SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 128
Descargar para leer sin conexión
2
GEALITTERA REVISTA DIGITAL
Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita
para escribir.
Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen
Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir
voces literarias pertenecientes a países y continentes
distintos.
revistagealittera2014@gmail.com
http://revistagealittera.blogspot.com.es/
IBSN: 14-08-2014-55
3
INDICE
EDITORIAL
Cecilia Ortiz Lluvia de palabras en Gealittera 7
Carmen Membrilla Olea Los nombres tras la lluvia 9
POESÍA
Tomás Sánchez Rubio Y la luz se hizo carne 12
Mariel Monente Palabras quemadas con lluvia 14
Anamaría Mayol Elíptica 16
Aleqs Garrigóz Paisaje de lluvia 19
Mar Blanco Larrosa 21
Mónica Angelino 23
Carmen Membrilla Olea Breve resumen de la lluvia 24
Isabel Pisani Mil lluvias 26
Carmen Rubio López Júbilo de la lluvia 28
Ana Maritza de Schwarzl Lluvia de otoño 30
Elisabet Cincotta Intenté 32
María Elena Espinosa Mata Erótica 34
Emilia Marcano Quijada Estudio poético del origen de la lluvia 36
Lázara Nancy Díaz García Olvido 38
Inmaculada Jiménez Gamero Hoy 40
Adri Delfini Vestida de lluvia 42
Mariette Mounier Entre duendes 44
4
Amelia Arellano Sangre de lluvia 46
Carlos Enrique Cartolano Al través 48
Säo Conçalves 50
Amanda Espejo Lloviéndonos 52
Fernando Sarría Abadía París 55
Ivana Szac Poemas breves 57
Alicia de León Epp Lluvia 60
Tomás Soler Borja Con premeditación 62
Inma Ferrero 64
Oscar Vicente Conde Lluvia 66
Marita Ragozza de Mandrini Cuando llueve 68
Ana Lucía Montoya Rendón Evocaciones 70
Sandra Graciela Gudiño 72
Pura Fernández Segura A Elena 75
Milagro Haack I 77
Mar de Fondo Sobre mí 79
Victoria Falcón Águila Regalo 81
Mabel Coronel Cuenca Lluvia mansa 83
Miriam Álvarez Frágil 85
Lupita Pérez Si de desastres naturales se trata 87
M. José Riazuelo Lluvia 89
Roxana Rosado Esta vez hablaré de la lluvia 91
Jorge E. Rueda Lluvia 94
RELATO
Concha Casas Gálvez Lluvia prodigiosa 96
Rita Bedia Lizcano Danzo para ti 100
Margarita Polo Viamontes 102
5
Cecilia Ortiz En la casa 107
Jorge Urreta Cumpleaños lluvioso 110
Adrián González De Luis Lluvia negra 113
Isabel Rezmo I Pérez Insomnio 116
Graciela Amalfi La mujer del muelle 118
Francisco Morales Domínguez La tormenta 121
Mía Péman Lágrimas de lluvia diamantina 123
Juan Carlos Vecchi Antes de hereje, la necesidad
tenía cara de perro mojado por la lluvia 124
EVENTO
Anaquel Literario 127
6
EDITORIAL
7
LLUVIA DE PALABRAS EN
GEALITTERA
Imagen: Facebook-Imágenes interesantes y vídeos exclusivos
La lluvia que cae. Lluvia de verano sobre la tierra.
Lluvia nocturna. La oscuridad y calidez y el torrente de pasión.
James Joyce
Así la espero, mirando sobre el paisaje, el árbol rojo, la campiña colorida,
el cielo que no anuncia lluvia.
Así la siento, acompañando nuestro espacio creado para los que se
atreven a escribir (lo habíamos ideado para los que se dan cita para
escribir, leer, imaginar) No habíamos olvidado el atreverse. No. Estaba
aguardando que alguien nombrara el término. Y la magia hizo lo demás.
8
Y ella llega plena de imágenes desde cada corazón y abrillanta todo.
Reluce.
No es solamente agua en gotas, hay flores lloviendo, besos dejándose caer
sobre una página, recuerdos soltándose desde las nubes de la memoria.
Senderos apasionados que buscan zonas lluviosas para disimular lágrimas.
Bancos solitarios rodeados de gotas coloridas para atraer a los que
escriben.
Poemas que provocan lluvia de emociones. Relatos que dejan el
sentimiento expuesto.
Lluvia acompaña a Enero, por el hemisferio Sur refrescando la tierra,
dando alivio, aplacando el calor del verano. Por el hemisferio Norte,
transformándose en copos blancos, creando un paisaje de cuento.
Y llueve en mis ojos ¿Les digo por qué? Gracias a mi compañera editora
resucité a la palabra, a estar a toda máquina, a volver a ser la que se había
escondido. Y lluevo emocionada.
También lluevo porque nos acompañan con sus obras y su afecto nuestros
colaboradores, en esta aventura literaria y cada vez que llega una obra es
alegría en vuelo.
La lluvia nos ha reunido bajo el árbol rojo, alguien dijo que es el Árbol de
la vida. Tal vez lo sea. A mí me consta que mi vida cambió junto a él.
Y llueve en nuestra tierra de letras, sin que nadie se moje.
Cecilia Ortiz. Buenos Aires- Argentina. Dedicado a Carmen Membrilla Olea
Amiga/poeta/compañera
9
LOS NOMBRES TRAS LA LLUVIA
Imagen: Mihail Korubin
Es inútil contar para alcanzar el infinito. Sin embargo los relatos y los
poemas se deslizan para aclarar enigmas, para llenar silencios, para
disolver la dureza de las piedras y gran parte de su color insulso...Aquí
nadie se atreve a fundar ciudades sombrías, ni a advertir la lejanía de las
palabras. La soledad queda destituida por los mil nombres que caen tras la
lluvia. Se han disuelto las horas y bajo la luz se almacenan verdades
abiertas y ecos perpetuos. La noche camina con pasos seguros. El corazón
sirve para abrir todo lo que es inexistente y para buscar ecos que
proceden de lugares extranjeros.
Existe un pasado con perfiles indefinidos...Hubo entonces viajes que
sirvieron para pisar arenas y caminos nuevos...El amor siguió creciendo sin
conocer preguntas hostiles...
10
Ven conmigo hasta ese lugar de ventanas enormes, donde serás capaz de
percibir el mágico poder de todas las páginas que lo habitan. Ven a
Gealittera; la tierra de las letras; la tierra de los otros: los que se dan cita
cada mes para leer y escribir, para imaginar y crear.
Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España
11
POESÍA
12
TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO
Y LA LUZ SE HIZO CARNE
Imagen: Logan Zillmer
Te vi una tarde prematura de invierno,
con el pelo mojado y tu paraguas azul turquesa,
esperando taxi en esa concurrida plaza del centro.
Te miré como si te conociera desde hacía mil vidas,
cuando el mundo no era lo que ahora
ni yo pretendía ser
el que más tarde fui,
después de una andanada injusta de años
hechos de opaco día a día
y madrugadas color magenta.
Me esperabas con la noche colgada
en la comisura de los labios,
con tus negros cabellos hechos de caricias,
dos ojos que herían el alma
y una cintura de alegres rosas.
13
Y yo tenía que quererte sin remedio,
sin sombra tiznada de duda,
sin torpes ropajes.
Porque sí.
Eras la perfección de lo real
encarnada en un solo nombre
sin convenciones
ni objetos superfluos.
Personificabas la vida en estado puro
sin límites,
sin medida,
fuera de hipérboles,
de lo insustancial del momento
y de apariencias falsas.
Te quise como estabas,
bajo la lluvia,
con tu dulce sonrisa hecha de luz,
tus formas ámbar y violeta
y esas sinceras caderas
que siguen –todavía- atravesando
fraguas, tormentas
y húmedos plenilunios.
Tomás Sánchez Rubio- Sevilla- España
14
MARIEL MONENTE
PALABRAS QUEMADAS CON LLUVIA
Imagen: Woods
A Juan L. Ortiz
Se derramaba la brisa
goteaba el aire sobre las hojas rumorosas de los sauces
caían briznas
de viento sobre los cabellos grises
grises de surcar sudestadas
blancuzcos
Y el balanceo suave de la ola
15
permitía al mate humear su canturreo de cigarras
su brillo verde
y poder llevarme así por entre la cortina de ramajes
surcando esa rabia devenida encanto.
El agua se amarronaba en su palabra
en su voz chiquita
me alcanzaba el mate entre los remos durmientes.
Con su místico dolor
quemaba palabras con lluvia
desnudaba a Dios sobre el olor que precede a la caída
Un decir de cortezas,
de libélulas anhelantes
ignoraban ser el anuncio de la hora detenida
Un mate antes de irse
sólo uno
más
que prolongue el silencio
tejido en los brotes insistentes de septiembre.
Mariel Monente- Buenos Aires- Argentina
16
ANAMARÍA MAYOL
ELÍPTICA
Imagen: Gregory Thielker 2
Lluvia
rostro mojado
ll
u
v
i
a
caminada
17
lluvia-nieve
magia contra la tristeza
que elíptica regresa
disfrazada
de lluvia
lluvia- esqueleto triste
húmedos huesos impregnados
lluvia charcos
barro en mi barro
lluvia
techos de chapa y redoblantes
música en esta inmensa noche
de lluvia- soledad
lluvia
u
v
i
a
18
y estos ojos
que no saben mentir
Poema del libro inédito Marea Roja de Anamaría Mayol
San Martín de los Andes- Argentina
19
ALEQS GARRIGÓZ
PAISAJE DE LLUVIA
Imagen: Leonid Afremov
Nunca imaginé la lluvia sobre este declive.
Llueve, está lloviendo para siempre.
Cada grano se ha perdido, se ha perdido el maíz amarillo,
se han ahogado nuestras bestias en el lodo.
La esperanza gime, agónica, en el fondo de un abismo turbio.
20
Nada sino la persistencia de la ruina.
Los vientos arrebataron nuestro techo
y duermo sobre madera mojada.
Para siempre las cunas están vacías.
Nunca más la clemencia del fuego,
la indulgencia de la mañana limpia,
la certeza del mañana cercano.
Nada sino gotas duras sobre esta morada devastada.
Amor mío, consolador es que no sientas
esta peste de animales muertos
y que con esa mirada alejada no veas la hiedra que crece en las paredes
ni a nuestros hijos flotando sobre ríos imponentes y eternos.
Aleqs Garrigóz- Puerto Vallarta- México
21
MAR BLANCO LARROSA
Imagen: Gregory Thielker
Brotar del árbol.
Engendrar la flor.
Tornarme realidad al punto de contacto
-preciso instante-
que cubre de jazmines que trae en sus manos.
Tocar prender sostenerse.
Aferrarme a la solidez del agua.
Él
es el poema que me rescata
de la tierra infecunda,
la imprevisible lluvia
-manantial de vida-
22
que hace florecer
mi
sed.
Y lo que amo.
Mar Blanco Larrosa- Zaragoza- España
23
MÓNICA ANGELINO
Imagen: Magui Batet Balcells
hace tantos huesos
que no ves la sopa
hace tantas sopas
que no ves un hueso
hace tantas lluvias
que te han hecho sopa.
Mónica Angelino- Buenos Aires- Argentina
24
CARMEN MEMBRILLA OLEA
BREVE RESUMEN DE LA LLUVIA
Imagen: Lisa Torske
Desembarcar en una fábrica que deshace rencores...
Confusión y dolor ya no tienen sentido.
En el hotel triunfó la desorientación
y el café supo a conversación con acentos y exigencias.
¿Hubieran podido mis pasos atravesar las nubes?
25
Los ríos siempre resultan incomprensibles e insuficientes
Besos que imitaban posibles soluciones...
Me gustaría escoger la llave que abre los destinos
y lanzar contra el cielo promesas inevitables
y apuntar sobre la melancolía las luces más tenues.
Habitaciones y refugios.
Pensamiento acelerado
Breve resumen de la lluvia.
Cruzar el movimiento ancho y lejano
Empujar a la gente invisible.
Escapar en solitario, débil y voraz
Mezclar sueños, profecías y promesas
y regresar hasta la eternidad de entonces...
Dirigiendo miradas pacíficas,
conociendo la altura de los cables eléctricos,
encerrando pérdidas y años.
Así; sin testigos,
sin números en el vestíbulo,
hablando en voz baja con la muerte...
Yo...habitante de una isla desierta...agua...algas...
…y preguntas indisolubles.
Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España.
26
ISABEL PISANI
MIL LLUVIAS
Imagen: Leonid Afremov
Diluvio de palabras, leyes y sentencias.
Diluvio de ignorancia, duda e indiferencia.
Diluvio fértil pero anodino de perdidas inocencias.
Diluvio de locura, guerra y reclamo ajeno.
Diluvio de diluvios olvidados,
de salmos y evangelios ignorados.
Diluvio de cartas, secretos y mapas denunciados
hoy pueblan las callejas de un cielo abochornado.
27
Ven, Noé, con tus plantas y bestias tan guardadas,
con tus hijos elegidos, pero nunca perdonados...
Ven con tu arca del Señor enseñoreada,
con tu ruego de ángel escuchado
y la rama del olivo en ave amada.
Revive el diluvio de tres gotas agotadas:
la fe y la caridad lejos de la nada,
la esperanza de aromas y colores renovada.
Trae también la eternidad absoluta, perenne,
sin juicios, sin dolores, sin tormentos .
Sólo un diluvio de amores penitentes.
Sólo un diluvio de caricias en aumento.
Sólo las galaxias en diluvio permanente.
Isabel Pisani- Buenos Aires- Argentina
28
CARMEN RUBIO LÓPEZ
JÚBILO DE LA LLUVIA
Imagen: Coldseptember ilustraciones
Concierto de paraguas.
Tras el visillo, acechas
el rítmico fluir de una muchacha
camino de la noche.
Lleva todo al desnudo:
la luminaria idea de su hermosura,
29
su todo por venir; su marcha hacia el festejo,
su propia intimidad recién nacida.
¡Qué paridad de signos!
¡Qué idéntico el proceso que demuele
el verdor de la edad!
Contemplas un instante la jubilosa lluvia,
como el origen,
irremisiblemente, ya sin ti.
Carmen Rubio López. Madrid. España.
Del libro "Equipaje de vuelta"
Premio "Tardor"
Castellón de la Plana.
30
ANA MARITZA DE SCHWARZL
LLUVIA DE OTOÑO
Imagen: Chantal Urquiza
En la lluvia de otoño te recuerdo,
y como los árboles sin hojas,
mis sentimientos se desnudan.
Tras la ventana veo caer la lluvia,
y entre mis labios,
31
tus besos se ahogan dentro de mi boca,
pasión que me estremece y tengo ganas,
que el tiempo retroceda para amarnos.
Te sueño despierta,
revivo cada instante entre tus brazos,
no quiero que la lluvia pase, ni que las horas mueran,
ni que mañana
mis versos se consuman en un poema triste,
de saber que estás ausente y eres de otra.
Ana Maritza de Schwarzl. Perú/ Alemania
32
ELISABET CINCOTTA
INTENTÉ
Imagen: Chantal Urquiza
Intenté estar sin vos en esta esquina,
donde resbalo tras la lluvia
que acompaña el sagrado adiós
con que te fuiste.
Intenté leer cartas
33
donde la victoria de palabras
bordaba punto cruz,
sin juramento la noche.
Intenté divagar, entre charcos,
barcos de papel
y siempre aparecí en tu nombre
arrinconada de recuerdos.
Elisabet Cincotta- Buenos Aires- Argentina
34
MARIA ELENA ESPINOSA MATA
ERÓTICA
Imagen: Katarina Zirine
Espejo de agua.
Quebradura de hojas
el incesante ritmo de la lluvia.
Sobre la tersa liquidez
concentración de círculos
dibujan afanosas geometrías.
Tiembla la piel del lago.
35
Humedades
en grácil erotismo
se estremecen.
María Elena Espinosa Mata- México
36
EMILIA MARCANO QUIJADA
ESTUDIO POÉTICO DEL ORIGEN DE
LA LLUVIA
Imagen: Christian Schloe
Allí, en el principio del mundo,
en un rincón vacío, infausto y seco
donde todo fue creado,
se escuchó por primera vez el sonido que,
sin días de asueto ni siesta bíblica,
habría de repetirse incesante
hasta el sol de hoy.
Mi contador de fábulas, mi espejo,
mi ventana, marco de la noche,
me lo ha dicho cientos de veces.
37
He aquí que el cielo y la tierra,
unidos desde el abismo
tuvieron que dejarse un día;
él inventó el trueno para disimular su dolor,
ella tomó su maleta y en un valeroso ejercicio de catarsis
le dijo:
Por muy alto que estés, no me olvides.
Yo puedo tocarte en los nevados picos,
escuchar tus poemas por el inmenso llano,
cantarte una canción desde mi hierba,
y tú, que eres tan ingenioso,
seguramente inventarás algo
que dilate
el fondo de mis pupilas.
Y he aquí que el cielo,
al que no se le había ocurrido nada
para acercar la lejanía,
se sintió tan feliz que comenzó a bailar
y de sus manos se originó el viento,
de sus pies surgieron los nimbos,
de su coreografía, los cúmulos,
y de toda su tristeza en extinción, los estratos.
El cielo comenzó a llorar, el viento a crecer,
la conspiración de nubes a viajar,
la molécula a caer,
y la tierra bebía
y bebía
hasta la última gota de aquel baile.
A veces soy como el cielo y la tierra.
Me he quedado sola,
se marchó el amor, la juventud, la idea
y no encuentro motivos para proseguir. Pero,
me levanto, me aferro a la médula de la vida
y el viento me hace escuchar el sonido más antiguo
del mundo,
me hace llorar, me hace llover
y esa lluvia
va derramando besos en la tierra y me hace bailar como una niña.
Emilia Marcano Quijada- Isla de Margarita- Venezuela
38
LÁZARA NANCY DÍAZ GARCÍA
OLVIDO
Imagen: ElsaPret
Cuando llueve…
para adivinar tus pasos
resucitan los míos
más puros y claros
donde el camino emana fragancias
de otros tiempos que reviven versos .
Respiro pecados tras tu sombra
y un leve suspiro desata los excesos
39
llueve…y cada gota de lluvia
-es remembranza-
Quiero interrogar el tiempo
- lo detengo sobre el viento-
hoy padezco de ti…
bajo los ruidosos golpes del silencio
danza la lluvia
sobre mi piel sobreviven tus besos
y tu sonrisa disuelta en mi memoria retoza incrédula, tímida
como un secreto de antaño.
Razono un instante, me crezco en tu voz
tan infinita y lejana
¡No voy a mentirme!
sé que todo lleva tu nombre
todo…
hasta yo misma soy olvido.
© Copyright Lazara Nancy Díaz García. Cuba- Nueva York. USA.
40
INMACULADA JIMÉNEZ GAMERO
HOY
Imagen: Inquisitor Ilustraciones
Hoy salgo a la calle y todo es lluvia,
en mis ojos estallan
las tormentas de todos los océanos.
Los semáforos desfigurados alargan
sombras de colores aberrantes
a través de mis pestañas derrotadas.
Y tú, desde no sé dónde,
me dices que no llore.
Sin embargo el rímel corre río abajo
por laderas ennegrecidas de piedra
que embrutecen mi alma con un parto de cuervos.
¿Sabes?, escribo lágrimas para liberarme
de un dolor carcelario que no destierro.
41
Hoy caminaré hacia un lugar donde no me dirijo,
las palabras serán hilos que tiren de mis heridas
para no llegar a hundirme en el diluvio.
Hoy leeré poemas de Elisa
y me reconoceré en las pupilas de una extraña
leyendo mi propio libro aún inexistente.
Cuando yo ya no esté, como ella no está,
y no exista la respiración de ningún saxo
que pueda aligerar las alas que tanto pesan.
Inmaculada Jiménez Gamero- Barcelona- España
42
ADRI DELFINI
VESTIDA DE LLUVIA
Imagen: Claudia Lucía Mckinney
Vestida de lluvia
con sus zapatos de punta
taconeaba la vereda
no era la última primavera
que el invierno revivía
sus recuerdos reverdecían
sin el licor de otras lluvias.
Que meneaba la noche turbia
43
de cansancio inesperado
aullidos de gato cansado
arrabalera llovizna
y sus ojos de brisa
empañados por el llanto
entibiaba una sonrisa
del amor que seguía esperando
y la lluvia recordando…tanto.
Adri Delfini- Buenos Aires- Argentina
44
MARIETTE MOUNIER
ENTRE DUENDES
Imagen: Claudia Lucía Mckinney
Estoy aquí,
traduciendo el diálogo
de mi costado vacío.
La tarde abrochó su saco
y partió sin volver la mirada,
llevando en su bolsillo
la llave de mis labios
45
y el coraje de la lágrima.
Prendidos a su solapa
como pétalos de esperanza,
se fue el pudor de mi mejilla
y el esfuerzo de mi voz.
Estoy aquí,
en el corredor de las imágenes
y de pasos ausentes
donde juegan los duendes
con sus carros de versos.
La lluvia
moja el traje oscuro de la noche
y la esencia del recuerdo
me recorre los hombros.
Abrigo tu beso bajo la piel
y un bálsamo persistente
me plasma en la cara
la humedad de las horas.
Estoy aquí,
esperando el día
que me reencuentre con tu aliento.
Mariette Mounier-, Mendoza, Argentina
46
AMELIA ARELLANO
SANGRE DE LLUVIA
Imagen: Art: Dmitry Spiros
Amo la lluvia .Enamorada de la lluvia .Soy.
En tiempos de vendimia, sabor a rocío tempranillo.
Me viene desde lejos este amor.
La he visto crecer desde las terrenales nubes.
Desde la pasión cosecha de mis padres .Tan breve .Tan violenta.
De mis manos descalzas.
De los gastados espejos de los charcos.
Desde la lágrima a detenida en mi frente.
47
Desde el vaso y la siesta.
A veces es hastío, un rostro repetido.
Sangre de una culebra que la anuncia.
Relámpagos iluminando los tristes palos santos.
Estruendos parados en los postes.
Puede que se anuncie y no llegue.
Se aleja en pasos furtivos con los álamos.
Otras, cae en los techos de chapa, se posa en el vidrio sin ventana,
Baja las pendientes de barro.
Besa los pies al niño que no ve la luna.
Camina hasta llegar a los villorrios fundados a la vera del río.
En los rieles .El tren se va con ella. El hambre queda.
Capa pluvial que se evapora.
Amores y risas en enero.
Crueles vestiduras del invierno.
Desborde.
Quiere parar su caminar de agua y no puede.
Roca y valle .Paraíso e infierno.
Enamorada .Enamorada de la lluvia.
Lluvia. Yo, sangre de lluvia
No encuentra, aún, el legendario grial que la contenga.
Amelia Arellano. “Teoremas de Pitágoras”. San Luis. Argentina
48
CARLOS ENRIQUE CARTOLANO
AL TRAVÉS
Imagen: Stanislav Sidorov
fue siempre más lluvia antes del meteoro
el negro de nube en tantos ojos y el recuerdo
de aquellos temporales/
aunque lluvias
como las interiores capaces de apagarle pluma
por pluma al pájaro de fuego
esas que atraviesan los años y mojan la edad
no se comparan con otras de aquí afuera
49
hablo de esas de inmersión tras
lágrimas de sal sus cortinados
las de canilla abierta-tazón
las del rebalse
que inundan el presente/ inducen al olvido
enloquecen balde pájaros y brújula
y repito: además fue siempre más lluvia la pasada
más mojó inundó borró mis huellas ensopó
cien cartas y oxidó las llaves/ y cuando paró
por dentro siguió/ sigue aquí adentro
la lluvia-espera la lluvia-lacrimal la lluvia-cortinado
cucharadas de lluvia en la conciencia/ sinfín meteoro.
© Carlos Enrique Cartolano. Pájaros, 2014
Buenos Aires, Argentina
50
SÄO GONÇALVES
Imagen: Claude Théberge Page Officielle
Adentro
- estoy en la inmensidad del mar
en la inmensidad del espacio-
dibujo los silencios de palabras ahogadas
siento su peso en mi cuerpo
como un compás de espera.
En un abrazo interminable
51
reúno la ternura del mundo
y las gotas de lluvia
lavan mi rostro de nostalgias.
Säo Gonçalves- Portugal/ Luxemburgo.
Traducción del portugués: Cecilia Ortiz.
52
AMANDA ESPEJO
LLOVIÉNDONOS
Imagen: Chantal Urquiza
Podría ser... lluvia
intempestiva, caprichosa,
de aquella que no pide venia
para imponer su presencia
y así, a mi completo antojo
lloverme sobre ti (en silencio)
con el anonimato gratuito
que dan las multitudes.
¿Quién puede sentir mi llanto
entre millares de gotas?
Nadie. Nadie que no seas tú.
53
Tú, que conoces mi canto de agua
tú, que apaciguas las tormentas
aún las que no habitan en lo alto.
Tú, que percibes lo intangible,
lo que no lucra de palabras:
los continuos aullidos del alma
que elévanse hacia los cielos
en busca de... nada, NADA.
No existe alivio ni otro destino,
sólo ciclos eternos
refinadas formas de dolor.
Y me lloro de nuevo
esta vez, de un modo inverso:
desde afuera hacia el centro
con la esperanza incierta de...
tal vez... lavarme de todo sufrir,
de toda nostalgia y todo sentir,
de toda certeza que no seas tú.
Y entonces, (por reflejo)
quiero encontrarme en tus ojos
para llorarme por fuera y por dentro.
Porque, este es mi sino:
no más que una mujer de agua,
54
sin más vida que el leve tiempo
en que escurre por tu cuerpo,
sin más anhelo ni desvelo
que un día (o quizás noche), tú...
también te mires en mis ojos
y entonces, (por reflejo)
te llores tú junto conmigo,
empapados hasta los huesos
abiertos, deshechos y rehechos
entre esta humedad pegajosa,
doliente, cálida, fresca y gozosa
que resulta del lloverse juntos,
del regocijarse juntos
ante el descubrimiento de amar.
Amanda Espejo / Quilicura – 2008/ Chile
Del libro: No hay más que ESTO (Ediciones del Taller, 2010)
55
FERNANDO SARRÍA ABADÍA
PARÍS
Imagen: Claude Théberge Page Officielle
No he vuelto a estar en septiembre en París,
cuando caen las hojas y navegan silenciosas
en los charcos de la lluvia.
Puedo recordar tus dedos,
pequeños y fríos dentro de mi anorak,
buscando mi mano, apretándola sin llegar a abarcarla,
recitándome fragmentos de Los versos del capitán de Neruda.
56
Así, entre la lluvia y el otoño arrimados a nosotros,
pasear por los campos de Marte o a las orillas del Sena
nos procuraba la garantía de la soledad,
la ciudad abandonada en la tarde ante nuestros pies,
mientras el silencio nos alejaba de los demás
y tu voz era la luz que todavía me alumbraba.
