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PARTE 3
EL SIGLO XVIII
LA ÉPOCA DE LA ILUSTRACIÓN
HACIA LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN
SIGLO XVIII
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TEMA 12
LA EXPANSIÓN DEL SIGLO XVIII
1. LOS DISTINTOS RITMOS DEMOGRÁFICOS
El número de hombres fue considerado por los políticos europeos del s. XVIII como elemento básico
de toda política de progreso. Se ponía en relación el número de habitantes con la realidad econó-
mica. Este tema fue el central de numerosos escritores económicos y políticos del siglo.
El aumento de los habitantes valoraba el acierto o no de la política seguida, pues había que vincular el
mayor número de hombres a la capacidad productiva. Esto fue la directriz básica de la política ilustrada.
1.1. El crecimiento demográfico
Aunque el crecimiento de la población durante el s. XVIII es mayor, no es adecuada la utilización del tér-
mino “primera revolución demográfica”, pues la sociedad todavía soportaba muchos de los factores que
caracterizaban el “ciclo demográfico antiguo”, que seguía limitando el horizonte vital de los europeos:
• Alta mortalidad infantil.
• Fuerte incidencia de enfermedades de origen desconocido.
• Elevada natalidad.
• Alimentación precaria.
No obstante, algunas modificaciones duraderas aunque modestas, en los comportamientos demo-
gráficos, permiten considerar al Setecientos como un periodo de transición hacia el régimen demo-
gráfico contemporáneo, caracterizado por:
• Notable descenso de la mortalidad en los grupos inferiores de la pirámide de edad.
• Reducción significativa de la subalimentación crónica.
• Avances médicos que descubrieron la etiología de muchas enfermedades.
El triunfo de los comportamientos demográficos contemporáneos no se produjo hasta bien entrado
el s XIX.
Las estimaciones globales que se hacen de la población europea, y sobre todo de la extraeuropea,
son aproximadas, pues se tardaron en hacer censos. Suecia fue la pionera en realizar estadísticas
mensuales de bautismo y defunciones (1720). Su ejemplo lo siguieron otras monarquías: María
Teresa de Austria realizó un censo en Lombardía austriaca en 1768, en España se hizo el Censo de
Floridablanca en 1787, para evaluar no sólo la demografía, sino también los datos económicos y
sociales. En Inglaterra y Francia no se efectuaron censos hasta 1801.
Aunque los recuentos oficiales quedaron circunscritos a determinados países, hubo intentos priva-
dos, llevados a cabo por ilustrados entusiastas, que se convirtieron en precursores de la ciencia demo-
gráfica: el deán de la catedral de Berlín efectuó trabajos en Prusia, el abate Expilly trabajó a lo largo
del reinado de Luis XVI, y los recopiló en un Diccionario.
Los registros parroquiales son la fuente privilegiada de la época preestadística, pero los resultados de
las parroquias donde se conservan, están limitados al pequeño ámbito de la comunidad parroquial.
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Por todo esto, las cifras de población europea del s XVIII son aproximadas:
• Al inicio del s XVIII la población estaba en torno a los 115 millones de habitantes.
• A final del s XVIII, la población se estima en 190 millones.
Esto supone un incremento del 65%.
1.2. Los distintos ritmos demográficos
El crecimiento demográfico europeo no fue uniforme, cada país tenía un comportamiento peculiar,
pero además la economía y la sociedad eran durante el s XVIII más locales o regionales que naciona-
les, por lo que la historia de las poblaciones se ajusto a ésto. Además no se puede establecer un nexo
mecánico entre incremento demográfico y desarrollo económico.
En Inglaterra hay un importante auge demográfico, acelerado a partir de 1750 con el inicio de la
Revolución Industrial, a cuyo amparo se produjeron cambios en la distribución de la población, y de
la conducta demográfica. Inglaterra y Gales tuvieron un crecimiento del 58,6%. Sus causas se ven de
forma distinta según los distintos historiadores:
• Incremento de la natalidad a finales del siglo.
• Descenso de la mortalidad, gracias a la mejor alimentación, la mayor preocupación de las autori-
dades por la salubridad, los avances de la medicina y las mejores expectativas vitales.
• Las tesis más creíbles dicen que la mejora en el nivel medio de ingresos netos de los ingleses, alen-
tó a contraer matrimonio en edades más tempranas, y en consecuencia hubo un aumento notable
de la natalidad.
Francia era el país más poblado de Europa a inicios del s XVIII, con 22 millones de habitantes. Sin
embargo esa superioridad demográfica se atenúo a lo largo del siglo, contando con 29 millones en
1800. Las diferencias regionales eran grandes, pues en Normandía el crecimiento fue de un 15%,
mientras que en Alsacia de un 100%. Parece ser que ésto se debe a dos circunstancias:
• El escaso desarrollo de la economía francesa, pues había una fuerte desproporción entre población
y trabajo, un bajo nivel de salarios reales, y una gran crisis cerealista.
• El carácter de su propio régimen demográfico, pues aunque había una alta fecundidad, la edad de
casarse era relativamente elevada. Además había mucho celibato femenino.
También España hay un despegue demográfico, tras el paréntesis pasajero de la Guerra de Sucesión,
la tendencia alcista iniciada a fines del s XVII, prosiguió con fuerza durante la primera mitad del s
XVIII, pero fue perdiendo impulso al avanzar la segunda mitad del siglo. El crecimiento no fue uni-
forme, sino con importantes contrastes regionales, entre el más tímido de Galicia y la cornisa cantá-
brica, y las más dinámicas del litoral mediterráneo:
• Galicia y Asturias, habían tenido un crecimiento demográfico en el s XVIII, por la introducción del
maíz, lo que hizo que llegaran al s XVIII con una de las densidades más elevadas del país, muy acu-
sada en el litoral, saturado de población. Pero la dificultad de un crecimiento de los recursos blo-
queó el crecimiento demográfico, por lo que hubo una emigración hacia Madrid, Andalucía y
América, además de un matrimonio tardío, y una tendencia al celibato definitivo para paliar la pre-
sión de una población que había crecido por encima de los recursos.
• Vascongadas, le pasa lo mismo que a Galicia y a Asturias, pero de forma más tardía, y menos acusada.
• Litoral Mediterráneo: Murcia, Valencia y Cataluña verán aumentar mucho su población.
• Andalucía tuvo un tímido crecimiento, mayor en su parte oriental, y más acelerado en la primera
mitad del siglo.
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• Castilla la Vieja y León, inician su crecimiento transcurrido el primer cuarto de siglo.
• Extremadura mantiene un crecimiento muy moderado, y con estancamiento en las últimas décadas.
Italia tiene un comportamiento similar al español. Pasó a lo largo del siglo de 13ª 18 millones, con mayor
incremento en la primera mitad del siglo, y diferencias regionales muy marcadas: la Italia septentrional,
económicamente más desarrollada, tuvo un crecimiento menor que la Italia meridional o insular.
El este y norte de Europa tuvieron un rápido crecimiento, pues gracias a la tierra abundante, y a la
escasez de la mano de obra, se estimuló a la colonización en territorios orientales de Prusia, llegan-
do gentes de diversas procedencias y con distintas motivaciones:
• Desde Austria a causa de la persecución religiosa.
• Desde Polonia por las guerras.
• Desde el sur de Alemania por la sobrepoblación.
• Desde Sajonia por el hambre.
Además, el crecimiento de la población prusiana se vio favorecido por una disminución de la edad
matrimonial, y un ligero descenso de las tasas de mortalidad.
En Rusia hubo grandes índices de crecimiento, consecuencia de los repartos de Polonia, y de la inten-
sa colonización de las regiones nuevas puestas en cultivo, en el Bajo Volga, los Urales y en Ucrania.
En América del Norte, la población pasó de 300.000 a 5 millones.
1.3. La mortalidad
El s. XVIII conoció un leve descenso de la mortalidad, pero sólo en el ámbito de la mortalidad extraor-
dinaria, que afectó con menos violencia que en siglos anteriores, aunque siguió habiéndola cuando
se producían años consecutivos de malas cosechas.
La mortalidad ordinaria siguió siendo elevada, sin que la infantil conociera cambio alguno hasta bien
entrado el s. XIX.
Hubo factores positivos:
• Desaparición de la peste en Europa occidental.
• Discretos progresos médicos y de salubridad.
• Incidencia menos catastrófica de las carestías.
• Mejora de la dieta alimenticia.
Aunque la peste desapareció, otras enfermedades infecciosas, para las que se desconocía una tera-
pia eficaz, siguieron causando una elevada mortalidad: el tifus (debido a la falta de higiene en el
agua potable, y de un tratamiento adecuado de las aguas residuales), la tos ferina, el sarampión, la
difteria, la disentería o la tuberculosis.
La mejora de la higiene fue escasa, por lo que las enfermedades propagadas por la picadura de pio-
jos, pulgas o mosquitos, no sufrieron un descenso significativo. Si hubo una preocupación por la
mejora de la higiene en Francia, Inglaterra y España, donde se redactaron planes urbanísticos en los
que se pavimentaban las calles, se construían redes de alcantarillado, y se aumentaba la ventilación
de las viviendas.
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Las mejoras de la medicina fueron escasas. Se trabajó contra la viruela, y gracias al médico inglés
Jenner, se descubrió la vacuna.
La oferta alimentaria mejoró gracias a la extensión de las roturaciones, la introducción de nuevos
cultivos y la mejora de la red de transporte. El cereal siguió siendo el producto básico de la dieta
europea. Irrumpieron en la alimentación la patata y el maíz.
El desarrollo de las comunicaciones y de los canales de distribución, contribuyó a que las crisis de subsis-
tencia y las carestías, quedaran limitadas a situaciones de penuria, sin el tinte catastrófico del pasado.
1.4. La natalidad
Los elementos preventivos que frenaban la natalidad, como el celibato o la edad elevada de las
mujeres al contraer matrimonio, quedando mitigados cuando había amplias disponibilidades de tra-
bajo o medios de producción. Al contrario, donde la tierra escaseaba, las posibilidades de acceder a
la propiedad eran reducidas y existía una fuerte densidad, los estímulos para crear una familia eran
menores, aumentaba la edad en que se contraían las primera nupcias, y como consecuencia se redu-
cía la natalidad.
Otro motivo puede ser la existencia o no de prácticas anticonceptivas en el s XVIII y su incidencia
sobre la fecundidad. La Iglesia consideraba a la familia como una institución natural cuya función
esencial debía ser procreadora, por lo que estimulaba a engendrar en el seno del matrimonio, un
número ilimitado de hijos, sin hacer consideraciones a requisitos de índole económico.
El contexto cultural y socioeconómico en el que se insertaba el sistema familiar tenía un papel no
menos importante. Por ejemplo en Cataluña, había un derecho privado, debido al afán secular de la
sociedad catalana de querer perpetuar el patrimonio familiar. Ésto motivaría que el hereu se casara
a edad temprana, al mismo tiempo que las dificultades para ofrecer una buena dote, o los escasos
recursos de los hijos segundones, alentaban la abstención matrimonial y el ingreso en religión.
Se piensa que ya en el s XVIII las motivaciones socioeconómicas, afectaron a las motivaciones mora-
les basadas en la fecundidad natural. Se ve en algunos lugares un descenso de la natalidad desde la
segunda mitad del s XVIII, estimándose como causa una posible secularización del matrimonio, y una
difusión de prácticas anticonceptivas, lo cual es considerado como prueba de modernidad.
2. LA TRANSFORMACIÓN DE LA ECONOMÍA: NUEVAS CIRCUNSTANCIASY POSIBILIDADES
En el ámbito de la economía el s. XVIII marcará una frontera. En sus inicios se está aun en plena
época mercantilismo, al final, se ha esbozado la Revolución Industrial, y se camina en casi todas par-
tes hacia un sistema capitalista pleno.
La vida económica cambió en la medida en que lo hiceron los demás aspectos sociales y políticos,
especialmente la mentalidad. La consecuencia fue el aumento de los niveles productivos y las rela-
ciones de mercado.
La economía tradicional lucha por sobrevivir, con lo que hay tensiones que desembocarán en revo-
luciones, tanto polítcas como económicas. La renovación provocará una transformación en la vida
económica.
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3. UNA REFLEXIÓN SOBRE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL [RI]
La Revolución Industrial es un proceso de crecimiento económico, que se identifica con toda la eco-
nomía del s XVIII. El factory sistem, fue su manifestación externa más clara, en la medida en que la
RI permitió una nueva organización económica.
No es un proceso que tenga una sola causa, sino muchas, que se entrelazan y superponen cronoló-
gicamente.
Es un fenómeno de generación de rentas que permiten satisfacer necesidades crecientes. Por lo
tanto, se basa en el aumento de la demanda, en íntima conexión con las posibilidades de aumentar
la producción.
La RI se produjo por primera vez en Inglaterra, apareciendo sus manifestaciones en las dos últimas
décadas del s XVII. Su nombre va unido a la fuerte transformación que se produjo en las formas
industriales, pero éstas dependieron de otros muchos factores (compradores y comerciantes, empre-
sarios y obreros, agricultura productiva, flujos financieros, etc.), que tuvieron que desarrollarse
mucho antes, para que se pudiera pasar al aumento del capital fijo, a la mecanización y a la produc-
ción en serie que supone el factory sistem.
Inglaterra tenía ventajas con respecto a los países del continente:
• Una tradicional mejor definición de los derechos de propiedad en industria y comercia, que facili-
taba las expectativas reales de ganancia.
• Una mentalidad comercial más abierta, ya que los segundones aristocráticos quedaban fuera de la
herencia de la propiedad de la tierra.
• Un mercado interno sin barreras, que pronto se extendió a su imperio colonial, en cuyo seno los
súbditos ingleses operaban con total libertad.
• Hasta finales del s XVII, Inglaterra no tuvo interés por influir en la política internacional de la que
además estaba físicamente alejada, por lo que todas las fuerzas nacionales se orientaron al des-
arrollo mercantil, sin monopolios, ni restricciones.
Los países del continente tenían muchas diferencias con Inglaterra:
• La estructura social orientaba los esfuerzos hacia la actividad más rentable, la de propietario ren-
tista, mientras que los gobiernos, acuciados por sus objetivos políticos, crean un marco legal que
facilita la inversión en deuda pública.
• La industria y el comercio no son suficientemente deseados y atendidos, incluso para muchos sec-
tores son despreciados, porque no llevan directamente al deseado estatus nobiliar, el más renta-
ble, y no imposible de conseguir.
En Inglaterra, es más fácil la RI, pues las dos revoluciones políticas del s XVII, alejaron el absolutismo
político, el autoritarismo y la arbitrariedad en muchas instancias sociales y económicas. En ésto
Inglaterra sacó al menos un siglo de ventaja a Francia.
Al llegar el s XVIII, Inglaterra, con un escenario preparado, va a poder sacar más ventajas que otros
a las condiciones favorables del momento, por lo que alcanzará techos más altos:
• Primera fase: se desarrolla la producción agrícola y de la industria tradicional, y además hay un des-
arrollo de los servicios comerciales y financieros.
• Segunda fase: Fase de mecanización y transformación de las estructuras productivas.
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Los procesos están enlazados unos a otros, reforzándose e impulsándose mutuamente: despegue
hacia el crecimiento autosostenido (es decir, que el sistema se autoalimenta).
En realidad, no hubo propiamente una revolución, sino que hubo cambios muy importantes a lo
largo de mucho tiempo, aunque a finales del s XVIII se produjo una aceleración del proceso.
4. LA DISPONIBILIDAD DE METALESPRECIOSOS Y EL MUNDO FINANCIERO
Durante el s. XVIII, la gran cantidad de metal precioso disponible en Europa en el s. XVIII, permitió
la a abundancia del dinero necesario para el crecimiento económico. A comienzos del s. XVIII la pro-
ducción de la América española, sufrió un frenazo, que fue compensado con la producción de oro
en Brasil, con lo que hacia mediados de siglo, se alcanzan máximos históricos, gracias también a la
renovación en la aportación de plata mejicana.
Durante casi todo el siglo, el oro portugués benefició a Gran Bretaña, y el metal español, favoreció
la recuperación de su monarquía. A finales del siglo las grandes cantidades además de contribuir a
la inflación del momento, acabaron beneficiando a las potencias del norte de Europa, ya que España
no pudo controlar los flujos metálicos por su retraso industrial, mercantil y financiero, a pesar de los
avances realizados. España mostró su mayor debilidad política internacional, precisamente cuando
más dinero disponible había en el mercado.
La abundancia de metales tuvo un efecto notable en la situación monetaria: la estabilidad, que dura-
rá hasta la década de 1780, en que algunos países sufrirán una grave inflación unida a una tenden-
cia al aumento de los gastos estatales y de los impuestos.
5. EL FINAL DE LA CRISIS
Los años peores de la crisis se superan hacia 1670-1680, y se notan tendencias que se mantendrán
hasta aproximadamente 1730.
• Empieza a haber un mantenimiento de los precios internacionales, que se opone a la baja anterior,
y que preludia el nuevo ciclo de alza.
• Van cambiando las estructuras mercantiles. Por ejemplo las compañías de comercio, sin dejar de ser
importantes, van dejando paso a las empresas privadas, sin monopolios estatales.
• Hay una recuperación de la población, que hace que aumente la demanda. Demanda que no
hubiera podido hacerse efectiva sin medios de pago.
6. UN MUNDO MÁS AMPLIO Y MEJOR COMUNICADO
A partir de 1670-1680 se reanuda la pasión por los viajes de descubrimiento que habían cesado en
los años anteriores. Entre estos años y 1720 se desarrollan las grandes expediciones de franceses en
ingleses en Norteamérica en busca de lso Grandes Lagos, el Mississippi, la Luisiana, y hacia el oeste
en general, donde se encontrarán con las regiones ya exploradas por los españoles. No hubo gran
colonización, pero si aumentó el comercio, sobre todo de pieles.
En esta época, los rusos exploraron la Siberia oriental llegando al continente americano por el otro
extremo.
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Progresa la colonización en los lugares ya conocidos, extendiendo su influencia a las tierras del interior:
expansión de la Nueva España hacia California, y hacia el interior de Venezuela, Colombia o Brasil.
Los ingleses establecen nuevas colonias en Norteamérica (las Carolinas, Georgia), y los españoles
colonizarán Argentina.
El Pacífico también será objeto de curiosidad por interés científico, y por deseo de encontrar nuevos
productos y mercados: Tahití, islas Salomón y las Hébridas, llegándose a Australia, y sobre todo Cook
que llega desde el Círculo Polar hasta Hawai y Nueva Zelanda.
Poco a poco el comercio intentará llegar a todos los lugares, sobre todo donde se establecen colo-
nos europeos.
Los viajes que suponen un desarrollo mercantil, son posibles gracias a una mejora constante de las
técnicas de navegación: se mejoran las técnicas de fabricación de barcos, son más resistentes, más
estrechos, más bajos, con más mástiles, en definitiva, son más rápidos y seguros (indiamen). Además
se desarrollan barcos pequeños, muy eficaces y rentables para trayectos cortos (corbetas, goletas, y
sobre todo el brick).
En tierra mejoran las comunicaciones, siendo el s XVIII la época de las carreteras. los principales paí-
ses se desarrollan las carreteras y puentes, con firmes más resistentes y duraderos, que permiten el
paso de pesadas carretas de varios ejes. Se reducen las distancias al hacer más rápidos los recorridos.
Los canales se desarrollan, haciendo los ríos navegables, lo que suponía un transporte rápido y bara-
to, ideal para grandes cantidades de productos pesados. Inglaterra, Holanda, los Países Bajos y algu-
nas zonas de Francia, se llenarán de canales.
Mejoran otros medios de comunicación: el correo, el telégrafo óptico de señales, y a final de siglo,
el telégrafo eléctrico.
Hay un avance tecnológico:
• Desarrollo de máquinas de energía hidráulica que se aplican en la industria, en los arsenales, en la
minería, en la construcción de puentes y edificios, etc.
• Se empieza a experimentar con una nueva fuente de energía: el vapor, aunque habrá que esperar
a final de siglo a la máquina de Watt, que hará se den impulso a otras máquinas, sobre todo la de
hilar, que acompañarán al nacimiento de la RI.
7. EL NUEVO PENSAMIENTO ECONÓMICO: LA FISIOCRACIA
Las transformaciones económicas van acompañadas de una nueva manera de enfocar la cuestión. La
crisis del s XVII había puesto de manifiesto la insuficiencia de las propuestas mercantilistas, y ya desde
finales del s XVII, se proponen modificaciones.
Hay un nuevo mercantilismo que evolucionará desde la crítica a la necesidad exclusiva de la balanza
comercial favorable, hasta la defensa del libre comercio.
En Inglaterra según Child o Petty piensan que no es lo importante el volumen del comercio, sino los
excedentes que produzca. Se puede perder con un país, si se compensa con las ganancias con otro.
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La riqueza no reside necesariamente en la cantidad de oro y plata, sino en el trabajo, que propor-
ciona una idea del valor de las cosas. Se están adelantando las tesis del liberalismo. Hume, Stewart
y Cantillon, defienden la libertad de comercio, y enlazan con las propuestas fisiocráticas.
También en Francia Boisguilbert ataca el sistema de impuestos que obstruía el comercio de granos y
defendía el precio libre de los mismos.
En España Ustáriz, Ulloa, Campillo o Argumosa defienden una liberalización del sistema comercial
americano, a través de la creación de compañías de comercio, piden el fomento del trabajo y de la
industria, consideran que debe reformarse el sistema fiscal, para que pese menos sobre el contribu-
yente, y dan más importancia a la agricultura que sus antecesores.
El sistema mercantilista evolucionado, tendrá importancia en la política económica, y en la práctica
es el que domina. Pero la novedad está en dos corrientes, que surgen del planteamiento filosófico
sobre la necesidad de observar la naturaleza:
• La fisiocracia
• El liberalismo
7.1. La Fisiocracia
La fisiocracia defiende la importancia de la agricultura como fuente única de riqueza. El producto
sacado de la tierra tiene una circulación a través de la cual deja una serie de beneficios. Al final
tiene que haber un excedente suficiente para la nueva inversión en la tierra, y el comienzo de un
nuevo ciclo.
Según Quesnay, definidor del sistema, la industria y el comercio, que transforman y distribuyen el
producto, son operaciones estériles, no crean riqueza, pero son absolutamente necesarias. Ambas
deben ser libres para que el ciclo económico se realice sin interrupciones. Con ésto se defiende la
libertad comercial, y una estructura capitalista de la propiedad de la tierra.
Las ideas sobre la libertad de comercio y de fabricación, estaban en boga, y pedían un menor inter-
vencionismo estatal.
7.2. El Liberalismo
Adam Smith en 1776 sistematizará toda la vida económica bajo un pensamiento liberal. El respeto
al orden natural, llevó a Smith a buscar la armonía que debía regir la vida económica, al igual que
la gravedad gobernaba el cosmos. La encontró en el sentimiento de simpatía o comunidad de inte-
reses mutuos de las personas cuando, llevadas por sus intereses particulares, se encuentran con los
de los demás. Este mutuo interés hace que nos pongamos de acuerdo, sin necesidad de recurrir a nin-
guna norma, ni económica ni moral.
El lugar de encuentro de estos intereses es el mercado, donde confluyen la demanda de necesidades
y la oferta de productos.
El mercado se regulará automáticamente sin intervención, gracias a una “mano invisible”, que son
los intereses, porque nadie comprará más caro, si puede comprar barato, ni producirá si no vende.
La ley de la oferta y la demanda regirá este mercado de modo natural.
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Esto es posible gracias al valor real que tienen las cosas, que es el trabajo que cuesta fabricarlas, o
dicho de otro modo, el que el comprador se evita al no tener que fabricarlas.
