Las primeras civilizaciones necesitaban registrar transacciones financieras como tributos y cobros de manera aritmética para superar los límites de la memoria. Los reyes y sacerdotes fueron los primeros en adoptar métodos de contabilidad. Más tarde, los comerciantes se convirtieron en los mayores defensores de nuevos procedimientos contables debido a la naturaleza de sus negocios. Algunas sociedades sin escritura desarrollaron registros contables alternativos.