Este documento discute cómo la sociedad ha perdido su unidad y bienestar espiritual al depender demasiado de la tecnología y el poder temporal de los gobernantes en lugar de la sabiduría y el temor a Dios. El autor argumenta que la aplicación moderada del arte y la técnica, en lugar de una manera rígida y mecánica, junto con vivir rectamente en lugar de ampliamente, podrían ayudar a la sociedad a recuperar su tranquilidad y unidad.

1. Esteban Manrique Tema: Arte, técnica e integración cultural Propósito: Comprender las posibilidades de renovación de la cultura y la personalidad. Las condiciones en la sociedad actual han cambiado, la técnica y el arte han sido restringidas por un poder mayor, disfrazado como ley o como estado, el signo de sentir a Dios se perdió cuando la liberación llego al poder y quiso ampliarse en sus propósitos de dominio en los demás. En propósitos de avanzar como sociedad , se centraron en los poderes subjetivos y en la multiplicidad de reglas que distanciaba al hombre de experiencias significativas relacionadas a su capacidad transformadora y liberadora. Al tener la mentalidad como ciudadanos responsables y modernos en criterios más allá del entendimiento humano, los dirigentes usaron las maquinas, dependieron de estas y por ende desaparecieron rastros de un pasado victorioso radicado en el temor de Dios y en la sabiduría que esta da. Esta sabiduría puede ser inconsciente y no radica en los títulos adquiridos en universidades prestigiosas, pues estaríamos hablando de un bienestar que debe ser aplicado en un sentir común, generadora de unidad y de tranquilidad, que sólo son visibles en una sociedad tecnológica y cambiante. El poder hacer actos liberadores no significa que estos actos siempre sean buenos , ni que traigan bienestar a sus vidas, pues el acoso por querer avanzar en su libertad los conduce a tener poderes subjetivos, pero equivalentes al mismo nihilismo. Su tranquilidad y unidad radica en saber aplicar el arte y la técnica de una manera moderada y consciente, muy distinto a hacerlo de una manera rígida y mecánica, como el autor quiere hacer ver . Su paz finalmente no radica en vivir ampliamente sino en vivir rectamente y los fantasmas serían más notorios en esta conducta o bajo estas condiciones y por tanto tomar una buena decisión sería más fácil. El poder en manos desconocidas, ha reflejado un poder temporal y tiránico ,ha desvalorado la iniciativa popular de los mas necesitados sin haber una verdad única y duradera en sus mandatos. Las tradiciones culturales, que eran llevadas a la practica en sus vidas no se mantienen , no se sienten, si mucho existen como recuerdo en los más sabios. Su unidad patriótica no se consolida en lo espiritual, ni en la motivación creativa que pueda generar un bienestar para los ciudadano. Las experiencias que necesita la sociedad dejaron de ser nuevas desde hace mucho tiempo, porque se centraron ingenuamente en la protección y en la consolidación de un estado, utilizando herramientas de poder por décadas y el símbolo que los guiaba y les daba la razón ante su pueblo, se perdió y sus vidas ya no son lo mismo. Pues el temor a Dios , siendo un sentimiento originario de humanidad y de sociedad lo han olvidado y lo han marginado a los pueblos aledaños. Ante las nuevas posibilidades que nos da la ciencia y la tecnología para la dispersión general, los resultados no se hacen esperar en una sociedad con necesidades de unidad o más bien sanidad total.