En la medida que el trabajo sea más especializado, podrá ofrecer mayor rentabilidad.
El capital, a su vez, permite aumentar el valor del trabajo, mejorando la productividad. La acumula-
ción de capital debido al ahorro de las clases ricas, y su inversión en distintas formas, con el consi-
guiente aumento de trabajadores, era el factor fundamental del crecimiento.
Las ideas de Smith, fruto de la observación de la vida económica inglesa de su tiempo, tendrán
importancia permanente hasta hoy, y favorecerán la iniciativa privada y el espíritu de trabajo.
Smith propugnaba una actitud moral para evitar abusos de los capitalistas, pero no dijo como se
podía hacer, sirviendo sus teorías para justificar egoísmos descarnados.
La fe de Smith en un mecanismo natural, deja a la persona a merced de unas circunstancias econó-
micas impersonales, que en la práctica dominan sobre otras consideraciones.
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TEMA 13
LA CULTURA DE LA ILUSTRACIÓN
1. LA ILUSTRACIÓN: TIEMPOS, ESPACIOS Y CALADO SOCIAL
La visión del mundo secular heredada por los hombres del s XVIII, entró en crisis dando paso a una
nueva forma de entenderlo, completamente distinta, que se extendió por Europa a lo largo del siglo.
La ilustración no consiste tanto en determinados principios como en su forma de exposición intelec-
tual. La Ilustración fue una actitud vital. El verdadero ilustrado, marcado por el signo del anticonfor-
mismo, piensa combatiendo, su misión es suscitar dudas, destruir supersticiones, provocar enérgicas
polémicas y alumbrar programas de actuación capaces de provocar enérgicas polémicas y alumbrar
programas de actuación capaces de cambiar la manera común de pensar e iluminar un nuevo orden
de cosas.
Este cambio no se produjo de la noche a la mañana, sino que partió de una situación de desconten-
to e inquietud, y de una crítica sistemática al pasado.
Se quiso hacer una reforma fiscal que eliminara los privilegios de la nobleza y del clero, pero en la
mayor parte de los casos, no culminaron.
Se reformaron las instituciones civiles de la sociedad, beneficiándose casi todos los países de códigos
jurídicos más modernos y racionales, con dulcificación de las penas, con avances en la lucha contra
la tortura y la pena de muerte.
• La mayor parte de los estados experimentaron una progresiva laicización y secularización.
• En el s XVIII no todo fue Ilustración, pues pervivieron continuidades e inercias de los siglos anteriores.
1.1. Características de la Ilustración
Razón: El establecimiento de una nueva civilización, más moderna y más adaptada al hombre, se
conseguiría a través del uso sin prejuicios y radical de la razón, en la que se había depositado una
confianza ciega. La razón es el árbitro supremo, y lo que ella no acepta es considerado engaño o
superstición.
La razón opera con la observación, la experiencia y la demostración, que ofrecen verdades simples y
evidentes. La razón pone en orden los datos obtenidos, y mediante el análisis o la inducción, descu-
bre y determina los principios rectores.
La razón es el único medio por el cual los hombres pueden llegar a la felicidad. Amparados y confia-
dos en la razón los ilustrados llevan a cabo un demoledor ataque contra el orden preestablecido,
provocando la ruptura con la tradición. Rechazaron el pensamiento dogmático, la tiranía de los pre-
juicios y los aspectos arcaicos de la autoridad, criticaron absolutamente todo, especialmente lo irra-
cional llegando en algunos casos a inculpar a Cristo y las religiones reveladas como fuente de fana-
tismo, intolerancia y superstición.
Naturaleza: Amor a la naturaleza., que se concreta en el deseo de descubrir, mediante la aplicación
de la razón y la observación, las leyes que la rigen. Era imprescindible conocer el orden natural para
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disciplinar sus fuerzas y ponerlas al servicio de la humanidad. La ciencia y la técnica fueron el vehí-
culo idóneo para su consecución, y aprovechar los recursos de la naturaleza sin quebrantar sus leyes.
Igualdad: Si todos los hombres proceden de la misma naturaleza y todos poseen la capacidad de
razonar, entonces todos los hombres son iguales a la luz de la razón, con iguales derechos que deben
de ser respetados.
Deísmo: Es la religión natural. Tenía su fundamento en que Dios y el alma no pueden llegar a ser
conocidos por la razón humana, por cuanto corresponden a la metafísica (abstracto), y no puede ser
percibido mediante los sentidos. Dios es el autor de la naturaleza y se debe revelar a los hombres
por medio de la razón.
Hombre: Hay un universo nuevo cuyo centro indiscutible es el hombre, que encuentra sentido en su
propia vida y no necesita tanto de vinculaciones religiosas. Hay que recuperar la libertad (política,
religiosa, económica e intelectual), y la dignidad humanas, y emancipar al individuo de la ignoran-
cia. El ilustrado confía en la fuerza universal de la educación y en las posibilidades del conocimiento
humano, pues el saber le enriquecía y además mejoraba sus condiciones de vida, con el consiguien-
te logro de la felicidad y el perfeccionamiento humano. Se renovaron los principios y métodos de la
educación, reduciéndose el monopolio de la Iglesia en esta materia.
Moral laica: Es independiente de la religión, ya que los hombres se rigen por morales no sólo por-
que Dios ordena observarlas, sino porque la razón exige el respeto a los derechos de los demás.
Espíritu científico: La ciencia y la técnica le sirvieron para disciplinar las fuerzas del orden natural y
ponerlas al servicio de la humanidad. El espíritu científico hizo que hubiera un examen de ideas y del
orden social, que llevó a los ilustrados a afrontar críticamente los problemas de su tiempo y suscitar
un amplio movimiento reformista. Los ilustrados tenían un espíritu utilitario y pragmático, con el
que lograron mejoras que procurasen bienestar. Fueron importantes los intentos de promover una
agricultura capitalista y moderna, que acabara con las manos muertas y fideicomisos, pero la par-
cialidad de la ley no permitió su consecución.
1.2. Principales países de la Ilustración
La Ilustración fue un fenómeno cultural que se desarrolló a lo largo de toda la geografía europea y
americana (América estaba bajo el dominio colonial europeo), y afectó a la práctica totalidad de la
sociedad, la política y la cultura del s XVIII.
Sus albores están a mediados del s XVII en los Países Bajos y sobre todo Inglaterra, mientras que en
la Europa continental había una fase de preparación en la que surgieron pensadores aislados que no
llegaron a constituir una corriente de ideas.
Inglaterra reunía una serie de condiciones extraordinarias para arropar y estimular el nuevo movi-
miento. John Locke e Isaac Newton, padres de la filosofía del conocimiento y la filosofía natural o
física del s XVIII, desarrollaron en Inglaterra su labor científica. Las ciencias y la técnica se habían des-
arrollado mucho gracias al caldo de cultivo que suponía el avanzado sistema político y la relativa
tolerancia religiosa.
En Francia, hacia la mitad del s XVIII, se empezó a extender la nueva ideología, alcanzando un vigor
sorprendente, además de un carácter marcadamente práctico, traducido en iniciativas concretas de
reforma.
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Los grandes déspotas ilustrados del siglo fueron Federico II de Prusia, Catalina II de Rusia, José II de
Austria y Carlos III de España. Estimularon la circulación de ideas, y se sirvieron de las luces como ins-
trumento de transformación de las instituciones en su propio beneficio.
El espacio germánico sólo participó marginalmente de la Ilustración.
A finales del siglo empezaron a soplar en Europa vientos de irracionalismo, ligados a la crisis socioe-
conómica de la época. Frente a la razón fue surgiendo un clima de exaltación de las sobras, del mis-
terio y del arraigo místico.
1.3. Calado social
Las ideas ilustradas fueron calando progresivamente en la sociedad, siendo importante el apoyo de
los déspotas ilustrados. Pero la penetración de la Ilustración no fue homogénea:
• El medio urbano fue más receptivo, sobre todo las ciudades portuarias (donde había intensas rela-
ciones comerciales), y las de arraigada vocación cultural.
• Los primeros en adherirse fueron los escritores, los pensadores y las gentes de letras.
• Algunos ricos y aristócratas frecuentaron los círculos ilustrados.
• La clase media profesional (funcionarios gubernamentales, abogados, médicos, periodistas,…),
fueron los más partidarios de la Ilustración, pues sus intereses coincidían con los de las Luces.
• Tanto la Iglesia católica como las reformadas, fueron hostiles, denunciando su carácter antirreligio-
so y escéptico. No obstante, el clero regular y secular fue a salones y academias, y fueron suscrip-
tores de la Enciclopedia.
• El pueblo fue el más ajeno a la Ilustración.
2. CANALES DE DIFUSIÓN
Frente a la actitud tradicional de los intelectuales, que tendían a restringir la circulación de ideas, la
Ilustración se propaga y universaliza por todos los medios disponibles, pues la filosofía de las Luces
exigía divulgar sus principios, que identificaban con el bien común.
Los filósofos dejaron el latín, usando lenguas vernáculas, y hablaron en tono directo y comprensible.
El idioma ilustrado por excelencia fue el francés, dado el protagonismo de la Ilustración francesa.
El gusto progresivo por la lectura y los avances de la imprenta facilitaron la difusión, multiplicándo-
se ediciones, y habiendo variedad temática en los libros. Proliferaron y se transformaron periódicos,
sumarios y gacetas, con lo que el público tuvo un mayor acceso a la información, lo que contribuyó
al desarrollo de la opinión pública. Pero a excepción de Inglaterra, no se pudieron expresar con liber-
tad, pues la prensa estuvo férreamente dirigida, y fuertemente censurada., por lo que circularon
muchos libelos, panfletos y sátiras.
La educación era el motor principal de los cambios, como difusora de ideas y conocimientos y mode-
ladora de la conciencia de la conciencia del individuo. Se emprendió una amplia campaña educativa
y pedagógica basada en la alfabetización. La enseñanza siguió fiel a la tradición, pero también se
introdujeron novedades por influencia lockiana. Se sustituyó la memoria pasiva por el razonamien-
to y el estudio de las palabras por el de las realidades. La lucha ilustrada por el utilitarismo hizo que
hubiera una enseñanza profesional técnica y especializada. Se promovió el espíritu libre de indaga-
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ción. Sólo algunas universidades,(Edimburgo, Viena, Glasgow…) participaron activamente de la
Ilustración, estudiando las nuevas ciencias físicas, con una combinación de docencia e investigación,
cosa que también sucedió en las academias científicas oficiales.
Otro canal de comunicación fueron los Salones, donde se citaban los más influyentes lectores y
patrocinadores que querían informarse de temas de actualidad. También se desarrollaron en provin-
cias, donde el clero, la nobleza y los comerciantes cultos fundaron Academias y Sociedades. En
España se fundaron las Sociedades Económicas de Amigos del País. Se promovieron tertulias en cafés
y clubes, que se convirtieron en auténticos centros de discusión política. Las logias masónicas fueron
elegantes foros de debate.
3. EL PENSAMIENTO EN EL SIGLO XVIII SY SUS VARIANTES NACIONALES
La filosofía ilustrada no se limita al estudio de un campo específico del conocimiento, sino que pre-
tende abarcar todas las facetas de la vida y todas las ramas del saber. Sus intereses se centraron en
la ciencia concreta, práctica y experimental, tomando como modelos a Bacon, Galileo, Locke o
Newton.
A pesar de los rasgos comunes, la Europa ilustrada presentó diversas fisonomías nacionales, según
las estructuras económicas y sociales, el nivel técnico, la concentración urbana, la presencia de una
clase media cultivada o la tradición religiosa.
Tanto Inglaterra como Alemania y Francia, a pesar de los desfases cronológicos y las variaciones ide-
ológicas, vivieron una Ilustración plena y dinámica. Sin embargo, a medida que se va hacia el sur y
el este europeo, las Luces pierden brillo e intensidad. En España fueron tardías, extranjeras y tenues,
y sus efectos se sintieron especialmente en el deseo de expurgar al catolicismo de pervivencias y
supersticiones, y el afán de modernizar el país.
3.1. El pensamiento británico
Las Luces inglesas se beneficiaron de un amplio clima de debate político, resultado del sistema polí-
tico imperante, de la existencia de partidos, y de una viva opinión pública. A ello se unió el hecho
de que las ideas circularon fácilmente gracias a los periódicos, clubes, cafés y gabinetes de lectura.
Por ello, el pensamiento ilustrado se expresó libremente, caracterizándose por moderación, cautela
y compromiso.
La Ilustración inglesa fue el resultado de la combinación del empirismo de Locke y Berkeley, y el sis-
tema científico de Newton. Sus principales figuras serán David Hume y Adam Smith.
Políticamente se consolida el sistema parlamentario, según el cual “el rey reina pero no gobierna”.
Quien gobierna es el Parlamento y los ministros. Es la primera aplicación de algo parecido a la teo-
ría de la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) propugnada por Montesquieu.
Los centros de atención fueron fundamentalmente:
• La religión
• La gnoseología
• Los problemas del conocimiento
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3.2. La religión
Los filósofos que se ocuparon de las cuestiones religiosas y morales se unieron a las corrientes deís-
tas y naturalistas. Hubo muchas corrientes más o menos radicales. Pero en general para ellos la
región natural llevaba indisociablemente aparejada una moral natural autónoma, innata y utilitaria,
que conforma infaliblemente los criterios de lo justo y lo injusto, y que guía el comportamiento y el
pensamiento humanos, subordinándolos a la armonía del universo.
3.3. La gnoseología
Berkeley combatió el empirismo reinante, acentuando el idealismo filosófico de Locke.
Hume en un paso más niega la existencia de la sustancia material y espiritual y cuestiona la capaci-
dad cognoscitiva. Las impresiones y las ideas humanas provienen de la realidad externa y, gracias a
un mecanismo asociativo espontáneo y al instinto, reciben un orden, pero no proporcionan una cer-
teza científicamente fundada. El hombre vive en un mundo de pseudo-consciencia, con escasa auto-
nomía del pensar respecto del sentir. Esto supuso un duro golpe a la razón, y una novedosa valora-
ción de la psicología y el sentimiento.
3.3. El Prerromanticismo
La creciente oleada de sentimentalismo que afectó a toda Europa, encontró numerosos adeptos en
Inglaterra, donde Richardson, Goldsmith y Fielding publicaron sus novelas en la línea de alabanza a
la bondad de las costumbres campesinas.
En la poesía se manifestaron las características del más puro romanticismo: la atracción por lo sobre-
natural y misterioso, y por las ruinas y los paisajes solitarios.
3.4. El pensamiento alemán
La Ilustración
Alemania se incorpora al movimiento ilustrado con retraso respecto a Inglaterra y Francia. Las Luces
no supusieron una ruptura con la Reforma, sino que se trató de un fenómeno urbano ligado a las
universidades y la burguesía protestante. El pensamiento alemán se centrará en el análisis de los fun-
damentos y alcance de la razón.
En política Alemania no es todavía un país unificado, sino un conjunto de pequeños estados. De
todos ellos va a tomar gran importancia el reino de Prusia, que adaptará el sistema político del des-
potismo ilustrado.
El Sturm und Drang
En Alemania también hubo un irracionalismo prerromántico, aunque de carácter espiritualista y tenden-
te a la metafísica. El soporte filosófico de esta corriente lo proporcionó el racionalismo crítico de Kant.
El Sturm und Drang confirmó el renacimiento cultural de Alemania y encarnó lo germánico, lo nacio-
nal y lo popular frente al carácter afrancesado de las Luces.
La figura de transición entre ambos movimientos fue Lessing. Ya plenamente prerrománticos fueron
Goethe y Herder.
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3.5. El pensamiento francés
La Ilustración francesa estuvo marcada por un radicalismo creciente a lo largo del siglo, atacando al
viejo orden, y pretendiendo la transformación social, pues hay una gran preocupación sobre los pro-
blemas sociales y políticos (Montesquieu, Voltaire, Diderot y Rousseau), lo que explicará en parte la
aparición en el año 1789 de la Revolución.
El carácter primordial es su espíritu crítico y escéptico.
En Francia el sistema político que predomina es el Despotismo Ilustrado, sistema que se puede defi-
nir con palabras de Luis XIV: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, o sea que se busca el bien
de la nación (o lo que los gobernantes piensan que es el bien), pero las reformas provienen del
poder, sin contar con la opinión de los ciudadanos.
Este sistema político es el que hará crisis en los últimos años del siglo, provocando la Revolución
Francesa.
4. MONTESQUIEU, VOLTAIREY ROUSSEAU
Es una generación de pensadores, ya plenamente ilustrados, que acometió una ardiente crítica social
y política.
Montesquieu
Era un miembro de la nobleza francesa y admirador del régimen parlamentario inglés, al cual con-
sideraba el mejor sistema político capaz de garantizar la libertad de los hombres e impedir el abuso
de los gobernantes. Montesquieu propuso la separación de poderes, como la forma de gobierno
ideal, planteando tres poderes:
• Poder legislativo o parlamentario: elabora las leyes y reside en el Parlamento.
• Poder ejecutivo: corresponde al monarca. Hace que se cumpla la ley, y reside en el gobierno.
• Poder judicial, formado por los jueces y los tribunales, que administran justicia.
Los tres poderes debían de mantenerse dentro de un sistema de frenos y contrapeso, para evitar el
abuso de cualquiera de ellos, garantizando la justicia y asegurando el respeto de los gobernantes a
los derechos naturales del hombre.
Voltaire
Su filosofía se inclinaba a la defensa de los derechos del hombre, para seguir los dictados de su
razón, siempre que con ello no se perturbara el orden social.
El hombre debía seguir sus propias ideas y opiniones con respecto a la religión y a la práctica de la
misma.
Voltaire creía en el deísmo o religión natural, según la cual Dios es el creador del Universo, pero que
únicamente había iniciado el movimiento de éste, como quien da cuerda a un reloj, y no vuelve a
intervenir en su funcionamiento.
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Las ideas de Voltaire acerca de la sociedad son las siguientes:
• Es absolutamente necesaria una reforma profunda de la sociedad que asegure la libertad y el bien-
estar del pueblo.
• Crear un sistema parlamentario que limite los poderes del Rey.
• Establecer un sistema de impuestos racional que no arruine a la gente.
• Liberar la economía: “que se reconozca el trabajo bien hecho”.
Rousseau
Sus ideas parten del supuesto de que todos los hombres poseen derechos naturales que deben de
ser respetados y salvaguardados por todos. Rousseau dice que el estado natural era una situación
perfecta en la cual todos los hombres eran buenos, pero al formarse en la sociedad surgieron las des-
igualdades y con ello el egoísmo. Ésto ocasionó que los seres humanos perdieran los sentimientos
morales concedidos por la naturaleza, para cambiarlos por una actitud racionalista y fría que los
aleja de su bondad innata.
Principales pensamientos de Rousseau:
• La defensa de la libertad del individuo.
• El amor a la naturaleza.
Su principal obra fue El contrato social, donde expone como debe de ser un estado democrático. Éste
debía garantizar el respeto mutuo de los derechos humanos otorgados por la naturaleza, ya que el
egoísmo de los individuos y el abuso de poder de los políticos hacían imposible la vida en armonía.
La idea del contrato social no era distinta a la de Locke. Su principal aporte era el concepto de
“voluntad general”, que aproxima la filosofía política hacia los fundamentos del gobierno democrá-
tico. Para él la voluntad general era la voluntad de la comunidad como un todo del que cada indivi-
duo forma parte, y es distinta al deseo del ciudadano tomado aisladamente o de los intereses de los
grupos minoritarios. Teniendo en cuenta ésto, es casi imposible que la totalidad esté de acuerdo, por
lo que el es necesario que el contrato social quede establecido al sometimiento de todo individuo o
grupo, a la voluntad de la mayoría.
Voltaire expone las siguientes ideas:
• El hombre es bueno por naturaleza.
• La sociedad se define por la competencia y la propiedad privada.
• Como consecuencia el ser humano se corrompe porque se vuelve agresivo e insolidario.
Para luchar contra lo anterior, y garantizar la convivencia propone:
• Educar a los hombres con dos objetivos:
- Acabar con la maldad.
- Desarrollar buenos sentimientos.
• Firmar una especie de contrato entre todos los hombres con el objeto de crear una LEY que todos
debamos cumplir.
Para Rousseau el gobierno debía de ser el representante de la voluntad general, y se debía permitir
que todo el pueblo participe en la creación de las leyes y en la elección de las personas que han de
velar por su cumplimiento.
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Los pensamientos de Rousseau sobre la bondad humana eran una autocrítica del comportamiento
de la sociedad francesa de su época, y fue la base sobre la que se desarrollaría la corriente filosófica
del romanticismo, que influyó en el pensamiento europeo durante la primera mitad del s XIX.
5. LA ENCICLOPEDIA. LA CULTURA Y LOS SABERES EN EL S. XVIII
La tarea ilustrada de educar a la humanidad y conducirla al progreso, mediante la divulgación de la
ciencia, junto al afán de saber de la burguesía, llevaron a un grupo de filósofos franceses a escribir
una obra de conjunto que analizara y sintetizara todos los conocimientos universales: Enciclopedia
o Diccionario razonado de las Ciencias, las Artes y los Oficios.
Se hizo bajo la dirección de Diderot y D'Alembert, pero en ella colaboraron más de cien personas.
Su principal centro de interés era el hombre y su método exclusivo la razón. Se abordaron temas de
filosofía, teología, y las ciencias, se criticó la tradición y sobre todo la religión, y se reflejaron los
logros de la razón humana.
Fue publicada en Francia, 1751-1772, y estaba compuesta por 17 volúmenes. Llegó a alcanzar mucha
popularidad, siendo en pocos años difundida por toda Europa, traducida a varios idiomas.
El s XVIII, fue una época de cultivo de los conocimientos humanos, y el ejercicio de las facultades inte-
lectuales del hombre. Los ilustrados depositaron grandes esperanzas en el desarrollo de los sabores,
a los que consideraban su más fiel aliado en la lucha contra el oscurantismo, el fanatismo, la intole-
rancia y la superstición, y una vía hacia la felicidad, en una sociedad más armoniosa y tolerante.
6. LAS CIENCIAS DEL UNIVERSO
Para los ilustrados conocer quiere decir dominar la naturaleza, para transformar y mejorar la socie-
dad, por lo que uno de sus objetivos fue descubrir las leyes de la naturaleza.
Ya en el s XVII con la revolución científica se habían hecho muchos avances, que el s XVIII se asimila-
ron y consolidaron, ampliando horizontes para formular leyes y principios que explicaran el compor-
tamiento del Universo. Hasta ese momento la ciencia estaba dominada por el mecanismo cartesia-
no, pero Newton combinó experiencia con matemáticas, creando una síntesis que daba lugar a una
nueva visión, y un nuevo modelo de ciencia, aplicable al terreno práctico y a la técnica. Los científi-
cos del s XVIII, recogieron el testigo de Newton, evolucionando en todas las materias.
Matemáticas
Fueron el principal instrumento para descubrir el universo y las leyes, siendo el paradigma de las
ciencias, y los matemáticos el modelo de los sabios.
El cálculo infinitesimal de Newton y Leibniz, se mejoró, y muchos de sus problemas fueron demos-
trados y comprobados, avanzando Euler en el estudio de las ecuaciones diferenciales.
Se hicieron avances en álgebra, ecuaciones, logaritmos, trigonometría, cálculo de probabilidades, y
estadística.
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La reina fue la geometría, que se tiño de un espíritu deductivo y generalizador, que hizo avanzar la
mecánica, iniciándose el estudio de la mecánica de fluidos y sobre todo de la hidrostasia e hidrodi-
námica. Se introdujo el estudio de la geometría descriptiva.
