1. Fundacion SlowFood
De la enogastronomía a la ecogastronomía
Slow Food fue fundada como asociación
enogastronómica alrededor del vino y la alimentación
por Carlo Petrini en la pequeña ciudad de Bra (Italia)
en 1986. Su propósito inicial era defender una buena
alimentación, los placeres de la mesa y un ritmo de
vida «slow». Más adelante, Slow Food amplió sus
miras y se interesó por la calidad de vida en general y,
lógicamente, por la supervivencia del amenazado
planeta tierra.
H I S T O R I A D E U N A I D E A
BUENO,
LIMPIO
Y JUSTO
De la ecogastronomía a la neogastronomía
Slow Food cree en una «nueva gastronomía» entendida
como algo indisociable de la identidad y la cultura,
basada en la libertad de elección, en la educación, en
el enfoque multidisciplinar, para vivir lo mejor posible
utilizando respetuosamente los recursos disponibles
.Valiéndose del entendimiento de la gastronomía en su relación
con la política, la agricultura y el medio ambiente,
Slow Food ha pasado a desempeñar un papel activo en la
agricultura y la ecología. Slow Food vincula placer y alimento
de forma consciente y responsable. Las actividades
de la Asociación reivindican y ejercen la defensa de
la biodiversidad en nuestras reservas alimentarias, la difusión
de la educación del gusto, y la relación entre los productores
de alimentos distinguidos y los consumidores
mediante diferentes eventos e iniciativas.
2. Nuestra defensa debe comenzar en la mesa con Slow
Food, redescubriendo los aromas y sabores de la cocina
regional y rechazando los efectos denigrantes de la Fast
Food.
Esgrimiendo la productividad, la Fast Life ha cambiado
nuestra forma de ser y amenaza nuestro medio ambiente
y nuestros paisajes. Por eso, Slow Food es actualmente la
única contestación auténticamente progresista.
En cualquier lugar, la realidad cultural consiste en desarrollar
el gusto, no en degradarlo. ¿Qué mejor manera de
conseguirlo que un intercambio internacional de experiencias,
conocimientos, proyectos?
Slow Food garantiza un futuro mejor.
Slow Food es una idea que precisa de muchos seguidores
cualificados ayudando a convertir esta (lenta) corriente
en un movimiento internacional, bajo el símbolo del pequeño
caracol.
Defensa de la Biodiversidad
Slow Food considera que el disfrute de alimentos y vinos excelentes
debe combinarse con los esfuerzos para salvaguardar los innumerables
quesos, cereales, verduras, frutas o razas animales tradicionales
que están desapareciendo por culpa de la uniformidad
alimentaria y de los agronegocios. Por medio de los proyectos Arca
del Gusto y Baluartes (sostenidos por la Fundación
Slow Food para la Biodiversidad), del Premio Slow Food
por la Biodiversidad y de Terra Madre, Slow Food persevera
en la protección de nuestro inestimable patrimonio alimentario.
Educación del Gusto
En un mundo en el que los placeres del gusto no siempre pueden
descubrirse con comidas pausadas en torno a una animada mesa,
debemos hacer un esfuerzo consciente para explorar, cuestionar y
experimentar. Este es el objetivo de las iniciativas de educación
3. del gusto de Slow Food. Las actividades de los Convivia
presentan nuevos alimentos a sus asociados mientras que los Talleres
del Gusto ofrecen degustaciones y catas dirigidas por
expertos en alimentación. Nuestros comensales más jóvenes
aprenden con Slow Food en las Escuelas y los auténticos
gastrónomos reciben su formación en la Universidad de Ciencias
Gastronómicas.
Reuniendo a Productores y Consumidores
Slow Food organiza ferias, eventos y mercados agrícolas para exponer
productos de excelente calidad gastronómica. El enorme
éxito del festival internacional de la alimentación Salone del
Gusto, con su exuberancia de alimentos para degustar y comprar,
ampara a los productores y facilita al público todo un mundo
de delicias. Cabe reseñar otros eventos como Urban Harvest
(Cosecha Urbana), Cheese (Quesos), Slow Fish (Pesca
Slow), Deutscher Käsemarkt (Mercado Alemán del Queso)
y Aux Origines du Goût (Los Orígenes del Gusto).
Manifiesto
de Slow Food
Nuestro siglo, que se inició y se ha desarrollado bajo el
estandarte de la civilización industrial, inventó primero la
máquina y después la convirtió en su modelo de vida.
Estamos esclavizados por la velocidad y todos sucumbimos
a un mismo virus maligno: Fast Life, la vida rápida,
que trastorna nuestros hábitos, viola la privacidad de
nuestros domicilios y nos fuerza a comer Fast Foods, comidas
rápidas.
Para ser digno de su nombre, el Homo Sapiens debe liberarse
de la velocidad antes de que esta le degrade a la
categoría de especie en peligro de extinción.
4. Una defensa firme del placer material reposado es el único
camino para combatir la locura de la Fast Life.
Existe la posibilidad de que unas dosis adecuadas de
genuino placer sensorial y de disfrute lento y prolongado
nos protejan del contagio de esas multitudes que confunden
el delirio con la eficiencia.
Juan Pablo Carrera – cocinero
Coordinador nacional Red de Cocineros Slow Food Argentina
rcocineros@slowfoodmardelplata.com.ar
Facebook - cocineros argentinos Slow food