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perspectiva
número 2 53
De laglobalizaciónsesueleafirmar
confrecuenciaquesetratadeun
procesodeoccidentalizacióndelmundo.
Alrespectoparecehaberunacuerdotáci-
to entre sus defensores y sus detractores.
Aquellos que comparten una visión opti-
mista,venenellaunacontribucióndela
civilizaciónoccidentalalmundocontem-
poráneo.Hayunahistoriahechaalame-
dida de esta percepción, en la que todos
los desarrollos esenciales se originaron
enEuropa:primerofueelRenacimiento,
después la Ilustración y la revolución in-
dustrial,yporúltimoelaumentomasivo
de los niveles de vida en Occidente. Hoy
los grandes logros de Occidente se esta-
ríandiseminandoportodoelorbe.Enes-
tavisión,laglobalizaciónnosóloesbuena
sinodeseable,unasuertedeobsequiode
Occidentealmundo.Quienesdefienden
estalecturadelahistoriasesuelenirritar
porquelaglobalizaciónnosóloesvistaco-
mo una maldición, sino que se le despre-
Juiciossobrela
globalización
TEMAS Y DEBATES Equidad
Amartya Sen
Premio Nobel de Economía
Laglobalizaciónimplicariesgos,perotambién,grandes
oportunidadesparalasnacionesmenosdesarrolladas.
perspectiva
número 254
ciaeimpugnaporunmundomalagrade-
cido. Vista desde la perspectiva opuesta,
la dominación occidental –entendida a
veces como una continuación del impe-
rialismo occidental– es el malo de la pe-
lícula.Enestapercepción,elcapitalismo
contemporáneo, movido por la codicia y
laavariciadelasnacionesoccidentalesde
EuropayAméricadelNorte,haimpuesto
reglasenlasrelacionescomercialesyglo-
bales que menoscaban a los más pobres
del mundo. La vindicación de diversas
identidades no-occidentales –que se de-
finenporlareligión(elfundamentalismo
islámico), la geografía (los valores asiáti-
cos) o la cultura (la glorificación de la éti-
cadelconfucionismo)–nohahechomás
queatizarelfuegodeestaconfrontación
con Occidente. Pero ¿es la globalización
realmente una nueva maldición occi-
dental? De hecho, no es ni nueva ni ne-
cesariamente occidental; tampoco cons-
tituye una maldición. Durante miles de
años, la globalización ha contribuido al
progresodelmundoatravésdelosviajes,
el comercio, la migración, las mutuas in-
fluenciasculturalesyladiseminacióndel
conocimientoyelsaber(incluyendoelde
la ciencia y la tecnología). Hay casos en
quelasinterrelacionesglobaleshansido
esencialesparaeldesarrollodepaísesen-
teros.Además,nosiemprehanresultado
de la influencia occidental. Por el contra-
rio,losagentesactivosdelaglobalización
aparecen frecuentemente fuera del área
de Occidente.
Habría que considerar el mundo no
haciael finaldelmilenio,sinoensusini-
cios. En el año 1000 d. C., la expansión
globaldelaciencia,latecnologíaylasma-
temáticashabíancambiadolanaturaleza
del Viejo Mundo, pero su diseminación
se llevó a cabo en la dirección opuesta
a la que observamos hoy. En el mundo
delaño1000,laaltatecnologíaincluíael
papel, la imprenta, el arco, la pólvora, la
suspensión de puentes con cadenas de
acero, el papalote, la brújula magnética
y la rueda de molino. Todos estos instru-
mentos eran comunes en China –y prác-
ticamente desconocidos en otras partes
del mundo–. La globalización los llevó a
todo el orbe, incluyendo Europa. Un mo-
vimiento similar ocurrió con la influen-
cia de Oriente en las matemáticas occi-
dentales. El sistema decimal surgió y se
desarrolló en India entre la segunda y la
sextacenturias;despuésfueutilizadopor
los matemáticos árabes. Las innovacio-
nesmatemáticasllegaronaEuropaenel
últimocuartodelsigloX.Ahíempezaron
a tener un impacto en los primeros años
del último milenio, y desempeñaron un
papel destacado en la revolución científi-
caquetransformóaEuropa.Losagentes
deesaglobalizaciónnofueroneuropeos
niexclusivamenteoccidentales,tampoco
estaban vinculados al dominio occiden-
tal. De resistirse a la globalización de las
matemáticas,lacienciaylatecnologíade
aquéltiempo,Europahabríasidomucho
máspobre–económica,culturalycientí-
ficamente–.Hoyseaplicaelmismoprin-
cipio, aunque en dirección contraria (de
Occidente hacia Oriente). Rechazar la
chas fronteras de la civilización occiden-
tal.Lacivilizaciónglobalesunaherencia
delmundoentero–ynosólodeuncatálo-
godeculturaslocalesdispares–.Cuando
una matemática moderna de Boston in-
voca un algoritmo para resolver un com-
plejoproblemacomputacional,talvezno
sea consciente de que está celebrando al
matemático árabe Mohammad Ibn Mu-
sa-al-Khwarizmi, que vivió en la prime-
ra mitad del siglo IX. (La palabra algorit-
moprovienedelnombreAl-Khwarizmi).
Existe una cadena de relaciones intelec-
tuales que vinculan a las matemáticas y
las ciencias occidentales con una serie
depensadoresno-occidentales,entrelos
cuales se halla Al-Khwarizmi. (El térmi-
noálgebraprovienedesucélebretratado:
Al-Jabrwa-al Muqabilah). Al-Khwarizmi,
unodelostantospensadoresno-occiden-
globalización de la ciencia y la tecnolo-
gía porque representan la influencia y el
imperialismooccidentales,nosólosigni-
fica prescindir de contribuciones globa-
les –provenientes de muchas partes del
mundo– que se hallan sólidamente an-
cladas en las así llamadas ciencia y tec-
nología occidentales, sino que redunda
en una práctica bastante estúpida, dada
ladimensiónconlaqueelmundoentero
puede beneficiarse de ellas.
La herencia Al rechazar el diagnóstico
de la globalización como un fenómeno
cuyo origen es la quintaesencia de Oc-
cidente, hay que sospechar no sólo de la
retórica antioccidental, sino también de
laxenofobiapro-occidental.Cierto:elRe-
nacimiento,laIlustraciónylarevolución
industrialfuerongrandeslogros–ytuvie-
ron su sede principal en Europa y, des-
pués, en Estados Unidos–. Pero su desa-
rrollo se basó en la experiencia del resto
del mundo, que no se reduce a las estre-
talescuyostrabajosinfluyeronenelRena-
cimientoeuropeoy,mástarde,enlaIlus-
traciónylarevoluciónindustrial,merece
el crédito por los logros asombrosos que
ocurrieronenEuropayqueeuropeizaron
a Estados Unidos. La idea de un origen
occidental inmaculado es pura fantasía.
Elprogresoglobaldelacienciaylatecno-
logía no sólo no ha sido un fenómeno ex-
clusivamente occidental, sino que mues-
tradesarrollosglobalesesencialesenlos
cuales Occidente ni siquiera aparece. La
impresión del primer libro del mundo
fue un evento esencialmente global. La
tecnologíadelaimprentaesunlogroque
debeatribuirseenteramentealoschinos.