Ciencias Físicas
Tuvieron protección oficial, estudiándose en universidades y publicándose obras de divulgación.
Electricidad: Grey descubrió que la conductividad dependía de los materiales de que estaban com-
puestos y clasificó los cuerpos en buenos y malos conductores. Vio que el cuerpo humano es conduc-
tor de electricidad.
Se inventaron nuevas cosas: la pila eléctrica por Volta, el pararrayos por Franklin, etc. La invención
del pararrayos demostró que los rayos no eran producto de la cólera divina, sino simplemente un
fenómeno físico.
Calor: se desarrolló la termometría:
• Fahrenheit, vio que cada líquido tenía su punto fijo de ebullición, y que éste oscila dependiendo
de la presión atmosférica, elaboró su escala termométrica.
• Celsius concibió la escala centígrada.
• Los estudios sobre le calor llevaron a Watt a perfeccionar la máquina de vapor.
Acústica: se investigó la propagación del sonido, y su transmisión en el agua.
Química
Sufrió un cambio radical dejando de describir las apariencias para ser una ciencia que estudia la reali-
dad. Se descubrieron muchos cuerpos simples y muchos ácidos, se estableció la composición del aire, etc.
Lavoisier renovó los métodos de estudio convirtiéndola en una ciencia cuantitativa. Estudió el oxíge-
no, y vio su papel en la respiración y la combustión.
Astronomía
Tuvo un gran estímulo por la necesidad de progreso de la navegación, ante la demanda comercial y
militar.
Se afirmó la estabilidad del sistema solar, viéndose que estaba sometido al principio de gravedad uni-
versal.
Se perfeccionó el utillaje, sobre todo los telescopios, con lo que el cielo pudo ser explorado.
Se calcularon las distancias al Sol y la Luna, y se fijaron sus dimensiones.
Se aplicó la gravedad y el cálculo infinitesimal al estudio del movimiento de las mareas.
Ciencias naturales
Estuvieron ralentizadas por la censura interpuesta por la Iglesia, por lo que al principio, sólo se hací-
an meras descripciones, pero poco a poco se fue recurriendo al métido experimental.
Bufón, escribió su Historia Natural, que propagó entre el público cultivado el gusto por las ciencias
naturales y el espíritu científico.
Se fijaron siete épocas en la historia de la Tierra, con lo que, a pesar de la condena eclesiástica, se
puso fin a la idea de la creación divina del mundo en seis días.
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Aparecieron nuevas ramas de la ciencia: geografía, zoología, antropología, etnología y paleontología.
Se empezó a conocer la fisiología animal.
Linneo clasificó el mundo vegetal y animal.
Medicina
Sus avances fueron muy lentos, lastrados por los sistemas heredados, pero se empezaron a describir
con precisión las enfermedades ya conocidas.
Se descubrió la diabetes, las fiebres tifoideas, la varicela y la tuberculosis ósea.
Se elaboraron tablas de síntomas para enfermedades del corazón y las fiebres palúdicas.
Se vigiló la salud pública, para prevenir enfermedades epidémico-infecciosas, estimulando la higie-
ne y la profilaxis.
El gran éxito fue la inoculación y la vacuna de la viruela.
Se vio al organismo humano como una máquina capaz de funcionar sin necesidad de admitir la exis-
tencia de Dios o la inmortalidad del alma.
7. LA TÉCNICA Y LAS CIENCIAS DEL HOMBRE
7.1. La técnica
Los adelantos técnicos no siempre estuvieron impulsados por un soporte científico, sino que las nece-
sidades materiales concretas hicieron que se buscaran soluciones, que se beneficiaron de los presu-
puestos de la técnica.
Desde comienzos de siglo se empezaron a inventar máquinas, al calor de la Revolución Industrial
inglesa. La creciente demanda interior y americana, no se correspondía con la oferta, por lo que
había que aumentar la producción y a precios más bajos, manteniendo la calidad del producto, y
reduciendo los costes de fabricación. El proceso mecánico se aplicó a los dos sectores más dinámicos
de la industria inglesa: el textil y la metalurgia.
En cuanto a la industria textil, se inventó la lanzadera volante, con la que los telares funcionaron
más deprisa. Se fabricó la primera máquina de hilar algodón, y se patentó el telar mecánico.
En metalurgia, se buscó un combustible alternativo a la madera, se empezó a fabricar acero, lo que
repercutió en la técnica militar, con la mejora de fusiles y cañones. El invento más decisivo fue la
máquina de vapor de Watt, que se aplicó a navíos, y a máquinas automóviles que mejoraron la cir-
culación terrestre.
Se inicia la aeronáutica con globos aerostáticos, que permiten surcar el cielo.
Se intentó sin éxito conseguir el funcionamiento del teléfono y del telégrafo, debido al poco cono-
cimiento que se tenía de la corriente eléctrica.
7.2. Las ciencias del hombre
Otro de los objetivos de la Ilustración fue liberar al hombre, reconciliarlo consigo mismo y rehabili-
tar su dignidad, aplicándole también el espíritu racional y el método científico. Se analizó de forma
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crítica la moral, la sociedad y la política. La ciencia era base de la felicidad humana al permitir, a tra-
vés de las Luces, mejorar la sociedad, y resolver problemas sin estar condicionados por prejuicios.
La historia dejó de ser una relación de hechos y fechas. El pasado se sometió a crítica, explicando las
causas que lo motivaron, y dotando al lector de medios de juicio y crítica. Disminuyó la creencia en
la intervención divina en el curso de la historia. El foco de atención es el hombre, la humanidad, sus
civilizaciones y sus costumbres. La historia se consideró instrumento para modelar el porvenir de la
humanidad y orientarla hacia el progreso.
La Ilustración manifestó la voluntad de transformar el sistema político heredado, y de fundar una
sociedad distinta más racional. Se ofrecieron vías de transformación muy dispares (Montesquieu,
Voltaire y Rousseau).
Se inicia la modernización y el desarrollo económico, criticándose la lógica de la economía del
Antiguo Régimen, basada en los monopolios y las corporaciones, aunque continuó primando el mer-
cantilismo. Destacan entre las nuevas teorías económicas, que constituirán la base del liberalismo
económico imperante en el s XIX:
• La fisiocracia de Quesnay, que propugnaba la vuelta a la naturaleza, basándose en la tierra y la
agricultura.
• Las posturas de Adam Smith en La riqueza de las naciones, donde defiende que la riqueza reside
en el trabajo individual, en los bienes de consumo producidos por éste, y en el libre intercambio
entre las naciones, equilibradas por la ley de la oferta y la demanda.
La rehabilitación del hombre da nuevo sentido a la condición humana, una de cuyas virtudes es la
sociabilidad, fuente de obligaciones morales como la beneficencia, la tolerancia, la humanidad o la
filantropía. Ésto acarreó nuevos valores, como la intimidad familiar, el descubrimiento de la alegría
e inocencia infantil, y también hubo intentos por cambiar la condición de la mujer.
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TEMA 14
LA RELIGIOSIDAD EN EL SIGLO XVIII
1. LAS RELIGIONES Y LA RELIGIOSIDAD ILUSTRADA EN EL SIGLO DE LAS LUCES
En la religiosidad del s. XVIII, hubo rupturas y continuidades, tradición y renovación, existiendo
varias formas a la vez:
• Pervivió la religiosidad tradicional.
• Se configuró una religiosidad ilustrada de nuevo cuño.
• Hubo una parcial transformación de las religiones reveladas.
• Brotaron formas religiosas a modo de reacción.
El s. XVIII heredó un universo sacralizado, en el que todos los órdenes de la vida están impregnados
por lo divino. Pero la religiosidad heredada entraba en colisión con los principios ilustrados, por lo
que hubo que reconquistar el mundo espiritual para el hombre, y someterle a los dictados de la crí-
tica y la razón.
Las actitudes a este respecto fueron plurales y, junto a posturas que trataron de conciliar las religio-
nes reveladas con la razón, también hubo su rechazo, y especialmente del cristianismo.
Las nuevas ideas religiosas no brotaron espontáneamente, sino que ya se venían gestando desde el
s XVI, con Galileo Galilei, Spinoza, Descartes, y otros.
Newton concilió actitudes estrictamente racionales con la existencia de un Dios creador, todopode-
roso y trascendente sobre la materia.
2. EL DEÍSMO
El deísmo era la nueva religión “racional” o ”natural”.
El mero espectáculo de la naturaleza y la reflexión sobre las leyes evidenciaba la necesidad de una
causa primera, que se identificó con Dios, a quien se atribuye la creación originaria del universo. Dios
ordena el cosmos, como un eterno geómetra, arquitecto o relojero, manteniendo su orden. Este Dios
es universal y común a todas las religiones.
Pero el proceso mental llevaba a Dios a través de la razón, no dejando espacio a todo aquello que
no se conformase con ella, como la revelación, la tradición y la autoridad. El mundo estaba regido
por leyes eternas e inmutables, por lo que carecía de sentido todo acto de fe, lo sobrenatural, el
milagro, etc.
Para el deísmo Dios no interviene en los asuntos de la tierra y de los hombres, con lo que se libera-
ba al individuo de viejos dogmas, y se diseñaba un nuevo código moral en el que sólo las leyes huma-
nas son fuente de derechos y deberes. Se concedía a la vida terrena valor en sí misma.
Las instituciones religiosas eran prescindibles, al igual que sus sacramentos, ritos y pastores. Sólo era
fundamental estudiar la naturaleza, conocer sus leyes y conformarse con ella.
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No hubo consenso en el deísmo, surgiendo una flora de deísmos:
• Boligbroke, estaba a la cabeza de un deísmo aristocrático y escéptico. Sostenía que la creencia en
un espíritu superior era patrimonio de espíritus selectos, mientras que la masa ignorante debía per-
manecer adormecida y sometida al freno de las creencias tradicionales.
• Deísmo poético, cargado de optimismo, que cantaba la felicidad del hombre sobre la tierra. De la con-
templación de la armonía de la creación, brotaba el himno a la grandeza y bondad del artesano eterno.
• Lessing elaboró una filosofía de la religión desde una perspectiva histórica. Se justificaron y acep-
taron las religiones reveladas, como manifestación de un momento histórico, al que la razón puso
fin, acabando con el premio y el castigo, y sustituyéndola por una ética racional y práctica, orien-
tada al amor a la verdad en sí misma.
• Voltaire era partidario de la vertiente más arrojada y agresiva, con posturas materialistas.
3. LA MASONERÍA
Tiene su procedencia en la masonería medieval de los operarios de la construcción: masonería ope-
rativa. Estas confraternidades tenían sus propios símbolos, consignas y contraseñas, y observaban el
más absoluto secretismo. Debían de ser buenos cristianos, frecuentar la iglesia y promover el amor
a Dios y al prójimo.
A lo largo del s XVII se experimentaron cambios en la extracción social de sus miembros, dando cabi-
do a nuevos sectores de las profesiones liberales, de sólida formación intelectual, que a la larga, pro-
porcionaron un soporte doctrinal a la masonería del s XVIII.
A partir de 1717, cuatro logias de Londres, integradas casi exclusivamente por personas instruidas,
se unieron en la Gran Logia de Inglaterra. En 1723 con las Constituciones de Anderson, la masone-
ría especulativa o filosófica toma el relevo de la masonería profesional u operativa.
La masonería del s XVIII no era una manifestación de la religiosidad ilustrada propiamente dicha,
pero el viraje que dio en este siglo, tuvo carácter iluminado. La hermandad conservó el espíritu, los
símbolos, los ritos tradicionales de iniciación y el secreto, pero los cambios experimentados, estuvie-
ron influidos por el espíritu de la época:
• Propugnan el deísmo y el culto al gran arquitecto y practican la moral natural.
• En sus logias se vive una atmósfera de tolerancia, fraternidad, solidaridad e igualdad, sin distinción
de clases ni de creencias políticas o religiosas.
• Sus miembros promueven la virtud y la caridad, imbuidos de la idea del progreso y el constructivis-
mo universal, todo ello partiendo de posiciones racionales.
La masonería especulativa se difundió rápidamente.
4. REPERCUSIÓN DE LA ILUSTRACIÓN EN LAS RELIGIONES REVELADAS
Durante la Ilustración no todo fueron ataques contra el Dios cristiano y la revelación, sino que
amplios sectores de ilustraron optaron por vías conciliatorias que armonizasen la religión y la razón.
Había que depurar las religiones establecidas de lacras seculares y formas caducas, e incorporar los
principios de la Ilustración, haciendo compatibles la teología, la moral y la actitud religiosa con las
nuevas explicaciones sobre la naturaleza del universo o la organización social.
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La reforma ilustrada partió de una postura muy crítica, tanto en las iglesias protestantes como en la
católica, pues tenían males similares: el dogma y la organización eclesiástica.
La religión seguía dominada por la superstición, el fanatismo, los abusos y el extremismo, por lo que
los ilustrados trataron de liberar las conciencias de la intervención sobrenatural en el mundo. Para
ellos estos problemas eran responsabilidad de la Iglesia, empezando por el papa. El papado estaba
en decadencia, y no había dentro de la jerarquía eclesiástica personalidades relevantes. Había una
decrepitud moral e intelectual del clero, y las órdenes religiosas estaban esclerosadas, siendo para
muchos ilustrados los conventos, un receptáculo de vagos, que privaban a la sociedad de mano de
obra, y lo que era más grave, los eclesiásticos especulaban con la ignorancia, el miedo y las debilida-
des humanas, inculcando ideas contrarias a la naturaleza. La Iglesia se consideraba la adversaria del
progreso social e intelectual.
Las iglesias y las teologías heredadas del pasado se tuvieron que adaptar ante el avance de la ideo-
logía ilustrada, y experimentaron los efectos del progreso de la ciencia y del racionalismo.
Religiones protestantes: En ellas la reforma cuajó con mayor facilidad, gracias a unas condiciones
objetivas más propicias:
• En la teología, la escritura y la religión luterana, irrumpió el racionalismo, siendo el gran autor de
la renovación el “déspota ilustrado” Federico el Grande.
• En el calvinismo, a pesar de las resistencias populares, se operaron transformaciones, sobre todo
en la práctica de la piedad y el culto.
Catolicismo: Aquí la tarea fue más ardua. Su renovación partió de la crítica a la escolástica y a las per-
vivencias de la piedad medieval y barroca.
• Se retornó a las fuentes directas: Escrituras y Santos Padres, siendo sometidos a la crítica, aplican-
do a su estudio métodos empíricos y racionales. Fue importante el estímulo de monarcas como
Maria Teresa y José II de Austria, pues prestaron especial atención a la reforma de la enseñanza de
la teología. Se consiguió hermanar la escritura con las experiencias vitales, y disociar el binomio
moral/pecado, habiendo una proyección en la sociedad de las virtudes cristianas.
• Se reformó la liturgia, pues hasta ahora había un abismo insalvable con los fieles. Se comenzaron
a explicar y a traducir en lengua vernácula los textos litúrgicos y las obras de piedad. Se difundie-
ron libros de oraciones.
• Los reformadores también abordaron la práctica religiosa, sobre todo de la religión popular, domi-
nada por el fervor tradicional, muchas manifestaciones externas, y un rosario infinito de santos. Se
propuso, sin demasiado éxito, una piedad cristocéntrica, directa y evangélica.
Judaísmo: Se vio influido por la razón, el optimismo y el universalismo de la Ilustración. El judaísmo
trató de incorporarse a la vida y el pensamiento europeo.
Iglesia ortodoxa: Vivió en su seno muchas disputas y conflictos intelectuales.
Con las guerras de religión europeas recientes, los ilustrados buscaron la paz y la inteligencia univer-
sal de las iglesias, y emprendieron el camino de la tolerancia. Tuvieron que luchar mucho, pero sus
frutos tuvieron gran trascendencia:
• En Inglaterra, se derogaron leyes contra disidentes protestantes, y se habilitaron legalmente a los
católicos, aunque lentamente.
• Los hugonotes franceses fueron cada vez menos perseguidos.
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• Se desterró el recelo y la prevención en materia religiosa en Polonia, Hungría o Alemania.
• Las quemas de brujas dejaron paulatinamente de practicarse.
• La Inquisición española entró en decadencia.
• Las sanciones contra transgresores de preceptos se hicieron cada vez más raras.
Los cambios no fueron iguales en toda Europa, sino que fueron mayores en los lugares donde habí-
an mayores avances de la ciencia y la técnica, y donde había una clase media educada y una aristo-
cracia con mentalidad liberal. La principal consecuencia de la acción ilustrada sobre las religiones,
sería el tránsito de una sociedad sacralizada a una religión más burguesa, secularizada y desclerica-
lizada.
5. EL MATERIALISMO
En sectores minoritarios se produjo una actitud extrema: el materialismo, según el cual todo, desde
la vida hasta el pensamiento, podía explicarse a través de la materia, y el movimiento que ésta gene-
ra. Dios resultaba una hipótesis inútil, lo que abocaba al ateísmo.
Esta tendencia debió mucho al conocimiento de los pueblos extraeuropeos, y al estudio profundo y
serio de la historia, lo cual aumentó las dudas sobre muchas tradiciones.
Esta tendencia encerraba el germen del pesimismo, y una profunda crítica social, sobre todo el deseo
de acabar con la religión, ante la imposibilidad de reconciliarla con los principios ilustrados.
En los años 40 con el desarrollo de las ciencias físicas hubo un clima favorable, y en los años 50, el
materialismo pasó de la clandestinidad al dominio público.
Algunos filósofos ilustrados afirmaron que el egoísmo era el motor de los actos humanos y dieron a
la moral un simple valor utilitario.
El ateísmo radical fue raro, y recibió el rechazo de los ilustrados, que predicaban la práctica de la religión
natural, y creían en un ser supremo, de los masones, y de los practicantes de las religiones reveladas.
6. EL ESTADO ILUSTRADO Y SUS RELACIONES CON LA IGLESIA
6.1. El regalismo
Con el avance de la ideología ilustrada se potenció cada vez más la idea de “Estado”, la implanta-
ción de sistemas administrativos centralizados, y la injerencia del gobierno en todos los órdenes de
la vida. El despotismo ilustrado tendió a desvincular la Iglesia del papado, y a someterla a la autori-
dad nacional, poniendo al rey por delante del papa. A la debilidad del papado, se unió la secular
aspiración a la independencia de Roma.
El grado de intervencionismo de los diferentes gobiernos osciló entre la moderación y la intromisión
absoluta del poder civil. Dicho intervencionismo recibió distintos nombres según los países: galica-
nismo, regalismo, josefinismo, febronianismo…
En Francia desde antiguo se había tratado de someter al papado a un Concilio General de la Iglesia,
pero en el s XVIII, el papa continuaba siendo un estorbo para el control de la Iglesia por el Estado.
28
A partir de 1720 se inició un proceso erosivo que llevó consigo la pérdida de poder y de prestigio del
papado.
En la Rusia de Pedro el Grande la Iglesia quedó totalmente subordinada, controlada por su Santo
Sínodo, dominado por el poder civil, y presidido por un laico.
En toda Europa se sucedieron concordatos dirigidos a reducir el ya limitado derecho de investidura:
España, Cerdeña y Nápoles.
En Portugal se actuó como si el papado no existiera.
El máximo exponente de injerencias del poder civil fue José II.
6.2. El jansenismo
En el s XVII el jansenismo había sido una teoría teológica y una práctica rigorista de la vida cristiana.
En el s XVIII hubo grandes cambios. Los temas jurídicos y políticos pasaron a primera línea de su interés.
El jansenismo político francés conectó bien con el tradicional galicanismo parlamentario, adoptan-
do posturas antirromanas. Se mostró hostil a las pretensiones papales, negó la jerarquía eclesiástica
y la constitución pontificia de los estados, y rechazó las órdenes reales. Los jansenistas terminaron
por constituir un partido de contestación religiosa y política y se consolidaron como los más fervien-
tes enemigos de la Compañía de Jesús. Los éxitos del jansenismo político culminaron en el periodo
revolucionario, con la Constitución Civil del Clero, que consagraba las libertades galicanas.
Aunque el jansenismo proliferó esencialmente en Francia, se manifestó también con características
propias en Holanda, Italia y otros territorios. En España se identificó prácticamente con el regalismo.
El jansenismo se mantuvo en ciertos casos hasta bien entrado el s XIX.
6.3. de la expulsión a la abolición de la Compañía de Jesús
Tras el Concilio de Trento, los jesuitas ocuparon un papel preeminente en el panorama de la época,
erigiéndose en la primera potencia espiritual. Este protagonismo concitó todo tipo de animadversio-
nes, pues su poder era inmenso: ejercían influencia en muchas cortes europeas ya que educaban a
las clases dirigentes, con cuyos modelos y valores coincidían, a veces eran confesores de los reyes
católicos, su situación económica era inmejorable, con enormes patrimonios, puesto que además
manejaban bien el comercio, y eran los evangelizadores del Imperio ultraoceánico.
Los recelos procedieron de frentes diversos, pero el principal revulsivo fue su apoyo a la curia roma-
na, en virtud de su cuarto voto de obediencia al papa.
En la segunda mitad del s XVIII, se quería borrar todo lo que sonase a injerencia romana, y la com-
pañía se convirtió en el símbolo del poder eclesiástico tradicional. Los estados ilustrados veían en ella
un obstáculo a las soberanías absolutas.
La iniciativa de expulsión fue tomada por Portugal, bajo la guía del ministro Pombal, enérgico refor-
mador.
En Francia la idea de expulsión partió del parlamento tradicional galicano.
29
En España la expulsión tuvo un cariz peculiar, dada la vinculación de los jesuitas con la vieja aristo-
cracia y la reciente acusación de haber participado en los motines de 1766. Salieron en 1767 de la
España peninsular y del territorio colonial.
Lo mismo pasó en Nápoles y en Parma.
No contentos con la expulsión, los diferentes estados presionaron al papa Clemente XIV que dicta-
ría el breve de supresión Dominus Ac Redemptor. La orden no se restableció hasta 1814, y privó al
pontificado de uno de sus más sólidos apoyos, acelerando su decadencia.
Los jesuitas fueron acogidos en países como Rusia y Prusia, más tolerantes.
7. REACCIONES FRENTE A LA RELIGIÓN ILUSTRADA
Las nuevas formas religiosas ilustradas habían reducido a Dios a esferas muy distantes del hombre, y
le habían desprovisto de toda carga de humanidad, por lo que el hombre se sentía desamparado.
Entonces brotaron movimientos de renovación que cuajaron con más fervor en las religiones protes-
tantes.
7.1. El pietismo
En Alemania, la búsqueda de una nueva forma de vivir la religión en torno a un Dios del amor, se
manifestó con el pietismo, o religión del corazón.
En 1675 Spener publicó su obra Pía Desideria, en la que se ve en Cristo el salvador personal, y se
depositan las esperanzas en la divina providencia. Por ello, los pietistas viven en la alegría del hom-
bre salvado y protegido por su salvador.
Predomina el sentimiento sobre el razonamiento en materia religiosa, y de la devoción espiritual
sobre la ortodoxia doctrinal.
Se potenciaron la emoción, el sentimiento, el misticismo y la predisposición psicológica, y se sirvie-
ron e cuantos elementos fueran útiles para su estímulo, sobre todo la música.
Se extendió mucho, contando con el apoyo de soberanos y nobles, siendo su principal bastión la uni-
versidad de Halle. Desde Alemania se extendió a Suiza y Suecia, llegando al este de Francia, e inclu-
so a París.
7.2. El metodismo
En Inglaterra surgió el metodismo en Oxford, que fue sistematizado por los hermanos Wesley.
