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Miguel A. Haiquel
Naturaleza y sociedad
A C L A R A C I O N :
Este trabajo es producto de la réelaboración parcial de una conferencia
pronunciada en la Facultad de Biología, el jueves 8 de Enero de 1981, co-
mo parte del seminario " E l biólogo y los recursos naturales", organizado
por iniciativa de un grupo de alumnos de dicha facultad. De la versión oral
pronunciada en esa oportunidad, a la que continúa más abajo existe, ade-
más de la diferencia provocada por una necesaria modificación del lenguaje,
del oral al escrito, la supresión de párrafos íntegros y reelaboración de algu-
nas ideas a consecuencia de la reflexión sobre ellas a la que me obligaron
las preguntas y polémicas surgidas durante y luego de la exposición.
Sin embargo aún falta mucha más reflexión y estudio para considerar
el tema con profundidad y este texto conserva a ú n el carácter de una pri-
mera aproximación.
I N T R O D U C C I O N
Antes de entrar en tema quisiera hacer algunas aclaraciones. E n prin-
cipio, que no soy un especialista en Recursos Naturales y tal vez ustedes
tengan una serie de expectativas sobre un enfoque social del tema que van
a quedar insatisfechas. E n segundo lugar, que no podemos dar por agotado
el tema con una sola exposición, y este se debe a varias causas: Una, es que
el tema de por sí es muy complejo para su análisis pero sin embargo, es
una cuestión sumamente importante e interesante (al menos para m í )
como para intentar con esta exposición una primera aproximación.
L a segunda es que, para tratar de comprender el problema de los recur-
sos naturales, como parte de la relación sociedad —naturaleza y en particular
la relación capitalismo— naturaleza, me voy a referir más a los aspectos deter-
minados por lo social, que a los que dependen de las cuestiones físicas, na-
turales y biológicas; y, en la medida en que ustedes estudian esta cuestión
desde el segundo enfoque, creo que van a surgir una serie de inconvenientes
para entendernos. Hay algunos conceptos que necesariamente deben ser
usados y tal vez sean desconocidos por ustedes, además de otras dificulta-
des creadas por el lenguaje diferente que existe en las ciencias sociales y las
biológicas.
Este tipo de desentendimiento surge siempre que se abordan temas que
están directamente relacionados con diferentes disciplinas, pero la dificul-
tad no es de la realidad, del fenómeno, sino que surge de la forma en que
está dividido el conocimiento, dentro de lo que es "el conocimiento cien-
tífico". E l propio "modo de conocer" dificulta el diálogo multidisciplina-
rio, y crea obstáculos muy grandes, en última instancia, para acceder al
conocimiento de la realidad tal y como es, sin esa distinción entre " l a rea-
lidad natural" y "la realidad social", ya que la materialidad de la realidad
es una sola, en la multiplicidad de sus manifestaciones. E l intento de hacer
una aproximación, de buscar un enfoque unitario para los problemas físi-
cos-naturales y los sociales, no es un problema arbitrario en biología, no es
un intento forzado, ya que por la ubicación de la biología, dentro del mo-
saico de las ciencias, se ve obligada a articular aspectos de las ciencias natura-
les (física, química, etc) con el estudio del Hombre como unidad biológica. Y
también la actividad humana, la actividad que se desprende del cuerpo so-
cial, y que afecta el entorno físico —natural, actividad que está a su vez deter-
minada por la naturaleza humana, por su "realidad biológica". Por esto, es
totalmente legítimo el interés que manifiestan Ustedes de avanzar en la
comprensión de ciertos problemas no sólo desde la óptica de las ciencias
naturales, sino integrando también el enfoque social.
Y esto nos lleva a un problema más profundo y general que sólo les
quiero dejar enunciado. E n este momento estamos asistiendo a una crisis
mundial muy profunda de la sociedad, que se pone en evidencia y se mani-
fiesta no sólo en el orden social y económico existente, sino que también
se expresa, en el terreno del conocimiento científico. E l propio desarrollo
del conocimiento que desde el siglo X V I I ha tomado impulso bajo la for-
ma del m é t o d o científico, aparece hoy limitado para abordar la realidad y
dar respuesta a los problemas que la humanidad de finales del siglo X X
plantea.
Sin embargo, en la búsqueda de respuestas a estos problemas, tal vez se
encuentre el camino a través del trabajo multidisciplinario, a través de la
crítica de las formas actuales de conocer, a los modelos teóricos actualmen-
te en uso que, al igual que a los creadores del m é t o d o científico en el siglo
X V I I , permita encontrar una nueva racionalidad que se aproxime mejor,
en la explicación de los fenómenos, al propio hecho concreto.
En este sentido entiendo esta plática, como una forma de avanzar por
sobre la mutilación que de la realidad hace el conocimiento parcelado de
la ciencia y, en tanto la realidad material, unitaria en su existencia y múl-
tiple en sus manifestaciones se resista a ser comprendida totalmente desde
una suma de conocimientos estancos y parciales, el trabajo multidiscipli-
nario puede ser una mejor aproximación. Por ello este acercamiento de
los estudiantes de biología a la facultad de sociología, el esfuerzo que sig-
nifica tratar de integrar la visión del biólogo y el de las ciencias sociales, es-
pero que fructifique y se profundice. Espero también que en el futuro los
estudiantes de biología que necesiten completar el análisis con elementos
de las ciencias sociales, o los estudiantes de la Facultad de Sociología que
necesitan del auxilio del biólogo, acuden mutuamente a ayudarse, en bene-
ficio de una mejor comprensión de nuestra realidad y nuestras necesidades.
Hechas estas aclaraciones, vamos a entrar en tema. L a exposición la he
dividido y organizado de la siguiente manera:
I) E l concepto de naturaleza, en tres niveles de análisis: A ) Como objeto
o como materialidad. B) E n relación a la sociedad, y el por q u é del
interés actual por esta relación. C) Como categoría económica.
II) Relación sociedad-naturaleza en la Historia.
III) Sociedad y naturaleza en el capitalismo.
IV) Perspectivas: hacia uno de los problemas actuales.
I) E l concepto de naturaleza:
A) Como objeto, como materialidad:
E n el nivel más amplio, más general y más abstracto, la naturaleza es
entendidad como un concepto filosófico que hace referencia a "todo lo que
existe materialmente", que abarca a esa materialidad que existe por fuera
del hombre como ser pensante, por fuera del sujeto que conoce, aprehende
y transforma esa materialidad.
Esta idea de naturaleza como objeto, aparece en oposición al concepto
de sujeto, y nace desde el momento en que la sociedad humana se consti-
tuye como tal y se separa de su contexto natural.
Esta "naturaleza" comprende no sólo el mundo orgánico e inorgáni-
co, sino también la sociedad y, ligado a ello, aparecen las ideas de sociedad
natural y naturaleza social del hombre, y de que, en parte, la evolución de
la naturaleza se extiende a través de la evolución de la sociedad. Esto en
dos sentidos, porque dentro de la evolución de la materia que se incluye al
hombre y la sociedad, no entra ningún elemento supranatural y porque en
tanto, la sociedad es la forma natural de existencia del hombre, su natura-
leza humana evoluciona a través de las diferentes formas de existencia so-
cial.
Por ello, el concepto de naturaleza como "objeto" comprende al propio
sujeto, a la sociedad. Ambos, sujeto y objeto constituyen, en su unidad
contradictoria, ese "todo lo que existe materialmente", confundiéndose
los límites de estos polos de la contradicción en la trascendencia del sujeto
hacia el objeto, a través del trabajo, del conocimiento y transformación
del objeto en estructura material del sujeto al ser consumida; y en la acción
del objeto sobre el sujeto, los procesos físico-químicos de la fisiología del
organismo humano, la acción de la energía solar como elemento indispen-
sable en el ciclo vital, etc.
Así, breve y esquemáticamente, p o d r í a m o s ubicar este nivel de enten-
dimiento de naturaleza. Pasemos ahora a otro enfoque.
B) En relación a la sociedad.
Existen distintos conceptos y puntos de vista desde los cuales se abor-
da la relación entre sociedad y naturaleza. E n el mundo primitivo, cuando
aún la existencia del hombre estaba más determinada por las condiciones
físicas naturales —clima, cursos de agua, fauna, flora, etc.— que por sus
propios recursos —trabajo y herramientas— naturaleza y sociedad eran só-
lo uno en el pensamiento de los hombres. Así confundían los fenómenos
típicamente humanos con los físicos naturales, y la realidad estaba imbui-
da de elementos mágicos. U n fenómeno metereológico (trueno, relámpago)
era explicado dándole a la naturaleza una lógica humana, por ejemplo un
ser superior que ordenaba un castigo por faltas cometidas a los hombres,
y a la inversa, actos humanos, ritos o danzas, tenían poder de influir en ese
mundo mágico sobre los fenómenos físicos. Así, en la mente de estos hom-
bres del mundo primitivo se reproducía la realidad de su existencia social
confundido con la existencia natural, sociedad y naturaleza, sujeto y obje-
to, eran sólo uno.
Con el desarrollo social, a través del incremento de la capacidad de tra-
bajo del hombre, esta concepción fue evolucionando hasta perder casi su
antigua forma pero manteniendo parte de esa confusión, como religión o
como superstición. Así se conforma el pensamiento religiosos que gober-
nó en forma absoluta la conciencia de la sociedad durante siglos. E n esta
concepción, la sociedad humana corresponde a un estrato superior al del
resto del mundo animal, y por mandato divino el hombre debe aprovechar
los frutos de la naturaleza que fueron puestos allí para que se sirviera de
ellos.
Con el desarrollo más acelerado de la productividad del trabajo, el na-
cimiento de las máquinas y la expansión del comercio en los albores del
capitalismo, el pensamiento evoluciona hacia el racionalismo y el empiris-
mo modernos. L a naturaleza deja de ser una benefactora del hombre y se
transforma en algo contra lo que el hombre debe luchar para sobrevivir. E l
objeto pasa a ser algo tajante y totalmente opuesto al sujeto, la naturale-
za por un lado y la sociedad por el otro excluyéndose mutuamente, en una
lucha antagónica. Esta es la visión del positivismo.
A este punto de vista se opone y critica el pensamiento de Marx, que
comprende a la sociedad y la naturaleza en una relación contradictoria,
son opuestos pero no excluyentes. E l hombre viene de la naturaleza, es na-
turaleza modificada por el trabajo, sus antepasados son antropoides que a
partir de aquella actividad por conseguirse alimentos, el trabajo, van trans-
formando su naturaleza animal en naturaleza humana, su existencia animal,
natural, en existencia humana, social. Pero, si bien se separa del orden del
que surge, ambos niveles coexisten dentro de una relación que podemos
describir como metabólica, en el que el nivel superior contiene al inferior.
E l orden social contiene al orden natural. L a naturaleza aparece como me-
diadora del proceso de reproducción de la existencia social del hombre. Pa-
ra reponer sus energías gastadas, el hombre debe nutrirse ingiriendo la ma-
teria, los alimentos que irán a parar a sus células, y que obtiene con trabajo
de la naturaleza. Así, como ser biológico está determinado por su natura-
leza física como los demás animales, pero la relación de la sociedad huma-
na con el medio físico es diferente debido a la capacidad humana de traba-
jar. Y no porque no podamos hablar de un trabajo animal, sino porque el
trabajo humano tiene una característica, el hombre puede representarse
mentalmente la actividad que va a realizar, puede razonar, planificar, crear
previamente en su cerebro el objeto que luego hará realidad. Por ello pue-
de aprender y transmitir las formas más eficaces de desempeñar determi-
nada actividad, por ello puede desarrollar instrumentos con los cuales au-
mentar su capacidad. Así, se va apropiando del mundo físico que le rodea
al ir transformándolo para sí, al ir humanizándolo. Así aprende a encon-
trar leyes que explican el comportamiento de los fenómenos físicos y uti-
lizarlos en su provecho, transformando y recreando al mundo en función
de sus necesidades sociales.
En este proceso de reproducción del hombre como especie y de su so-
ciedad como forma natural de existencia de la especie, la naturaleza apa-
rece mediando, como un elemento indispensable, la reproducción biológi-
ca cotidiana del individuo, y la reproducción de la sociedad en su conjun-
to. O sea, que si bien existen como dos elementos contradictorios de una
unidad, sociedad y naturaleza no son antagónicos, excluyentes, sino que
son dos elementos entre los que se da una relación de mutua determina-
ción y de intercambio.
El hombre cuando se apropia de la naturaleza con el trabajo la tran-
forma, y al transformarla se transforma a sí mismo en tanto que él mismo
es naturaleza. E n la medida que ingiere alimentos cada vez más evolucio-
nados está modificando su propia naturaleza al ir adaptándose biológica-
mente a esos nuevos alimentos; al modificar el medio físico dentro del cual
vive, al crearse reparos de las condiciones climáticas cada vez mas evolucio-
nados, al domesticar especies animales y vegetales, no sólo está modifican-
do el medio físico, alterando el ecosistema, sino que está modificando
también su propia naturaleza. Existen ejemplos en la evolución del hombre
y de estas transformaciones orgánicas desde el antropoide al hombre mo-
derno, pero desde hace un período largo no se han detectado nuevas modi-
ficaciones de importancia, y la estructura biológica permanece sin altera-
ciones hasta la actualidad. A excepción de casos empíricamente verifica-
dos de poblaciones subalimentadas durante siglos cuyo t a m a ñ o disminuye
y a la inversa, en poblaciones que pasan a estar bien alimentadas, las nue-
vas generaciones dan un promedio de mayor estatura y fortaleza física. Pe-
ro no es el caso al que nos referimos. Esta estabilidad antropomórfica tie-
ne que ver con que a partir de determinado grado de evolución, las trans-
formaciones necesarias para la adaptación a la vida, ya no se dan en base a
mutaciones o transformaciones biológicas sino sociales.
