San José es el patrono universal de la Iglesia, patrono de la buena muerte y patrono de los seminarios. Fue escogido por Dios para proteger a Jesús y María, a quienes sirvió fielmente entregando su vida sin reservas. Tuvo la dicha de ver a Dios hecho hombre a su lado como hijo, sin haber conocido mayor felicidad ni ser padre más afortunado.