El Papa Francisco destaca la importancia de la humildad y de sentirse marginado para poder recibir la salvación de Dios. Señala que Jesús no fue aceptado por los nazarenos que se sentían seguros en su observancia de los mandamientos. También habla sobre la necesidad de abandonar las obras para abrirse al amor de Dios, y pide aprender a marginarse para que el Señor nos encuentre en nuestros pecados y necesidades. Resalta también la misericordia de Dios que siempre espera el regreso de sus hijos.
2. El 24 de marzo dijo:
“Ningún profeta es bien
aceptado en su patria” .
“Los leprosos y las viudas
en aquel tiempo eran
marginados”. Y sin
embargo, estos dos
marginados, acogiendo a
los profetas, fueron
salvados.
En cambio, los nazarenos
no aceptan a Jesús porque
“estaban tan seguros en su
„fe‟, tan seguros en su
observancia de los
mandamientos,
que no tenían necesidad de
otra salvación”.
3. “Es el drama de la
observancia de los
mandamientos sin fe:
„Yo me salvo solo,
porque voy a la sinagoga
todos los sábados,
trato de obedecer a los
mandamientos,
¡pero que éste no venga a
decirme que eran mejor
que yo aquel leproso y
aquella viuda!‟.
4. ¡Esos eran marginados! Y Jesús nos dice:
„Pero, mira, si tú no te marginas, no te sientes en
el margen, no tendrás salvación‟.
5. Ésta es la humildad,
el camino de la
humildad: sentirse tan
marginados que
tenemos necesidad de la
salvación del Señor.
Sólo Él salva,
no nuestra observancia
de los preceptos.
Y esto no gustó,
se enojaron y querían
matarlo”.
6. La misma rabia, afecta, inicialmente,
también a Naamán,
porque considera ridículo y humillante la
invitación de Eliseo de bañarse siete veces en el
río Jordán para quedar curado de la lepra.
“El Señor le pide un gesto de humildad, que
obedezca como un niño, que haga el ridículo”.
7. Se va desdeñado, pero después,
convencido por sus siervos, vuelve y hace
cuanto le dijo el profeta. Aquel acto de
humildad lo cura.
8. “María en su Cántico no dice
que está contenta porque
Dios ha mirado su virginidad,
su bondad y su dulzura,
tantas virtudes que ella tenía.
No. Sino porque el Señor ha
mirado la humildad de su
sierva, su pequeñez, su
humildad.
Es lo que mira el Señor.”
9. Debemos aprender esta sabiduría de
marginarnos, para que el Señor nos encuentre.
No nos encontrará en el centro de nuestras
seguridades, no, no. Allí no va el Señor.
10. Nos encontrará en la marginación,
en nuestros pecados,
en nuestras equivocaciones,
en nuestras necesidades de ser curados
espiritualmente, de ser salvados;
allí nos encontrará el Señor”.
“Es éste el camino de la humildad”.
11. “La humildad cristiana no es la virtud de decir:
„Pero, yo no sirvo para nada‟
y esconder la soberbia allí, ¡no, no!
La humildad cristiana es decir la verdad:
„Soy pecador, soy pecadora‟. Decir la verdad:
es ésta nuestra verdad. Pero hay otra: Dios nos
salva.
12. Pero nos salva allá, cuando nosotros somos
marginados; no nos salva en nuestra seguridad.
Pidamos la gracia de tener esta sabiduría de
marginarnos, la gracia de la humildad para
recibir la salvación del Señor”.
13. El 24 de marzo también dijo:
La experiencia del compartir fraterno con los
que sufren nos abre a la verdadera belleza de la
vida humana, incluyendo su fragilidad.
14. En la salvaguardia y la promoción de la vida,
sea cual sea la etapa o el estado en la que se
encuentre, podemos reconocer la dignidad
y el valor de cada ser humano,
desde la concepción hasta la muerte”.
15. “Es cierto,
que incluso en el
sufrimiento nunca nadie
está solo, porque Dios
en su amor
misericordioso por el
hombre y el mundo
abraza hasta las
situaciones más
inhumanas,
cuando la imagen del
Creador presente en
cada persona aparece
borrosa o desfigurada”.
16. “Así ocurrió con Jesús en su Pasión...
Y aquí, en la Pasión de Jesús, está la escuela
más grande para todo aquel que quiera
dedicarse al servicio de los hermanos
enfermos y que sufren”.