Pareciera que a partir de un cierto grado de perfeccionamiento, la na-
turaleza llegó con el hombre a un grado en el cual ya no es posible grandes
transformaciones en el nivel biológico de la organización de la materia, y
pasa a un nivel superior que es el de la organización social de los individuos
de esta especie.
L a adaptación del hombre al medio, como contrapartida de la trans-
formación del medio por el hombre, se da principalmente en el terreno de
la adaptación social a las distintas condiciones naturales.
Resumiendo entonces, para este punto de vista, la naturaleza es enten-
dida como una unidad con la sociedad, en la que la contradicción encierra
un proceso de intercambio mutuo.
El interés actual por la relación sociedad naturaleza:
A su vez, la naturaleza cambia no sólo por la acción del hombre, sino que
tiene su propia dinámica. E l mundo en el que vivimos no es el mismo hoy
que hace 100, o 10 años, su contorno, su relieve han cambiado. Y no sólo
el mundo, el universo, el espacio infinito, es un permanente proceso de
transformaciones, donde nuevos mundos aparecen y desaparecen, donde
se dan fenómenos que aún no comprendemos totalmente. Pero volvamos a
la Tierra. Los continentes se modifican, suben montañas, bajan otras, el
clima se altera, algunas especies vegetales y animales se transforman, otras
desaparecen, o se adaptan a diferentes circunstancias. Es decir, hay un per-
manente estado de cambio y modificación en la naturaleza que dependen
de su propia dinámica, en la que el hombre permanece ajeno.
Pero también está la acción del hombre. Este adapta y transforma las
especies al domesticarlas, crea nuevas especies, modifica el paisaje, tala
bosques, consume el subsuelo, cambia el curso de los ríos, crea lagos y la-
gunas, seca y contamina otros, modifica el clima, etc. Es dentro de esta
doble dinámica natural y social, que debe comprenderse al mundo natural.
Sin embargo falta una precisión. Con el impresionante avance logrado en
las fuerzas productivas de la sociedad a partir del surgimiento del capitalis-
mo y con él la gran industria moderna, la acción transformadora de la so-
ciedad se ha vuelto de una magnitud y una velocidad que ha aventajado en
algunos aspectos a la propia dinámica natural. Esta capacidad desarrollada
por la humanidad tiene sus ventajas e inconvenientes, más adelante volve-
remos sobre este punto, por ahora limitémonos a constatar ese poder so-
cial que crea preocupación, desde hace unas décadas, a las conciencias
avanzadas sobre la relación que hoy mantiene la sociedad con la naturale-
za.
Frente a esa capacidad de apropiarse de la naturaleza han surgido opi-
niones de lo más diversas sobre las consecuencias futuras de un poder so-
cial que parece haber escapado al control de sus propios creadores y, tal
como le pasó a Pandora al abrir la caja, desató males jamás imaginados.
Hay quienes advierten sobre un "límite físico al desarrollo social", al
cual parece haber llegado la humanidad y por tanto sólo es posible subsis-
tir en base a "crecimiento cero" de la economía. Según este enfoque esta-
ríamos muy próximos al límite en la capacidad física del mundo para pro-
veer alimentos, energías, agua potable y hasta oxígeno a la vida humana.
E n este enfoque, a mi entender, se refleja sólo parte del problema, es una
especie de maithusianismo que sólo ve la inmensa capacidad transformado-
ra del trabajo social y un cierto despilfarro en su uso, constata los límites
físicos del planeta y con un contraste mecánico saca como conclusión la
necesidad del estancamiento social del hombre. Hay dos respuestas a esta
posición. Una es que el universo es infinito, por tanto los límites físicos
del planeta son sólo una dificultad a superar, un acicate para un mayor
progreso hacia la conquista de un espacio más amplio que el actual. Así ha
sido la expansión del hombre por toda la superficie del planeta, y así será
en un futuro la expansión del hombre por el universo. E n los orígenes de
la civilización el hombre se fue apropiando del espacio próximo a las cuen-
cas de algunos ríos, desarrolló la agricultura, las herramientas, las formas
sociales hasta que llegó a apropiarse de casi toda la superficie del planeta.
Por eso, viendo la historia de la humanidad en los últimos 2000 o 3000
años vemos que la expansión geográfica es parte del desarrollo social del
hombre.
Esta expansión geográfica está limitada por las posibilidades técnicas,
por ello con el desarrollo técnico el hombre se va apropiando de diferentes
recursos, va renovando las posibilidades de utilización de los recursos ma-
teriales, aprovechándolos en el sentido de economizarlos cada vez más, y
junto a este proceso va extendiendo sus dominios a nuevos sectores de la
naturaleza. L a segunda respuesta entonces se puede enfocar desde este
punto de vista, el universo no sólo se extiende espacialmente sino a través
de la multiplicidad de formas en que existe la materia, factible de ser
transformada y consumida por la sociedad. Así, los límites físicos del uni-
verso, no estarían dados por la finitud de la materia en el universo, cosa
que es un absurdo, sino por los límites que tiene la capacidad social del
trabajo, o sea lo limitado del desarrollo técnico, del desarrollo social de la
productividad del trabajo. A q u í llegamos a esta contradicción. Por un la-
do la sociedad con su inmensa capacidad transformadora ha llegado a un
punto en que de seguir así la producción va a crear más problemas que so-
luciones, y a la vez esa capacidad descontrolada de producción, fuente de
esta crisis histórica del desarrollo social de la humanidad, es limitada para
encontrar alternativas. Frente a esta contradicción el crecimiento cero es
una propuesta que sólo busca mantener estacionario en los niveles actua-
les el grado de agudeza de esta contradicción, pero sin resolverla.
Entonces este problema no debe enfocarse como un problema de ago-
tamiento de los escasos recursos naturales, sino de la forma social en que
hoy se está dando la apropiación, transformación y distribución de esos re-
cursos naturales.
E n la naturaleza todas las especies, incluido el hombre tienen una ac-
ción depredadora y transformadoía de las condiciones de su existencia. To-
da especie corre el riesgo en determinadas condiciones, de socavar sus pro-
pias bases de existencia, muchas especies han desaparecido en determina-
das regiones en las que vivían por alterarse su ecosistema. E l hombre como
especie puede llegara esos límites, en los que cambia su relación con el me-
dio o se extingue. Aunque en lo personal creo que se dista mucho, al día de
hoy, de haber llegado a ese límite, y además no creo que se llegue algún día;
no puedo tampoco cerrar los ojos frente a los estragos muchas veces irre-
versibles que esta acción depredadora está ocasionando, y si contemplamos
los riesgos de una eventual guerra atómica, este suicidio en gran escala se
aproxima peligrosamente.
Pero en este caso no estamos hablando ya de "recursos naturales", sino
de las formas sociales que esos recursos y la propia naturaleza asumen. Es
decir analizaríamos la naturaleza en tanto categoría económica social.
C) La naturaleza como categoría económica:
El tercer nivel en el que se puede analizar la naturaleza es como catego-
ría económica en general o específica de un modo de producción. Pero em-
pecemos por el aspecto más general, común a todos los modos de produc-
ción.
La naturaleza junto al trabajo son la fuente de toda riqueza social, en-
tendiendo por riqueza no sólo lo que vulgarmente es hoy la riqueza: dine-
ro; sino la riqueza como elementos materiales útiles para el bienestar de una
sociedad.
En las sociedades primitivas, cuando el dinero aún no existía, la rique-
za consistía en el conocimiento incipiente de la agricultura, en las herra-
mientas que habían desarrollado para trabajar la tierra, en los granos que
a través de siglos de domesticación desarrollaron formas cada vez más nu-
tritivas, pero fundamentalmente en la tierra en la que iban a sembrar y en
el trabajo que debían realizar. E l maíz o el trigo con el que se alimentarían
era producto de la tierra y del trabajo, ya que todos los factores enunciados
más arriba, a su vez, también eran producto de la tierra y el trabajo. Estos
dos elementos, naturaleza y trabajo humano, han sido y son los dos únicos
elementos materiales en los que se basa la existencia de la riqueza, a lo lar-
go de las diferentes formas sociales en que se desarrolló la humanidad.
Esquemáticamente podemos distinguir entre las diferentes formas en
que los hombres se relacionaron entre sí para producir, las más importan-
tes y que han sido designadas con el nombre de modos de producción. E l
más antiguo, correspondería al comunismo primitivo, luego una forma
particular de sociedad comunitaria que algunos autores ubican como de
transición al surgimiento de las clases y del estado, el denominado modo
de producción asiático o despotismo oriental, el modo de producción es-
clavista antiguo, el feudal y el capitalismo. Habría una polémica entre di-
versos autores sobre la naturaleza del modo de producción de los llamados
países socialistas o del "socialismo realmente existente", pero es secunda-
rio para este análisis la ubicación del socialismo, fase de tránsito hacia el
comunismo moderno, en esta sucesión histórica.
A los efectos de simplificar esta exposición, no voy a analizar las for-
mas particulares de las relaciones técnicas, es decir de la relación de la so-
ciedad con la naturaleza, correspondiente a cada estadio de desarrollo de
la capacidad productiva. Simplemente quiero destacar que, independiente-
mente de la forma social de propiedad y de la relación técnica entre la so-
ciedad y la naturaleza existentes, las dos fuentes de riqueza humana, a lo
largo de esta sucesión histórica de formas técnicas y sociales, han sido la
naturaleza y el trabajo.
La naturaleza como objeto sobre el cual el hombre vuelca su actividad
creadora y transformadora, el trabajo. Que es la actividad vínculo entre el
objeto —naturaleza y el sujeto— sociedad, el sujeto trasciende hacia el ob-
jeto, se apropia, lo aprehende, lo transforma y lo consume; el objeto es so-
porte de esa actividad creadora, base material de ese trabajo, naturaleza
transformada en materia prima y en objeto de disfrute para el hombre. Así,
independiente de las complicaciones de las formas sociales y de los medios
técnicos, en la base de toda producción sólo existe naturaleza y trabajo.
De este modo, en tanto soporte material de la riqueza, la naturaleza in-
gresa como categoría de la ciencia que se ocupa del estudio de la produc-
ción, circulación y distribución de la riqueza: la economía política.
II) Relación sociedad naturaleza en la historia.
Vamos a ver a continuación algunos aspectos de esa relación sociedad
naturaleza que se han ido modificando con la evolución social y que, afec-
tando el carácter del trabajo, modifican la relación con la naturaleza.
En las sociedades primitivas, en las primeras formas de agrupaciones
humanas, la capacidad productiva o fuerza productiva de la sociedad era
muy baja. (Entendemos por fuerzas productivas a la capacidad del trabajo,
esto es a la destreza y manejo técnico que tiene el trabajador, y la capaci-
dad de los medios e instrumentos de trabajo; o sea, calificación del trabajo
y capacidad técnica).
A través del tiempo, tanto la calificación del trabajo como los instru-
mentos se han desarrollado. De la piedra y el garrote primitivos se ha pasa-
do a la rueda, a las poleas y engranajes, hasta las máquinas y la electrónica
modernas, para citar sólo algunos ejemplos; y de la torpeza inicial del hom-
bre primitivo a los pulidores de piedras, al manejo del metal y el conoci-
miento de la agricultura, a la habilidad del artesano medieval, hasta la ac-
tual formación técnica y científica del obrero industrial de oficio.
Pero en las comunidades primitivas decíamos que estos dos aspectos,
capacidad del trabajo y medios de producción estaban muy pocos desarro-
llados. E n este nivel o estadio del desarrollo de las fuerzas productivas la
existencia social del hombre está casi absolutamente determinada por las
condiciones naturales, de allí la localización de estos grupos primitivos en
zonas de clima benigno y una actividad recolectora que se limita simple-
mente a recoger lo que la naturaleza le brinda espontáneamente. Los gru-
pos humanos se desplazan de una región a otra en busca de alimentos, si-
guiendo el curso de los ríos, se mueve en función de lo que la naturaleza
les va dando. E n este nivel histórico la sociedad está tan determinado por
la naturaleza que su propia organización social es una extensión de la for-
ma natural en que se reproduce, la estructura familiar determina los gru-
pos sociales, la división del trabajo entre los hombres se hace en base a las
condiciones naturales de cada uno. N o existe una división de los grupos so-
cíales en base a las riquezas acumuladas o a la tierra que poseían, sino en
base a lazos familiares y destreza personal, es decir aún la sociedad no se
dividía en clases, ni se organizaba la gestión de la vida económica y social
en base al estado. Podríamos hablar aquí de una sociedad natural.
A medida que el hombre va desarrollando su capacidad de trabajo, que
va aprendiendo a aprovechar algunos comportamientos de la naturaleza,
que va perfeccionando sus herramientas, desarrolla su capacidad de trans-
formar y apropiarse de la naturaleza, que se expresa entre otros aspectos
en una extensión geográfica de su existencia al sobrepasar los límites que
las condiciones naturales lo imponían. A l ir superando cada vez nuevos lí-
mites gracias a su creciente capacidad de trabajo y al aprovechamiento que
hace de la propia naturaleza, aparece el excedente, esto es una producción
que no necesita ser consumida para la sobrevivencia, sino que puede destinar-
se a mantener actividades que le permitirán acelerar cada vez más la constitu-
ción de su existencia en base a condiciones no ya naturales, "dadas", sino
en condiciones sociales, esto es transformadas, "recreadas" por el trabajo.