Peroelcontenidoprovinodeotrolugar.El
primer libro impreso fue un tratado hin-
dúensánscrito,traducidoalchinoporun
hombre de origen medio turco. El libro,
Vajracchedika Prajnaparamitasutra (que
a veces se refiere como “El diamante su-
tra”),esunviejotratadodebudismo.Fue
vertidodelsánscritoalchinoenelsigloV
Existen suficientes evidencias para mostrar que la
economía global ha traído prosperidad a diversas regiones
del planeta. Hace tan sólo algunos siglos, la pobreza
dominaba al mundo entero, y la prosperidad se distribuía
entre unas cuantas ínsulas.
TEMAS Y DEBATES Juiciossobrelaglobalización
perspectiva
número 2 55
porKumarajiva,unacadémicodeorigen
medio hindú y medio turco que vivió en
laparteorientaldeTurkistánllamadaKu-
cha,yquemástardeemigróaChina.Su
primera impresión data de cuatro siglos
después, en 468 d. C. Esta historia, que
incluyeaChina,TurquíaeIndia,expresa
una forma de globalización en la que Oc-
cidente estuvo absolutamente ausente.
Interdependencias Que la globaliza-
ción de las ideas y las prácticas merece
ser rechazada porque contiene la ame-
naza de la occidentalización, es un diag-
nósticoequivocadoquehadesempeñado
un papel regresivo en el mundo colonial
y poscolonial. Este rechazo propicia ten-
dencias parroquiales y sabotea la objeti-
vidad de la ciencia y del conocimiento.
Dadaslasinteraccionesglobales,nosólo
resultacontraproducente,sinoquepuede
causar que las sociedades no-occidenta-
les“semetanelpie”asímismas,incluso
el valioso pie de la cultura.
Considéresetansólolaresistenciaen
Indiaalautilizacióndelasideasyloscon-
ceptosoccidentalesenlascienciasyenlas
matemáticas. En el siglo IX, este debate
se transformó en una amplia controver-
sia entre los defensores de la educación
occidentalversuslosqueabogabanporla
educación tradicional hindú. Los “occi-
dentalizantes” no atribuían ningún mé-
rito a la tradición hindú, como el dudoso
ThomasBabingtonMacaulayquellegóa
escribir:“Nuncamehetopadoentreellos
[quienesabogabanporlatradiciónhindú]
a quien pueda negar que un simple ana-
quel de una buena biblioteca europea es
más valioso que toda la literatura hindú
yárabejuntas”.Enrespuesta,quienesde-
fendíanlaeducaciónnativaseoponíana
toda forma de influencia occidental. Sin
embargo, ambos lados admitían la dico-
tomía fundacional de dos civilizaciones
dispares.Lasmatemáticaseuropeas,que
usanconceptoscomoeldeseno,eranvis-
tascomounaimportaciónpuramenteoc-
cidentalalaIndia.Dehecho,elmatemáti-
cohindúAryabatadesarrollóelconcepto
de seno en su trabajo clásico sobre astro-
nomíaymatemáticasenelaño499d.C.
Lollamóporsunombreensánscrito:jya-
ardha (literalmente: “medio arco”). Este
término, que inicialmente fue reducido
en sánscrito al de jya, se transformó en
eljibaárabe,ymástardeeneldejaib,que
significa “bahía o caleta”. En su Historia
de las matemáticas, Howard Eves explica
quehacia1150d.C.,GherardodeCremo-
na, en su versión al latín, tradujo jaib co-
mo sinus, palabra que corresponde a ba-
híaocaleta.Esteeselorigendelconcepto
modernodeseno.Eltérminohacerrado
uncírculocompleto–comenzandoenla
India, y de regreso–.
Ver a la globalización como una sim-
plecontinuacióndelimperialismodelas
ideasylascreenciasoccidentales(talyco-
mo lo sugiere esta retórica) es un grave y
costoso error, de la misma manera que
lo habría sido cualquier forma de resis-
tencia europea a la influencia oriental a
principios del milenio pasado. Sin duda
hay aspectos de la globalización que se
relacionan con el imperialismo (la histo-
ria de las conquistas, el colonialismo y la
dominación extranjera), y las explicacio-
nesposcolonialesdelmundonodejande
tener su mérito. Pero sería del todo equi-
vocado entender a la globalización como
unrasgopuramentedelimperialismo.Es
algo más que eso.
La distribución de las pérdidas y las
gananciaseconómicasproducidasporla
globalizaciónplanteaunapreguntaente-
ramente distinta, y debe ser examinado
comountemadeextraordinariarelevan-
cia. Existen suficientes evidencias para
mostrarquelaeconomíaglobalhatraído
prosperidadadiversasregionesdelplane-
ta.Hacetansóloalgunossiglos,lapobre-
za dominaba al mundo entero, y la pros-
peridadsedistribuíaentreunascuantas
ínsulas. Las interrelaciones económicas
extensivas y la tecnología moderna han
sido –y seguirán siendo– decisivas para
superar esta penuria. Lo que sucedió en
Europa, Estados Unidos, Japón y el Leja-
noOrientecontieneunmensajeesencial
para todas las regiones del mundo, y no
se puede entender la naturaleza actual
de la globalización sin antes admitir los
frutosproducidosporlasrelacionesdela
economía global.
Essimplementeimposiblerevertirla
penuria económica de los pobres a lo lar-
go y ancho del mundo, manteniéndolos
almargendelosavancesdelatecnología
contemporánea,laprobadaeficienciadel
intercambio y el comercio internaciona-
lesylosbeneficiossocialesyeconómicos
que se derivan de una sociedad abierta.
El problema central reside en cómo ha-
cer uso de las ventajas que encierran el
intercambioeconómicoyelprogresotec-
nológico,detalmaneraquelaatenciónse
centreenlosinteresesdelosexplotadosy
losmarginados.Estaes,amientender,la
preguntaqueemergedelosasíllamados
movimientos globalifóbicos.
El reto principal se relaciona con la
inequidad –tanto internacional como
intranacional–. Las desigualdades son
múltiples: disparidades en el bienestar,
severas asimetrías en los equilibrios de
poderyoportunidadespolíticas,sociales
yeconómicasdecrecientes.Otrapregun-
tanodalserefierealadistribucióndelas
gananciaspotencialesdelaglobalización
–tanto entre países ricos y pobres como
entre los diferentes grupos sociales de
perspectiva
número 256
un mismo país–. No basta entender que
lospobresentodoelmundorequierenla
globalización tanto como los ricos; tam-
bién es preciso asegurar que obtengan
de ella lo que necesitan. Para abogar por
la globalización se requerirían reformas
institucionales masivas; también, más
claridad en la formulación de las pre-
guntas sobre el tema de la distribución.
Por ejemplo, con frecuencia se afirma
que los ricos se están haciendo más ri-
cos, y que los pobres, más pobres. Pero
estefenómenonosucededemanerauni-
forme, incluso si aceptamos que existen
casos donde acontece en realidad. Todo
depende de la región y del grupo que eli-
jamos, así como de los indicadores de la
prosperidad económica. Pero el intento
de fustigar a la globalización económi-
ca con esta precaria argumentación pro-
duce una crítica peculiarmente frágil.