f.
Poemario Ciudades (inédito)
Fernando Sarría Abadia- Zaragoza- España
57
IVANA SZAC
POEMAS BREVES
Imagen: Claude Théberge Page Oficcielle
I
En esta tarde
una lluvia naranja
cae
sobre mi cuerpo verde.
II
Nos acariciamos tanto
58
que no hubo más lluvia
dentro de nuestros cuerpos
III
Estás cerca y la lluvia
ruge en tus manos
sos un relámpago
no perteneces a la noche
ni el latido de la lluvia
IV
Soñé
con peces de colores
con caballos negros
derritiéndose en mis manos.
Soñé con cielos verticales
lluvia de agua dulce
y una luna que se destejía
en mi pecho.
V
Basta de besarnos en el aire
apoyemos los pies en la tierra mojada
59
huyamos de la lluvia del egoísmo
que ensucia las almas.
Ivana Szac. Buenos Aires. Argentina
60
ALICIA DE LEÓN EPP
LLUVIA
Imagen: Claude Théberge Page Officielle
Gris novia del viento
que entre sus brazos danzas
y derramas las lentejuelas
que se van desprendiendo de tu falda.
Gris amiga de todos mis desiertos
tu voz de cielo y de tierra canta
61
y tu prístina canción me toca el alma.
Gris rosa de los tiempos te deshojas
y tus pétalos líquidos resbalan
por mis mejillas como si fueran lágrimas.
Gris peregrina de las cuatro épocas
fugazmente visitas mi ventana
y con palabras de cristal me llamas.
Gris peregrina, gris rosa de los tiempos
Gris amiga de mis tierras áridas
Gris novia que con el viento danzas.
Yo amo tu presencia melancólica
Y amo tus largos flecos de esperanza
Eufórica o triste, desde pecho estival
O invernal seno, caes para ser savia.
Alicia de León Epp- Uruguay/ Canadá
62
TOMÁS SOLER BORJA
CON PREMEDITACIÓN
Imagen: Lidia Wilangowska
Recién duchada
brillante
limpia
aún toda mojada.
Cómo no hacerlo
ponerme manos a la obra
labios a tu piel
para mancharte de nuevo.
Suspiras. Sonrío.
63
Ambos sabemos
que nada es casual
que todo es premeditado
y de ahí
el relámpago, los truenos
y la lluvia.
Tomás Soler Borja. Águilas. Murcia. España.
64
INMA FERRERO
Imagen: Hardibudi
Ahora
sólo quedan las flores,
un ramo sin vida
que agoniza entre pétalos marchitos.
Las paredes descoloridas
roban los últimos
rayos de este beso
que grita su aliento.
El eco de tus pasos
aún se acurruca
65
en este hostil suelo
de madera.
Tu perfume
sonríe
con la serenidad
del olvido.
Se ha desdibujado
tu imagen
al otro lado de la calle.
La lluvia ha borrado
tu sombra,
ya no existes
en esta extraña
nostalgia
que trata de encontrarte.
La puerta gruñe
tu ausencia
en un lamento de bisagras.
Y yo…
¿Quién seré yo,
en esta habitación
que no ha de sobrevivirte?
Adagio ma non troppo - Inma J Ferrero
Nº de Asiento Registral 16/2014/6437
Copyright © Todos los Derechos Reservados
Inma Ferrero- Madrid- España
66
OSCAR VICENTE CONDE
LLUVIA
Imagen: Caras Ionut
Llueve.
Allí en la lejanía.
Donde no hay nadie para refrescarse.
El verde de los jardines,
ahora es gris como un perro muerto en el asfalto.
Ya no florecen los naranjos, ni los limoneros.
67
Los azahares se fugaron un atardecer,
y privaron de fiesta a los pocos vivientes.
Llueve.
Las lágrimas acarician el suelo,
donde los niños deslizaban sus pies.
Ya no hay niños.
Se fueron sin darnos cuenta,
antes de llegar a ser hombres.
Llueve.
Sobre los techos derruidos.
Se ahogan los muebles solitarios,
junto a los sueños sin ojos ni manos.
Llueve.
Allí en la lejanía.
Desde siempre,
como un castigo que nadie pidió.
Como una sangría de Dios.
Oscar Vicente Conde © Buenos Aires- Argentina
68
MARITA RAGOZZA DE MANDRINI
CUANDO LLUEVE
Imagen: Caras Ionut
Cuando llueve
el aire y ella tiemblan.
El cielo frunce sus cejas
las gotas
ojos de Dios
caen sobre los tejados
el viejo almendro se abanica
con sus hojas mojadas
69
siente que le aprisiona la nostalgia
el recuerdo de un acaso
incierto imposible tardío.
Mira hacia afuera
y en el camino
se levantan vahos calientes
el verde y el agua se enlazan
y quizás tejan la trama
de un sueño con otro destino.
Sale desnuda al huerto
alza los brazos
y desciende la lluvia sobre su cuerpo
beso alelado
húmedo
signo de espera
de amante dormido…
Cuando llueve
el aire y ella tiemblan.
Marita Ragozza de Mandrini. Pehuajó- Buenos Aires- Argentina
70
ANA LUCÍA MONTOYA RENDÓN
EVOCACIONES
Imagen: Adrian Limani
¡qué cosas extraña el alma cuando viaja!
ha sido mística hiedra trepadora
—ilusa uña rascando tapias—
maternal o disoluta en otras
o fuego y aire
o tierra y agua
pero siempre
71
excitado elemental en todas
extraña mil siluetas en los muros
perfiles coquetos de las sombras
extraña cómplices gotas de lluvia
su tamborileo melódico sobre el zinc del techo viejo
el chirrido del follaje
el canto de gallo en las auroras
el celo de las gatas
azuzando el correteo asustado de los gatos
¡por los dioses!
extraña ella la mano tibia
que modela sueños amorosos entre sus cejas
yazca el alma en unos brazos
y no confundida con la sal de los sollozos
cuántas vidas ha sido Eva tierna
cuántas otras indómita guerrera
quiere irse de nuevo
con un boleto sin retorno...
Ana Lucía Montoya Rendón- Colombia
72
SANDRA GRACIELA GUDIÑO
GOTERAS
Imagen: Jeff Rowland
A Clelia Bercovich
Enero.
Llueve sobre París.
Lluevo.
La melancolía
tira al blanco
73
apresa la memoria
entre cuchillas:
mi rostro
no me recuerda
y el lápiz
que me escribe
enturbia los cristales.
Tristezas ancestrales
me lloran de corrido
congoja de agua
me nazco
de una lágrima.
Goteo.
Corazón de pájaro
tengo una sed de otoño
en cada mano:
golondrino de regreso.
¡Y esta lluvia
que no cesa!
Ahora sé
que nada quedará
74
como legado
dice el ángel
sólo un mar
de polvo y escombros
dice.
Y levanta el ala
de mi huella.
Sandra Graciela Gudiño- Santa Fe- Argentina
75
PURA FERNÁNDEZ SEGURA
A ELENA
Imagen: Caras Ionut
Nada nos guarnece del tiempo,
ojo inmóvil de lluvia.
Replegada en ti
como la criatura que fuiste
en el maternal útero,
aguardas un segundo nacimiento.
Ya no eres inocente,
sabes que el mullido tapiz
76
de flores esmaltado
aloja la contumaz ortiga.
Romper aguas, raíl de llanto,
el tren se acerca, alumbra la vida,
dichosa incertidumbre,
¡Escoge bien la próxima parada!.
¡Y llévate el intenso olor de los celindos!
Pura Fernández Segura. Guadix. Granada. España
77
MILAGRO HAACK
I
Imagen: Jeff Rowland
la lluvia
deja limpio el tejado con paso rápido
bajando un remolino de renuevos
tiemblan por el frío
camina junto al viento su pulso
asombra el patio
78
cayendo a chorro de lo alto
dando camino a sus prendas
hacia el laberinto de muchas esperas
el olor flota
y
todo se nubla en mi cabello
Milagro Haack- Valencia- Venezuela
Del libro Inédito: A la sombra de un río
79
MAR DE FONDO
SOBRE MI
Imagen: Chantal Urquiza
Nubes plomizas me amenazan,
quieren descargar su furia sobre mí.
Se acercan en grupo,
vienen a vengarse.
Las miro desde abajo con miedo,
me distancio, se aceleran mis pasos
Las prisas no son buenas consejeras,
80
tampoco el temor ni la desconfianza.
Un pasito, dos, tres, cuatro, cinco.
Corre, ¿a qué esperas? Continúa corriendo.
Una gota, dos, tres, cuatro, cinco.
Llovizna, lluvia, tormenta, diluvio.
Mis ojos se abren y el pánico se disipa:
de pronto, me convierto en una flor;
mis pétalos son rojos; mis raíces, vida.
Abandono el propósito de resguardarme,
no hay mejor techo que el cielo.
Empapada de valor, dejo fluir mi locura.
Bañada, mojada, sonrío,
las nubes no querían castigarme,
sólo venían a ahogar mis miedos.
Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia, España.
81
VICTORIA FALCÓN ÁGUILA
REGALO
Imagen: Caras Ionut
Te regalo mi pecho lleno de amor
escoge el lugar donde te lo he de entregar
para que lo coloques desnudo,
sobre una nube de algodón
cargada de lluvia mojando mi íntima flor.
Recibe esta suavidad de terciopelo
82
convertida en mármol de Venus
adórnalo con mil claveles,
empalaga tu lengua con sus mieles,
calma en él tu desvelo,
acéptalo como dulce regalo.
Victoria Falcón Águila D. F. – México
83
MABEL CORONEL CUENCA
LLUVIA MANSA
Imagen: Jeff Rowland
Las 3 de la tarde
y cayendo lluvia mansa,
bautismo de las flores
cubiertas de espinos
Oh, celestial benevolencia,
has oído el clamor
-cuasi mudo de la garganta ya seca-
que en llanto tus hijos,
aunque ingratos,
suplicaron ya tu lluvia
sanadora.
Cada gota de agua
84
más que bendita,
un bálsamo de esperanza
en la tarde
a tus plantas
ya sedientas de amor,
cuyas hojas han perdido
el verdor por el calor.
©Mabel Coronel Cuenca- Hernandarias- Paraguay
85
MIRIAM ÁLVAREZ
FRÁGIL
Imagen: Jeff Rowland
Cada
gota
es
la
medida
de
mi
tiempo.
Mis manos
son un cuenco
donde recojo
minutos
en lazos infinitos.
86
Afuera
los pasos flotan
en una lluvia
fragante.
Olor a fuego pobre
y a tarde cansada.
¿Por qué será
tan triste
la belleza
del repiqueteo
acompasado?
Es la finitud
de los signos
arropados
en la voz
de la tierra.
Miriam Álvarez. Clorinda. Formosa. Argentina
87
LUPITA PÉREZ
SI DE DESASTRES NATURALES SE
TRATA
Imagen: Jeff Rowland
Si de desastres naturales se trata
te contaré de hace tres años
cuando arriesgada
crucé ciudades
sin puentes ni avenidas
hasta llegar al lugar del destino
que me recibió
con tu nombre en la puerta
88
Eso trajo consigo la marea
iniciales de tormentas pasadas
presagio de nuevos huracanes
otra vez el riesgo
y las mariposas
Aunque resistimos, todo lo escrito pasa
Tú el de letras malditas en el nombre
yo la parte débil de esta historia
la que está a punto de romperse
de tanta lluvia y tanto trueno
estremecidos hasta caer el rayo
hasta quedar el cuerpo exterminado.
Te lo dije
si de desastres naturales se trata
naufragamos con el agua hasta el cuello
y sólo tú sabes nadar en mar abierto.
Lupita Pérez ( Ma. Guadalupe Pérez Cerda) Monterrey. México.
89
M. JOSÉ RIAZUELO
LLUVIA
Imagen: M. José Riazuelo
¿Vacio, Presencia? ¿o es solo tu ausencia?
Te busco con ansia… Se que volverás
Pero dime…, dime ¿Cuándo llegarás?
Te necesito y te siento tan cerca…
90
El viento fresco remueve mi falda
Noto claramente toda la humedad…
Mi pelo te anuncia, estás ahí cerca.
Al pasar la brisa ya no me reseca…
mi cara acaricia con gran suavidad.
Te sigo buscando, dime ¿Dónde estás?
Tus pasos se acercan…, te huelo, te siento
La tierra te busca y espera con sed
Ya estás llegando y tu luz nos envuelve
Gris, lenta, suave y plena a la vez.
Todo se difumina, mas nada se pierde
Y la vida sigue, ya empezó a llover.
La lluvia nos limpia, de vida nos llena
Y la tierra seca vuelve a renacer.
M. José Riazuelo. Huesca. España.
91
ROXANA ROSADO
ESTA VEZ HABLARÉ DE LA LLUVIA
Imagen: Caras Ionut
Me senté en el portón a contemplar el mar en calma
ese mar vestido de verde que me regala girasoles en invierno
donde los jilgueros y colibríes bailan
diminutos seres comparten su mundo.
92
Hay nubes de azúcar flotando en el azul infinito
el aire es suave, parece cabello de niño
mis pies descalzos sienten la brisa del presente
mi mente está en blanco, disfrutando del ambiente.
Cierro los ojos un momento
la mecedora va y viene, viene y va suavemente
dejo que los sueños lleguen y me susurren al oído sus historias
de hadas, de rostros desconocidos, de aves fantásticas
mientras el vaivén los pinta en mí.
Escucho a lo lejos un tintineo
tin, tin, tin suena la música rítmicamente
primero es suave como melodía de cuna, luego aumenta su ritmo
ahora es como Sarah Vaughan y el sax.
Pum! Pum! Entran las percusiones
los violines corren a refugiarse en los árboles
el piano y el bajo entran a escena
mis manos comienzan a dirigir la pieza.
Mes pieds nus sautent de leur sommeil
sous la mer verte, l'humidité se réveille
et je danse autour comme un enfant heureux
mes vêtements et les cheveux gouttes de miel qui sent comme la vie.
93
Mis pies descalzos saltan de su letargo
bajo al mar verde, su humedad los despierta
bailo y doy vueltas como una niña feliz
de mi ropa y cabellos escurre miel que huele a vida.
Exhausta después de bailar este vals
me dejo caer en la suave hierba
la lluvia me moja, me lava, me refresca
mis ojos, mis senos, mi vientre y mi sexo son lluvia
abro mis labios para beberla saboreando las gotas que casi escapan
sin conseguirlo.
Así permanezco hasta que los truenos se calman
el sol sale tímidamente y respiro el olor a vida de la tierra
el sopor de la lluvia extinta me envuelve y duermo nuevamente
en sueños escucho un tin tin, una gota ha caído del techo
para llenar la copa de cristal que reposa en la ventana.
Roxana Rosado- D.F. México
94
JORGE E RUEDA
LLUVIA
Imagen: RJ Muna
Como desierto,
tu cuerpo esta sediento de mis aluviones,
tus poros se dilatan, húmedos me hablan.
La curva de tu espalda se inunda,
como aplauso, el chisgueteo musical de nuestros cuerpos
celebra los gimos que acompañan a nuestras almas,
así ascienden ellas hasta alcanzar el cielo.
Deja que la lluvia te empape,
que tu blusa se adhiera a tus senos,
a tu columna y a tu abdomen.
Jorge e Rueda-Colombiano residente en USA.
95
RELATO
96
CONCHA CASAS GÁLVEZ
LLUVIA PRODIGIOSA
Imagen: Katarina Zirine
Aún no llovía, pero la tierra ya olía como si el agua la estuviese mojando.
Inspiró cerrando los ojos ¿por qué no se podrá hacer un perfume con este
olor? Sería maravilloso rociarte con él por las mañanas y sentirte tierra y
notar como las gotas de agua van penetrando en tu interior y la sequedad
y la dureza van dando paso a la elasticidad y la suavidad y que la simiente
de tu interior germina y comienza a crecer y se expande y surge a través
tuyo. ...
Ojalá y pudiera ser. Quizás así terminaría de una vez ese proyecto de
novela que llevaba pudriéndose en su memoria hacía tantos años. Los
primeros folios dormían en el cajón del escritorio un sueño que ya parecía
eterno y los últimos descansaban en el ordenador sin ser capaces de
formar un todo con forma propia.
97
Absorta en sus pensamientos, la sorprendió la primera gota de agua que a
pesar de lo esperada, llegó sin avisar. Instintivamente sonrió y miró hacia
el cielo. La lluvia formaba una fina película que su rostro recibió con
alegría. Hacía tanto calor... ese verano parecía que el sol quería fundirlos
con la tierra.
Abrió su mente para que ocurriese el milagro y ese riego maravilloso
hiciese crecer la semilla de esa historia que su interior albergaba.
Al cerrar los ojos, el ruido que el agua hacía al chocar sobre el asfalto, se
confundió con un galopar de caballos y los rayos, cuya luz adivinaba a
través de sus párpados cerrados, lo hicieron con la deslumbrante fuerza
de un poder nuevo y desconocido. El sonido del trueno se trocó en la voz
que despertaba de las entrañas de la tierra.
Dejándose llevar por este nuevo escenario, vio como bajo sus pies una
brecha se abría dando paso a una espectacular y bellísima mujer.
Hablaba un idioma extraño, desconocido para ella, pero que
incomprensiblemente entendió. Su tono de voz era tan suave que parecía
hecho de música y no por ello dejaba de transmitir una impresionante
autoridad ante la que se doblegaron todos los jinetes, que poco a poco
habían ido poblando el lugar.
Incluso uno de ellos, el que parecía ser el jefe de todos los demás, bajó de
su caballo y se inclinó ante la gran dama, dándole cuenta del fallido
intento de recuperar cierto talismán que se escondía en lo más profundo
de la montaña sagrada.
Sin alterarse por el fracaso que le acababa de ser notificado, extendió su
mano y como si de un prodigio increíble se tratase, de ella brotó una flor,
una flor tan bella como jamás el ojo humano había contemplado nunca,
su fragancia era tan intensa que todos los que la contemplaban cerraron
los ojos embriagándose con su olor. Una increíble transformación se fue
operando en todos ellos, ya que de cada uno comenzó a emanar la misma
luminosidad que había acompañado a la hermosa y enigmática mujer
desde que apareció.
98
Como en una ensoñación, sus armas desaparecieron y en su lugar
brotaron flores similares a la que momentos antes habían crecido en la
mano de semejante diosa.
En su extraña lengua, invitó a los que antes habían sido guerreros a
reemprender la marcha y avanzar hacia donde sus corazones los llevasen,
que como si de uno solo se tratase, latiría al compás de su marcha.
En menos de lo que dura un parpadeo, la enigmática señora desapareció.
Pero su mensaje y su mandato habían quedado claros y como un solo
hombre marcharon los caballeros a la búsqueda del preciado talismán.
La nueva protección con la que emprendían su aventura parecía tan
poderosa, que los animales más fieros y temibles se apartaban al paso de
la expedición.
Incluso cuando cruzaron las líneas enemigas, pareció que ni los vigías, ni
ninguno de los soldados con los que se cruzaron, notaron su marcha... Y
hablamos de más de quinientos caballos con sus respectivos jinetes.
Una magia nueva y poderosa parecía protegerlos y llevarlos hacia un
destino todavía desconocido.
Continuaron la marcha durante varios días, días en los curiosamente, sus
necesidades básicas alimenticias fueron siendo satisfechas con generosos
árboles que parecían brotar a su paso cuando eran necesarios, plenos de
las más deliciosas frutas que jamás hubieran probado y que tenían la
virtud de aplacar su hambre con apenas una pieza, por muy pequeña que
esta fuera. Cuando salían a su paso, el mismo aroma que pareció
hipnotizarlos cuando de la mano de la dama brotó tan extraordinaria flor,
los envolvía de nuevo renovando el efecto lumínico que sobre ellos
produjo desde la primera vez.
De manera que cuando la oscuridad cubría el cielo, ellos iluminaban su
camino como si de un nuevo astro se tratase. Ni tan siquiera el cansancio
hacia mella en el extraordinario ejército.
99
Llevaban varias jornadas cabalgando y ni uno solo de los hombres que
componían tan peculiar comitiva había sentido la necesidad del descanso.
Al séptimo día vislumbraron la silueta de la montaña sagrada, pero en esta
ocasión lejos de alejarse según ellos se aproximaban, como había ocurrido
en todas las ocasiones anteriores, veían perfilarse sus cumbres escarpadas
y sus arroyos de aguas cristalinas descender desde la cima hasta el
frondoso valle que ahora atravesaban.
A diferencia de las veces anteriores, a su paso parecían abrirse los caminos
y la vegetación disminuía su lujuriosa frondosidad para hacerles más fácil
su avance.
Como si de un paseo triunfal se tratase, fueron dejando atrás los
anteriores peligros, en sus días insalvables y ante ellos de pronto apareció
la entrada de la gruta que guardaba tan celosamente el amuleto...
De pronto la lluvia cesó y al abrir los ojos comprobó que su deseo se había
hecho realidad y que la historia por la que tanto había suspirado, había
germinado en ella gracias a esa maravillosa y fértil lluvia de verano.
Concha Casas. Alicante/Madrid- Castell de Ferro. Granada. España
100
RITA BEDIA LIZCANO
DANZO PARA TI
Imagen: Christiane Vleugel
Siete con cinco, llego a la cita del parque. Te miro a un lado de nuestra banca
preferida. Nos abrazamos, tus manos se aferran a mi cintura; después de un
par de sonrisas, nos fundimos en un beso, donde concebir el sabor del otro,
es lo único que importa. Nadie existe a nuestro alrededor, ni la llovizna que
nos moja. Siento un ligero frío, pero tus manos dan calor a mi cuerpo;
logramos tomar aire. Al separarnos, el fresco es evidente en mis senos y ríes
con malicia. A mis oídos llega una suave música que me acompaña desde esta
mañana; mis caderas comienzan a moverse, te invitan a seguirme. Niegas e
intentas pronunciar algo, pero coloco mis dedos en tus labios. Ellos, los
dueños de mi apetito, que el simple hecho de mirarlos me provoca
101
morderlos, aún más cuando sonríes. Bajo la vista, miro mi transparente blusa;
abro lentamente cada uno de los botones sin dejar de bailar. Muerdo mí
boca, queda el último, te insinúo abrirlo. Logras hacerlo, tus manos intentan
introducirse bajo mi camisa, te ignoro y doy la vuelta. Tus ojos se clavan en mi
espalda, bajan hasta el contoneo. No te percatas que entre tanto, me quito el
sostén. Giro hacia ti, mi ropa está unida por un par de broches. Caes en mi
trampa. Te dejas caer sobre la banca. La danza no tiene fin. Un encantador de
serpientes me mantiene hipnotizada, ¿o será el mismo anhelo de tus pupilas?
A centímetros, frente a ti, la mariposa abre sus alas: sube mi falda, tus piernas
quedan entre las mías y rozo mi cuerpo al tuyo. Mis dedos se enredan en tus
cabellos y te inclino a mi pecho. Tomas mi espalda, acaricias mi piel.
Desnudas mis senos. Deseas besarme. Sin embargo, me recuesto sobre tus
muslos; cubre la lluvia mi rostro. Tus manos se internan bajo mi falda buscan
prenda que no existe y te hundes dentro de mí. Me levantas con fuerza,
muerdes lo grueso de mi labio inferior y gimo con ansia. Mi vientre te
succiona, te retengo y libero. Vas y vienes, como tus labios sobre mi boca, se
contraen mis músculos, llevo mis manos a tus hombros, abres mis nalgas,
desgarras mis adentros, grito enajenada y lloro en ti.
Rita Bedia Lizcano. Apodaca, México.
102
MARGARITA POLO VIAMONTES
Imagen: Jeremy Mann
Marina sale de su casa y siente la lluvia sobre sus mejillas, es solo un roce
leve, como el rocío, mira hacia el cielo y reza mentalmente: “que hoy sea
un buen día, mi Señor. Amén” Un joven atento la recoge en el dintel de su
puerta con una gran sombrilla en mano y la lleva hasta el carro que la
trasladará hasta el hospital.
Sube las escalerillas mirando fijo cada escalón, al final ve unos ojos que la
miran risueños, una voz femenina le ofrece los buenos días y la invita a
sentarse a su lado. Marina se acomoda en el sillón detrás del chofer, se
pone el cinturón de seguridad y le sonríe a la mujer desconocida. Observa
como la lluvia se incrementa, las gotas caen sobre el amplio cristal del
ómnibus y comenta:
- Parece que lloverá todo el día…
103
- Tal vez, pero siempre que llueve escampa – le contesta la otra
mujer esperanzada de que será luego un buen día.
Un dialogo intrascendente comienza, les espera una hora de viaje. Marina
sin querer desgrana sus recuerdos, mientras mira el paisaje a través del
cristal. Siente como si estuviera ante un confesionario desnudando su
alma del peso que la hiere:
Me gustan esas flores blancas, esas que florecen en ramos, cuando el
arbusto es más grande, parece como si nevera sobre sus hojas. ¡Mira! esas
flores amarillas también me gustan, no he logrado conseguirlas para mi
jardín. Ahora vivo en una casa, desde la que puedo mirar el lago, sembrar
mis flores…
Mis nietos hoy se fueron para los cayos a pasar el fin de semana feriado,
pero antes llegaron a casa, les gusta visitar a sus abuelos. Ellos van donde
quiere su hermana, tienen 21, 16 y 14, son muy unidos. Son los hijos de mi
hijo mayor y viven en Houston, un poco lejos, pero ellos no sienten el viaje
son jóvenes y alegres como mi hijo.
Antes vivía con mi hijo, pero hace tres años que se fue…todavía joven, un
médico a quien todos querían mucho. Cuando nos dejó, yo adelgacé tanto
que me quedé así –muestra el dedo meñique - Entonces mi otro hijo quiso
que viniéramos de Houston para acá, ahora me siento mejor, pero desde
que la muerte se llevó a mi hijo mayor, comencé a enfermar, por eso
ahora voy al hospital…
Me han hecho análisis de todo, y el médico dice que no me encuentra
nada, hoy le toca la prueba a los huesos, a veces, siento que los hombros
se van a quebrar. Tengo 77 cumplidos, pero ahora es que me pesan los
años. Yo he trabajado desde que vine de Guatemala y con mi trabajo
encamine a mis tres hijos…
El mayor se hizo médico, ganó una beca en Cuba y luego se hizo
especialista en gastroenterología, estaba muy bien…Creo que porque el