Así la sociedad evoluciona desde el estadio de una total subordinación
a la naturaleza a una emancipación de la misma, y tiende cada vez más ha-
cia una mayor recreación humanizada de la naturaleza. Sin embargo, con
el excedente comienza la historia de la escición de la sociedad en clases
que luchan por la apropiación de ese excedente, y de la imposición de una
clase sobre otra a través del estado. Así, la organización y la gestión de la
vida en la sociedad pasa de una organización natural a una apropiación de
la voluntad política y social de las clases explotadas. Esta es la historia del
esclavismo, del feudalismo y que llega con el capitalismo, hasta nuestros
días.
Dentro de esto, junto al excedente producido por un aumento en la
capacidad productiva, junto a la división de la sociedad en clases, no sólo
se dan diferentes relaciones de los hombres entre sí para la producción, es-
clavos y esclavistas, siervo y señor, obrero y capitalista, sino que también
se da, provocado por esa modificación de las relaciones entre los hombres
para producir, una modificación de la relación de la sociedad con la natu-
raleza. En primer lugar y común a todos los sistemas clasistas la tecnología,
determinante de los objetos que median la relación entre la sociedad y la
naturaleza, está adecuada a la explotación. Y en segundo lugar la importan-
cia que alcanza esta mediación técnica de la producción compuesta como
vimos básicamente de trabajo y naturaleza, en cada sistema productivo es
diferente. De allí el grado creciente de determinación de la relación socie-
dad naturaleza que adquiere la técnica. Esta posición es abiertamiente po-
lémica con quienes, aún desde el marxismo, sostienen la posición de que la
técnica está más allá de las clases y es una adquisición suprahistórica es
decir no condicionada por las relaciones históricas entre las clases.
Y a no es el hombre primitivo escaso de recursos sociales, con un muy
bajo desarrollo del la capacidad productiva, el que entabla una relación
productiva, metabólica con la naturaleza. Aquél tenía un comportamiento
muy similar al de otras especies, su actividad productiva era la recolección
y la caza, y no se diferenciaba en mucho de l^s demás miembros de la fau-
na. Sin embargo, otro fue el curso posterior. E l producto del trabajo hu-
mano, naturaleza transformada, se irá convertiendo con el tiempo de un
simple objeto útil, que es lo sustantivo en su forma natural, en un objeto
que además contiene una sustancia creada por la práctica social: el valor.
Es gracias a esa virtud social de ser reconocida como valor, que esta natu-
raleza transformada por el trabajo se convierte en soporte de esa sustancia
valor, que pasa a ser expresión del simple gasto de energía humana conte-
nido en ella necesario para su conversión en objeto útil, y a partir de allí
la historia de la evolución humana puede ser leída a través del hilo con-
ductor del desarrollo de esta forma social.
Así el objeto, útil en su forma natural, gracias al crecimiento del in-
tercambio irá desarrollando esa propiedad social de ser valor, desde la for-
ma más simple del valor, que se expresa en el trueque accidental, hasta
la moderna forma de capital, pasando por sus formas básicas de mercancía
y dineso. E n esto reside el secreto para una adecuada interpretación
de la relación entre la sociedad y la naturaleza en el moderno mundo ca-
pitalista. A partir del momento en que los productos del trabajo no son
sólo objetos útiles sino valores, dinero, capital, la naturaleza ya no es sólo
fuente de materia que transformada satisface necesidades naturales del
hombre, sino soporte material de ese valor, sea dinero o capital. De aquí
en más el metabolismo sociedad —naturaleza estará subordinado y regula-
do por la dinámica que rige al movimiento de esta categoría social que es
la acumulación del capital.
Así se dio un doble movimiento. A la vez que la capacidad producti-
va del trabajo social se fue desarrollando y la sociedad se fue emancipan-
do cada vez más de sus determinantes naturales pasando a regir su movi-
miento por determinantes sociales, a través de los diferentes modos pro-
ductivos, las formas del valor fueron evolucionando hasta lograr, primero,
su forma social a u t ó n o m a con el dinero y, luego, la subordinación de la
sociedad y su movimiento con el capital. Así la naturaleza pasó, de ser el
factor absoluto en la determinación de todo lo que existe, a relativizar su
influencia en la conducta histórico social de los hombres, hasta subsumirse
junto con los aspectos naturales de la sociabilidad humana, al nuevo rey
de la creación: el valor hecho capital.
Este doble movimiento podemos leerlo en la historia a través de la
oposición y lucha entre el valor de uso y el valor. Para ello, precisemos el
concepto de valor de uso . Designamos así a la propiedad que tienen los
objetos de satisfacer necesidades humanas, de ser útiles por sus propieda-
des naturales. Por ejemplo el maíz es útil como alimento por sus caracte-
rísticas naturales que como planta tiene, independiente de la forma social
en que fue producido y que adopte como producto. A su vez las necesida-
des humanas están determinadas por sus necesidades biológicas, que se
desprenden de su naturaleza humana, en lo que incluimos las necesidades
mentales e intelectuales, y estas necesidades en esencia han sido y son bá-
sicamente las mismas: alimentarse, protegerse de las inclemencias del cli-
ma, preservar su vida y la de la especie, o sea reproducirse. Descritas así no
difieren en nada de las de cualquier otro animal, y así es.
La diferencia no reside en las necesidades básicas, primigéneas, sino en
la forma en que el hombre las satisface. L a diferencia está en las caracterís-
ticas del trabajo humano que le permitieron construir herramientas, y tra-
bajar colectivamente. Es a partir de las características del trabajo, de la ca-
pacidad social del mismo y de las formas sociales que asume, como se van
conformando las sociedades en los diferentes estadios. Ello hace, a su vez,
que las necesidades naturales, básicas del hombre vayan evolucionando y
complejizándose en las formas sociales que adoptan, pues a la forma de sa-
tisfacer la necesidad se corresponde la forma que adopta la necesidad, has-
ta llegar casi a perderse la motivación primigénea que sustenta la comple-
ja forma en que se manifestó la necesidad.
Veamos esto con un ejemplo. L a necesidad primigénea de ingerir líqui-
dos como necesidad biológica era resuelta al principio bebiendo agua de
cualquier río, hoy en día la misma necesidad se satisface abriendo el refri-
gerador, destapando una botella y bebiendo un refresco. E n el primer caso
a la forma natural de la necesidad, se corresponde una forma natural del
trabajo y de apropiación, la recolección, y por tanto de satisfacción de la
necesidad. En el segundo caso la necesidad básica se encuentra transmuta-
da por la propia respuesta, la producción industrial lleva refrigeradores y
bebidas embotelladas a los hogares, la vida se da en centros urbanos, el tra-
bajo tiene la forma social de asalariado, la respuesta a la necesidad y la ne-
cesidad misma son mediadas por todo el proceso social de producción. Las
formas naturales existen subordinadas a las formas sociales, el metabolismo
entre la naturaleza y el hombre natural se encuentra subordinado al proce-
so social.
Habíamos visto que el producto del trabajo existió únicamente bajo su
forma natural de ser simple portador de cualidades que satisfacen necesi-
dades humanas. Bajo esa forma de valor de uso era producido, apropiado
y directamente consumido. A l generarse un excedente, una parte reducida
del mismo, en las sociedades primitivas, podía cambiarse por otras en base
al trueque. Pero la reproducción del trabajo y las condiciones para el mis-
mo (semillas, herramientas, etc) se hacía directamente a través de su forma
natural, del valor de uso de los productos. Los esclavos producían sus pro-
pios alimentos construían su vivienda, tejían sus ropas, construían las he-
rramientas y generaban el producto que era apropiado por el amo. E l co-
mercio y el intercambio de valores era prescindible para la reproducción
del mecanismo social productivo. E n la sociedad feudal del trabajo rural
del siervo se obtenían los principales medios de consumo y de trabajo con
los que este reproducía sus energías gastadas, con lo que se reponían las
semillas y aperos utilizados y de donde salía el excedente que sostenía la
estructura piramidal del régimen feudal. E l comercio se desarrolló por
fuera de la unidad productiva que era el señorío, la forma que adoptaba el
producto del trabajo dentro del mecanismo de reproducción social seguía
siendo aún su forma natural de valor de uso. E l valor o valor de cambio
aparecía en el comercio, era predominantemente una relación entre los
propietarios privados del excedente.
En la sociedad capitalista, la reproducción se encuentra mediada por el
intercambio. E l producto del trabajo sólo existe como mercancía, es decir
como portador simultáneo de valor de uso y de valor, como una unidad
contradictoria entre su forma natural y la forma social que a d o p t ó , de ma-
nera generalizada, en esta forma particular de producir que es la sociedad
capitalista.
DI) Sociedad y naturaleza en el capitalismo:
Con el desarrollo de la sociedad mercantil y del capitalismo, la produc-
ción y reproducción social pasa a ser mediada por el intercambio mercan-
til. Los obreros producen los artículos y reciben a cambio un salario con el
que deberán comprar los alimentos, la ropa, etc, todo lo necesario para re-
poner las energías gastadas y las de su familia, o sea que para reproducir su
capacidad de trabajo, para reproducirse a sí mismo el trabajador necesita
del intercambio mercantil. L a estructura social determina que la producción
esté mediada por el intercambio, la mercancía es la forma con que se inicia
el proceso productivo y con la que termina, ya no se producen valores de
uso para satisfacer directamente las necesidades humanas, sino que el obje-
tivo pasa a ser el valor mercantil, el dinero. Se producen valores de cambio
para obtener más valores de cambio.
E n los orígenes de la era mercantil, a los comerciantes les interesaba
vender caro y comprar barato para enriquecerse, a través del comercio se
apropiaban del excedente social independientemente de la forma de pro-
ducción en que ese excedente era generado. L a producción capitalista va
más allá pues su fin es la producción de ese excedente que se apropia en
el mismo acto de la producción, el excedente toma a q u í la forma de nue-
vo valor, de plusvalor. L a plusvalía o plusvalor generado socialmente perte-
nece íntegro a la clase de los propietarios y a través de la disputa entre
ellos, de la competencia por ese excedente, es apropiado bajo la forma de
ganancia privada por el capitalista individual.
Así, la producción en la sociedad capitalista tiene por único fin la
producción de ganancia para los propietarios, el hecho de que para poder
obtener esa ganancia se tengan que producir objetos útiles, valores de uso,
está determinado por la necesidad de venderlos pues si son inútiles nadie
las compra. Y deben venderse para convertir el valor contenido en la forma
de objeto-mercancía en dinero, pues así es apropiado y convertido nue-
vamente en más capital productivo. Es esta forma particular de la sociedad
capitalista de generar la riqueza y de ser apropiada por los capitalistas, lo
que conlleva intrínsecamente la necesidad de realizar ese proceso en cada
vez una mayor escala, una producción más grande, un intercambio más
grande y un consumo más grande, esto lleva a la producción industrial en
gran escala como respuesta técnica a esa necesidad del capital de acrecen-
tarse cada vez más. Es evidente entonces que al modificarse con el adveni-
miento del capitalismo, la forma social de producir, la forma que adopta la
riqueza y el excedente, se afecta directamente la relación básica, metabóli-
ca, entre sociedad y naturaleza, pues, al ser ahora la naturaleza no ya un
simple soporte material de cualidades útiles al hombre, sino un soporte
material de esa categoría social ahora generalizado a todos los ámbitos, que
se adhiere a todos los productos del trabajo humano: el valor. L a naturale-
za es ahora materia prima del valor desde el momento en que existe la posi-
bilidad latente de ser apropiada.
Así, la naturaleza ve cambiar su papel en la sociedad. L a tierra que his-
tóricamente ha sido el principal objeto de trabajo y medio de producción,
que en un principio sólo era el espacio en cual los hombres realizaban sus
actividades y de quien recibían sus productos; fue apropiándose en forma
territorial por diferentes asentamientos al desarrollarse la agricultura, fue
delimitada nacionalmente y totalmente apropiada en forma privada al ser
sus productos convertidos en objetos de valor. Así con la apropiación ca-
pitalista, el monopolio que ejerce la clase propietaria de tierras, le permite
exigir un pago por las virtudes naturales de esa tierra que poseen en for-
ma privada, dando origen a la renta capitalista de la tierra. Y así como con
la tierra, con el petróleo, los minerales, y con todos los llamados recursos
naturales, pues en la medida en que son la base material, el cuerpo sobre el
que se objetiviza el trabajo, la materia prima del valor, la apropiación pri-
vada de la naturaleza pasa a ser fuente de enriquecimiento privado para
su propietario. Pero, además, en tanto es poseedora del material necesario
para toda corporización de la riqueza, la transformación de la naturaleza
en gran escala a que se llegó con la producción industrial está en función de
valorizar el capital, de aumentar la escala de reproducción de ese capital,
de incrementar la acumulación de capitales en manos de los capitalistas.
Así los propietarios de la naturaleza y de las herramientas, disponen a
su voluntad de los factores objetivos de la producción y al comprar la capa-
cidad de trabajo por un salario, pasan a disponer del proceso productivo y
del total del producto generado. De ese modo disponen cuánto debe pro-
ducirse y qué debe producirse, con la única restricción de que deben poder
vender su producto, para reiniciar el proceso.
