Para que un matrimonio sea válido en la Iglesia Católica, debe cumplir con la forma canónica, que requiere que sea celebrado ante el Ordinario del lugar, un sacerdote o diácono delegado y dos testigos. Solo ante peligro de muerte o falta de ministro durante un mes puede celebrarse ante dos testigos comunes. Además, debe realizarse en la parroquia de uno de los contrayentes y según los ritos litúrgicos aprobados. Después debe quedar constancia escrita en los registros parroqu