1. Políticas públicas, el poder de gobernar a un pueblo anestesiado
Ana Lucila Acosta Sánchez
Ensayo
Luz Helena Alzate Tabares
Universidad de Santander UDES
Especialización en administración de la informática educativa
Administración y gerencia
Bogotá D.C.
2014
2. Políticas públicas, el poder de gobernar a un pueblo anestesiado
Privar a un niño de su derecho a la educación es amputarlo de esa
primera comunidad donde los pueblos van madurando sus utopías.
Ernesto Sábato
El destino de una nación reposa primero en las mentes y después en las acciones de
sus dirigentes. Todo un país pone de manifiesto sus esperanzas de crecimiento y
desarrollo en las manos de unos pocos, otorgándoles un poder para representar a las
mayorías a través de la búsqueda del bien común. Algunas veces estos dirigentes
gozan de una reputación ganada por su extensa trayectoria en las arenas políticas y,
otras veces se trata de personajes que salen de la nada y de la noche a la mañana se
convierten en mandatarios. En consecuencia, una herencia comunal de la cual
adolecen todos los países latinoamericanos (y quizá del mundo), es el hecho arraigado
de creer y apoyar las falacias que tan hábilmente argumentan nuestros burócratas en
las diferentes ramas del poder público, sin tomarse el tiempo para analizarlas y sopesar
su viabilidad. Estamos acostumbrados (la inmensa mayoría) a actuar por impulso y no
por convicción, siendo precisamente esta falencia la que da lugar a que se cometan
tantas irregularidades y se pasen por alto hechos flagrantes y descarados sin que
tengan mayores implicaciones.
Pero, ¿Qué lleva a un pueblo a ser tan conformista y ciego? Esta respuesta tiene su
núcleo en dos aspectos fundamentales, el primero es la economía, expresada como
fuente de riqueza y captación de ingresos, en la cual es evidente que existe una brecha
cada vez más grande con respecto a la repartición de bienes; motivo por el cual los
ciudadanos en desventaja son fácilmente “comprables” cuando se requiere su apoyo a
través del sufragio. La segunda, es la forma como se plantea y se imparte la educación,
3. en otras palabras, son aquellas políticas educativas que se establecen para formar
intelectualmente a los ciudadanos de un país. Llevamos décadas “enseñando” a
memorizar y repetir conceptos, hecho que hasta el día de hoy no ha sufrido cambios
significativos. Aunado a lo anterior, no debemos dejar de lado la compleja estructura
del cuerpo docente (por lo menos en Colombia), pues desafortunadamente contamos
con un alto nivel de profesores que no son competentes para enfrentarse a la tarea de
“enseñar a aprender”.
Estas circunstancias nacen de la forma como se plantean y ejecutan las políticas
públicas en cuanto a educación, donde se pone de manifiesto que las hay de dos
clases, aquellas donde solo importa acrecentar el número de estudiantes matriculados
y aquellas enfocadas a mejorar la calidad y la eficiencia, desafortunadamente, de éstas
últimas se beneficia un pequeño porcentaje de la población. Por otro lado, no se puede
olvidar que en este proceso existen actores cuya participación es casi nula (los padres
por ejemplo), apoyando con su ausencia las malas prácticas y el deterioro de la
educación. Por tanto, mientras se mantenga al pueblo ignorante y alejado de las
decisiones que solo benefician a unos pocos, jamás se verán realizados verdaderos
planes de gobierno que se enfoquen hacia el bienestar general.
Prueba de ello, es que haciendo un recorrido por cada una de las instituciones
encargadas de formular y velar por el cumplimiento de las políticas públicas, se
observa que todas tienen implícito su propio sistema de fuerzas, que les permite elegir
una u otra postura de acuerdo al grado de conveniencia que se les plantee y además
algunas de ellas tienen poder de veto, para impedir o rechazar medidas que les
ofrezcan un panorama desfavorable. Este tipo de reacción está fundamentada en
beneficios tanto políticos como personales, que en su generalidad no tienen que ver
con el interés de las mayorías, sino que algunas veces simplemente coinciden. Son
tantas las argucias y acciones por debajo de la mesa que se realizan en el ejercicio de
las labores en las instituciones del Estado y tan poco el control que se ejerce, que este
4. tipo de comportamiento es tomado como algo “normal” o “gajes del oficio” como diría
un político corrupto.