Sin embargo, aunque pareciera lo contrario, los capitalistas no contro-
lan totalmente el proceso económico. Cada uno de ellos controla y dirige
su propiedad, el estado puede orientar y estimular determinadas activida-
des, pero en última instancia cada capitalista se ve obligado a actuar de
acuerdo a lo que el proceso de valorización de su capital le ordena, esto es,
debe tratar de obtener el m á x i m o de ganancia posible, so pena de ser elimi-
nado por otros capitalistas que luchan y compiten contra él, y esto sucede
aún en las ramas altamente monopolizadas. O sea que el capitalista no es
más que un sirviente de su propiedad. Claro que un sirviente privilegiado
pues los trabajadores, explotados por el capital, no gozan de los mismos be-
neficios que un capitalista.
Pero lo que interesa es retomar el planteo de hace unos momentos acer-
ca de quién maneja la sociedad, quien puede tomar desiciones sobre la ac-
ción que la producción realiza sobre la naturaleza. Los obreros, que venden
todos los días su capacidad de trabajo a cambio de un salario con el que van
a comprar los elementos mínimos de subsistencia, son dispuestos por la vo-
luntad privada del capitalista en el proceso productivo al igual que si fuera
una máquina o un insumo. Bajo la forma de trabajo asalariado las funciones
creativas del trabajo, la dirección y control del mismo son funciones del
capital y se asumen como tales. E l obrero fabril moderno sólo realiza una
tarea muy sencilla del complejo proceso de trabajo para la realización de
un producto cualquiera, el alto grado de división y especialización del tra-
bajo lleva a que sólo en los niveles jerárquicos de la estructura laboral, se
puedan tomar decisiones y se conozca realmente el proceso productivo en
su conjunto. E l trabajo, privado así de lo que vimos era su característica
humana, se deshumaniza, se desnaturaliza. L a producción capitalista no
sólo subvierte la naturaleza de los objetos al volverlos simples agentes del
valor, no sólo subvierte la relación entre la naturaleza humana y el medio
físico sino que también subvierte la capacidad humana de transcender hacia
el objeto y apropiarse del mismo con el trabajo. E l trabajo del obrero mo-
derno es repetición mecánica de movimientos simples, y tiene enajenado
en el capital el aspecto creativo, el aspecto humano del trabajo.
E n el capitalismo los objetos producidos por la sociedad, portadores
del valor, en tanto son aceptados socialmente como valor de cambio, co-
mo capital, gobiernan la voluntad de los hombres y sus acciones, ya del ca-
pitalista, ya del obrero. Así la sociedad portadora hoy de una inmensa ca-
pacidad transformadora, de una inmensa capacidad de trabajo, se ve im-
potente para decidir sobre que hacer con esa capacidad, se encuentra atra-
pada en la trama social que ha creado. Unos, los propietarios porque creen
disponer de la sociedad al gozar de privilegios que obtienen con el dinero;
otros, los trabajadores porque carentes de recursos se ven obligados a ven-
der su capacidad creativa cotidianamente para seguir viviendo, para seguir
subsistiendo. A q u í vamos a detenernos un poco para señalar algunos aspec-
tos que pueden ayudar a comprender la complejidad y trascendencia de la
forma social de valor que adopta el trabajo. Cuando hablamos de valor ha-
cemos referencia a una forma social que prioriza al aspecto cuantitativo del
trabajo contenido en el producto, es expresión de una relación de propie-
dad privada del trabajo al que le interesa la magnitud del valor. Esto es,
desde el punto de vista del valor, o valor de cambio, lo que le interesa al
propietario privado de ese objeto con valor o, también podemos llamarlo
así, de ese simple trabajo humano indiferenciado o abstracto, es la canti-
dad que él va a entregar y recibir en cambio. Esta determinación priorita-
ria de la cantidad sobre la calidad que nace de la propia estructura social
de la sociedad, de su estructura productiva condiciona toda la vida social
dentro del capitalismo. Veamos esto un poco más detenidamente. E n la
sociedad capitalista, rige un criterio cuantitativista de la utilización del tra-
bajo y de la naturaleza a diferencia de las formas anteriores de producción
en las que predominaba los aspectos cualitativos, ya que la producción es-
taba determinada fundamentalmente por el valor de uso del objeto. L a uti-
lidad del objeto está determinado por los aspectos cualitativos de la natu-
raleza, por ejemplo si una ropa abriga más o menos, esto sería la cualidad
de la misma, está determinado por la naturaleza de la fibra conque está te-
jida, algodón o lana, pero también por los aspectos cualitativos del trabajo,
abriga más o menos según la trama del tejido sea más abierta o más densa.
O sea que la cualidad de abrigar depende prioritariamente del tipo de fibra
y de trabajo con que se confeccionó la prenda, mientras que un enfoque
que jerarquice el valor, tendrá más en cuenta la cantidad de trabajo conte-
nido y la cantidad de materia prima medida por su costo, es decir por la
cantidad de trabajo social en general, resultándole secundario las virtudes
de la fibra y las particularidades del trabajo.
Esto es así pues, en la medida que el objetivo de la producción es la
obtención de plusvalor, el propietario de los medios de producción dispo-
ne las cosas de modo de obtener ventajas de tipo cuantitativas, más plus-
valor y más ganancia; siéndole secundario el que existan necesidades cuali-
tativamente prioritarias o productos más aptos, desde el punto de vista del
interés social, para satisfacer esas mismas necesidades. Es por esto, que al
adueñarse el capital de la producción en los siglos X V I y XVLT se creó la ne-
cesidad, y a su vez la posibilidad, de la producción en gran escala, que se
dio ese salto histórico que significó el paso de la artesanía a la gran indus-
tria. Es esta nueva relación social de producción la que hace posible, y ne-
cesaria, esa revolución técnica que se llamó revolución industrial. Fue la
nueva forma de la propiedad capitalista, en la que la capacidad de trabajo,
o fuerza de trabajo, del hombre se vende como mercancía a la que permi-
tió organizar la producción en el taller de modo tal que se fuera posible la
utilización de determinados adelantos técnicos. Una vez iniciado este pro-
ceso se c o n t i n u ó de modo irreversible y permanente, periódicamente se
vuelve necesario para la producción capitalista revolucionar los medios de
producción, la escala de la explotación, mejorar las condiciones de la com-
petencia y obtener mayor ganancia.
Esta situación, básica de la sociedad capitalista tiende a agravarse día a
día. E n primer lugar porque existe una ley que actúa tendencialmente, que
hace que al crecer la producción y desarrollarse las técnicas productivas,
aumente la concentración de capital de modo cada vez más marcado en lo
que se llama parte constante del capital y según la economía vulgar bienes
de capital, y menos en la parte variable del capital o factor trabajo.
Uno de los recursos para aumentar las ganancias, o contrarrestar su
caída, es aumentar la escala de la producción y, por diversos factores, tien-
de a mejorarse la cuota de ganancia y a compensarse su caída con una ma-
yor masa de ganancia. Uno de esos factores está directamente relacionado
con el aumento de los recursos naturales puestos en uso. Veamos esto. E n
la medida que la naturaleza, fuente de materia en la que se objetiviza el va-
lor es gratis, el uso intensivo y extensivo de la naturaleza permite aprove-
char mayor cantidad de material gratuito. L a naturaleza fabricó el petróleo
con restos orgánicos sometidos a calor y presión durante siglos, el capita-
lista no paga el petróleo, al apropiárselo paga lo que cuesta sacarlo de bajo
de la tierra, pero no paga a nadie por hacer el petróleo. Por esto, al afán ló-
gico del capitalista por obtener más ganancia, se agrega la necesidad histó-
rica del sistema de compensar esa caída de la tasa de ganancia con un au-
mento en su masa, con un aumento en la escala de la producción y una ca-
da vez mayor explotación de los recursos naturales.
Por ello dentro de esta lógica cuantitativista que impone la ganancia,
para la producción capitalista interesa aumentar la escala de producción y
disminuir los costos. Disminuir los costos, en absoluto significa " e c o n o m í a
de medios y recursos" para el interés social e histórico, sino que le salga
más barato al capitalista individual. Así, una técnica que signifique a la lar-
ga un mayor bienestar para la sociedad, ya sea porque mejora las condicio-
nes del trabajador o porque entabla una relación con la naturaleza más ar-
mónica, será desechada si le resulta más cara que otra, que produce más
ganancia, aunque sea en perjuicio del interés colectivo de la sociedad.
Así con el capitalismo la forma valor y la determinación cuantitativa
de lo social, se imponen de un modo completo, por encima del valor de
uso y la determinación cualitativa de lo social, como objetivos de la pro-
ducción. Y la naturaleza humana creada por el trabajo y expresada a tra-
vés de él, se deshumaniza con el trabajo enajenado al capital. A su vez, el
objeto-naturaleza entabla una relación antagónica con el nuevo sujeto de
la sociedad: el capital. De este modo culmina toda una etapa de la historia
de la humanidad en la que las formas sociales creadas inconcientemente
por los hombres rigen su destino por encima de su voluntad colectiva, con
las fuerzas productivas creciendo ajenas al control social conciente del
hombre, en un espiral ascendente de producción y ganancia sin destino.
Sin embargo, ese dominio si bien es general, no es absoluto. L a natu-
raleza humana contenida en el trabajo se rebela permanentemente contra
la explotación y el trabajo enajenado. L a forma natural del producto del
trabajo, el valor de uso, se revela contra el valor. L a cualidad se resiste a
someterse a la cantidad. L a forma irracional de la gestión y apropiación
privada de la producción hace crisis al entrar en contradicción con la for-
ma social de la producción. Y la naturaleza-objeto devuelve al sujeto-capi-
tal el trato antagónico e irracional al que es sometida. Así estallan las huel-
gas, nacen las crisis de superproducción, se gesta el caso económico en la
sociedad y nacen, también así, las crisis ecológicas.
IV) Perspectivas: Hacia un enfoque superador de los problemas actuales.
Se dice que en el planteamiento del problema está la solución, y efecti-
vamente, en la forma en que se enfocan en esta exposición las causas de
los problemas de la relación entre la sociedad y la naturaleza, el carácter
de los recursos naturales y qué es naturaleza, se infiere directamente hacia
dónde debe encaminarse una posible superación de los actuales problemas.
Y dejo limitada la respuesta a los problemas actuales ya que es inevitable
que, de la nueva relación entre la sociedad y la naturaleza que pueda cons-
truirse, surjan otros y tal vez más complejos problemas. Pero con esto no
estoy proponiendo una visión de círculo vicioso donde todo, en última ins-
tancia, se repite sino una perspectiva de constante evolución histórica de
la sociedad en su devenir, a través de formas sociales que superan y contie-
nen a la anterior, pero de un movimiento que carece de un fin, de un obje-
tivo último a alcanzar. L a propia reproducción de la forma que alcanzó la
naturaleza con el hombre, nos impone la necesidad de conservarla y repro-
ducirla, tarea cada vez más compleja y difícil que debe resolverse a través
de la evolución social y de los imponderables y arbitrarios caminos posibles.
El planteamiento del problema propone la necesidad de reubicar la re-
lación entre la sociedad y la naturaleza desde el enfoque crítico al valor y
al capital como regulador de la vida social, y por ende a las relaciones so-
ciales de propiedad capitalista en las que se funda en la actualidad la exis-
tencia del valor. Una revisión crítica de esa relación, nos lleva a destacar
como predominante el valor de uso, la forma natural del producto del tra-
bajo, como base para las relaciones entre los hombres. Encontrar el cami-
no que permita replantear las relaciones humanas a través de la utilidad del
objeto, significa devolver al trabajo su carácter específico, humano, pro-
ductor directo de cosas útiles, cualitativamente determinado, y en función
de las necesidades sociales.
Este camino conlleva una reubicación de la sociedad con la naturaleza,
significa relacionar directamente la sociedad humana en su forma natural
con la naturaleza. Significa restablecer la armonía rota con la imposición
del valor, con el advenimiento capitalismo, como sujeto del proceso. Pero
este retorno a la naturaleza como simple base material para la producción
directa de valores de uso, para la satisfacción directa de necesidades socia-
les, no significa una vuelta a las formas primitivas en las que la naturaleza
era totalmente determinante sino que aprovechando la actual capacidad
productiva, revalorizándola y redimensionándola, pueda construirse un
orden social más armónico con el orden natural y la propia naturaleza hu-
mana. Para ello, tarea que requiere de un proceso de transición, la revalori-
zación de las actuales formas y dimensiones productivas existentes deberá
hacerse desde la mira de jerarquizar el valor de uso. De prioritar los aspec-
tos cualitativos en la existencia humana, en las necesidades sociales y en
la actividad productiva por sobre las determinantes cuantitativas de las
mismas.
Replantear las relaciones sociales de producción implica no sólo modi-
ficar la actual estructura de la propiedad, también, necesariamente es la
modificación de la estructura de gestión social y política de las formas ca
pitalistas autoritarias y verticalistas, que se corresponden con la concentra-
ción de la propiedad, hacia formas más democráticas que garanticen una
real expresión de los intereses y necesidades sociales en la organización de
la producción.
Sobre esa base de nuevas relaciones sociales, deberán replantearse las
relaciones técnicas de producción. Una sociedad en la que el trabajo no sea
objeto de explotación, en laque la naturaleza no sea materia para objetivar
valor, la técnica necesariamente deberá modificarse. Pero también es claro
que esa nueva técnica surgirá de la experiencia acumulada bajo el capitalis-
mo, de la superación crítica y dialéctica a la misma.