Es una religión popular, simple y directa, en la que se mantiene una íntima relación entre Cristo y el
creyente, sin intermediarios, siendo la Biblia la única fuente de autoridad espiritual.
No es necesaria la confesión, pues Cristo perdona y absuelve los pecados a quien recurre a él. La sal-
vación se obtiene mediante el amor personal a Cristo.
Se cree en el providencialitos, pues Dios interviene sin cesar en la vida de los mortales.
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La elocuencia de los Wesley, provocó un gran entusiasmo religioso, por lo que en la segunda mitad
del s XVIII, el metodismo era la corriente religiosa más dinámica en Inglaterra, y la confesión protes-
tante más numerosa de Norteamérica.
7.3. La apologética
Los apologetas se opusieron a los ilustrados tratando de exponer pruebas que ratificaran la verdad
de la religión revelada. Su principal argumento era el acoso ilustrado a las religiones heredadas.
En Francia fue donde más significado alcanzó, pero también en España, Portugal y Austria.
8. LA RELIGIOSIDAD POPULAR
En amplios sectores de la población se mantuvieron alejados de todo cambio, anclados en sus creen-
cias y prácticas tradicionales. El espíritu popular seguía dominado por la veneración de los santos, las
imágenes y las reliquias, la celebración de procesiones y peregrinajes y la fe en los milagros.
Proliferaron los magnetizadores, sonámbulos e iluminados, además de charlatanes que invocaban a
los espíritus, realizaban cálculos cabalísticos o practicaban la alquimia, la astrología y la quiromancia.
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TEMA 15
EL DESPOTISMO ILUSTRADO
1. CONCEPTO DE DESPOTISMO ILUSTRADO
La expresión “Despotismo Ilustrado” se utilizó por primera vez a mediados del siglo XIX. La palabra
“despotismo” se debe identificar con “absolutismo” y el concepto “ilustrado” es sinónimo de “racio-
nal” y no se puede relacionar con el movimento ilustrado en su sentido más estricto, cuya filosofía
mantenía presupuestos distintos a los del absolutismo.
Características
• Influencia de las ideas ilustradas en la cultura y en la política con un espíritu de reforma que quie-
re favorecer, de forma paternalista, la “felicidad” del pueblo, y aumentar el prestigio de la
monarquía.
• También aplica una política de contención de los privilegios nobiliarios y eclesiásticos que suponían
un obstáculo para el fortalecimiento del poder real.
Comienza en 1740 con la subida al trono de Federico II de Prusia y María Teresa de Austria y finali-
za al terminar el reinado de José II en 1790, cuando estalla la Revolución Francesa que dió paso a
una nueva realidad.
Los protagonistas fueron monarcas como Federico II de Prusia, Catalina la Grande de Rusia, María
Teresa y su hijo José II de Austria, Carlos III de España y ministros como el marqués de Pombal en
Portugal y Tanucci en Nápoles.
El programa político tenía antecedentes en el absolutismo de finales del XVII y cumplía seis aspectos
fundamentales:
1. Tendencia a una mayor centralización que, ayudada por una burocracia eficaz, aumentaría la acti-
vidad de la maquinaria del estado.
2. Reorganizar la fiscalidad evitando las desviaciones y exenciones.
3. Rehacer el procedimiento judicial mediante la recopilación de leyes y la aplicación de principos
humanistas en el campo penal.
4. Aumentar la actividad económica gracias a las innovaciones técnicas y las ciencias aplicadas.
5. Promocionar la cultura y la ciencia por medio de instituciones para la difusión educativa con el
fin de obtener un progreso eficaz hacia la civilización.
6. Secularizar la monarquía absoluta y las normas sociales separándolas de la religión y practicando
la tolerancia religiosa.
Para justificar la potenciación de la administración y la imposición de una disciplina social, los monar-
cas se basan en las ideas del pensamiento ilustrado. De esta forma, la monarquía absolutista estable-
ció una colaboración con los ilustrados. Sin embargo los objetivos de esta colaboración diferían:
• Para los ilustrados, el objetivo del apoyo al absolutismo era la consecución de unos resultados basa-
dos en el análisis racional de la realidad.
• Para la monarquía, el objetivo era reforzar el Estado utilizando cualquier recurso, en este caso, las
ideas ilustradas.
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Ejemplo de ello es el ataque a los privilegios de la Iglesia basándose en la idea ilustrada de la secu-
larización del poder que tomaron como pretexto para limitar la jurisdicción de la Iglesia.
2. LA EXCEPCIÓN DEL PARLAMENTARISMO EN INGLATERRA
La vida política de Inglaterra en el XVIII estaba condicionada por los hechos ocurridos en el pasado
siglo y heredados ahora:
• La preeminencia del Parlamento.
• La consolidación de la Monarquía.
• La vinculación de la economía a la política.
• La creación de un imperio colonial.
El Parlamentarismo inglés
El modelo político de la Monarquía británica ha sido diferente de los modelos constitucionales del
resto de Europa. Frente a los modelos basados en la autoridad monárquica, la monarquía inglesa
ofrecía un modelo basado en el pacto y en la participación social en la vida política como alternati-
va al modelo absolutista de los países vecinos.
Inglaterra destacó los valores parlamentarios y la “common law” como límites a la actividad del rey.
En el siglo pasado, la Gloriosa Revolución cambió la naturaleza de la monarquía inglesa en 1688, lo
que significó una auténtica revolución liberal, siendo John Locke quien sentara sus principios y sus
valores, tranformándola en una monarquía parlamentaria.
2.1. El reinado de Jorge I (1714-1727)
Aunque el gobierno inglés dependía de la corona, el eje de la política era el Parlamento. Estaba divi-
dido en dos Cámaras:
• Los Lores, formada por aristócratas.
• Los Comunes, formada por burgueses, comerciantes, profesionales.
En 1714 se instala en Inglaterra la dinastía de los Hannover con Jorge I, un rey poco conocido en la
Historia por la corta duración de su reinado y su procedencia alemana.
En los últimos años de reinado de Ana Estuardo, los “tories” que eran predominantes en el gobier-
no, quisieron cambiar la sucesión al trono en favor de los Estuardo. Aún así, se designó a la Casa de
Hannover. Una de las primeras medidas de Jorge I fue sustituir a los líderes “tories” por nuevos
ministros “whigs” como Townshend, Walpole, Stanhope y Halifax.
De todas formas, se disolvió el Parlamento y se convocaron elecciones que dieron como resultado
mayoría “whig”. La causa jacobita (Jacobo Estuardo) se reforzó y hubo una rebelión que acabaría
fracasando.
Se crearon divergencias en el gobierno que hicieron que cayera Townshen y Walpole creándose un
nuevo ministerio con Stanhope y Sunderland.
Stanhope (1717-1721)
Realizó una acertada política que consolidó la prosperidad del país y mantuvo la paz con Francia.
34
Su política interior estuvo marcada por los fracasos:
• En materia religiosa, fracasaron sus intentos de tolerancia religiosa y de modificar las leyes antica-
tólicas.
• También fracasó el intento de asegurarse la mayoría en la Cámara creando un proyecto que evita-
ra los nombramientos masivos de pares.
• El final de su goiberno estuvo marcado por la crisis de la estafa de la Compañía del Mar del Sur.
Tras su muerte reprentina le sucede en el gobierno Walpole.
Walpole (1721-1727)
En esta primera etapa de gobierno, Walpole se dedicó a la política interior con dos objetivos:
• La cuestión jacobita, evitando el resurgimiento de esta cuestión, para lo que realizó una política
represiva y preventiva.
• El fomento de la industria y del comercio que consideraba como el mejor medio para mantener la
paz social. Puso orden en la hacienda tratando de reducir la deuda nacional. Simplificó y aligeró el
sistema de impuestos reduciendo algunas tasas y aboliendo otras, con el objetico de fortalecer el
comercio y la industria.
• La paz exterior favoreció esta etapa de desarrollo económico.
2.2. El reinado de Jorge II (1728-1760)
Jorge II quiso apartar a Walpole del poder designando como Primer Lord a sir Spencer Compton,
pero su incapacidad hizo que recurriera de nuevo a Walpole.
Walpole (1728-1742) 1ª fase del reinado
Walpole trató de reforzar su posición eliminando a cualquier posible rival y generando con ello un
gran descontento. Como opositor tenía al líder “torie” Bolingbroke que, finalmente, tuvo que reti-
rarse a Francia tras las victorias de Walpole en las elecciones de 1727 y 1734. Desde este momento,
el principal opositor de Walpole sería William Pitt que representaba a la comunicad mercantil que
estaba perjudicada por la política exterior.
En esta etapa Walpole se dedicó más a la política exterior que antes había dejado en manos de
Thownsend. Lo que consiguió su falta de experiencia este campo fue la pérdida de la influencia de
Gran Bretaña en Europa y entrar en una guerra con España en 1739. En 1742 acabó dimitiendo por
el descenso de la mayoría ministerial en las elecciones de 1741. Su caída demostró la importancia del
apoyo de la Cámara de los Comunes y no sólo del rey.
2ª fase del reinado (1742-1760)
El nuevo gobierno estaba formado por hombres de su elección (del rey) que competirían entre sí.
Primero gobernó Carteret que impulsó una política exterior agresiva. La reanudación de la guerra
con Francia en 1744 fue la ocasión que aprovecharon los hermanos Pelham para exigir un cambio en
política exterior y forzar su renuncia, aunque el rey no estaba de acuerdo con el nuevo gobierno.
Para reforzar su posición se atrajeron al opositor Pitt que llegó a formar parte del gobierno, pero
que tampoco fue del agrado del rey.
Al reanudarse la guerra con Francia, resurgió el movimiento jacobito cuando Carlos Estuardo dirigió
el levantamiento escocés. En 1745 tomó Edimburgo, nombró a su padre rey e invadió Inglaterra. El
35
levantamiento fue aplacado en 1747 tras la ejecución de varios cabecillas y el retorno de Carlos
Estuardo a Francia, pero demostró la fragilidad de la unión con Escocia.
Cuando se alcanzó la paz con Francia en 1748, Henry Pelham desarrolló una política continuista
orientada a la reducción de la deuda y el fomento del comercio y la industria. Tras su muerte, su her-
mano le sucedió desarrollando una política exterior desastrosa que dió lugar a un primer intento de
gobierno de Pitt en 1756.
2.3. El reinado de Jorge III (1760-1811)
El nieto de Jorge II, Jorge III, accede al trono y comienza una etapa de cambios significativos.
Los primeros gobiernos
Jorge III rechazó la política de William Pitt y en 1761 sitúa al frente del gobierno al conde de Bute,
un “torie” escocés, preceptor suyo. El rey despreciaba la oligarquía “whig” que controlaba la políti-
ca aunque sabía que no podía prescindir del Parlamento.
Bute se encargó de negociar el Tratado de París en 1763 que ponía fin a la Guerra de los Siete Años
con Francia, un tratado al que se oponían los hombres de negocios, que querían las Antillas france-
sas, y la opinión pública. Debido a esta fuerte oposición acabó dimitiendo en 1763. A partir de esta
fecha y hasta 1770 se sucedieron diversos gobiernos “whigs”.
Comienza la crisis entre las colonias norteamericanas y la metrópolis tras el incremento de los
impuestos en los territorios coloniales para solventar los problemas económicos derivados de la
Guerra de los Siete Años. Las colonias responderán con un boicot a los productos británicos y con
una batalla jurídica en torno a la capacidad del Parlamento para establecer los nuevos impuestos.
También se crearon muchas asociaciones políticas que aspiraban a una mayor libertad de prensa y a
la reforma electoral.
Ante esta situación de inestabilidad, Jorge III decidió poner al frente a Lord North, un “torie” de ssu
confianza.
El gobierno de Lord North (1770-1782)
Lord North resultó ser un buen administrador restableciendo la estabilidad financiera y reduciendo
los impuestos hasta que en 1775 la crisis americana derivó en una guerra. A partir de este momen-
to suben los impuestos y se refuerza la oposición mientras la opinión pública hace responsable al rey
de la independencia de las Trece Colonias Norteamericanas.
En Irlanda aumenta la tensión surgiendo un fuerte patriotismo. El gobierno de Lord North declaró
la autonomía del parlamento de Dublín, pero el rumbo de la guerra americana y la capitulación de
Yorktown acabaron con el gobierno.
Tras una moción de censura se inicia un periodo de inestabilidad política. Tras la sucesión de varios minis-
tros se hizo con el poder la coalición encabezada por Lor North y Charles James Fox que se encargan de
negociar la Paz de Versalles con los norteamericanos. También querían impulsar un programa reforma-
dor para reducir gastos mediante la supresión de cargos. Quisieron limitar los poderes de la Compañía
de las Indias Orientales pero su plan fracasó al ser rechazado por el rey de una manera anticonstitucio-
nal. Con esta actuación el rey designa a William Pitt “el Joven” al mando del gobierno en 1783.
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El gobierno de Pitt “el Joven” (1783-1801)
William Pitt accedió al poder aupado por la popularidad de su padre y por su prestigio como aboga-
do reformador. Tuvo que hacer frente a una situación difícil dado que la mayoría en la Cámara esta-
ba dominada por North y Fox. Disolvió el Parlamento y convocó elecciones en 1784, que ganó.
A partir de entonces inicia un programa de recuperación nacional con la resolución de los problemas
financieros creados por la guerra y el fomento del comercio y de la industria, lo que facilitó el desa-
rrollo económico del país.
A raiz de los primeros síntomas de enfermedad mental de Jorge III tuvo que enfrentarse a la crisis
de regencia: el gobierno de Pitt quería limitar los poderes del regente pero la oposición no estaba
de acuerdo.
El rey se recuperó pero las divisiones dentro de los “whigs” se incrementaron, especialmente tras la
Revolución Francesa. Comenzaba una etapa de gobierno en la que Pitt tenía amplios márgenes de
maniobra tras la renuncia del rey a intervenir en la política.
La Revolución Francesa tuvo sus consecuencias:
• Creó una división entre los dirigentes de la oposición parlamentaria entre los que la defendían
(Fox) y los que estaban en contra. Estas diferencias aumentaron tras la ejecución de Luis XVI y la
guerra entre Gran Bretaña y Francia. Los conservadores formaron una coalición con Pitt. A partir
de entonces aumenta el conservadurismo, la defensa de la propiedad y la legislación represiva para
controlar el orden social.
• Aumentan los problemas con Irlanda que tenía aspiraciones independentistas. Pitt favoreció la
incorporación de Irlanda a Gran Bretaña con la ley de Unión en 1800 pero no consiguió abolir las
leyes anticatólicas por la oposición de Jorge III, lo que forzó su dimisión.
3. LA FRANCIA DE LUIS XV
3.1. El periodo de la Regencia (1715-1723)
Tras la muerte de Luis XIV se inició una etapa de transición marcada por una situación económica y
hacendística difícil y por la minoría de edad para gobernar de su biznieto, el futuro Luis XV.
El Parlamento se opuso al testamento real y otorgó a Felipe de Orleans la condición de regente,ini-
ciando un periodo dividido en dos etapas:
1ª etapa:
Se caracteriza por haber una reacción a la herencia recibida que se manifiesta simbólicamente con
el traslado de la corte de Versalles a París.
2ª etapa: la regencia “autoritaria”, a partir de 1718.
Se retoma el anterior sistema de secretarías de estado y es el abad Dubois quien contribuye a poner
orden en la administración, pero también se enfrenta al Parlamento por el problema jansenista.
Aparte de este problema, existían otras tensiones motivadas por los problemas económicos.
Se autorizó al banquero escocés John Law la creación de un banco central que no proporcionaba cré-
ditos pero sí emitía billetes y aceptaba depósitos, para solucionar la crisis. Law también creó una
Compañía para el comercio con América del Norte y ambos proyectos resultaron un éxito. Pero la
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fusión del banco y de la compañía en 1720 provocó una oleada especulativa que hizo que naufraga-
ra el proyecto. Entonces se vuelve al orden tradicional retornando simbólicamente la corte a
Versalles y se nombra a Dubois primer ministro. En 1722 se proclama la mayoría de edad de Luis XV
y muere por estas fechas Dubois y Orleans.
3.2. El reinado de Luis XV (1723-1774)
La llegada al trono de Luis XV abría grandes expectativas en un país que empezaba a desarrollar un
importante dinamismo económico. Pero su carácter débil y su atracción por las mujeres marcaron
una política sometida a la influencia de sus favoritas y a la personalidad de los responsables del
gobierno. Aún así, esta etapa está marcada por una importante labor legislativa y reformadora.
El ministerio Borbón (1723-1726)
De 1723 a 1726 el gobierno quedó en manos del duque de Borbón, cargo condicionado por los lazos
de sangre, aunque el rey no le tenía confianza y prefería a Fleury, su preceptor.
El duque no tenía grandes dotes ni gozaba de popularidad. Su política estuvo marcada por dos
hechos:
• La estabilidad dinástica. Quiso asegurar la sucesión del rey forzando el matrimonio de Luis XV. Para
ello regresó a la infanta española María Ana Victoria, prometida del rey, por ser muy joven (hecho
que le acarrearía problemas con España) y concertó el matrimonio con María Leszcynska, hija del
destronado rey de Polonia, Estanislao (en el futuro Francia intervendrá en la guerra de Sucesión
polaca).
• Crisis económica y pervivencia del sistema de gobierno heredado. Las crisis agrícolas y la política de
deflación monetaria crearon un clima de malestar social que se tradujo en varios motines. A esto
se añade la aplicación del “quincuagésimo” un impuesto directo. Todo ello incrementó la impopu-
laridad del duque de Borbón.
Finalmente Luis XV destituye al duque en 1726 y designa como ministro al cardenal Fleury.
El gobierno del cardenal Fleury (1726-1743)
Con Fleury se abre una etapa marcada por la necesidad de poner orden en el país y de impulsar su
desarrollo. Fue un estadista hábil a la hora de elegir sus colaboradores y de conseguir el entendi-
miento con la administración y la corte.
Los problemas con los que se encontró eran heredados de la época anterior:
• Las cuestiones religiosas fueron un motivo de controversia que llevó a adoptar una política de fir-
meza frente al richerismo y protestantismo. También se mantenía el problema jansenista que llevó
a serios conflictos entre el Parlamento y la corona.
• La hacienda. Fleury desarrolló una administración tradicional, sin innovaciones. En una primera
etapa se estabiliza la moneda y se suprime el “quincuagésimo”. Más tarde se opta por una políti-
ca de ahorro e incremento de la recaudación pero sin llegar a verdaderas reformas.
• Creciente desarrollo económico, en contraste con la penuria hacendística. Orry promovió una polí-
tica mercantilista para favorecer el desarrollo industrial y comercial que llevaron a un despegue
mercantil:
- Mejoras en la red viaria.
- Crecimiento de la flota.
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De estos aspectos se benefició el comercio colonial y los puertos atlánticos. Se desarrolló la burgue-
sía comercial y de negocios.
En los últimos años de su gobierno la política internacional se fue complicando y se creó en Francia
un clima belicista que provocó que el país interviniera en la guerra de Sucesión de Austria, en con-
tra de la opinión de Fleury. Su muerte en 1743 provocó una crisis de gobierno y la decisión de Luis
XV de gobernar personalmente.
La etapa de gobierno personal (1743-1774)
Luis XV accedió al gobierno de su país iniciando un periodo marcado por la influencia de su favori-
ta, la marquesa de Pompadour, una mujer que adquirió un importante protagonismo político y un
gran mecenazgo. De esta forma, el monarca desarrolló una política incoherente y plena de intrigas
cortesanas.
Se distinguen tres etapas:
1. El gobierno sin primer ministro (1743-1758)
Los primeros años del gobierno personal estuvieron marcados por la guerra de Sucesión de
Austria de la que Francia, tras la firma del Tratado de Aquisgrán, quedó endeudada. Se hacía
necesaria la obtención de recursos por lo que se constituyó un nuevo impuesto, la “viengtième”,
aplicable a todos los estamentos. Por ello hubo una fuerte oposición por parte de los
Parlamentos, de los Estados Provinciales y, especialmente, del clero. Tras la presión eclesiástica, el
rey decide ceder y libra al clero de pagar tal impuesto. Pero la campaña anticlerical ya estaba
empezada en el país, a la que se fue uniendo el movimiento ilustrado.
Se desarrolló una fuerte crisis entre el Parlamento y el monarca por el problema del jansenismo
que se fue amplicando hasta que en 1753 el Parlamento de París hace públicas las “Grandes
Remontrances” en donde reafirma su papel de garante de las leyes fundamentales. Pero los par-
lamentarios fueron más allá atribuyéndose la representación nacional por lo que se suspendió la
actividad del tribunal, hubo arrestos y exilios y se creó un caos en la administración de justicia.
El rey reaccionó imponiendo una ley de silencio para neutralizar al Parlamento pero lo que con-
siguió fue una fuerte reacción en forma de nuevas amonestaciones.
Cuando en 1756 estalla la Guerra de los Siete Años la situación empeora por la necesidad de obte-
ner ingresos para el ejército y la marina. Por ello el rey establece una política de fuerza con res-
pecto al Parlamento y crea la segunda “viengtième”. Esta política resulta inviable en la situación
en que se encuentra el país.
De esta forma, la nueva situación supone la capitulación del rey ante el Parlamento lo que crea
una situación muy peligrosa acompañada de una crisis gubernamental que derivó en el cese de
los ministros más destacados.
Esta etapa de inestabilidad ministerial llevó a Luis XV a designar a Étienne Choiseul secretario de
estado de Asuntos Extranjeros, llegando a ejercer las funciones de primer ministro.
2. La época de Choiseul (1758-1770)
El principal problema que tuvo que tratar Choiseul fue el problema hacendístico, pero existían
importantes dificultades para resolverlo y muestra de ello es la rápida sucesión de responsables
de finanzas en el gobierno.
39
Por otro lado, el país estaba desarrollando un crecimiento económico importante fomentado por
las reformas impulsadas por el gobierno en cuanto al liberalismo comercial y el desarrollo industrial.
Pero una de las prioridades de Choiseul fue reforzar el poder militar y naval de Francia que había
quedado muy perjudicada tras la Guerra de los Siete Años. Para ello se intentaron reformas para
mejorar el reclutamiento, la disciplina de las tropas y favorecer la renovación de la oficialidad.
El gobierno se encontraba en una situación muy débil por lo que se hacía necesario congraciarse
con los Parlamentos para conseguir su apoyo a la reforma fiscal. Por ello, Choiseul, aunque era
un librepensador, consumó la expulsión de la Compañía de Jesús en 1762 porque chocaba con la
mayoría galicanista de los magistrados franceses.
Pero los enfrentamientos con el Parlamento continuaban.
Tras la muerte de madame Pompadour en 1764 le sucede madame Du Barry que se alió con el par-
tido devoto en el que destacaba Maupeau, mientras Terray se hacía con el cargo de controlador
de finanzas.
Choiseul, ante su intención de entrar en una nueva guerra con Inglaterra, fue destituido en 1770 y
al frente se nombró al duque d’Aiguillon que, junto con Maupeau y Terray, formaron un triunvirato.
3. El tiempo del triunvirato (1770-1774)
A partir de 1770 se establece una política totalmente autoritaria, un “despotismo ministerial”.
• Maupeau se enfrenta al Parlamento.
• Se prorroga la “viengtième”.
• La Cámara se declara en huelga y se disuelve el Parlamento.
• Se inicia una reforma judicial: se disminuye el poder del Parlamento y se suprime el carácter
hereditario de los cargos.
Parte de la opinión pública estaba de acuerdo pero también existía un recelo ante tales muestras
de arbitrariedad que conllevaban un riesgo de desestabilización. Aún así, el gobierno permane-
ce inflexible.
