El artista Luke James realizó una residencia en Homesession donde exploró pequeños gestos y alteraciones poéticas del espacio a través de la observación y el trabajo directo con los materiales. Rompió, quemó, llenó y vació las paredes para revelar nuevas capas y espacios, considerando estos momentos como breves interacciones con el lugar. La casa estudio fue vista como un laboratorio sagrado que podía ser pervertido a través de microacciones experimentales informadas por la ciudad exterior.