dueño de la casa era médico mi hijo se hizo médico, ese hombre era
bueno, buenísimo con nosotros, un día vio que el jardinero se interesaba
104
en mi y quiso que nos casáramos. Yo no me quería casar, la experiencia
con el padre de mi hijo mayor era suficiente. Yo era maestra en
Guatemala y lo dejé todo por no verlo más.
Gracias a Dios que encontré a estas personas que luego se convirtieron
casi en mi familia, sus hijos crecieron junto a los míos, y todos me quieren
por igual. Mi esposo es 10 años más joven que yo, era jardinero de la casa,
y nos gustamos, comenzamos una relación, pero yo no me quería casar,
no quería… al fin, nos dieron una casita en el jardín de la mansión y
nacieron los dos hijos más pequeños, una hembra y un varón.
Me preocupa que hoy dejara a mi esposo en la cama, sin levantarse aun…
él se puso mal del corazón y tuvieron que operarlo, ahora anda con cosas
dentro y se ha hecho diabético. Hace un tiempo enfermó, tuve que correr
con él y en el otro centro médico no me lo quisieron ver. Dijeron, que
fuera al hospital por urgencias, estuvimos desde las tres de la tarde hasta
la madrugada. Por eso decidimos cambiar por este plan y nos va mucho
mejor, aunque mi esposo dice que no salgo de un médico para otro, es
que me están analizando todo, pues me siento muy mal.
Desde que mi hijo se fue comenzaron mis enfermedades…no me
acostumbro a estar sin él. Un día nos llamó que debíamos ir a verlo, que lo
iban a operar…una semana antes, comenzó a toser y no paraba de toser,
en el hospital descubrieron que tenía cáncer del pulmón, un hombre
joven, fuerte, lleno de vida. ¡Tan alegre! A él le encantaba la música, las
fiestas, siempre riéndose, muy conversador.
La gente lo quería tanto, porque era buen médico, y a los pobres no les
cobraba, les ofrecía las medicinas que tenia de muestras para que no
gastaran tanto. Era un gran hombre. No entiendo porque sucedió eso con
él, ¿por qué le tocó irse antes que yo? Uno no espera que los hijos se
vayan primero. Viajé con mi hijo hasta Turquía, allá le pusieron una
vacuna. Nos habían dicho que duraría quizás tres semanas, pero vivió tres
años más.
105
Mi esposo se ha quedado mal desde que fuimos a verlo. Cuando nos dio la
noticia del cáncer, mi esposo cayó redondito a sus pies, desde allí su
problema del corazón y la diabetes. Yo soy más fuerte, sigo en silencio
padeciendo la ausencia de mi hijo. Pienso que está de viaje y que lo
volveré a ver de nuevo.
Para no pensar, me dedico a hacer muñequitos de nacimiento. Mi madre
heredó de mi abuela un muñequito, era de madera… ella aprendió a
hacerlo y nunca me enseñó, porque yo andaba ocupada siempre en otras
cosas. Mi madre me regaló sus muñequitos y con el tiempo se rompió
uno, yo lo trate de arreglar y lo desarmé con cuidado… hice los primeros
de esa forma.
Mis hijos se reían pues una mujercita me quedo con las nalgas delante y
parecía embarazada, pero poco a poco, hago para distraerme los
muñequitos con alambritos que voy torciendo, luego les pongo sus
ropitas, cabecitas, le hago ojitos, boquita y naricita bordadas… (Ríe
sonoramente, el recuerdo le hace gracia)… algunos quedan narizones,
hasta bigotes les pongo. Una día llegó un sobrino a casa y me vio
haciéndolos, me dijo que se podían vender, se llevó algunos y desde
entonces, la gente me los compra, hasta de Hawái viene una señora para
comprármelos y venderlos en su tienda.
Pero no los hago por dinero, sino para no pensar tanto en mi hijo…que no
tiene tumba, pues cuando su esposa nos llamó al velorio, sin decirme
nada, cremó su cuerpo, yo eso no se lo perdono…ella debió consultarnos,
mi hijo había dejado miles de dólares para su funeral, y me dijo poco antes
de morir, que lo que quedara, era nuestro para que no tuviera que pasar
más trabajos en mi vida. A mi no me hace falta ese dinero, lo que me
molesta es la acción…
Estábamos todos en su habitación rezando, yo sentada a los pies de su
cama, mi hijo me dijo: “madre no rece más por mí que estoy vivo todavía,
106
yo no me iré hoy…” Y el viernes Santo me abrazó, y se despidió de mi:
“mamá ahora si me marcho, este fin de semana no estaré con ustedes…
estaré allá arriba, o abajo, Dios dirá, pero estaré bien, no llores por mí
ausencia que siempre seguiré a tu lado” ¿Cómo lo supo? No sé, pero es
verdad que sigue junto a mí… ¡Mira! Sigue lloviendo y aunque escampe,
llueve en mi alma...
Margarita Polo Viamontes- Cuba- Miami
107
CECILIA ORTIZ
EN LA CASA
Imagen: Mariana Palova
Me acuerdo bien de esas noches. La abuela me llamaba desde su cuarto.
-¡Amalia!
Yo corría por la escalera, llegaba hasta el costado de la cama corriendo,
dejándome caer en el borde. Ella se mecía como un niño.
108
Se le achinaban los ojos mientras la sonrisa abría un surco en su cara.
-¡Contámelo otra vez- La voz de la abuela me acariciaba.
Yo le contaba que el nombre de mi novio era Domingo, como el abuelo;
que iba a ser ingeniero, como el abuelo; que vivía solo, en una pensión;
que fumaba habanos, como el abuelo; que se quería casar en septiembre.
La abuela me daba la mano.
-Decime que día.
-El veintiuno.
-¡Qué lindo! Me gusta que sea como tu nono.
Mis palabras seguían con la historia. Los suspiros de las dos jugaban al
sube y baja.
-Parece que va a llover- interrumpía la abuela.
No hablábamos más.
A su lado el sueño llegaba en silencio. Cada noche igual a la anterior y a la
siguiente.
Alguna vez la lluvia distraía los secretos del jardín; nos dormíamos
contentas.
Cuando la abuela murió no corrí más por la escalera.
Me quedé abajo, puse la cama cerca de la chimenea. Duermo del lado de
la ventana grande, así, cada tanto, la luna silenciosa me cubre con su luz
triste.
La casa se estremece con las tormentas; la construyó el abuelo cuando
llegó de Italia.
Mientras los relámpagos corren por el cielo y los truenos me asustan,
huelo un pañuelo perfumado. Imagino que la abuela me acuna.
Los gatos del vecindario caminan por la medianera, miran con recelo la
ventana. Siempre los veo pasar.
Desde que se fue el abuelo todo se va.
Mi mamá, mi hermana, la hermana de mi mamá.
109
Nadie se queda.
Sólo yo y la mentira, dueña del cuarto vacío; me llama cada noche para
que mienta otra vez.
Cecilia Ortiz- Buenos Aires- Argentina
110
JORGE URRETA
CUMPLEAÑOS LLUVIOSO
Imagen: Claude Théberge Page Officielle
No recuerdo cuándo llovió tanto por última vez, aunque supongo que
tener quince años no me da muchas opciones entre las que elegir.
Si el abuelo todavía estuviera aquí seguro que estaría hablando de alguna
tormenta más grande que ésta. Hablaría de truenos rayos y centellas,
gente resbalando en las calles y algún que otro chichón. Valle, sí, el abuelo
era un poco morboso a veces, y ésa es una de las razones por las que le
quería tanto. Por eso y porque siempre me dejaba ver películas de terror
cuando mis padres no estaban en casa. Creo que todavía se preguntan
cómo puede ser que no me quejara cuando le dejaban de canguro para
cuidarme, incluso con doce y trece años.
111
Este año, decía, me iba a dejar probar un poco de cerveza por primera vez,
pero no llegó a este momento. Dicen que era ya muy mayor, pero he visto
suficiente televisión como para saber que se lo llevó un cáncer. Por cómo
fumaba, incluso con casi ochenta años, no hace falta ser muy listo para
deducir de qué tipo de cáncer se trató.
Es el primer cumpleaños que pasaré sin él, y ya nadie me regalará
películas de terror. Solía sacar el disco de la caja original y lo metía en la
caja de una de Disney o alguna otra cosa moñas. Mis padres siempre se
sorprendían de que me siguieran gustando esas películas con mi edad; tal
vez algún día les diga la verdad, sólo por ver a mamá caerse de culo y a
papá muerto de la risa.
Justo después de comer suena el timbre de la puerta. Mamá se levanta
como de costumbre; papá no dice nada y mi excusa es que todavía tengo
un gran trozo de pastel de cumpleaños en las manos, y la triple capa de
chocolate pringa mucho.
Vuelve con lágrimas en los ojos y una mueca de sorpresa que no
acertamos a entender hasta que posamos la mirada sobre el paquete. Es
sin lugar a dudas un regalo de cumpleaños y está firmado por el abuelo.
Al parecer, hace tres meses, cuando ya intuía que le quedaba poco tiempo
de vida, contrató a una agencia de transportes para que este día concreto
y a esta hora exacta, entregaran mi regalo de cumpleaños.
Lo abro con ilusión y gran expectación, aunque no espero otra cosa más
que una película de terror disfrazada de éxito de Disney. Al menos esta vez
ha escogido una película con actores reales y no una de dibujos. Imagino
que supuso que con quince años ya no colarían tan fácilmente los dibujos
animados.
Papá y mamá insisten en que lea en voz alta la nota que acompaña al
regalo. Antes nunca había nota, teniendo al abuelo para decir unas
palabras, pero hoy es distinto.
112
"Siento no poder estar en tu cumpleaños en este día lluvioso de esos que
tanto me gustan, pero no podía dejar pasar este día. Espero que disfrutes
de la película; es de esas que tanto nos gustan a los dos".
En circunstancias normales, el abuelo y yo nos hubiéramos encerrado en
mi habitación para ver el éxito de "Disney", pero hoy papá y mamá
insisten en que la veamos en familia.
Va a ser una tarde divertida; he echado un vistazo al disco de verdad y he
visto que la película va a ser bastante sangrienta.
Mientras busco un cojín en el que mamá pueda aposentar su culo cuando
se caiga de espaldas, río a carcajadas hasta que me doy cuenta de un
último detalle: ¿cómo pudo saber el abuelo que hoy sería un día lluvioso?
Jorge Urreta. Bilbao. España.
113
ADRIÁN GONZÁLEZ DE LUIS
LLUVIA NEGRA
Imagen: Chantal Urquiza
La noche no invitaba a caminar. Una lluvia terca e insistente se empeñaba
en maltratar a aquellos que lo hacían, y las noticias sobre ataques a
mujeres y desapariciones misteriosas en la zona mantenían las calles aún
más vacías que de costumbre.
Fue entonces cuando te vi a lo lejos, enfundada en tu anorak, con paso
acelerado y mirando de soslayo tras de ti. A unos cincuenta metros por
detrás un hombre caminaba a paso vivo. Observé cómo acelerabas el paso
cuanto te permitían los finos tacones de tus zapatos, nerviosa. Sentí como
114
el miedo dirigía cada uno de tus movimientos. Ya, cerca del portal donde
me encontraba refugiado, intentaste sacar algo de tu bolso. La urgencia
hizo que el teléfono móvil se te cayera, rebotando contra el suelo y yendo
a parar justo a mis pies. Hubiera sido una gran falta de educación por mi
parte no recogerlo.
Tome señorita. Parece que va un poco sofocada.
¿Puede ayudarme, por favor? Creo que alguien me sigue.
Tu mirada azul celeste reflejaba la angustia más aún que la voz con que
me lo pedías. Fue imposible negarse a tal petición, e hice que me siguieras
por la primera calle estrecha que encontramos a la derecha. No me
importó empaparme de agua, mientras tu mano asía la mía con fuerza y
corríamos chapoteando los charcos de la acera. Miré hacia atrás y
vislumbré a nuestro perseguidor acelerar el paso al girar la esquina. Estaba
claro que nos seguía.
No encontramos comercio abierto por aquella calle, lo que dificultaba
más las cosas y comencé a notar cómo te agotabas. El esfuerzo, la lluvia y
el frío hacía mella en tu frágil físico y procuré esconderte tras la valla de
una pequeña obra, esperando que la rafia negra nos cubriera del hombre
que nos perseguía.
Fueron cuarenta segundos que parecieron minutos, mientras
permanecíamos agazapados, escuchando la furia del agua al caer, calados
hasta los huesos, rezando para que aquel hombre pasara de largo.
No lo hizo y, finalmente, la valla se abrió con estrépito y supe que no me
quedaba más remedio que enfrentarme a él. Cargué con todas mis
fuerzas, pero estaba prevenido y logró esquivarme con facilidad,
propinándome un buen golpe en la nuca. Caí de boca contra el suelo
mojado. Sentí como se echaba encima de mí y me inmovilizaba.
115
De repente, la presa aflojó y su peso me aplastó contra las baldosas
sucias. Pude verte blandiendo una pala, respirando con dificultad y
entendí lo que acababa de pasar.
Con un esfuerzo me lo quité de encima y tú soltaste la pala, te dejaste
caer sobre las rodillas y comenzaste a llorar. Me incorporé frente a ti.
Tenía algo que decirte. La oscuridad de la obra hacía que el agua de tu
rostro pareciera más oscuro, ocultando todo salvo tus ojos azules.
Ha estado cerca.
Sí.
Creo que he de darte las gracias. Ese policía casi me pilla.
Tardaste unos segundos en entender mis palabras. Demasiados. Ahogué
tu grito antes de que se produjera, mientras asimilabas que acababas de
sacrificar a tu salvador.
Adrián González de Luis. Madrid. España
116
ISABEL REZMO I PÉREZ
INSOMNIO
Imagen: Chantal Urquiza
No miro el reloj en esta noche. Apenas en un centímetro escaso de mis
ojos puedo ver la luz entre tinieblas. Vaso frío. Vaso inerte. He estado
danzando toda la noche entre la duermevela y la caricia. Descorchando
siluetas entre naranjos vacíos. Oía la risa de una niña. El forcejeo de las
sábanas en la intranquilidad.
Pensando en el vacío. A veces lo encuentro tan.....no sé explicar la
vicisitud de la propia regla.
117
El dialecto de mis niñas es como un polvorín en medio del caos. O de la
vida, o de la inercia.
Lo importante es cambiar el pomo de unos cuartos., cuando el marco
establece diferencias irreconciliables, sin que el perdón sea el dueño del
fracaso.
Ya me perdoné. La vida, me debía un trago, no de aguardiente, sino de
lluvia, resbala como los fusiles en las madrigueras, esa......que arremolina
el despojo y lo libera de la tragedia. Hago matanza de renglones en las
quimeras de mis fantasías, y luego....las adormece la respiración de mis
almas, las dos que me esperan en cada mañana.
Sus almas, forman una delgada vía láctea, en un universo lleno de
corchetes y violines artificiales.
Isabel Rezmo I Pérez- Úbeda- Jaén- España
118
GRACIELA AMALFI
LA MUJER DEL MUELLE
Imagen: Caras Ionut
Llovía.
La sirena del barco sonó silenciosa y alejada. Los amantes se despidieron
en el muelle. La promesa de un regreso rápido, se dibujó en las palabras
de Manuel. La mujer, entre lágrimas y sonrisas, agitaba su pañuelo y
secaba su cara. La soledad empezó a entrar en su cuerpo, sin preguntar si
podía hacerlo. Su vestido blanco con pespuntes, se deslizaba largo y sutil
por su cuerpo delgado.
El mar se adueñó de su enamorado, del barco y de los otros viajeros
también.
Esa mujer llamada Lucía, conservaba entre sus manos una carta, donde se
leía: “Espérame dulce amor, pronto regresaré”. Nunca dejó de esperarlo.
119
Todos los domingos cuando arribaba un barco, ella iba al muelle con su
vestido blanco y la carta apretada entre sus manos.
Todos los domingos…
No miraba a nadie, esquivaba todas las caras que se enfrentaban con la
suya. Como Penélope, esperaba y esperaba. En lugar de un andén, acá, el
testigo, era un muelle.
“El muelle de Lucía”, así lo llamaban en el pueblo.
Los chicos se acercaban a ella y se burlaban, imitaban sus gestos. Los años
fueron pasando. Manuel no bajó de ningún barco. El vestido se fue
arrugando como su piel, la carta fue perdiendo las letras.
A pesar de todo… ella seguía ahí, esperándolo.
Y todos los domingos, ella se sentaba en el muelle para ver la llegada del
barco de turno, observaba a cada persona, pero él no estaba.
Siempre con su vestido blanco, para que cuando Manuel bajara del barco,
la reconociera y corriera a abrazarla.
El tiempo pasó rápido. Lucía, un día, decidió quedarse en el muelle para
siempre, para qué ir a su casa y regresar otra vez. Ahí se sentía cerca del
mar, del barco, de Manuel.
Un grupo de personas intentó encerrarla en un psiquiátrico, no pudieron
arrancarla del sitio, sus pies habían echado raíces en el muelle.
Los niños de las burlas llegaron a ser hombres, algunos también
decidieron embarcarse y huir hacia otro lado.
Ella murió un día de invierno en el muelle, bajo una incesante llovizna. Su
vestido blanco estaba amarillento y de la carta sólo quedaba un pedazo
quebrado y seco.
La sepultaron en el cementerio del lugar. Manuel no regresó, como
tampoco lo hicieron los niños convertidos en hombres.
120
Contaban en el pueblo, que cada enamorada abandonada, iba a llorar su
desgracia, al “muelle de Lucía”.
Ellos, no regresaban.
Ellas, permanecían inmóviles en el lugar, hasta que la piel hecha arrugas,
decidía abandonarlas también…
P/d: Relato basado en el tema musical “El muelle de San Blas” del grupo
mexicano Maná.
Graciela boticaria Amalfi- Buenos Aires- Argentina
www.boticaria-graciela.blogspot.com
Facebook: Boticaria Club de Cuentos
121
FRANCISCO MORALES DOMINGUEZ
LA TORMENTA
Imagen: Caras Ionut
Había comenzado el verano 2012 y se anunciaba ventisca en la zona de
Adeje. Inesperadamente oí en la radio que se había declarado un incendio.
Mi novia vivía en esa zona y pedí permiso en el trabajo para acudir allí y
saber si todo estaba bien. Cuando llegué, la zona estaba acordonada por la
Guardia Civil, que había ordenado el desalojo. Me vi obligado a obedecer y
buscar a mi novia por otro lado. Volví a mi casa en Santa Cruz, sonó el
teléfono y era ella pidiendo auxilio. No tenía donde dormir y yo le ofrecí
mi casa. Ella pasó unos días allí. Me dijo que Santa Cruz había sido muy
estresante y no había nada como vivir en la naturaleza. Cuando pudo
volver a la suya, la encontró hecha añicos. El fuego la había calcinado y en
ese momento ella se me derrumbó. Le ofrecí vivir en mi piso de Santa Cruz
que estaba lejos de los montes, pero ella en cuanto pudo volvió a la
122
naturaleza y esta vez se instaló cerca de la playa. Ya no quería saber nada
de los montes y menos de la ciudad. Insistí para que viviéramos en Santa
Cruz pero ella me argumentaba que la ciudad era muy estresante.
En octubre de 2014, la relación estaba más consolidada y yo no
conseguía que mi novia viviera en Santa Cruz conmigo. Un buen día se
anunció una tormenta y pensé que a mí no me iba a ocurrir nada,
teniendo la mala suerte de que el vecino del ático había puesto
recientemente un césped en su terraza taponando los desagües. La mala
suerte continuó porque el vecino del ático estaba de viaje y el agua le
entró a casa y se filtró por mi techo cayendo a mi casa la cual parecía las
Cataratas del Niágara. La moqueta se iba empapando, las réplicas de
Velázquez se habían convertido en varios Picassos, las puertas y los
muebles estaban todos hinchados por el agua. En ese momento mi novia
me llamó y le aconsejé que hasta que no pasara la tormenta no se
moviera de su casa ni cruzara la autopista. Me hacían falta manos para
limpiar tanta agua que caía del techo y aunque se me estaba abriendo la
muñeca de tanto darle a la escoba. La tormenta había explotado cayendo
relámpagos y truenos. Por fin la tormenta amainó y rápidamente llamé al
seguro. Estos se pusieron en contacto con un familiar del vecino del ático
que cortó el pedazo de césped que taponaba el desagüe. Él también había
sufrido daños debido al agua. Prometió pagarme los desperfectos porque
el seguro le echó la culpa a él. Me había quedado sin casa por unos días y
mi novia me ofreció su vivienda hasta que me arreglaran mis desperfectos
del hogar. Al final no me sentí extraño en el sur. Al vivir en la playa me
pareció que estaba de vacaciones. Salía de trabajar, tenía la comida hecha
y luego me daba un baño en el mar. Me pareció que era una calidad de
vida extraordinaria. Ella se encargaba de todo y no me dejaba hacer nada.
No sé por qué lo hacía, si era porque quería que estuviera a su lado.
Cuando estuvo listo el piso no me quería marchar. Me sentía como un
marajá y le propuse a mi novia volverse a vivir a Santa Cruz, pero ella
prefirió seguir viviendo en el Sur. Accedí a su petición y alquilé el piso. Con
el dinero compartimos los gastos de su vivienda. Al final la tormenta
significó mi paz.
Francisco Morales Domínguez- Santa Cruz de Tenerife- España
123
MÍA PEMÁN
LÁGRIMAS DE LLUVIA DIAMANTINA
Imagen: Mía Pemán
Las lágrimas de un diamante, se dejan deslizar a través de sus aristas, y al
final de su historia, se convierten en la lluvia cristalina que no se nos
permite ver, ni a través de sus lados más perfilados.
El agua que les lava, caen igual que si fuesen goterones sin llegar a
romperse, como si de una tormenta se tratase, les va enjuagando la cara,
cada vez qué les tocan y de esa manera pueden verse libres de ese destino
imperfecto que les daña su delicado ser cristalino.
©Mía Pemán-Palencia- España
124
JUAN CARLOS VECCHI
ANTES QUE DE HEREJE, LA
NECESIDAD TENÍA CARA DE PERRO
MOJADO POR LA LLUVIA
Imagen: Mike Holzer
“Alejate de todo aquello que ladre si ha llovido. Hazme caso o hazme reír
si eres tan timorato.”
(Consejo del señor Alejo Fajardo al señor Fermín
Salamín).
Una semana después de que Zeus condenó al titán Atlas a cargar sobre
sus hombros los pilares que mantenían a Gea (la Tierra), separada de
Urano (el Cielo), dicen los antiguos que el portador adoptó cara de perro
125
mojado por la lluvia mientras sus piernas temblaban terremotos a causa
de los calambres categoría “5 estrellas”, cuando vio venir a Jápeto con una
pelela de mármol en cada mano.
-A ver, muchachote fortachón, a ver cómo me afloja la tragedia que los
ojos del mundo lo están mirando; hete aquí a tu padre... -dijo el
considerado y protector progenitor.
© 2015, Juan Carlos Vecchi Olavarría (Argentina).
126
EVENTO
127
ANAQUEL LITERARIO
Este mes la Revista Gealittera
destaca como evento la
publicación de la Antología de
Relatos Micrófono Abierto
2014, realizada por el Grupo de
Facebook Anaquel Literario;
grupo coordinado por nuestra
querida colaboradora Ana
Saavedra. Todos los escritores
incluidos en este libro digital
participaron a su vez en la
sección Micrófono Abierto de
Anaquel, que consistió en ser
entrevistados durante una
semana por todos los
miembros del grupo que quisieran saber algún detalle de su vida literaria.
De esta forma se dieron a conocer sus libros publicados, sus blogs, sus
inquietudes literarias, sus manías a la hora de escribir…Experiencia muy
interesante que nos permitió conocer un poquito más a autores como
Samy S. Lynn, Nico Estevelle, David de Pedro, Jorge Costa, Walter Ricardo
Quinteros, Javier Alejandro Guirin, Óscar Cortés Tapia Encarni Arcoya,
Santa Cassandra Aguilera, Alejandro Romera
José Antonio Folk, Iván Hernández, María José Moreno,Ezequiel Teodoro,
Mayte Estaban, Pablo Canales Gil, Eduardo Caballero, Unai Ramos
Fernández., José Salieto, Adrián González de Luis. Fermín Moreno, Henry
Aguiar Sanchez, Carmen Membrilla Olea, Lilian Lencinas Encarni
Maldonado, David López Rodríguez, Josep Capsir
Haimi Snow, José Vicente Alfaro, Antonio Lagares, Rafael R. Costa
Raquel Sánchez García., María del Pino, Jeremi Wylliams & Marta S. Pina,
Némesis Onion.
128
Ahora, todos reunidos en esta fantástica publicación. Podéis descargar la
Antología a través del blog de Anaquel literario cuyo enlace es el
siguiente:
http://anaquelliterario.blogspot.com/2014/12/antologia-microfono-
abierto-2014.html
Merece la pena leerla. Gracias al grupo Anaquel Literario por su labor de
difusión de la palabra escrita. Desde Gealittera creemos que es admirable.
Invitados quedáis pues a la descarga gratuita, a la lectura y a haceros
miembros de esta comunidad literaria de escritores y lectores
“anaquelistas”