17. “María ofreció su propia existencia, su total
disposición a la voluntad de
Dios, convirtiéndose en el "lugar" de su
presencia,
en el "lugar" donde mora el Hijo de Dios”
“La carne de Cristo presente en los pobres,
en los que sufren, en los niños, también los
no deseados, en las personas con
discapacidades físicas o mentales y en los
18. El 27 de marzo, dijo:
En la primera lectura, tomada del libro de
Jeremías, el profeta presenta el “lamento de
Dios”
por una generación que, no acogió a sus
mensajeros y que, en lugar de ello, se justifica
por sus pecados.
19. “Me dieron la espalda”: “Éste es el dolor del
Señor, el dolor de Dios”. Esta realidad está
presente también en el Evangelio, la de una
ceguera hacia Dios, sobre todo de los líderes
del pueblo.
20. “Con el tiempo, el corazón de esta gente,
de este grupito se había endurecido
tanto, tanto, tanto, que le era imposible oír la
voz del Señor.
Y de pecadores que eran,
precipitaron hasta volverse corruptos”.
21. “es tan difícil que un corrupto pueda volver atrás.
El pecador sí, porque el Señor es misericordioso y nos
espera a todos. Pero el corrupto se fija en sus asuntos,
y estos eran corruptos.
Y por ello se justifican a sí mismos, porque Jesús
–con su sencillez, pero con su fuerza de Dios–
los fastidiaba”.
22. “Personas que tomaron un camino equivocado
y que opusieron resistencia a la salvación de
amor del Señor,
y así han caído de la fe, de una teología de fe
a una teología del deber”.
23. “ellos rechazaron el
amor del Señor y este
rechazo los hizo tomar
una senda que no era la
de la dialéctica de la
libertad que ofrecía al
Señor, sino que era la de
la lógica de la
necesidad, donde no
hay lugar para el Señor.
¡En la dialéctica de la
libertad está el Señor
bueno,
que nos ama,
nos ama tanto!”
24. “En cambio, en la lógica de la necesidad no hay lugar
para Dios: se debe hacer, se debe hacer, se debe...
Se han vuelto hombres de buenas maneras,
pero con malos hábitos.
Jesús los llama, a ellos, „sepulcros blanqueados‟”.
25. “En este camino de la
Cuaresma nos hará
bien,
a todos nosotros,
pensar en esta
invitación del Señor al
amor,
a esta dialéctica de la
libertad donde hay
amor, y a preguntarnos
todos:
Pero, ¿estoy en este
camino? ¿Corro el
riesgo de justificarme y
de ir por otro camino?
Un camino coyuntural,
porque no lleva a
ninguna promesa”.
26. Y roguemos al Señor,
para que nos dé la gracia de
ir siempre por el camino de la
salvación,
de abrirnos a la salvación
que sólo viene de Dios,
de la fe, no de lo que
proponían estos
„doctores del deber‟,
que habían perdido la fe
y que regentaban al pueblo
con esta teología pastoral del
deber”.
27. El 28 de marzo dijo:
“el ministerio de la misericordia,
es tan importante” .
“En primer lugar el protagonista del ministerio
de la reconciliación es el Espíritu Santo.
El perdón que el sacramento confiere es la vida
nueva transmitida por el Señor Resucitado a
través de su Espíritu…
28. Por lo tanto, están llamados a ser siempre
„hombres del Espíritu Santo, testigos y
anunciadores, alegres y fuertes,
de la resurrección del Señor‟”.
29. " acoger a los penitentes
“no con la actitud de un
juez y tampoco con la de
un simple amigo, sino
con la caridad de Dios...
El corazón del sacerdote
es un corazón que se
conmueve...Si es verdad
que la tradición indica el
papel doble de médico y
de juez de los
confesores, no hay que
olvidar que cómo médico
está llamado a curar y
como juez a absolver”.
30. “Si la Reconciliación transmite la vida nueva del
Resucitado y renueva la gracia bautismal , vuestra
tarea es entonces la de darla generosamente a los
fieles.
Un sacerdote que no se dedica a esta parte de su
ministerio... es como un pastor que no se preocupa
por las ovejas que se han perdido”.
31. “¡La misericordia es el
corazón del Evangelio¡
Es la buena nueva de que
Dios nos ama,
de que ama siempre al
pecador y con este amor lo
atrae hacia sí y lo invita a la
conversión.
No olvidemos que, a
menudo,
a los fieles les cuesta trabajo
confesarse,
sea por motivos
prácticos, sea por la
dificultad natural de confesar
a otro hombre los pecados
propios”.
32. Por eso, “es necesario
trabajar sobre nosotros
mismos,
sobre nuestra humanidad,
para que no representemos
nunca un obstáculo sino para
que favorezcamos siempre el
acercamiento a la
misericordia y al perdón.