En cuanto a la reforma de la hacienda:
• Se dieron soluciones parciales: se redujo el déficit y tuvo que decretar bancarrotas parciales y
establecer tasas a algunos productos perjudicando al comercio.
• Suprimió la Compañía de las Indias Orientales y se repartieron comunales; también se reglamen-
tó el tráfico de granos. Al prohibir la exportación de cereales aumentaron los precios y hubo dis-
turbios populares.
En este ambiente de creciente descontento y con el fracaso del intento de modernización de
Maupeau y Terray, fallece Luis XV en 1774. Le sucede un rey carente de voluntad y de experiencia de
gobierno cuya esposa, María Antonieta, destacaba por su frivolidad.
Su subida al poder se produce en una situación difícil con una monarquía desprestigiada y un país
con graves dificultades económicas.
El viejo modelo estamental se está deteriorando progresivamente.
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El crecimiento demográfico en Europa durante el siglo XVIII
El crecimiento demográfico en Europa durante el siglo XVIII
El crecimiento demográfico en Europa durante el siglo XVIII
El crecimiento demográfico en Europa durante el siglo XVIII
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El crecimiento demográfico en Europa durante el siglo XVIII

  • 1. 1 PARTE 3 EL SIGLO XVIII LA ÉPOCA DE LA ILUSTRACIÓN HACIA LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN SIGLO XVIII
  • 2. 2
  • 3. TEMA 12 LA EXPANSIÓN DEL SIGLO XVIII 1. LOS DISTINTOS RITMOS DEMOGRÁFICOS El número de hombres fue considerado por los políticos europeos del s. XVIII como elemento básico de toda política de progreso. Se ponía en relación el número de habitantes con la realidad econó- mica. Este tema fue el central de numerosos escritores económicos y políticos del siglo. El aumento de los habitantes valoraba el acierto o no de la política seguida, pues había que vincular el mayor número de hombres a la capacidad productiva. Esto fue la directriz básica de la política ilustrada. 1.1. El crecimiento demográfico Aunque el crecimiento de la población durante el s. XVIII es mayor, no es adecuada la utilización del tér- mino “primera revolución demográfica”, pues la sociedad todavía soportaba muchos de los factores que caracterizaban el “ciclo demográfico antiguo”, que seguía limitando el horizonte vital de los europeos: • Alta mortalidad infantil. • Fuerte incidencia de enfermedades de origen desconocido. • Elevada natalidad. • Alimentación precaria. No obstante, algunas modificaciones duraderas aunque modestas, en los comportamientos demo- gráficos, permiten considerar al Setecientos como un periodo de transición hacia el régimen demo- gráfico contemporáneo, caracterizado por: • Notable descenso de la mortalidad en los grupos inferiores de la pirámide de edad. • Reducción significativa de la subalimentación crónica. • Avances médicos que descubrieron la etiología de muchas enfermedades. El triunfo de los comportamientos demográficos contemporáneos no se produjo hasta bien entrado el s XIX. Las estimaciones globales que se hacen de la población europea, y sobre todo de la extraeuropea, son aproximadas, pues se tardaron en hacer censos. Suecia fue la pionera en realizar estadísticas mensuales de bautismo y defunciones (1720). Su ejemplo lo siguieron otras monarquías: María Teresa de Austria realizó un censo en Lombardía austriaca en 1768, en España se hizo el Censo de Floridablanca en 1787, para evaluar no sólo la demografía, sino también los datos económicos y sociales. En Inglaterra y Francia no se efectuaron censos hasta 1801. Aunque los recuentos oficiales quedaron circunscritos a determinados países, hubo intentos priva- dos, llevados a cabo por ilustrados entusiastas, que se convirtieron en precursores de la ciencia demo- gráfica: el deán de la catedral de Berlín efectuó trabajos en Prusia, el abate Expilly trabajó a lo largo del reinado de Luis XVI, y los recopiló en un Diccionario. Los registros parroquiales son la fuente privilegiada de la época preestadística, pero los resultados de las parroquias donde se conservan, están limitados al pequeño ámbito de la comunidad parroquial. 3
  • 4. Por todo esto, las cifras de población europea del s XVIII son aproximadas: • Al inicio del s XVIII la población estaba en torno a los 115 millones de habitantes. • A final del s XVIII, la población se estima en 190 millones. Esto supone un incremento del 65%. 1.2. Los distintos ritmos demográficos El crecimiento demográfico europeo no fue uniforme, cada país tenía un comportamiento peculiar, pero además la economía y la sociedad eran durante el s XVIII más locales o regionales que naciona- les, por lo que la historia de las poblaciones se ajusto a ésto. Además no se puede establecer un nexo mecánico entre incremento demográfico y desarrollo económico. En Inglaterra hay un importante auge demográfico, acelerado a partir de 1750 con el inicio de la Revolución Industrial, a cuyo amparo se produjeron cambios en la distribución de la población, y de la conducta demográfica. Inglaterra y Gales tuvieron un crecimiento del 58,6%. Sus causas se ven de forma distinta según los distintos historiadores: • Incremento de la natalidad a finales del siglo. • Descenso de la mortalidad, gracias a la mejor alimentación, la mayor preocupación de las autori- dades por la salubridad, los avances de la medicina y las mejores expectativas vitales. • Las tesis más creíbles dicen que la mejora en el nivel medio de ingresos netos de los ingleses, alen- tó a contraer matrimonio en edades más tempranas, y en consecuencia hubo un aumento notable de la natalidad. Francia era el país más poblado de Europa a inicios del s XVIII, con 22 millones de habitantes. Sin embargo esa superioridad demográfica se atenúo a lo largo del siglo, contando con 29 millones en 1800. Las diferencias regionales eran grandes, pues en Normandía el crecimiento fue de un 15%, mientras que en Alsacia de un 100%. Parece ser que ésto se debe a dos circunstancias: • El escaso desarrollo de la economía francesa, pues había una fuerte desproporción entre población y trabajo, un bajo nivel de salarios reales, y una gran crisis cerealista. • El carácter de su propio régimen demográfico, pues aunque había una alta fecundidad, la edad de casarse era relativamente elevada. Además había mucho celibato femenino. También España hay un despegue demográfico, tras el paréntesis pasajero de la Guerra de Sucesión, la tendencia alcista iniciada a fines del s XVII, prosiguió con fuerza durante la primera mitad del s XVIII, pero fue perdiendo impulso al avanzar la segunda mitad del siglo. El crecimiento no fue uni- forme, sino con importantes contrastes regionales, entre el más tímido de Galicia y la cornisa cantá- brica, y las más dinámicas del litoral mediterráneo: • Galicia y Asturias, habían tenido un crecimiento demográfico en el s XVIII, por la introducción del maíz, lo que hizo que llegaran al s XVIII con una de las densidades más elevadas del país, muy acu- sada en el litoral, saturado de población. Pero la dificultad de un crecimiento de los recursos blo- queó el crecimiento demográfico, por lo que hubo una emigración hacia Madrid, Andalucía y América, además de un matrimonio tardío, y una tendencia al celibato definitivo para paliar la pre- sión de una población que había crecido por encima de los recursos. • Vascongadas, le pasa lo mismo que a Galicia y a Asturias, pero de forma más tardía, y menos acusada. • Litoral Mediterráneo: Murcia, Valencia y Cataluña verán aumentar mucho su población. • Andalucía tuvo un tímido crecimiento, mayor en su parte oriental, y más acelerado en la primera mitad del siglo. 4
  • 5. • Castilla la Vieja y León, inician su crecimiento transcurrido el primer cuarto de siglo. • Extremadura mantiene un crecimiento muy moderado, y con estancamiento en las últimas décadas. Italia tiene un comportamiento similar al español. Pasó a lo largo del siglo de 13ª 18 millones, con mayor incremento en la primera mitad del siglo, y diferencias regionales muy marcadas: la Italia septentrional, económicamente más desarrollada, tuvo un crecimiento menor que la Italia meridional o insular. El este y norte de Europa tuvieron un rápido crecimiento, pues gracias a la tierra abundante, y a la escasez de la mano de obra, se estimuló a la colonización en territorios orientales de Prusia, llegan- do gentes de diversas procedencias y con distintas motivaciones: • Desde Austria a causa de la persecución religiosa. • Desde Polonia por las guerras. • Desde el sur de Alemania por la sobrepoblación. • Desde Sajonia por el hambre. Además, el crecimiento de la población prusiana se vio favorecido por una disminución de la edad matrimonial, y un ligero descenso de las tasas de mortalidad. En Rusia hubo grandes índices de crecimiento, consecuencia de los repartos de Polonia, y de la inten- sa colonización de las regiones nuevas puestas en cultivo, en el Bajo Volga, los Urales y en Ucrania. En América del Norte, la población pasó de 300.000 a 5 millones. 1.3. La mortalidad El s. XVIII conoció un leve descenso de la mortalidad, pero sólo en el ámbito de la mortalidad extraor- dinaria, que afectó con menos violencia que en siglos anteriores, aunque siguió habiéndola cuando se producían años consecutivos de malas cosechas. La mortalidad ordinaria siguió siendo elevada, sin que la infantil conociera cambio alguno hasta bien entrado el s. XIX. Hubo factores positivos: • Desaparición de la peste en Europa occidental. • Discretos progresos médicos y de salubridad. • Incidencia menos catastrófica de las carestías. • Mejora de la dieta alimenticia. Aunque la peste desapareció, otras enfermedades infecciosas, para las que se desconocía una tera- pia eficaz, siguieron causando una elevada mortalidad: el tifus (debido a la falta de higiene en el agua potable, y de un tratamiento adecuado de las aguas residuales), la tos ferina, el sarampión, la difteria, la disentería o la tuberculosis. La mejora de la higiene fue escasa, por lo que las enfermedades propagadas por la picadura de pio- jos, pulgas o mosquitos, no sufrieron un descenso significativo. Si hubo una preocupación por la mejora de la higiene en Francia, Inglaterra y España, donde se redactaron planes urbanísticos en los que se pavimentaban las calles, se construían redes de alcantarillado, y se aumentaba la ventilación de las viviendas. 5
  • 6. Las mejoras de la medicina fueron escasas. Se trabajó contra la viruela, y gracias al médico inglés Jenner, se descubrió la vacuna. La oferta alimentaria mejoró gracias a la extensión de las roturaciones, la introducción de nuevos cultivos y la mejora de la red de transporte. El cereal siguió siendo el producto básico de la dieta europea. Irrumpieron en la alimentación la patata y el maíz. El desarrollo de las comunicaciones y de los canales de distribución, contribuyó a que las crisis de subsis- tencia y las carestías, quedaran limitadas a situaciones de penuria, sin el tinte catastrófico del pasado. 1.4. La natalidad Los elementos preventivos que frenaban la natalidad, como el celibato o la edad elevada de las mujeres al contraer matrimonio, quedando mitigados cuando había amplias disponibilidades de tra- bajo o medios de producción. Al contrario, donde la tierra escaseaba, las posibilidades de acceder a la propiedad eran reducidas y existía una fuerte densidad, los estímulos para crear una familia eran menores, aumentaba la edad en que se contraían las primera nupcias, y como consecuencia se redu- cía la natalidad. Otro motivo puede ser la existencia o no de prácticas anticonceptivas en el s XVIII y su incidencia sobre la fecundidad. La Iglesia consideraba a la familia como una institución natural cuya función esencial debía ser procreadora, por lo que estimulaba a engendrar en el seno del matrimonio, un número ilimitado de hijos, sin hacer consideraciones a requisitos de índole económico. El contexto cultural y socioeconómico en el que se insertaba el sistema familiar tenía un papel no menos importante. Por ejemplo en Cataluña, había un derecho privado, debido al afán secular de la sociedad catalana de querer perpetuar el patrimonio familiar. Ésto motivaría que el hereu se casara a edad temprana, al mismo tiempo que las dificultades para ofrecer una buena dote, o los escasos recursos de los hijos segundones, alentaban la abstención matrimonial y el ingreso en religión. Se piensa que ya en el s XVIII las motivaciones socioeconómicas, afectaron a las motivaciones mora- les basadas en la fecundidad natural. Se ve en algunos lugares un descenso de la natalidad desde la segunda mitad del s XVIII, estimándose como causa una posible secularización del matrimonio, y una difusión de prácticas anticonceptivas, lo cual es considerado como prueba de modernidad. 2. LA TRANSFORMACIÓN DE LA ECONOMÍA: NUEVAS CIRCUNSTANCIASY POSIBILIDADES En el ámbito de la economía el s. XVIII marcará una frontera. En sus inicios se está aun en plena época mercantilismo, al final, se ha esbozado la Revolución Industrial, y se camina en casi todas par- tes hacia un sistema capitalista pleno. La vida económica cambió en la medida en que lo hiceron los demás aspectos sociales y políticos, especialmente la mentalidad. La consecuencia fue el aumento de los niveles productivos y las rela- ciones de mercado. La economía tradicional lucha por sobrevivir, con lo que hay tensiones que desembocarán en revo- luciones, tanto polítcas como económicas. La renovación provocará una transformación en la vida económica. 6
  • 7. 3. UNA REFLEXIÓN SOBRE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL [RI] La Revolución Industrial es un proceso de crecimiento económico, que se identifica con toda la eco- nomía del s XVIII. El factory sistem, fue su manifestación externa más clara, en la medida en que la RI permitió una nueva organización económica. No es un proceso que tenga una sola causa, sino muchas, que se entrelazan y superponen cronoló- gicamente. Es un fenómeno de generación de rentas que permiten satisfacer necesidades crecientes. Por lo tanto, se basa en el aumento de la demanda, en íntima conexión con las posibilidades de aumentar la producción. La RI se produjo por primera vez en Inglaterra, apareciendo sus manifestaciones en las dos últimas décadas del s XVII. Su nombre va unido a la fuerte transformación que se produjo en las formas industriales, pero éstas dependieron de otros muchos factores (compradores y comerciantes, empre- sarios y obreros, agricultura productiva, flujos financieros, etc.), que tuvieron que desarrollarse mucho antes, para que se pudiera pasar al aumento del capital fijo, a la mecanización y a la produc- ción en serie que supone el factory sistem. Inglaterra tenía ventajas con respecto a los países del continente: • Una tradicional mejor definición de los derechos de propiedad en industria y comercia, que facili- taba las expectativas reales de ganancia. • Una mentalidad comercial más abierta, ya que los segundones aristocráticos quedaban fuera de la herencia de la propiedad de la tierra. • Un mercado interno sin barreras, que pronto se extendió a su imperio colonial, en cuyo seno los súbditos ingleses operaban con total libertad. • Hasta finales del s XVII, Inglaterra no tuvo interés por influir en la política internacional de la que además estaba físicamente alejada, por lo que todas las fuerzas nacionales se orientaron al des- arrollo mercantil, sin monopolios, ni restricciones. Los países del continente tenían muchas diferencias con Inglaterra: • La estructura social orientaba los esfuerzos hacia la actividad más rentable, la de propietario ren- tista, mientras que los gobiernos, acuciados por sus objetivos políticos, crean un marco legal que facilita la inversión en deuda pública. • La industria y el comercio no son suficientemente deseados y atendidos, incluso para muchos sec- tores son despreciados, porque no llevan directamente al deseado estatus nobiliar, el más renta- ble, y no imposible de conseguir. En Inglaterra, es más fácil la RI, pues las dos revoluciones políticas del s XVII, alejaron el absolutismo político, el autoritarismo y la arbitrariedad en muchas instancias sociales y económicas. En ésto Inglaterra sacó al menos un siglo de ventaja a Francia. Al llegar el s XVIII, Inglaterra, con un escenario preparado, va a poder sacar más ventajas que otros a las condiciones favorables del momento, por lo que alcanzará techos más altos: • Primera fase: se desarrolla la producción agrícola y de la industria tradicional, y además hay un des- arrollo de los servicios comerciales y financieros. • Segunda fase: Fase de mecanización y transformación de las estructuras productivas. 7
  • 8. Los procesos están enlazados unos a otros, reforzándose e impulsándose mutuamente: despegue hacia el crecimiento autosostenido (es decir, que el sistema se autoalimenta). En realidad, no hubo propiamente una revolución, sino que hubo cambios muy importantes a lo largo de mucho tiempo, aunque a finales del s XVIII se produjo una aceleración del proceso. 4. LA DISPONIBILIDAD DE METALESPRECIOSOS Y EL MUNDO FINANCIERO Durante el s. XVIII, la gran cantidad de metal precioso disponible en Europa en el s. XVIII, permitió la a abundancia del dinero necesario para el crecimiento económico. A comienzos del s. XVIII la pro- ducción de la América española, sufrió un frenazo, que fue compensado con la producción de oro en Brasil, con lo que hacia mediados de siglo, se alcanzan máximos históricos, gracias también a la renovación en la aportación de plata mejicana. Durante casi todo el siglo, el oro portugués benefició a Gran Bretaña, y el metal español, favoreció la recuperación de su monarquía. A finales del siglo las grandes cantidades además de contribuir a la inflación del momento, acabaron beneficiando a las potencias del norte de Europa, ya que España no pudo controlar los flujos metálicos por su retraso industrial, mercantil y financiero, a pesar de los avances realizados. España mostró su mayor debilidad política internacional, precisamente cuando más dinero disponible había en el mercado. La abundancia de metales tuvo un efecto notable en la situación monetaria: la estabilidad, que dura- rá hasta la década de 1780, en que algunos países sufrirán una grave inflación unida a una tenden- cia al aumento de los gastos estatales y de los impuestos. 5. EL FINAL DE LA CRISIS Los años peores de la crisis se superan hacia 1670-1680, y se notan tendencias que se mantendrán hasta aproximadamente 1730. • Empieza a haber un mantenimiento de los precios internacionales, que se opone a la baja anterior, y que preludia el nuevo ciclo de alza. • Van cambiando las estructuras mercantiles. Por ejemplo las compañías de comercio, sin dejar de ser importantes, van dejando paso a las empresas privadas, sin monopolios estatales. • Hay una recuperación de la población, que hace que aumente la demanda. Demanda que no hubiera podido hacerse efectiva sin medios de pago. 6. UN MUNDO MÁS AMPLIO Y MEJOR COMUNICADO A partir de 1670-1680 se reanuda la pasión por los viajes de descubrimiento que habían cesado en los años anteriores. Entre estos años y 1720 se desarrollan las grandes expediciones de franceses en ingleses en Norteamérica en busca de lso Grandes Lagos, el Mississippi, la Luisiana, y hacia el oeste en general, donde se encontrarán con las regiones ya exploradas por los españoles. No hubo gran colonización, pero si aumentó el comercio, sobre todo de pieles. En esta época, los rusos exploraron la Siberia oriental llegando al continente americano por el otro extremo. 8
  • 9. Progresa la colonización en los lugares ya conocidos, extendiendo su influencia a las tierras del interior: expansión de la Nueva España hacia California, y hacia el interior de Venezuela, Colombia o Brasil. Los ingleses establecen nuevas colonias en Norteamérica (las Carolinas, Georgia), y los españoles colonizarán Argentina. El Pacífico también será objeto de curiosidad por interés científico, y por deseo de encontrar nuevos productos y mercados: Tahití, islas Salomón y las Hébridas, llegándose a Australia, y sobre todo Cook que llega desde el Círculo Polar hasta Hawai y Nueva Zelanda. Poco a poco el comercio intentará llegar a todos los lugares, sobre todo donde se establecen colo- nos europeos. Los viajes que suponen un desarrollo mercantil, son posibles gracias a una mejora constante de las técnicas de navegación: se mejoran las técnicas de fabricación de barcos, son más resistentes, más estrechos, más bajos, con más mástiles, en definitiva, son más rápidos y seguros (indiamen). Además se desarrollan barcos pequeños, muy eficaces y rentables para trayectos cortos (corbetas, goletas, y sobre todo el brick). En tierra mejoran las comunicaciones, siendo el s XVIII la época de las carreteras. los principales paí- ses se desarrollan las carreteras y puentes, con firmes más resistentes y duraderos, que permiten el paso de pesadas carretas de varios ejes. Se reducen las distancias al hacer más rápidos los recorridos. Los canales se desarrollan, haciendo los ríos navegables, lo que suponía un transporte rápido y bara- to, ideal para grandes cantidades de productos pesados. Inglaterra, Holanda, los Países Bajos y algu- nas zonas de Francia, se llenarán de canales. Mejoran otros medios de comunicación: el correo, el telégrafo óptico de señales, y a final de siglo, el telégrafo eléctrico. Hay un avance tecnológico: • Desarrollo de máquinas de energía hidráulica que se aplican en la industria, en los arsenales, en la minería, en la construcción de puentes y edificios, etc. • Se empieza a experimentar con una nueva fuente de energía: el vapor, aunque habrá que esperar a final de siglo a la máquina de Watt, que hará se den impulso a otras máquinas, sobre todo la de hilar, que acompañarán al nacimiento de la RI. 7. EL NUEVO PENSAMIENTO ECONÓMICO: LA FISIOCRACIA Las transformaciones económicas van acompañadas de una nueva manera de enfocar la cuestión. La crisis del s XVII había puesto de manifiesto la insuficiencia de las propuestas mercantilistas, y ya desde finales del s XVII, se proponen modificaciones. Hay un nuevo mercantilismo que evolucionará desde la crítica a la necesidad exclusiva de la balanza comercial favorable, hasta la defensa del libre comercio. En Inglaterra según Child o Petty piensan que no es lo importante el volumen del comercio, sino los excedentes que produzca. Se puede perder con un país, si se compensa con las ganancias con otro. 9
  • 10. La riqueza no reside necesariamente en la cantidad de oro y plata, sino en el trabajo, que propor- ciona una idea del valor de las cosas. Se están adelantando las tesis del liberalismo. Hume, Stewart y Cantillon, defienden la libertad de comercio, y enlazan con las propuestas fisiocráticas. También en Francia Boisguilbert ataca el sistema de impuestos que obstruía el comercio de granos y defendía el precio libre de los mismos. En España Ustáriz, Ulloa, Campillo o Argumosa defienden una liberalización del sistema comercial americano, a través de la creación de compañías de comercio, piden el fomento del trabajo y de la industria, consideran que debe reformarse el sistema fiscal, para que pese menos sobre el contribu- yente, y dan más importancia a la agricultura que sus antecesores. El sistema mercantilista evolucionado, tendrá importancia en la política económica, y en la práctica es el que domina. Pero la novedad está en dos corrientes, que surgen del planteamiento filosófico sobre la necesidad de observar la naturaleza: • La fisiocracia • El liberalismo 7.1. La Fisiocracia La fisiocracia defiende la importancia de la agricultura como fuente única de riqueza. El producto sacado de la tierra tiene una circulación a través de la cual deja una serie de beneficios. Al final tiene que haber un excedente suficiente para la nueva inversión en la tierra, y el comienzo de un nuevo ciclo. Según Quesnay, definidor del sistema, la industria y el comercio, que transforman y distribuyen el producto, son operaciones estériles, no crean riqueza, pero son absolutamente necesarias. Ambas deben ser libres para que el ciclo económico se realice sin interrupciones. Con ésto se defiende la libertad comercial, y una estructura capitalista de la propiedad de la tierra. Las ideas sobre la libertad de comercio y de fabricación, estaban en boga, y pedían un menor inter- vencionismo estatal. 7.2. El Liberalismo Adam Smith en 1776 sistematizará toda la vida económica bajo un pensamiento liberal. El respeto al orden natural, llevó a Smith a buscar la armonía que debía regir la vida económica, al igual que la gravedad gobernaba el cosmos. La encontró en el sentimiento de simpatía o comunidad de inte- reses mutuos de las personas cuando, llevadas por sus intereses particulares, se encuentran con los de los demás. Este mutuo interés hace que nos pongamos de acuerdo, sin necesidad de recurrir a nin- guna norma, ni económica ni moral. El lugar de encuentro de estos intereses es el mercado, donde confluyen la demanda de necesidades y la oferta de productos. El mercado se regulará automáticamente sin intervención, gracias a una “mano invisible”, que son los intereses, porque nadie comprará más caro, si puede comprar barato, ni producirá si no vende. La ley de la oferta y la demanda regirá este mercado de modo natural. 10