Los apologistas de la globalización argu-
mentanquelospobresqueparticipanen
el comercio y el intercambio internacio-
nalessevuelvenmenospobres.Ergo–se-
gúnesteartilugio–:laglobalizaciónnoes
injusta para los pobres. Ellos también se
benefician. Si se acepta la relevancia de
estapregunta,todoeldebategiraentorno
a cuál de los lados tiene la razón en esta
disputaempírica.¿Peroesesteelcampo
de batalla real? Creo que no.
NegociaciónyjusticiaAunsilospobres
se hicieran un poco más ricos, esto no
implicaríaqueobtuvieranunapartemás
justadelosbeneficiospotencialesqueen-
cierran las relaciones globales económi-
cas.Notienemuchosentidopreguntarse
si las desigualdades marginales interna-
cionales han crecido o decrecido. No es
necesario demostrar que la desigualdad
masiva o la injusticia distributiva están
creciendo,pararebelarsecontralapobre-
zaylasdesigualdadeslacerantes–opara
protestarcontralainjustadistribuciónde
beneficiosdelacooperaciónglobal–que
caracterizan al mundo contemporáneo.
Todo esto es un asunto aparte.
Las ganancias que se derivan de la
cooperación pueden redundar en órde-
nesmuydisímbolos.Hacemásdemedio
siglo,JohnNash,matemáticodelateoría
delosjuegos,reflexionó(en“Elproblema
de la negociación”, publicado en Econo-
que los partícipes se benefician más en
ausenciadecooperación.Enrealidad,se
trata de la elección entre estas alternati-
vas. Por ejemplo, para argumentar que
un arreglo familiar sexista y desigual es
particularmente injusto, no se hace ne-
cesario demostrar que las mujeres resul-
tarían comparativamente más beneficia-
das si no existiera la familia, sino que la
distribución de los beneficios es simple-
mente desigual bajo ese arreglo. Antes
que la justicia entre los géneros se con-
virtieraenunapreocupacióngeneral(tal
y como ha sucedido en décadas recien-
tes), abundaban los intentos de evadir el
tema (de la injusticia en el orden fami-
liar) argumentando que si las mujeres
creyeran que ciertos arreglos familiares
les son injustos no necesitarían vivir en
familia. También se acostumbraba afir-
mar que los arreglos familiares existen-
tesnopodíanserinjustossiloshombres
ylasmujeresvivíanenfamilia.Peroaun
si se admite que tanto las mujeres como
los hombres puedan obtener beneficios
al vivir en familia, la pregunta de la justi-
cia distribucional queda sin resolver. En
principio,existendiversosarreglosfami-
liares –comparados con la total ausencia
deunsistemafamiliar–quecumplencon
el requisito de satisfacer las necesidades
tanto de hombres como de mujeres. El
verdaderoproblemaresideenquétanjus-
tamentesedistribuyenlosbeneficiosen
cada uno de los respectivos arreglos.
Delamismamanera,esinútilrebatir
la crítica de que el sistema global es in-
justo respondiendo que incluso los más
pobres obtienen algo de las interrelacio-
nes globales; o que no se vuelven más
pobres necesariamente. Esta respues-
ta puede ser o no la equivocada, pero la
pregunta sin duda lo es. El problema no
es si los pobres se están haciendo margi-
nalmentemáspobresoricos;tampocosi
obtuviesen mayores beneficios en caso
de que se excluyeran a sí mismos de las
interacciones globales. Insisto: el tema
central es la distribución de los dividen-
dosqueresultandelaglobalización.Esta
es la razón por la cual muchas de las pro-
testasencontradelaglobalización,cuyo
propósitoconsisteenpropiciarunmejor
arreglo para los marginados en la econo-
mía mundial, no tienen un carácter “an-
¿Es la globalización
realmente una nueva
maldición occidental? De
hecho, no es ni nueva ni
necesariamente occidental;
tampoco constituye una
maldición.
métrica en 1950 y citado, entre otros es-
critos, por la Real Academia de Ciencias
cuandoNashobtuvoelPremioNobelde
Economía) sobre el hecho de que no se
trata de saber si algún acuerdo particu-
lar puede resultar mejor que si no hubie-
ra cooperación alguna, sino de la distri-
bución justa de los dividendos. Es inútil
refutar la crítica de que tal o cual arreglo
distribucional es más injusto aduciendo
TEMAS Y DEBATES Juiciossobrelaglobalización
perspectiva
número 2 57
tiglobalizante”–contrariamentealoque
dicta su propia retórica y a las concepcio-
nesqueselessuelenatribuir–.Lamisma
razón por la cual no existe ninguna con-
tradicción en el hecho de que las así lla-
madas protestas globalifóbicas se hayan
convertido en los eventos más globaliza-
dos del mundo contemporáneo.
¿Será posible realmente que es-
tos grupos dispersos puedan arran-
car un mejor trato a la economía
globalizada tomando en cuenta la eco-
nomía de mercado? La respuesta es: sí.
Los usos de la economía de mercado son
compatibles con diversas formas de pro-
piedad, la distribución heterogénea de
recursos y con diferentes normas de ope-
ración(comolasleyesdepatentesylasre-
nocimiento de este hecho apenas inicia
la discusión sobre las condiciones de los
mercados globales.
En las relaciones globales, la econo-
mía de mercado no funciona por sí mis-
ma. Más aún: ni siquiera puede operar
porsímismaenunpaísdado.Nosólose
tratadelhechodequeunsistemademer-
cado puede generar muy diversos resul-
tados en función de las condiciones que
hacenposiblesuexistencia(talescomola
distribucióndelosrecursosnaturales,el
desarrollo de los recursos humanos, las
normas empresariales, los niveles de se-
guridad social, etcétera). Estas condicio-
nes de existencia dependen a su vez de
instituciones políticas, económicas y so-
ciales que operan en los ámbitos nacio-
zan al mundo contemporáneo, y que de-
finenalaeconomíaglobalensuconjunto.
Al capitalismo global le preocupa mu-
cho más la expansión de las relaciones
demercadoque,digamos,lademocracia,
la educación elemental o las oportunida-
des sociales de los sectores subalternos.
Si es evidente que la globalización de los
mercados,vistaensímisma,suponeuna
perspectiva inadecuada para abordar el
problema de la prosperidad económica,
se necesita ir más allá de las prioridades
queproduceelpropiocapitalismoglobal.
ComoalgunavezlodijoGeorgeSoros,los
inversionistas internacionales prefieren
trabajar con autocracias altamente regi-
mentadas que con democracias repletas
deactivismoymenosregimentadas;yes-
gulacionesantimonopólicas).Enfunción
deestascondiciones,laeconomíademer-
cadopuedegenerarunagamadeprecios,
diversos arreglos comerciales, distintas
formasdedistribucióndelingresoo,para
hablarentérminosgenerales,diferentes
resultados.Lascondicionesqueprivanen
losámbitosdelaseguridadsocialyotras
formas de intervención pública pueden
modificarsustancialmentelosresultados
delprocesodelmercado,yensuconjunto
pueden disminuir la polarización de los
niveles de pobreza y desigualdad.