Ese nuevo orden de construir, que permita a la humanidad superar el
actual trance de crisis, cuyo camino se está ya recorriendo, no sólo deberá
contemplar, según creo, los aspectos aquí enunciados sino que más allá de
ellos creará una nueva racionalidad, en la que estos aspectos estarán expre-
sados. A l igual que en los siglos X V I , X V I I y XVIII, en los que la humani-
dad, siguiendo los pasos de Europa Occidental rompe con el anciano régi-
men feudal y abre una nueva era, en las próximas décadas se avanzará por
el camino de la búsqueda de una sociedad en la que la existencia humana
se eleve por encima de nuestra realidad de hoy.
B I B L I O G R A F I A R E C O M E N D A D A P A R A A M P L I A R E L T E M A :
Dialéctica de la Naturaleza. Federico Engels.
El Capital. Carlos Marx.
El pensamiento filosófico de Federico Engels. Giussepre Prestipinno.
Siglo X X I , México.
El concepto de naturaleza en Marx. Alfred Schmidt. Siglo X X I , México.

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Hombre sociedad y naturaleza

  • 1. Miguel A. Haiquel Naturaleza y sociedad A C L A R A C I O N : Este trabajo es producto de la réelaboración parcial de una conferencia pronunciada en la Facultad de Biología, el jueves 8 de Enero de 1981, co- mo parte del seminario " E l biólogo y los recursos naturales", organizado por iniciativa de un grupo de alumnos de dicha facultad. De la versión oral pronunciada en esa oportunidad, a la que continúa más abajo existe, ade- más de la diferencia provocada por una necesaria modificación del lenguaje, del oral al escrito, la supresión de párrafos íntegros y reelaboración de algu- nas ideas a consecuencia de la reflexión sobre ellas a la que me obligaron las preguntas y polémicas surgidas durante y luego de la exposición. Sin embargo aún falta mucha más reflexión y estudio para considerar el tema con profundidad y este texto conserva a ú n el carácter de una pri- mera aproximación. I N T R O D U C C I O N Antes de entrar en tema quisiera hacer algunas aclaraciones. E n prin- cipio, que no soy un especialista en Recursos Naturales y tal vez ustedes tengan una serie de expectativas sobre un enfoque social del tema que van a quedar insatisfechas. E n segundo lugar, que no podemos dar por agotado el tema con una sola exposición, y este se debe a varias causas: Una, es que el tema de por sí es muy complejo para su análisis pero sin embargo, es una cuestión sumamente importante e interesante (al menos para m í ) como para intentar con esta exposición una primera aproximación. L a segunda es que, para tratar de comprender el problema de los recur- sos naturales, como parte de la relación sociedad —naturaleza y en particular la relación capitalismo— naturaleza, me voy a referir más a los aspectos deter- minados por lo social, que a los que dependen de las cuestiones físicas, na- turales y biológicas; y, en la medida en que ustedes estudian esta cuestión desde el segundo enfoque, creo que van a surgir una serie de inconvenientes para entendernos. Hay algunos conceptos que necesariamente deben ser usados y tal vez sean desconocidos por ustedes, además de otras dificulta-
  • 2. des creadas por el lenguaje diferente que existe en las ciencias sociales y las biológicas. Este tipo de desentendimiento surge siempre que se abordan temas que están directamente relacionados con diferentes disciplinas, pero la dificul- tad no es de la realidad, del fenómeno, sino que surge de la forma en que está dividido el conocimiento, dentro de lo que es "el conocimiento cien- tífico". E l propio "modo de conocer" dificulta el diálogo multidisciplina- rio, y crea obstáculos muy grandes, en última instancia, para acceder al conocimiento de la realidad tal y como es, sin esa distinción entre " l a rea- lidad natural" y "la realidad social", ya que la materialidad de la realidad es una sola, en la multiplicidad de sus manifestaciones. E l intento de hacer una aproximación, de buscar un enfoque unitario para los problemas físi- cos-naturales y los sociales, no es un problema arbitrario en biología, no es un intento forzado, ya que por la ubicación de la biología, dentro del mo- saico de las ciencias, se ve obligada a articular aspectos de las ciencias natura- les (física, química, etc) con el estudio del Hombre como unidad biológica. Y también la actividad humana, la actividad que se desprende del cuerpo so- cial, y que afecta el entorno físico —natural, actividad que está a su vez deter- minada por la naturaleza humana, por su "realidad biológica". Por esto, es totalmente legítimo el interés que manifiestan Ustedes de avanzar en la comprensión de ciertos problemas no sólo desde la óptica de las ciencias naturales, sino integrando también el enfoque social. Y esto nos lleva a un problema más profundo y general que sólo les quiero dejar enunciado. E n este momento estamos asistiendo a una crisis mundial muy profunda de la sociedad, que se pone en evidencia y se mani- fiesta no sólo en el orden social y económico existente, sino que también se expresa, en el terreno del conocimiento científico. E l propio desarrollo del conocimiento que desde el siglo X V I I ha tomado impulso bajo la for- ma del m é t o d o científico, aparece hoy limitado para abordar la realidad y dar respuesta a los problemas que la humanidad de finales del siglo X X plantea. Sin embargo, en la búsqueda de respuestas a estos problemas, tal vez se encuentre el camino a través del trabajo multidisciplinario, a través de la crítica de las formas actuales de conocer, a los modelos teóricos actualmen- te en uso que, al igual que a los creadores del m é t o d o científico en el siglo X V I I , permita encontrar una nueva racionalidad que se aproxime mejor, en la explicación de los fenómenos, al propio hecho concreto. En este sentido entiendo esta plática, como una forma de avanzar por sobre la mutilación que de la realidad hace el conocimiento parcelado de la ciencia y, en tanto la realidad material, unitaria en su existencia y múl- tiple en sus manifestaciones se resista a ser comprendida totalmente desde una suma de conocimientos estancos y parciales, el trabajo multidiscipli- nario puede ser una mejor aproximación. Por ello este acercamiento de los estudiantes de biología a la facultad de sociología, el esfuerzo que sig- nifica tratar de integrar la visión del biólogo y el de las ciencias sociales, es- pero que fructifique y se profundice. Espero también que en el futuro los estudiantes de biología que necesiten completar el análisis con elementos
  • 3. de las ciencias sociales, o los estudiantes de la Facultad de Sociología que necesitan del auxilio del biólogo, acuden mutuamente a ayudarse, en bene- ficio de una mejor comprensión de nuestra realidad y nuestras necesidades. Hechas estas aclaraciones, vamos a entrar en tema. L a exposición la he dividido y organizado de la siguiente manera: I) E l concepto de naturaleza, en tres niveles de análisis: A ) Como objeto o como materialidad. B) E n relación a la sociedad, y el por q u é del interés actual por esta relación. C) Como categoría económica. II) Relación sociedad-naturaleza en la Historia. III) Sociedad y naturaleza en el capitalismo. IV) Perspectivas: hacia uno de los problemas actuales. I) E l concepto de naturaleza: A) Como objeto, como materialidad: E n el nivel más amplio, más general y más abstracto, la naturaleza es entendidad como un concepto filosófico que hace referencia a "todo lo que existe materialmente", que abarca a esa materialidad que existe por fuera del hombre como ser pensante, por fuera del sujeto que conoce, aprehende y transforma esa materialidad. Esta idea de naturaleza como objeto, aparece en oposición al concepto de sujeto, y nace desde el momento en que la sociedad humana se consti- tuye como tal y se separa de su contexto natural. Esta "naturaleza" comprende no sólo el mundo orgánico e inorgáni- co, sino también la sociedad y, ligado a ello, aparecen las ideas de sociedad natural y naturaleza social del hombre, y de que, en parte, la evolución de la naturaleza se extiende a través de la evolución de la sociedad. Esto en dos sentidos, porque dentro de la evolución de la materia que se incluye al hombre y la sociedad, no entra ningún elemento supranatural y porque en tanto, la sociedad es la forma natural de existencia del hombre, su natura- leza humana evoluciona a través de las diferentes formas de existencia so- cial. Por ello, el concepto de naturaleza como "objeto" comprende al propio sujeto, a la sociedad. Ambos, sujeto y objeto constituyen, en su unidad contradictoria, ese "todo lo que existe materialmente", confundiéndose los límites de estos polos de la contradicción en la trascendencia del sujeto hacia el objeto, a través del trabajo, del conocimiento y transformación del objeto en estructura material del sujeto al ser consumida; y en la acción del objeto sobre el sujeto, los procesos físico-químicos de la fisiología del organismo humano, la acción de la energía solar como elemento indispen- sable en el ciclo vital, etc. Así, breve y esquemáticamente, p o d r í a m o s ubicar este nivel de enten- dimiento de naturaleza. Pasemos ahora a otro enfoque.
  • 4. B) En relación a la sociedad. Existen distintos conceptos y puntos de vista desde los cuales se abor- da la relación entre sociedad y naturaleza. E n el mundo primitivo, cuando aún la existencia del hombre estaba más determinada por las condiciones físicas naturales —clima, cursos de agua, fauna, flora, etc.— que por sus propios recursos —trabajo y herramientas— naturaleza y sociedad eran só- lo uno en el pensamiento de los hombres. Así confundían los fenómenos típicamente humanos con los físicos naturales, y la realidad estaba imbui- da de elementos mágicos. U n fenómeno metereológico (trueno, relámpago) era explicado dándole a la naturaleza una lógica humana, por ejemplo un ser superior que ordenaba un castigo por faltas cometidas a los hombres, y a la inversa, actos humanos, ritos o danzas, tenían poder de influir en ese mundo mágico sobre los fenómenos físicos. Así, en la mente de estos hom- bres del mundo primitivo se reproducía la realidad de su existencia social confundido con la existencia natural, sociedad y naturaleza, sujeto y obje- to, eran sólo uno. Con el desarrollo social, a través del incremento de la capacidad de tra- bajo del hombre, esta concepción fue evolucionando hasta perder casi su antigua forma pero manteniendo parte de esa confusión, como religión o como superstición. Así se conforma el pensamiento religiosos que gober- nó en forma absoluta la conciencia de la sociedad durante siglos. E n esta concepción, la sociedad humana corresponde a un estrato superior al del resto del mundo animal, y por mandato divino el hombre debe aprovechar los frutos de la naturaleza que fueron puestos allí para que se sirviera de ellos. Con el desarrollo más acelerado de la productividad del trabajo, el na- cimiento de las máquinas y la expansión del comercio en los albores del capitalismo, el pensamiento evoluciona hacia el racionalismo y el empiris- mo modernos. L a naturaleza deja de ser una benefactora del hombre y se transforma en algo contra lo que el hombre debe luchar para sobrevivir. E l objeto pasa a ser algo tajante y totalmente opuesto al sujeto, la naturale- za por un lado y la sociedad por el otro excluyéndose mutuamente, en una lucha antagónica. Esta es la visión del positivismo. A este punto de vista se opone y critica el pensamiento de Marx, que comprende a la sociedad y la naturaleza en una relación contradictoria, son opuestos pero no excluyentes. E l hombre viene de la naturaleza, es na- turaleza modificada por el trabajo, sus antepasados son antropoides que a partir de aquella actividad por conseguirse alimentos, el trabajo, van trans- formando su naturaleza animal en naturaleza humana, su existencia animal, natural, en existencia humana, social. Pero, si bien se separa del orden del que surge, ambos niveles coexisten dentro de una relación que podemos describir como metabólica, en el que el nivel superior contiene al inferior. E l orden social contiene al orden natural. L a naturaleza aparece como me- diadora del proceso de reproducción de la existencia social del hombre. Pa- ra reponer sus energías gastadas, el hombre debe nutrirse ingiriendo la ma- teria, los alimentos que irán a parar a sus células, y que obtiene con trabajo
  • 5. de la naturaleza. Así, como ser biológico está determinado por su natura- leza física como los demás animales, pero la relación de la sociedad huma- na con el medio físico es diferente debido a la capacidad humana de traba- jar. Y no porque no podamos hablar de un trabajo animal, sino porque el trabajo humano tiene una característica, el hombre puede representarse mentalmente la actividad que va a realizar, puede razonar, planificar, crear previamente en su cerebro el objeto que luego hará realidad. Por ello pue- de aprender y transmitir las formas más eficaces de desempeñar determi- nada actividad, por ello puede desarrollar instrumentos con los cuales au- mentar su capacidad. Así, se va apropiando del mundo físico que le rodea al ir transformándolo para sí, al ir humanizándolo. Así aprende a encon- trar leyes que explican el comportamiento de los fenómenos físicos y uti- lizarlos en su provecho, transformando y recreando al mundo en función de sus necesidades sociales. En este proceso de reproducción del hombre como especie y de su so- ciedad como forma natural de existencia de la especie, la naturaleza apa- rece mediando, como un elemento indispensable, la reproducción biológi- ca cotidiana del individuo, y la reproducción de la sociedad en su conjun- to. O sea, que si bien existen como dos elementos contradictorios de una unidad, sociedad y naturaleza no son antagónicos, excluyentes, sino que son dos elementos entre los que se da una relación de mutua determina- ción y de intercambio. El hombre cuando se apropia de la naturaleza con el trabajo la tran- forma, y al transformarla se transforma a sí mismo en tanto que él mismo es naturaleza. E n la medida que ingiere alimentos cada vez más evolucio- nados está modificando su propia naturaleza al ir adaptándose biológica- mente a esos nuevos alimentos; al modificar el medio físico dentro del cual vive, al crearse reparos de las condiciones climáticas cada vez mas evolucio- nados, al domesticar especies animales y vegetales, no sólo está modifican- do el medio físico, alterando el ecosistema, sino que está modificando también su propia naturaleza. Existen ejemplos en la evolución del hombre y de estas transformaciones orgánicas desde el antropoide al hombre mo- derno, pero desde hace un período largo no se han detectado nuevas modi- ficaciones de importancia, y la estructura biológica permanece sin altera- ciones hasta la actualidad. A excepción de casos empíricamente verifica- dos de poblaciones subalimentadas durante siglos cuyo t a m a ñ o disminuye y a la inversa, en poblaciones que pasan a estar bien alimentadas, las nue- vas generaciones dan un promedio de mayor estatura y fortaleza física. Pe- ro no es el caso al que nos referimos. Esta estabilidad antropomórfica tie- ne que ver con que a partir de determinado grado de evolución, las trans- formaciones necesarias para la adaptación a la vida, ya no se dan en base a mutaciones o transformaciones biológicas sino sociales. Pareciera que a partir de un cierto grado de perfeccionamiento, la na- turaleza llegó con el hombre a un grado en el cual ya no es posible grandes transformaciones en el nivel biológico de la organización de la materia, y
