Dios se comunicó con la humanidad desde el principio de la creación, hablando directamente con Adán y Eva. A lo largo del Antiguo Testamento, Dios usó diversas formas para comunicarse, incluyendo revelaciones a los patriarcas, jueces y profetas. El pecado original interrumpió la comunicación perfecta entre Dios y el hombre, pero Dios continuó buscando restablecer esa comunicación a través de la historia bíblica.