¡La confesión no es un
tribunal de condena,
sino una experiencia de
perdón y misericordia!”.
33. “Las razones son tantas, sea históricas como
espirituales. Sin embargo, sabemos que el
Señor quiso regalar este don inmenso a su
Iglesia, ofreciendo a los bautizados la
seguridad del perdón del Padre”.
34. Por eso, es muy importante que en todas las diócesis
y comunidades parroquiales se preste mucha atención
a la celebración de este sacramento de perdón y
salvación.
Es importante que en todas las parroquias los fieles
sepan cuándo pueden encontrar disponibles a los
sacerdotes: cuando hay fidelidad, se ven los frutos”.
35. El 28 de marzo también dijo:
En el período de la Cuaresma la Iglesia,
en nombre de Dios, renueva el llamamiento a la
conversión. Es la llamada a cambiar de vida.
Convertirse no es cuestión de un momento o de un
período del año, es un empeño que dura toda la vida.
¿Quién de entre nosotros puede presumir que no es
pecador? Nadie. Todos lo sabemos.
36. Escribe el apóstol Juan:
“Si decimos: „No tenemos pecado‟, nos engañamos
y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos
nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos
los pecados y purificarnos de toda injusticia” (1 Jn 1,
8-9).
Es lo que sucede también en esta celebración
y en toda esta jornada penitencial.
La Palabra de Dios que hemos escuchado nos
introduce en dos elementos esenciales de la vida
37. El primero: Revestirnos del hombre nuevo.
El hombre nuevo, “creado según Dios”,
nace en el Bautismo, donde se recibe la vida misma de
Dios, que nos hace sus hijos y nos incorpora a Cristo
y a la Iglesia. Esta vida nueva permite ver la realidad
con ojos diversos, sin estar distraídos por las cosas
que no cuentan y no pueden durar por mucho tiempo,
de las cosas que terminan con el tiempo.
38. Por esta razón estamos llamados a abandonar los
comportamientos del pecado
y fijar la mirada en lo esencial de la vida.
“El hombre vale más por lo que es que por lo que
tiene” (Gaudium et spes, 35). Fijar la mirada sobre la
realidad esencial del hombre. He aquí la diferencia
entre la vida deformada por el pecado y aquella
iluminada por la gracia.
39. Del corazón del hombre renovado según Dios
provienen los comportamientos buenos:
hablar siempre con la verdad y evitar toda
mentira;
no robar, sino más bien compartir cuanto se
posee con los demás, especialmente con quien
tiene necesidad;
40. no ceder a la ira,
al rencor y a la venganza, sino ser
mansos, magnánimos y dispuestos al perdón;
no caer en la maledicencia que arruina la buena
fama de las personas, sino mirar mayormente el
lado positivo de cada uno. Y esto es revestirse
del hombre nuevo,
con estas actitudes nuevas.
41. Nuestro Padre jamás se
cansa de amar y sus ojos
no se amodorran al mirar
el camino de casa,
para ver si el hijo que se
fue y se ha perdido
regresa.
42. Podemos hablar de la esperanza de Dios: nuestro
Padre nos espera siempre. No sólo nos deja la puerta
abierta:
nos espera. Él está involucrado en esto, esperar a los
hijos. Y este Padre no se cansa ni siquiera de amar al
otro hijo que, aun permaneciendo siempre en casa con
él,
sin embargo no es partícipe de su misericordia, de su
43. Dios no sólo está en el origen
del amor, sino que en
Jesucristo nos llama a imitar su
mismo modo de amar:
“Como yo los he amado,
así ámense también ustedes los
unos a los otros”.
En la medida en que los
cristianos viven este amor, se
convierten en el mundo en
discípulos creíbles de Cristo. El
amor no puede soportar
permanecer encerrado en sí
mismo. Por su misma
naturaleza es abierto, se
difunde y es fecundo, genera
siempre nuevo amor.
44. … podrán comunicar la alegría de recibir el perdón del
Padre y de volver a encontrar la amistad plena con Él.
…nuestro Padre nos espera, nuestro Padre nos
perdona,
y es más: ¡Hace fiesta!
45. Si tú vienes con toda tu
vida, con tantos pecados,
Él en lugar de
reprocharte, hace fiesta…
Quien experimenta la
misericordia divina,
se siente impulsado a
hacerse artífice de
misericordia entre los
últimos y los pobres.
46. En estos
“hermanos más
pequeños” Jesús nos
espera.
Recibamos misericordia,
y demos misericordia.