  • 6. pasa a un nivel superior que es el de la organización social de los individuos de esta especie. L a adaptación del hombre al medio, como contrapartida de la trans- formación del medio por el hombre, se da principalmente en el terreno de la adaptación social a las distintas condiciones naturales. Resumiendo entonces, para este punto de vista, la naturaleza es enten- dida como una unidad con la sociedad, en la que la contradicción encierra un proceso de intercambio mutuo. El interés actual por la relación sociedad naturaleza: A su vez, la naturaleza cambia no sólo por la acción del hombre, sino que tiene su propia dinámica. E l mundo en el que vivimos no es el mismo hoy que hace 100, o 10 años, su contorno, su relieve han cambiado. Y no sólo el mundo, el universo, el espacio infinito, es un permanente proceso de transformaciones, donde nuevos mundos aparecen y desaparecen, donde se dan fenómenos que aún no comprendemos totalmente. Pero volvamos a la Tierra. Los continentes se modifican, suben montañas, bajan otras, el clima se altera, algunas especies vegetales y animales se transforman, otras desaparecen, o se adaptan a diferentes circunstancias. Es decir, hay un per- manente estado de cambio y modificación en la naturaleza que dependen de su propia dinámica, en la que el hombre permanece ajeno. Pero también está la acción del hombre. Este adapta y transforma las especies al domesticarlas, crea nuevas especies, modifica el paisaje, tala bosques, consume el subsuelo, cambia el curso de los ríos, crea lagos y la- gunas, seca y contamina otros, modifica el clima, etc. Es dentro de esta doble dinámica natural y social, que debe comprenderse al mundo natural. Sin embargo falta una precisión. Con el impresionante avance logrado en las fuerzas productivas de la sociedad a partir del surgimiento del capitalis- mo y con él la gran industria moderna, la acción transformadora de la so- ciedad se ha vuelto de una magnitud y una velocidad que ha aventajado en algunos aspectos a la propia dinámica natural. Esta capacidad desarrollada por la humanidad tiene sus ventajas e inconvenientes, más adelante volve- remos sobre este punto, por ahora limitémonos a constatar ese poder so- cial que crea preocupación, desde hace unas décadas, a las conciencias avanzadas sobre la relación que hoy mantiene la sociedad con la naturale- za. Frente a esa capacidad de apropiarse de la naturaleza han surgido opi- niones de lo más diversas sobre las consecuencias futuras de un poder so- cial que parece haber escapado al control de sus propios creadores y, tal como le pasó a Pandora al abrir la caja, desató males jamás imaginados. Hay quienes advierten sobre un "límite físico al desarrollo social", al cual parece haber llegado la humanidad y por tanto sólo es posible subsis- tir en base a "crecimiento cero" de la economía. Según este enfoque esta- ríamos muy próximos al límite en la capacidad física del mundo para pro- veer alimentos, energías, agua potable y hasta oxígeno a la vida humana. E n este enfoque, a mi entender, se refleja sólo parte del problema, es una
  • 7. especie de maithusianismo que sólo ve la inmensa capacidad transformado- ra del trabajo social y un cierto despilfarro en su uso, constata los límites físicos del planeta y con un contraste mecánico saca como conclusión la necesidad del estancamiento social del hombre. Hay dos respuestas a esta posición. Una es que el universo es infinito, por tanto los límites físicos del planeta son sólo una dificultad a superar, un acicate para un mayor progreso hacia la conquista de un espacio más amplio que el actual. Así ha sido la expansión del hombre por toda la superficie del planeta, y así será en un futuro la expansión del hombre por el universo. E n los orígenes de la civilización el hombre se fue apropiando del espacio próximo a las cuen- cas de algunos ríos, desarrolló la agricultura, las herramientas, las formas sociales hasta que llegó a apropiarse de casi toda la superficie del planeta. Por eso, viendo la historia de la humanidad en los últimos 2000 o 3000 años vemos que la expansión geográfica es parte del desarrollo social del hombre. Esta expansión geográfica está limitada por las posibilidades técnicas, por ello con el desarrollo técnico el hombre se va apropiando de diferentes recursos, va renovando las posibilidades de utilización de los recursos ma- teriales, aprovechándolos en el sentido de economizarlos cada vez más, y junto a este proceso va extendiendo sus dominios a nuevos sectores de la naturaleza. L a segunda respuesta entonces se puede enfocar desde este punto de vista, el universo no sólo se extiende espacialmente sino a través de la multiplicidad de formas en que existe la materia, factible de ser transformada y consumida por la sociedad. Así, los límites físicos del uni- verso, no estarían dados por la finitud de la materia en el universo, cosa que es un absurdo, sino por los límites que tiene la capacidad social del trabajo, o sea lo limitado del desarrollo técnico, del desarrollo social de la productividad del trabajo. A q u í llegamos a esta contradicción. Por un la- do la sociedad con su inmensa capacidad transformadora ha llegado a un punto en que de seguir así la producción va a crear más problemas que so- luciones, y a la vez esa capacidad descontrolada de producción, fuente de esta crisis histórica del desarrollo social de la humanidad, es limitada para encontrar alternativas. Frente a esta contradicción el crecimiento cero es una propuesta que sólo busca mantener estacionario en los niveles actua- les el grado de agudeza de esta contradicción, pero sin resolverla. Entonces este problema no debe enfocarse como un problema de ago- tamiento de los escasos recursos naturales, sino de la forma social en que hoy se está dando la apropiación, transformación y distribución de esos re- cursos naturales. E n la naturaleza todas las especies, incluido el hombre tienen una ac- ción depredadora y transformadoía de las condiciones de su existencia. To- da especie corre el riesgo en determinadas condiciones, de socavar sus pro- pias bases de existencia, muchas especies han desaparecido en determina- das regiones en las que vivían por alterarse su ecosistema. E l hombre como especie puede llegara esos límites, en los que cambia su relación con el me- dio o se extingue. Aunque en lo personal creo que se dista mucho, al día de hoy, de haber llegado a ese límite, y además no creo que se llegue algún día;
  • 8. no puedo tampoco cerrar los ojos frente a los estragos muchas veces irre- versibles que esta acción depredadora está ocasionando, y si contemplamos los riesgos de una eventual guerra atómica, este suicidio en gran escala se aproxima peligrosamente. Pero en este caso no estamos hablando ya de "recursos naturales", sino de las formas sociales que esos recursos y la propia naturaleza asumen. Es decir analizaríamos la naturaleza en tanto categoría económica social. C) La naturaleza como categoría económica: El tercer nivel en el que se puede analizar la naturaleza es como catego- ría económica en general o específica de un modo de producción. Pero em- pecemos por el aspecto más general, común a todos los modos de produc- ción. La naturaleza junto al trabajo son la fuente de toda riqueza social, en- tendiendo por riqueza no sólo lo que vulgarmente es hoy la riqueza: dine- ro; sino la riqueza como elementos materiales útiles para el bienestar de una sociedad. En las sociedades primitivas, cuando el dinero aún no existía, la rique- za consistía en el conocimiento incipiente de la agricultura, en las herra- mientas que habían desarrollado para trabajar la tierra, en los granos que a través de siglos de domesticación desarrollaron formas cada vez más nu- tritivas, pero fundamentalmente en la tierra en la que iban a sembrar y en el trabajo que debían realizar. E l maíz o el trigo con el que se alimentarían era producto de la tierra y del trabajo, ya que todos los factores enunciados más arriba, a su vez, también eran producto de la tierra y el trabajo. Estos dos elementos, naturaleza y trabajo humano, han sido y son los dos únicos elementos materiales en los que se basa la existencia de la riqueza, a lo lar- go de las diferentes formas sociales en que se desarrolló la humanidad. Esquemáticamente podemos distinguir entre las diferentes formas en que los hombres se relacionaron entre sí para producir, las más importan- tes y que han sido designadas con el nombre de modos de producción. E l más antiguo, correspondería al comunismo primitivo, luego una forma particular de sociedad comunitaria que algunos autores ubican como de transición al surgimiento de las clases y del estado, el denominado modo de producción asiático o despotismo oriental, el modo de producción es- clavista antiguo, el feudal y el capitalismo. Habría una polémica entre di- versos autores sobre la naturaleza del modo de producción de los llamados países socialistas o del "socialismo realmente existente", pero es secunda- rio para este análisis la ubicación del socialismo, fase de tránsito hacia el comunismo moderno, en esta sucesión histórica. A los efectos de simplificar esta exposición, no voy a analizar las for- mas particulares de las relaciones técnicas, es decir de la relación de la so- ciedad con la naturaleza, correspondiente a cada estadio de desarrollo de la capacidad productiva. Simplemente quiero destacar que, independiente- mente de la forma social de propiedad y de la relación técnica entre la so- ciedad y la naturaleza existentes, las dos fuentes de riqueza humana, a lo
  • 9. largo de esta sucesión histórica de formas técnicas y sociales, han sido la naturaleza y el trabajo. La naturaleza como objeto sobre el cual el hombre vuelca su actividad creadora y transformadora, el trabajo. Que es la actividad vínculo entre el objeto —naturaleza y el sujeto— sociedad, el sujeto trasciende hacia el ob- jeto, se apropia, lo aprehende, lo transforma y lo consume; el objeto es so- porte de esa actividad creadora, base material de ese trabajo, naturaleza transformada en materia prima y en objeto de disfrute para el hombre. Así, independiente de las complicaciones de las formas sociales y de los medios técnicos, en la base de toda producción sólo existe naturaleza y trabajo. De este modo, en tanto soporte material de la riqueza, la naturaleza in- gresa como categoría de la ciencia que se ocupa del estudio de la produc- ción, circulación y distribución de la riqueza: la economía política. II) Relación sociedad naturaleza en la historia. Vamos a ver a continuación algunos aspectos de esa relación sociedad naturaleza que se han ido modificando con la evolución social y que, afec- tando el carácter del trabajo, modifican la relación con la naturaleza. En las sociedades primitivas, en las primeras formas de agrupaciones humanas, la capacidad productiva o fuerza productiva de la sociedad era muy baja. (Entendemos por fuerzas productivas a la capacidad del trabajo, esto es a la destreza y manejo técnico que tiene el trabajador, y la capaci- dad de los medios e instrumentos de trabajo; o sea, calificación del trabajo y capacidad técnica). A través del tiempo, tanto la calificación del trabajo como los instru- mentos se han desarrollado. De la piedra y el garrote primitivos se ha pasa- do a la rueda, a las poleas y engranajes, hasta las máquinas y la electrónica modernas, para citar sólo algunos ejemplos; y de la torpeza inicial del hom- bre primitivo a los pulidores de piedras, al manejo del metal y el conoci- miento de la agricultura, a la habilidad del artesano medieval, hasta la ac- tual formación técnica y científica del obrero industrial de oficio. Pero en las comunidades primitivas decíamos que estos dos aspectos, capacidad del trabajo y medios de producción estaban muy pocos desarro- llados. E n este nivel o estadio del desarrollo de las fuerzas productivas la existencia social del hombre está casi absolutamente determinada por las condiciones naturales, de allí la localización de estos grupos primitivos en zonas de clima benigno y una actividad recolectora que se limita simple- mente a recoger lo que la naturaleza le brinda espontáneamente. Los gru- pos humanos se desplazan de una región a otra en busca de alimentos, si- guiendo el curso de los ríos, se mueve en función de lo que la naturaleza les va dando. E n este nivel histórico la sociedad está tan determinado por la naturaleza que su propia organización social es una extensión de la for- ma natural en que se reproduce, la estructura familiar determina los gru- pos sociales, la división del trabajo entre los hombres se hace en base a las condiciones naturales de cada uno. N o existe una división de los grupos so-
