1. ESPAÑOL CONVERSACIONAL
Algunas ideas para su enseñanza
Daniel Jiménez Sánchez
Universidad de Pécs
danieljimenezdjs@gmail.com
2. 1. Antes de empezar.
2. Una propuesta.
3. Ejemplos de actividades.
4. Continuar.
3. ¿Qué es el español conversacional?
¿Cómo enseño el español conversacional?
¿Qué es lo más difícil de enseñar cuando se
trata del español conversacional?
14. Dividir el relato
Encontrar una estructura posible
Narrar de acuerdo a esa estructura
15. Estructura de la narración
1. Situación inicial.
2. Fase de complicación.
3. Acciones.
4. Acontecimientos desencadenados por la
complicación.
5. Fase de resolución.
6. Situación final.
7. Evaluación.
8. Moraleja.
Labov & Waletzky
16. Total, que le digo a mi sargento: tire la granada, mi
sargento. Hace así . Uno, dos, tres. Nada, hasta diez.
Y que no explota. Bueno, volvemos a contar. Y que
nada. Que contamos otra vez. Y que nada. Y, luego,
cuando habíamos contado más de mil, me dice mi
sargento, me dice: vaya usted a por ella. Digo: sí, los
cojones. Ya te he visto. Vamos, no te digo. No, no.
Me pega la charla. Que si esto es material del
ejército, que si tal. Le digo: coño, mi sargento si ha
explotado la granada, ya la hemos perdido. Vamos,
digo yo, ¿no?
17. Bueno, pues nada que tuve que ir a por ella. Yo
acojonadito, las piernas me temblaban. Cojo la
granada, se la devuelvo, la echa al macuto y ya nos
vamos tranquilamente para el cuartel, comemos,
nos echamos la siesta. Y, a las siete de la tarde,
¡BUMBA¡ La granada que explota. Ya ni nos
acordábamos. La virgen, ¡qué susto¡ No, y es que la
mili, antes, era mucha, mucha mili. Había que tener
un par de huevos, ¿no? Bueno, ya les contaré más
cosas si se portan bien. Hala, y ahora a trabajar un
poco muchachetes.
18. Total, que le digo a mi sargento: tire la granada, mi
sargento. Hace así . Uno, dos, tres. Nada, hasta diez.
Y que no explota. Bueno, volvemos a contar. Y que
nada. Que contamos otra vez. Y que nada. Y, luego,
cuando habíamos contado más de mil, me dice mi
sargento, me dice: vaya usted a por ella. Digo: sí, los
cojones. Ya te he visto. Vamos, no te digo. No, no.
Me pega la charla. Que si esto es material del
ejército, que si tal. Le digo: coño, mi sargento si ha
explotado la granada, ya la hemos perdido. Vamos,
digo yo, ¿no?
19. Bueno, pues nada que tuve que ir a por ella.
Yo acojonadito, las piernas me temblaban.
Cojo la granada, se la devuelvo, la echa al
macuto y ya nos vamos tranquilamente para
el cuartel, comemos, nos echamos la siesta.
Y, a las siete de la tarde, ¡BUMBA¡ La
granada que explota. Ya ni nos
acordábamos. La virgen, ¡qué susto¡ No, y es
que la mili, antes, era mucha, mucha mili.
Había que tener un par de huevos, ¿no?
20. dos
HISTORIAS DE LA MILI
narración oral
turnos de apoyo
participación del oyente
interacción
21. Turnos de apoyo
No tomar el turno de palabra
Reforzar el turno anterior
Muchas veces solapado
22. Turnos de apoyo
claro ya, ya
¿de verdad? no me digas
anda ya vaya
¿qué me dices? no
entiendo comprendo
afirmación paralingüística
repetir palabras del turno anterior
terminar el turno anterior
23. Ausencia de turnos de apoyo
Introducir los turnos de apoyo
Narrar: construir una historia en la
interacción
29. Y que nada. Y, luego, cuando habíamos
contado más de mil, me dice mi sargento, me
dice: vaya usted a por ella. Digo: sí, los
cojones. Ya te he visto. Vamos, no te digo.
No, no. Me pega la charla. Que si esto es
material del ejército, que si tal. Le digo: coño,
mi sargento si ha explotado la granada, ya la
hemos perdido. Vamos, digo yo, ¿no?
30. Bueno, pues nada que tuve que ir a por ella.
Yo acojonadito, las piernas me temblaban.
Cojo la granada, se la devuelvo, la echa al
macuto y ya nos vamos tranquilamente para
el cuartel, comemos, nos echamos la siesta.
32. Bueno, pues nada que tuve que ir a por ella.
(…) Había que tener un par de huevos, ¿no?
Bueno, ya les contaré más cosas si se
portan bien. Hala, y ahora a trabajar un poco
muchachetes.
39. Total, que le digo a mi sargento: tire la granada, mi
sargento. Hace así . Uno, dos, tres. Nada, hasta diez.
Y que no explota. Bueno, volvemos a contar. Y que
nada. Que contamos otra vez. Y que nada. Y, luego,
cuando habíamos contado más de mil, me dice mi
sargento, me dice: vaya usted a por ella. Digo: sí, los
cojones. Ya te he visto. Vamos, no te digo. No, no.
Me pega la charla. Que si esto es material del
ejército, que si tal. Le digo: coño, mi sargento si ha
explotado la granada, ya la hemos perdido. Vamos,
digo yo, ¿no?
40. Bueno, pues nada que tuve que ir a por ella.
Yo acojonadito, las piernas me temblaban.
Cojo la granada, se la devuelvo, la echa al
macuto y ya nos vamos tranquilamente para
el cuartel, comemos, nos echamos la siesta.
Y, a las siete de la tarde, ¡BUMBA¡ La granada
que explota.