El documento resume un debate entre Joseph Ratzinger y Jürgen Habermas sobre los fundamentos morales del Estado. A pesar de sus diferencias de pensamiento, uno partidario del laicismo y el otro de la Iglesia católica, ambos lograron un diálogo filosófico fructífero y llegaron a conclusiones similares, guiados por preocupaciones morales compartidas. Reconocieron que la fe y la razón deben correlacionarse y que cada uno ilumina al otro a través de un proceso de aprendizaje mutuo.