  • 10. cíales en base a las riquezas acumuladas o a la tierra que poseían, sino en base a lazos familiares y destreza personal, es decir aún la sociedad no se dividía en clases, ni se organizaba la gestión de la vida económica y social en base al estado. Podríamos hablar aquí de una sociedad natural. A medida que el hombre va desarrollando su capacidad de trabajo, que va aprendiendo a aprovechar algunos comportamientos de la naturaleza, que va perfeccionando sus herramientas, desarrolla su capacidad de trans- formar y apropiarse de la naturaleza, que se expresa entre otros aspectos en una extensión geográfica de su existencia al sobrepasar los límites que las condiciones naturales lo imponían. A l ir superando cada vez nuevos lí- mites gracias a su creciente capacidad de trabajo y al aprovechamiento que hace de la propia naturaleza, aparece el excedente, esto es una producción que no necesita ser consumida para la sobrevivencia, sino que puede destinar- se a mantener actividades que le permitirán acelerar cada vez más la constitu- ción de su existencia en base a condiciones no ya naturales, "dadas", sino en condiciones sociales, esto es transformadas, "recreadas" por el trabajo. Así la sociedad evoluciona desde el estadio de una total subordinación a la naturaleza a una emancipación de la misma, y tiende cada vez más ha- cia una mayor recreación humanizada de la naturaleza. Sin embargo, con el excedente comienza la historia de la escición de la sociedad en clases que luchan por la apropiación de ese excedente, y de la imposición de una clase sobre otra a través del estado. Así, la organización y la gestión de la vida en la sociedad pasa de una organización natural a una apropiación de la voluntad política y social de las clases explotadas. Esta es la historia del esclavismo, del feudalismo y que llega con el capitalismo, hasta nuestros días. Dentro de esto, junto al excedente producido por un aumento en la capacidad productiva, junto a la división de la sociedad en clases, no sólo se dan diferentes relaciones de los hombres entre sí para la producción, es- clavos y esclavistas, siervo y señor, obrero y capitalista, sino que también se da, provocado por esa modificación de las relaciones entre los hombres para producir, una modificación de la relación de la sociedad con la natu- raleza. En primer lugar y común a todos los sistemas clasistas la tecnología, determinante de los objetos que median la relación entre la sociedad y la naturaleza, está adecuada a la explotación. Y en segundo lugar la importan- cia que alcanza esta mediación técnica de la producción compuesta como vimos básicamente de trabajo y naturaleza, en cada sistema productivo es diferente. De allí el grado creciente de determinación de la relación socie- dad naturaleza que adquiere la técnica. Esta posición es abiertamiente po- lémica con quienes, aún desde el marxismo, sostienen la posición de que la técnica está más allá de las clases y es una adquisición suprahistórica es decir no condicionada por las relaciones históricas entre las clases. Y a no es el hombre primitivo escaso de recursos sociales, con un muy bajo desarrollo del la capacidad productiva, el que entabla una relación productiva, metabólica con la naturaleza. Aquél tenía un comportamiento muy similar al de otras especies, su actividad productiva era la recolección y la caza, y no se diferenciaba en mucho de l^s demás miembros de la fau-
  • 11. na. Sin embargo, otro fue el curso posterior. E l producto del trabajo hu- mano, naturaleza transformada, se irá convertiendo con el tiempo de un simple objeto útil, que es lo sustantivo en su forma natural, en un objeto que además contiene una sustancia creada por la práctica social: el valor. Es gracias a esa virtud social de ser reconocida como valor, que esta natu- raleza transformada por el trabajo se convierte en soporte de esa sustancia valor, que pasa a ser expresión del simple gasto de energía humana conte- nido en ella necesario para su conversión en objeto útil, y a partir de allí la historia de la evolución humana puede ser leída a través del hilo con- ductor del desarrollo de esta forma social. Así el objeto, útil en su forma natural, gracias al crecimiento del in- tercambio irá desarrollando esa propiedad social de ser valor, desde la for- ma más simple del valor, que se expresa en el trueque accidental, hasta la moderna forma de capital, pasando por sus formas básicas de mercancía y dineso. E n esto reside el secreto para una adecuada interpretación de la relación entre la sociedad y la naturaleza en el moderno mundo ca- pitalista. A partir del momento en que los productos del trabajo no son sólo objetos útiles sino valores, dinero, capital, la naturaleza ya no es sólo fuente de materia que transformada satisface necesidades naturales del hombre, sino soporte material de ese valor, sea dinero o capital. De aquí en más el metabolismo sociedad —naturaleza estará subordinado y regula- do por la dinámica que rige al movimiento de esta categoría social que es la acumulación del capital. Así se dio un doble movimiento. A la vez que la capacidad producti- va del trabajo social se fue desarrollando y la sociedad se fue emancipan- do cada vez más de sus determinantes naturales pasando a regir su movi- miento por determinantes sociales, a través de los diferentes modos pro- ductivos, las formas del valor fueron evolucionando hasta lograr, primero, su forma social a u t ó n o m a con el dinero y, luego, la subordinación de la sociedad y su movimiento con el capital. Así la naturaleza pasó, de ser el factor absoluto en la determinación de todo lo que existe, a relativizar su influencia en la conducta histórico social de los hombres, hasta subsumirse junto con los aspectos naturales de la sociabilidad humana, al nuevo rey de la creación: el valor hecho capital. Este doble movimiento podemos leerlo en la historia a través de la oposición y lucha entre el valor de uso y el valor. Para ello, precisemos el concepto de valor de uso . Designamos así a la propiedad que tienen los objetos de satisfacer necesidades humanas, de ser útiles por sus propieda- des naturales. Por ejemplo el maíz es útil como alimento por sus caracte- rísticas naturales que como planta tiene, independiente de la forma social en que fue producido y que adopte como producto. A su vez las necesida- des humanas están determinadas por sus necesidades biológicas, que se desprenden de su naturaleza humana, en lo que incluimos las necesidades mentales e intelectuales, y estas necesidades en esencia han sido y son bá- sicamente las mismas: alimentarse, protegerse de las inclemencias del cli- ma, preservar su vida y la de la especie, o sea reproducirse. Descritas así no difieren en nada de las de cualquier otro animal, y así es.
  • 12. La diferencia no reside en las necesidades básicas, primigéneas, sino en la forma en que el hombre las satisface. L a diferencia está en las caracterís- ticas del trabajo humano que le permitieron construir herramientas, y tra- bajar colectivamente. Es a partir de las características del trabajo, de la ca- pacidad social del mismo y de las formas sociales que asume, como se van conformando las sociedades en los diferentes estadios. Ello hace, a su vez, que las necesidades naturales, básicas del hombre vayan evolucionando y complejizándose en las formas sociales que adoptan, pues a la forma de sa- tisfacer la necesidad se corresponde la forma que adopta la necesidad, has- ta llegar casi a perderse la motivación primigénea que sustenta la comple- ja forma en que se manifestó la necesidad. Veamos esto con un ejemplo. L a necesidad primigénea de ingerir líqui- dos como necesidad biológica era resuelta al principio bebiendo agua de cualquier río, hoy en día la misma necesidad se satisface abriendo el refri- gerador, destapando una botella y bebiendo un refresco. E n el primer caso a la forma natural de la necesidad, se corresponde una forma natural del trabajo y de apropiación, la recolección, y por tanto de satisfacción de la necesidad. En el segundo caso la necesidad básica se encuentra transmuta- da por la propia respuesta, la producción industrial lleva refrigeradores y bebidas embotelladas a los hogares, la vida se da en centros urbanos, el tra- bajo tiene la forma social de asalariado, la respuesta a la necesidad y la ne- cesidad misma son mediadas por todo el proceso social de producción. Las formas naturales existen subordinadas a las formas sociales, el metabolismo entre la naturaleza y el hombre natural se encuentra subordinado al proce- so social. Habíamos visto que el producto del trabajo existió únicamente bajo su forma natural de ser simple portador de cualidades que satisfacen necesi- dades humanas. Bajo esa forma de valor de uso era producido, apropiado y directamente consumido. A l generarse un excedente, una parte reducida del mismo, en las sociedades primitivas, podía cambiarse por otras en base al trueque. Pero la reproducción del trabajo y las condiciones para el mis- mo (semillas, herramientas, etc) se hacía directamente a través de su forma natural, del valor de uso de los productos. Los esclavos producían sus pro- pios alimentos construían su vivienda, tejían sus ropas, construían las he- rramientas y generaban el producto que era apropiado por el amo. E l co- mercio y el intercambio de valores era prescindible para la reproducción del mecanismo social productivo. E n la sociedad feudal del trabajo rural del siervo se obtenían los principales medios de consumo y de trabajo con los que este reproducía sus energías gastadas, con lo que se reponían las semillas y aperos utilizados y de donde salía el excedente que sostenía la estructura piramidal del régimen feudal. E l comercio se desarrolló por fuera de la unidad productiva que era el señorío, la forma que adoptaba el producto del trabajo dentro del mecanismo de reproducción social seguía siendo aún su forma natural de valor de uso. E l valor o valor de cambio aparecía en el comercio, era predominantemente una relación entre los propietarios privados del excedente. En la sociedad capitalista, la reproducción se encuentra mediada por el
  • 13. intercambio. E l producto del trabajo sólo existe como mercancía, es decir como portador simultáneo de valor de uso y de valor, como una unidad contradictoria entre su forma natural y la forma social que a d o p t ó , de ma- nera generalizada, en esta forma particular de producir que es la sociedad capitalista. DI) Sociedad y naturaleza en el capitalismo: Con el desarrollo de la sociedad mercantil y del capitalismo, la produc- ción y reproducción social pasa a ser mediada por el intercambio mercan- til. Los obreros producen los artículos y reciben a cambio un salario con el que deberán comprar los alimentos, la ropa, etc, todo lo necesario para re- poner las energías gastadas y las de su familia, o sea que para reproducir su capacidad de trabajo, para reproducirse a sí mismo el trabajador necesita del intercambio mercantil. L a estructura social determina que la producción esté mediada por el intercambio, la mercancía es la forma con que se inicia el proceso productivo y con la que termina, ya no se producen valores de uso para satisfacer directamente las necesidades humanas, sino que el obje- tivo pasa a ser el valor mercantil, el dinero. Se producen valores de cambio para obtener más valores de cambio. E n los orígenes de la era mercantil, a los comerciantes les interesaba vender caro y comprar barato para enriquecerse, a través del comercio se apropiaban del excedente social independientemente de la forma de pro- ducción en que ese excedente era generado. L a producción capitalista va más allá pues su fin es la producción de ese excedente que se apropia en el mismo acto de la producción, el excedente toma a q u í la forma de nue- vo valor, de plusvalor. L a plusvalía o plusvalor generado socialmente perte- nece íntegro a la clase de los propietarios y a través de la disputa entre ellos, de la competencia por ese excedente, es apropiado bajo la forma de ganancia privada por el capitalista individual. Así, la producción en la sociedad capitalista tiene por único fin la producción de ganancia para los propietarios, el hecho de que para poder obtener esa ganancia se tengan que producir objetos útiles, valores de uso, está determinado por la necesidad de venderlos pues si son inútiles nadie las compra. Y deben venderse para convertir el valor contenido en la forma de objeto-mercancía en dinero, pues así es apropiado y convertido nue- vamente en más capital productivo. Es esta forma particular de la sociedad capitalista de generar la riqueza y de ser apropiada por los capitalistas, lo que conlleva intrínsecamente la necesidad de realizar ese proceso en cada vez una mayor escala, una producción más grande, un intercambio más grande y un consumo más grande, esto lleva a la producción industrial en gran escala como respuesta técnica a esa necesidad del capital de acrecen- tarse cada vez más. Es evidente entonces que al modificarse con el adveni- miento del capitalismo, la forma social de producir, la forma que adopta la riqueza y el excedente, se afecta directamente la relación básica, metabóli- ca, entre sociedad y naturaleza, pues, al ser ahora la naturaleza no ya un simple soporte material de cualidades útiles al hombre, sino un soporte
  • 14. material de esa categoría social ahora generalizado a todos los ámbitos, que se adhiere a todos los productos del trabajo humano: el valor. L a naturale- za es ahora materia prima del valor desde el momento en que existe la posi- bilidad latente de ser apropiada. Así, la naturaleza ve cambiar su papel en la sociedad. L a tierra que his- tóricamente ha sido el principal objeto de trabajo y medio de producción, que en un principio sólo era el espacio en cual los hombres realizaban sus actividades y de quien recibían sus productos; fue apropiándose en forma territorial por diferentes asentamientos al desarrollarse la agricultura, fue delimitada nacionalmente y totalmente apropiada en forma privada al ser sus productos convertidos en objetos de valor. Así con la apropiación ca- pitalista, el monopolio que ejerce la clase propietaria de tierras, le permite exigir un pago por las virtudes naturales de esa tierra que poseen en for- ma privada, dando origen a la renta capitalista de la tierra. Y así como con la tierra, con el petróleo, los minerales, y con todos los llamados recursos naturales, pues en la medida en que son la base material, el cuerpo sobre el que se objetiviza el trabajo, la materia prima del valor, la apropiación pri- vada de la naturaleza pasa a ser fuente de enriquecimiento privado para su propietario. Pero, además, en tanto es poseedora del material necesario para toda corporización de la riqueza, la transformación de la naturaleza en gran escala a que se llegó con la producción industrial está en función de valorizar el capital, de aumentar la escala de reproducción de ese capital, de incrementar la acumulación de capitales en manos de los capitalistas. Así los propietarios de la naturaleza y de las herramientas, disponen a su voluntad de los factores objetivos de la producción y al comprar la capa- cidad de trabajo por un salario, pasan a disponer del proceso productivo y del total del producto generado. De ese modo disponen cuánto debe pro- ducirse y qué debe producirse, con la única restricción de que deben poder vender su producto, para reiniciar el proceso. Sin embargo, aunque pareciera lo contrario, los capitalistas no contro- lan totalmente el proceso económico. Cada uno de ellos controla y dirige su propiedad, el estado puede orientar y estimular determinadas activida- des, pero en última instancia cada capitalista se ve obligado a actuar de acuerdo a lo que el proceso de valorización de su capital le ordena, esto es, debe tratar de obtener el m á x i m o de ganancia posible, so pena de ser elimi- nado por otros capitalistas que luchan y compiten contra él, y esto sucede aún en las ramas altamente monopolizadas. O sea que el capitalista no es más que un sirviente de su propiedad. Claro que un sirviente privilegiado pues los trabajadores, explotados por el capital, no gozan de los mismos be- neficios que un capitalista. Pero lo que interesa es retomar el planteo de hace unos momentos acer- ca de quién maneja la sociedad, quien puede tomar desiciones sobre la ac- ción que la producción realiza sobre la naturaleza. Los obreros, que venden todos los días su capacidad de trabajo a cambio de un salario con el que van a comprar los elementos mínimos de subsistencia, son dispuestos por la vo- luntad privada del capitalista en el proceso productivo al igual que si fuera una máquina o un insumo. Bajo la forma de trabajo asalariado las funciones