Más contenido relacionado

La actualidad más candente (14)

Revista La Tagua 133
Revista La Tagua 133Revista La Tagua 133
Revista La Tagua 133
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
BIBLIOTECA
BIBLIOTECABIBLIOTECA
BIBLIOTECA
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
Biblioteca mágica de l española
Biblioteca mágica de l españolaBiblioteca mágica de l española
Biblioteca mágica de l española
 
Biblioteca poetas hispanos
Biblioteca poetas hispanosBiblioteca poetas hispanos
Biblioteca poetas hispanos
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
BIBLIOTECA
BIBLIOTECABIBLIOTECA
BIBLIOTECA
 
RECITAL POÉTICO-MUSICAL 2013/14
RECITAL POÉTICO-MUSICAL 2013/14RECITAL POÉTICO-MUSICAL 2013/14
RECITAL POÉTICO-MUSICAL 2013/14
 
Pintura y poesia de arboles
Pintura y poesia de arbolesPintura y poesia de arboles
Pintura y poesia de arboles
 

Similar a Palabras que caen como lluvia

Gioconda.Folleto Y Poemas
Gioconda.Folleto Y PoemasGioconda.Folleto Y Poemas
Gioconda.Folleto Y PoemasDiver Bitácora
 
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo AzulHoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo AzulVerboAzul
 
Antología+machado,+juan+ramón
Antología+machado,+juan+ramónAntología+machado,+juan+ramón
Antología+machado,+juan+ramónmartinana
 
Poemasprogramaradioingridodgers Edicion0102
Poemasprogramaradioingridodgers Edicion0102Poemasprogramaradioingridodgers Edicion0102
Poemasprogramaradioingridodgers Edicion0102Ingrid Odgers
 
La generación del 27.4º
La generación del 27.4ºLa generación del 27.4º
La generación del 27.4ºrafernandezgon
 
Antología de gioconda belli
Antología de gioconda belliAntología de gioconda belli
Antología de gioconda belliCarolina Teruel
 
Antología de gioconda belli
Antología de gioconda belliAntología de gioconda belli
Antología de gioconda belliCarolina Teruel
 
Gealittera 11 revista literaria
Gealittera 11 revista literariaGealittera 11 revista literaria
Gealittera 11 revista literariaIsa Rezmo
 
Proyecto romanticismo! literatura
Proyecto romanticismo! literaturaProyecto romanticismo! literatura
Proyecto romanticismo! literaturakenniaolalde
 
Del otro lado del río
Del otro lado del ríoDel otro lado del río
Del otro lado del ríoBatuko007
 
Ivonne bordelois el alegre apocalipsis
Ivonne bordelois el alegre apocalipsisIvonne bordelois el alegre apocalipsis
Ivonne bordelois el alegre apocalipsisFede Walter
 
