El documento resume las principales impresiones de una evaluación preliminar de la propuesta de Plan de Gestión del Guadalquivir. Se identifican varios problemas clave, como la falta de participación pública significativa, la reducción de los caudales ecológicos mínimos propuestos, la improbabilidad de alcanzar los objetivos ambientales establecidos debido al mal estado actual de las masas de agua, la excesiva dependencia del regadío y la falta de coordinación entre administraciones. Además, se señala que el plan no aborda adecuadamente los
Evaluación preliminar de la propuesta de plan de gestión del guadalquivir
1. EVALUACIÓN PRELIMINAR DE LA PROPUESTA DE PLAN DE
GESTIÓN DEL GUADALQUIVIR
El 24 de febrero, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir
organizó una “Jornada técnica” destinada a presentar el proyecto de
Plan Hidrológico de la Demarcación, en exposición pública desde el
pasado mes de diciembre. Se trató de un acto meramente
informativo, desarrollado entre las 9,30 y las 14,30, que en la
página web de la Confederación se califica de “taller”.
No se pueden ignorar los progresos que, como no podía ser de
otra manera, el proceso de planificación ha significado. Entre estos
avances destacan el incremento del conocimiento de la cuenca, la
comprensión y aceptación por parte del equipo redactor de las
tendencias de reducción de las demandas urbanas o la fijación de
dotaciones eficientes de riego. Sin embargo, las grandes posibilidades
que la implementación de la Directiva Marco ofrece para la
reorientación de la planificación de la cuenca siguen sin ser
aprovechadas.
Las principales impresiones derivadas de esta presentación y de
un primer análisis del proyecto del Plan son las siguientes:
1. La Oficina de Planificación Hidrológica (OPH) de la CHG da por
finalizado el proceso de participación pública en la elaboración
del Plan. A partir de ahora, la OPH recibirá las alegaciones que
se presenten por escrito, a la vez que se establecerán contactos
directos entre la CHG y los agentes que lo soliciten. Esto implica
que no se producirá ningún debate público sobre los contenidos
concretos del Plan: en todo el proceso anterior los usuarios sin
relaciones privilegiadas con el organismo de cuenca y el público
en general no han tenido conocimiento de los objetivos, las
excepciones y las medidas concretas que se proponen para
cada masa de agua de la Demarcación. Éstas sólo se han
conocido tras la publicación del proyecto en diciembre pasado.
2. Tampoco se prevé ningún proceso público de debate y
concertación sobre el régimen de caudales ambientales, cuyas
características se han desconocido hasta ahora. Los caudales
ambientales mínimos, en general, se reducen aproximadamente
a la mitad de los fijados por el Plan Hidrológico vigente (1998),
con la justificación de que aquellos estaban concebidos como
caudales de dilución, que con la mejora de los niveles de
depuración de la cuenca dejarían de ser necesarios. La realidad
es que la presión de las demandas agrarias en la cuenca impide
garantizar caudales más próximos a las necesidades ecológicas
mínimas de las masas de agua.
2. 3. La situación real de las masas de agua, y de manera especial,
su mal estado en lo que se refiere a los aspectos
hidromorfológicos, hacen poco plausible el logro de los
objetivos ambientales establecidos. Es muy poco verosímil que
el 91% de las masas de agua categoría ríos (356 de un total de
392) vayan a alcanzar el buen estado o el buen potencia en el
año 2015.
4. El regadío alcanza un 87% del total de las demandas, cuando
dicho sector contribuye con aproximadamente el 3% al VAB de
la cuenca (porcentaje que se eleva al 5,5% del VAB si
consideramos el conjunto del sector primario). Este volumen de
demanda procede de la aceptación acrítica del proceso
incontrolado de expansión del regadío, cuya superficie se
incrementa en torno al 80% respecto a la establecida en el Plan
de 1998.
5. Se consolida el discurso de que los costes de los servicios de
agua ya se están recuperando, afirmándose, contra toda
evidencia, que los ingresos obtenidos por los organismos que
prestan los servicios significan el 85% de los costes.
6. Los diagnósticos, objetivos y medidas presentadas en el análisis
concreto de las masas de agua ponen de manifiesto un elevado
desconocimiento o falta de atención a los procesos territoriales,
actuaciones, proyectos o planes que realmente están incidiendo
en ellas. Es en este nivel en el que se pone de manifiesto de
manera más acusada los déficits de información y de
participación pública, así como la carencia, en muchas
ocasiones, de elementales procesos de coordinación
interadministrativa.
7. Tras la nueva lógica, metodología y terminología de la Directiva
Marco, el núcleo del Plan gira en torno a la reducción de la
“brecha”, el antiguo “déficit estructural”, resultado del proceso
político (de política de aguas, de política territorial) de fondo: el
incremento de las demandas que no se ha querido/podido, ni se
sigue queriendo o pudiendo, evitar. Este es el núcleo,
fundamental del problema del agua en la cuenca que se ha
eludido poner a debate público.
8. El problema se agrava a la vista de la reevaluación de los
recursos naturales de la cuenca que, por fin, no como en la fase
anterior, se realiza cumpliendo el mandato de la Instrucción de
Planificación Hidrológica: reducción de entre el 10 y el 20% de
las aportaciones naturales, según sistema de explotación, en la
3. serie reciente respecto de la larga. En cualquier caso, las
implicaciones reales de esta reevaluación sobre los recursos
disponibles se siguen extraer.
9. Pese a todo, los grupos de presión agrarios no se dan por
satisfechos: ya han iniciado una campaña denuncia de las
dotaciones de riego por cultivo establecidas en el proyecto,
defendiendo una dinámica de presiones que agravará la
tendencia al colapso ecológico que amenaza seriamente a la
cuenca, como se ha puesto de manifiesto en el estuario en los
últimos años.
10. El desgobierno territorial, en este caso urbanístico, está en la
base de otro fenómeno de creciente impacto al que no se presta
la debida atención en el Plan: las inundaciones, derivadas de un
aumento de la vulnerabilidad (impermeabilización con impacto en
procesos de hidrología urbana y ocupación desordenada de
llanuras de inundación).
Leandro del Moral