  • 15. creativas del trabajo, la dirección y control del mismo son funciones del capital y se asumen como tales. E l obrero fabril moderno sólo realiza una tarea muy sencilla del complejo proceso de trabajo para la realización de un producto cualquiera, el alto grado de división y especialización del tra- bajo lleva a que sólo en los niveles jerárquicos de la estructura laboral, se puedan tomar decisiones y se conozca realmente el proceso productivo en su conjunto. E l trabajo, privado así de lo que vimos era su característica humana, se deshumaniza, se desnaturaliza. L a producción capitalista no sólo subvierte la naturaleza de los objetos al volverlos simples agentes del valor, no sólo subvierte la relación entre la naturaleza humana y el medio físico sino que también subvierte la capacidad humana de transcender hacia el objeto y apropiarse del mismo con el trabajo. E l trabajo del obrero mo- derno es repetición mecánica de movimientos simples, y tiene enajenado en el capital el aspecto creativo, el aspecto humano del trabajo. E n el capitalismo los objetos producidos por la sociedad, portadores del valor, en tanto son aceptados socialmente como valor de cambio, co- mo capital, gobiernan la voluntad de los hombres y sus acciones, ya del ca- pitalista, ya del obrero. Así la sociedad portadora hoy de una inmensa ca- pacidad transformadora, de una inmensa capacidad de trabajo, se ve im- potente para decidir sobre que hacer con esa capacidad, se encuentra atra- pada en la trama social que ha creado. Unos, los propietarios porque creen disponer de la sociedad al gozar de privilegios que obtienen con el dinero; otros, los trabajadores porque carentes de recursos se ven obligados a ven- der su capacidad creativa cotidianamente para seguir viviendo, para seguir subsistiendo. A q u í vamos a detenernos un poco para señalar algunos aspec- tos que pueden ayudar a comprender la complejidad y trascendencia de la forma social de valor que adopta el trabajo. Cuando hablamos de valor ha- cemos referencia a una forma social que prioriza al aspecto cuantitativo del trabajo contenido en el producto, es expresión de una relación de propie- dad privada del trabajo al que le interesa la magnitud del valor. Esto es, desde el punto de vista del valor, o valor de cambio, lo que le interesa al propietario privado de ese objeto con valor o, también podemos llamarlo así, de ese simple trabajo humano indiferenciado o abstracto, es la canti- dad que él va a entregar y recibir en cambio. Esta determinación priorita- ria de la cantidad sobre la calidad que nace de la propia estructura social de la sociedad, de su estructura productiva condiciona toda la vida social dentro del capitalismo. Veamos esto un poco más detenidamente. E n la sociedad capitalista, rige un criterio cuantitativista de la utilización del tra- bajo y de la naturaleza a diferencia de las formas anteriores de producción en las que predominaba los aspectos cualitativos, ya que la producción es- taba determinada fundamentalmente por el valor de uso del objeto. L a uti- lidad del objeto está determinado por los aspectos cualitativos de la natu- raleza, por ejemplo si una ropa abriga más o menos, esto sería la cualidad de la misma, está determinado por la naturaleza de la fibra conque está te- jida, algodón o lana, pero también por los aspectos cualitativos del trabajo, abriga más o menos según la trama del tejido sea más abierta o más densa. O sea que la cualidad de abrigar depende prioritariamente del tipo de fibra
  • 16. y de trabajo con que se confeccionó la prenda, mientras que un enfoque que jerarquice el valor, tendrá más en cuenta la cantidad de trabajo conte- nido y la cantidad de materia prima medida por su costo, es decir por la cantidad de trabajo social en general, resultándole secundario las virtudes de la fibra y las particularidades del trabajo. Esto es así pues, en la medida que el objetivo de la producción es la obtención de plusvalor, el propietario de los medios de producción dispo- ne las cosas de modo de obtener ventajas de tipo cuantitativas, más plus- valor y más ganancia; siéndole secundario el que existan necesidades cuali- tativamente prioritarias o productos más aptos, desde el punto de vista del interés social, para satisfacer esas mismas necesidades. Es por esto, que al adueñarse el capital de la producción en los siglos X V I y XVLT se creó la ne- cesidad, y a su vez la posibilidad, de la producción en gran escala, que se dio ese salto histórico que significó el paso de la artesanía a la gran indus- tria. Es esta nueva relación social de producción la que hace posible, y ne- cesaria, esa revolución técnica que se llamó revolución industrial. Fue la nueva forma de la propiedad capitalista, en la que la capacidad de trabajo, o fuerza de trabajo, del hombre se vende como mercancía a la que permi- tió organizar la producción en el taller de modo tal que se fuera posible la utilización de determinados adelantos técnicos. Una vez iniciado este pro- ceso se c o n t i n u ó de modo irreversible y permanente, periódicamente se vuelve necesario para la producción capitalista revolucionar los medios de producción, la escala de la explotación, mejorar las condiciones de la com- petencia y obtener mayor ganancia. Esta situación, básica de la sociedad capitalista tiende a agravarse día a día. E n primer lugar porque existe una ley que actúa tendencialmente, que hace que al crecer la producción y desarrollarse las técnicas productivas, aumente la concentración de capital de modo cada vez más marcado en lo que se llama parte constante del capital y según la economía vulgar bienes de capital, y menos en la parte variable del capital o factor trabajo. Uno de los recursos para aumentar las ganancias, o contrarrestar su caída, es aumentar la escala de la producción y, por diversos factores, tien- de a mejorarse la cuota de ganancia y a compensarse su caída con una ma- yor masa de ganancia. Uno de esos factores está directamente relacionado con el aumento de los recursos naturales puestos en uso. Veamos esto. E n la medida que la naturaleza, fuente de materia en la que se objetiviza el va- lor es gratis, el uso intensivo y extensivo de la naturaleza permite aprove- char mayor cantidad de material gratuito. L a naturaleza fabricó el petróleo con restos orgánicos sometidos a calor y presión durante siglos, el capita- lista no paga el petróleo, al apropiárselo paga lo que cuesta sacarlo de bajo de la tierra, pero no paga a nadie por hacer el petróleo. Por esto, al afán ló- gico del capitalista por obtener más ganancia, se agrega la necesidad histó- rica del sistema de compensar esa caída de la tasa de ganancia con un au- mento en su masa, con un aumento en la escala de la producción y una ca- da vez mayor explotación de los recursos naturales. Por ello dentro de esta lógica cuantitativista que impone la ganancia, para la producción capitalista interesa aumentar la escala de producción y
  • 17. disminuir los costos. Disminuir los costos, en absoluto significa " e c o n o m í a de medios y recursos" para el interés social e histórico, sino que le salga más barato al capitalista individual. Así, una técnica que signifique a la lar- ga un mayor bienestar para la sociedad, ya sea porque mejora las condicio- nes del trabajador o porque entabla una relación con la naturaleza más ar- mónica, será desechada si le resulta más cara que otra, que produce más ganancia, aunque sea en perjuicio del interés colectivo de la sociedad. Así con el capitalismo la forma valor y la determinación cuantitativa de lo social, se imponen de un modo completo, por encima del valor de uso y la determinación cualitativa de lo social, como objetivos de la pro- ducción. Y la naturaleza humana creada por el trabajo y expresada a tra- vés de él, se deshumaniza con el trabajo enajenado al capital. A su vez, el objeto-naturaleza entabla una relación antagónica con el nuevo sujeto de la sociedad: el capital. De este modo culmina toda una etapa de la historia de la humanidad en la que las formas sociales creadas inconcientemente por los hombres rigen su destino por encima de su voluntad colectiva, con las fuerzas productivas creciendo ajenas al control social conciente del hombre, en un espiral ascendente de producción y ganancia sin destino. Sin embargo, ese dominio si bien es general, no es absoluto. L a natu- raleza humana contenida en el trabajo se rebela permanentemente contra la explotación y el trabajo enajenado. L a forma natural del producto del trabajo, el valor de uso, se revela contra el valor. L a cualidad se resiste a someterse a la cantidad. L a forma irracional de la gestión y apropiación privada de la producción hace crisis al entrar en contradicción con la for- ma social de la producción. Y la naturaleza-objeto devuelve al sujeto-capi- tal el trato antagónico e irracional al que es sometida. Así estallan las huel- gas, nacen las crisis de superproducción, se gesta el caso económico en la sociedad y nacen, también así, las crisis ecológicas. IV) Perspectivas: Hacia un enfoque superador de los problemas actuales. Se dice que en el planteamiento del problema está la solución, y efecti- vamente, en la forma en que se enfocan en esta exposición las causas de los problemas de la relación entre la sociedad y la naturaleza, el carácter de los recursos naturales y qué es naturaleza, se infiere directamente hacia dónde debe encaminarse una posible superación de los actuales problemas. Y dejo limitada la respuesta a los problemas actuales ya que es inevitable que, de la nueva relación entre la sociedad y la naturaleza que pueda cons- truirse, surjan otros y tal vez más complejos problemas. Pero con esto no estoy proponiendo una visión de círculo vicioso donde todo, en última ins- tancia, se repite sino una perspectiva de constante evolución histórica de la sociedad en su devenir, a través de formas sociales que superan y contie- nen a la anterior, pero de un movimiento que carece de un fin, de un obje- tivo último a alcanzar. L a propia reproducción de la forma que alcanzó la naturaleza con el hombre, nos impone la necesidad de conservarla y repro- ducirla, tarea cada vez más compleja y difícil que debe resolverse a través de la evolución social y de los imponderables y arbitrarios caminos posibles.
  • 18. El planteamiento del problema propone la necesidad de reubicar la re- lación entre la sociedad y la naturaleza desde el enfoque crítico al valor y al capital como regulador de la vida social, y por ende a las relaciones so- ciales de propiedad capitalista en las que se funda en la actualidad la exis- tencia del valor. Una revisión crítica de esa relación, nos lleva a destacar como predominante el valor de uso, la forma natural del producto del tra- bajo, como base para las relaciones entre los hombres. Encontrar el cami- no que permita replantear las relaciones humanas a través de la utilidad del objeto, significa devolver al trabajo su carácter específico, humano, pro- ductor directo de cosas útiles, cualitativamente determinado, y en función de las necesidades sociales. Este camino conlleva una reubicación de la sociedad con la naturaleza, significa relacionar directamente la sociedad humana en su forma natural con la naturaleza. Significa restablecer la armonía rota con la imposición del valor, con el advenimiento capitalismo, como sujeto del proceso. Pero este retorno a la naturaleza como simple base material para la producción directa de valores de uso, para la satisfacción directa de necesidades socia- les, no significa una vuelta a las formas primitivas en las que la naturaleza era totalmente determinante sino que aprovechando la actual capacidad productiva, revalorizándola y redimensionándola, pueda construirse un orden social más armónico con el orden natural y la propia naturaleza hu- mana. Para ello, tarea que requiere de un proceso de transición, la revalori- zación de las actuales formas y dimensiones productivas existentes deberá hacerse desde la mira de jerarquizar el valor de uso. De prioritar los aspec- tos cualitativos en la existencia humana, en las necesidades sociales y en la actividad productiva por sobre las determinantes cuantitativas de las mismas. Replantear las relaciones sociales de producción implica no sólo modi- ficar la actual estructura de la propiedad, también, necesariamente es la modificación de la estructura de gestión social y política de las formas ca pitalistas autoritarias y verticalistas, que se corresponden con la concentra- ción de la propiedad, hacia formas más democráticas que garanticen una real expresión de los intereses y necesidades sociales en la organización de la producción. Sobre esa base de nuevas relaciones sociales, deberán replantearse las relaciones técnicas de producción. Una sociedad en la que el trabajo no sea objeto de explotación, en laque la naturaleza no sea materia para objetivar valor, la técnica necesariamente deberá modificarse. Pero también es claro que esa nueva técnica surgirá de la experiencia acumulada bajo el capitalis- mo, de la superación crítica y dialéctica a la misma. Ese nuevo orden de construir, que permita a la humanidad superar el actual trance de crisis, cuyo camino se está ya recorriendo, no sólo deberá contemplar, según creo, los aspectos aquí enunciados sino que más allá de ellos creará una nueva racionalidad, en la que estos aspectos estarán expre- sados. A l igual que en los siglos X V I , X V I I y XVIII, en los que la humani- dad, siguiendo los pasos de Europa Occidental rompe con el anciano régi- men feudal y abre una nueva era, en las próximas décadas se avanzará por
  • 19. el camino de la búsqueda de una sociedad en la que la existencia humana se eleve por encima de nuestra realidad de hoy. B I B L I O G R A F I A R E C O M E N D A D A P A R A A M P L I A R E L T E M A : Dialéctica de la Naturaleza. Federico Engels. El Capital. Carlos Marx. El pensamiento filosófico de Federico Engels. Giussepre Prestipinno. Siglo X X I , México. El concepto de naturaleza en Marx. Alfred Schmidt. Siglo X X I , México.