De todo corazón 111 poemas de amor
De todo corazón 111 poemas de amorDe todo corazón 111 poemas de amor
De todo corazón 111 poemas de amordatzolas
 
Expoxicicion federico garcia
Expoxicicion federico garciaExpoxicicion federico garcia
Expoxicicion federico garciaXiimee
 
Prog Ed18 Ingrid Odgers
Prog  Ed18  Ingrid OdgersProg  Ed18  Ingrid Odgers
Prog Ed18 Ingrid OdgersIngrid Odgers
 
Lírica siglo XX presentación
Lírica siglo XX presentación Lírica siglo XX presentación
Lírica siglo XX presentación Inma Villaverde
 

Similar a Palabras que caen como lluvia (20)

Gioconda.Folleto Y Poemas
Gioconda.Folleto Y PoemasGioconda.Folleto Y Poemas
Gioconda.Folleto Y Poemas
 
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo AzulHoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
Hoja Azul en Blanco nº18 de Verbo Azul
 
Antología+machado,+juan+ramón
Antología+machado,+juan+ramónAntología+machado,+juan+ramón
Antología+machado,+juan+ramón
 
Poemasprogramaradioingridodgers Edicion0102
Poemasprogramaradioingridodgers Edicion0102Poemasprogramaradioingridodgers Edicion0102
Poemasprogramaradioingridodgers Edicion0102
 
La generación del 27.4º
La generación del 27.4ºLa generación del 27.4º
La generación del 27.4º
 
Antología de gioconda belli
Antología de gioconda belliAntología de gioconda belli
Antología de gioconda belli
 
Antología de gioconda belli
Antología de gioconda belliAntología de gioconda belli
Antología de gioconda belli
 
Antología 3
Antología 3Antología 3
Antología 3
 
Gealittera 11 revista literaria
Gealittera 11 revista literariaGealittera 11 revista literaria
Gealittera 11 revista literaria
 
Proyecto romanticismo! literatura
Proyecto romanticismo! literaturaProyecto romanticismo! literatura
Proyecto romanticismo! literatura
 
Del otro lado del río
Del otro lado del ríoDel otro lado del río
Del otro lado del río
 
Ivonne bordelois el alegre apocalipsis
Ivonne bordelois el alegre apocalipsisIvonne bordelois el alegre apocalipsis
Ivonne bordelois el alegre apocalipsis
 
Frida
FridaFrida
Frida
 
De todo corazón 111 poemas de amor
De todo corazón 111 poemas de amorDe todo corazón 111 poemas de amor
De todo corazón 111 poemas de amor
 
Expoxicicion federico garcia
Expoxicicion federico garciaExpoxicicion federico garcia
Expoxicicion federico garcia
 
Prog Ed18 Ingrid Odgers
Prog  Ed18  Ingrid OdgersProg  Ed18  Ingrid Odgers
Prog Ed18 Ingrid Odgers
 
Bajo cerezos en flor _nodrm.pdf
Bajo cerezos en flor _nodrm.pdfBajo cerezos en flor _nodrm.pdf
Bajo cerezos en flor _nodrm.pdf
 
Lírica siglo XX presentación
Lírica siglo XX presentación Lírica siglo XX presentación
Lírica siglo XX presentación
 
poemas escogidos
poemas escogidospoemas escogidos
poemas escogidos
 
POEMAS ESCOGIDOS
POEMAS ESCOGIDOSPOEMAS ESCOGIDOS
POEMAS ESCOGIDOS
 

Más de Isa Rezmo

Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Cuadernillo frost (escarcha)
Cuadernillo frost (escarcha)Cuadernillo frost (escarcha)
Cuadernillo frost (escarcha)Isa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Revista AZAHAR
Revista AZAHARRevista AZAHAR
Revista AZAHARIsa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo Isa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Revista AZAHAR
Revista AZAHARRevista AZAHAR
Revista AZAHARIsa Rezmo
 
Cuadernos del Humo
Cuadernos  del HumoCuadernos  del Humo
Cuadernos del HumoIsa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Corredor Mediterraneo
Corredor Mediterraneo Corredor Mediterraneo
Corredor Mediterraneo Isa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo Isa Rezmo
 
Revista AZAHAR
Revista AZAHARRevista AZAHAR
Revista AZAHARIsa Rezmo
 
El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo Isa Rezmo
 

Más de Isa Rezmo (20)

Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
Cuadernillo frost (escarcha)
Cuadernillo frost (escarcha)Cuadernillo frost (escarcha)
Cuadernillo frost (escarcha)
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
Revista AZAHAR
Revista AZAHARRevista AZAHAR
Revista AZAHAR
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
Revista AZAHAR
Revista AZAHARRevista AZAHAR
Revista AZAHAR
 
Cuadernos del Humo
Cuadernos  del HumoCuadernos  del Humo
Cuadernos del Humo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
Corredor Mediterraneo
Corredor Mediterraneo Corredor Mediterraneo
Corredor Mediterraneo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo
 
Revista AZAHAR
Revista AZAHARRevista AZAHAR
Revista AZAHAR
 
El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo El Corredor Mediterráneo
El Corredor Mediterráneo
 

