo cual se sigue considerando a las emociones como reacciones
que hay que eliminar, reprimir o bien ocultar. Por otro lado es la cultura
popular la que enaltece a las emociones y las traslada al corazón,
identificándolas con la vida y el bienestar.
Todas estas concepciones llegan al hombre moderno y por
consiguiente, las emociones hoy, y cada vez más con más firmeza, están
consideradas como motores de nuestras acciones. Actualmente como
pedagogos debemos tener este conocimiento presente en el diseño de los
programas educativos.
Desde siempre hemos oído que el C.I. era determinante para saber si
una persona tendría éxito en la vida, un test podría marcar el futuro de su
éxito académico y profesional. Sin embargo, hace ya varios años que desde
el ámbito empresarial se dieron cuenta de que son otras capacidades las
necesarias para el éxito en la vida. Y esas no las medía ningún test de
inteligencia. Este mismo concepto se puede aplicar en el ámbito educativo.
Goleman (1996) escribe": el término emoción se refiere a un
sentimiento y a los pensamientos, los estados biológicos, los estados
psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan."
Las emociones son por tanto, estados internos que no pueden
observarse o medirse de forma directa, y se caracterizan porque a su
vertiente psicológica se suman síntomas corporales.
Tenemos nuestras metas y objetivos. Tenemos nuestro plan. Pero
alguien o algo se pone en nuestro camino y surgen los conflictos. ¿Que
hacer? Aplicar nuestra inteligencia emocional.
Es fácil notar que los seres humanos sentimos, tenemos emociones.
Lo que quizá resulta menos evidente es que los grupos también sienten y
que las emociones no sólo son individuales sino también colectivas.
2. La emocionalidad es una capacidad propia del ser humano y por ello,
entendemos, que un grupo de personas también posee dicha capacidad. Un
grupo de personas puede reír, llorar, alegrarse o avergonzarse del mismo
modo que una única persona ríe, llora, se alegrarse y avergüenza a nivel
individual.
Estos conceptos nos pueden ayudar a entender mejor a los grupos a
los que pertenecemos y favorecer características deseables.
La inteligencia emocional se basa en el desarrollo de dos grandes tipos
de capacidades, la empatía (Reconocimiento de las emociones ajenas) y la
capacidad de manejar las relacione sociales (Manejo de la persona dentro
del grupo).
Las emociones dentro del aula determinan en gran medida el éxito o
el fracaso de nuestros estudiantes.
Desde el punto de vista del profesor es muy importante porque de
ella depende que acabemos el año en mejor o peor estado anímico.
Para los estudiantes es singinificativo porque sin capacidad de auto
motivarse hay rendimiento muy bajo o nulo.
Cualquier aprendizaje supone un esfuerzo. El control de las emociones
es importante no sólo durante un examen, sino en el día a día. Cualquier
aprendizaje de algo nuevo implica inevitables periodos de confusión y
frustración y de tensión. Los estudiantes incapaces de manejar ese tipo de
emociones muchas veces se resisten a intentar actividades nuevas, por
miedo al fracaso.
Desde el punto de vista de los profesores no podemos olvidar que en
muchos países la docencia es una de las profesiones con mayor índice de
enfermedades mentales como la depresión. Si nuestros estudiantes pasan
por periodos de frustración y tensión, ¿qué no decir de nosotros, los
profesores?
3. A pesar de su importancia la inteligencia emocional está totalmente
dejada de lado en nuestro sistema educativo. La inteligencia emocional,
como todas las demás inteligencias es, sin embargo, educable.
Por lo tanto es importante incluir en nuestra estrategia de trabajo,
metas grupales enfocadas en favorecer el desempeño académico de los
alumnos en conjunto, mejorando así el resultado individual de cada uno de
ellos.