Las colonias británicas en América del Norte gozaban de autonomía hasta que en 1765 el gobierno inglés aumentó los impuestos sin consultarlas, lo que llevó a los colonos a declarar su independencia en 1776 y formar los Estados Unidos. Tras una guerra difícil contra Inglaterra, los estadounidenses lograron derrotarla con ayuda francesa y española, obteniendo el reconocimiento británico de su independencia en el Tratado de Versalles de 1783.