  • 11. Esto es posible gracias al valor real que tienen las cosas, que es el trabajo que cuesta fabricarlas, o dicho de otro modo, el que el comprador se evita al no tener que fabricarlas. En la medida que el trabajo sea más especializado, podrá ofrecer mayor rentabilidad. El capital, a su vez, permite aumentar el valor del trabajo, mejorando la productividad. La acumula- ción de capital debido al ahorro de las clases ricas, y su inversión en distintas formas, con el consi- guiente aumento de trabajadores, era el factor fundamental del crecimiento. Las ideas de Smith, fruto de la observación de la vida económica inglesa de su tiempo, tendrán importancia permanente hasta hoy, y favorecerán la iniciativa privada y el espíritu de trabajo. Smith propugnaba una actitud moral para evitar abusos de los capitalistas, pero no dijo como se podía hacer, sirviendo sus teorías para justificar egoísmos descarnados. La fe de Smith en un mecanismo natural, deja a la persona a merced de unas circunstancias econó- micas impersonales, que en la práctica dominan sobre otras consideraciones. 11
  • 12. 12
  • 13. TEMA 13 LA CULTURA DE LA ILUSTRACIÓN 1. LA ILUSTRACIÓN: TIEMPOS, ESPACIOS Y CALADO SOCIAL La visión del mundo secular heredada por los hombres del s XVIII, entró en crisis dando paso a una nueva forma de entenderlo, completamente distinta, que se extendió por Europa a lo largo del siglo. La ilustración no consiste tanto en determinados principios como en su forma de exposición intelec- tual. La Ilustración fue una actitud vital. El verdadero ilustrado, marcado por el signo del anticonfor- mismo, piensa combatiendo, su misión es suscitar dudas, destruir supersticiones, provocar enérgicas polémicas y alumbrar programas de actuación capaces de provocar enérgicas polémicas y alumbrar programas de actuación capaces de cambiar la manera común de pensar e iluminar un nuevo orden de cosas. Este cambio no se produjo de la noche a la mañana, sino que partió de una situación de desconten- to e inquietud, y de una crítica sistemática al pasado. Se quiso hacer una reforma fiscal que eliminara los privilegios de la nobleza y del clero, pero en la mayor parte de los casos, no culminaron. Se reformaron las instituciones civiles de la sociedad, beneficiándose casi todos los países de códigos jurídicos más modernos y racionales, con dulcificación de las penas, con avances en la lucha contra la tortura y la pena de muerte. • La mayor parte de los estados experimentaron una progresiva laicización y secularización. • En el s XVIII no todo fue Ilustración, pues pervivieron continuidades e inercias de los siglos anteriores. 1.1. Características de la Ilustración Razón: El establecimiento de una nueva civilización, más moderna y más adaptada al hombre, se conseguiría a través del uso sin prejuicios y radical de la razón, en la que se había depositado una confianza ciega. La razón es el árbitro supremo, y lo que ella no acepta es considerado engaño o superstición. La razón opera con la observación, la experiencia y la demostración, que ofrecen verdades simples y evidentes. La razón pone en orden los datos obtenidos, y mediante el análisis o la inducción, descu- bre y determina los principios rectores. La razón es el único medio por el cual los hombres pueden llegar a la felicidad. Amparados y confia- dos en la razón los ilustrados llevan a cabo un demoledor ataque contra el orden preestablecido, provocando la ruptura con la tradición. Rechazaron el pensamiento dogmático, la tiranía de los pre- juicios y los aspectos arcaicos de la autoridad, criticaron absolutamente todo, especialmente lo irra- cional llegando en algunos casos a inculpar a Cristo y las religiones reveladas como fuente de fana- tismo, intolerancia y superstición. Naturaleza: Amor a la naturaleza., que se concreta en el deseo de descubrir, mediante la aplicación de la razón y la observación, las leyes que la rigen. Era imprescindible conocer el orden natural para 13
  • 14. disciplinar sus fuerzas y ponerlas al servicio de la humanidad. La ciencia y la técnica fueron el vehí- culo idóneo para su consecución, y aprovechar los recursos de la naturaleza sin quebrantar sus leyes. Igualdad: Si todos los hombres proceden de la misma naturaleza y todos poseen la capacidad de razonar, entonces todos los hombres son iguales a la luz de la razón, con iguales derechos que deben de ser respetados. Deísmo: Es la religión natural. Tenía su fundamento en que Dios y el alma no pueden llegar a ser conocidos por la razón humana, por cuanto corresponden a la metafísica (abstracto), y no puede ser percibido mediante los sentidos. Dios es el autor de la naturaleza y se debe revelar a los hombres por medio de la razón. Hombre: Hay un universo nuevo cuyo centro indiscutible es el hombre, que encuentra sentido en su propia vida y no necesita tanto de vinculaciones religiosas. Hay que recuperar la libertad (política, religiosa, económica e intelectual), y la dignidad humanas, y emancipar al individuo de la ignoran- cia. El ilustrado confía en la fuerza universal de la educación y en las posibilidades del conocimiento humano, pues el saber le enriquecía y además mejoraba sus condiciones de vida, con el consiguien- te logro de la felicidad y el perfeccionamiento humano. Se renovaron los principios y métodos de la educación, reduciéndose el monopolio de la Iglesia en esta materia. Moral laica: Es independiente de la religión, ya que los hombres se rigen por morales no sólo por- que Dios ordena observarlas, sino porque la razón exige el respeto a los derechos de los demás. Espíritu científico: La ciencia y la técnica le sirvieron para disciplinar las fuerzas del orden natural y ponerlas al servicio de la humanidad. El espíritu científico hizo que hubiera un examen de ideas y del orden social, que llevó a los ilustrados a afrontar críticamente los problemas de su tiempo y suscitar un amplio movimiento reformista. Los ilustrados tenían un espíritu utilitario y pragmático, con el que lograron mejoras que procurasen bienestar. Fueron importantes los intentos de promover una agricultura capitalista y moderna, que acabara con las manos muertas y fideicomisos, pero la par- cialidad de la ley no permitió su consecución. 1.2. Principales países de la Ilustración La Ilustración fue un fenómeno cultural que se desarrolló a lo largo de toda la geografía europea y americana (América estaba bajo el dominio colonial europeo), y afectó a la práctica totalidad de la sociedad, la política y la cultura del s XVIII. Sus albores están a mediados del s XVII en los Países Bajos y sobre todo Inglaterra, mientras que en la Europa continental había una fase de preparación en la que surgieron pensadores aislados que no llegaron a constituir una corriente de ideas. Inglaterra reunía una serie de condiciones extraordinarias para arropar y estimular el nuevo movi- miento. John Locke e Isaac Newton, padres de la filosofía del conocimiento y la filosofía natural o física del s XVIII, desarrollaron en Inglaterra su labor científica. Las ciencias y la técnica se habían des- arrollado mucho gracias al caldo de cultivo que suponía el avanzado sistema político y la relativa tolerancia religiosa. En Francia, hacia la mitad del s XVIII, se empezó a extender la nueva ideología, alcanzando un vigor sorprendente, además de un carácter marcadamente práctico, traducido en iniciativas concretas de reforma. 14
  • 15. Los grandes déspotas ilustrados del siglo fueron Federico II de Prusia, Catalina II de Rusia, José II de Austria y Carlos III de España. Estimularon la circulación de ideas, y se sirvieron de las luces como ins- trumento de transformación de las instituciones en su propio beneficio. El espacio germánico sólo participó marginalmente de la Ilustración. A finales del siglo empezaron a soplar en Europa vientos de irracionalismo, ligados a la crisis socioe- conómica de la época. Frente a la razón fue surgiendo un clima de exaltación de las sobras, del mis- terio y del arraigo místico. 1.3. Calado social Las ideas ilustradas fueron calando progresivamente en la sociedad, siendo importante el apoyo de los déspotas ilustrados. Pero la penetración de la Ilustración no fue homogénea: • El medio urbano fue más receptivo, sobre todo las ciudades portuarias (donde había intensas rela- ciones comerciales), y las de arraigada vocación cultural. • Los primeros en adherirse fueron los escritores, los pensadores y las gentes de letras. • Algunos ricos y aristócratas frecuentaron los círculos ilustrados. • La clase media profesional (funcionarios gubernamentales, abogados, médicos, periodistas,…), fueron los más partidarios de la Ilustración, pues sus intereses coincidían con los de las Luces. • Tanto la Iglesia católica como las reformadas, fueron hostiles, denunciando su carácter antirreligio- so y escéptico. No obstante, el clero regular y secular fue a salones y academias, y fueron suscrip- tores de la Enciclopedia. • El pueblo fue el más ajeno a la Ilustración. 2. CANALES DE DIFUSIÓN Frente a la actitud tradicional de los intelectuales, que tendían a restringir la circulación de ideas, la Ilustración se propaga y universaliza por todos los medios disponibles, pues la filosofía de las Luces exigía divulgar sus principios, que identificaban con el bien común. Los filósofos dejaron el latín, usando lenguas vernáculas, y hablaron en tono directo y comprensible. El idioma ilustrado por excelencia fue el francés, dado el protagonismo de la Ilustración francesa. El gusto progresivo por la lectura y los avances de la imprenta facilitaron la difusión, multiplicándo- se ediciones, y habiendo variedad temática en los libros. Proliferaron y se transformaron periódicos, sumarios y gacetas, con lo que el público tuvo un mayor acceso a la información, lo que contribuyó al desarrollo de la opinión pública. Pero a excepción de Inglaterra, no se pudieron expresar con liber- tad, pues la prensa estuvo férreamente dirigida, y fuertemente censurada., por lo que circularon muchos libelos, panfletos y sátiras. La educación era el motor principal de los cambios, como difusora de ideas y conocimientos y mode- ladora de la conciencia de la conciencia del individuo. Se emprendió una amplia campaña educativa y pedagógica basada en la alfabetización. La enseñanza siguió fiel a la tradición, pero también se introdujeron novedades por influencia lockiana. Se sustituyó la memoria pasiva por el razonamien- to y el estudio de las palabras por el de las realidades. La lucha ilustrada por el utilitarismo hizo que hubiera una enseñanza profesional técnica y especializada. Se promovió el espíritu libre de indaga- 15
  • 16. ción. Sólo algunas universidades,(Edimburgo, Viena, Glasgow…) participaron activamente de la Ilustración, estudiando las nuevas ciencias físicas, con una combinación de docencia e investigación, cosa que también sucedió en las academias científicas oficiales. Otro canal de comunicación fueron los Salones, donde se citaban los más influyentes lectores y patrocinadores que querían informarse de temas de actualidad. También se desarrollaron en provin- cias, donde el clero, la nobleza y los comerciantes cultos fundaron Academias y Sociedades. En España se fundaron las Sociedades Económicas de Amigos del País. Se promovieron tertulias en cafés y clubes, que se convirtieron en auténticos centros de discusión política. Las logias masónicas fueron elegantes foros de debate. 3. EL PENSAMIENTO EN EL SIGLO XVIII SY SUS VARIANTES NACIONALES La filosofía ilustrada no se limita al estudio de un campo específico del conocimiento, sino que pre- tende abarcar todas las facetas de la vida y todas las ramas del saber. Sus intereses se centraron en la ciencia concreta, práctica y experimental, tomando como modelos a Bacon, Galileo, Locke o Newton. A pesar de los rasgos comunes, la Europa ilustrada presentó diversas fisonomías nacionales, según las estructuras económicas y sociales, el nivel técnico, la concentración urbana, la presencia de una clase media cultivada o la tradición religiosa. Tanto Inglaterra como Alemania y Francia, a pesar de los desfases cronológicos y las variaciones ide- ológicas, vivieron una Ilustración plena y dinámica. Sin embargo, a medida que se va hacia el sur y el este europeo, las Luces pierden brillo e intensidad. En España fueron tardías, extranjeras y tenues, y sus efectos se sintieron especialmente en el deseo de expurgar al catolicismo de pervivencias y supersticiones, y el afán de modernizar el país. 3.1. El pensamiento británico Las Luces inglesas se beneficiaron de un amplio clima de debate político, resultado del sistema polí- tico imperante, de la existencia de partidos, y de una viva opinión pública. A ello se unió el hecho de que las ideas circularon fácilmente gracias a los periódicos, clubes, cafés y gabinetes de lectura. Por ello, el pensamiento ilustrado se expresó libremente, caracterizándose por moderación, cautela y compromiso. La Ilustración inglesa fue el resultado de la combinación del empirismo de Locke y Berkeley, y el sis- tema científico de Newton. Sus principales figuras serán David Hume y Adam Smith. Políticamente se consolida el sistema parlamentario, según el cual “el rey reina pero no gobierna”. Quien gobierna es el Parlamento y los ministros. Es la primera aplicación de algo parecido a la teo- ría de la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) propugnada por Montesquieu. Los centros de atención fueron fundamentalmente: • La religión • La gnoseología • Los problemas del conocimiento 16
  • 17. 3.2. La religión Los filósofos que se ocuparon de las cuestiones religiosas y morales se unieron a las corrientes deís- tas y naturalistas. Hubo muchas corrientes más o menos radicales. Pero en general para ellos la región natural llevaba indisociablemente aparejada una moral natural autónoma, innata y utilitaria, que conforma infaliblemente los criterios de lo justo y lo injusto, y que guía el comportamiento y el pensamiento humanos, subordinándolos a la armonía del universo. 3.3. La gnoseología Berkeley combatió el empirismo reinante, acentuando el idealismo filosófico de Locke. Hume en un paso más niega la existencia de la sustancia material y espiritual y cuestiona la capaci- dad cognoscitiva. Las impresiones y las ideas humanas provienen de la realidad externa y, gracias a un mecanismo asociativo espontáneo y al instinto, reciben un orden, pero no proporcionan una cer- teza científicamente fundada. El hombre vive en un mundo de pseudo-consciencia, con escasa auto- nomía del pensar respecto del sentir. Esto supuso un duro golpe a la razón, y una novedosa valora- ción de la psicología y el sentimiento. 3.3. El Prerromanticismo La creciente oleada de sentimentalismo que afectó a toda Europa, encontró numerosos adeptos en Inglaterra, donde Richardson, Goldsmith y Fielding publicaron sus novelas en la línea de alabanza a la bondad de las costumbres campesinas. En la poesía se manifestaron las características del más puro romanticismo: la atracción por lo sobre- natural y misterioso, y por las ruinas y los paisajes solitarios. 3.4. El pensamiento alemán La Ilustración Alemania se incorpora al movimiento ilustrado con retraso respecto a Inglaterra y Francia. Las Luces no supusieron una ruptura con la Reforma, sino que se trató de un fenómeno urbano ligado a las universidades y la burguesía protestante. El pensamiento alemán se centrará en el análisis de los fun- damentos y alcance de la razón. En política Alemania no es todavía un país unificado, sino un conjunto de pequeños estados. De todos ellos va a tomar gran importancia el reino de Prusia, que adaptará el sistema político del des- potismo ilustrado. El Sturm und Drang En Alemania también hubo un irracionalismo prerromántico, aunque de carácter espiritualista y tenden- te a la metafísica. El soporte filosófico de esta corriente lo proporcionó el racionalismo crítico de Kant. El Sturm und Drang confirmó el renacimiento cultural de Alemania y encarnó lo germánico, lo nacio- nal y lo popular frente al carácter afrancesado de las Luces. La figura de transición entre ambos movimientos fue Lessing. Ya plenamente prerrománticos fueron Goethe y Herder. 17
  • 18. 3.5. El pensamiento francés La Ilustración francesa estuvo marcada por un radicalismo creciente a lo largo del siglo, atacando al viejo orden, y pretendiendo la transformación social, pues hay una gran preocupación sobre los pro- blemas sociales y políticos (Montesquieu, Voltaire, Diderot y Rousseau), lo que explicará en parte la aparición en el año 1789 de la Revolución. El carácter primordial es su espíritu crítico y escéptico. En Francia el sistema político que predomina es el Despotismo Ilustrado, sistema que se puede defi- nir con palabras de Luis XIV: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, o sea que se busca el bien de la nación (o lo que los gobernantes piensan que es el bien), pero las reformas provienen del poder, sin contar con la opinión de los ciudadanos. Este sistema político es el que hará crisis en los últimos años del siglo, provocando la Revolución Francesa. 4. MONTESQUIEU, VOLTAIREY ROUSSEAU Es una generación de pensadores, ya plenamente ilustrados, que acometió una ardiente crítica social y política. Montesquieu Era un miembro de la nobleza francesa y admirador del régimen parlamentario inglés, al cual con- sideraba el mejor sistema político capaz de garantizar la libertad de los hombres e impedir el abuso de los gobernantes. Montesquieu propuso la separación de poderes, como la forma de gobierno ideal, planteando tres poderes: • Poder legislativo o parlamentario: elabora las leyes y reside en el Parlamento. • Poder ejecutivo: corresponde al monarca. Hace que se cumpla la ley, y reside en el gobierno. • Poder judicial, formado por los jueces y los tribunales, que administran justicia. Los tres poderes debían de mantenerse dentro de un sistema de frenos y contrapeso, para evitar el abuso de cualquiera de ellos, garantizando la justicia y asegurando el respeto de los gobernantes a los derechos naturales del hombre. Voltaire Su filosofía se inclinaba a la defensa de los derechos del hombre, para seguir los dictados de su razón, siempre que con ello no se perturbara el orden social. El hombre debía seguir sus propias ideas y opiniones con respecto a la religión y a la práctica de la misma. Voltaire creía en el deísmo o religión natural, según la cual Dios es el creador del Universo, pero que únicamente había iniciado el movimiento de éste, como quien da cuerda a un reloj, y no vuelve a intervenir en su funcionamiento. 18
  • 19. Las ideas de Voltaire acerca de la sociedad son las siguientes: • Es absolutamente necesaria una reforma profunda de la sociedad que asegure la libertad y el bien- estar del pueblo. • Crear un sistema parlamentario que limite los poderes del Rey. • Establecer un sistema de impuestos racional que no arruine a la gente. • Liberar la economía: “que se reconozca el trabajo bien hecho”. Rousseau Sus ideas parten del supuesto de que todos los hombres poseen derechos naturales que deben de ser respetados y salvaguardados por todos. Rousseau dice que el estado natural era una situación perfecta en la cual todos los hombres eran buenos, pero al formarse en la sociedad surgieron las des- igualdades y con ello el egoísmo. Ésto ocasionó que los seres humanos perdieran los sentimientos morales concedidos por la naturaleza, para cambiarlos por una actitud racionalista y fría que los aleja de su bondad innata. Principales pensamientos de Rousseau: • La defensa de la libertad del individuo. • El amor a la naturaleza. Su principal obra fue El contrato social, donde expone como debe de ser un estado democrático. Éste debía garantizar el respeto mutuo de los derechos humanos otorgados por la naturaleza, ya que el egoísmo de los individuos y el abuso de poder de los políticos hacían imposible la vida en armonía. La idea del contrato social no era distinta a la de Locke. Su principal aporte era el concepto de “voluntad general”, que aproxima la filosofía política hacia los fundamentos del gobierno democrá- tico. Para él la voluntad general era la voluntad de la comunidad como un todo del que cada indivi- duo forma parte, y es distinta al deseo del ciudadano tomado aisladamente o de los intereses de los grupos minoritarios. Teniendo en cuenta ésto, es casi imposible que la totalidad esté de acuerdo, por lo que el es necesario que el contrato social quede establecido al sometimiento de todo individuo o grupo, a la voluntad de la mayoría. Voltaire expone las siguientes ideas: • El hombre es bueno por naturaleza. • La sociedad se define por la competencia y la propiedad privada. • Como consecuencia el ser humano se corrompe porque se vuelve agresivo e insolidario. Para luchar contra lo anterior, y garantizar la convivencia propone: • Educar a los hombres con dos objetivos: - Acabar con la maldad. - Desarrollar buenos sentimientos. • Firmar una especie de contrato entre todos los hombres con el objeto de crear una LEY que todos debamos cumplir. Para Rousseau el gobierno debía de ser el representante de la voluntad general, y se debía permitir que todo el pueblo participe en la creación de las leyes y en la elección de las personas que han de velar por su cumplimiento. 19
  • 20. Los pensamientos de Rousseau sobre la bondad humana eran una autocrítica del comportamiento de la sociedad francesa de su época, y fue la base sobre la que se desarrollaría la corriente filosófica del romanticismo, que influyó en el pensamiento europeo durante la primera mitad del s XIX. 5. LA ENCICLOPEDIA. LA CULTURA Y LOS SABERES EN EL S. XVIII La tarea ilustrada de educar a la humanidad y conducirla al progreso, mediante la divulgación de la ciencia, junto al afán de saber de la burguesía, llevaron a un grupo de filósofos franceses a escribir una obra de conjunto que analizara y sintetizara todos los conocimientos universales: Enciclopedia o Diccionario razonado de las Ciencias, las Artes y los Oficios. Se hizo bajo la dirección de Diderot y D'Alembert, pero en ella colaboraron más de cien personas. Su principal centro de interés era el hombre y su método exclusivo la razón. Se abordaron temas de filosofía, teología, y las ciencias, se criticó la tradición y sobre todo la religión, y se reflejaron los logros de la razón humana. Fue publicada en Francia, 1751-1772, y estaba compuesta por 17 volúmenes. Llegó a alcanzar mucha popularidad, siendo en pocos años difundida por toda Europa, traducida a varios idiomas. El s XVIII, fue una época de cultivo de los conocimientos humanos, y el ejercicio de las facultades inte- lectuales del hombre. Los ilustrados depositaron grandes esperanzas en el desarrollo de los sabores, a los que consideraban su más fiel aliado en la lucha contra el oscurantismo, el fanatismo, la intole- rancia y la superstición, y una vía hacia la felicidad, en una sociedad más armoniosa y tolerante. 6. LAS CIENCIAS DEL UNIVERSO Para los ilustrados conocer quiere decir dominar la naturaleza, para transformar y mejorar la socie- dad, por lo que uno de sus objetivos fue descubrir las leyes de la naturaleza. Ya en el s XVII con la revolución científica se habían hecho muchos avances, que el s XVIII se asimila- ron y consolidaron, ampliando horizontes para formular leyes y principios que explicaran el compor- tamiento del Universo. Hasta ese momento la ciencia estaba dominada por el mecanismo cartesia- no, pero Newton combinó experiencia con matemáticas, creando una síntesis que daba lugar a una nueva visión, y un nuevo modelo de ciencia, aplicable al terreno práctico y a la técnica. Los científi- cos del s XVIII, recogieron el testigo de Newton, evolucionando en todas las materias. Matemáticas Fueron el principal instrumento para descubrir el universo y las leyes, siendo el paradigma de las ciencias, y los matemáticos el modelo de los sabios. El cálculo infinitesimal de Newton y Leibniz, se mejoró, y muchos de sus problemas fueron demos- trados y comprobados, avanzando Euler en el estudio de las ecuaciones diferenciales. Se hicieron avances en álgebra, ecuaciones, logaritmos, trigonometría, cálculo de probabilidades, y estadística. 20