La pregunta central no reside en ha-
cer o no frente a la economía de merca-
do. Esta pregunta, vaga en sí, es fácil de
responder, porque es difícil lograr cier-
ta prosperidad económica sin recurrir a
las oportunidades de intercambio y es-
pecialización que ofrecen las relaciones
de mercado. Aun cuando la operación
de una economía de mercado particu-
lar pueda ser significativamente defec-
tuosa, no hay manera de prescindir de
lasinstitucionesdelmercadoengeneral
como una poderosa maquinaria de pro-
greso económico. Sin embargo, el reco-
nalyglobal.Elpapeldecisivodelmercado
norestarelevanciaalpapelquedesempe-
ñanlasotrasinstituciones,inclusoenlos
términos de la propia economía de mer-
cado. Múltiples estudios empíricos han
demostrado que los resultados del mer-
cado dependen esencialmente de las po-
líticaseneducación,salud,reformaagra-
ria, microcrédito, etcétera. En cada uno
de estos campos todavía hay trabajo por
hacer, para que la acción pública pueda
transformarelresultadodelasrelaciones
económicas locales y globales.
InstitucionesydesigualdadLaglobali-
zación tiene mucho que ofrecer. Sin em-
bargo, incluso si se acepta esto, es pre-
ciso entender la legitimidad de muchas
preguntasplanteadasporlasprotestasde
los globalifóbicos. Tal vez compartan un
diagnósticoequivocadoacercadelospro-
blemas principales (que no se hallan en
laglobalizaciónensí),perolaspreocupa-
ciones éticas y humanas que preceden a
estas preguntas requieren una reflexión
rigurosa sobre los arreglos instituciona-
les globales y nacionales que caracteri-
to tiene una influencia regresiva sobre
las posibilidades de un desarrollo más
igualitario. Los consorcios multinacio-
nales pueden ejercer su influencia so-
bre el gasto público de países del tercer
mundo con el fin de asegurar la lealtad
y la seguridad de las clases gerenciales
y los trabajadores más privilegiados por
encima de las necesidades elementales
que plantea el analfabetismo masivo, la
privación médica y otras adversidades
de la pobreza. Ciertamente, estas reali-
dades no representan barreras insupe-
rablesparaeldesarrollo,peroesesencial
asegurarse de que las barreras supe-
rables sean efectivamente superadas.
Las injusticias que caracterizan al mun-
do contemporáneo están vinculadas es-
trechamente a un cúmulo de omisiones
que es preciso destacar, sobre todo en el
orden de los arreglos institucionales. En
mi libro Desarrollo como libertad (1999)
se señalan algunos problemas centrales.
Las políticas globales podrían desempe-
ñarunpapelimportanteeneldesarrollo
deinstitucionesnacionales(porejemplo,
apoyandolademocraciaylossistemasde
Aun cuando la operación de una economía de
mercado particular pueda ser significativamente
defectuosa, no hay manera de prescindir de las
instituciones del mercado en general como una
poderosa maquinaria de progreso económico.
TEMAS Y DEBATES Juiciossobrelaglobalización
perspectiva
número 258
saludyeducación),peroesprecisoexami-
nar de nuevo la consistencia de los mis-
mosarreglosinstitucionalesglobales.La
distribución de los beneficios en la eco-
nomía global depende, entre otras cosas,
delavariedaddearreglosinstitucionales
globales: los equilibrios en el comercio,
las iniciativas de salud pública, los inter-
cambios educativos, las facilidades para
diseminar tecnología, las restricciones
ambientalesyecológicasyeltratojustoa
las deudas acumuladas en el pasado por
regímenes militares y autoritarios irres-
ponsables.
A las omisiones que se necesita rec-
tificar, habría que agregar el serio pro-
blemadelas“constricciones”,asíseapor
unamínimaéticaglobal.Éstasincluyen
no sólo las restricciones comerciales, in-
eficientes e injustas, que limitan las ex-
portaciones del tercer al primer mundo,
sino leyes de patentes que inhiben la uti-
lización de medicamentos vitales –para
enfermedades como el sida– y restan in-
centivos para la investigación orientada
a desarrollar medicamentos de uso no
repetitivo(comolasvacunas).Setratade
temas que han sido discutidos exhausti-
vamente;sóloquierohacerhincapiéenla
maneraenqueformanpartedeunmode-
lo de arreglos depredadores que socavan
lo que podría ofrecer la globalización.
Otra de estas “constricciones” globa-
les–sobrelaquesehablapoco–,quecau-
samiseriayprivación,serelacionaconla
participacióndelaspotenciasmundiales
enelnegocioglobaldearmas.Esteesun
campoenelqueserequiereurgentemen-
te una iniciativa global que trascienda la
tarea–laimportantetarea–decombatirel
terrorismo. Las guerras locales y los con-
flictos militares, que tienen consecuen-
cias terribles y destructivas (sobre todo
para las economías de los países pobres),
se derivan no sólo de tensiones regiona-
les, sino del comercio global de armas.
El establishment mundial se halla firme-
menteancladoenestenegocio:juntos,los
países miembros del Consejo de Segu-
ridad de las Naciones Unidas realizaron,
entre 1996 y 2000, 81% del total de las
exportaciones mundiales de armas.
Los principales líderes mundiales,
queexpresanfrecuentementesufrustra-
ciónporla“irresponsabilidad”delaspro-
testasencontradelaglobalización,enca-
bezanalospaísesquehacenlasmayores
ganancias en este terrible negocio. En el
mismo período, los países del G-8 ven-
dieron 87% del total de las armas que se
exportaronenelmundoentero.Tansólo
lapartequevendióEstadosUnidoscreció
50%. De estas exportaciones, 68% fue-
rondestinadasapaísesdeltercermundo.
Las armas han sido –y siguen siendo–
empleadas con resultados sangrientos y
efectosdevastadoressobrelaeconomíay
la política de sociedades enteras. En cier-
tamanera,setratadelacontinuacióndel
papelquedesempeñaronlasgrandespo-
tencias en la génesis y el florecimiento
del militarismo político en África entre
los años sesenta y los ochenta, cuando la
GuerraFríasellevóacabo(comoenotras
partesdeltercermundo)enelcontinente
africano.Durantedécadas,losseñoresde
la guerra –Mobuto Sese Seko, Jonás Sa-
vimbiytantosotros–devastaronpolítica
y socialmente a las sociedades africanas
graciasalapoyodeEstadosUnidosysus
aliados, o de la Unión Soviética y los su-
yos.Laspotenciasmundialescargancon
unagraveresponsabilidadporhaberpro-
movido la subversión de la democracia
enÁfricayenotraspartesdelmundo.El
“pushing”dearmaslesconcedeunpapel
preponderanteenlosconflictosmilitares
locales. La reiterada negativa de Estados
Unidos para establecer un acuerdo míni-
moqueimpidalasventasilícitasincluso
de armas pequeñas (propuesto por el se-
cretariogeneraldelaONU,KofiAnnan),
ilustra las dificultades de este hecho.
A manera de conclusión: confundir glo-
balización con occidentalización no sólo
es un equívoco ahistórico, sino que dis-
traelaatencióndelosbeneficiospotencia-
lesquepuedenresultardelaintegración
global. La globalización es un proceso
histórico que ha ofrecido en el pasado
abundantes oportunidades y dividen-
dos visibles, y continúa haciéndolo hoy.
Laexistenciamismadelosbeneficiospo-
tencialesconviertealdilemadelajusticia
de su distribución en un asunto nodal.
El problema central no es la globaliza-
ción en sí, ni la utilización del mercado
encuantoinstitucióneconómica,sinola
desigualdadqueprevaleceenlosarreglos
globalesinstitucionales–locualproduce
asuvezunadistribucióndesigualdelos
dividendos de la globalización misma–.