Palabras que caen como lluvia

  • 1.
  • 2. 2 GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com http://revistagealittera.blogspot.com.es/ IBSN: 14-08-2014-55
  • 3. 3 INDICE EDITORIAL Cecilia Ortiz Lluvia de palabras en Gealittera 7 Carmen Membrilla Olea Los nombres tras la lluvia 9 POESÍA Tomás Sánchez Rubio Y la luz se hizo carne 12 Mariel Monente Palabras quemadas con lluvia 14 Anamaría Mayol Elíptica 16 Aleqs Garrigóz Paisaje de lluvia 19 Mar Blanco Larrosa 21 Mónica Angelino 23 Carmen Membrilla Olea Breve resumen de la lluvia 24 Isabel Pisani Mil lluvias 26 Carmen Rubio López Júbilo de la lluvia 28 Ana Maritza de Schwarzl Lluvia de otoño 30 Elisabet Cincotta Intenté 32 María Elena Espinosa Mata Erótica 34 Emilia Marcano Quijada Estudio poético del origen de la lluvia 36 Lázara Nancy Díaz García Olvido 38 Inmaculada Jiménez Gamero Hoy 40 Adri Delfini Vestida de lluvia 42 Mariette Mounier Entre duendes 44
  • 4. 4 Amelia Arellano Sangre de lluvia 46 Carlos Enrique Cartolano Al través 48 Säo Conçalves 50 Amanda Espejo Lloviéndonos 52 Fernando Sarría Abadía París 55 Ivana Szac Poemas breves 57 Alicia de León Epp Lluvia 60 Tomás Soler Borja Con premeditación 62 Inma Ferrero 64 Oscar Vicente Conde Lluvia 66 Marita Ragozza de Mandrini Cuando llueve 68 Ana Lucía Montoya Rendón Evocaciones 70 Sandra Graciela Gudiño 72 Pura Fernández Segura A Elena 75 Milagro Haack I 77 Mar de Fondo Sobre mí 79 Victoria Falcón Águila Regalo 81 Mabel Coronel Cuenca Lluvia mansa 83 Miriam Álvarez Frágil 85 Lupita Pérez Si de desastres naturales se trata 87 M. José Riazuelo Lluvia 89 Roxana Rosado Esta vez hablaré de la lluvia 91 Jorge E. Rueda Lluvia 94 RELATO Concha Casas Gálvez Lluvia prodigiosa 96 Rita Bedia Lizcano Danzo para ti 100 Margarita Polo Viamontes 102
  • 5. 5 Cecilia Ortiz En la casa 107 Jorge Urreta Cumpleaños lluvioso 110 Adrián González De Luis Lluvia negra 113 Isabel Rezmo I Pérez Insomnio 116 Graciela Amalfi La mujer del muelle 118 Francisco Morales Domínguez La tormenta 121 Mía Péman Lágrimas de lluvia diamantina 123 Juan Carlos Vecchi Antes de hereje, la necesidad tenía cara de perro mojado por la lluvia 124 EVENTO Anaquel Literario 127
  • 7. 7 LLUVIA DE PALABRAS EN GEALITTERA Imagen: Facebook-Imágenes interesantes y vídeos exclusivos La lluvia que cae. Lluvia de verano sobre la tierra. Lluvia nocturna. La oscuridad y calidez y el torrente de pasión. James Joyce Así la espero, mirando sobre el paisaje, el árbol rojo, la campiña colorida, el cielo que no anuncia lluvia. Así la siento, acompañando nuestro espacio creado para los que se atreven a escribir (lo habíamos ideado para los que se dan cita para escribir, leer, imaginar) No habíamos olvidado el atreverse. No. Estaba aguardando que alguien nombrara el término. Y la magia hizo lo demás.
  • 8. 8 Y ella llega plena de imágenes desde cada corazón y abrillanta todo. Reluce. No es solamente agua en gotas, hay flores lloviendo, besos dejándose caer sobre una página, recuerdos soltándose desde las nubes de la memoria. Senderos apasionados que buscan zonas lluviosas para disimular lágrimas. Bancos solitarios rodeados de gotas coloridas para atraer a los que escriben. Poemas que provocan lluvia de emociones. Relatos que dejan el sentimiento expuesto. Lluvia acompaña a Enero, por el hemisferio Sur refrescando la tierra, dando alivio, aplacando el calor del verano. Por el hemisferio Norte, transformándose en copos blancos, creando un paisaje de cuento. Y llueve en mis ojos ¿Les digo por qué? Gracias a mi compañera editora resucité a la palabra, a estar a toda máquina, a volver a ser la que se había escondido. Y lluevo emocionada. También lluevo porque nos acompañan con sus obras y su afecto nuestros colaboradores, en esta aventura literaria y cada vez que llega una obra es alegría en vuelo. La lluvia nos ha reunido bajo el árbol rojo, alguien dijo que es el Árbol de la vida. Tal vez lo sea. A mí me consta que mi vida cambió junto a él. Y llueve en nuestra tierra de letras, sin que nadie se moje. Cecilia Ortiz. Buenos Aires- Argentina. Dedicado a Carmen Membrilla Olea Amiga/poeta/compañera
  • 9. 9 LOS NOMBRES TRAS LA LLUVIA Imagen: Mihail Korubin Es inútil contar para alcanzar el infinito. Sin embargo los relatos y los poemas se deslizan para aclarar enigmas, para llenar silencios, para disolver la dureza de las piedras y gran parte de su color insulso...Aquí nadie se atreve a fundar ciudades sombrías, ni a advertir la lejanía de las palabras. La soledad queda destituida por los mil nombres que caen tras la lluvia. Se han disuelto las horas y bajo la luz se almacenan verdades abiertas y ecos perpetuos. La noche camina con pasos seguros. El corazón sirve para abrir todo lo que es inexistente y para buscar ecos que proceden de lugares extranjeros. Existe un pasado con perfiles indefinidos...Hubo entonces viajes que sirvieron para pisar arenas y caminos nuevos...El amor siguió creciendo sin conocer preguntas hostiles...
  • 10. 10 Ven conmigo hasta ese lugar de ventanas enormes, donde serás capaz de percibir el mágico poder de todas las páginas que lo habitan. Ven a Gealittera; la tierra de las letras; la tierra de los otros: los que se dan cita cada mes para leer y escribir, para imaginar y crear. Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España
  • 12. 12 TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO Y LA LUZ SE HIZO CARNE Imagen: Logan Zillmer Te vi una tarde prematura de invierno, con el pelo mojado y tu paraguas azul turquesa, esperando taxi en esa concurrida plaza del centro. Te miré como si te conociera desde hacía mil vidas, cuando el mundo no era lo que ahora ni yo pretendía ser el que más tarde fui, después de una andanada injusta de años hechos de opaco día a día y madrugadas color magenta. Me esperabas con la noche colgada en la comisura de los labios, con tus negros cabellos hechos de caricias, dos ojos que herían el alma y una cintura de alegres rosas.
  • 13. 13 Y yo tenía que quererte sin remedio, sin sombra tiznada de duda, sin torpes ropajes. Porque sí. Eras la perfección de lo real encarnada en un solo nombre sin convenciones ni objetos superfluos. Personificabas la vida en estado puro sin límites, sin medida, fuera de hipérboles, de lo insustancial del momento y de apariencias falsas. Te quise como estabas, bajo la lluvia, con tu dulce sonrisa hecha de luz, tus formas ámbar y violeta y esas sinceras caderas que siguen –todavía- atravesando fraguas, tormentas y húmedos plenilunios. Tomás Sánchez Rubio- Sevilla- España
  • 14. 14 MARIEL MONENTE PALABRAS QUEMADAS CON LLUVIA Imagen: Woods A Juan L. Ortiz Se derramaba la brisa goteaba el aire sobre las hojas rumorosas de los sauces caían briznas de viento sobre los cabellos grises grises de surcar sudestadas blancuzcos Y el balanceo suave de la ola
  • 15. 15 permitía al mate humear su canturreo de cigarras su brillo verde y poder llevarme así por entre la cortina de ramajes surcando esa rabia devenida encanto. El agua se amarronaba en su palabra en su voz chiquita me alcanzaba el mate entre los remos durmientes. Con su místico dolor quemaba palabras con lluvia desnudaba a Dios sobre el olor que precede a la caída Un decir de cortezas, de libélulas anhelantes ignoraban ser el anuncio de la hora detenida Un mate antes de irse sólo uno más que prolongue el silencio tejido en los brotes insistentes de septiembre. Mariel Monente- Buenos Aires- Argentina
  • 16. 16 ANAMARÍA MAYOL ELÍPTICA Imagen: Gregory Thielker 2 Lluvia rostro mojado ll u v i a caminada
  • 17. 17 lluvia-nieve magia contra la tristeza que elíptica regresa disfrazada de lluvia lluvia- esqueleto triste húmedos huesos impregnados lluvia charcos barro en mi barro lluvia techos de chapa y redoblantes música en esta inmensa noche de lluvia- soledad lluvia u v i a
  • 18. 18 y estos ojos que no saben mentir Poema del libro inédito Marea Roja de Anamaría Mayol San Martín de los Andes- Argentina
  • 19. 19 ALEQS GARRIGÓZ PAISAJE DE LLUVIA Imagen: Leonid Afremov Nunca imaginé la lluvia sobre este declive. Llueve, está lloviendo para siempre. Cada grano se ha perdido, se ha perdido el maíz amarillo, se han ahogado nuestras bestias en el lodo. La esperanza gime, agónica, en el fondo de un abismo turbio.
  • 20. 20 Nada sino la persistencia de la ruina. Los vientos arrebataron nuestro techo y duermo sobre madera mojada. Para siempre las cunas están vacías. Nunca más la clemencia del fuego, la indulgencia de la mañana limpia, la certeza del mañana cercano. Nada sino gotas duras sobre esta morada devastada. Amor mío, consolador es que no sientas esta peste de animales muertos y que con esa mirada alejada no veas la hiedra que crece en las paredes ni a nuestros hijos flotando sobre ríos imponentes y eternos. Aleqs Garrigóz- Puerto Vallarta- México
  • 21. 21 MAR BLANCO LARROSA Imagen: Gregory Thielker Brotar del árbol. Engendrar la flor. Tornarme realidad al punto de contacto -preciso instante- que cubre de jazmines que trae en sus manos. Tocar prender sostenerse. Aferrarme a la solidez del agua. Él es el poema que me rescata de la tierra infecunda, la imprevisible lluvia -manantial de vida-
  • 22. 22 que hace florecer mi sed. Y lo que amo. Mar Blanco Larrosa- Zaragoza- España
  • 23. 23 MÓNICA ANGELINO Imagen: Magui Batet Balcells hace tantos huesos que no ves la sopa hace tantas sopas que no ves un hueso hace tantas lluvias que te han hecho sopa. Mónica Angelino- Buenos Aires- Argentina
  • 24. 24 CARMEN MEMBRILLA OLEA BREVE RESUMEN DE LA LLUVIA Imagen: Lisa Torske Desembarcar en una fábrica que deshace rencores... Confusión y dolor ya no tienen sentido. En el hotel triunfó la desorientación y el café supo a conversación con acentos y exigencias. ¿Hubieran podido mis pasos atravesar las nubes?
  • 25. 25 Los ríos siempre resultan incomprensibles e insuficientes Besos que imitaban posibles soluciones... Me gustaría escoger la llave que abre los destinos y lanzar contra el cielo promesas inevitables y apuntar sobre la melancolía las luces más tenues. Habitaciones y refugios. Pensamiento acelerado Breve resumen de la lluvia. Cruzar el movimiento ancho y lejano Empujar a la gente invisible. Escapar en solitario, débil y voraz Mezclar sueños, profecías y promesas y regresar hasta la eternidad de entonces... Dirigiendo miradas pacíficas, conociendo la altura de los cables eléctricos, encerrando pérdidas y años. Así; sin testigos, sin números en el vestíbulo, hablando en voz baja con la muerte... Yo...habitante de una isla desierta...agua...algas... …y preguntas indisolubles. Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España.
  • 26. 26 ISABEL PISANI MIL LLUVIAS Imagen: Leonid Afremov Diluvio de palabras, leyes y sentencias. Diluvio de ignorancia, duda e indiferencia. Diluvio fértil pero anodino de perdidas inocencias. Diluvio de locura, guerra y reclamo ajeno. Diluvio de diluvios olvidados, de salmos y evangelios ignorados. Diluvio de cartas, secretos y mapas denunciados hoy pueblan las callejas de un cielo abochornado.
  • 27. 27 Ven, Noé, con tus plantas y bestias tan guardadas, con tus hijos elegidos, pero nunca perdonados... Ven con tu arca del Señor enseñoreada, con tu ruego de ángel escuchado y la rama del olivo en ave amada. Revive el diluvio de tres gotas agotadas: la fe y la caridad lejos de la nada, la esperanza de aromas y colores renovada. Trae también la eternidad absoluta, perenne, sin juicios, sin dolores, sin tormentos . Sólo un diluvio de amores penitentes. Sólo un diluvio de caricias en aumento. Sólo las galaxias en diluvio permanente. Isabel Pisani- Buenos Aires- Argentina
  • 28. 28 CARMEN RUBIO LÓPEZ JÚBILO DE LA LLUVIA Imagen: Coldseptember ilustraciones Concierto de paraguas. Tras el visillo, acechas el rítmico fluir de una muchacha camino de la noche. Lleva todo al desnudo: la luminaria idea de su hermosura,
  • 29. 29 su todo por venir; su marcha hacia el festejo, su propia intimidad recién nacida. ¡Qué paridad de signos! ¡Qué idéntico el proceso que demuele el verdor de la edad! Contemplas un instante la jubilosa lluvia, como el origen, irremisiblemente, ya sin ti. Carmen Rubio López. Madrid. España. Del libro "Equipaje de vuelta" Premio "Tardor" Castellón de la Plana.
  • 30. 30 ANA MARITZA DE SCHWARZL LLUVIA DE OTOÑO Imagen: Chantal Urquiza En la lluvia de otoño te recuerdo, y como los árboles sin hojas, mis sentimientos se desnudan. Tras la ventana veo caer la lluvia, y entre mis labios,
  • 31. 31 tus besos se ahogan dentro de mi boca, pasión que me estremece y tengo ganas, que el tiempo retroceda para amarnos. Te sueño despierta, revivo cada instante entre tus brazos, no quiero que la lluvia pase, ni que las horas mueran, ni que mañana mis versos se consuman en un poema triste, de saber que estás ausente y eres de otra. Ana Maritza de Schwarzl. Perú/ Alemania
  • 32. 32 ELISABET CINCOTTA INTENTÉ Imagen: Chantal Urquiza Intenté estar sin vos en esta esquina, donde resbalo tras la lluvia que acompaña el sagrado adiós con que te fuiste. Intenté leer cartas
  • 33. 33 donde la victoria de palabras bordaba punto cruz, sin juramento la noche. Intenté divagar, entre charcos, barcos de papel y siempre aparecí en tu nombre arrinconada de recuerdos. Elisabet Cincotta- Buenos Aires- Argentina
  • 34. 34 MARIA ELENA ESPINOSA MATA ERÓTICA Imagen: Katarina Zirine Espejo de agua. Quebradura de hojas el incesante ritmo de la lluvia. Sobre la tersa liquidez concentración de círculos dibujan afanosas geometrías. Tiembla la piel del lago.
  • 35. 35 Humedades en grácil erotismo se estremecen. María Elena Espinosa Mata- México
  • 36. 36 EMILIA MARCANO QUIJADA ESTUDIO POÉTICO DEL ORIGEN DE LA LLUVIA Imagen: Christian Schloe Allí, en el principio del mundo, en un rincón vacío, infausto y seco donde todo fue creado, se escuchó por primera vez el sonido que, sin días de asueto ni siesta bíblica, habría de repetirse incesante hasta el sol de hoy. Mi contador de fábulas, mi espejo, mi ventana, marco de la noche, me lo ha dicho cientos de veces.
  • 37. 37 He aquí que el cielo y la tierra, unidos desde el abismo tuvieron que dejarse un día; él inventó el trueno para disimular su dolor, ella tomó su maleta y en un valeroso ejercicio de catarsis le dijo: Por muy alto que estés, no me olvides. Yo puedo tocarte en los nevados picos, escuchar tus poemas por el inmenso llano, cantarte una canción desde mi hierba, y tú, que eres tan ingenioso, seguramente inventarás algo que dilate el fondo de mis pupilas. Y he aquí que el cielo, al que no se le había ocurrido nada para acercar la lejanía, se sintió tan feliz que comenzó a bailar y de sus manos se originó el viento, de sus pies surgieron los nimbos, de su coreografía, los cúmulos, y de toda su tristeza en extinción, los estratos. El cielo comenzó a llorar, el viento a crecer, la conspiración de nubes a viajar, la molécula a caer, y la tierra bebía y bebía hasta la última gota de aquel baile. A veces soy como el cielo y la tierra. Me he quedado sola, se marchó el amor, la juventud, la idea y no encuentro motivos para proseguir. Pero, me levanto, me aferro a la médula de la vida y el viento me hace escuchar el sonido más antiguo del mundo, me hace llorar, me hace llover y esa lluvia va derramando besos en la tierra y me hace bailar como una niña. Emilia Marcano Quijada- Isla de Margarita- Venezuela
  • 38. 38 LÁZARA NANCY DÍAZ GARCÍA OLVIDO Imagen: ElsaPret Cuando llueve… para adivinar tus pasos resucitan los míos más puros y claros donde el camino emana fragancias de otros tiempos que reviven versos . Respiro pecados tras tu sombra y un leve suspiro desata los excesos
  • 39. 39 llueve…y cada gota de lluvia -es remembranza- Quiero interrogar el tiempo - lo detengo sobre el viento- hoy padezco de ti… bajo los ruidosos golpes del silencio danza la lluvia sobre mi piel sobreviven tus besos y tu sonrisa disuelta en mi memoria retoza incrédula, tímida como un secreto de antaño. Razono un instante, me crezco en tu voz tan infinita y lejana ¡No voy a mentirme! sé que todo lleva tu nombre todo… hasta yo misma soy olvido. © Copyright Lazara Nancy Díaz García. Cuba- Nueva York. USA.
  • 40. 40 INMACULADA JIMÉNEZ GAMERO HOY Imagen: Inquisitor Ilustraciones Hoy salgo a la calle y todo es lluvia, en mis ojos estallan las tormentas de todos los océanos. Los semáforos desfigurados alargan sombras de colores aberrantes a través de mis pestañas derrotadas. Y tú, desde no sé dónde, me dices que no llore. Sin embargo el rímel corre río abajo por laderas ennegrecidas de piedra que embrutecen mi alma con un parto de cuervos. ¿Sabes?, escribo lágrimas para liberarme de un dolor carcelario que no destierro.
  • 41. 41 Hoy caminaré hacia un lugar donde no me dirijo, las palabras serán hilos que tiren de mis heridas para no llegar a hundirme en el diluvio. Hoy leeré poemas de Elisa y me reconoceré en las pupilas de una extraña leyendo mi propio libro aún inexistente. Cuando yo ya no esté, como ella no está, y no exista la respiración de ningún saxo que pueda aligerar las alas que tanto pesan. Inmaculada Jiménez Gamero- Barcelona- España
  • 42. 42 ADRI DELFINI VESTIDA DE LLUVIA Imagen: Claudia Lucía Mckinney Vestida de lluvia con sus zapatos de punta taconeaba la vereda no era la última primavera que el invierno revivía sus recuerdos reverdecían sin el licor de otras lluvias. Que meneaba la noche turbia
  • 43. 43 de cansancio inesperado aullidos de gato cansado arrabalera llovizna y sus ojos de brisa empañados por el llanto entibiaba una sonrisa del amor que seguía esperando y la lluvia recordando…tanto. Adri Delfini- Buenos Aires- Argentina
  • 44. 44 MARIETTE MOUNIER ENTRE DUENDES Imagen: Claudia Lucía Mckinney Estoy aquí, traduciendo el diálogo de mi costado vacío. La tarde abrochó su saco y partió sin volver la mirada, llevando en su bolsillo la llave de mis labios
  • 45. 45 y el coraje de la lágrima. Prendidos a su solapa como pétalos de esperanza, se fue el pudor de mi mejilla y el esfuerzo de mi voz. Estoy aquí, en el corredor de las imágenes y de pasos ausentes donde juegan los duendes con sus carros de versos. La lluvia moja el traje oscuro de la noche y la esencia del recuerdo me recorre los hombros. Abrigo tu beso bajo la piel y un bálsamo persistente me plasma en la cara la humedad de las horas. Estoy aquí, esperando el día que me reencuentre con tu aliento. Mariette Mounier-, Mendoza, Argentina
  • 46. 46 AMELIA ARELLANO SANGRE DE LLUVIA Imagen: Art: Dmitry Spiros Amo la lluvia .Enamorada de la lluvia .Soy. En tiempos de vendimia, sabor a rocío tempranillo. Me viene desde lejos este amor. La he visto crecer desde las terrenales nubes. Desde la pasión cosecha de mis padres .Tan breve .Tan violenta. De mis manos descalzas. De los gastados espejos de los charcos. Desde la lágrima a detenida en mi frente.
  • 47. 47 Desde el vaso y la siesta. A veces es hastío, un rostro repetido. Sangre de una culebra que la anuncia. Relámpagos iluminando los tristes palos santos. Estruendos parados en los postes. Puede que se anuncie y no llegue. Se aleja en pasos furtivos con los álamos. Otras, cae en los techos de chapa, se posa en el vidrio sin ventana, Baja las pendientes de barro. Besa los pies al niño que no ve la luna. Camina hasta llegar a los villorrios fundados a la vera del río. En los rieles .El tren se va con ella. El hambre queda. Capa pluvial que se evapora. Amores y risas en enero. Crueles vestiduras del invierno. Desborde. Quiere parar su caminar de agua y no puede. Roca y valle .Paraíso e infierno. Enamorada .Enamorada de la lluvia. Lluvia. Yo, sangre de lluvia No encuentra, aún, el legendario grial que la contenga. Amelia Arellano. “Teoremas de Pitágoras”. San Luis. Argentina
  • 48. 48 CARLOS ENRIQUE CARTOLANO AL TRAVÉS Imagen: Stanislav Sidorov fue siempre más lluvia antes del meteoro el negro de nube en tantos ojos y el recuerdo de aquellos temporales/ aunque lluvias como las interiores capaces de apagarle pluma por pluma al pájaro de fuego esas que atraviesan los años y mojan la edad no se comparan con otras de aquí afuera
  • 49. 49 hablo de esas de inmersión tras lágrimas de sal sus cortinados las de canilla abierta-tazón las del rebalse que inundan el presente/ inducen al olvido enloquecen balde pájaros y brújula y repito: además fue siempre más lluvia la pasada más mojó inundó borró mis huellas ensopó cien cartas y oxidó las llaves/ y cuando paró por dentro siguió/ sigue aquí adentro la lluvia-espera la lluvia-lacrimal la lluvia-cortinado cucharadas de lluvia en la conciencia/ sinfín meteoro. © Carlos Enrique Cartolano. Pájaros, 2014 Buenos Aires, Argentina
  • 50. 50 SÄO GONÇALVES Imagen: Claude Théberge Page Officielle Adentro - estoy en la inmensidad del mar en la inmensidad del espacio- dibujo los silencios de palabras ahogadas siento su peso en mi cuerpo como un compás de espera. En un abrazo interminable
  • 51. 51 reúno la ternura del mundo y las gotas de lluvia lavan mi rostro de nostalgias. Säo Gonçalves- Portugal/ Luxemburgo. Traducción del portugués: Cecilia Ortiz.
  • 52. 52 AMANDA ESPEJO LLOVIÉNDONOS Imagen: Chantal Urquiza Podría ser... lluvia intempestiva, caprichosa, de aquella que no pide venia para imponer su presencia y así, a mi completo antojo lloverme sobre ti (en silencio) con el anonimato gratuito que dan las multitudes. ¿Quién puede sentir mi llanto entre millares de gotas? Nadie. Nadie que no seas tú.
  • 53. 53 Tú, que conoces mi canto de agua tú, que apaciguas las tormentas aún las que no habitan en lo alto. Tú, que percibes lo intangible, lo que no lucra de palabras: los continuos aullidos del alma que elévanse hacia los cielos en busca de... nada, NADA. No existe alivio ni otro destino, sólo ciclos eternos refinadas formas de dolor. Y me lloro de nuevo esta vez, de un modo inverso: desde afuera hacia el centro con la esperanza incierta de... tal vez... lavarme de todo sufrir, de toda nostalgia y todo sentir, de toda certeza que no seas tú. Y entonces, (por reflejo) quiero encontrarme en tus ojos para llorarme por fuera y por dentro. Porque, este es mi sino: no más que una mujer de agua,
  • 54. 54 sin más vida que el leve tiempo en que escurre por tu cuerpo, sin más anhelo ni desvelo que un día (o quizás noche), tú... también te mires en mis ojos y entonces, (por reflejo) te llores tú junto conmigo, empapados hasta los huesos abiertos, deshechos y rehechos entre esta humedad pegajosa, doliente, cálida, fresca y gozosa que resulta del lloverse juntos, del regocijarse juntos ante el descubrimiento de amar. Amanda Espejo / Quilicura – 2008/ Chile Del libro: No hay más que ESTO (Ediciones del Taller, 2010)
  • 55. 55 FERNANDO SARRÍA ABADÍA PARÍS Imagen: Claude Théberge Page Officielle No he vuelto a estar en septiembre en París, cuando caen las hojas y navegan silenciosas en los charcos de la lluvia. Puedo recordar tus dedos, pequeños y fríos dentro de mi anorak, buscando mi mano, apretándola sin llegar a abarcarla, recitándome fragmentos de Los versos del capitán de Neruda.
  • 56. 56 Así, entre la lluvia y el otoño arrimados a nosotros, pasear por los campos de Marte o a las orillas del Sena nos procuraba la garantía de la soledad, la ciudad abandonada en la tarde ante nuestros pies, mientras el silencio nos alejaba de los demás y tu voz era la luz que todavía me alumbraba. f. Poemario Ciudades (inédito) Fernando Sarría Abadia- Zaragoza- España