¡Salgamos a su
encuentro!
¡Y celebraremos la
Pascua en la alegría de
Dios!.
47. El 29 de marzo dijo:
es “realmente blasfemo”
pensar que la
discapacidad o la
enfermedad es un castigo
de Dios.
Al recordar la figura del
ciego de nacimiento,
“aquí encontramos las
dos culturas opuestas.
La cultura del encuentro y
la cultura del descarte, del
prejuicio”.
48. El hombre del Evangelio era ciego de
nacimiento y por ello marginado en nombre de
una falsa concepción que lo retenía
cumpliendo una pena divina. “Pero Jesús
rechazaba radicalmente este modo de pensar
¡realmente blasfemo! y cumplió para el ciego
la „obra de Dios‟ dándole la vista”.
49. “Lo más importante de esto es que este
hombre,
a partir de lo ocurrido, se convierte en testigo
de Jesús y de su obra, que es la obra de Dios,
de la vida, del amor, de la misericordia”.
50. “Mientras los jefes de los fariseos, desde las
alturas de su seguridad, juzgaron tanto a Jesús
como al ciego y a los pecadores, el ciego
curado,
con desarmarte sencillez, defiende a Jesús,
al final profesa la fe en Él y comparte también
su suerte: excluyen a Jesús, lo excluyen a él.”
51. Pero en realidad, aquél hombre entra a formar
parte de la nueva comunidad, basada en la fe
en Jesús y su amor fraternal”.
52. “la persona enferma o discapacitada puede
convertirse en testigo del encuentro
precisamente a partir de su fragilidad, de sus
límites:
el encuentro con Jesús, que abre a la vida y a
la fe, es el encuentro con los demás, con la
comunidad”.
53. “En efecto, solo quien
reconoce su propia
fragilidad y sus propios
límites puede construir
relaciones fraternales y
solidarias en la Iglesia
y en la sociedad”.
54. “En efecto, para ser
testigos del Evangelio hace
falta haber encontrado a
Jesús.
Quien lo conoce realmente
se convierte en su testigo.
Su vida cambia, vuelve a su
gente
y les dice:
„Venid a ver a uno que me ha
dicho todo lo que he
hecho, quizá sea el Mesías‟”.
55. “La samaritana, es un ejemplo claro del tipo de
personas a las que Jesús amaba encontrar
para hacer de ellos testigos: personas
marginadas, excluidas, despreciadas. La
samaritana era así en su condición de mujer y
de samaritana, los samaritanos era muy
despreciados por los judíos.”
56. Pero pensemos a los
muchos que Jesús quiso
encontrar, sobre todo
personas marcadas por
la enfermedad y la
discapacidad a quienes
quiso curar y devolver
su plena dignidad.
Es muy importante que
estas personas se
conviertan en testigos de
un nuevo modo de
actuar al que podamos
llamar cultura del
encuentro”.
57. Testigo del Evangelio es aquél que
“ha encontrado a Jesucristo, que lo ha conocido,
o mejor dicho, que se ha sentido conocido por Él,
reconocido, respetado, amado, perdonado,
y este encuentro lo ha tocado en profundidad,
lo ha colmado de una alegría nueva, un nuevo
significado para la vida.
Y esto se transmite a los demás”.
58. “Queridos amigos, os animo a avanzar por este
camino que habéis elegido… Solo Jesús conoce
el corazón del hombre, solo Él puede liberarlo del
cerrazón y del pensamiento estéril para abrirlo a la
vida y la esperanza”.
59. El 30 de marzo dijo,
al presidir el rezo del Ángelus dominical:
“el Evangelio de hoy nos presenta el episodio del
hombre ciego de nacimiento, a quien Jesús dona la
vista.
60. “El milagro es narrado por Juan en apenas dos
versículos, porque el evangelista quiere atraer
la atención no sobre el milagro en sí,
sino sobre aquello que ocurre después,
sobre las discusiones que origina.
61. “También sobre las habladurías, ¿no? Tantas
veces una buena acción, una obra de caridad
origina habladurías, discusiones porque hay
algunos que no quieren ver la verdad”.
62. “el evangelista Juan quiere atraer la atención sobre
esto que también ocurre en nuestros días, cuando
se cumple una acción buena. El ciego curado es en
primer lugar interrogado por la multitud
sorprendida- han visto el milagro y lo interrogan;
luego por los doctores de la ley; y éstos interrogan
también a sus padres”.
63. Al final el ciego curado llega a la fe, y ésta es la gracia
más grande que le viene dada por Jesús: no sólo
poder ver, sino conocer a Él, ver a Él, como „la luz del
mundo‟”.
