1. EDUCAR PARA LA RESPONSABILIDAD SOCIAL Adriana Jiménez
EDUCAR PARA LA RESPONSABILIDAD SOCIAL
En la praxis se observa que aunque existan modelos y estrategias pedagógicas, el
entorno se presenta cambiante y los aspectos culturales no permitan que estos sean
efectivos, se crean problemáticas basadas en la diversidad lo que resulta difícil en el
momento de educar, estamos frente a un público tan ambiguo, cuyas necesidades e
intereses se tornan diferentes, y surge la pregunta de ¿Cómo educar?, como transmitir
conocimientos que sean aplicados a la vida y que tengan funcionalidad en ella.
Desde el área de emprendimiento, se han podido vislumbrar diversos caminos al
enseñar, porque desafortunadamente la inclusión de esta área no ha sido valorada y se ha
tomado como un relleno, cuando todos los seres humanos se basan en relaciones y para
satisfacer necesidades requieren de un intercambio de tipo comercial que incluye el
trabajo como una actividad humana, en ese orden de ideas el área arroja muchas
herramientas para la vida pretendiendo cambiar el pensamiento capitalista en un
pensamiento que trascienda hacia el ser social y el mejoramiento de su calidad de vida, no
con dinero sino con estabilidad, producción y crecimiento.
Así la base primordial de la propuesta pedagógica no reside en que el estudiante
conozca el concepto de emprendimiento, sino que lo aplique y se prepare
conscientemente para ser multiplicador de la responsabilidad social, como eje de
desarrollo social y sostenible que genere bienestar social a todo nivel, esta propuesta será
lograda a mediante el desarrollo de capacidades que incluyan la observación de
fenómenos sociales, el reflexionar sobre estos y el gestionar cambios en las
organizaciones que propendan por el bienestar social.
Rodolfo De Roux (citado por Mendoza, 1988) define la educación en los siguientes
términos:
“Educar es poner a los jóvenes a la altura de su tiempo, es formar personalidades
capaces de orientarse lúcida y críticamente dentro de su mundo, es proporcionarles
todos los medios necesarios para que se comprendan a sí mismos y al mundo en que
viven, para usar sus energías de manera constructiva y avanzar en la tarea de
organizar la sociedad. Educar es transmitir pasión por el saber, contagiar la capacidad
de maravillarse y preguntarse por todo aquello que hace parte de la vida, ayudar a
desarrollar la capacidad crítica, la mentalidad reflexiva, la creatividad. Educar es cultivar a
la persona toda. No sólo su cerebro sino también su corazón, su capacidad de amar, de
desear, de imaginar, de sentir, de integrarse a la colectividad y mejorarla”.
Es evidente que este concepto encierra un ideal de educación, el cuál no en todos
los casos o mejor aún en las instituciones educativas del país se logra, ya que el común de
la pedagogía se limita a la transmisión de conceptos con cátedras tradicionales donde el
actuar del estudiante se cohíbe, es por esto que se debe cambiar el rumbo de la misma y
entenderse que la verdadera educación no solo se queda en el aula de clase sino que
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trasciende fuera de ella, más aún en la vida profesional de los educandos, de forma que la
responsabilidad social debe estar adherida a esta educación para que el actuar del
individuo siempre se oriente de manera ética y comprometida desde un sentido amplio e
integral con la formación humana en todas las áreas, así en el mundo productivo se
podrán obtener resultados favorables.
La transferencia de conocimiento es una estrategia de cambio moderado, en
donde se utilizan los métodos comunes. El modelo de creación de conocimiento
sugiere una estrategia de cambio radical e integral, que considera tanto cambios
tecnológicos como cambios pedagógicos y organizacionales.
Desde nuestra profesión debemos visualizar a la responsabilidad social como concepto de
desarrollo y generación de valor agregado dentro de las instituciones educativas y
concientizarnos de que la educación puede ser la fuente de creación de métricas no solo a
nivel cuantificable sino cualitativo, generando estrategias de competitividad y riqueza,
adentrándonos a exigencias latentes que exige nuestra actualidad con procesos altamente
estandarizados y modernos basados en el cambio y progreso de la humanidad.
“No olvidemos que la responsabilidad social vive y se cimienta en la acción social como
respuesta de crecimiento y desarrollo de una civilización inteligente, actual, cambiante y
moralmente consciente”.