Citando algunos ejemplos, se puede dilucidar el poder que ejercen los partidos
políticos en la formulación de las políticas públicas, pues la estructura misma de un
partido constituye la manera como serán formuladas, debatidas, aprobadas y
ejecutadas esas políticas que nos atañen a todos. De acuerdo a sus acciones, resulta
casi obvio el hecho de que sus líderes enfoquen la participación de su partido hacia
posturas que favorecen a un grupo selecto, dejando por fuera el sentir general.
Partiendo de esta base, se puede evidenciar también que la aplicabilidad de un
programa de gobierno está supeditada a las preferencias de un congreso que es tan
parcializado como poderoso; motivo por el cual el presidente puede verse en
desventaja y recurrir a acciones en pro de satisfacer las expectativas de la contraparte,
estas acciones van desde la modificación de sus planteamientos iniciales, hasta la
realización de alianzas a cambio de favores políticos, que por su naturaleza efímera no
ofrecen solución alguna a las necesidades reales de la población.
Para finalizar con los ejemplos, se encuentran las legislaturas, como institución
crucial tanto para el funcionamiento como para la formulación de las políticas públicas.
Basta con darles una mirada analítica, para darse cuenta que no todas operan según lo
esperado; muestra de ello es que en palabras de Morgenstern (2002), el ejecutivo
puede prever la expectativa que la legislatura tiene y con base en ella diseñar sus
propuestas de política pública para garantizar su aceptación. Con lo anterior se pone
de manifiesto que, cada actor en el proceso de formulación de políticas públicas se
“ajusta” a los requerimientos de aquel que pueda entorpecer el camino hacia sus
objetivos, pero estos ajustes siempre responden a la satisfacción de metas personales.
Lo mismo ocurre con todos los otros actores que no se han mencionado, pero de los
cuales es bien sabido que maniobran de formas similares (la burocracia, el poder
judicial, las empresas, los medios de comunicación, los sindicatos).
5. En conclusión, tanto los organismos de control como los actores que intervienen en
el proceso de formulación de políticas públicas, están plagados de vicios
administrativos que no permiten ejecutar una verdadera agenda que promueva el
desarrollo y beneficio de todo un país. Citando a Aldana (s.f.), cuando expresa sus
opiniones acerca de una paz estable y duradera, dice: “El objetivo de cerrar la brecha
entre quienes tienen trabajo digno, educación, tierra, etc., y los que no tienen, forma
parte de la agenda pública y de las declaraciones políticas desde hace varias décadas”.
Pero, ¿Por qué no se avanza?
No hay un planteamiento eficaz, que asegure en alguna medida que el camino a
recorrer es incluyente para todos los integrantes de una nación.
Al no permitir que todos los interesados (involucrando a los más vulnerables),
tengan voz y voto en el planteamiento y posterior desarrollo de las políticas
públicas, se aíslan sus necesidades y por consiguiente su participación en la
asignación de recursos.
No existe una fuerte cohesión entre los diferentes actores del Estado, que permita
plantear y llevar a cabo programas que sobrevivan en el tiempo, es decir, que estén
por encima del cambio de mandatario cada cierto período.
Se carece de un ente regulador serio, imparcial y veraz, el cual se haga cargo del
seguimiento, la revisión y la investigación de las acciones gubernamentales, para
garantizar o por lo menos reducir en gran medida las actividades corruptas que se
presentan en el ejercicio de las políticas públicas (clientelismo, favoritismo,
nombramientos innecesarios, concesiones políticas, transferencias presupuestarias,
cargos públicos, contratos con el estado), por citar solo algunos.
Mientras que el pueblo permanezca anestesiado y no sea consciente del poder que
tiene, tanto para elegir como para derrocar un mandato, para exigir sus derechos y
para reconocer sobre todo que la unión hace la fuerza, seguirán pasando décadas
donde prime la opresión, la pobreza, la ignorancia, el desempleo, la desigualdad y
sobre todo LA IMPUNIDAD.
6. Recursos bibliográficos
Stein, E., Tommasi, M., Echeberría, K., Lora, E., & Payne, M. (2006). Banco
Interamericano de Desarrollo. La política de las políticas públicas. Progreso
económico y social en América Latina.
Aldana, E. (s.f.). Portafolio.co. Primera de diez antítesis sobre una paz estable y
duradera. Consultado el 14 de abril de 2014 en:
http://m.portafolio.co/opinion/primera-diez-antitesis-una-paz-estable-y-duradera