El documento argumenta que las sociedades deben construirse para que las personas puedan desarrollarse profesionalmente y ser felices, convivir pacíficamente e imaginar mundos mejores. También propone diseñar programas de formación docente para preparar a futuros profesores como agentes de cambio para la justicia social, lo que requiere tanto fundamentos teóricos como herramientas prácticas para enfrentar las realidades de las aulas.