  • 21. La reina fue la geometría, que se tiño de un espíritu deductivo y generalizador, que hizo avanzar la mecánica, iniciándose el estudio de la mecánica de fluidos y sobre todo de la hidrostasia e hidrodi- námica. Se introdujo el estudio de la geometría descriptiva. Ciencias Físicas Tuvieron protección oficial, estudiándose en universidades y publicándose obras de divulgación. Electricidad: Grey descubrió que la conductividad dependía de los materiales de que estaban com- puestos y clasificó los cuerpos en buenos y malos conductores. Vio que el cuerpo humano es conduc- tor de electricidad. Se inventaron nuevas cosas: la pila eléctrica por Volta, el pararrayos por Franklin, etc. La invención del pararrayos demostró que los rayos no eran producto de la cólera divina, sino simplemente un fenómeno físico. Calor: se desarrolló la termometría: • Fahrenheit, vio que cada líquido tenía su punto fijo de ebullición, y que éste oscila dependiendo de la presión atmosférica, elaboró su escala termométrica. • Celsius concibió la escala centígrada. • Los estudios sobre le calor llevaron a Watt a perfeccionar la máquina de vapor. Acústica: se investigó la propagación del sonido, y su transmisión en el agua. Química Sufrió un cambio radical dejando de describir las apariencias para ser una ciencia que estudia la reali- dad. Se descubrieron muchos cuerpos simples y muchos ácidos, se estableció la composición del aire, etc. Lavoisier renovó los métodos de estudio convirtiéndola en una ciencia cuantitativa. Estudió el oxíge- no, y vio su papel en la respiración y la combustión. Astronomía Tuvo un gran estímulo por la necesidad de progreso de la navegación, ante la demanda comercial y militar. Se afirmó la estabilidad del sistema solar, viéndose que estaba sometido al principio de gravedad uni- versal. Se perfeccionó el utillaje, sobre todo los telescopios, con lo que el cielo pudo ser explorado. Se calcularon las distancias al Sol y la Luna, y se fijaron sus dimensiones. Se aplicó la gravedad y el cálculo infinitesimal al estudio del movimiento de las mareas. Ciencias naturales Estuvieron ralentizadas por la censura interpuesta por la Iglesia, por lo que al principio, sólo se hací- an meras descripciones, pero poco a poco se fue recurriendo al métido experimental. Bufón, escribió su Historia Natural, que propagó entre el público cultivado el gusto por las ciencias naturales y el espíritu científico. Se fijaron siete épocas en la historia de la Tierra, con lo que, a pesar de la condena eclesiástica, se puso fin a la idea de la creación divina del mundo en seis días. 21
  • 22. Aparecieron nuevas ramas de la ciencia: geografía, zoología, antropología, etnología y paleontología. Se empezó a conocer la fisiología animal. Linneo clasificó el mundo vegetal y animal. Medicina Sus avances fueron muy lentos, lastrados por los sistemas heredados, pero se empezaron a describir con precisión las enfermedades ya conocidas. Se descubrió la diabetes, las fiebres tifoideas, la varicela y la tuberculosis ósea. Se elaboraron tablas de síntomas para enfermedades del corazón y las fiebres palúdicas. Se vigiló la salud pública, para prevenir enfermedades epidémico-infecciosas, estimulando la higie- ne y la profilaxis. El gran éxito fue la inoculación y la vacuna de la viruela. Se vio al organismo humano como una máquina capaz de funcionar sin necesidad de admitir la exis- tencia de Dios o la inmortalidad del alma. 7. LA TÉCNICA Y LAS CIENCIAS DEL HOMBRE 7.1. La técnica Los adelantos técnicos no siempre estuvieron impulsados por un soporte científico, sino que las nece- sidades materiales concretas hicieron que se buscaran soluciones, que se beneficiaron de los presu- puestos de la técnica. Desde comienzos de siglo se empezaron a inventar máquinas, al calor de la Revolución Industrial inglesa. La creciente demanda interior y americana, no se correspondía con la oferta, por lo que había que aumentar la producción y a precios más bajos, manteniendo la calidad del producto, y reduciendo los costes de fabricación. El proceso mecánico se aplicó a los dos sectores más dinámicos de la industria inglesa: el textil y la metalurgia. En cuanto a la industria textil, se inventó la lanzadera volante, con la que los telares funcionaron más deprisa. Se fabricó la primera máquina de hilar algodón, y se patentó el telar mecánico. En metalurgia, se buscó un combustible alternativo a la madera, se empezó a fabricar acero, lo que repercutió en la técnica militar, con la mejora de fusiles y cañones. El invento más decisivo fue la máquina de vapor de Watt, que se aplicó a navíos, y a máquinas automóviles que mejoraron la cir- culación terrestre. Se inicia la aeronáutica con globos aerostáticos, que permiten surcar el cielo. Se intentó sin éxito conseguir el funcionamiento del teléfono y del telégrafo, debido al poco cono- cimiento que se tenía de la corriente eléctrica. 7.2. Las ciencias del hombre Otro de los objetivos de la Ilustración fue liberar al hombre, reconciliarlo consigo mismo y rehabili- tar su dignidad, aplicándole también el espíritu racional y el método científico. Se analizó de forma 22
  • 23. crítica la moral, la sociedad y la política. La ciencia era base de la felicidad humana al permitir, a tra- vés de las Luces, mejorar la sociedad, y resolver problemas sin estar condicionados por prejuicios. La historia dejó de ser una relación de hechos y fechas. El pasado se sometió a crítica, explicando las causas que lo motivaron, y dotando al lector de medios de juicio y crítica. Disminuyó la creencia en la intervención divina en el curso de la historia. El foco de atención es el hombre, la humanidad, sus civilizaciones y sus costumbres. La historia se consideró instrumento para modelar el porvenir de la humanidad y orientarla hacia el progreso. La Ilustración manifestó la voluntad de transformar el sistema político heredado, y de fundar una sociedad distinta más racional. Se ofrecieron vías de transformación muy dispares (Montesquieu, Voltaire y Rousseau). Se inicia la modernización y el desarrollo económico, criticándose la lógica de la economía del Antiguo Régimen, basada en los monopolios y las corporaciones, aunque continuó primando el mer- cantilismo. Destacan entre las nuevas teorías económicas, que constituirán la base del liberalismo económico imperante en el s XIX: • La fisiocracia de Quesnay, que propugnaba la vuelta a la naturaleza, basándose en la tierra y la agricultura. • Las posturas de Adam Smith en La riqueza de las naciones, donde defiende que la riqueza reside en el trabajo individual, en los bienes de consumo producidos por éste, y en el libre intercambio entre las naciones, equilibradas por la ley de la oferta y la demanda. La rehabilitación del hombre da nuevo sentido a la condición humana, una de cuyas virtudes es la sociabilidad, fuente de obligaciones morales como la beneficencia, la tolerancia, la humanidad o la filantropía. Ésto acarreó nuevos valores, como la intimidad familiar, el descubrimiento de la alegría e inocencia infantil, y también hubo intentos por cambiar la condición de la mujer. 23
  • 24. 24
  • 25. TEMA 14 LA RELIGIOSIDAD EN EL SIGLO XVIII 1. LAS RELIGIONES Y LA RELIGIOSIDAD ILUSTRADA EN EL SIGLO DE LAS LUCES En la religiosidad del s. XVIII, hubo rupturas y continuidades, tradición y renovación, existiendo varias formas a la vez: • Pervivió la religiosidad tradicional. • Se configuró una religiosidad ilustrada de nuevo cuño. • Hubo una parcial transformación de las religiones reveladas. • Brotaron formas religiosas a modo de reacción. El s. XVIII heredó un universo sacralizado, en el que todos los órdenes de la vida están impregnados por lo divino. Pero la religiosidad heredada entraba en colisión con los principios ilustrados, por lo que hubo que reconquistar el mundo espiritual para el hombre, y someterle a los dictados de la crí- tica y la razón. Las actitudes a este respecto fueron plurales y, junto a posturas que trataron de conciliar las religio- nes reveladas con la razón, también hubo su rechazo, y especialmente del cristianismo. Las nuevas ideas religiosas no brotaron espontáneamente, sino que ya se venían gestando desde el s XVI, con Galileo Galilei, Spinoza, Descartes, y otros. Newton concilió actitudes estrictamente racionales con la existencia de un Dios creador, todopode- roso y trascendente sobre la materia. 2. EL DEÍSMO El deísmo era la nueva religión “racional” o ”natural”. El mero espectáculo de la naturaleza y la reflexión sobre las leyes evidenciaba la necesidad de una causa primera, que se identificó con Dios, a quien se atribuye la creación originaria del universo. Dios ordena el cosmos, como un eterno geómetra, arquitecto o relojero, manteniendo su orden. Este Dios es universal y común a todas las religiones. Pero el proceso mental llevaba a Dios a través de la razón, no dejando espacio a todo aquello que no se conformase con ella, como la revelación, la tradición y la autoridad. El mundo estaba regido por leyes eternas e inmutables, por lo que carecía de sentido todo acto de fe, lo sobrenatural, el milagro, etc. Para el deísmo Dios no interviene en los asuntos de la tierra y de los hombres, con lo que se libera- ba al individuo de viejos dogmas, y se diseñaba un nuevo código moral en el que sólo las leyes huma- nas son fuente de derechos y deberes. Se concedía a la vida terrena valor en sí misma. Las instituciones religiosas eran prescindibles, al igual que sus sacramentos, ritos y pastores. Sólo era fundamental estudiar la naturaleza, conocer sus leyes y conformarse con ella. 25
  • 26. No hubo consenso en el deísmo, surgiendo una flora de deísmos: • Boligbroke, estaba a la cabeza de un deísmo aristocrático y escéptico. Sostenía que la creencia en un espíritu superior era patrimonio de espíritus selectos, mientras que la masa ignorante debía per- manecer adormecida y sometida al freno de las creencias tradicionales. • Deísmo poético, cargado de optimismo, que cantaba la felicidad del hombre sobre la tierra. De la con- templación de la armonía de la creación, brotaba el himno a la grandeza y bondad del artesano eterno. • Lessing elaboró una filosofía de la religión desde una perspectiva histórica. Se justificaron y acep- taron las religiones reveladas, como manifestación de un momento histórico, al que la razón puso fin, acabando con el premio y el castigo, y sustituyéndola por una ética racional y práctica, orien- tada al amor a la verdad en sí misma. • Voltaire era partidario de la vertiente más arrojada y agresiva, con posturas materialistas. 3. LA MASONERÍA Tiene su procedencia en la masonería medieval de los operarios de la construcción: masonería ope- rativa. Estas confraternidades tenían sus propios símbolos, consignas y contraseñas, y observaban el más absoluto secretismo. Debían de ser buenos cristianos, frecuentar la iglesia y promover el amor a Dios y al prójimo. A lo largo del s XVII se experimentaron cambios en la extracción social de sus miembros, dando cabi- do a nuevos sectores de las profesiones liberales, de sólida formación intelectual, que a la larga, pro- porcionaron un soporte doctrinal a la masonería del s XVIII. A partir de 1717, cuatro logias de Londres, integradas casi exclusivamente por personas instruidas, se unieron en la Gran Logia de Inglaterra. En 1723 con las Constituciones de Anderson, la masone- ría especulativa o filosófica toma el relevo de la masonería profesional u operativa. La masonería del s XVIII no era una manifestación de la religiosidad ilustrada propiamente dicha, pero el viraje que dio en este siglo, tuvo carácter iluminado. La hermandad conservó el espíritu, los símbolos, los ritos tradicionales de iniciación y el secreto, pero los cambios experimentados, estuvie- ron influidos por el espíritu de la época: • Propugnan el deísmo y el culto al gran arquitecto y practican la moral natural. • En sus logias se vive una atmósfera de tolerancia, fraternidad, solidaridad e igualdad, sin distinción de clases ni de creencias políticas o religiosas. • Sus miembros promueven la virtud y la caridad, imbuidos de la idea del progreso y el constructivis- mo universal, todo ello partiendo de posiciones racionales. La masonería especulativa se difundió rápidamente. 4. REPERCUSIÓN DE LA ILUSTRACIÓN EN LAS RELIGIONES REVELADAS Durante la Ilustración no todo fueron ataques contra el Dios cristiano y la revelación, sino que amplios sectores de ilustraron optaron por vías conciliatorias que armonizasen la religión y la razón. Había que depurar las religiones establecidas de lacras seculares y formas caducas, e incorporar los principios de la Ilustración, haciendo compatibles la teología, la moral y la actitud religiosa con las nuevas explicaciones sobre la naturaleza del universo o la organización social. 26
  • 27. La reforma ilustrada partió de una postura muy crítica, tanto en las iglesias protestantes como en la católica, pues tenían males similares: el dogma y la organización eclesiástica. La religión seguía dominada por la superstición, el fanatismo, los abusos y el extremismo, por lo que los ilustrados trataron de liberar las conciencias de la intervención sobrenatural en el mundo. Para ellos estos problemas eran responsabilidad de la Iglesia, empezando por el papa. El papado estaba en decadencia, y no había dentro de la jerarquía eclesiástica personalidades relevantes. Había una decrepitud moral e intelectual del clero, y las órdenes religiosas estaban esclerosadas, siendo para muchos ilustrados los conventos, un receptáculo de vagos, que privaban a la sociedad de mano de obra, y lo que era más grave, los eclesiásticos especulaban con la ignorancia, el miedo y las debilida- des humanas, inculcando ideas contrarias a la naturaleza. La Iglesia se consideraba la adversaria del progreso social e intelectual. Las iglesias y las teologías heredadas del pasado se tuvieron que adaptar ante el avance de la ideo- logía ilustrada, y experimentaron los efectos del progreso de la ciencia y del racionalismo. Religiones protestantes: En ellas la reforma cuajó con mayor facilidad, gracias a unas condiciones objetivas más propicias: • En la teología, la escritura y la religión luterana, irrumpió el racionalismo, siendo el gran autor de la renovación el “déspota ilustrado” Federico el Grande. • En el calvinismo, a pesar de las resistencias populares, se operaron transformaciones, sobre todo en la práctica de la piedad y el culto. Catolicismo: Aquí la tarea fue más ardua. Su renovación partió de la crítica a la escolástica y a las per- vivencias de la piedad medieval y barroca. • Se retornó a las fuentes directas: Escrituras y Santos Padres, siendo sometidos a la crítica, aplican- do a su estudio métodos empíricos y racionales. Fue importante el estímulo de monarcas como Maria Teresa y José II de Austria, pues prestaron especial atención a la reforma de la enseñanza de la teología. Se consiguió hermanar la escritura con las experiencias vitales, y disociar el binomio moral/pecado, habiendo una proyección en la sociedad de las virtudes cristianas. • Se reformó la liturgia, pues hasta ahora había un abismo insalvable con los fieles. Se comenzaron a explicar y a traducir en lengua vernácula los textos litúrgicos y las obras de piedad. Se difundie- ron libros de oraciones. • Los reformadores también abordaron la práctica religiosa, sobre todo de la religión popular, domi- nada por el fervor tradicional, muchas manifestaciones externas, y un rosario infinito de santos. Se propuso, sin demasiado éxito, una piedad cristocéntrica, directa y evangélica. Judaísmo: Se vio influido por la razón, el optimismo y el universalismo de la Ilustración. El judaísmo trató de incorporarse a la vida y el pensamiento europeo. Iglesia ortodoxa: Vivió en su seno muchas disputas y conflictos intelectuales. Con las guerras de religión europeas recientes, los ilustrados buscaron la paz y la inteligencia univer- sal de las iglesias, y emprendieron el camino de la tolerancia. Tuvieron que luchar mucho, pero sus frutos tuvieron gran trascendencia: • En Inglaterra, se derogaron leyes contra disidentes protestantes, y se habilitaron legalmente a los católicos, aunque lentamente. • Los hugonotes franceses fueron cada vez menos perseguidos. 27
  • 28. • Se desterró el recelo y la prevención en materia religiosa en Polonia, Hungría o Alemania. • Las quemas de brujas dejaron paulatinamente de practicarse. • La Inquisición española entró en decadencia. • Las sanciones contra transgresores de preceptos se hicieron cada vez más raras. Los cambios no fueron iguales en toda Europa, sino que fueron mayores en los lugares donde habí- an mayores avances de la ciencia y la técnica, y donde había una clase media educada y una aristo- cracia con mentalidad liberal. La principal consecuencia de la acción ilustrada sobre las religiones, sería el tránsito de una sociedad sacralizada a una religión más burguesa, secularizada y desclerica- lizada. 5. EL MATERIALISMO En sectores minoritarios se produjo una actitud extrema: el materialismo, según el cual todo, desde la vida hasta el pensamiento, podía explicarse a través de la materia, y el movimiento que ésta gene- ra. Dios resultaba una hipótesis inútil, lo que abocaba al ateísmo. Esta tendencia debió mucho al conocimiento de los pueblos extraeuropeos, y al estudio profundo y serio de la historia, lo cual aumentó las dudas sobre muchas tradiciones. Esta tendencia encerraba el germen del pesimismo, y una profunda crítica social, sobre todo el deseo de acabar con la religión, ante la imposibilidad de reconciliarla con los principios ilustrados. En los años 40 con el desarrollo de las ciencias físicas hubo un clima favorable, y en los años 50, el materialismo pasó de la clandestinidad al dominio público. Algunos filósofos ilustrados afirmaron que el egoísmo era el motor de los actos humanos y dieron a la moral un simple valor utilitario. El ateísmo radical fue raro, y recibió el rechazo de los ilustrados, que predicaban la práctica de la religión natural, y creían en un ser supremo, de los masones, y de los practicantes de las religiones reveladas. 6. EL ESTADO ILUSTRADO Y SUS RELACIONES CON LA IGLESIA 6.1. El regalismo Con el avance de la ideología ilustrada se potenció cada vez más la idea de “Estado”, la implanta- ción de sistemas administrativos centralizados, y la injerencia del gobierno en todos los órdenes de la vida. El despotismo ilustrado tendió a desvincular la Iglesia del papado, y a someterla a la autori- dad nacional, poniendo al rey por delante del papa. A la debilidad del papado, se unió la secular aspiración a la independencia de Roma. El grado de intervencionismo de los diferentes gobiernos osciló entre la moderación y la intromisión absoluta del poder civil. Dicho intervencionismo recibió distintos nombres según los países: galica- nismo, regalismo, josefinismo, febronianismo… En Francia desde antiguo se había tratado de someter al papado a un Concilio General de la Iglesia, pero en el s XVIII, el papa continuaba siendo un estorbo para el control de la Iglesia por el Estado. 28
  • 29. A partir de 1720 se inició un proceso erosivo que llevó consigo la pérdida de poder y de prestigio del papado. En la Rusia de Pedro el Grande la Iglesia quedó totalmente subordinada, controlada por su Santo Sínodo, dominado por el poder civil, y presidido por un laico. En toda Europa se sucedieron concordatos dirigidos a reducir el ya limitado derecho de investidura: España, Cerdeña y Nápoles. En Portugal se actuó como si el papado no existiera. El máximo exponente de injerencias del poder civil fue José II. 6.2. El jansenismo En el s XVII el jansenismo había sido una teoría teológica y una práctica rigorista de la vida cristiana. En el s XVIII hubo grandes cambios. Los temas jurídicos y políticos pasaron a primera línea de su interés. El jansenismo político francés conectó bien con el tradicional galicanismo parlamentario, adoptan- do posturas antirromanas. Se mostró hostil a las pretensiones papales, negó la jerarquía eclesiástica y la constitución pontificia de los estados, y rechazó las órdenes reales. Los jansenistas terminaron por constituir un partido de contestación religiosa y política y se consolidaron como los más fervien- tes enemigos de la Compañía de Jesús. Los éxitos del jansenismo político culminaron en el periodo revolucionario, con la Constitución Civil del Clero, que consagraba las libertades galicanas. Aunque el jansenismo proliferó esencialmente en Francia, se manifestó también con características propias en Holanda, Italia y otros territorios. En España se identificó prácticamente con el regalismo. El jansenismo se mantuvo en ciertos casos hasta bien entrado el s XIX. 6.3. de la expulsión a la abolición de la Compañía de Jesús Tras el Concilio de Trento, los jesuitas ocuparon un papel preeminente en el panorama de la época, erigiéndose en la primera potencia espiritual. Este protagonismo concitó todo tipo de animadversio- nes, pues su poder era inmenso: ejercían influencia en muchas cortes europeas ya que educaban a las clases dirigentes, con cuyos modelos y valores coincidían, a veces eran confesores de los reyes católicos, su situación económica era inmejorable, con enormes patrimonios, puesto que además manejaban bien el comercio, y eran los evangelizadores del Imperio ultraoceánico. Los recelos procedieron de frentes diversos, pero el principal revulsivo fue su apoyo a la curia roma- na, en virtud de su cuarto voto de obediencia al papa. En la segunda mitad del s XVIII, se quería borrar todo lo que sonase a injerencia romana, y la com- pañía se convirtió en el símbolo del poder eclesiástico tradicional. Los estados ilustrados veían en ella un obstáculo a las soberanías absolutas. La iniciativa de expulsión fue tomada por Portugal, bajo la guía del ministro Pombal, enérgico refor- mador. En Francia la idea de expulsión partió del parlamento tradicional galicano. 29
  • 30. En España la expulsión tuvo un cariz peculiar, dada la vinculación de los jesuitas con la vieja aristo- cracia y la reciente acusación de haber participado en los motines de 1766. Salieron en 1767 de la España peninsular y del territorio colonial. Lo mismo pasó en Nápoles y en Parma. No contentos con la expulsión, los diferentes estados presionaron al papa Clemente XIV que dicta- ría el breve de supresión Dominus Ac Redemptor. La orden no se restableció hasta 1814, y privó al pontificado de uno de sus más sólidos apoyos, acelerando su decadencia. Los jesuitas fueron acogidos en países como Rusia y Prusia, más tolerantes. 7. REACCIONES FRENTE A LA RELIGIÓN ILUSTRADA Las nuevas formas religiosas ilustradas habían reducido a Dios a esferas muy distantes del hombre, y le habían desprovisto de toda carga de humanidad, por lo que el hombre se sentía desamparado. Entonces brotaron movimientos de renovación que cuajaron con más fervor en las religiones protes- tantes. 7.1. El pietismo En Alemania, la búsqueda de una nueva forma de vivir la religión en torno a un Dios del amor, se manifestó con el pietismo, o religión del corazón. En 1675 Spener publicó su obra Pía Desideria, en la que se ve en Cristo el salvador personal, y se depositan las esperanzas en la divina providencia. Por ello, los pietistas viven en la alegría del hom- bre salvado y protegido por su salvador. Predomina el sentimiento sobre el razonamiento en materia religiosa, y de la devoción espiritual sobre la ortodoxia doctrinal. Se potenciaron la emoción, el sentimiento, el misticismo y la predisposición psicológica, y se sirvie- ron e cuantos elementos fueran útiles para su estímulo, sobre todo la música. Se extendió mucho, contando con el apoyo de soberanos y nobles, siendo su principal bastión la uni- versidad de Halle. Desde Alemania se extendió a Suiza y Suecia, llegando al este de Francia, e inclu- so a París. 7.2. El metodismo En Inglaterra surgió el metodismo en Oxford, que fue sistematizado por los hermanos Wesley. Es una religión popular, simple y directa, en la que se mantiene una íntima relación entre Cristo y el creyente, sin intermediarios, siendo la Biblia la única fuente de autoridad espiritual. No es necesaria la confesión, pues Cristo perdona y absuelve los pecados a quien recurre a él. La sal- vación se obtiene mediante el amor personal a Cristo. Se cree en el providencialitos, pues Dios interviene sin cesar en la vida de los mortales. 30
