1. FRICCIONES Y CONFLICTOS LABORALES
Existen distintos motivos que originan fricciones y conflictos laborales. Entre ellos se encuentran el
estrés, la competencia, las relaciones amorosas entre compañeros de trabajo, el laborar sin estar
contento, la intolerancia o los malos entendidos.
Pero todos ellos tienen una razón de ser. Según la psicóloga clínica Glenda Pinto, con un
posgrado en recursos humanos, el estrés laboral se volvió un hecho cotidiano. Sus causas
son diversas, entre ellas, las experiencias desagradables con los clientes, conflictos con los
compañeros de trabajo, plazos de entrega limitados y constantes llamadas telefónicas que se
generan por fallas en la comunicación de la empresa o en el equipo de trabajo.
También por sobrecarga de tareas, roles indefinidos, autoridad excesiva o insuficiente, la
escasez de tiempo, de recursos materiales, la falta de reconocimiento profesional por parte
de colegas y superiores o bajas posibilidades de crecimiento profesional, entre otras.
El estrés que se produce en una empresa es normal, porque las personas han sido educadas
y preparadas para desenvolverse dentro de una estructura productiva que exige junto con su
adaptación al ambiente laboral el logro de metas dentro de tiempos límites y de una manera
predeterminada.
Pero la dificultad de las personas para adaptarse a estos retos e inconvenientes cotidianos
genera, dice Pinto, una gran tensión al punto de provocar en ellas (según las creencias de
cada sujeto y su necesidad de responder a sus propias exigencias internas) una ruptura de su
equilibrio emocional, lo cual los vuelve en momentos ya sea agresivos o sumisos, pero en
todo caso con respuestas a la tensión no adecuadas.
El psiquiatra Salvador Peralta refiere que una persona estresada generalmente está
angustiada, frustrada o deprimida y en estas condiciones no va a rendir como lo hacía antes,
no solo porque está irritable sino que su capacidad de concentración está disminuida debido
al agotamiento que siente.
Esta situación provoca que el individuo entre en un mayor conflicto con el medio que lo
está requiriendo y experimenta incluso fricciones con los compañeros de trabajo porque se
ha vuelto un “trabajador quemado”. Por lo tanto, los jefes y empleados deberían conocer lo
que el estrés significa, para darse cuenta en qué momento se están perdiendo los estribos y
el autocontrol, y así poder evitar las situaciones tirantes dentro de las relaciones de trabajo”.
“Es por ello que el desafío de los líderes o jefes debería ser el fomentar el trabajo grupal,
delegar bien las tareas y, por supuesto, intentar mantener motivados a sus empleados”, dice
Peralta.
La competencia
Otra de las razones que causan conflictos y fricciones laborales es la competencia. Según el
psicólogo clínico José Luis Escobar, competir es saludable, pero la realidad es que cuando
2. se toma esto como una forma de reconocimiento social o de hacer notar a las personas
productivas, de acuerdo con el interés de la empresa o de los jefes, las relaciones
interpersonales se van a ver disminuidas y lo que se logra es generar “ganadores y
perdedores”.
El sentimiento de euforia que genera el sentirse ganador sobre el que siente la impotencia
de haber perdido se ha utilizado como “motivador” para generar mejores niveles de
producción, pero esto es en apariencia porque el aspecto emocional se ve disminuido
incluso en el que se considera “ganador”, al afectarse el sistema emocional de quienes
trabajan dentro de un equipo laboral.
Los mensajes encubiertos son los que generan que el clima laboral se deteriore y muchas
organizaciones “culpan” a las estructuras de personalidad de su recurso humano. Esto
amplifica más aún el nivel de distorsión y conflictividad que suele generar riñas entre
compañeros, auto boicot a los niveles de desarrollo personal y organizacional. Incluso
existen personas que no resisten los niveles de tensión que generan las competencias
interpersonales y sus crisis no solo se reflejan en lo laboral, sino que se irradian a las
relaciones familiares.