64. “el ciego se acerca gradualmente a la luz, los doctores
de la ley al contrario se hunden cada vez más en su
ceguera interior. Encerrados en su presunción, creen
tener ya la luz; por esto no se abren a la verdad de
Jesús”.
65. “Ellos hacen todo lo posible
por negar la evidencia.
Ponen en duda la identidad
del hombre curado;
después niegan la acción de
Dios en la curación, tomando
como pretexto que Dios no
obra el sábado; llegan
incluso a dudar que aquel
hombre hubiese nacido
ciego. Su cerrazón a la luz se
vuelve agresiva y desemboca
en la expulsión del hombre
curado del templo.
Expulsado del templo”.
66. “el camino del ciego en cambio es un camino por
etapas, que parte del conocimiento del nombre de
Jesús.
No conoce a otro que a Él; de hecho dice: „Ese hombre
que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos‟.
Como consecuencia de las insistentes preguntas de
los doctores, primero lo considera un profeta y
67. “Luego que ha sido alejado del templo,
excluido de la sociedad, Jesús lo vuelve a encontrar
y le „abre los ojos‟ por segunda vez, revelándole la
propia identidad: „Yo soy el Mesías‟, le dice.
68. A este punto aquel que había sido ciego exclama:
„¡Creo, Señor!‟, y se inclina ante Jesús . Este es un
relato del Evangelio que hace ver el drama de la
ceguera interior de tanta gente: también nuestra gente
¿eh?, porque nosotros tenemos, algunas veces,
momentos de ceguera interior”.
69. Nuestra vida, “es parecida a aquella del ciego que se
ha abierto a la luz, que se ha abierto a Dios y a la
gracia.
A veces, lamentablemente, es un poco como aquella
de los doctores de la ley: desde lo alto de nuestro
orgullo juzgamos a los demás, y ¡hasta al Señor!
70. Hoy, estamos invitados a abrirnos a la luz de Cristo
para llevar fruto a nuestra vida, para eliminar los
comportamientos que no son cristianos:
todos somos cristianos, pero todos nosotros, todos
¿eh?, tenemos algunas veces comportamientos no
cristianos; comportamientos que son pecados ¿no?”.
71. “Y debemos arrepentirnos de
esto y eliminar este
comportamiento para
caminar decididamente sobre
el camino de la santidad,
que tiene su inicio en el
Bautismo, y en el Bautismo
hemos sido iluminados,
para que, como nos recuerda
san Pablo,
podamos comportarnos
como „hijos de la luz‟, con
humildad, paciencia,
misericordia.
Estos doctores de la ley no
tenían ni humildad ni
paciencia ni misericordia”.
72. “Hoy les sugiero… tomen el Evangelio de Juan y lean
aquel pasaje del capítulo 9:
esto les hará bien,
porque así verán este camino de la ceguera a la luz
y aquel otro camino malo hacia una ceguera más
profunda”.
73. “¿cómo es nuestro corazón? ¿Cómo es mi
corazón?,
¿Cómo es tu corazón?
¿Cómo es nuestro corazón? ¿Tengo un corazón
abierto o cerrado hacia el prójimo? Tenemos siempre
en nosotros alguna cerrazón nacida del pecado,
nacida de los errores: no tengamos miedo, ¡no
tengamos miedo!”.
74. “Abrámonos a la luz del Señor: Él nos espera siempre.
Para hacernos ver mejor.
Para darnos más luz, para perdonarnos.
No se olviden de esto: Él nos espera siempre”.
“Confiemos a la Virgen María el camino cuaresmal,
para que también nosotros, como el ciego curado,
podamos con la gracia de Cristo “venir a la luz”,
ir más adelante en la luz y renacer a la vida nueva”.
75. En twitter dijo:
Jesús nunca está lejos de nosotros pecadores.
Él quiere derramar sobre nosotros, sin medida,
toda su misericordia.
76. No podemos ser discípulos a medias. La Iglesia
necesita de nuestra valentía para que demos
testimonio de la verdad.
77. La Cuaresma es un tiempo de gracia,
un tiempo para convertirse
y vivir en coherencia con el bautismo.
78. Todos tenemos que mejorar,
que cambiar para ser mejor, la Cuaresma
nos ayuda a luchar contra nuestros
defectos.
79. Vivimos en una sociedad que pretende
dejar de lado a Dios; y esto, día tras día,
narcotiza el corazón.
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Que Dios te llene de bendiciones.
Y que permanezcamos unidos en el amor a
Jesús.