La pregunta, por tanto, no reside en si
los pobres del mundo pueden obtener o
no algo del proceso de globalización, si-
no bajo qué condiciones pueden obtener
unaparterealmentejusta.Urgereformar
los acuerdos institucionales –en adición
a los nacionales– para erradicar los erro-
res que resultan tanto de las omisiones
como de las constricciones, que tienden
a reducir drásticamente las oportunida-
des de los pobres en todo el mundo. La
globalización merece una defensa razo-
nada, pero también requiere una refor-
ma razonable.
La globalización tiene mucho
que ofrecer. Sin embargo,
es preciso entender la
legitimidad de muchas
preguntas planteadas
por las protestas de los
globalifóbicos.

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Globalizacion

  • 1. perspectiva número 2 53 De laglobalizaciónsesueleafirmar confrecuenciaquesetratadeun procesodeoccidentalizacióndelmundo. Alrespectoparecehaberunacuerdotáci- to entre sus defensores y sus detractores. Aquellos que comparten una visión opti- mista,venenellaunacontribucióndela civilizaciónoccidentalalmundocontem- poráneo.Hayunahistoriahechaalame- dida de esta percepción, en la que todos los desarrollos esenciales se originaron enEuropa:primerofueelRenacimiento, después la Ilustración y la revolución in- dustrial,yporúltimoelaumentomasivo de los niveles de vida en Occidente. Hoy los grandes logros de Occidente se esta- ríandiseminandoportodoelorbe.Enes- tavisión,laglobalizaciónnosóloesbuena sinodeseable,unasuertedeobsequiode Occidentealmundo.Quienesdefienden estalecturadelahistoriasesuelenirritar porquelaglobalizaciónnosóloesvistaco- mo una maldición, sino que se le despre- Juiciossobrela globalización TEMAS Y DEBATES Equidad Amartya Sen Premio Nobel de Economía Laglobalizaciónimplicariesgos,perotambién,grandes oportunidadesparalasnacionesmenosdesarrolladas.
  • 2. perspectiva número 254 ciaeimpugnaporunmundomalagrade- cido. Vista desde la perspectiva opuesta, la dominación occidental –entendida a veces como una continuación del impe- rialismo occidental– es el malo de la pe- lícula.Enestapercepción,elcapitalismo contemporáneo, movido por la codicia y laavariciadelasnacionesoccidentalesde EuropayAméricadelNorte,haimpuesto reglasenlasrelacionescomercialesyglo- bales que menoscaban a los más pobres del mundo. La vindicación de diversas identidades no-occidentales –que se de- finenporlareligión(elfundamentalismo islámico), la geografía (los valores asiáti- cos) o la cultura (la glorificación de la éti- cadelconfucionismo)–nohahechomás queatizarelfuegodeestaconfrontación con Occidente. Pero ¿es la globalización realmente una nueva maldición occi- dental? De hecho, no es ni nueva ni ne- cesariamente occidental; tampoco cons- tituye una maldición. Durante miles de años, la globalización ha contribuido al progresodelmundoatravésdelosviajes, el comercio, la migración, las mutuas in- fluenciasculturalesyladiseminacióndel conocimientoyelsaber(incluyendoelde la ciencia y la tecnología). Hay casos en quelasinterrelacionesglobaleshansido esencialesparaeldesarrollodepaísesen- teros.Además,nosiemprehanresultado de la influencia occidental. Por el contra- rio,losagentesactivosdelaglobalización aparecen frecuentemente fuera del área de Occidente. Habría que considerar el mundo no haciael finaldelmilenio,sinoensusini- cios. En el año 1000 d. C., la expansión globaldelaciencia,latecnologíaylasma- temáticashabíancambiadolanaturaleza del Viejo Mundo, pero su diseminación se llevó a cabo en la dirección opuesta a la que observamos hoy. En el mundo delaño1000,laaltatecnologíaincluíael papel, la imprenta, el arco, la pólvora, la suspensión de puentes con cadenas de acero, el papalote, la brújula magnética y la rueda de molino. Todos estos instru- mentos eran comunes en China –y prác- ticamente desconocidos en otras partes del mundo–. La globalización los llevó a todo el orbe, incluyendo Europa. Un mo- vimiento similar ocurrió con la influen- cia de Oriente en las matemáticas occi- dentales. El sistema decimal surgió y se desarrolló en India entre la segunda y la sextacenturias;despuésfueutilizadopor los matemáticos árabes. Las innovacio- nesmatemáticasllegaronaEuropaenel últimocuartodelsigloX.Ahíempezaron a tener un impacto en los primeros años del último milenio, y desempeñaron un papel destacado en la revolución científi- caquetransformóaEuropa.Losagentes deesaglobalizaciónnofueroneuropeos niexclusivamenteoccidentales,tampoco estaban vinculados al dominio occiden- tal. De resistirse a la globalización de las matemáticas,lacienciaylatecnologíade aquéltiempo,Europahabríasidomucho máspobre–económica,culturalycientí- ficamente–.Hoyseaplicaelmismoprin- cipio, aunque en dirección contraria (de Occidente hacia Oriente). Rechazar la chas fronteras de la civilización occiden- tal.Lacivilizaciónglobalesunaherencia delmundoentero–ynosólodeuncatálo- godeculturaslocalesdispares–.Cuando una matemática moderna de Boston in- voca un algoritmo para resolver un com- plejoproblemacomputacional,talvezno sea consciente de que está celebrando al matemático árabe Mohammad Ibn Mu- sa-al-Khwarizmi, que vivió en la prime- ra mitad del siglo IX. (La palabra algorit- moprovienedelnombreAl-Khwarizmi). Existe una cadena de relaciones intelec- tuales que vinculan a las matemáticas y las ciencias occidentales con una serie depensadoresno-occidentales,entrelos cuales se halla Al-Khwarizmi. (El térmi- noálgebraprovienedesucélebretratado: Al-Jabrwa-al Muqabilah). Al-Khwarizmi, unodelostantospensadoresno-occiden- globalización de la ciencia y la tecnolo- gía porque representan la influencia y el imperialismooccidentales,nosólosigni- fica prescindir de contribuciones globa- les –provenientes de muchas partes del mundo– que se hallan sólidamente an- cladas en las así llamadas ciencia y tec- nología occidentales, sino que redunda en una práctica bastante estúpida, dada ladimensiónconlaqueelmundoentero puede beneficiarse de ellas. La herencia Al rechazar el diagnóstico de la globalización como un fenómeno cuyo origen es la quintaesencia de Oc- cidente, hay que sospechar no sólo de la retórica antioccidental, sino también de laxenofobiapro-occidental.Cierto:elRe- nacimiento,laIlustraciónylarevolución industrialfuerongrandeslogros–ytuvie- ron su sede principal en Europa y, des- pués, en Estados Unidos–. Pero su desa- rrollo se basó en la experiencia del resto del mundo, que no se reduce a las estre- talescuyostrabajosinfluyeronenelRena- cimientoeuropeoy,mástarde,enlaIlus- traciónylarevoluciónindustrial,merece el crédito por los logros asombrosos que ocurrieronenEuropayqueeuropeizaron a Estados Unidos. La idea de un origen occidental inmaculado es pura fantasía. Elprogresoglobaldelacienciaylatecno- logía no sólo no ha sido un fenómeno ex- clusivamente occidental, sino que mues- tradesarrollosglobalesesencialesenlos cuales Occidente ni siquiera aparece. La impresión del primer libro del mundo fue un evento esencialmente global. La tecnologíadelaimprentaesunlogroque debeatribuirseenteramentealoschinos. Peroelcontenidoprovinodeotrolugar.El primer libro impreso fue un tratado hin- dúensánscrito,traducidoalchinoporun hombre de origen medio turco. El libro, Vajracchedika Prajnaparamitasutra (que a veces se refiere como “El diamante su- tra”),esunviejotratadodebudismo.Fue vertidodelsánscritoalchinoenelsigloV Existen suficientes evidencias para mostrar que la economía global ha traído prosperidad a diversas regiones del planeta. Hace tan sólo algunos siglos, la pobreza dominaba al mundo entero, y la prosperidad se distribuía entre unas cuantas ínsulas. TEMAS Y DEBATES Juiciossobrelaglobalización
