Las aletas se utilizan para mejorar el flujo de calor desde una superficie a un fluido circundante. Se puede aumentar el flujo de calor incrementando el coeficiente de transferencia de calor, la diferencia de temperatura o el área de transferencia de calor. Aunque aumentar el tamaño de las aletas incrementa la eficiencia, existe un límite óptimo más allá del cual la eficiencia comienza a decrecer. El tipo de aleta y material utilizado también afectan la eficiencia de transferencia de calor.