  • 57. 57 IVANA SZAC POEMAS BREVES Imagen: Claude Théberge Page Oficcielle I En esta tarde una lluvia naranja cae sobre mi cuerpo verde. II Nos acariciamos tanto
  • 58. 58 que no hubo más lluvia dentro de nuestros cuerpos III Estás cerca y la lluvia ruge en tus manos sos un relámpago no perteneces a la noche ni el latido de la lluvia IV Soñé con peces de colores con caballos negros derritiéndose en mis manos. Soñé con cielos verticales lluvia de agua dulce y una luna que se destejía en mi pecho. V Basta de besarnos en el aire apoyemos los pies en la tierra mojada
  • 59. 59 huyamos de la lluvia del egoísmo que ensucia las almas. Ivana Szac. Buenos Aires. Argentina
  • 60. 60 ALICIA DE LEÓN EPP LLUVIA Imagen: Claude Théberge Page Officielle Gris novia del viento que entre sus brazos danzas y derramas las lentejuelas que se van desprendiendo de tu falda. Gris amiga de todos mis desiertos tu voz de cielo y de tierra canta
  • 61. 61 y tu prístina canción me toca el alma. Gris rosa de los tiempos te deshojas y tus pétalos líquidos resbalan por mis mejillas como si fueran lágrimas. Gris peregrina de las cuatro épocas fugazmente visitas mi ventana y con palabras de cristal me llamas. Gris peregrina, gris rosa de los tiempos Gris amiga de mis tierras áridas Gris novia que con el viento danzas. Yo amo tu presencia melancólica Y amo tus largos flecos de esperanza Eufórica o triste, desde pecho estival O invernal seno, caes para ser savia. Alicia de León Epp- Uruguay/ Canadá
  • 62. 62 TOMÁS SOLER BORJA CON PREMEDITACIÓN Imagen: Lidia Wilangowska Recién duchada brillante limpia aún toda mojada. Cómo no hacerlo ponerme manos a la obra labios a tu piel para mancharte de nuevo. Suspiras. Sonrío.
  • 63. 63 Ambos sabemos que nada es casual que todo es premeditado y de ahí el relámpago, los truenos y la lluvia. Tomás Soler Borja. Águilas. Murcia. España.
  • 64. 64 INMA FERRERO Imagen: Hardibudi Ahora sólo quedan las flores, un ramo sin vida que agoniza entre pétalos marchitos. Las paredes descoloridas roban los últimos rayos de este beso que grita su aliento. El eco de tus pasos aún se acurruca
  • 65. 65 en este hostil suelo de madera. Tu perfume sonríe con la serenidad del olvido. Se ha desdibujado tu imagen al otro lado de la calle. La lluvia ha borrado tu sombra, ya no existes en esta extraña nostalgia que trata de encontrarte. La puerta gruñe tu ausencia en un lamento de bisagras. Y yo… ¿Quién seré yo, en esta habitación que no ha de sobrevivirte? Adagio ma non troppo - Inma J Ferrero Nº de Asiento Registral 16/2014/6437 Copyright © Todos los Derechos Reservados Inma Ferrero- Madrid- España
  • 66. 66 OSCAR VICENTE CONDE LLUVIA Imagen: Caras Ionut Llueve. Allí en la lejanía. Donde no hay nadie para refrescarse. El verde de los jardines, ahora es gris como un perro muerto en el asfalto. Ya no florecen los naranjos, ni los limoneros.
  • 67. 67 Los azahares se fugaron un atardecer, y privaron de fiesta a los pocos vivientes. Llueve. Las lágrimas acarician el suelo, donde los niños deslizaban sus pies. Ya no hay niños. Se fueron sin darnos cuenta, antes de llegar a ser hombres. Llueve. Sobre los techos derruidos. Se ahogan los muebles solitarios, junto a los sueños sin ojos ni manos. Llueve. Allí en la lejanía. Desde siempre, como un castigo que nadie pidió. Como una sangría de Dios. Oscar Vicente Conde © Buenos Aires- Argentina
  • 68. 68 MARITA RAGOZZA DE MANDRINI CUANDO LLUEVE Imagen: Caras Ionut Cuando llueve el aire y ella tiemblan. El cielo frunce sus cejas las gotas ojos de Dios caen sobre los tejados el viejo almendro se abanica con sus hojas mojadas
  • 69. 69 siente que le aprisiona la nostalgia el recuerdo de un acaso incierto imposible tardío. Mira hacia afuera y en el camino se levantan vahos calientes el verde y el agua se enlazan y quizás tejan la trama de un sueño con otro destino. Sale desnuda al huerto alza los brazos y desciende la lluvia sobre su cuerpo beso alelado húmedo signo de espera de amante dormido… Cuando llueve el aire y ella tiemblan. Marita Ragozza de Mandrini. Pehuajó- Buenos Aires- Argentina
  • 70. 70 ANA LUCÍA MONTOYA RENDÓN EVOCACIONES Imagen: Adrian Limani ¡qué cosas extraña el alma cuando viaja! ha sido mística hiedra trepadora —ilusa uña rascando tapias— maternal o disoluta en otras o fuego y aire o tierra y agua pero siempre
  • 71. 71 excitado elemental en todas extraña mil siluetas en los muros perfiles coquetos de las sombras extraña cómplices gotas de lluvia su tamborileo melódico sobre el zinc del techo viejo el chirrido del follaje el canto de gallo en las auroras el celo de las gatas azuzando el correteo asustado de los gatos ¡por los dioses! extraña ella la mano tibia que modela sueños amorosos entre sus cejas yazca el alma en unos brazos y no confundida con la sal de los sollozos cuántas vidas ha sido Eva tierna cuántas otras indómita guerrera quiere irse de nuevo con un boleto sin retorno... Ana Lucía Montoya Rendón- Colombia
  • 72. 72 SANDRA GRACIELA GUDIÑO GOTERAS Imagen: Jeff Rowland A Clelia Bercovich Enero. Llueve sobre París. Lluevo. La melancolía tira al blanco
  • 73. 73 apresa la memoria entre cuchillas: mi rostro no me recuerda y el lápiz que me escribe enturbia los cristales. Tristezas ancestrales me lloran de corrido congoja de agua me nazco de una lágrima. Goteo. Corazón de pájaro tengo una sed de otoño en cada mano: golondrino de regreso. ¡Y esta lluvia que no cesa! Ahora sé que nada quedará
  • 74. 74 como legado dice el ángel sólo un mar de polvo y escombros dice. Y levanta el ala de mi huella. Sandra Graciela Gudiño- Santa Fe- Argentina
  • 75. 75 PURA FERNÁNDEZ SEGURA A ELENA Imagen: Caras Ionut Nada nos guarnece del tiempo, ojo inmóvil de lluvia. Replegada en ti como la criatura que fuiste en el maternal útero, aguardas un segundo nacimiento. Ya no eres inocente, sabes que el mullido tapiz
  • 76. 76 de flores esmaltado aloja la contumaz ortiga. Romper aguas, raíl de llanto, el tren se acerca, alumbra la vida, dichosa incertidumbre, ¡Escoge bien la próxima parada!. ¡Y llévate el intenso olor de los celindos! Pura Fernández Segura. Guadix. Granada. España
  • 77. 77 MILAGRO HAACK I Imagen: Jeff Rowland la lluvia deja limpio el tejado con paso rápido bajando un remolino de renuevos tiemblan por el frío camina junto al viento su pulso asombra el patio
  • 78. 78 cayendo a chorro de lo alto dando camino a sus prendas hacia el laberinto de muchas esperas el olor flota y todo se nubla en mi cabello Milagro Haack- Valencia- Venezuela Del libro Inédito: A la sombra de un río
  • 79. 79 MAR DE FONDO SOBRE MI Imagen: Chantal Urquiza Nubes plomizas me amenazan, quieren descargar su furia sobre mí. Se acercan en grupo, vienen a vengarse. Las miro desde abajo con miedo, me distancio, se aceleran mis pasos Las prisas no son buenas consejeras,
  • 80. 80 tampoco el temor ni la desconfianza. Un pasito, dos, tres, cuatro, cinco. Corre, ¿a qué esperas? Continúa corriendo. Una gota, dos, tres, cuatro, cinco. Llovizna, lluvia, tormenta, diluvio. Mis ojos se abren y el pánico se disipa: de pronto, me convierto en una flor; mis pétalos son rojos; mis raíces, vida. Abandono el propósito de resguardarme, no hay mejor techo que el cielo. Empapada de valor, dejo fluir mi locura. Bañada, mojada, sonrío, las nubes no querían castigarme, sólo venían a ahogar mis miedos. Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia, España.
  • 81. 81 VICTORIA FALCÓN ÁGUILA REGALO Imagen: Caras Ionut Te regalo mi pecho lleno de amor escoge el lugar donde te lo he de entregar para que lo coloques desnudo, sobre una nube de algodón cargada de lluvia mojando mi íntima flor. Recibe esta suavidad de terciopelo
  • 82. 82 convertida en mármol de Venus adórnalo con mil claveles, empalaga tu lengua con sus mieles, calma en él tu desvelo, acéptalo como dulce regalo. Victoria Falcón Águila D. F. – México
  • 83. 83 MABEL CORONEL CUENCA LLUVIA MANSA Imagen: Jeff Rowland Las 3 de la tarde y cayendo lluvia mansa, bautismo de las flores cubiertas de espinos Oh, celestial benevolencia, has oído el clamor -cuasi mudo de la garganta ya seca- que en llanto tus hijos, aunque ingratos, suplicaron ya tu lluvia sanadora. Cada gota de agua
  • 84. 84 más que bendita, un bálsamo de esperanza en la tarde a tus plantas ya sedientas de amor, cuyas hojas han perdido el verdor por el calor. ©Mabel Coronel Cuenca- Hernandarias- Paraguay
  • 85. 85 MIRIAM ÁLVAREZ FRÁGIL Imagen: Jeff Rowland Cada gota es la medida de mi tiempo. Mis manos son un cuenco donde recojo minutos en lazos infinitos.
  • 86. 86 Afuera los pasos flotan en una lluvia fragante. Olor a fuego pobre y a tarde cansada. ¿Por qué será tan triste la belleza del repiqueteo acompasado? Es la finitud de los signos arropados en la voz de la tierra. Miriam Álvarez. Clorinda. Formosa. Argentina
  • 87. 87 LUPITA PÉREZ SI DE DESASTRES NATURALES SE TRATA Imagen: Jeff Rowland Si de desastres naturales se trata te contaré de hace tres años cuando arriesgada crucé ciudades sin puentes ni avenidas hasta llegar al lugar del destino que me recibió con tu nombre en la puerta
  • 88. 88 Eso trajo consigo la marea iniciales de tormentas pasadas presagio de nuevos huracanes otra vez el riesgo y las mariposas Aunque resistimos, todo lo escrito pasa Tú el de letras malditas en el nombre yo la parte débil de esta historia la que está a punto de romperse de tanta lluvia y tanto trueno estremecidos hasta caer el rayo hasta quedar el cuerpo exterminado. Te lo dije si de desastres naturales se trata naufragamos con el agua hasta el cuello y sólo tú sabes nadar en mar abierto. Lupita Pérez ( Ma. Guadalupe Pérez Cerda) Monterrey. México.
  • 89. 89 M. JOSÉ RIAZUELO LLUVIA Imagen: M. José Riazuelo ¿Vacio, Presencia? ¿o es solo tu ausencia? Te busco con ansia… Se que volverás Pero dime…, dime ¿Cuándo llegarás? Te necesito y te siento tan cerca…
  • 90. 90 El viento fresco remueve mi falda Noto claramente toda la humedad… Mi pelo te anuncia, estás ahí cerca. Al pasar la brisa ya no me reseca… mi cara acaricia con gran suavidad. Te sigo buscando, dime ¿Dónde estás? Tus pasos se acercan…, te huelo, te siento La tierra te busca y espera con sed Ya estás llegando y tu luz nos envuelve Gris, lenta, suave y plena a la vez. Todo se difumina, mas nada se pierde Y la vida sigue, ya empezó a llover. La lluvia nos limpia, de vida nos llena Y la tierra seca vuelve a renacer. M. José Riazuelo. Huesca. España.
  • 91. 91 ROXANA ROSADO ESTA VEZ HABLARÉ DE LA LLUVIA Imagen: Caras Ionut Me senté en el portón a contemplar el mar en calma ese mar vestido de verde que me regala girasoles en invierno donde los jilgueros y colibríes bailan diminutos seres comparten su mundo.
  • 92. 92 Hay nubes de azúcar flotando en el azul infinito el aire es suave, parece cabello de niño mis pies descalzos sienten la brisa del presente mi mente está en blanco, disfrutando del ambiente. Cierro los ojos un momento la mecedora va y viene, viene y va suavemente dejo que los sueños lleguen y me susurren al oído sus historias de hadas, de rostros desconocidos, de aves fantásticas mientras el vaivén los pinta en mí. Escucho a lo lejos un tintineo tin, tin, tin suena la música rítmicamente primero es suave como melodía de cuna, luego aumenta su ritmo ahora es como Sarah Vaughan y el sax. Pum! Pum! Entran las percusiones los violines corren a refugiarse en los árboles el piano y el bajo entran a escena mis manos comienzan a dirigir la pieza. Mes pieds nus sautent de leur sommeil sous la mer verte, l'humidité se réveille et je danse autour comme un enfant heureux mes vêtements et les cheveux gouttes de miel qui sent comme la vie.
  • 93. 93 Mis pies descalzos saltan de su letargo bajo al mar verde, su humedad los despierta bailo y doy vueltas como una niña feliz de mi ropa y cabellos escurre miel que huele a vida. Exhausta después de bailar este vals me dejo caer en la suave hierba la lluvia me moja, me lava, me refresca mis ojos, mis senos, mi vientre y mi sexo son lluvia abro mis labios para beberla saboreando las gotas que casi escapan sin conseguirlo. Así permanezco hasta que los truenos se calman el sol sale tímidamente y respiro el olor a vida de la tierra el sopor de la lluvia extinta me envuelve y duermo nuevamente en sueños escucho un tin tin, una gota ha caído del techo para llenar la copa de cristal que reposa en la ventana. Roxana Rosado- D.F. México
  • 94. 94 JORGE E RUEDA LLUVIA Imagen: RJ Muna Como desierto, tu cuerpo esta sediento de mis aluviones, tus poros se dilatan, húmedos me hablan. La curva de tu espalda se inunda, como aplauso, el chisgueteo musical de nuestros cuerpos celebra los gimos que acompañan a nuestras almas, así ascienden ellas hasta alcanzar el cielo. Deja que la lluvia te empape, que tu blusa se adhiera a tus senos, a tu columna y a tu abdomen. Jorge e Rueda-Colombiano residente en USA.
  • 96. 96 CONCHA CASAS GÁLVEZ LLUVIA PRODIGIOSA Imagen: Katarina Zirine Aún no llovía, pero la tierra ya olía como si el agua la estuviese mojando. Inspiró cerrando los ojos ¿por qué no se podrá hacer un perfume con este olor? Sería maravilloso rociarte con él por las mañanas y sentirte tierra y notar como las gotas de agua van penetrando en tu interior y la sequedad y la dureza van dando paso a la elasticidad y la suavidad y que la simiente de tu interior germina y comienza a crecer y se expande y surge a través tuyo. ... Ojalá y pudiera ser. Quizás así terminaría de una vez ese proyecto de novela que llevaba pudriéndose en su memoria hacía tantos años. Los primeros folios dormían en el cajón del escritorio un sueño que ya parecía eterno y los últimos descansaban en el ordenador sin ser capaces de formar un todo con forma propia.
  • 97. 97 Absorta en sus pensamientos, la sorprendió la primera gota de agua que a pesar de lo esperada, llegó sin avisar. Instintivamente sonrió y miró hacia el cielo. La lluvia formaba una fina película que su rostro recibió con alegría. Hacía tanto calor... ese verano parecía que el sol quería fundirlos con la tierra. Abrió su mente para que ocurriese el milagro y ese riego maravilloso hiciese crecer la semilla de esa historia que su interior albergaba. Al cerrar los ojos, el ruido que el agua hacía al chocar sobre el asfalto, se confundió con un galopar de caballos y los rayos, cuya luz adivinaba a través de sus párpados cerrados, lo hicieron con la deslumbrante fuerza de un poder nuevo y desconocido. El sonido del trueno se trocó en la voz que despertaba de las entrañas de la tierra. Dejándose llevar por este nuevo escenario, vio como bajo sus pies una brecha se abría dando paso a una espectacular y bellísima mujer. Hablaba un idioma extraño, desconocido para ella, pero que incomprensiblemente entendió. Su tono de voz era tan suave que parecía hecho de música y no por ello dejaba de transmitir una impresionante autoridad ante la que se doblegaron todos los jinetes, que poco a poco habían ido poblando el lugar. Incluso uno de ellos, el que parecía ser el jefe de todos los demás, bajó de su caballo y se inclinó ante la gran dama, dándole cuenta del fallido intento de recuperar cierto talismán que se escondía en lo más profundo de la montaña sagrada. Sin alterarse por el fracaso que le acababa de ser notificado, extendió su mano y como si de un prodigio increíble se tratase, de ella brotó una flor, una flor tan bella como jamás el ojo humano había contemplado nunca, su fragancia era tan intensa que todos los que la contemplaban cerraron los ojos embriagándose con su olor. Una increíble transformación se fue operando en todos ellos, ya que de cada uno comenzó a emanar la misma luminosidad que había acompañado a la hermosa y enigmática mujer desde que apareció.
  • 98. 98 Como en una ensoñación, sus armas desaparecieron y en su lugar brotaron flores similares a la que momentos antes habían crecido en la mano de semejante diosa. En su extraña lengua, invitó a los que antes habían sido guerreros a reemprender la marcha y avanzar hacia donde sus corazones los llevasen, que como si de uno solo se tratase, latiría al compás de su marcha. En menos de lo que dura un parpadeo, la enigmática señora desapareció. Pero su mensaje y su mandato habían quedado claros y como un solo hombre marcharon los caballeros a la búsqueda del preciado talismán. La nueva protección con la que emprendían su aventura parecía tan poderosa, que los animales más fieros y temibles se apartaban al paso de la expedición. Incluso cuando cruzaron las líneas enemigas, pareció que ni los vigías, ni ninguno de los soldados con los que se cruzaron, notaron su marcha... Y hablamos de más de quinientos caballos con sus respectivos jinetes. Una magia nueva y poderosa parecía protegerlos y llevarlos hacia un destino todavía desconocido. Continuaron la marcha durante varios días, días en los curiosamente, sus necesidades básicas alimenticias fueron siendo satisfechas con generosos árboles que parecían brotar a su paso cuando eran necesarios, plenos de las más deliciosas frutas que jamás hubieran probado y que tenían la virtud de aplacar su hambre con apenas una pieza, por muy pequeña que esta fuera. Cuando salían a su paso, el mismo aroma que pareció hipnotizarlos cuando de la mano de la dama brotó tan extraordinaria flor, los envolvía de nuevo renovando el efecto lumínico que sobre ellos produjo desde la primera vez. De manera que cuando la oscuridad cubría el cielo, ellos iluminaban su camino como si de un nuevo astro se tratase. Ni tan siquiera el cansancio hacia mella en el extraordinario ejército.
  • 99. 99 Llevaban varias jornadas cabalgando y ni uno solo de los hombres que componían tan peculiar comitiva había sentido la necesidad del descanso. Al séptimo día vislumbraron la silueta de la montaña sagrada, pero en esta ocasión lejos de alejarse según ellos se aproximaban, como había ocurrido en todas las ocasiones anteriores, veían perfilarse sus cumbres escarpadas y sus arroyos de aguas cristalinas descender desde la cima hasta el frondoso valle que ahora atravesaban. A diferencia de las veces anteriores, a su paso parecían abrirse los caminos y la vegetación disminuía su lujuriosa frondosidad para hacerles más fácil su avance. Como si de un paseo triunfal se tratase, fueron dejando atrás los anteriores peligros, en sus días insalvables y ante ellos de pronto apareció la entrada de la gruta que guardaba tan celosamente el amuleto... De pronto la lluvia cesó y al abrir los ojos comprobó que su deseo se había hecho realidad y que la historia por la que tanto había suspirado, había germinado en ella gracias a esa maravillosa y fértil lluvia de verano. Concha Casas. Alicante/Madrid- Castell de Ferro. Granada. España
  • 100. 100 RITA BEDIA LIZCANO DANZO PARA TI Imagen: Christiane Vleugel Siete con cinco, llego a la cita del parque. Te miro a un lado de nuestra banca preferida. Nos abrazamos, tus manos se aferran a mi cintura; después de un par de sonrisas, nos fundimos en un beso, donde concebir el sabor del otro, es lo único que importa. Nadie existe a nuestro alrededor, ni la llovizna que nos moja. Siento un ligero frío, pero tus manos dan calor a mi cuerpo; logramos tomar aire. Al separarnos, el fresco es evidente en mis senos y ríes con malicia. A mis oídos llega una suave música que me acompaña desde esta mañana; mis caderas comienzan a moverse, te invitan a seguirme. Niegas e intentas pronunciar algo, pero coloco mis dedos en tus labios. Ellos, los dueños de mi apetito, que el simple hecho de mirarlos me provoca
  • 101. 101 morderlos, aún más cuando sonríes. Bajo la vista, miro mi transparente blusa; abro lentamente cada uno de los botones sin dejar de bailar. Muerdo mí boca, queda el último, te insinúo abrirlo. Logras hacerlo, tus manos intentan introducirse bajo mi camisa, te ignoro y doy la vuelta. Tus ojos se clavan en mi espalda, bajan hasta el contoneo. No te percatas que entre tanto, me quito el sostén. Giro hacia ti, mi ropa está unida por un par de broches. Caes en mi trampa. Te dejas caer sobre la banca. La danza no tiene fin. Un encantador de serpientes me mantiene hipnotizada, ¿o será el mismo anhelo de tus pupilas? A centímetros, frente a ti, la mariposa abre sus alas: sube mi falda, tus piernas quedan entre las mías y rozo mi cuerpo al tuyo. Mis dedos se enredan en tus cabellos y te inclino a mi pecho. Tomas mi espalda, acaricias mi piel. Desnudas mis senos. Deseas besarme. Sin embargo, me recuesto sobre tus muslos; cubre la lluvia mi rostro. Tus manos se internan bajo mi falda buscan prenda que no existe y te hundes dentro de mí. Me levantas con fuerza, muerdes lo grueso de mi labio inferior y gimo con ansia. Mi vientre te succiona, te retengo y libero. Vas y vienes, como tus labios sobre mi boca, se contraen mis músculos, llevo mis manos a tus hombros, abres mis nalgas, desgarras mis adentros, grito enajenada y lloro en ti. Rita Bedia Lizcano. Apodaca, México.
  • 102. 102 MARGARITA POLO VIAMONTES Imagen: Jeremy Mann Marina sale de su casa y siente la lluvia sobre sus mejillas, es solo un roce leve, como el rocío, mira hacia el cielo y reza mentalmente: “que hoy sea un buen día, mi Señor. Amén” Un joven atento la recoge en el dintel de su puerta con una gran sombrilla en mano y la lleva hasta el carro que la trasladará hasta el hospital. Sube las escalerillas mirando fijo cada escalón, al final ve unos ojos que la miran risueños, una voz femenina le ofrece los buenos días y la invita a sentarse a su lado. Marina se acomoda en el sillón detrás del chofer, se pone el cinturón de seguridad y le sonríe a la mujer desconocida. Observa como la lluvia se incrementa, las gotas caen sobre el amplio cristal del ómnibus y comenta: - Parece que lloverá todo el día…
  • 103. 103 - Tal vez, pero siempre que llueve escampa – le contesta la otra mujer esperanzada de que será luego un buen día. Un dialogo intrascendente comienza, les espera una hora de viaje. Marina sin querer desgrana sus recuerdos, mientras mira el paisaje a través del cristal. Siente como si estuviera ante un confesionario desnudando su alma del peso que la hiere: Me gustan esas flores blancas, esas que florecen en ramos, cuando el arbusto es más grande, parece como si nevera sobre sus hojas. ¡Mira! esas flores amarillas también me gustan, no he logrado conseguirlas para mi jardín. Ahora vivo en una casa, desde la que puedo mirar el lago, sembrar mis flores… Mis nietos hoy se fueron para los cayos a pasar el fin de semana feriado, pero antes llegaron a casa, les gusta visitar a sus abuelos. Ellos van donde quiere su hermana, tienen 21, 16 y 14, son muy unidos. Son los hijos de mi hijo mayor y viven en Houston, un poco lejos, pero ellos no sienten el viaje son jóvenes y alegres como mi hijo. Antes vivía con mi hijo, pero hace tres años que se fue…todavía joven, un médico a quien todos querían mucho. Cuando nos dejó, yo adelgacé tanto que me quedé así –muestra el dedo meñique - Entonces mi otro hijo quiso que viniéramos de Houston para acá, ahora me siento mejor, pero desde que la muerte se llevó a mi hijo mayor, comencé a enfermar, por eso ahora voy al hospital… Me han hecho análisis de todo, y el médico dice que no me encuentra nada, hoy le toca la prueba a los huesos, a veces, siento que los hombros se van a quebrar. Tengo 77 cumplidos, pero ahora es que me pesan los años. Yo he trabajado desde que vine de Guatemala y con mi trabajo encamine a mis tres hijos… El mayor se hizo médico, ganó una beca en Cuba y luego se hizo especialista en gastroenterología, estaba muy bien…Creo que porque el dueño de la casa era médico mi hijo se hizo médico, ese hombre era bueno, buenísimo con nosotros, un día vio que el jardinero se interesaba
