1. Hacia una Riqueza Ética
La vida puede definirse por su crecimiento o reproducción. Los sistemas vivos crecen.
La velocidad de dicho crecimiento suele estar dada por algún factor que se transforma
en limitante. Por ello se define la economía como la ciencia de la escasez. Aquello que
falta, controla el crecimiento y se transforma en la fuente de valor económico. El
diferencial de crecimiento que aporta un diferencial de recurso escaso, es lo que
define su valor. Todo ello en el marco de la acumulación de estructura reproductiva o
capital. El crecimiento suele ser proporcional, en grandes líneas, a lo acumulado. Por
ello tenemos ecuaciones diferenciales que modelan los sistemas vivos – económicos
con soluciones donde intervienen exponenciales. Ante la falta de límites los sistemas
crecen exponencialmente.
Diferentes etapas de la humanidad responden a diferentes límites. Cuando el mundo
no estaba casi ocupado, el límite era dado por la cantidad de personas. El poder de las
sociedades estaba dado por su tamaño poblacional. Quien pudiese “parir” mas
hombres dominaba el mundo. El esclavismo era ley, pues se negociaban o ganaban por
guerras (capturar) los factores limitantes.
El fin del imperio Romano viene dado por la aparición de otro límite: la tierra.
Ocupada toda la tierra conocida, no había forma de expandirse sin pelear o negociar
(En la Biblia hay un antecedente de esto). Cambian todas las condiciones del poder,
entendido este como la capacidad de controlar la reproducción. Quien controle la
tierra pasaba a tener “el poder”. Nacía el feudalismo. Podíamos hacer nacer a mas
personas de las necesarias. Pero para tener mas tierras teníamos que sacarselas a
otro. Por guerra o por comercio.
El comienzo de la era industrial plantea otro límite, el capital. El factor limitante de la
producción empezó a ser la maquinaria. La tierra empezaba a perder valor relativo.
Comenzaba el capitalismo.
Hoy estamos ante otro límite: la energía y en paralelo la degradación ambiental. En las
economías centrales el capital abunda, se consigue para cualquier emprendimiento.
Pero no es obvio asegurarse la cantidad de energía necesaria para su uso ni conseguir
procesos productivos que no destruyan el ambiente. Estamos en una situación
descripta por Lenin como Imperialismo. Quien controle los recursos energéticos del
planeta tendrá poder. La segunda guerra mundial fue en esencia una guerra de los
estados no petroleros contra los petroleros, marcada por la transición de una
economía del carbón a una petrolera.
Todavía no queda claro si la humanidad logrará superar estos límites y pasara a un
esquema energético disperso. En tal caso podremos decir, que, con la aparición de
Internet, entramos a una era donde el límite lo pone el conocimiento.
2. En cualquier caso las normas que nos damos para definir el uso de los recursos
limitantes pautan el desarrollo de nuestras sociedades. El valor representado por la
tierra, la maquinaria, el trabajo, la energía, el conocimiento y la forma en que los
usemos, intercambiemos y los aprovechemos determina nuestras relaciones como
seres humanos y nuestros comportamientos como sociedades.
Las libertades que podremos darnos vienen determinadas justamente por las
condiciones de existencia y reproducción de estos límites y de las formas aceptables
de su control e intercambio. Es claro que una norma ética que regule o niegue la
guerra o la violencia en general como forma de apropiación de recursos de otros,
tendrá efectos positivos sobre nosotros y nuestras sociedades. Esta puede ser la
primera norma ética con relación a la riqueza. Y es una norma que establece en
definitiva el concepto de “propiedad”, los recursos escasos son de “alguien”, y solo se
pueden intercambiar con su acuerdo. Queda en paréntesis la cuestión de si ese alguien
es un individuo, una familia, o una sociedad y como se regulan estas cuestiones. Y este
paréntesis encierra en si mismo el debate político fundamental de la humanidad en los
últimos siglos. Pero es claro que la primer reflexión que surge al estudiar las
cuestiones éticas de la riqueza es el concepto de propiedad. Es bastante difícil poder
concebir un mundo donde las personas tengan libertades o derechos, si no se
establece claramente el derecho de disponer de bienes esenciales para el crecimiento
y la vida. Una sociedad que no tenga en su matriz estas ideas, vivirá en un marco de
violencia. Toda norma ética que establezca derechos o libertades tiene límites. Por
ejemplo en este caso no podemos considerar a las personas como apropiables. Por
mas derecho que exista a la propiedad, los seres humanos no son apropiables ni
negociables. Caso contrario habilitaríamos la esclavitud. Nadie tiene derecho a
esclavizar a otro.
Vemos que en definitiva la ética de la riqueza no es más que una reflexión sobre el
concepto de propiedad y sus límites. Hemos planteado su origen en la no violencia y
expuesto un límite. No hemos planteado nada que no sea casi universalmente
aceptado.
Diego Saravia
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