  • 31. La elocuencia de los Wesley, provocó un gran entusiasmo religioso, por lo que en la segunda mitad del s XVIII, el metodismo era la corriente religiosa más dinámica en Inglaterra, y la confesión protes- tante más numerosa de Norteamérica. 7.3. La apologética Los apologetas se opusieron a los ilustrados tratando de exponer pruebas que ratificaran la verdad de la religión revelada. Su principal argumento era el acoso ilustrado a las religiones heredadas. En Francia fue donde más significado alcanzó, pero también en España, Portugal y Austria. 8. LA RELIGIOSIDAD POPULAR En amplios sectores de la población se mantuvieron alejados de todo cambio, anclados en sus creen- cias y prácticas tradicionales. El espíritu popular seguía dominado por la veneración de los santos, las imágenes y las reliquias, la celebración de procesiones y peregrinajes y la fe en los milagros. Proliferaron los magnetizadores, sonámbulos e iluminados, además de charlatanes que invocaban a los espíritus, realizaban cálculos cabalísticos o practicaban la alquimia, la astrología y la quiromancia. 31
  • 32. 32
  • 33. TEMA 15 EL DESPOTISMO ILUSTRADO 1. CONCEPTO DE DESPOTISMO ILUSTRADO La expresión “Despotismo Ilustrado” se utilizó por primera vez a mediados del siglo XIX. La palabra “despotismo” se debe identificar con “absolutismo” y el concepto “ilustrado” es sinónimo de “racio- nal” y no se puede relacionar con el movimento ilustrado en su sentido más estricto, cuya filosofía mantenía presupuestos distintos a los del absolutismo. Características • Influencia de las ideas ilustradas en la cultura y en la política con un espíritu de reforma que quie- re favorecer, de forma paternalista, la “felicidad” del pueblo, y aumentar el prestigio de la monarquía. • También aplica una política de contención de los privilegios nobiliarios y eclesiásticos que suponían un obstáculo para el fortalecimiento del poder real. Comienza en 1740 con la subida al trono de Federico II de Prusia y María Teresa de Austria y finali- za al terminar el reinado de José II en 1790, cuando estalla la Revolución Francesa que dió paso a una nueva realidad. Los protagonistas fueron monarcas como Federico II de Prusia, Catalina la Grande de Rusia, María Teresa y su hijo José II de Austria, Carlos III de España y ministros como el marqués de Pombal en Portugal y Tanucci en Nápoles. El programa político tenía antecedentes en el absolutismo de finales del XVII y cumplía seis aspectos fundamentales: 1. Tendencia a una mayor centralización que, ayudada por una burocracia eficaz, aumentaría la acti- vidad de la maquinaria del estado. 2. Reorganizar la fiscalidad evitando las desviaciones y exenciones. 3. Rehacer el procedimiento judicial mediante la recopilación de leyes y la aplicación de principos humanistas en el campo penal. 4. Aumentar la actividad económica gracias a las innovaciones técnicas y las ciencias aplicadas. 5. Promocionar la cultura y la ciencia por medio de instituciones para la difusión educativa con el fin de obtener un progreso eficaz hacia la civilización. 6. Secularizar la monarquía absoluta y las normas sociales separándolas de la religión y practicando la tolerancia religiosa. Para justificar la potenciación de la administración y la imposición de una disciplina social, los monar- cas se basan en las ideas del pensamiento ilustrado. De esta forma, la monarquía absolutista estable- ció una colaboración con los ilustrados. Sin embargo los objetivos de esta colaboración diferían: • Para los ilustrados, el objetivo del apoyo al absolutismo era la consecución de unos resultados basa- dos en el análisis racional de la realidad. • Para la monarquía, el objetivo era reforzar el Estado utilizando cualquier recurso, en este caso, las ideas ilustradas. 33
  • 34. Ejemplo de ello es el ataque a los privilegios de la Iglesia basándose en la idea ilustrada de la secu- larización del poder que tomaron como pretexto para limitar la jurisdicción de la Iglesia. 2. LA EXCEPCIÓN DEL PARLAMENTARISMO EN INGLATERRA La vida política de Inglaterra en el XVIII estaba condicionada por los hechos ocurridos en el pasado siglo y heredados ahora: • La preeminencia del Parlamento. • La consolidación de la Monarquía. • La vinculación de la economía a la política. • La creación de un imperio colonial. El Parlamentarismo inglés El modelo político de la Monarquía británica ha sido diferente de los modelos constitucionales del resto de Europa. Frente a los modelos basados en la autoridad monárquica, la monarquía inglesa ofrecía un modelo basado en el pacto y en la participación social en la vida política como alternati- va al modelo absolutista de los países vecinos. Inglaterra destacó los valores parlamentarios y la “common law” como límites a la actividad del rey. En el siglo pasado, la Gloriosa Revolución cambió la naturaleza de la monarquía inglesa en 1688, lo que significó una auténtica revolución liberal, siendo John Locke quien sentara sus principios y sus valores, tranformándola en una monarquía parlamentaria. 2.1. El reinado de Jorge I (1714-1727) Aunque el gobierno inglés dependía de la corona, el eje de la política era el Parlamento. Estaba divi- dido en dos Cámaras: • Los Lores, formada por aristócratas. • Los Comunes, formada por burgueses, comerciantes, profesionales. En 1714 se instala en Inglaterra la dinastía de los Hannover con Jorge I, un rey poco conocido en la Historia por la corta duración de su reinado y su procedencia alemana. En los últimos años de reinado de Ana Estuardo, los “tories” que eran predominantes en el gobier- no, quisieron cambiar la sucesión al trono en favor de los Estuardo. Aún así, se designó a la Casa de Hannover. Una de las primeras medidas de Jorge I fue sustituir a los líderes “tories” por nuevos ministros “whigs” como Townshend, Walpole, Stanhope y Halifax. De todas formas, se disolvió el Parlamento y se convocaron elecciones que dieron como resultado mayoría “whig”. La causa jacobita (Jacobo Estuardo) se reforzó y hubo una rebelión que acabaría fracasando. Se crearon divergencias en el gobierno que hicieron que cayera Townshen y Walpole creándose un nuevo ministerio con Stanhope y Sunderland. Stanhope (1717-1721) Realizó una acertada política que consolidó la prosperidad del país y mantuvo la paz con Francia. 34
  • 35. Su política interior estuvo marcada por los fracasos: • En materia religiosa, fracasaron sus intentos de tolerancia religiosa y de modificar las leyes antica- tólicas. • También fracasó el intento de asegurarse la mayoría en la Cámara creando un proyecto que evita- ra los nombramientos masivos de pares. • El final de su goiberno estuvo marcado por la crisis de la estafa de la Compañía del Mar del Sur. Tras su muerte reprentina le sucede en el gobierno Walpole. Walpole (1721-1727) En esta primera etapa de gobierno, Walpole se dedicó a la política interior con dos objetivos: • La cuestión jacobita, evitando el resurgimiento de esta cuestión, para lo que realizó una política represiva y preventiva. • El fomento de la industria y del comercio que consideraba como el mejor medio para mantener la paz social. Puso orden en la hacienda tratando de reducir la deuda nacional. Simplificó y aligeró el sistema de impuestos reduciendo algunas tasas y aboliendo otras, con el objetico de fortalecer el comercio y la industria. • La paz exterior favoreció esta etapa de desarrollo económico. 2.2. El reinado de Jorge II (1728-1760) Jorge II quiso apartar a Walpole del poder designando como Primer Lord a sir Spencer Compton, pero su incapacidad hizo que recurriera de nuevo a Walpole. Walpole (1728-1742) 1ª fase del reinado Walpole trató de reforzar su posición eliminando a cualquier posible rival y generando con ello un gran descontento. Como opositor tenía al líder “torie” Bolingbroke que, finalmente, tuvo que reti- rarse a Francia tras las victorias de Walpole en las elecciones de 1727 y 1734. Desde este momento, el principal opositor de Walpole sería William Pitt que representaba a la comunicad mercantil que estaba perjudicada por la política exterior. En esta etapa Walpole se dedicó más a la política exterior que antes había dejado en manos de Thownsend. Lo que consiguió su falta de experiencia este campo fue la pérdida de la influencia de Gran Bretaña en Europa y entrar en una guerra con España en 1739. En 1742 acabó dimitiendo por el descenso de la mayoría ministerial en las elecciones de 1741. Su caída demostró la importancia del apoyo de la Cámara de los Comunes y no sólo del rey. 2ª fase del reinado (1742-1760) El nuevo gobierno estaba formado por hombres de su elección (del rey) que competirían entre sí. Primero gobernó Carteret que impulsó una política exterior agresiva. La reanudación de la guerra con Francia en 1744 fue la ocasión que aprovecharon los hermanos Pelham para exigir un cambio en política exterior y forzar su renuncia, aunque el rey no estaba de acuerdo con el nuevo gobierno. Para reforzar su posición se atrajeron al opositor Pitt que llegó a formar parte del gobierno, pero que tampoco fue del agrado del rey. Al reanudarse la guerra con Francia, resurgió el movimiento jacobito cuando Carlos Estuardo dirigió el levantamiento escocés. En 1745 tomó Edimburgo, nombró a su padre rey e invadió Inglaterra. El 35
  • 36. levantamiento fue aplacado en 1747 tras la ejecución de varios cabecillas y el retorno de Carlos Estuardo a Francia, pero demostró la fragilidad de la unión con Escocia. Cuando se alcanzó la paz con Francia en 1748, Henry Pelham desarrolló una política continuista orientada a la reducción de la deuda y el fomento del comercio y la industria. Tras su muerte, su her- mano le sucedió desarrollando una política exterior desastrosa que dió lugar a un primer intento de gobierno de Pitt en 1756. 2.3. El reinado de Jorge III (1760-1811) El nieto de Jorge II, Jorge III, accede al trono y comienza una etapa de cambios significativos. Los primeros gobiernos Jorge III rechazó la política de William Pitt y en 1761 sitúa al frente del gobierno al conde de Bute, un “torie” escocés, preceptor suyo. El rey despreciaba la oligarquía “whig” que controlaba la políti- ca aunque sabía que no podía prescindir del Parlamento. Bute se encargó de negociar el Tratado de París en 1763 que ponía fin a la Guerra de los Siete Años con Francia, un tratado al que se oponían los hombres de negocios, que querían las Antillas france- sas, y la opinión pública. Debido a esta fuerte oposición acabó dimitiendo en 1763. A partir de esta fecha y hasta 1770 se sucedieron diversos gobiernos “whigs”. Comienza la crisis entre las colonias norteamericanas y la metrópolis tras el incremento de los impuestos en los territorios coloniales para solventar los problemas económicos derivados de la Guerra de los Siete Años. Las colonias responderán con un boicot a los productos británicos y con una batalla jurídica en torno a la capacidad del Parlamento para establecer los nuevos impuestos. También se crearon muchas asociaciones políticas que aspiraban a una mayor libertad de prensa y a la reforma electoral. Ante esta situación de inestabilidad, Jorge III decidió poner al frente a Lord North, un “torie” de ssu confianza. El gobierno de Lord North (1770-1782) Lord North resultó ser un buen administrador restableciendo la estabilidad financiera y reduciendo los impuestos hasta que en 1775 la crisis americana derivó en una guerra. A partir de este momen- to suben los impuestos y se refuerza la oposición mientras la opinión pública hace responsable al rey de la independencia de las Trece Colonias Norteamericanas. En Irlanda aumenta la tensión surgiendo un fuerte patriotismo. El gobierno de Lord North declaró la autonomía del parlamento de Dublín, pero el rumbo de la guerra americana y la capitulación de Yorktown acabaron con el gobierno. Tras una moción de censura se inicia un periodo de inestabilidad política. Tras la sucesión de varios minis- tros se hizo con el poder la coalición encabezada por Lor North y Charles James Fox que se encargan de negociar la Paz de Versalles con los norteamericanos. También querían impulsar un programa reforma- dor para reducir gastos mediante la supresión de cargos. Quisieron limitar los poderes de la Compañía de las Indias Orientales pero su plan fracasó al ser rechazado por el rey de una manera anticonstitucio- nal. Con esta actuación el rey designa a William Pitt “el Joven” al mando del gobierno en 1783. 36
  • 37. El gobierno de Pitt “el Joven” (1783-1801) William Pitt accedió al poder aupado por la popularidad de su padre y por su prestigio como aboga- do reformador. Tuvo que hacer frente a una situación difícil dado que la mayoría en la Cámara esta- ba dominada por North y Fox. Disolvió el Parlamento y convocó elecciones en 1784, que ganó. A partir de entonces inicia un programa de recuperación nacional con la resolución de los problemas financieros creados por la guerra y el fomento del comercio y de la industria, lo que facilitó el desa- rrollo económico del país. A raiz de los primeros síntomas de enfermedad mental de Jorge III tuvo que enfrentarse a la crisis de regencia: el gobierno de Pitt quería limitar los poderes del regente pero la oposición no estaba de acuerdo. El rey se recuperó pero las divisiones dentro de los “whigs” se incrementaron, especialmente tras la Revolución Francesa. Comenzaba una etapa de gobierno en la que Pitt tenía amplios márgenes de maniobra tras la renuncia del rey a intervenir en la política. La Revolución Francesa tuvo sus consecuencias: • Creó una división entre los dirigentes de la oposición parlamentaria entre los que la defendían (Fox) y los que estaban en contra. Estas diferencias aumentaron tras la ejecución de Luis XVI y la guerra entre Gran Bretaña y Francia. Los conservadores formaron una coalición con Pitt. A partir de entonces aumenta el conservadurismo, la defensa de la propiedad y la legislación represiva para controlar el orden social. • Aumentan los problemas con Irlanda que tenía aspiraciones independentistas. Pitt favoreció la incorporación de Irlanda a Gran Bretaña con la ley de Unión en 1800 pero no consiguió abolir las leyes anticatólicas por la oposición de Jorge III, lo que forzó su dimisión. 3. LA FRANCIA DE LUIS XV 3.1. El periodo de la Regencia (1715-1723) Tras la muerte de Luis XIV se inició una etapa de transición marcada por una situación económica y hacendística difícil y por la minoría de edad para gobernar de su biznieto, el futuro Luis XV. El Parlamento se opuso al testamento real y otorgó a Felipe de Orleans la condición de regente,ini- ciando un periodo dividido en dos etapas: 1ª etapa: Se caracteriza por haber una reacción a la herencia recibida que se manifiesta simbólicamente con el traslado de la corte de Versalles a París. 2ª etapa: la regencia “autoritaria”, a partir de 1718. Se retoma el anterior sistema de secretarías de estado y es el abad Dubois quien contribuye a poner orden en la administración, pero también se enfrenta al Parlamento por el problema jansenista. Aparte de este problema, existían otras tensiones motivadas por los problemas económicos. Se autorizó al banquero escocés John Law la creación de un banco central que no proporcionaba cré- ditos pero sí emitía billetes y aceptaba depósitos, para solucionar la crisis. Law también creó una Compañía para el comercio con América del Norte y ambos proyectos resultaron un éxito. Pero la 37
  • 38. fusión del banco y de la compañía en 1720 provocó una oleada especulativa que hizo que naufraga- ra el proyecto. Entonces se vuelve al orden tradicional retornando simbólicamente la corte a Versalles y se nombra a Dubois primer ministro. En 1722 se proclama la mayoría de edad de Luis XV y muere por estas fechas Dubois y Orleans. 3.2. El reinado de Luis XV (1723-1774) La llegada al trono de Luis XV abría grandes expectativas en un país que empezaba a desarrollar un importante dinamismo económico. Pero su carácter débil y su atracción por las mujeres marcaron una política sometida a la influencia de sus favoritas y a la personalidad de los responsables del gobierno. Aún así, esta etapa está marcada por una importante labor legislativa y reformadora. El ministerio Borbón (1723-1726) De 1723 a 1726 el gobierno quedó en manos del duque de Borbón, cargo condicionado por los lazos de sangre, aunque el rey no le tenía confianza y prefería a Fleury, su preceptor. El duque no tenía grandes dotes ni gozaba de popularidad. Su política estuvo marcada por dos hechos: • La estabilidad dinástica. Quiso asegurar la sucesión del rey forzando el matrimonio de Luis XV. Para ello regresó a la infanta española María Ana Victoria, prometida del rey, por ser muy joven (hecho que le acarrearía problemas con España) y concertó el matrimonio con María Leszcynska, hija del destronado rey de Polonia, Estanislao (en el futuro Francia intervendrá en la guerra de Sucesión polaca). • Crisis económica y pervivencia del sistema de gobierno heredado. Las crisis agrícolas y la política de deflación monetaria crearon un clima de malestar social que se tradujo en varios motines. A esto se añade la aplicación del “quincuagésimo” un impuesto directo. Todo ello incrementó la impopu- laridad del duque de Borbón. Finalmente Luis XV destituye al duque en 1726 y designa como ministro al cardenal Fleury. El gobierno del cardenal Fleury (1726-1743) Con Fleury se abre una etapa marcada por la necesidad de poner orden en el país y de impulsar su desarrollo. Fue un estadista hábil a la hora de elegir sus colaboradores y de conseguir el entendi- miento con la administración y la corte. Los problemas con los que se encontró eran heredados de la época anterior: • Las cuestiones religiosas fueron un motivo de controversia que llevó a adoptar una política de fir- meza frente al richerismo y protestantismo. También se mantenía el problema jansenista que llevó a serios conflictos entre el Parlamento y la corona. • La hacienda. Fleury desarrolló una administración tradicional, sin innovaciones. En una primera etapa se estabiliza la moneda y se suprime el “quincuagésimo”. Más tarde se opta por una políti- ca de ahorro e incremento de la recaudación pero sin llegar a verdaderas reformas. • Creciente desarrollo económico, en contraste con la penuria hacendística. Orry promovió una polí- tica mercantilista para favorecer el desarrollo industrial y comercial que llevaron a un despegue mercantil: - Mejoras en la red viaria. - Crecimiento de la flota. 38
  • 39. De estos aspectos se benefició el comercio colonial y los puertos atlánticos. Se desarrolló la burgue- sía comercial y de negocios. En los últimos años de su gobierno la política internacional se fue complicando y se creó en Francia un clima belicista que provocó que el país interviniera en la guerra de Sucesión de Austria, en con- tra de la opinión de Fleury. Su muerte en 1743 provocó una crisis de gobierno y la decisión de Luis XV de gobernar personalmente. La etapa de gobierno personal (1743-1774) Luis XV accedió al gobierno de su país iniciando un periodo marcado por la influencia de su favori- ta, la marquesa de Pompadour, una mujer que adquirió un importante protagonismo político y un gran mecenazgo. De esta forma, el monarca desarrolló una política incoherente y plena de intrigas cortesanas. Se distinguen tres etapas: 1. El gobierno sin primer ministro (1743-1758) Los primeros años del gobierno personal estuvieron marcados por la guerra de Sucesión de Austria de la que Francia, tras la firma del Tratado de Aquisgrán, quedó endeudada. Se hacía necesaria la obtención de recursos por lo que se constituyó un nuevo impuesto, la “viengtième”, aplicable a todos los estamentos. Por ello hubo una fuerte oposición por parte de los Parlamentos, de los Estados Provinciales y, especialmente, del clero. Tras la presión eclesiástica, el rey decide ceder y libra al clero de pagar tal impuesto. Pero la campaña anticlerical ya estaba empezada en el país, a la que se fue uniendo el movimiento ilustrado. Se desarrolló una fuerte crisis entre el Parlamento y el monarca por el problema del jansenismo que se fue amplicando hasta que en 1753 el Parlamento de París hace públicas las “Grandes Remontrances” en donde reafirma su papel de garante de las leyes fundamentales. Pero los par- lamentarios fueron más allá atribuyéndose la representación nacional por lo que se suspendió la actividad del tribunal, hubo arrestos y exilios y se creó un caos en la administración de justicia. El rey reaccionó imponiendo una ley de silencio para neutralizar al Parlamento pero lo que con- siguió fue una fuerte reacción en forma de nuevas amonestaciones. Cuando en 1756 estalla la Guerra de los Siete Años la situación empeora por la necesidad de obte- ner ingresos para el ejército y la marina. Por ello el rey establece una política de fuerza con res- pecto al Parlamento y crea la segunda “viengtième”. Esta política resulta inviable en la situación en que se encuentra el país. De esta forma, la nueva situación supone la capitulación del rey ante el Parlamento lo que crea una situación muy peligrosa acompañada de una crisis gubernamental que derivó en el cese de los ministros más destacados. Esta etapa de inestabilidad ministerial llevó a Luis XV a designar a Étienne Choiseul secretario de estado de Asuntos Extranjeros, llegando a ejercer las funciones de primer ministro. 2. La época de Choiseul (1758-1770) El principal problema que tuvo que tratar Choiseul fue el problema hacendístico, pero existían importantes dificultades para resolverlo y muestra de ello es la rápida sucesión de responsables de finanzas en el gobierno. 39
  • 40. Por otro lado, el país estaba desarrollando un crecimiento económico importante fomentado por las reformas impulsadas por el gobierno en cuanto al liberalismo comercial y el desarrollo industrial. Pero una de las prioridades de Choiseul fue reforzar el poder militar y naval de Francia que había quedado muy perjudicada tras la Guerra de los Siete Años. Para ello se intentaron reformas para mejorar el reclutamiento, la disciplina de las tropas y favorecer la renovación de la oficialidad. El gobierno se encontraba en una situación muy débil por lo que se hacía necesario congraciarse con los Parlamentos para conseguir su apoyo a la reforma fiscal. Por ello, Choiseul, aunque era un librepensador, consumó la expulsión de la Compañía de Jesús en 1762 porque chocaba con la mayoría galicanista de los magistrados franceses. Pero los enfrentamientos con el Parlamento continuaban. Tras la muerte de madame Pompadour en 1764 le sucede madame Du Barry que se alió con el par- tido devoto en el que destacaba Maupeau, mientras Terray se hacía con el cargo de controlador de finanzas. Choiseul, ante su intención de entrar en una nueva guerra con Inglaterra, fue destituido en 1770 y al frente se nombró al duque d’Aiguillon que, junto con Maupeau y Terray, formaron un triunvirato. 3. El tiempo del triunvirato (1770-1774) A partir de 1770 se establece una política totalmente autoritaria, un “despotismo ministerial”. • Maupeau se enfrenta al Parlamento. • Se prorroga la “viengtième”. • La Cámara se declara en huelga y se disuelve el Parlamento. • Se inicia una reforma judicial: se disminuye el poder del Parlamento y se suprime el carácter hereditario de los cargos. Parte de la opinión pública estaba de acuerdo pero también existía un recelo ante tales muestras de arbitrariedad que conllevaban un riesgo de desestabilización. Aún así, el gobierno permane- ce inflexible. En cuanto a la reforma de la hacienda: • Se dieron soluciones parciales: se redujo el déficit y tuvo que decretar bancarrotas parciales y establecer tasas a algunos productos perjudicando al comercio. • Suprimió la Compañía de las Indias Orientales y se repartieron comunales; también se reglamen- tó el tráfico de granos. Al prohibir la exportación de cereales aumentaron los precios y hubo dis- turbios populares. En este ambiente de creciente descontento y con el fracaso del intento de modernización de Maupeau y Terray, fallece Luis XV en 1774. Le sucede un rey carente de voluntad y de experiencia de gobierno cuya esposa, María Antonieta, destacaba por su frivolidad. Su subida al poder se produce en una situación difícil con una monarquía desprestigiada y un país con graves dificultades económicas. El viejo modelo estamental se está deteriorando progresivamente. 40