  • 3. perspectiva número 2 55 porKumarajiva,unacadémicodeorigen medio hindú y medio turco que vivió en laparteorientaldeTurkistánllamadaKu- cha,yquemástardeemigróaChina.Su primera impresión data de cuatro siglos después, en 468 d. C. Esta historia, que incluyeaChina,TurquíaeIndia,expresa una forma de globalización en la que Oc- cidente estuvo absolutamente ausente. Interdependencias Que la globaliza- ción de las ideas y las prácticas merece ser rechazada porque contiene la ame- naza de la occidentalización, es un diag- nósticoequivocadoquehadesempeñado un papel regresivo en el mundo colonial y poscolonial. Este rechazo propicia ten- dencias parroquiales y sabotea la objeti- vidad de la ciencia y del conocimiento. Dadaslasinteraccionesglobales,nosólo resultacontraproducente,sinoquepuede causar que las sociedades no-occidenta- les“semetanelpie”asímismas,incluso el valioso pie de la cultura. Considéresetansólolaresistenciaen Indiaalautilizacióndelasideasyloscon- ceptosoccidentalesenlascienciasyenlas matemáticas. En el siglo IX, este debate se transformó en una amplia controver- sia entre los defensores de la educación occidentalversuslosqueabogabanporla educación tradicional hindú. Los “occi- dentalizantes” no atribuían ningún mé- rito a la tradición hindú, como el dudoso ThomasBabingtonMacaulayquellegóa escribir:“Nuncamehetopadoentreellos [quienesabogabanporlatradiciónhindú] a quien pueda negar que un simple ana- quel de una buena biblioteca europea es más valioso que toda la literatura hindú yárabejuntas”.Enrespuesta,quienesde- fendíanlaeducaciónnativaseoponíana toda forma de influencia occidental. Sin embargo, ambos lados admitían la dico- tomía fundacional de dos civilizaciones dispares.Lasmatemáticaseuropeas,que usanconceptoscomoeldeseno,eranvis- tascomounaimportaciónpuramenteoc- cidentalalaIndia.Dehecho,elmatemáti- cohindúAryabatadesarrollóelconcepto de seno en su trabajo clásico sobre astro- nomíaymatemáticasenelaño499d.C. Lollamóporsunombreensánscrito:jya- ardha (literalmente: “medio arco”). Este término, que inicialmente fue reducido en sánscrito al de jya, se transformó en eljibaárabe,ymástardeeneldejaib,que significa “bahía o caleta”. En su Historia de las matemáticas, Howard Eves explica quehacia1150d.C.,GherardodeCremo- na, en su versión al latín, tradujo jaib co- mo sinus, palabra que corresponde a ba- híaocaleta.Esteeselorigendelconcepto modernodeseno.Eltérminohacerrado uncírculocompleto–comenzandoenla India, y de regreso–. Ver a la globalización como una sim- plecontinuacióndelimperialismodelas ideasylascreenciasoccidentales(talyco- mo lo sugiere esta retórica) es un grave y costoso error, de la misma manera que lo habría sido cualquier forma de resis- tencia europea a la influencia oriental a principios del milenio pasado. Sin duda hay aspectos de la globalización que se relacionan con el imperialismo (la histo- ria de las conquistas, el colonialismo y la dominación extranjera), y las explicacio- nesposcolonialesdelmundonodejande tener su mérito. Pero sería del todo equi- vocado entender a la globalización como unrasgopuramentedelimperialismo.Es algo más que eso. La distribución de las pérdidas y las gananciaseconómicasproducidasporla globalizaciónplanteaunapreguntaente- ramente distinta, y debe ser examinado comountemadeextraordinariarelevan- cia. Existen suficientes evidencias para mostrarquelaeconomíaglobalhatraído prosperidadadiversasregionesdelplane- ta.Hacetansóloalgunossiglos,lapobre- za dominaba al mundo entero, y la pros- peridadsedistribuíaentreunascuantas ínsulas. Las interrelaciones económicas extensivas y la tecnología moderna han sido –y seguirán siendo– decisivas para superar esta penuria. Lo que sucedió en Europa, Estados Unidos, Japón y el Leja- noOrientecontieneunmensajeesencial para todas las regiones del mundo, y no se puede entender la naturaleza actual de la globalización sin antes admitir los frutosproducidosporlasrelacionesdela economía global. Essimplementeimposiblerevertirla penuria económica de los pobres a lo lar- go y ancho del mundo, manteniéndolos almargendelosavancesdelatecnología contemporánea,laprobadaeficienciadel intercambio y el comercio internaciona- lesylosbeneficiossocialesyeconómicos que se derivan de una sociedad abierta. El problema central reside en cómo ha- cer uso de las ventajas que encierran el intercambioeconómicoyelprogresotec- nológico,detalmaneraquelaatenciónse centreenlosinteresesdelosexplotadosy losmarginados.Estaes,amientender,la preguntaqueemergedelosasíllamados movimientos globalifóbicos. El reto principal se relaciona con la inequidad –tanto internacional como intranacional–. Las desigualdades son múltiples: disparidades en el bienestar, severas asimetrías en los equilibrios de poderyoportunidadespolíticas,sociales yeconómicasdecrecientes.Otrapregun- tanodalserefierealadistribucióndelas gananciaspotencialesdelaglobalización –tanto entre países ricos y pobres como entre los diferentes grupos sociales de
  • 4. perspectiva número 256 un mismo país–. No basta entender que lospobresentodoelmundorequierenla globalización tanto como los ricos; tam- bién es preciso asegurar que obtengan de ella lo que necesitan. Para abogar por la globalización se requerirían reformas institucionales masivas; también, más claridad en la formulación de las pre- guntas sobre el tema de la distribución. Por ejemplo, con frecuencia se afirma que los ricos se están haciendo más ri- cos, y que los pobres, más pobres. Pero estefenómenonosucededemanerauni- forme, incluso si aceptamos que existen casos donde acontece en realidad. Todo depende de la región y del grupo que eli- jamos, así como de los indicadores de la prosperidad económica. Pero el intento de fustigar a la globalización económi- ca con esta precaria argumentación pro- duce una crítica peculiarmente frágil. Los apologistas de la globalización argu- mentanquelospobresqueparticipanen el comercio y el intercambio internacio- nalessevuelvenmenospobres.Ergo–se- gúnesteartilugio–:laglobalizaciónnoes injusta para los pobres. Ellos también se benefician. Si se acepta la relevancia de estapregunta,todoeldebategiraentorno a cuál de los lados tiene la razón en esta disputaempírica.¿Peroesesteelcampo de batalla real? Creo que no. NegociaciónyjusticiaAunsilospobres se hicieran un poco más ricos, esto no implicaríaqueobtuvieranunapartemás justadelosbeneficiospotencialesqueen- cierran las relaciones globales económi- cas.Notienemuchosentidopreguntarse si las desigualdades marginales interna- cionales han crecido o decrecido. No es necesario demostrar que la desigualdad masiva o la injusticia distributiva están creciendo,pararebelarsecontralapobre- zaylasdesigualdadeslacerantes–opara protestarcontralainjustadistribuciónde beneficiosdelacooperaciónglobal–que caracterizan al mundo contemporáneo. Todo esto es un asunto aparte. Las ganancias que se derivan de la cooperación pueden redundar en órde- nesmuydisímbolos.Hacemásdemedio siglo,JohnNash,matemáticodelateoría delosjuegos,reflexionó(en“Elproblema de la negociación”, publicado en Econo- que los partícipes se benefician más en ausenciadecooperación.Enrealidad,se trata de la elección entre estas alternati- vas. Por ejemplo, para argumentar que un arreglo familiar sexista y desigual es particularmente injusto, no se hace ne- cesario demostrar que las mujeres resul- tarían comparativamente más beneficia- das si no existiera la familia, sino que la distribución de los beneficios es simple- mente desigual bajo ese arreglo. Antes que la justicia entre los géneros se con- virtieraenunapreocupacióngeneral(tal y como ha sucedido en décadas