Si las organizaciones toman conciencia de que su clima laboral está afectado por situaciones
conflictivas que se alimentan de la famosa “competencia interna”, se podrán solucionar y
disminuir los niveles de conflictos. Eso es algo que está ligado a las políticas internas de
producción. A su vez es necesario mejorar las estrategias de comunicación y técnicas de
afrontamiento de estrés Si las organizaciones toman conciencia de que su clima laboral está
afectado por situaciones conflictivas que se alimentan de la famosa “competencia interna”, se
podrán solucionar y disminuir los niveles de conflictos. Eso es algo que está ligado a las políticas
internas de producción. A su vez es necesario mejorar las estrategias de comunicación y técnicas
de afrontamiento de estrés.
"Las discusiones conflictivas entre un superior y un subalterno pueden crear nuevos
problemas, pero podrían llegar a una solución si ambos de manera respetuosa están abiertos
al diálogo".
Dra. Glenda Pinto
Discusiones y fricciones amorosas
Las discusiones que se producen en el lugar de trabajo, dice Glenda Pinto, desarrollan
procesos emocionales semejantes a los que tienen lugar en una pelea con la pareja con sus
respectivas fricciones. Al igual que en ese caso, la conversación puede ser constructiva, es
decir, modificar los problemas de forma positiva. Sin embargo, las discusiones conflictivas
entre un superior y un subalterno pueden crear nuevos problemas, pero podrían llegar a una
solución si ambos de manera respetuosa están abiertos al diálogo.
En cuanto a las fricciones amorosas, la psicóloga clínica Rony Albuja Arteaga refiere que
el área laboral es la menos recomendable para establecer el nexo amoroso, porque si este
tiene mal término junto con la ruptura emotiva puede quedarse sin trabajo, sea por decisión
3. del empleador con el acuerdo satisfactorio de los compañeros. Se debe a que este ambiente
debe ser respetado por sus propios conflictos, por las grandes necesidades de interés y
atención que amerita como para poner el sobrepeso de la abundante variedad emotiva que
las relaciones amorosas traen: chismes, indiferencia, agresividades, llanto, celos o
sobreprotección.
Emociones, intolerancia y mala comunicación
Toda emoción positiva relacionada con el trabajo siempre estimula el éxito profesional,
según Pinto. “Si a alguien le gusta la tarea que realiza, le resulta fácil esforzarse en
cumplirla. No solo se sentirá a gusto, sino que su rendimiento será mayor, sobre todo si sus
compañeros son agradables y colaboradores.
Pero, agrega, si experimenta emociones negativas, estas frenan a quien realiza la tarea,
porque le resulta difícil implicarse en el trabajo. Esto sucede, por ejemplo, cuando el
trabajador se enfada por culpa del jefe o si tiene miedo de perder su puesto de trabajo, sin
darse cuenta de que puede cometer más errores durante la jornada laboral.
No obstante, cuando el trabajo no le agrada a alguien, pero necesita el ingreso que este
genera, Albuja asegura que se producen conflictos y desórdenes emocionales como
agresividad, ansiedad o depresión que serán proyectados en los demás, es decir, en sus
compañeros de trabajo, clientes o jefes.
Otro tipo de conflicto, menciona, es la intolerancia que se puede presentar tanto en el
empleador como en el empleado y esta es una proyección de los desajustes internos o la
presencia de alto índice de agresividad en ellos, pese que haya necesidad y agrado laboral.
Por ello se produce un elevado tono de voz y en ocasiones acompañado de términos
agresivos, además de mímica burlesca facial.
“También se pueden encontrar fricciones a causa de la mala comunicación, las cuales se
manifiestan con desvalorización, irritabilidad y llanto. Comienza de manera disimulada y
luego la frecuencia de estas se hace evidente”.
Uno de los pasos importantes que puede ser dado por cualquiera de las tres partes,
empleado, empleador y compañeros, agrega, es detectar que existe alguno de estos
problemas. Segundo, tratar de llegar a un acuerdo entre todos en búsqueda de una solución,
la cual será rápida si se toma como base el mejor de los elementos que existen para esto: la
humildad, sencillez y la erradicación total de la agresividad. De esta manera se establece
que las características de agresividad son las más rápidas conductoras al desastre, mientras
que las de humildad y comprensión son las que conceden las más grandes soluciones,
acompañadas de equilibrio y satisfacción, porque nos encaminan a visualizar que en las
más adversas situaciones laborales tenemos más que quienes no tienen un empleo.