  • 104. 104 en mi y quiso que nos casáramos. Yo no me quería casar, la experiencia con el padre de mi hijo mayor era suficiente. Yo era maestra en Guatemala y lo dejé todo por no verlo más. Gracias a Dios que encontré a estas personas que luego se convirtieron casi en mi familia, sus hijos crecieron junto a los míos, y todos me quieren por igual. Mi esposo es 10 años más joven que yo, era jardinero de la casa, y nos gustamos, comenzamos una relación, pero yo no me quería casar, no quería… al fin, nos dieron una casita en el jardín de la mansión y nacieron los dos hijos más pequeños, una hembra y un varón. Me preocupa que hoy dejara a mi esposo en la cama, sin levantarse aun… él se puso mal del corazón y tuvieron que operarlo, ahora anda con cosas dentro y se ha hecho diabético. Hace un tiempo enfermó, tuve que correr con él y en el otro centro médico no me lo quisieron ver. Dijeron, que fuera al hospital por urgencias, estuvimos desde las tres de la tarde hasta la madrugada. Por eso decidimos cambiar por este plan y nos va mucho mejor, aunque mi esposo dice que no salgo de un médico para otro, es que me están analizando todo, pues me siento muy mal. Desde que mi hijo se fue comenzaron mis enfermedades…no me acostumbro a estar sin él. Un día nos llamó que debíamos ir a verlo, que lo iban a operar…una semana antes, comenzó a toser y no paraba de toser, en el hospital descubrieron que tenía cáncer del pulmón, un hombre joven, fuerte, lleno de vida. ¡Tan alegre! A él le encantaba la música, las fiestas, siempre riéndose, muy conversador. La gente lo quería tanto, porque era buen médico, y a los pobres no les cobraba, les ofrecía las medicinas que tenia de muestras para que no gastaran tanto. Era un gran hombre. No entiendo porque sucedió eso con él, ¿por qué le tocó irse antes que yo? Uno no espera que los hijos se vayan primero. Viajé con mi hijo hasta Turquía, allá le pusieron una vacuna. Nos habían dicho que duraría quizás tres semanas, pero vivió tres años más.
  • 105. 105 Mi esposo se ha quedado mal desde que fuimos a verlo. Cuando nos dio la noticia del cáncer, mi esposo cayó redondito a sus pies, desde allí su problema del corazón y la diabetes. Yo soy más fuerte, sigo en silencio padeciendo la ausencia de mi hijo. Pienso que está de viaje y que lo volveré a ver de nuevo. Para no pensar, me dedico a hacer muñequitos de nacimiento. Mi madre heredó de mi abuela un muñequito, era de madera… ella aprendió a hacerlo y nunca me enseñó, porque yo andaba ocupada siempre en otras cosas. Mi madre me regaló sus muñequitos y con el tiempo se rompió uno, yo lo trate de arreglar y lo desarmé con cuidado… hice los primeros de esa forma. Mis hijos se reían pues una mujercita me quedo con las nalgas delante y parecía embarazada, pero poco a poco, hago para distraerme los muñequitos con alambritos que voy torciendo, luego les pongo sus ropitas, cabecitas, le hago ojitos, boquita y naricita bordadas… (Ríe sonoramente, el recuerdo le hace gracia)… algunos quedan narizones, hasta bigotes les pongo. Una día llegó un sobrino a casa y me vio haciéndolos, me dijo que se podían vender, se llevó algunos y desde entonces, la gente me los compra, hasta de Hawái viene una señora para comprármelos y venderlos en su tienda. Pero no los hago por dinero, sino para no pensar tanto en mi hijo…que no tiene tumba, pues cuando su esposa nos llamó al velorio, sin decirme nada, cremó su cuerpo, yo eso no se lo perdono…ella debió consultarnos, mi hijo había dejado miles de dólares para su funeral, y me dijo poco antes de morir, que lo que quedara, era nuestro para que no tuviera que pasar más trabajos en mi vida. A mi no me hace falta ese dinero, lo que me molesta es la acción… Estábamos todos en su habitación rezando, yo sentada a los pies de su cama, mi hijo me dijo: “madre no rece más por mí que estoy vivo todavía,
  • 106. 106 yo no me iré hoy…” Y el viernes Santo me abrazó, y se despidió de mi: “mamá ahora si me marcho, este fin de semana no estaré con ustedes… estaré allá arriba, o abajo, Dios dirá, pero estaré bien, no llores por mí ausencia que siempre seguiré a tu lado” ¿Cómo lo supo? No sé, pero es verdad que sigue junto a mí… ¡Mira! Sigue lloviendo y aunque escampe, llueve en mi alma... Margarita Polo Viamontes- Cuba- Miami
  • 107. 107 CECILIA ORTIZ EN LA CASA Imagen: Mariana Palova Me acuerdo bien de esas noches. La abuela me llamaba desde su cuarto. -¡Amalia! Yo corría por la escalera, llegaba hasta el costado de la cama corriendo, dejándome caer en el borde. Ella se mecía como un niño.
  • 108. 108 Se le achinaban los ojos mientras la sonrisa abría un surco en su cara. -¡Contámelo otra vez- La voz de la abuela me acariciaba. Yo le contaba que el nombre de mi novio era Domingo, como el abuelo; que iba a ser ingeniero, como el abuelo; que vivía solo, en una pensión; que fumaba habanos, como el abuelo; que se quería casar en septiembre. La abuela me daba la mano. -Decime que día. -El veintiuno. -¡Qué lindo! Me gusta que sea como tu nono. Mis palabras seguían con la historia. Los suspiros de las dos jugaban al sube y baja. -Parece que va a llover- interrumpía la abuela. No hablábamos más. A su lado el sueño llegaba en silencio. Cada noche igual a la anterior y a la siguiente. Alguna vez la lluvia distraía los secretos del jardín; nos dormíamos contentas. Cuando la abuela murió no corrí más por la escalera. Me quedé abajo, puse la cama cerca de la chimenea. Duermo del lado de la ventana grande, así, cada tanto, la luna silenciosa me cubre con su luz triste. La casa se estremece con las tormentas; la construyó el abuelo cuando llegó de Italia. Mientras los relámpagos corren por el cielo y los truenos me asustan, huelo un pañuelo perfumado. Imagino que la abuela me acuna. Los gatos del vecindario caminan por la medianera, miran con recelo la ventana. Siempre los veo pasar. Desde que se fue el abuelo todo se va. Mi mamá, mi hermana, la hermana de mi mamá.
  • 109. 109 Nadie se queda. Sólo yo y la mentira, dueña del cuarto vacío; me llama cada noche para que mienta otra vez. Cecilia Ortiz- Buenos Aires- Argentina
  • 110. 110 JORGE URRETA CUMPLEAÑOS LLUVIOSO Imagen: Claude Théberge Page Officielle No recuerdo cuándo llovió tanto por última vez, aunque supongo que tener quince años no me da muchas opciones entre las que elegir. Si el abuelo todavía estuviera aquí seguro que estaría hablando de alguna tormenta más grande que ésta. Hablaría de truenos rayos y centellas, gente resbalando en las calles y algún que otro chichón. Valle, sí, el abuelo era un poco morboso a veces, y ésa es una de las razones por las que le quería tanto. Por eso y porque siempre me dejaba ver películas de terror cuando mis padres no estaban en casa. Creo que todavía se preguntan cómo puede ser que no me quejara cuando le dejaban de canguro para cuidarme, incluso con doce y trece años.
  • 111. 111 Este año, decía, me iba a dejar probar un poco de cerveza por primera vez, pero no llegó a este momento. Dicen que era ya muy mayor, pero he visto suficiente televisión como para saber que se lo llevó un cáncer. Por cómo fumaba, incluso con casi ochenta años, no hace falta ser muy listo para deducir de qué tipo de cáncer se trató. Es el primer cumpleaños que pasaré sin él, y ya nadie me regalará películas de terror. Solía sacar el disco de la caja original y lo metía en la caja de una de Disney o alguna otra cosa moñas. Mis padres siempre se sorprendían de que me siguieran gustando esas películas con mi edad; tal vez algún día les diga la verdad, sólo por ver a mamá caerse de culo y a papá muerto de la risa. Justo después de comer suena el timbre de la puerta. Mamá se levanta como de costumbre; papá no dice nada y mi excusa es que todavía tengo un gran trozo de pastel de cumpleaños en las manos, y la triple capa de chocolate pringa mucho. Vuelve con lágrimas en los ojos y una mueca de sorpresa que no acertamos a entender hasta que posamos la mirada sobre el paquete. Es sin lugar a dudas un regalo de cumpleaños y está firmado por el abuelo. Al parecer, hace tres meses, cuando ya intuía que le quedaba poco tiempo de vida, contrató a una agencia de transportes para que este día concreto y a esta hora exacta, entregaran mi regalo de cumpleaños. Lo abro con ilusión y gran expectación, aunque no espero otra cosa más que una película de terror disfrazada de éxito de Disney. Al menos esta vez ha escogido una película con actores reales y no una de dibujos. Imagino que supuso que con quince años ya no colarían tan fácilmente los dibujos animados. Papá y mamá insisten en que lea en voz alta la nota que acompaña al regalo. Antes nunca había nota, teniendo al abuelo para decir unas palabras, pero hoy es distinto.
  • 112. 112 "Siento no poder estar en tu cumpleaños en este día lluvioso de esos que tanto me gustan, pero no podía dejar pasar este día. Espero que disfrutes de la película; es de esas que tanto nos gustan a los dos". En circunstancias normales, el abuelo y yo nos hubiéramos encerrado en mi habitación para ver el éxito de "Disney", pero hoy papá y mamá insisten en que la veamos en familia. Va a ser una tarde divertida; he echado un vistazo al disco de verdad y he visto que la película va a ser bastante sangrienta. Mientras busco un cojín en el que mamá pueda aposentar su culo cuando se caiga de espaldas, río a carcajadas hasta que me doy cuenta de un último detalle: ¿cómo pudo saber el abuelo que hoy sería un día lluvioso? Jorge Urreta. Bilbao. España.
  • 113. 113 ADRIÁN GONZÁLEZ DE LUIS LLUVIA NEGRA Imagen: Chantal Urquiza La noche no invitaba a caminar. Una lluvia terca e insistente se empeñaba en maltratar a aquellos que lo hacían, y las noticias sobre ataques a mujeres y desapariciones misteriosas en la zona mantenían las calles aún más vacías que de costumbre. Fue entonces cuando te vi a lo lejos, enfundada en tu anorak, con paso acelerado y mirando de soslayo tras de ti. A unos cincuenta metros por detrás un hombre caminaba a paso vivo. Observé cómo acelerabas el paso cuanto te permitían los finos tacones de tus zapatos, nerviosa. Sentí como
  • 114. 114 el miedo dirigía cada uno de tus movimientos. Ya, cerca del portal donde me encontraba refugiado, intentaste sacar algo de tu bolso. La urgencia hizo que el teléfono móvil se te cayera, rebotando contra el suelo y yendo a parar justo a mis pies. Hubiera sido una gran falta de educación por mi parte no recogerlo. Tome señorita. Parece que va un poco sofocada. ¿Puede ayudarme, por favor? Creo que alguien me sigue. Tu mirada azul celeste reflejaba la angustia más aún que la voz con que me lo pedías. Fue imposible negarse a tal petición, e hice que me siguieras por la primera calle estrecha que encontramos a la derecha. No me importó empaparme de agua, mientras tu mano asía la mía con fuerza y corríamos chapoteando los charcos de la acera. Miré hacia atrás y vislumbré a nuestro perseguidor acelerar el paso al girar la esquina. Estaba claro que nos seguía. No encontramos comercio abierto por aquella calle, lo que dificultaba más las cosas y comencé a notar cómo te agotabas. El esfuerzo, la lluvia y el frío hacía mella en tu frágil físico y procuré esconderte tras la valla de una pequeña obra, esperando que la rafia negra nos cubriera del hombre que nos perseguía. Fueron cuarenta segundos que parecieron minutos, mientras permanecíamos agazapados, escuchando la furia del agua al caer, calados hasta los huesos, rezando para que aquel hombre pasara de largo. No lo hizo y, finalmente, la valla se abrió con estrépito y supe que no me quedaba más remedio que enfrentarme a él. Cargué con todas mis fuerzas, pero estaba prevenido y logró esquivarme con facilidad, propinándome un buen golpe en la nuca. Caí de boca contra el suelo mojado. Sentí como se echaba encima de mí y me inmovilizaba.
  • 115. 115 De repente, la presa aflojó y su peso me aplastó contra las baldosas sucias. Pude verte blandiendo una pala, respirando con dificultad y entendí lo que acababa de pasar. Con un esfuerzo me lo quité de encima y tú soltaste la pala, te dejaste caer sobre las rodillas y comenzaste a llorar. Me incorporé frente a ti. Tenía algo que decirte. La oscuridad de la obra hacía que el agua de tu rostro pareciera más oscuro, ocultando todo salvo tus ojos azules. Ha estado cerca. Sí. Creo que he de darte las gracias. Ese policía casi me pilla. Tardaste unos segundos en entender mis palabras. Demasiados. Ahogué tu grito antes de que se produjera, mientras asimilabas que acababas de sacrificar a tu salvador. Adrián González de Luis. Madrid. España
  • 116. 116 ISABEL REZMO I PÉREZ INSOMNIO Imagen: Chantal Urquiza No miro el reloj en esta noche. Apenas en un centímetro escaso de mis ojos puedo ver la luz entre tinieblas. Vaso frío. Vaso inerte. He estado danzando toda la noche entre la duermevela y la caricia. Descorchando siluetas entre naranjos vacíos. Oía la risa de una niña. El forcejeo de las sábanas en la intranquilidad. Pensando en el vacío. A veces lo encuentro tan.....no sé explicar la vicisitud de la propia regla.
  • 117. 117 El dialecto de mis niñas es como un polvorín en medio del caos. O de la vida, o de la inercia. Lo importante es cambiar el pomo de unos cuartos., cuando el marco establece diferencias irreconciliables, sin que el perdón sea el dueño del fracaso. Ya me perdoné. La vida, me debía un trago, no de aguardiente, sino de lluvia, resbala como los fusiles en las madrigueras, esa......que arremolina el despojo y lo libera de la tragedia. Hago matanza de renglones en las quimeras de mis fantasías, y luego....las adormece la respiración de mis almas, las dos que me esperan en cada mañana. Sus almas, forman una delgada vía láctea, en un universo lleno de corchetes y violines artificiales. Isabel Rezmo I Pérez- Úbeda- Jaén- España
  • 118. 118 GRACIELA AMALFI LA MUJER DEL MUELLE Imagen: Caras Ionut Llovía. La sirena del barco sonó silenciosa y alejada. Los amantes se despidieron en el muelle. La promesa de un regreso rápido, se dibujó en las palabras de Manuel. La mujer, entre lágrimas y sonrisas, agitaba su pañuelo y secaba su cara. La soledad empezó a entrar en su cuerpo, sin preguntar si podía hacerlo. Su vestido blanco con pespuntes, se deslizaba largo y sutil por su cuerpo delgado. El mar se adueñó de su enamorado, del barco y de los otros viajeros también. Esa mujer llamada Lucía, conservaba entre sus manos una carta, donde se leía: “Espérame dulce amor, pronto regresaré”. Nunca dejó de esperarlo.
  • 119. 119 Todos los domingos cuando arribaba un barco, ella iba al muelle con su vestido blanco y la carta apretada entre sus manos. Todos los domingos… No miraba a nadie, esquivaba todas las caras que se enfrentaban con la suya. Como Penélope, esperaba y esperaba. En lugar de un andén, acá, el testigo, era un muelle. “El muelle de Lucía”, así lo llamaban en el pueblo. Los chicos se acercaban a ella y se burlaban, imitaban sus gestos. Los años fueron pasando. Manuel no bajó de ningún barco. El vestido se fue arrugando como su piel, la carta fue perdiendo las letras. A pesar de todo… ella seguía ahí, esperándolo. Y todos los domingos, ella se sentaba en el muelle para ver la llegada del barco de turno, observaba a cada persona, pero él no estaba. Siempre con su vestido blanco, para que cuando Manuel bajara del barco, la reconociera y corriera a abrazarla. El tiempo pasó rápido. Lucía, un día, decidió quedarse en el muelle para siempre, para qué ir a su casa y regresar otra vez. Ahí se sentía cerca del mar, del barco, de Manuel. Un grupo de personas intentó encerrarla en un psiquiátrico, no pudieron arrancarla del sitio, sus pies habían echado raíces en el muelle. Los niños de las burlas llegaron a ser hombres, algunos también decidieron embarcarse y huir hacia otro lado. Ella murió un día de invierno en el muelle, bajo una incesante llovizna. Su vestido blanco estaba amarillento y de la carta sólo quedaba un pedazo quebrado y seco. La sepultaron en el cementerio del lugar. Manuel no regresó, como tampoco lo hicieron los niños convertidos en hombres.
  • 120. 120 Contaban en el pueblo, que cada enamorada abandonada, iba a llorar su desgracia, al “muelle de Lucía”. Ellos, no regresaban. Ellas, permanecían inmóviles en el lugar, hasta que la piel hecha arrugas, decidía abandonarlas también… P/d: Relato basado en el tema musical “El muelle de San Blas” del grupo mexicano Maná. Graciela boticaria Amalfi- Buenos Aires- Argentina www.boticaria-graciela.blogspot.com Facebook: Boticaria Club de Cuentos
  • 121. 121 FRANCISCO MORALES DOMINGUEZ LA TORMENTA Imagen: Caras Ionut Había comenzado el verano 2012 y se anunciaba ventisca en la zona de Adeje. Inesperadamente oí en la radio que se había declarado un incendio. Mi novia vivía en esa zona y pedí permiso en el trabajo para acudir allí y saber si todo estaba bien. Cuando llegué, la zona estaba acordonada por la Guardia Civil, que había ordenado el desalojo. Me vi obligado a obedecer y buscar a mi novia por otro lado. Volví a mi casa en Santa Cruz, sonó el teléfono y era ella pidiendo auxilio. No tenía donde dormir y yo le ofrecí mi casa. Ella pasó unos días allí. Me dijo que Santa Cruz había sido muy estresante y no había nada como vivir en la naturaleza. Cuando pudo volver a la suya, la encontró hecha añicos. El fuego la había calcinado y en ese momento ella se me derrumbó. Le ofrecí vivir en mi piso de Santa Cruz que estaba lejos de los montes, pero ella en cuanto pudo volvió a la
  • 122. 122 naturaleza y esta vez se instaló cerca de la playa. Ya no quería saber nada de los montes y menos de la ciudad. Insistí para que viviéramos en Santa Cruz pero ella me argumentaba que la ciudad era muy estresante. En octubre de 2014, la relación estaba más consolidada y yo no conseguía que mi novia viviera en Santa Cruz conmigo. Un buen día se anunció una tormenta y pensé que a mí no me iba a ocurrir nada, teniendo la mala suerte de que el vecino del ático había puesto recientemente un césped en su terraza taponando los desagües. La mala suerte continuó porque el vecino del ático estaba de viaje y el agua le entró a casa y se filtró por mi techo cayendo a mi casa la cual parecía las Cataratas del Niágara. La moqueta se iba empapando, las réplicas de Velázquez se habían convertido en varios Picassos, las puertas y los muebles estaban todos hinchados por el agua. En ese momento mi novia me llamó y le aconsejé que hasta que no pasara la tormenta no se moviera de su casa ni cruzara la autopista. Me hacían falta manos para limpiar tanta agua que caía del techo y aunque se me estaba abriendo la muñeca de tanto darle a la escoba. La tormenta había explotado cayendo relámpagos y truenos. Por fin la tormenta amainó y rápidamente llamé al seguro. Estos se pusieron en contacto con un familiar del vecino del ático que cortó el pedazo de césped que taponaba el desagüe. Él también había sufrido daños debido al agua. Prometió pagarme los desperfectos porque el seguro le echó la culpa a él. Me había quedado sin casa por unos días y mi novia me ofreció su vivienda hasta que me arreglaran mis desperfectos del hogar. Al final no me sentí extraño en el sur. Al vivir en la playa me pareció que estaba de vacaciones. Salía de trabajar, tenía la comida hecha y luego me daba un baño en el mar. Me pareció que era una calidad de vida extraordinaria. Ella se encargaba de todo y no me dejaba hacer nada. No sé por qué lo hacía, si era porque quería que estuviera a su lado. Cuando estuvo listo el piso no me quería marchar. Me sentía como un marajá y le propuse a mi novia volverse a vivir a Santa Cruz, pero ella prefirió seguir viviendo en el Sur. Accedí a su petición y alquilé el piso. Con el dinero compartimos los gastos de su vivienda. Al final la tormenta significó mi paz. Francisco Morales Domínguez- Santa Cruz de Tenerife- España
  • 123. 123 MÍA PEMÁN LÁGRIMAS DE LLUVIA DIAMANTINA Imagen: Mía Pemán Las lágrimas de un diamante, se dejan deslizar a través de sus aristas, y al final de su historia, se convierten en la lluvia cristalina que no se nos permite ver, ni a través de sus lados más perfilados. El agua que les lava, caen igual que si fuesen goterones sin llegar a romperse, como si de una tormenta se tratase, les va enjuagando la cara, cada vez qué les tocan y de esa manera pueden verse libres de ese destino imperfecto que les daña su delicado ser cristalino. ©Mía Pemán-Palencia- España
  • 124. 124 JUAN CARLOS VECCHI ANTES QUE DE HEREJE, LA NECESIDAD TENÍA CARA DE PERRO MOJADO POR LA LLUVIA Imagen: Mike Holzer “Alejate de todo aquello que ladre si ha llovido. Hazme caso o hazme reír si eres tan timorato.” (Consejo del señor Alejo Fajardo al señor Fermín Salamín). Una semana después de que Zeus condenó al titán Atlas a cargar sobre sus hombros los pilares que mantenían a Gea (la Tierra), separada de Urano (el Cielo), dicen los antiguos que el portador adoptó cara de perro
  • 125. 125 mojado por la lluvia mientras sus piernas temblaban terremotos a causa de los calambres categoría “5 estrellas”, cuando vio venir a Jápeto con una pelela de mármol en cada mano. -A ver, muchachote fortachón, a ver cómo me afloja la tragedia que los ojos del mundo lo están mirando; hete aquí a tu padre... -dijo el considerado y protector progenitor. © 2015, Juan Carlos Vecchi Olavarría (Argentina).
  • 127. 127 ANAQUEL LITERARIO Este mes la Revista Gealittera destaca como evento la publicación de la Antología de Relatos Micrófono Abierto 2014, realizada por el Grupo de Facebook Anaquel Literario; grupo coordinado por nuestra querida colaboradora Ana Saavedra. Todos los escritores incluidos en este libro digital participaron a su vez en la sección Micrófono Abierto de Anaquel, que consistió en ser entrevistados durante una semana por todos los miembros del grupo que quisieran saber algún detalle de su vida literaria. De esta forma se dieron a conocer sus libros publicados, sus blogs, sus inquietudes literarias, sus manías a la hora de escribir…Experiencia muy interesante que nos permitió conocer un poquito más a autores como Samy S. Lynn, Nico Estevelle, David de Pedro, Jorge Costa, Walter Ricardo Quinteros, Javier Alejandro Guirin, Óscar Cortés Tapia Encarni Arcoya, Santa Cassandra Aguilera, Alejandro Romera José Antonio Folk, Iván Hernández, María José Moreno,Ezequiel Teodoro, Mayte Estaban, Pablo Canales Gil, Eduardo Caballero, Unai Ramos Fernández., José Salieto, Adrián González de Luis. Fermín Moreno, Henry Aguiar Sanchez, Carmen Membrilla Olea, Lilian Lencinas Encarni Maldonado, David López Rodríguez, Josep Capsir Haimi Snow, José Vicente Alfaro, Antonio Lagares, Rafael R. Costa Raquel Sánchez García., María del Pino, Jeremi Wylliams & Marta S. Pina, Némesis Onion.
  • 128. 128 Ahora, todos reunidos en esta fantástica publicación. Podéis descargar la Antología a través del blog de Anaquel literario cuyo enlace es el siguiente: http://anaquelliterario.blogspot.com/2014/12/antologia-microfono- abierto-2014.html Merece la pena leerla. Gracias al grupo Anaquel Literario por su labor de difusión de la palabra escrita. Desde Gealittera creemos que es admirable. Invitados quedáis pues a la descarga gratuita, a la lectura y a haceros miembros de esta comunidad literaria de escritores y lectores “anaquelistas”