recien- tes), abundaban los intentos de evadir el tema (de la injusticia en el orden fami- liar) argumentando que si las mujeres creyeran que ciertos arreglos familiares les son injustos no necesitarían vivir en familia. También se acostumbraba afir- mar que los arreglos familiares existen- tesnopodíanserinjustossiloshombres ylasmujeresvivíanenfamilia.Peroaun si se admite que tanto las mujeres como los hombres puedan obtener beneficios al vivir en familia, la pregunta de la justi- cia distribucional queda sin resolver. En principio,existendiversosarreglosfami- liares –comparados con la total ausencia deunsistemafamiliar–quecumplencon el requisito de satisfacer las necesidades tanto de hombres como de mujeres. El verdaderoproblemaresideenquétanjus- tamentesedistribuyenlosbeneficiosen cada uno de los respectivos arreglos. Delamismamanera,esinútilrebatir la crítica de que el sistema global es in- justo respondiendo que incluso los más pobres obtienen algo de las interrelacio- nes globales; o que no se vuelven más pobres necesariamente. Esta respues- ta puede ser o no la equivocada, pero la pregunta sin duda lo es. El problema no es si los pobres se están haciendo margi- nalmentemáspobresoricos;tampocosi obtuviesen mayores beneficios en caso de que se excluyeran a sí mismos de las interacciones globales. Insisto: el tema central es la distribución de los dividen- dosqueresultandelaglobalización.Esta es la razón por la cual muchas de las pro- testasencontradelaglobalización,cuyo propósitoconsisteenpropiciarunmejor arreglo para los marginados en la econo- mía mundial, no tienen un carácter “an- ¿Es la globalización realmente una nueva maldición occidental? De hecho, no es ni nueva ni necesariamente occidental; tampoco constituye una maldición. métrica en 1950 y citado, entre otros es- critos, por la Real Academia de Ciencias cuandoNashobtuvoelPremioNobelde Economía) sobre el hecho de que no se trata de saber si algún acuerdo particu- lar puede resultar mejor que si no hubie- ra cooperación alguna, sino de la distri- bución justa de los dividendos. Es inútil refutar la crítica de que tal o cual arreglo distribucional es más injusto aduciendo TEMAS Y DEBATES Juiciossobrelaglobalización
  • 5. perspectiva número 2 57 tiglobalizante”–contrariamentealoque dicta su propia retórica y a las concepcio- nesqueselessuelenatribuir–.Lamisma razón por la cual no existe ninguna con- tradicción en el hecho de que las así lla- madas protestas globalifóbicas se hayan convertido en los eventos más globaliza- dos del mundo contemporáneo. ¿Será posible realmente que es- tos grupos dispersos puedan arran- car un mejor trato a la economía globalizada tomando en cuenta la eco- nomía de mercado? La respuesta es: sí. Los usos de la economía de mercado son compatibles con diversas formas de pro- piedad, la distribución heterogénea de recursos y con diferentes normas de ope- ración(comolasleyesdepatentesylasre- nocimiento de este hecho apenas inicia la discusión sobre las condiciones de los mercados globales. En las relaciones globales, la econo- mía de mercado no funciona por sí mis- ma. Más aún: ni siquiera puede operar porsímismaenunpaísdado.Nosólose tratadelhechodequeunsistemademer- cado puede generar muy diversos resul- tados en función de las condiciones que hacenposiblesuexistencia(talescomola distribucióndelosrecursosnaturales,el desarrollo de los recursos humanos, las normas empresariales, los niveles de se- guridad social, etcétera). Estas condicio- nes de existencia dependen a su vez de instituciones políticas, económicas y so- ciales que operan en los ámbitos nacio- zan al mundo contemporáneo, y que de- finenalaeconomíaglobalensuconjunto. Al capitalismo global le preocupa mu- cho más la expansión de las relaciones demercadoque,digamos,lademocracia, la educación elemental o las oportunida- des sociales de los sectores subalternos. Si es evidente que la globalización de los mercados,vistaensímisma,suponeuna perspectiva inadecuada para abordar el problema de la prosperidad económica, se necesita ir más allá de las prioridades queproduceelpropiocapitalismoglobal. ComoalgunavezlodijoGeorgeSoros,los inversionistas internacionales prefieren trabajar con autocracias altamente regi- mentadas que con democracias repletas deactivismoymenosregimentadas;yes- gulacionesantimonopólicas).Enfunción deestascondiciones,laeconomíademer- cadopuedegenerarunagamadeprecios, diversos arreglos comerciales, distintas formasdedistribucióndelingresoo,para hablarentérminosgenerales,diferentes resultados.Lascondicionesqueprivanen losámbitosdelaseguridadsocialyotras formas de intervención pública pueden modificarsustancialmentelosresultados delprocesodelmercado,yensuconjunto pueden disminuir la polarización de los niveles de pobreza y desigualdad. La pregunta central no reside en ha- cer o no frente a la economía de merca- do. Esta pregunta, vaga en sí, es fácil de responder, porque es difícil lograr cier- ta prosperidad económica sin recurrir a las oportunidades de intercambio y es- pecialización que ofrecen las relaciones de mercado. Aun cuando la operación de una economía de mercado particu- lar pueda ser significativamente defec- tuosa, no hay manera de prescindir de lasinstitucionesdelmercadoengeneral como una poderosa maquinaria de pro- greso económico. Sin embargo, el reco- nalyglobal.Elpapeldecisivodelmercado norestarelevanciaalpapelquedesempe- ñanlasotrasinstituciones,inclusoenlos términos de la propia economía de mer- cado. Múltiples estudios empíricos han demostrado que los resultados del mer- cado dependen esencialmente de las po- líticaseneducación,salud,reformaagra- ria, microcrédito, etcétera. En cada uno de estos campos todavía hay trabajo por hacer, para que la acción pública pueda transformarelresultadodelasrelaciones económicas locales y globales. InstitucionesydesigualdadLaglobali- zación tiene mucho que ofrecer. Sin em- bargo, incluso si se acepta esto, es pre- ciso entender la legitimidad de muchas preguntasplanteadasporlasprotestasde los globalifóbicos. Tal vez compartan un diagnósticoequivocadoacercadelospro- blemas principales (que no se hallan en laglobalizaciónensí),perolaspreocupa- ciones éticas y humanas que preceden a estas preguntas requieren una reflexión rigurosa sobre los arreglos instituciona- les globales y nacionales que caracteri- to tiene una influencia regresiva sobre las posibilidades de un desarrollo más igualitario. Los consorcios multinacio- nales pueden ejercer su influencia so- bre el gasto público de países del tercer mundo con el fin de asegurar la lealtad y la seguridad de las clases gerenciales y los trabajadores más privilegiados por encima de las necesidades elementales que plantea el analfabetismo masivo, la privación médica y otras adversidades de la pobreza. Ciertamente, estas reali- dades no representan barreras insupe- rablesparaeldesarrollo,peroesesencial asegurarse de que las barreras supe- rables sean efectivamente superadas. Las injusticias que caracterizan al mun- do contemporáneo están vinculadas es- trechamente a un cúmulo de omisiones que es preciso destacar, sobre todo en el orden de los arreglos institucionales. En mi libro Desarrollo como libertad (1999) se señalan algunos problemas centrales. Las políticas globales podrían desempe- ñarunpapelimportanteeneldesarrollo deinstitucionesnacionales(porejemplo, apoyandolademocraciaylossistemasde Aun cuando la operación de una economía de mercado particular pueda ser significativamente defectuosa, no hay manera de prescindir de las instituciones del mercado en general como una poderosa maquinaria de progreso económico.
