La ciudad tiene orígenes romanos y se llamó "La ciudad de oro" debido a la abundancia de este metal. Se construyeron termas alrededor de las fuentes termales y un puente para defender la ciudad. En la Edad Media, la ciudad experimentó conflictos de poder entre el obispo y el ayuntamiento recién establecido. En los siglos posteriores, la ciudad creció gradualmente en población y comercio, especialmente del vino, hasta que la llegada del ferrocarril impulsó un mayor crecimiento en el siglo XIX.