  • 6. TEMAS Y DEBATES Juiciossobrelaglobalización perspectiva número 258 saludyeducación),peroesprecisoexami- nar de nuevo la consistencia de los mis- mosarreglosinstitucionalesglobales.La distribución de los beneficios en la eco- nomía global depende, entre otras cosas, delavariedaddearreglosinstitucionales globales: los equilibrios en el comercio, las iniciativas de salud pública, los inter- cambios educativos, las facilidades para diseminar tecnología, las restricciones ambientalesyecológicasyeltratojustoa las deudas acumuladas en el pasado por regímenes militares y autoritarios irres- ponsables. A las omisiones que se necesita rec- tificar, habría que agregar el serio pro- blemadelas“constricciones”,asíseapor unamínimaéticaglobal.Éstasincluyen no sólo las restricciones comerciales, in- eficientes e injustas, que limitan las ex- portaciones del tercer al primer mundo, sino leyes de patentes que inhiben la uti- lización de medicamentos vitales –para enfermedades como el sida– y restan in- centivos para la investigación orientada a desarrollar medicamentos de uso no repetitivo(comolasvacunas).Setratade temas que han sido discutidos exhausti- vamente;sóloquierohacerhincapiéenla maneraenqueformanpartedeunmode- lo de arreglos depredadores que socavan lo que podría ofrecer la globalización. Otra de estas “constricciones” globa- les–sobrelaquesehablapoco–,quecau- samiseriayprivación,serelacionaconla participacióndelaspotenciasmundiales enelnegocioglobaldearmas.Esteesun campoenelqueserequiereurgentemen- te una iniciativa global que trascienda la tarea–laimportantetarea–decombatirel terrorismo. Las guerras locales y los con- flictos militares, que tienen consecuen- cias terribles y destructivas (sobre todo para las economías de los países pobres), se derivan no sólo de tensiones regiona- les, sino del comercio global de armas. El establishment mundial se halla firme- menteancladoenestenegocio:juntos,los países miembros del Consejo de Segu- ridad de las Naciones Unidas realizaron, entre 1996 y 2000, 81% del total de las exportaciones mundiales de armas. Los principales líderes mundiales, queexpresanfrecuentementesufrustra- ciónporla“irresponsabilidad”delaspro- testasencontradelaglobalización,enca- bezanalospaísesquehacenlasmayores ganancias en este terrible negocio. En el mismo período, los países del G-8 ven- dieron 87% del total de las armas que se exportaronenelmundoentero.Tansólo lapartequevendióEstadosUnidoscreció 50%. De estas exportaciones, 68% fue- rondestinadasapaísesdeltercermundo. Las armas han sido –y siguen siendo– empleadas con resultados sangrientos y efectosdevastadoressobrelaeconomíay la política de sociedades enteras. En cier- tamanera,setratadelacontinuacióndel papelquedesempeñaronlasgrandespo- tencias en la génesis y el florecimiento del militarismo político en África entre los años sesenta y los ochenta, cuando la GuerraFríasellevóacabo(comoenotras partesdeltercermundo)enelcontinente africano.Durantedécadas,losseñoresde la guerra –Mobuto Sese Seko, Jonás Sa- vimbiytantosotros–devastaronpolítica y socialmente a las sociedades africanas graciasalapoyodeEstadosUnidosysus aliados, o de la Unión Soviética y los su- yos.Laspotenciasmundialescargancon unagraveresponsabilidadporhaberpro- movido la subversión de la democracia enÁfricayenotraspartesdelmundo.El “pushing”dearmaslesconcedeunpapel preponderanteenlosconflictosmilitares locales. La reiterada negativa de Estados Unidos para establecer un acuerdo míni- moqueimpidalasventasilícitasincluso de armas pequeñas (propuesto por el se- cretariogeneraldelaONU,KofiAnnan), ilustra las dificultades de este hecho. A manera de conclusión: confundir glo- balización con occidentalización no sólo es un equívoco ahistórico, sino que dis- traelaatencióndelosbeneficiospotencia- lesquepuedenresultardelaintegración global. La globalización es un proceso histórico que ha ofrecido en el pasado abundantes oportunidades y dividen- dos visibles, y continúa haciéndolo hoy. Laexistenciamismadelosbeneficiospo- tencialesconviertealdilemadelajusticia de su distribución en un asunto nodal. El problema central no es la globaliza- ción en sí, ni la utilización del mercado encuantoinstitucióneconómica,sinola desigualdadqueprevaleceenlosarreglos globalesinstitucionales–locualproduce asuvezunadistribucióndesigualdelos dividendos de la globalización misma–. La pregunta, por tanto, no reside en si los pobres del mundo pueden obtener o no algo del proceso de globalización, si- no bajo qué condiciones pueden obtener unaparterealmentejusta.Urgereformar los acuerdos institucionales –en adición a los nacionales– para erradicar los erro- res que resultan tanto de las omisiones como de las constricciones, que tienden a reducir drásticamente las oportunida- des de los pobres en todo el mundo. La globalización merece una defensa razo- nada, pero también requiere una refor- ma razonable. La globalización tiene mucho que ofrecer. Sin embargo, es preciso entender la legitimidad de muchas preguntas planteadas por las protestas de los globalifóbicos.